Los personajes de Candy Candy no me pertenecen
Capítulo 7
Al día siguiente, la escuela regresó a la normalidad y, por la tarde, Candy escucho el característico tono autoritario de William que decía: Buenas tardes, por favor pasen sus trabajos hacia el frente…
Al final de la clase, Candy tomó un poco más de tiempo para acomodar sus cosas esperando que sus compañeras abandonaran el salón.
- ¿Profesor? – dijo acercándose al escritorio.
- Dígame señorita White
- ¿Podría hablar un momento con Albert? – preguntó mirándolo a los ojos con sus enormes esmeraldas.
Él sonrió de lado un tanto apenado y asintió…
- Quiero darte las gracias por lo que hiciste por mí el día de ayer, tus palabras fueron un gran consuelo. A decir verdad… me gustas, me gustas mucho, eres cariñoso, atento y considerado. Desconozco las razones por las que decides ocultar lo mejor de ti, pero las respeto y te prometo que sabré comportarme a la altura y que corresponderé a tu gentileza esforzándome mucho para que se sientas orgulloso de mi – dijo la rubia al tiempo que se acercaba a él y le daba un beso en la mejilla, luego, con un hermoso tono rosado cubriendo su rostro, se despidió diciendo: "Gracias profesor"
Cuando Candy abandonó el lugar, William sonrió feliz al tiempo que murmuraba: Mi princesa.
Karen caminaba por el pasillo casi desierto, cuando vio salir a la rubia del salón con una gran sonrisa y al acercarse un poco más, veía salir a William quien cerraba el inmueble.
- William.
- Karen ¿Qué tal tu día?
- Bien, acabo de ver a Candice White salir del salón ¿acaso está en problemas otra vez?
- Para nada, solo se entretuvo un poco…
- Últimamente no le ha ido muy bien ¿no es así? Creo que es una chica problemática y ¿cómo no?, si su familia deja mucho que desear, mira que obligar a Priscila a invitarla con nosotros a pasar Navidad porque ni en su casa la quieren.
- Discúlpame Karen, la junta de consejo por lo de Marlene Driscoll está por comenzar, debo darme prisa; al terminar iré a cenar con Terry, por favor no me esperes despierta – dijo William ignorando por completo sus comentarios.
En la junta, se encontraba presente el consejo, pero también algunas de las alumnas que habían presenciado el hecho y la madre de Marlene quien, como la chica había dicho, era una mujer de extracción muy humilde. William una vez más se limitó a decir que había descubierto a la chica cometiendo fraude y le había solicitado el examen, pero algunas alumnas, entre ellas Luisa, relataron con lujo de detalle la serie de improperios que Marlene le había gritado.
George, estaba presente en representación de William padre. Al terminar los testimonios, todos abandonaron la sala para que el consejo pudiera deliberar, pero mientras lo hacían, el francés se acercó a William y le pregunto en secreto: "¿estás seguro de que quieres hacer esto? Tomando en cuenta todos los insultos, tal vez…"
- Claro que sí George ¿acaso no viste a esa mujer?, además Marlene es solo una chiquilla, estoy seguro de que actuó de esa manera por stress.
- Como tu digas – concluyó el francés.
En menos de cinco minutos, todos fueron llamados de regreso a la sala. Marlene tuvo la oportunidad de tomar la palabra y se disculpó con William entre sollozos, a lo que el rubio respondió asintiendo con un leve movimiento de cabeza; luego el consejo dio su veredicto retirándole la beca del 80%. Mientras todos abandonaban el lugar, el francés se acercó a la señora Elroy en su carácter de presidenta del consejo y ofreció restablecer la beca de la chica con fondos privados. La señora Elroy de inmediato miro alrededor buscando a William, pues sabía que sería él quien cubriría los gastos, pero el rubio le rehuyó la mirada y salió del lugar. Cuando Marlene y su madre estaban a punto de abandonar la institución, fueron alcanzadas por una de las secretarias quien les pidió que regresaran a la sala para informarles que la beca había sido restablecida por un donador anónimo quien cubriría el 100% de la colegiatura y los gastos extra.
