CAPÍTULO III
— Quiero una explicación —Salto en mi lugar tan pronto la voz de Rosalie me sorprende, un plato con una rebanada de lo que parece ser chessecake de oreo golpea la mesa sorpresivamente, la cuchara tintinea lo suficientemente fuerte como para hacerme elevar mi vista.
Tuerzo los labios tan pronto contenido de mi vaso ha quemado mis papilas, en consecuencia de su repentina aparición, contengo mi respiración cuando el caliente liquido de cocoa baja por mi garganta, quemándola a su paso, trago, no era una sensación que disfrutaría tener el resto del día.
La silla frente a mí se aparta estruendosamente atrayendo miradas curiosas, me revuelvo incomoda en mi lugar tan pronto el espacio vacío se ve ocupado por alguien completamente diferente en esta ocasión.
La rubia cabellera de Rose luce completamente suelta en suaves hondas enmarcando su rostro, una mueca se forma en él al percatarse de las miradas que se han posado en ella, no me sorprende que se encoja de hombros con indiferencia. Una sonrisa embarazosa se forma en mis labios cuando finalmente dejan de observarnos, me detengo en su atuendo, de una extraña manera me recuerda a Caroline Forbes en crónicas de vampiros, parece que acaba de salir de alguna pasarela de modas, bien podría ser confundida con la actriz si lo deseara.
— Te he dado espacio suficiente para lamer tus heridas, ahora es momento de que hables. Estoy cansada de no entender nada —continúa—. Incluso Edward quien apenas conocemos, parece saber más. Y no te atrevas a negarlo, te sonrojas con la sola mención de su nombre.
Cierro mi boca tan pronto corta mi única oportunidad de defenderme, mi rostro confirma sus acusaciones cuando siento mis mejillas arder. No es necesario que observe mi reflejo para saber que me encuentro completamente sonrojada, mis labios formando una línea recta, y mi ceño fruncido son toda la prueba que ella necesitaba para confirmar lo que ambas ya sabíamos.
Lo que aún me negaba a reconocer en voz alta.
Mastico mis labios.
Ella había sido paciente, demasiado. Debía de darle crédito por ello, había pasado una semana desde el incidente, una en la cual ella no lo había mencionado para nada, había esperado a que fuera a ella, pero sabía que posiblemente no lo haría. Si alguien había aprendido a conocerme en poco tiempo esa había sido Rose cuando a la hora de compartir clases se había declarado automáticamente mi mejor amiga tomándome bajo su ala, había sido en una época en la cual aún me encontraba afectada por Mike.
Suspiro.
Habíamos sido amigas desde el primer día, pero no estaba segura de querer recibir la mirada de nuevo. De vuelta del incidente a Forks había pasado de ser la novia de uno de los jugadores más populares y prometedores del instituto Forks High a la pobre chica que fue engañada por su mejor amiga y ahora ex novio, había tenido que ver el rostro de lastima del resto de mis "amigos" aquellos quienes admitieron haberlo sabido y nunca haber dicho nada para no herirme, fue un grave error.
Ellos creían que saber la verdad sobre Jessica y Mike me destruiría, no podrían haber estado más equivocados.
Un nudo se forma en mi garganta tan pronto los recuerdos bombardean mi mente, al menos sus miradas de lastima no habían llegado a más. Afortunadamente Mike era lo suficientemente cobarde como para aceptar el hecho de que me había abandonado en las llamas, así que cuando lo observaban solo veían a un chico que engaño su novia, y no a alguien que la abandonó en las llamas. Eso era algo que solo él, probablemente Jessica, yo, y ahora Edward sabíamos.
Edward.
El calor regresa a mis mejillas, siento la presencia del ardor en ellas. Había llegado a mi vida para instalarse por completo, había quebrantado mis muros en cuestión de minutos hasta llegar al punto en el cual sentía que podía confiar por completo en él, era un nuevo sentimiento que me atemorizaba y excitaba descubrir.
Y, de alguna forma me quería sentir culpable por que Edward conociera la historia completa antes que ella, pero no podía de alguna extraña manera sentía que él debía saberlo antes que Rosalie, quién había sido mi mejor amiga y compañera en los últimos cuatro años en Seattle.
Un suspiro abandona mis labios, no estaba lista para contarle todo, sin embargo, si había algo que podía decirle, la verdad que todos conocían.
— Era mi ex novio, terminamos en malos términos —me escucho reconocer, más calmadamente de lo que esperaba—. Me engaño con quién creí mi mejor amiga.
Observo a Rose intentado leer su expresión, sus ojos se iluminan en absoluta comprensión, no me sorprendo cuando sé que ha llegado el momento de la mirada, me encojo de hombros, y restó importancia. Eso era lo más que me permitiría decirle. Aún no estaba lista para volver hablar de su abandono en la llamas, y menos de mi extraño salvador aquél día.
— Canalla… ¿Qué quería?
