Esta historia participa en la dinámica #Sextember3 patrocinada por Fanfics y Fanarts Ranma Latino.

Gracias infinitas al usuario de Instagram @cris_de_a por etiquetarme en la convocatoria.

Advertencia:

Usted puede encontrar fallas orográficas, de cohesión, coherencia trama y desarrollo en este texto. Además de cambio de personalidad del personaje de forma drástica y universo alterno.

Se incluyen temas de índole sexual y sus referentes.

Todo lo aquí descrito es meramente ficticio, no se recomienda llevar a la práctica ninguna de las acciones narradas. Lectura para mayores de quince años preferentemente. Por favor sea discreto.

SI ALGO ES DE SU DESAGRADO, POR FAVOR SUSPENDA LA LECTURA.

Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a la obra original: Ranma . Escrita e ilustrada por Rumiko Takahashi. Todos los derechos reservados a sus autores e intérpretes.

Prohibida la copia, adaptación, traducción y manipulación de este escrito de manera parcial o total.

Jiyuu Akabane.


Zafiro.


La tarjeta.

Arrojó las llaves a la mesa del comedor. Un suspiro cansado salió de su boca mientras se quitaba la mascarilla desechable para luego botarla a la basura. Qué día.

Masajeó su hombro con el que traía la mochila de correa yendo directamente a la nevera, sacó el zumo de cereza que tenía enfriando toda la semana y llevó el cartón directamente a su boca. La sensación fría la obligó a detener el torrente de jugo por las punzadas alrededor de su cráneo. Limpió sus labios con una servilleta recién cortada encaminado sus pasos al living. Ahí se desplomó en el sofá, hundiéndose en su cansancio.

Tal vez algunos videos de internet la haría olvidarse un poco del mundo.

Sacó el teléfono móvil cuyo protector de goma arrastró fuera la tarjeta negra guardada previamente en su bolsillo. La acción no la hizo levantar el cartón de inmediato, en su lugar se puso a dilucidar que este condenado artefacto fue el responsable de perder un billete de cinco mil yenes hace un par de días, tendría que cambiarlo por uno menos "pegadizo"

Entonces, con esa resolución, procedió a recoger la tarjeta. Era un simple papel negro con detalles en plateado, tenía una grabación en micro relieve por el frente que decía Palace con unas letras bastante bonitas. Mientras su reverso solo mostraba un código QR.

El pasado fin de semana la consiguió de un tipo en el pub donde celebró su cumpleaños, ahora tenía veinticuatro, había decidido vivir sola desde los veintiuno en la atolondrada capital. Y a pesar de que la vida independiente no era tan fabulosa como esperaba, no se arrepentía de su decisión.

Se remangó la blusa hasta el codo acomodando su postura para escanear el código con su teléfono. Intentó no sucumbir a los temblores que siempre la atacaban cuando se esmeraba en sostener algo con firmeza y afinó la imagen de su pantalla con un toque.

Clic.

El aparato comenzó a trabajar luego de hacer la captura, de inmediato llevándola a su navegador por default. Extrañamente abrió una página incógnita iniciando a cargar una imagen con detalles supuestamente victorianos. Esperó paciente a que su internet de costo regular arrojara los resultados mientras cruzaba las piernas; al final encontró algo similar a un sobre de invitación. Pulsó el sello de cera virtual que parpadeaba, desplegando un menú de diferentes opciones.

Al principio decía "Palace" Y más abajo cosas como: Príncipes del orgasmo auditivo.

¿Qué?

Frunció las cejas.

La página estaba cuidadosamente organizada con bellos adornos de encaje, flores, candelabros, en fin, todo lo necesario para ambientar un palacio; como un juego otome de harén inverso. Lo asociaba por las decenas de CDs que compró en su adolescencia. Si, había jugado hasta la madrugada con novios virtuales ¿Y qué? Bueno, no era el punto.

Tal vez esto era un juego de "realidad virtual" para mayores de edad.

Eligió quedarse para merodear más por aburrimiento que por curiosidad haciendo que emergiera la advertencia por términos y condiciones, las fastidiosas cookies que eligió ignorar con un "Aceptar" veloz. Se paseó por el feed leyendo todas las opciones disponibles.

Audios de ambientación. Voces. Galería. Llamar.

¿Llamar?

Tal vez era para ingresar a la plataforma, algo como un Regístrate o Inicia sesión. Sin darle muchas vueltas presionó la última opción, no obstante, el aparato en sus manos enrutó una llamada anónima a… Donde quiera que fuera.

Tal vez no debió hacerlo, probablemente era una página para extorsionar dinero. Justo cuando estaba a punto de cortar la llamada una voz masculina de tonos profundos le habló con galantería.

—Línea erótica Palace ¿En qué puedo ayudarle?

Ella abrió los ojos sin mesura.

Continuará…