De regreso en su oficina, la señora Elroy meditó sobre lo ocurrido y reconoció que solo William podría haberlo hecho, pues desde muy pequeño había demostrado tener un corazón bondadoso. Sus otros sobrinos, siempre se quejaban de que la anciana tenía preferencia por el rubio y tenían razón, además de ser el mayor, era muy cariñoso con todos, tanto, que ella lo amaba como al hijo que nunca tuvo.
Mas tarde, Patty quien había asistido a la reunión por ser una de las alumnas más ecuánimes, llegaba a la habitación de Candy donde todas se encontraban reunidas…
- Cuéntanos, Patty ¿Qué pasó? De seguro el profesor Ardlay se aseguró de que pusieran a Marlene en su lugar – dijo Eliza.
- No. Creo que intentó ayudarla pues solamente dijo que le había quitado el examen por hacer trampa, pero Luisa y compañía sí que se dieron vuelo detallando los insultos de Marlene… hasta imitaron la forma en que le gritó.
- ¿y que decidieron? – preguntó Candy.
- Le quitaron la beca, por supuesto, pero luego el señor que estaba el otro día en la mesa con la familia Ardlay, ofreció cubrir los gastos con fondos privados, así que ahora Marlene tiene una beca del 100% - concluyó la castaña.
- ¿Cuál señor? – preguntó Candy.
- Uno alto de cabello negro y bigote, creo que dijo que su nombre era George Villers.
- Por lo que sé, el señor Villers es el apoderado de la familia Ardlay.
- No tiene sentido, ¿Por qué razón el profesor le quitaría el examen y luego su familia pagaría por todo? – dijo Eliza.
- Tal vez él no quería que la expulsaran, si bien hacia su trabajo al quitarle el examen le hubiera podido ofrecer otra forma de nivelar los grados, pero la mujer se puso a gritar como loca – dijo Patty
- Eso debe ser, al parecer el profesor no es tan malvado después de todo – dijo Candy con una enorme sonrisa.
- Pues yo no me confiaría tanto – dijo Annie, pero la rubia no la escuchó, estaba ocupada recordando el tierno abrazo de Albert.
Los días pasaron y tanto Candy como William mantenían distancia interactuando únicamente como profesor y alumna, aunque la joven ya no lo veía como alguien terrible. Ella, como la mayoría de las alumnas, había llegado a apreciar la clase del rubio pues, después de los primeros meses en que aprendieron los conceptos básicos, la asignatura se había vuelto mucho más dinámica planteando problemas de la vida real que las mantenía interesadas en encontrar la mejor forma de resolverlos.
William realmente trataba de recuperar su relación con Karen, pero, aunque no lo decía, la joven no podía sobreponerse a la inseguridad y los celos que la presencia de Candy le generaba y, a veces, su carácter se tornaba un tanto amargado y sarcástico. Ante la insistencia de la joven, habían retomado el tema de la boda, pero sin una petición formal pues el rubio no estaba del todo convencido.
Un martes por la tarde, Karen entró a la oficina de William…
- Amor ¿nos vamos juntos a casa?
- Adelántate por favor, iré con Terry a tomar una copa.
- ¿Por qué no lo invitas a la casa como antes? ¿recuerdas cuánto nos divertíamos?
- En realidad no fui yo el que invitó, fue él quien lo sugirió, al parecer hay un nuevo lugar que quiere conocer…
- Y ustedes, como siempre, irán a buscar damiselas en distrés – dijo la trigueña refiriéndose al incidente de Candy con Victorio.
- ¿A qué te refieres?
- A nada… al parecer Susy y yo hemos sido relegadas al rol de amas de casa que tienen que esperar a que ustedes se dignen regresar.
