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— Diálogos, ya esté en formato de negrita, cursiva, cursiva-negrita o normal —
«Remembranzas»
{Pensamientos}
[Diálogos de Espíritus] o [Diálogos de Espíritus]

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The Curse Project
Por: Fjola Lovely.

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CAPÍTULO 30
Momento Familiar

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«El manto negro apareció, cubriendo a un radio de mil metros. Entonces como se ha ido acostumbrado, "la magia" hizo su trabajo y la hizo visible…

Bienvenida madre.

Él se giro al sentir su presencia detrás de su persona, hallando a la susodicha descalza con un hermoso kimono que le llega por arriba de los tobillos. Siempre con un color y patrón de diseño distinto de su vestuario fantasmal, siendo está vez de un color blanco, con un estampado en todo el área de las piernas hasta la cintura. Identificándolo como Higan-bana, mejor conocido en la cultura japonesa como "flor del infierno". El floreado del estampado era de varios tonos suaves que iban del rosado y rojo, existiendo un hermoso degradado visual que iba combinado con el Obi de un color violeta rojizo que tenía un patrón de hilo plateado de pequeñas flores blancas.

El peinado solía ser el habitual que le conocía, pero a veces, como en está ocasión. Su rostro estaba un poco mejor despejado al hacerse un medio moño. Dejando caer tal cual cascada su sedoso cabello detrás de sus delicados hombros mientras de su flequillo, dejaba escapar un mechón delgado que se interpone en medio de su cara. Siempre reafirmando su vestuario, esa apariencia relajada y jovial en un toque suave pero elegante.

Una espinita de incomodidad se clavo en el pecho del Onmyōji al verla lucir tan hermosos patrones de diseños de kimonos. Porque cuando el logró subir su status en su primera vida, recordaba que cada vez que le regalaban hermosas telas o él les regalaba esas telas a sus amantes, siempre estaba el sentimiento de desazón de que podría hacer lo mismo hacía su madre. Quién se merecía diez veces más todos esos lujos…

Más nunca fue cumplido, porque ella falleció con mucha anterioridad.

Luces muy hermosa, madre.

Asanoha se rio, cubriendo sus labios con una de sus manos de manera agraciada y delicada. [Gracias cariño. Me aseguraré de darle las felicitaciones de tu parte a la modista.]

Hao alzó una ceja extrañado por el comentario, dado que los propios espíritus de acuerdo a su voluntad como poder de pensamiento e imaginación, pueden cambiar sus apariencias físicas o incluso atuendos. La otra manera sería por obra de un chamán, pero es difícil porque imponer tu voluntad a otro, no es tan simple. Aun si el espíritu es débil, el poder de sus propios sentimientos o pensamientos distorsionara la voluntad del propio chamán. A menos claro, el chamán sea una voluntad inquebrantable y perdure por encima de la voluntad del Espíritu.

Igual le siguió el juego. — También decirle que sea un poco más aplicado en los peinados —Indicó acercándose para extender su mano y tomar entre sus dedos uno de los largos mechones sedosos y traslúcidos color ambarino. — Adornarlo con ornamentos, te quedaría muy bien.

[Lo sé, pero no me gusta estar recargada.]

Cierto. Omite lo que dije, igual todo te luce —Ella se mostró halaga como feliz, formándose una incertidumbre silenciosa en el entorno. Uno que aprovechó él para abordar el tema que le viene hondando desde temprano: — ¿Estás enojada…?

[Por supuesto.]

El adolescente si bien no perdió la sonrisa de póker, se estremeció ante su respuesta tan inmediata. Su madre enojada era lo peor que podías despertar. Él suspiro, resignado a su condena: — Bueno, adelante-…

Más no llegaron cachetadas, ni regaños o llamarlo en un tono enfadado. A cambio, sus palabras fueron interrumpidas cuando sintió la presencia más cerca, a la vez que era envuelto por su perfume a flores lavandas. Siendo la causa al ser abrazado por ella.

[Primero, prefiero abrazarte] Contestó, sintiendo Hao pronto como si una brisa acariciara su cabello. Siendo su madre que pasaba una mano por su cabeza hasta la mitad de su melena. [Siempre espero verte para hacerlo] Le aclaró, estando cargada su voz de una agridulce añoranza, mezclado con alivio de poder finalmente cumplir su capricho. [No todo es regañarte, hijo.]

El adolescente cerró a presión su boca, mientras que sentía como en su interior, justo a la altura de su pecho, algo se removía con la calidez del cariño materno y los ojos comenzaban a picarle como a tornarse nublado. Por lo que cerró los ojos con fuerza, primero muerto antes que llorar. Así que para disimular el manojo de nervios que era en esos momentos, prefirió responder:

Pero madre, ahora me estás regañando —Señaló, no estando del todo erróneo al ella decirle las últimas palabras con un tono de puchero sumiso.

[Es qué eres muy cabezotas, mi pequeño hoja.]

Hao tan sólo se echó a reír por su excusa. Diversión y nostalgia lo invadieron, esas palabras solía ella decírselo mucho de niño, durante sus travesuras infantiles u otras veces por su terquedad. Memorias que tenía olvidadas u opacadas por el día de la tragedia, surgieron con más fuerza junto con la calma y privacidad del silencio. Disfrutando así del momento como calidez…

Haciéndoles creer como si ellos dos, fueran los únicos en el mundo. Ese siempre fue el sueño de él. No le importaba las guerras, pasar frío o hambre, ni los comentarios agrios de los aldeanos o que los niños lo golpearan. Solo le bastaba tener la compañía de su madre y su cariño.

Los tiempos compartidos eran su tesoro y su fuerza… pero fue muy ingenuo.

Madre… ¿No puedes darme una pista?

[La pista como la advertencia, ya se te han dicho. Hijo.]

El castaño frunció el ceño mientras que hacía memoria y Asanoha, como si le leyera la mente a su hijo. Agregó con intención de refrescarle la memoria [Cariño, Zahira te ha estado dando las pistas y la advertencia por estos siete años.]. Con mayor afán, él intento recordar hasta el más mínimo detalle desde que Zahira se mantuvo bajo la identidad enmascarada, pero no hallaba nada relevante…

{Espera. ¿No será…?} Pensaba no muy convencido, al venírsele unos fragmentos de diálogos que lo único que tenían en común es que eran muy repetitivos como si fuera un lavado de cerebro.

«— ¿Ya sabes cuál es tu deseo?»

«— Seguir tu ambición, desconociendo tu sueño, sólo llevara a un resultado nefasto.»

«— Busca en tu pasado, ahí está la respuesta.»

