Aqui esta otro capitulo de nuestra maravillosa historia, la verdad no pensaba actualizar tan pronto pero me llego un momento de inspiración y quise aprovecharlo, asi como los reviews que recibi por parte de cada uno de ustedes mostrandome su apoyo y lo que desearian en los siguientes capitulos realmente aprecio eso. Bueno como dije con anterioridad este capitulo contendra muchas muestras de sentimientos para algunos personajes, pero sobretodo en Dietfried. Respecto a los que me preguntaban si Violet ya se olvido del Mayor Gilbert aqui de cierta forma ella lo sigue amando pero de una forma completamente diferente a Dietfried, ya que su esposo ha sido una pieza clave en su pasado, presente y futuro dejando poco a poco claro de sus verdaderos sentimientos en cada uno de los hermanos Bougainvillea.
No olviden dejar su review.
"…." Flashback y/o pensamientos
Hablan- Presente
Muchas gracias, cuidense mucho.
Los quiere. TheOtherDestiny.
Capítulo 14: ATADURAS
Escenas del capítulo anterior.
Las palabras quedaron atoradas en su garganta y es que frente a él se encontraba Violet con un ajustado conjunto blanco de ropa interior hecho de seda, adhiriéndose como una segunda piel haciendo resaltar sus pechos, su pequeña cintura y sus torneadas piernas; pero reconocía lo que realmente enloqueció a Dietfried fue el rostro sonrojado de ella y sus tímidos ojos azules, mientras sus cabello dorado se encontraba suelto.
- "Diablos esto será más difícil de lo que pensé". – como si su cuerpo fuera una marioneta se fue acercando a la doll para tomar suavemente su barbilla y murmurar. – Eres realmente hermosa, Violet. – para estampar sus labios en los de ella en un beso necesitado de deseo, hambre y aunque odiara reconocerlo de amor.
- "Lo odio, maldito seas Albert maldito seas ojalá te encuentres en el infierno. – exclamaba furioso Dietfried al ver como en la Marina volvía a tener roces con viejos amigos de su difunto padre, por su "rebeldía" haciéndole recalcar que debía de integrarse al ejercito junto con Gilbert. – Porque será que aun después de tu muerte sigue persiguiéndome tus ordenes padre. – odiaba reconocerlo, pero esas palabras con anterioridad eran una mentiras, porque le gustara o no ese hombre había sido su padre. – Creo que si lo pensamos bien seria mi relación más toxica hasta el momento.
Bueno al menos no podría empeorar se encontraba furioso descargando su furia en los botes de basura de ese mal oliente callejón, pero en eso escucho uno llantos de una… ¿niña? Cerca de él, además de algunas voces de seguramente unos hombres. Sus pies se movieron solos al lugar donde se escuchaban los ruidos, para visualizar como una niña de alrededor de diez años de cabello rubio hasta los hombros, su piel era nívea, vestía de una forma aristócrata de un hermoso vestido color miel, pero lo que cautivo a Dietfried fueron sus enormes ojos zafiro adornados de unas gruesas pestañas negras. Sintió rabia al ver cómo era rodeada por tres hombres que notablemente se veía que no tenían buenas intenciones con ella.
- "Malditos bastardos solo es una niña, cuál es su morbo". – vio como un hombre de cabellera negra seguramente el líder se acercaba a ella tratando de levantar un poco de su vestido.
- Vamos pequeña no tengas miedo, no te haremos daño. – los ojos zafiro vieron con terror como ese sujeto se acercaba más a ella. – Seguramente estas perdida, mira qué tal si jugamos un juego muy divertido que seguramente disfrutaras y después te llevábamos con tu madre, ¿te parece bien? – la rubia negó rotundamente con la cabeza mientras gruesas lagrimas surgían de su rostro.
- Venga Marco no tenemos tiempo que perder, solamente debemos de tomarla y llevarla al mismo lugar de siempre. – otro hombre se fue acercando ansioso. – No será la primera ni la última niñita que la disfrutemos, porque sus padres no la quieren.
- ¡MIS PAPÁS SI ME QUIEREN! – grito furiosa la menor ante el desconcierto de los hombres y logrando que una sonrisa surgiera en el rostro del ojiverde por sus agallas. – Ustedes son malos, mi papá y mi hermano me han dicho que las personas desconocidas nunca te ayudan, además ustedes me asustan.
El hombre que anteriormente llamaron como Marco se desesperado y tomo el cabello de ella jalándolo por detrás.
- Mira niñita es mejor que cooperes porque si no…
- Sino que le harás. – Dietfried se mostró ante ellos harto de ver ese acto de cobardía. – Sera mejor que la sueltes sino deseas que te rompa la cara o en el peor de los casos esos poco sesos que tienen, imbécil.