- Hablas con desdén, ¿Qué de malo hay en ser ama de casa? Muchas mujeres deciden hacerlo porque les nace o porque es lo mejor para su familia. No hay nada indigno en ello.
- Entonces tú quieres que yo me convierta en una de esas abnegadas y santas mujeres que cocinan y lavan los platos todo el día.
- No me imagino cómo podrías, Clarissa y las muchachas se encargan de todo con bastante éxito – dijo el rubio con una sonrisa de lado.
- Ahora dices que soy una inútil que no sabe ni lavar un plato.
- A ver Karen, no vamos a seguir con este juego… dime de una vez que es lo que te molesta.
- ¿A mí? Nada – contestó la trigueña con aire ofendido.
- Perfecto, entonces nos vemos en casa. Conduce con cuidado – dijo el rubio acompañándola a la puerta sin darle oportunidad de replicar, pues no sentía deseos de continuar discutiendo.
Media hora más tarde y frente a un par de bebidas…
- Hermano, te invité a venir aquí porque quise que fueras el primero en saberlo… ¡me caso! – dijo Terry emocionado.
- Vaya, eso sí que es una gran sorpresa ¡felicidades! Susy debe estar feliz.
- Todavía no lo sabe… cuando dije que quería que fueras el primero en saberlo, fue en sentido literal.
Albert soltó una carcajada y le dijo: "como siempre eres un idiota ¿Cómo te vas a casar si ni siquiera sabes si ella te aceptará?"
- Nadie rechazaría al gran Terruce Grandchester, además la traigo muerta – contestó con una cómica imitación.
- ¿Y si te dice que no?
- Fácil… entonces me humillaré y le rogaré hasta que se harte y me diga que sí.
El rubio no paraba de reír con las ocurrencias de su amigo, quien luego se puso serio y le dijo: "en verdad, necesito que me ayudes a planear la forma en que le pediré que sea mi esposa, quiero que sea algo romántico y único… tú sabes"
Albert tomó una servilleta de papel y comenzó a hacerle preguntas sobre sus lugares favoritos, detalles y momentos que fueran especiales para ellos. Su capacidad para desarrollar negocios le permitía ser analítico y practico en muchos aspectos por lo que, con su ayuda, Terry pronto tenía una idea clara de lo que quería.
- Amigo, no cabe duda de que eres genial, sabía que me ayudarías a definir esto… cada vez que lo pensaba me venían a la cabeza las cosas más descabelladas que te puedas imaginar… gracias – dijo Terry guardando el pedazo de papel.
- No tienes por qué darlas, me da mucho gusto que Susy y tú por fin vayan a formalizar.
- ¿y ustedes para cuándo?, pensé que nos ganarían por mucho.
- No lo sé… hemos hablado un poco de eso, pero, a decir verdad, desde hace un tiempo las cosas no andan del todo bien entre nosotros. Creo que tenemos ideas diferentes sobre el matrimonio: Karen está completamente paranoica acerca de convertirse en una ama de casa que está todo el tiempo bajo mi sombra. Por supuesto yo no le pediría eso jamás, pero me gustaría pensar que encajo en algún lugar de su agenda, especialmente porque tarde o temprano tendré que velar por las necesidades de muchas personas y algunas veces esas necesidades no son solo monetarias… ella piensa que mi madre renuncio a su carrera porque mi padre se lo pidió, cuando en realidad ella decidió ayudarlo en su ardua tarea. Mi padre por supuesto es el proveedor de lo económico, pero mi madre es el corazón de la familia, ella conoce a todos los miembros del clan y sabe de sus necesidades por lo que siempre encuentra la mejor forma de ayudarlos. Para mí, el papel de mi madre es invaluable. Durante el tiempo que llevamos juntos, pensé que Karen sería la compañera perfecta llegado el momento… ahora no estoy tan seguro de eso.
- Amigo, me apena mucho por lo que están pasando, ojalá que pronto puedan resolver sus diferencias.
- Créeme, lo estamos intentando.