«— ¡Deja de matar…!»

¿Es enserio? ¿Esas son las pistas?

Y la advertencia, cariño —Señaló, separándose lo suficiente de su pequeño para verle a la cara, sin deshacer el abrazo.

Hao llevo una mano a su sien, dándose un pequeño masaje al sentir que le venía una migraña. — ¿Y no pueden darme otra pista? No sé… ¿Menos ambigua, quizás?

[Admiro tu ambición, mi pequeño. Pero no abusemos] Contestó, acariciándole la mejilla de manera gentil con una fresca sonrisa que discernía con la mueca descontenta y refunfuñada del adolescente. [Mi hijo es muy listo, sé que darás con la respuesta.]

Agradezco la confianza, pero eso no ayuda mucho…

[Ten fe. Tan sólo espero que lo hagas antes de que sea tarde.] Comentó, formándose un silencio enigmático entre ambos para luego, de manera gradual, la atmosfera tornarse tensa mientras que Asanoha comenzaba a flotar, alejándose lentamente de su hijo sin perder la jovial sonrisa.

Madre…Aunque su sonrisa era afable y dulce, su aterciopelada voz profunda sonaba tétrica al mismo tiempo que un aura de peligro de un color rojizo lo envolvía. — ¿Hay un plazo límite?

Fufufu~

Asanoha tan solo se limito a reírse, manteniendo su sonrisa de póker, similar a la de su hijo pero con un toque suyo al ser jovial e indulgente. Expresando para cualquiera que la vea a simple vista; una imagen tan benigna, cálida y dulce. Sin embargo, la mueca sombría en el rostro de Hao con ojos muertos de pez, daba a entender que sabía que detrás de esa humilde imagen se ocultaba una realidad más torcida.

Y en efecto, su madre solía siempre poner esa expresión cuando a él le tomaba el pelo. Muchas veces cayó por inocente, como cuando ella lo engañaba para que bebiera sus brebajes nutricionales que sabían horribles y, por tanto, aprendió que al primer indicio de tales intenciones, siempre salía huyendo. Por tal motivo, su madre recurrió a innumerables artimañas para engañarlo y hacer que bebiera sus inventos herbarios. Eso sin mencionar las otras "travesuras" de su astuta madre en la que cayó de niño…

¡Madre!»

Abrió los ojos, hallando primero como panorama el techo del que conforma los pilares del dosel, adornado con las cortinas semi-traslúcidas de un rojo suave. Gradualmente a medida que sus cinco sentidos se iban despertando, junto con el poder del Reishi que le hacía escuchar como sentir las presencias y pensamientos de su entorno; comprendió dónde estaba.

Hoy había tenido un sueño un poco decente de lo habitual. Se incorporó, sentándose y giro a su mano derecha para ver la mesita de noche de dicho lado, hallando el envase sellado de acero inoxidable conteniendo una mezcla de hiervas para infusiones. Uno de los objetos que conformó el regalo de su madre. Extendió su mano y tomó el envase, pensativo.

{¿Es por esto?} Cuestionó no muy convencido. Una simple infusión no podría solucionar sus problemas de insomnio como de la constante tensión muscular que suele tener en sus hombros y cuello por no dormir adecuadamente. ¿Quizás… un hechizo? Entonces recordó que la vez que Zahira se quedo a dormir por su desconfianza a la condición de Opacho, a la mañana siguiente, existía cuando se marchó, un débil aroma a lavanda en su dormitorio…

…Justo como aquella vez, en el pasado en su recorrido por Italia…

A continuación, toda reflexión del Onmyōji fue interrumpida al sentir un abrupto incremento hostil de furyoku, el cual identifico como el de sus estúpidos descendientes y a la vez con los que comparte parentesco por obvias razones. No obstante, lo que le llamo la atención fue de hecho otro furyoku, uno denso que se mantenía como un estanque de agua. Quieto pero fluido, cargada de una hostil sensación siniestra e intensa.

{Señor Hao…}

— Pasa Opacho —Invitó, mientras que se levantaba de la cama y trayendo consigo la sábana que usó para arroparse para ahora usarla como una falda provisional, al rodearla a la altura de su pelvis y hacerle un nudo decente que se sostenga por sí solo.

Todo con el propósito de no mostrarle su desnudez a la niña. No es como si ya no lo fuera visto desnudo, ya que él se encargaba de atenderla y bañarla, soliendo hacerlo juntos. Por lo que no es nada extraño, ya que fue el encargado principalmente en limpiarle el pañal a una Opacho bebé. Con sus poderes como condición física, nadie más que él, podía y sabía cómo lidiar con ella en su estado tan delicado que pendía de un hilo su sobrevivencia.

Sin embargo, si bien la curiosidad e inocencia de un niño es su encanto natural. También es un peligro… y es que a veces Opacho hacía unos comentarios tan fuera de lugar con los cuales, lo acorralaban al no saber cómo responderle o zafarse de ello.

Como la vez que le cuestionó luego de un tiempo al bañarse juntos; "Si él era un animal y por qué tiene la cola delante, en lugar de atrás", así como cuestionarle "porqué sus partes íntimas no eran iguales, si ambos son chamanes". Eran preguntas comunes en sus inicios de la infancia, pero a Hao lo dejaba en una tarea compleja ya que su experiencia de enseñanza, se ha limitado es en el chamanismo entre otros temas profundos sobre la vida misma.

Y sus hijos de sus vidas pasadas, por lo general fueron criados por sus respectivas madres como por las sirvientas. En cuanto a su vida como Pache, si bien no había sirvientes de por medio, la tarea de crianza sobre su primogénita fue mayormente abarcado por su esposa de aquel entonces, quién se encargó de aclararle esas dudas sobre el cuerpo, como entre otros temas relacionados con las obvias diferencias fisiológicas de géneros.

El mayor dilema, es que el interrogatorio no acababa con responder la primera pregunta. Al contrario, retroalimentaba la curiosidad infantil y la hacía eterna.

— ¡Qué grosero, Señor Hao! —Protestó la niña que hace ya un buen rato había ingresado al dormitorio y ahora le miraba con una graciosa pero tierna cara de puchero al tener inflada sus cachetes regordetes por la grasa de bebé. — ¡Opacho ya aprendió que no se le llama cola lo que le cuelga! Sino pe…

— ¡Buenos días, Opacho! —Le interrumpió un tanto apresurado. Porque algo que detestaba Hao, era escuchar a la pequeña chamana en su tierna edad, mencionar términos tan feos con tan adorable voz. No, no, él quiere que crezca en una mujer fuerte e inteligente pero que disfrute su etapa de niñez que todavía logra preservar su mente pura. — ¿A qué se debe tan temprano tu presencia?