Él se encontraba frente a ellos, el pelinegro dirigió su mirada ónix al hombre viéndolo solamente como un joven demasiado estúpido con aires de héroe. Mientras que esa pequeña lo contemplaba embelesada viéndolo como un ser fascinante.
- Pero que tenemos aquí, a alguien demasiado estúpido. Mira niñito es mejor que te largues por donde viniste sino quieres que te mate, por estar arruinando nuestra diversión. – sonrió con prepotencia, no era la primera vez que se topaba con sujetos con aire de grandeza. - ¿Qué te parece tan gracioso?
- Que por tipos como tú a veces me cuestiono que realmente debería de estar en el ejército. – el hombre furioso, hizo una seña pero que uno de sus amigos lo atacara, pero Dietfried fácilmente lo esquivo y antes de que cayera el sujeto lo tomo por el brazo girándolo en su proceso. – Ves es demasiado fácil, ni siquiera debo de esforzarme.
Otro sujeto el que reconocía como el ansioso compulsivo iba directo así él entonces torció el brazo del otro tipo, además de tocar un punto en su cuello para dejarlo inconsciente y se lo lanzo a su amigo cayendo los dos de bruces y antes de que ocurriera algo el ojiverde quedo cerca de sus piernas y de un fuerte golpe trono la rodilla de uno.
- Thomas, Humberto. – había gritado el azabache. – Maldito bastardo, mira sino me haces nada prometo compartir a esta cría contigo, se ve que es dócil y seguramente aun sea pura. – torció la boca ante semejante infamia. – Es más te prometo que tú serás el primero en divertirte con ella, ¿Qué dices? – las palabras del sujeto llamado Marco eran amistosas, pero la niña vio como cautelosamente sacaba una pistola que se encontraba en su espalda y sin dudarlo al mismo tiempo que el azabache mostro su arma disparando ella corrió rápidamente derrumbando a Dietfried, quien también se encontraba armado y disparo primero a la mano y después a las costillas de este. – ¡MOCOSOS DEL DEMONIO!
El hombre exclamo furioso al ver que no tendría diversión y que un imbécil acabo fácilmente con él y sus amigos, antes de caer inconsciente. El azabache azulado cerro sus ojos por un momento, ya, aunque la pequeña fue rápida la bala alcanzo a rosarlo un poco, pero lo más importante ahora era auxiliar al pequeño ser que se encontraba temblando y aún estaba arriba de él.
- Oe, pequeña, ¿te encuentras bien? – cómo pudo trato de acomodarlos en una manera menos incomoda y tomo con sus manos el rostro bañado de lágrimas de ella. - ¿No te hicieron nada verdad?
- N-no, pero ellos son malos. – murmuraba muerta de miedo. – Ellos querían hacerme…querían hacerme daño.
- Shhh. – recargando la cabeza rubia en su pecho. – Tranquila, todo estará bien. Te encuentras a salvo te prometo que mientras este a tu lado nada te pasara. ¿De acuerdo?
El simple tacto del hombre, además de sus palabras hicieron que las mejillas de la pequeña adquirieran un color carmín, haciéndola aún más encantadora ante los ojos de Dietfried.
- Anda vamos a buscar a tus padres. – levándose con ella aun en los brazos, pero estaba tan absorto el hombre que no noto la mirada que esa pequeña niña le dedicaba llena de admiración, gentileza y confianza. - ¿Dónde fue la última vez que viste a tus padres?
- Mamá se encontraba comprándome unos vestidos dentro de una tienda a tres cuadras, pero había demasiada gente y por accidente solté la mano de mi nana.
- Ya veo. – a su memoria venían todas la veces que su madre junto a él y Gilbert iban de compras a petición de la mayor, para distraerlos.
- Disculpe. – la ojiazul interrumpió sus memorias, dirigiendo su mirada hacia ella vio que extrañamente no lo veía con miedo como la mayoría de los niños lo veían, siendo un claro signo de porque no los soportaba. – Me podría decir su nombre.
- No deberías de bajar la guardia ante un desconocido eso trataste de decir hace un momento en el callejón.
- Se perfectamente lo que dije, pero usted es un desconocido muy bueno y gentil. – sonrió viéndolo aún. – Además si hubiera deseado hacerme algo, ya lo habría hecho. Por cierto, me gusta mucho su cabello largo. – tocando con delicadeza la larga trenza de él y haciéndolo reír más de lo que recordaba en su vida, por un rasgo que su padre odiaba, un claro signo de rebeldía.