- Caray, el tiempo se pasa volando son casi las 11:00. Creo que ahora si dormiré con el gato – dijo Terry pidiendo la cuenta.
Cuando William llegó a su casa, eran pasadas de las 11:30 y, al intentar entrar en su recamara, notó que la puerta tenía el cerrojo puesto por lo que tuvo que dormir en una de las recamaras de huéspedes. A la mañana siguiente, George llegó por él pues viajarían a Bélgica por negocios, afortunadamente Karen había salido temprano al instituto y el joven pudo ducharse y tomar la maleta que le habían preparado sin evidenciar sus problemas ante George.
Regresaron el sábado por la mañana ya que habían quedado de acudir en familia a presenciar una representación especial de Hamlet que incluía actores de gran renombre. La obra había sido organizada por la esposa del Licenciado Henderson para beneficencia de los niños con cáncer y coincidía con el día de salida de los alumnos del San Pablo.
Los Ardlay esperaban a Terry y a Susana antes de ocupar su lugar en uno de los mejores palcos del teatro, cuando William pudo distinguir a Candy junto con James dirigiéndose a la sala. La joven se veía sencillamente espectacular llamando la atención de todos los que la miraban pasar, por lo que el rubio no pudo evitar sentir una punzada de celos totalmente irracionales y, sin saber por qué le dijo a Karen: "permíteme acabo de ver a un amigo." Caminó unos pasos hasta donde se encontraban y saludó:
- James, señorita White que sorpresa no esperaba encontrarlos aquí.
- Que tal Albert, creo que todo Londres se encuentra aquí en este momento. Nadie quiere perderse una obra tan singular – contestó James con serenidad.
- Por supuesto, toda la familia está aquí, tienen que saludarlos… ¡Papá! Llamó el rubio a su progenitor, quien al reconocer a James de inmediato se acercó.
- James, señorita White que agradable sorpresa ¿Cómo va todo en el negocio?
- Muy bien padrino, muchas gracias.
- Candy, que alegría verte… como siempre te ves muy hermosa – decía Priscila.
- Muchas gracias. A decir verdad, no sabía si mi vestido era adecuado para la ocasión pues es la primera vez que asisto al teatro en Londres.
- Es perfecto gatita – decía Archie adelantándose a para darle un beso en los nudillos.
- ¿Así que es tu primera vez en el teatro en Londres? Te va a encantar, dicen que la escenografía es espectacular y los actores ni se diga – dijo Stear.
- ¿Dónde van a ubicarse? – preguntó William padre.
- En la sala – contestó James.
- Si es la primera vez de la señorita White en el teatro deberían venir con nosotros al palco, desde ahí podrá apreciar mucho mejor la escenografía y la acústica – dijo William en forma jovial.
- ¡Claro Candy, será fantástico ya lo verás! – agregó Stear con entusiasmo.
- No quisiéramos molestar – dijo James apenado.
- Ninguna molestia, eres como de la familia – dijo William padre, por lo que a James no le quedó más que aceptar.
- pero ¿Qué haremos con los boletos? – preguntó el chico con los tickets en la mano.
- No te preocupes, alguien estará feliz – dijo Albert arrebatándole los boletos y regalándoselos a una pareja que estaba por subir a las butacas del segundo piso.
Al terminar la obra, toda la familia comentaba del enorme éxito de la puesta en escena mientras se dirigían a la salida del teatro. Candy estaba realmente impresionada con la calidad de los actores y la obra en general y Susana estuvo de acuerdo: "¿no son increíbles?" – comentó la actriz.
- Vengan con nosotros a la fiesta del gobernador, ahí tendrán la oportunidad de saludarlos personalmente – sugirió Albert.
- Gracias, pero tenemos reservaciones en un restaurante – contestó James.
- Amigo, el restaurante no irá a ningún lado, una oportunidad como esta no se presenta tan fácilmente ¿verdad Terry? – dijo Albert.