— ¡Buenos días, Señor Hao! —Saludó olvidando su anterior charla para alivio del milenario chamán. — Estoy a cargo de despertarlo, porque Luchist fue a encargarse de los invitados no deseados.

Hao sonrió de manera maliciosa, mientras se sostenía con una mano el mentón de manera pensativa.

— Puedo verlo, ¿Pero me pregunto de quién se encargará realmente…?

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— ¡ZAHIRA…!

— ¡MICKEY!

Un llamado preocupado provino de ambos bandos, siendo Keiko e Yoh quienes simultáneamente gritaron al ver como después de unas palabras de Zahira, Mikihisa actuó hostil y se propuso atacarla. O mejor dicha a matarla.

Más no pudo, Zahira no era débil y repelió el ataque que venía imbuido de una peligrosa cantidad de Furyoku. Como si no fuera suficiente, Kochō capturo a Mikihisa antes de que retrocediera y marcara una distancia segura, haciendo que sombras emergieran del suelo y en formas como de tentáculos atraparon el brazo extendido que contenía el ataque. Mismos tentáculos oscuros que estrujaron la muñeca masculina tal como una anaconda. Haciendo un sonoro crujido por el bosque, seguido de una salpicadura de sangre.

Esa fue mi advertencia.

— ¡Zai no…!

Yoh hizo el ademán de acercarse a su padre, pero la chamana lo freno al sostenerle el brazo. El castaño iba a protestar y liberarse del agarre, pero algo en el semblante serio de Zai como en su mirada le hizo calmarse y analizar mejor la situación. Por otra parte, Keiko si se aproximo para ver su herida, estando la muñeca torcida de una manera como si lo fueran girado en sentido de las agujas del reloj y sobre su propio eje como si fuera un juguete de cuerda. Una visión bastante antinatural.

En cuanto del lado del Equipo Ren, se tuvieron que abstener de participar o siquiera a auxiliar. Porque Ren quién era observador, detallo la interacción entre Zai e Yoh como el cambio de actitud del último. Motivo de porqué freno pronto tanto a HoroHoro y a Chocolove. Gracias a la continua convivencia entre los tres, captaron que se estarían perdiendo de algo elemental si intervenían a la ligera.

— ¡Yoh, ven acá! ¡Es peligroso que estés con ella…! —Ordenó autoritaria Keiko mientras que con un trozo de tela que, desgarro Mikihisa con su brazo bueno, la manga manchada de sangre; hacía un torniquete para detener el sangrado que brotaba de la piel que se desgarró ante la torcedura.

— Creo que más peligroso es el hombre a tu lado que recurre a la violencia a la primera ¿No te parece, Keiko? —La aludida negó e iba a protestar, pero Zai la interrumpió al agregar con malicia sátira: — Ah, ¿Pero qué puedo esperar de una mujer que opta matar a sus propios hijos al apenas nacer o adopta a una niña para usarla como una herramie-…?

Las palabras de la joven chamana de ojos plateados, fue interrumpido por un proyectil serle arrojado a la altura de la cara. Por suerte, con los buenos reflejos lo esquivo al ladear su cabeza a un lado mientras que el proyectil pasaba a escasos centímetros de su cara sin alcanzar infligirle daño. Mismo proyectil que se frenó al chocar con un árbol y quedarse clavado a la vez que se agrietaba, identificándose como un bastón.

Tch. Era mi bastón favorito —El momento anti-climático fue roto con el comentario, viniendo de Kino disgustada. Incrementando aun más la estupefacción de los que desconocían su fuerza, siendo los adolescentes mientras que los que fueron víctimas del mal genio como los bastonazos de la anciana (entiéndase el resto de los Asakura), tragaron en seco. — Bueno… —Suspiró, aceptando la pérdida de su bastón y se enderezó mientras enlazaba sus manos, detrás de su espalda. — Mocosa, agradecería que dejarás fuera de tu acritud a mi hija. Las decisiones de aquel día, fueron meramente mías por las circunstancias.

¿Circunstancias, eh? —Repitió, en total calma con ironía agregó: — ¿Esa es tú justificación? ¿Pero cuál de todas ellas? Las intenciones de matarme por ser un obstáculo en sus planes para manipular a Anna a su antojo o dejarme moribunda como cebo en aquella montaña mientras que ustedes huían cobardemente con Anna inconsciente, ignorando como espíritus malignos se hacían un festín de .

Está potente el asunto —Susurró Chocolove a su equipo, un poco boquiabierto con las revelaciones de la familia Asakura. Quienes diferían mucho del temperamento pacifico de Yoh, quién prefiere abstenerse a cualquier confrontación, aún más si es innecesaria.

Sin embargo, tanto Horo como Ren no estaban muy sorprendidos. Las familias de los chamanes suelen tener disciplinas bastante estrictas dado a su cruda percepción entre la vida y la muerte, incluso rayando hasta lo insensible. Horo sufrió la constante presión de su status como responsabilidad de ser el próximo "líder" tanto de su padre como de la tribu ainu y aunque aprendió a acoplarse a tales duras reglas hasta… que perdió algo valioso. Por eso, desde entonces con las directrices enseñadas de su crianza junto sus objetivos, busca hallar un equilibrio donde él no tenga que perder algo importante.

En el caso del joven Tao, tiene un historial como antecedentes bastante ennegrecidos desde tiempos antiguos bajo una red de mafia, amasando un poder económico como político e igualmente en el chamanismo. Su familia le inculco con crueldad sobre la vida, pero a la vez lo sobreprotegieron de una manera muy cínica como sangrienta a base de mentiras. Ignorando que en el proceso de la formación tan violenta, en lugar de ayudarlo a fortalecerse, lo empeoraron y se manifestó cuando Ren no pudo superar la primera valla. Siendo Yoh Asakura donde todo empezó a ir de mal a peor… y por ello, ahora busca experimentar del mundo por sí mismo para fortalecerse como a la vez hallar la paz y libertad como la que observó en su perezoso rival, Yoh.

— ¿Por qué tan resentida, jovencita? —Intervino Yohmei finalmente, quién no ha ignorado la breve interacción entre su nieto y la joven que, en su momento, Kino le contó. — ¿Después de todo, no sigues viva? Y sobre Anna, gracias a nuestra intervención, ha crecido en un ambiente seguro como también cubriendo con todas sus necesidades.