Resto importancia con un movimiento de mano, había comprendido hace bastante que Mike no valía la pena realmente, él había sido parte de un capítulo oscuro de mi vida el cual no tenía intención de volver abrir.
— Decirme que él y Jessica habían terminado —respondo secamente—, para después disculparse, de nuevo por lo que sucedió.
Rosalie frunce sus labios, y su angelical rostro se contrae en una mueca de asco, no la juzgo.
Yo había tenido la misma reacción cuando había salido del shock de sus palabras y comprendido el significado oculto en ellas.
Era asqueroso el contemplar la idea de volver con él, y no era solo por su engaño con quién creí una hermana, pero el resto de la historia era algo que aún no contaría a Rose, puede que lo hiciera, eventualmente, pero aún no.
— Si se acerca de nuevo me encargaré de patearle el culo lo suficientemente fuerte para que lo piense bien antes de encontrarse en tu presencia.
Sonrío, Rose destacaba de todas las personas que había conocido hasta ahora por su personalidad protectora.
— ¿Y Edward? —Observo como Rose toma tranquilamente una cucharada de su cheessecake llevándola a sus labios, como si no hubiese amenazado hace pocos segundos con patearle el culo a mi ex.
Mi respiración se acelera, y mi pulso se dispara.
— ¿Q…Qué con él?
Maldigo mi tartamudeo, me había tomado por sorpresa. Nunca la había visto como una persona capaz de cambiar de emociones tan rápidamente.
Rose rueda los ojos dejando su cuchara sobre el plato, esta tintinea tan pronto toca la vajilla, frunzo mis labios ante el sonido — No finjas que no sucede nada —Toma una servilleta limpiando los restos inexistentes de cheessecake de sus labios. —Los he visto, lo he visto, y te he observado —trago— las dos sabemos que algo sucede Isabella. No has salido con nadie desde que nos conocemos, ahora entiendo por qué —rueda los ojos—, pero con él es diferente. Así que habla.
Mis manos sudan.
— Nunca pensé que fuera tan obvio —Me rindo, mi voz tiembla, suspiro aliviada abrazando mis sentimientos por primera vez—. No sé qué me pasa con él…es diferente.
Un peso que desconocía desaparece de mis hombros, suelto una respiración que no sabía que contenía, se sentía bien el por fin decirlo en voz alta, el reconocerlo ante alguien más aquello que aún no había sido capaz de reconocerme a mí misma.
— Sea lo que sea, es mutuo. Lo he visto con él. Se mueve a dónde tú lo haces, y siempre está pendiente de ti, sus ojos se iluminan cuando te ve, justo como los tuyos lo hacen.
Un nudo se forma en mi garganta, ¿sería posible que él también estuviera interesado?
— Lamento llegar tarde, me he quedado dormido.
Un escalofrío me recorre, trago.
¿Cuánto había escuchado?
Rosalie luce tranquila, giro a Edward quién se inclina dejando un suave roce de labios en mi mejilla como cada mañana, respiro aliviada, no era consciente de lo que pasaba, no había escuchado nada.
— Si le haces daño me encargaré de patearte el culo —La voz de Rosalie es completamente helada y mortal tan pronto las palabras abandonan su labios mientras me observa llevando la última cucharadilla de postre a sus labios.
Mi respiración se detiene.
¿Qué pasaba con ella y su afán de hablar de temas serios cuando comía?
Observo a Edward, sus ojos se han vuelto completamente fríos, su mandíbula se aprieta de tal forma que marca más sus rasgos y le escucho apretar sus dientes, mientras que sus labios son una línea fina, la única vez que había presenciado un cambio tan drástico fue cuando Mike me había besado a la fuerza.
—…y yo seré el primero en permitírtelo —me sorprendo por la dureza en su voz, cualquier signo de calidez ha desaparecido de ella—. Podrás terminar conmigo.
Rosalie sonríe de alguna forma satisfecha con su respuesta.
— Ya casi es hora, lo mejor será que nos vayamos —Murmura viendo de reojo su móvil, la observo tomar sus cosas y caminar a la salida.
Me giro a Edward.
— No tengo ni id…—mis palabras se ven cortadas por un casto beso que deja sobre mis labios, es un roce tan ligero que desaparece con la misma rapidez que ha llegado.
Edward se inclina una vez más a mi lado y toma mis cosas sin molestarse en preguntar, no sin antes guiñarme y sonreír torcidamente, sigue su camino a la salida. La campanilla tintinea mientras la mantiene abierta para mí.
— ¿No vienes, cariño?
Siento mi rostro arder tan pronto me pongo en pie.
¿Qué demonios acababa de pasar?
Sé que es más corto de lo que esperaban, pero varios capítulos serán así, no tendré una cantidad exacta de palabras por capítulo, ya que no me gusta atarme y completar solo por qué sí, prefiero hacerlo conforme las ideas me lleguen, perdón por el mes de espera :c Regrese a clases y bueno, no he tenido mucho tiempo libre. Espero que nos leamos pronto de nuevo.