- Por supuesto que no, algunos de los actores incluso ya están retirados – afirmó el castaño.
- ¿Vamos? – le preguntó James a Candy y la chica asintió emocionada.
- Durante la velada, Albert utilizó todo su encanto para compartir con actores, actrices y personalidades de la farándula. Todos estaban por supuesto encantados y las horas trascurrieron sin sentir. Cuando el evento terminó eran las 2:00 de la mañana.
- Dios mío, es tardísimo, no podré regresar al colegio – dijo Candy preocupada
- No se preocupe, señorita White, mis padres no tendrán inconveniente en recibirla en su casa ¿verdad mamá? – preguntaba Albert.
- Claro que no hijo, Candy puede quedarse con nosotros y mañana la llevaremos al colegio junto con los muchachos… por supuesto si tu tía está de acuerdo.
- Mañana enviaré un mensaje para avisar que se ha quedado con nosotros – dijo la anciana.
- Bueno, es hora de retirarnos… James un placer tenerte con nosotros, hasta luego – se despidió el rubio.
Todos se fueron a casa satisfechos con la velada, todos menos James a quien Albert intencionalmente le había echado a perder los planes haciendo de su cita para dos una fiesta familiar. El rubio lo sabía y se sentía un poco culpable, pero no soportaba la idea de que James estuviera solo con su princesa.
Esa noche y con un par de copas de más, Karen buscó las caricias del William, pero él se dio la vuelta y pretendió dormir; no le apetecía estar con ella y menos después de que lo había dejado fuera de la habitación en su propia casa y lo que era peor, sin razón. Los días pasaban y para ellos la situación se hacía cada vez más insostenible, Karen trataba de actuar bien, pero William sentía cada vez más grande el abismo que los separaba…
- Mi amor, recibí un comunicado del proyecto de Brasil, ¡Me han aceptado! ¿Lo puedes creer? Uno de mis más grandes sueños… la primera expedición será en diciembre del año que entra. Acabo de enviar mi respuesta aceptando…
- Me parece muy bien, te felicito – dijo William con seriedad.
- ¿Qué pasa? ¿Acaso no te agrada la idea?
- Claro que me agrada, solo pensé que lo discutiríamos antes de que aceptaras. Habíamos hablado de planear la boda para esas fechas…
- Nos casaremos a mi regreso, además, esos cuatro meses le vendrán de perlas a tu madre para la organización del evento… ya sabes todos esos detalles protocolarios.
- ¿Mi madre? ¿no recuerdo que le hayamos pedido que organice la boda?, pensé que tu querrías estar al tanto de los detalles.
- Tienes razón no se lo hemos pedido, hablaré con ella cuanto antes… por supuesto aceptará de mil amores, ya sabes como le gustan los eventos sociales.
- Creo que será mejor postponerla para que puedas dedicarle tiempo.
- Por supuesto que no, yo confío plenamente en Priscila además la pobre ha de necesitar algo en que entretenerse.
- Al contrario, yo creo que ya tiene las manos llenas.
- Entonces contrataré a una organizadora profesional y en cuanto baje del avión nos casaremos.
- Tal vez deberías pedirle que te consiguiera un novio por catálogo. – dijo el rubio desanimado.
- Ja, ja… que gracioso, mejor dime a donde me vas a invitar a celebrar; el día de hoy quiero bailar…
En noviembre, el día de salida se acercaba y Archie no estaba dispuesto a permitir que James tuviera la oportunidad de salir con Candy nuevamente, por lo que planeaba declararle sus sentimientos pidiéndole que fuera su novia y, para eso, le pidió ayuda a Patty quien ya era novia oficial de Stear…
- Mientras las chicas se arreglaban para compartir con los chicos la tarde del tercer viernes del mes, Patty comentó:
- Candy, hay algo de lo que debo hablarte… ¿sabes? Hay un chico que piensa mucho en ti y me ha pedido que los dejemos a solas está tarde, creo que se te va a declarar.