— Maravillosa manera de minimizar la crueldad de tu esposa e hija ¿Pero yo resentida? Eso es divertido —La atmosfera se condenso y se tornó aun más helada como pesada para los demás. — ¿Si lo fuera como tú dices, crees que estarías aquí vivo siquie-?

— ¡BASTA ZAI!

Un potente grito por parte de Yoh, la interrumpió (Otra vez) y a la vez sosteniéndole del brazo. Zahira estuvo tentada de lanzarle un puñetazo ante el potente grito a dos pasos de su persona como de su oreja. No era sorda, maldición. Igual, mantuvo la compostura y giró a verlo, cruzando su turbia como vacía mirada con la castaña que se la mantenía, expresando determinación.

— Dejemos esto y va-…

¿Eres lo suficiente consciente de tu entorno? —Ante la mirada apremiante del castaño, continuó en un tono tan calmado y suave que daba escalofríos: — Te di mi palabra que no mataría a tu familia, pero también te aclaré que si ellos buscan atentar contra nosotros por cualquier medio, no me quedaría quieta. Y como has visto, a menos que hayas heredado del cinismo inmoral de tus parientes,… —Los aludidos mostraron una cara descontenta ante el insulto entre líneas. — Ellos fueron los que empezaron con la provocación.

El mensaje era claro, o él frenaba a su familia o Zahira lo haría sin consideración alguna.

— ¡Eso es porqué tu empezaste a decirle esos comentarios maliciosos a Keiko! —Protestó vehemente Mikihisa, quién suele ser muy pacifico pero cuando ofenden a su esposa, surge su carácter protector.

— ¿Solo por mencionar la verdad sobre un pasado que incluso tu suegra acaba de confirmar de haber actuado mal? —Bufó con desdén. — Creo que Hao no solo quemó tú cara aquel día.

— ¡Tú…!

— ¡Mickey, no te muevas!

En cuanto a Yoh, quién pensaba sobre como calmar la situación lo más pacifico posible. La hostilidad de su padre, la indiferencia y presión del resto de sus familiares, más Zahira que le echaba gasolina, no leña, GASOLINA a la situación. Eso sin mencionar qué…

— Qué patético.

Una risa mórbida junto una voz en un tono suave pero petulante, se hizo escuchar en medio de la disputa entre los Asakura y Zai. Yoh, quién logró escucharlo giró hacía el dueño de dicha voz, siendo nada más que Ren Tao, quién le sonreía con esa autosuficiencia arrogante. Típica en su persona.

— Creí que eras algo, luego de vencerme esa vez pero resultaste ser un inepto que ni siquiera puede lidiar con su propia familia.

— Oi, oi, oi —Pronunció Horo con un marcado acento de Hokkaido. —…Este no es momento para tus monólogos de complejo de niño mimado.

Chocolove asintió para luego agregar en un tono serio. — Pero si para un chiste… ¿Qué le dijo-?

— ¡MENOS! —Chistó el Ainu, abanicando el viento con una mano.

¡AY, ESTE NO ES MOMENTO PARA SUS OCURRENCIAS! —Intervino histérico Manta, explotando de una manera exageradamente cómica.

Mientras que los Asakura mayores miraban con algo de desaprobación la actitud de los adolescentes revoltosos. Yoh observó algo más y fue que capto entre líneas la intervención de Ren como sus palabras. Fue el impulsor para poder aclarar su mente como a la vez enfocarse en su objetivo.

Decidió que hoy conocería a su hermano y nada ni nadie lo va a detener. Justo por eso se tomó su tiempo para pensar sobre Hao, siempre llegando a la misma conclusión. Sabía que se estaba metiendo en un terreno fangoso, más no le importaba porque al tomar la decisión, ya estaba preparado para las consecuencias que desencadenaría…

Exhaló e Inhaló, para luego reírse y con su relajada sonrisa habitual, decir las siguientes palabras a sus familiares:

Mamá, quiero conocer a mi hermano mayor —El tono con que lo decía, era tan calmado que minimizaba la alarma del contexto de su revelación. — Ya lo decidí. Así que no me iré con ustedes.

Un silencio sepulcral domino en el entorno, Keiko reflejaba una expresión de impacto a comparación del resto de los Asakura. La atmosfera que hace unos segundos estaba tan tensa, ahora solo podía sentirse una frívola incertidumbre.

— ¿…Estás consciente de lo que estás diciendo? —Cuestionó Kino, siendo la primera en tomar la palabra con un tono como rostro imperturbable.

— Lo estoy.

Mickey encorvado que comenzó a cabecear en negativa, protestó cansado: — Yoh. Eres demasiado confiado. Asakura Hao es peligroso ¡Él te busca para recuperar su alma faltante!

— Lo entiendo. Igual lo sabré, una vez que lo conozca.

El apasionado aficionado en escalar en montañas, suspiró con mayor fuerza. — Padre, Madre, discúlpenme. Mi tonto hijo no sabe lo que está diciendo, por favor no lo culpen.

Por primera vez, la expresión calmada del perezoso adolescente vaciló al fruncirse un poco las cejas y en un tono más contundente, objetó:

— Si sé-…

¡No lo sabes! —Interrumpió la anciana en un tono severo. — Sólo tienes dos opciones ante ese hombre. Es absorber tu alma y volverse más fuerte para cumplir sus objetivos malignos o matarte si no puede beneficiarse de ti.

— ¿…Quizás es por qué eres su mitad?

La voz de Keiko se hizo escuchar, siendo un inesperado balde de agua fría para Yoh quien se estremeció al ver como el rostro de su madre que yacía oculto en una cortina de cabello castaño, al alzar la mirada del suelo para verlo, su expresión era desencajada con un reflejo delirante bailando en sus ojos con una torcida sonrisa errática de incredulidad.

— Ah, entiendo —Se llevó las manos al pecho, expresando alivio. — Nunca conocí un caso de un alma dividida, pero es una causa de fuerza mayor que te lleva a esa insistencia por conocerlo ¿No es así, cariño?

Ahora era el turno de los demás mirar con los ojos abiertos a la mujer, sin poder creer que fuera dicho un comentario tan fuera de lugar y de por si tan cruel. Porque sus palabras justamente estaban minimizando la existencia de Yoh, así como su propia personalidad y esencia al calificarlo como si fuera una mera extensión de Hao, quién resultaría ser el "verdadero dueño original y real".

— No es tu culpa nacer con ese defecto —El castaño tan hizo el ademan de hablar, pero de sus labios no pronunció palabra alguna. Se le notaba tenso mientras que una sombra se proyectaba a la altura de los ojos. — Pero es por tu bien tenerte alejado, ya que te puede influenciar

En otras palabras, según la conclusión de Keiko, da a entender que Asakura Yoh como individuo no posee autonomía ni identidad por si mismo porqué es una fracción, una copia.

{Eso… no…} Pensó Manta, el repentino frío que sentía mientras que observaba como Yoh se encorvaba cabizbajo con cada palabra ante su madre, se iba sosegando ante una repentina ola de impotencia y frustración.

«En horas del atardecer, de regreso a Funbari Onsen luego de unas atareadas clases académicas en el instituto. Yoh y Manta caminaban uno al lado del otro, el castaño avanzaba a un ritmo lento para que el pequeño Oyamada pueda seguirle sin cansarse o corretear.

Oye Yoh, ¿Cuándo seas Shaman King qué harás?

No lo sé, sólo…

Un silencio inesperado se formó, por lo que el pequeño alzó su mirada para ver el rostro de su amigo en busca del motivo de su silencio. Observando que por algún motivo, a pesar de tener una expresión calmada con una ligera sonrisa, en sus ojos se reflejaba cierta tristeza…

¿Uh?

Quiero vivir tranquilamente.

¿Por qué de repente, tenía el presentimiento que en esa oración se ocultaba algo más? A veces Manta sentía que de alguna manera, su amigo quién parece estar en su propia burbuja y es tan opuesto a él, de hecho tenían más cosas en común. Ambos tenían sus respectivas familias, pero era como si no la tuvieran y como si no fuera suficiente, a veces se sentían presionados al tener que cumplir con los estándares de sus familiares o incluso de su entorno.

La única diferencia es que él lucha por encajar pero Yoh no, al contrario se muestra indiferente… O eso es lo que creé ¿Y qué tal si bajo esa actitud perezosa, es una defensa para ocultar sus preocupaciones…?

No pido mucho. Sólo quiero dormir y escuchar mi música favorita —Dijo finalmente riéndose mientras se encogía de hombros con florecitas rosas a su alrededor, desapareciendo toda tristeza en los ojos castaños. Y en cuanto Manta, besó el pavimento al sentir que le tomaron el pelo, preocupándose por nada.

¡Argh! ¡Te pasas de vago! —Le protestó, golpeándole las piernas con la libreta que cargaba en su mano. Golpe que no resintió el castaño que no sabía si reírse por lo chistoso que se veía Manta, que parecía una Señora histérica (solo le faltaba el vestido y un cargado maquillaje). — ¡Estamos hablando de algo serio!

El castaño tan solo se reía, como un niño luego de haber cumplido una pequeña broma inofensiva. — Ya veremos, lo que tenga que pasar… pasará.»

— No quiero que andes matando a gente inocente por culpa de él.

Manta empuño las manos, sintiendo que su sangre comenzaba a pasar a un estado de ebullición. Esa es la mentira más grande, cualquiera que conozca a Yoh, sabría como mínimo que ni mataría una hormiga. Y era literal.

«En un parque que mostraba un avanzado estado Otoñal, bajo un árbol y sobre una manta, estaba Yoh junto con Manta y Anna. Los tres teniendo un picnic por un repentino capricho de la Itako. Originalmente, iba a ser una cita entre la pareja adolescente, pero como Anna tenía unos caprichos lujosos de comida, invitó (obligó) que se le uniera el pequeño Oyamada quien costearía dichos caprichos.

Y si bien, Manta estaba tentado de negarse por ser tratado como billetera por la interesada de Kyoyama. No pudo evitar ceder, ya que al final pasar tiempo con Yoh siempre la diversión estaría garantizada a diferencia de sus sobrecargadas y tediosas clases académicas autoimpuestas por sus padres.

¡Mmmm~! El clima está perfecto para una siesta.

Manta se rio por el comentario habitual de Yoh, quién apenas al poner el mantel, de una se puso cómodo. Echándose tal cual un gato perezoso a dormir. En cuanto Anna, pronto comenzó a desempacar todos los platillos comprados mientras que con una expresión sería, parecía estar mentalizándose en el orden en que los comería.

Pero antes comamos… —Manta hizo el ademán de agarrar un ponqué que tenía una cubierta de chocolate con maní triturado. — ¡Auch!

Ese es mío.

Indicó Anna, Manta sobándose la mano que sufrió del pequeño manotazo de la rubia, no supo de dónde sacó la valentía pero le miró ceñudo, manteniendo una lucha de miradas con la rubia. En cuanto Yoh, se río divertido por la infantil lucha entre su prometida y su mejor amigo.

A Anna le encanta los dulces de chocolate —Le explicó a Manta, como excusándose en su lugar por la aludida y a la vez, explicando por su repentino comportamiento. — Es su debilidad, así que mejor evítalos ¡Ah! Y los de manzana, también.

En cuanto Kyoyama le dedicó una mirada enfurruñada al castaño mientras que sus mejillas se teñían de un suave sonrojo. Parecía que de manera silenciosa le estaba recriminando por sentirse expuesta.

Tch. Ten —Comentó, extendiéndole una pequeña tarta de melocotón y cremas con una cubierta acaramelada de almíbar. — ¡Y tú, deja de reírte! —Le regañó, extendiéndole un pequeño bizcocho relleno de dulce de leche con almendras trituradas. Justo acorde del gusto de Yoh, quién lo acepto con una sonrisa entre cómplice y pícara para el puchero de la Itako que su rubor en las mejillas se tornó más rojo.

En cuanto Manta, un tanto incómodo y avergonzado al sentirse sobrante en la acaramelada atmosfera; ignoró el momento cómplice como a la vez coqueto entre la pareja, teniendo sus ojos enfocado en su tarta de melocotón como si fuera lo más interesante del mundo.

Luego de unos minutos, la pareja adolescente salió de la burbuja y volvieron a su habitual dinámica entre los tres. Teniendo esporádicas charlas o a veces sumergiéndose en un agradable silencio, acompañado con los sonidos silvestres del parque al escuchar las aves y otros pequeños animales que residen por el lugar.

Oyamada se sentía dichoso como a la vez libre, una vez más no arrepintiéndose de haber decidido salir o de lo contrario, estaría yendo de un plantel educativo a otro, enterrado entre libros o asistiendo a clases de música, etc., etc.

¡Yoh, termínate de comer el dulce!

El pequeñín se sobresalto ante el regaño y giró a ver la disputa, observando como Yoh que yacía acostado de lado, cabeceaba medio dormido con la cuchara desechable en la mano y a un lado, a la altura del pecho, estaba un trozo de dos bocados del postre que pronto ya estaba siendo invadido por varías hormigas.