- Patty no me digas eso, que me muero de nervios ¿Quién es ese chico? – preguntó Candy.
- Archivald Cornwell, no se supone que te lo diría, pero lo hice para que no te tome de sorpresa…
- ¿Archie? – preguntó Candy sorprendida, en ese momento Annie dejó caer un espejo de mano que se rompió en medio de los grandes sollozos de la chica.
- ¿Qué te pasa Annie? ¿Por qué lloras?
-No me lo quites, por favor, Candy… no me lo quites.
- ¿Qué dices?
- No me quites a Archie. Antes de que llegaras, él y yo éramos muy buenos amigos, pensé que pronto se me declararía, pero desde que llegaste ya casi ni me habla… de hecho, rechace las invitaciones al baile pensando que él me invitaría, pero te invitó a ti. Eres bonita y todos quieren estar contigo, tú puedes estar con alguien más, por favor no me quites a Archie.
- Annie, eso es patético ¿Cómo es posible que te rebajes de esta manera? ¿no seas rogona y gánate a Archivald por las buenas? – dijo Eliza.
- Claro como tu tienes ese cuerpo de infarto, pero mírame a mi… toda gorda y fea.
- Por Dios Annie ¿de dónde sacas eso? si eres un palo.
- Mi madre dice que para agarrar a un buen partido debo bajar por lo menos dos tallas más.
- ¿para qué? ¿para qué luzcas como las modelos anoréxicas? Yo creo que a los hombres les gusta agarrar un poco más de carnita, algo más "substancial"
- Ya, tranquilícense muchachas… Descuida Annie, Archie no es para mí más que un buen amigo, en realidad a mí me gusta otro chico.
- ¿Me lo prometes Candy?
- Por supuesto, a nuestra amiga no le faltan galanes y puede darse el lujo de escoger – dijo Eliza exasperada por los lloriqueos de Annie.
- Gracias, nunca lo voy a olvidar – dijo Annie arrojándose dramáticamente a los brazos de Candy.
Como Patty lo había predicho, en un momento todos se alejaron para dejar a Candy con Archie. La joven trató de desviar la conversación, pero el castaño se armó de valor y le declaró sus sentimientos, acercándose para besarla. Candy desvió la mirada al piso y se sinceró diciendo: "Archie, eres un gran amigo, el mejor. Me apena un poco esta situación, pero he de ser honesta contigo, desde hace algún tiempo estoy enamorada de otro chico. Lo siento, no quisiera perder tu amistad."
El castaño, aun muy cerca de ella, buscaba su mirada para pedirle una oportunidad de demostrarle que podía ser tan buen novio como ese otro chico, pero fueron interrumpidos por la voz autoritaria de William que llamaba a su sobrino: "Archivald"
Ambos se sobresaltaron y el castaño se digirió hacia donde estaba el rubio parado no muy lejos de ahí…
- Dime tío – dijo el castaño con el rostro aun desencajado por la respuesta de Candy.
- La tía Elroy necesita ayuda en el estacionamiento.
- Enseguida – dijo el castaño bajando la mirada y encaminándose hacia el lugar indicado.
El rubio siguió de frente sin voltear a mirar a Candy; en su interior sentía un profundo dolor que descargó con furia al golpear fuertemente el escritorio de su oficina con ambos puños. Aunque sabía que no podía estar con ella, simplemente no se resignaba a verla con alguien más. Cuando eso sucedía, su corazón experimentaba un dolor tan profundo, que sentía que le faltaba la respiración… en esa ocasión no pudo evitar derramar un par de lagrimas de impotencia ¿por qué no podía sacársela del alma?