¡Aish! A este paso, estaremos minados de hormigas —Se quejó Anna. Recogiendo los dos empaques de comida sin todavía destapar para comer.

Bueno, tan sólo vamos espantarlas… —Sugirió Manta, ya dispuesto a cumplir con su plan. Pero otra mano se interpuso.

Déjalas. Igual ya estoy lleno —Anna pronto lo miró molesta, como si sospechara su mentira y le recriminara el desperdicio de tan buen postre pastelero. — Prometo que me encargaré —Le dijo a ella, quién asintió y apresurándolo con la mirada. En cuanto al castaño, con cuidado; agarro el plato de su dulce, asegurándose que ni una sola hormiga quedara por fuera y se las llevó a un lugar seguro donde las hormigas no serían molestadas durante su propio festín ni tampoco lo incomodarían a ellos.

¿Qué esperas? no te quedes ahí. Limpia.

¡¿Y TÚ QUÉ?! —Ante la afilada mirada ambarina, Manta comenzó de manera diligente a limpiar todo residuo de comida en el lienzo mientras que Anna resguardaba la canasta donde contenía los platillos que falta por comer. — Listo. ¿Contenta?

La Itako inspeccionó el lienzo totalmente sacudido lejos y extendido nuevamente sobre el pasto. Asintió en manera de aprobación, sin cumplidos ni felicitaciones. A cambio volvió a sentarse sobre el mantel, mientras que Manta contaba hasta veinte para controlar el enojo por la grosera actitud mandona de la chica.

Por cierto. ¿Todos los chamanes son así?

Anna quién tenía una expresión aburrida, giró a ver al pequeño quien prefirió entablar una amena charla que sumergirse a un incómodo silencio entre los dos.

¿Cómo así?

Bueno… ¿Cuidar de todo ser vivo del planeta? —Al ver que ella alzó una ceja con una expresión apremiante e incrédula. Se explicó: — Es que lo común sería alejar las hormigas, incluso hasta matarlas por ser un estorbo en un picnic.

Ah. No lo creo, pero Yoh a su manera es especial —Comentó con cierto orgullo, como si fanfarroneara las cualidades de su pareja. Dándole cierto aire lindo e infantil, a pesar de su mal genio. — Ya lo has visto. Ese idiota cursi, ve que todos vinieron al mundo por un motivo y un porqué, por tanto cada existencia es valiosa.

Oh… eso, es muy genial —Indicó Manta con admiración, sintiendo que de pronto, el mundo era maravilloso y con un apetito por aprender más sobre el chamanismo que tenía una percepción tan curiosa de la vida, muerte y universo mismo.

Anna asintió distraída, mirando al horizonte donde revoleteaba una mariposa sobre unos girasoles. —…Lo sé. Aunque tal vez… —Su voz se tornó melancólica, perdiéndose en algún recuerdo que ignoraba el pequeño, quién la observaba intrigado por su cambio de actitud. — Es su manera de darse un significado así mismo.

¿Un significado... a él mismo?

Ella asintió distraída y cuando hizo el ademán de decir algo más, Yoh llegó junto con Amidamaru a su lado. Dando por finalizado el tema, volviendo a retomar el agradable picnic entre los cuatros, al unírsele el fantasma que despertó de un reparador descanso en su lapida portátil.»

{¿Quizás a esto se refería Anna?} Se cuestionó Manta, recordando fragmentos de lo poco que sabe del pasado de Yoh quién sigue siendo un misterio. Pero demuestra que no tuvo una crianza ni familia normal, siempre lo veía solo y antes de que llegara Anna a Tokio, solía buscar cualquier excusa para estar en la calle.

Pero si recordamos que hasta la adolescencia, vivió y residió en una gran mansión antigua donde su familia también brillaba por su ausencia. ¿En medio de esa soledad, cualquiera no se sentiría sofocado? Entonces Manta se sintió estúpido, las respuestas siempre estuvieron ahí, junto con las pistas al azar en los comentarios siempre tan enigmáticos de Anna sobre Yoh…

— Yoh. No quiero perd-

¡USTED NO SABE NADA!

El repentino gritó a todo pulmón sobresaltaron a todos, finalmente haciéndolos reaccionar en esos breves minutos ante los comentarios tan insensibles de Keiko hacía su propio hijo. En consecuencia, ahora todos enfocaban sorprendidos su atención hacía Oyamada que se mostraba enojado como un chihuahua rabioso.

— Si REALMENTE conociera a Yoh ¡Entonces no estaría diciendo esas cosas horribles, Señora! —Señaló al menor de los Asakura. — ¡Yoh es Yoh sin importar qué! ¡¿Se supone que lo crío o no?! ¡MÍNIMO DEBERÍA SABER QUE ÉL ES UN CABEZOTA IDIOTA QUE LLORA A MOCO SUELTO POR HASTA UN CUENTO INFANTIL COMO BAMBI!

— ¡ESA VEZ SE ME METIÓ ALGO EN EL OJO…! —Protestó apresurado Yoh, queriendo aclarar eso al sentir las miradas burlonas de Horo, Chocolove y Zahira como a la vez de la de desdén de Ren.

— ¡CÁLLATE QUE A NADIE ENGAÑAS! ¡Incluso lloraste cuando inventé una historia, humanizando los símbolos para que resolvieras la condenada ecuación!

Bastante enternecedor. Pero me temo que deberé interrumpir.

Una voz imbuida en furyoku, se hizo notar. Resultando en ser Luchist quién apareció detrás de Yoh y Zahira, a unos diez pasos.

— Vine a encargarme de los invitados no deseados —Indicó, dándole una mirada a los Asakura como al Equipo Ren junto a Manta, que ambos bandos bajo esa aparente calma de cordialidad, pudieron percibir la hostilidad. — ¡Oh! Pero usted Señor Yoh, junto con la Señorita Zai, son bienvenidos con gusto. No se preocupe —Le aclaró con un sincero trato ameno. — el Señor Hao los espera, ustedes adelántense.

— Te tomaré la palabra, Luchist —Intervino Zahira, en cuanto el castaño no se mostró muy convencido de irse porque sabía que Lasso era peligroso y justo a quién va atacar será a su familia como amigos. — ¡Vámonos chicos!

¡¿AAAAAAAH?!

Una nueva ola de sorpresa vino consigo, al ver como Zai le hacía señas al Equipo Ren como al pequeño humano que se les uniera. Incluso Yoh se mostraba sorprendido, no esperándoselo.

— ¡¿Por qué nosotros iríamos?! —Cuestionó Horo a la chamana como si se le fuera zafado un tornillo.