Durante la semana, William no había tenido tiempo de preparar el examen mensual, por lo que había decidido ir a la escuela a dejarlo todo listo para el lunes, pero jamás imaginó que se encontraría con una escena como esa donde su propio sobrino intentaba besar a la joven quien, con una mirada, le robaba el aliento. Incapaz de concentrarse, salió del colegio y condujo hasta detenerse en Harrods y comenzó a vagar sin rumbo por el centro comercial. William amaba la naturaleza y la magnífica soledad que se respiraba en los bosques, pero al encontrarse en Londres, era difícil encontrar un lugar que le ofreciera esa tranquilidad, así que el centro comercial era una buena opción pues aun estando lleno de gente, todo el mundo caminaba tan de prisa concentrándose en sus propios asuntos, que el lugar parecía un completo desierto.
Cuando su corazón recobró la tranquilidad, decidió tomar un café por lo que se detuvo en "Harrods Roast and Bake" donde una cara familiar lo saludó.
- William ¿Cómo estás? Que coincidencia, acabo de ver a Karen en el consultorio. Me da gusto que hayan decidido comenzar una familia, el día de hoy fue el perfecto para retirar el implante porque el ciclo de Karen está por comenzar y posiblemente este mismo mes pueda quedar embarazada.
- Buenas tardes, doctora Wilson… esas son… magnificas noticias – dijo el rubio escogiendo sus palabras con cuidado. Después, se despidió rápidamente diciendo: supongo que la veremos pronto, que disfrute su café.
Cuando llegó a su casa, notó que Karen tenía un pequeño parche en el antebrazo donde anteriormente había estado el implante anticonceptivo y pregunto: ¿Qué te pasó ahí?
- Fui con la doctora Wilson para que me retirara el implante anticonceptivo – contestó Karen con naturalidad.
- ¿Tuviste algún problema? ¿Quieres que me cuide yo? – preguntó el rubio con tranquilidad.
- No. Quiero ser madre. Después de convivir con el pequeño Anthony, me he dado cuenta de que ser madre es uno de mis más grandes anhelos. Definitivamente ya no soy joven y no quiero ser primeriza después de los treinta, ya sabes, los doctores después empiezan con que si el bebé va a tener problemas de salud y todas esas cosas…
- No.
- ¿Qué dijiste?
- Dije que no. Discúlpame, pero no creo que tener un hijo en este momento sea lo más adecuado para nosotros.
- ¿Quién mejor que yo que voy a ser la madre para saber cuando es el mejor momento?
- No discúlpame, pero ese bebé también sería mío y tengo derecho a opinar acerca de lo que quiero y no quiero para él. Karen, seamos honestos ¿tu crees que en realidad nuestra relación está para traer a un bebé al mundo cuando estamos un día bien y dos mal?
- ¿Por qué no? La gente dice que los bebés unen a la familia.
- Por supuesto que no. No voy a darle la responsabilidad a un recién nacido de arreglar las cosas que nosotros no hemos podido en todo este tiempo. Además, hace unos días me dijiste que acababas de aceptar la investigación en Brasil ¿acaso vas a renunciar a ella?
- ¿Por qué habría de hacerlo? La doctora Wilson dijo que podría quedar embarazada este mismo mes, la investigación comenzará dentro de un año para ese entonces ya habré dado a luz.
- ¿Y el bebé? ¿Qué piensas hacer con un bebé de tres meses?
- ¡William, por Dios se te cierra el mundo!… pues contratamos dos o tres niñeras las que sean necesarias para que cuiden de él en mi ausencia; así es como crecen los hijos de las celebridades.
- No me interesan los hijos de las celebridades, ¡me interesa mi hijo y no voy a permitir que lo traigas al mundo a vivir rodeado de gente extraña!
- Podrías tomar vacaciones para que estés con él en casa, como dijiste, el bebé también sería tuyo, es justo que me ayudes.
- Sabes bien que no puedo tomar cuatro meses de vacaciones, así como así, de nuestro trabajo dependen muchas personas. Tal vez si estuvieras aquí podríamos turnarnos durante el día para que ambos pudiéramos trabajar, de otra forma no es posible.
- Ah claro y por supuesto el bienestar de todas esas personas esta por encima de tu mujer y tu hijo.