— ¡Oh, disculpa! Olvidé que le tienes miedo a Hao.

¡¿QUIÉN LE TIENE MIEDO A QUIÉN?!

Explotó el Ainu totalmente ofendido y ya más que dispuesto a irse hacía donde la Fábrica abandonada donde se hospeda Hao junto con su grupo para desmentir tal comentario pateándole el culo al Onmyōji, aunque eso signifique morir en el intento. Pero Ren lo retuvo al agarrarlo del cuello de su chaqueta.

— Cállate, idiota. Sólo te está provocando para que hagas lo que quie-…

— Oh. Tú si puedes ausentarte Ren —Interrumpió nuevamente Zahira. — Yo comprendo que el pequeño bebé consentido de los Tao, no puede hacer nada sin el previo consentimiento de su familia.

— Buen intento —Se burló arrogante el chino chamán. — Pero no caeré ante tan patética provocación…

— Por supuesto, también quiero evitarte el momento incómodo —Se situó detrás de Yoh, comenzando a empujarlo en dirección donde reside Hao y sus seguidores. — Después de todo, ya tienes suficiente con superar a Yoh. Por lo que conocer a su hermano gemelo, te sería aún más abrumador.

Cierra la boca, tú no me dices que hacer.

En cuestión de segundos, ya Ren estaba unos pasos por delante de Yoh y Zahira, más que dispuesto a ir hacía la fábrica abandonada.

— ¡Oye imbécil! ¡¿Quién te entiende?! ¡Acabas de caer en la trampa y justo vas a donde Hao!

El Tao que ni volteo ni detuvo su marcha, contestó: — Tú puedes quedarte, no queremos revivirte tus traumas de ser apaleado como un perro ante Hao.

En cuestión de segundos, HoroHoro literal se teletransportó al lado de Ren, quién comenzó a marcar una pequeña carrera seguido del Ainu. Ambos compitiendo en llegar primero a la Fábrica y, por supuesto, dejar al otro atrás, mordiendo el polvo.

Etto… —El menor de los Asakura, confundido giró a ver con una cara chistosa a la chamana luego de ver la disputa de sus dos amigos que se tratan como perros y gatos. — ¿Zai qué estás haciendo?

La aludida que veía con satisfacción la carrera que marcaba el dúo temperamental mientras que se insultaban y se saboteaban para llevar la delantera. Miró al castaño, le acarició la cabeza como si fuera un niño pequeño, mientras le revolvía en el proceso el cabello. Yoh se sintió extraño siendo tratado como un niño, de por sí, fue raro viniendo de Zai quién es tan solo mayor que él por tres años. Aun así, no le disgusto la acaricia en la cabeza que resulto ser gentil.

— Vas a conocer a tu hermano, creo que con la compañía de tus amigos, mejorará la experiencia. Además… —Giró a ver a Manta quien se mostraba pensativo y Chocolove que no tenía ni idea que debería hacer. — A pesar de ser inexpertos, tienen la mente más abierta para dicho encuentro fraternal ¿O me equivoco?

Oyamada salió de sus pensamientos, ante el último comentario, alzó la mirada y justo su mirada se cruzó con la del castaño. Entonces la mirada del pequeño humano mostró una férrea determinación e ignorante, de la felicidad como alivio que le daría al joven Asakura ante sus siguientes palabras:

— Yoh. Yo confío en ti, sé que no haces las cosas por hacerlo. ¡Y TE LO DIJE, QUIERO CONOCER TÚ MUNDO!

Sin más, Manta corrió hacía el castaño para unírsele en su reunión con el milenario chamán. Al mismo tiempo que Zahira le dio un pequeño empujón al joven perezoso, quien giró a ver a la chamana de vuelta, la cual le hizo una seña con la cabeza que se fuera a la Fábrica. De alguna manera, él captó y se marchó entusiasta, apenas tuvo lo suficiente cerca al humano, lo cargo como un pequeño saco de patatas.

— ¡Oye Yoh, puedo correr por mi mismo!

El aludido se rio como un niño. — Lo sé ¡Pero tenemos que alcanzar a Horo y a Ren!

— ¡Cierto! —Señaló hacía al frente, hacía donde se perdieron los ya mencionado. — ¡Pisa el acelerador!

¡Yoh!

El aludido se freno, más no se giro. Esta vez quién lo llamó resultó ser su abuelo Yohmei, quien al ver que al menos se detuvo a escucharlo, continuó hablando: — ¿Puedo saber por qué tomaste está decisión?

Manta desde su posición, observó como su amigo que yacía cabizbajo con un semblante serio pero calmado, contestó sin girarse: —…Porque… yo entiendo el porqué quieren detener a Hao a toda costa, pero su manera no me gusta, ni tampoco estoy de acuerdo con lo que quiere hacer Hao. Y para tomar mi propia decisión sobre qué hacer, entonces concluí que debo conocer a ambas partes para no arrepentirme en lo que decida.

—…Entonces… Da lo mejor de ti.

— ¡Padre!

— ¡Yohmei

Al mismo tiempo que se escuchaba las protestas de los restantes miembros Asakura. Por primera vez, Yoh giró sorprendido. Hallando a su abuelo Yohmei quien le daba una sonrisa resignada pero no parecía sorprendido por su confesión.

— Te vi crecer. Sé lo terco que puedes ser, pero también eres decidido y avanzas a tu propio ritmo —Hizo una expresión paternal, mezclada con preocupación. — Sólo ten cuidado ¿Sí? Ya estoy viejo para la gracia y sufrir sustos por tus travesuras.

— ¡Sí…!

Sin más Yoh se marchó, está vez aun más feliz y lleno de energía como determinado a conocer a su hermano gemelo. Estaba preparado a las consecuencias de ser rechazado por sus amigos y familiares al tacharlo como un traidor por querer conocer a Hao, pero las cosas resultaron mejor de lo que esperó.

{Al final todo salió bien!}

[Así parece Amo Yoh] Concordó Amidamaru, quién sabía mejor que nadie al ser testigo lo angustiado que estuvo el adolescente por meses decidir que hacer referente a lo que le propuso Zahira.

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~ (…) ~

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— ¿Y usted que hará? —Cuestionó Luchist a Chocolove que no se espero la natural pregunta hacía su persona.

— Pues… Iré con ellos —Señaló McDonnell la dirección donde se perdió el resto de sus amigos. — ¿No vienes? —Le preguntó a Zai, quién asintió no sin antes decirle al italiano.

— Gracias por no bloquearles el camino.