- No, no es así, pero no tengo por que afectar a ninguna de las dos partes si es algo que se puede planear. Si quieres tener el bebé, tendrás que estar aquí con él, de lo contrario no le encuentro sentido a tu deseo de ser madre.
- Lo sabía, eres tan egoísta que quieres que deje uno de mis más grandes sueños para tenerme aquí esclavizada.
- Por mi tienes toda la libertad de ir a donde te plazca, pero hablaremos del bebé cuando estes lista para hacerte responsable de él.
- ¡Eres un egoísta! ¿para que sirven todos tus millones si de todas formas tengo que estar aquí cuidando del bebé? ¿acaso no sabes que hay escuelas especializadas que preparan excelentes niñeras que lo educarían mucho mejor que yo?
- Tal vez deberíamos pagarte clases en una de ellas, para ver si te enseñan a tener instinto materno.
- Desgraciado ¿Por qué no admites que te mueres por terminar lo nuestro para correr a los brazos de esa chiquilla? Por eso no quieres casarte y te preocupa "tanto" la calidad de vida de nuestro hijo.
- No sé de qué estás hablando…
- De Candice White, ¿acaso crees que no sé que te mueres por ella?
- ¿Qué tiene que ver Candice White con que quieras que mi madre organice nuestra boda y dejar a nuestro hijo a los tres meses con un montón de niñeras? Mi relación es contigo, eres tú la que debería estar a mi lado en todas esas cosas. ¿Acaso pretendes que yo solo sea el proveedor de la casa, la boda y la familia perfectas mientras tú vas y bienes persiguiendo las cosas que realmente te interesan?
- ¡No, no me cambies de conversación! ¡Admite que esa chiquilla te gusta, el día del festival me reclamaste que te puse en ridículo cuando en realidad tu fuiste el que me puso en ridículo a mí por la forma en que la mirabas! Todo el mundo se dio cuenta, hasta tu madre trató de tapar tu desfachatez. Desde que ella llegó, no te gusta nada de lo que hago y te la pasas culpándome de todo y por todo. Al menos, sé hombre para admitir que me engañas con ella.
- Tienes razón, Candice White es una joven muy bella. Me agrada, como le puede agradar a muchas personas, pero entre ella y yo no hay absolutamente nada fuera de la relación profesor-alumna. Ella nada tiene que ver en la forma como hicimos las cosas y tampoco en nuestros desacuerdos y, como veo que no hay forma en que podamos resolver esto, es mejor dejarlo todo por la paz, puedes quedarte en la casa el tiempo que desees, yo no regresaré – dijo el rubio abandonando el lugar.
- ¡William! ¡William! Regresa no hemos terminado – gritaba Karen ahogada en llanto, mientras lanzaba todo cuanto podía contra la puerta por donde había salido el rubio.
Continuara…
Hola, ¿nunca les ha pasado que mientras más les dicen que no pueden hacer algo más lo quieren hacer?
Al parecer eso me ha estado pasando, se supone que debería descansar, sin embargo, está historia no ha dejado de gritarme ni de día ni de de noche y la única forma de dejar de darle vueltas es ponerla por escrito. Aquí tienen otro capítulo, aunque mucho más pequeño que los anteriores, espero que les agrade.
Muchísimas gracias por sus bendiciones y buenos deseos, los recibo con mucha humildad y agradecida por su gentileza. Ahora sí, ya no creo poder publicar otro capitulo antes del año nuevo, por lo que les deseo que en este año 2022 el Señor los bendiga con todos aquellos bienes materiales e inmateriales que necesiten para tener una vida plena y feliz.
Con enorme cariño,
Laura Ardlay.
P.S. Reeka21 sorry, no tengo idea de cuantos capítulos va a tener esta historia, en realidad mis fics no son adaptados de otros trabajos los voy escribiendo conforme se me van ocurriendo, pero nuestros rubios apenas tendrán la oportunidad de conocerse mejor.