Lasso se mostró sorprendido al no esperarse el agradecimiento sincero de la joven mujer. Captando que ella se refería al dejar que los amigos del Señor Yoh se le unieran en ir a la Fábrica, cuando se supone que solo el acceso lo tenía permitido tanto el joven Asakura como la chamana.

— Veo que al final si tienes algo de modales —Bromeó divertido. — Fui un tutor una vez, así que sé lo importante que es guiar a tu protegido —Le comentó simpático, recordando nostálgico a cierto niño de lentes con el cual conoció la felicidad mientras lo veía crecer. A continuación, les hizo un gesto con la mano que se apresuraran en marcharse, lo cual hizo Zahira que fue junto con Chocolove, sumergiéndose en las profundidades del bosque. — Entonces… ¿Qué harán los Asakura restantes?

— Depende —Intervino Kino. — ¿Nos dejarás ir o nos mataras?

Mikihisa, atrajo consigo a Keiko, la cual yacía sumergida en sus pensamientos desde que Oyamada le gritó y observó eventualmente la actitud de su hijo hasta abandonar el lugar, sin una pizca de arrepentimiento. Su esposo, que sabía de la condición de su esposa mejor que nadie, junto con sus suegros, omitió por ahora su estado de trance para situarla detrás de él de manera protectora. A pesar que Mickey yace malherido, estaba dispuesto a luchar aunque eso signifique sacrificarse, si con eso lograba que tanto su esposa como suegros sobrevivieran.

— De hecho, estoy de buen humor —La breve charla con la chamana, le hizo recordar su época más feliz. Aparte, no le preocupaba por los intrusos adolescentes o el humano, porque al final el Señor Hao sería quién tendría la última palabra si permitirles su presencia en la Fábrica o no. — Y mi tarea, es solo encargarme de los intrusos por eso les pregunto.

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Hao dejó su taza de té a medio tomar sobre su plato, haciendo sin querer un sonido un tanto estridente. Cuando por lo general, él no suele hacerlo al conocer mejor que nadie la etiqueta de la aristocracia. Teniendo arraigado esa educación de manera innata, motivo porque en cada acción se refleja de manera fluida tanto una encantadora gracia como elegancia, provocando que a veces las personas lo observen fascinados en silencio.

— ¿Señor Hao?

Cuestionó Matilda, quién en esos momentos estaba sirviéndole el té a Marion mientras Kanna degustaba una galleta que combinaba muy bien con el té que les ofreció el milenario chamán, perfecto para la "Hora del Té". Las Hana-gumi desde que conocieron al Señor Hao, acostumbraban a tener momentos compartidos con él y uno de esos era "jugar", siendo la Hora del Té uno de los pocos juegos que el Señor Hao cedía en jugar con ellas.

Eventualmente, obvio ya las tres ya están demasiado grande para la gracia (sobretodo Kanna), pero seguían disfrutando de la "Hora del Té" mientras tenían charlas desde triviales a relevantes, sin el detalle que ahora no se incluían peluches o juguetes de por medio. Además, que también se integraba Opacho al tiempo compartido.

— Oh, no es nada —Contestó, intentando no reflejar su desagrado en su rostro. — Me pasas las galletas de mantequilla, Mari.

La aludida de buena gana pronto le extendió el pequeño plato de las mencionadas galletas.

— El día está tan tranquilo —Mencionó Kanna, sintiéndose un poco soñolienta. El té compuesto de una mezcla de hierbas, era delicioso no solo en sabor sino en aroma. Aparte creaba cierta sensación relajante que resultaba perfecto, con un bocadillo delicioso.

—…No por mucho —Comentó Opacho, tomando un sorbo de su taza que sostenía con ambas manos. En cuanto Hao soltó una risa vacía y a la vez cómplice con el comentario de la niña, a expensas que solo ellos dos al tener el Reishi sabían mejor que nadie lo que estaba pasando a varios metros de la Fábrica.

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FIN DEL CAPÍTULO 30.

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Sin comentarios sobre mi impuntualidad. Antes que nada, primero agradezco a:

LyMon. ¡Qué felicidad volver a leerte! Extraña leer tus comentarios y en verdad me alegro que te esté gustando cómo va la historia, así como manejo los personajes. Me alivia saber que no se vio tan forzado el momento entre Chocolove y Lilirara, porque no será la primera vez las charlas entre ellos. En cuanto a Hao, siempre será mi pasión escribir de él y sobretodo el trollearlo de cualquier forma (por supuesto, siempre con estilo y de manera digna). Por lo que la broma del complejo de la edad, no será ni la punta del iceberg xD.

Lady'z Phanton. ¡Hola! No te preocupes, siempre las prioridades están primero y espero te esté yendo bien en el trabajo. Te deseo éxitos como fuerza en la vida laboral, siempre es duro al principio. En cuanto al capítulo, me alegro haber creado el efecto sorpresa y hacerlo predecible xD. Sé que está mal que igual mató, pero Hao no se va a evangelizar de la noche a la mañana, clara prueba son las secuelas de Flower y The Super Star. Y gracias por darte el tiempo de leer mi fic, en verdad aprecio mucho el esfuerzo de tomarte el tiempo de comentar después de cada actualización.

En referencia al Capítulo: Tuve problemas en hacer este capítulo, no sabía cómo desarrollar la confrontación entre los Asakura pero POR FIN acabe satisfecha con esta versión de desarrollo. Me era importante, porque para desarrollar a Yoh apropiadamente y de por si su relación con Hao, tengo que si o si, tratar con los Asakura y aquí dejé unas minas pendientes que explotarán más adelante.

También di pistas en referente a Zahira, así como muchas otras más que se desarrollan más adelante. ¿Qué les ha parecido el capítulo? En el próximo capítulo, Yoh y sus amigos trataran directamente con Hao (Para el colmo, no olvidemos los Seguidores de Hao, están incluidos junto a Zai troll xD), lo cual me emociona porque siempre, SIEMPRE, quise en el manga verlos compartiendo tiempo de calidad y ver como Hao lidiaría con un grupo adolescente tan revoltoso. Sé que se cumple ya en los arcos finales como en las termas, PERO es muy breve esos momentos para mi avaricia.

Sin más. Les deseo un feliz fin de semana. No me arrepiento de actualizar impuntualmente, porque prefiero hacerlo que dejar pasar otra semana sin actualizar (puedo permitir una semana sin capítulo, dos ya sería demasiado). Nos leemos el próximo Jueves o Viernes (Y si soy impuntual, un Sábado. Soy una vergüenza lo sé -_-U), de no actualizar, se corre la siguiente semana.

¡Los quiero, cuídense junto con sus seres queridos!