- Para ser una niña eres bastante respondona. Pero está bien me llamo Dietfried Bougainvillea ¿y tú pequeña? – ante el apelativo hizo un puchero de clara desconformidad haciendo que riera ante las múltiples expresiones de esa niña.
- No soy una niña acabo de cumplir los diez ayer. – decía orgullosa. – y nombre es…
- ¡Elizabeth Windsor! – una tercera voz interrumpió el afable momento, entonces de un momento a otro la pequeña fue arrebatada de los brazos de Dietfried por una mujer demasiado parecida a ella. - ¿Dónde has estado? Acaso no sabes lo preocupada que me encontraba señorita. – en respuesta ante la reprimiendo la niña agachaba la mirada.
Pero en la cabeza de Dietfried venia una y otra vez el nombre de esa niña o siendo más específicos ese apellido que por desgracia no era muy común como el suyo, excepto por pertenecer a las familias más respetadas de toda Europa. La mirada zafiro de la mujer vio al hombre frente a ella y no pudo ocultar su sorpresa al ver el gran parecido que tenía con su sobrino…
- Mami perdóname, no volverá a ocurrir además Dietfried me ayudo. Él es muy valiente y gentil. – Elizabeth elogiaba enormemente el hombre frente a ella sin ser consciente la incomodidad del ambiente.
- Perdone mi atrevimiento, pero usted es hijo de…
- Debería cuidar mejor de su hija, Leiden puede ser un lugar pacifico, pero eso no impide que siempre exista "personas que desean lastimar a otras, por mero capricho o deseo". – ambas rubias vieron como esos cálidos ojos esmeraldas cambiaban hasta parecer dos brazas amenazadoras. – y si su pregunta es si soy hijo de Albert Bougainvillea es correcto. Señora. – ahora Nina Windsor quería desaparecer y es que se encontraba frente al hijo del hombre que arrebato la felicidad de la hermana de su esposo y media hermano de Víctor.
- Perdóneme nuevamente tendré en cuenta sus palabras joven Bougainvillea y muchas gracias por rescatar mi hija. – el hombre solamente asintió para comenzar a alejarse de esas personas pertenecientes a esa mujer, pero una pequeña mano lo detuvo. – ¿Qué sucede niña?
- Dietfried, ¿algún día nos volveremos a ver? – esa inocente pregunta hizo que su gélido corazón se quebrara y es que ella no tenía la culpa del pasado, pero…
- Lo dudo, por desgracia tu familia y la mía estarán encadenados por la dinastía de los pecados. – sin más comenzó su camino olvidándose por completo de ellas y esperando que nunca más se encontrara con…"
- Elizabeth. – decía suavemente el Almirante al contemplar frente a él la exquisita figura de Violet refugiada por una cobija y embelesado como la primera vez que la conoció toco suavemente su mejilla delineando su fino rostro, a la vez que apartaba unos finos mechones rebeldes. – Porque precisamente hoy tuve que soñar contigo, y pensar que te había salvado de las garras de esos imbéciles para caer a manos de un monstruo peor que ellos…yo. – decía melancólico mientras tocaba las manos metálicas de ella.
Debía de levantarse el día de hoy su esposa y el partirían a misiones diferentes, pero con el mismo destino. Ella para realizar una carta a un cliente y el a analizar el terreno donde había noticias de rebeldes; tomándola por los hombros comenzó a moverla un poco solamente para que sus ojos zafiros comenzaran a abrirse haciendo que ambas miradas se encontraran, como instinto desde la primera noche que comenzaron a dormir juntos hace una semana ambos se acercaron para besarse. Dietfried sabía perfectamente que estaba mal sus acciones, pero es que desde que volvió a tocar los sedosos labios de Violet parecía un adicto a ellos, aunque realmente lo que sorprendía al hombre es como ella le correspondía con la misma intensidad.
Cuando Violet abrió los ojos y pudo visualizar la mirada que el Almirante le dedicaba su cuerpo siempre tenía el impulso de acercar su rostro para besarlo, sentía como la intensidad del beso iba subiendo y como de un momento a otro se encontraba debajo de él, con una mano de él en su nuca y la otra tocando su pierna la cual ella enrosco en la cintura del hombre. Gimió cuando sintió algo rozar su vientre, pero ese mismo sonido logro despertar al ojiverde y separándose un poco de ella pudo visualizar el rostro de esa niña de diez años, luego cuando la encontró a los casi catorce haciéndola suya por primera vez, después cuando se volvieron a reencontrar ese día en que le reclamo ser una doll y después la imagen de ella sonrojada notando como poco a poco regresaban esos expresivos ojos que él junto con los fantasmas del pasado borraron, para convertirla en una arma.
- Es mejor alistarnos. - bajándose rápidamente de la cama, dejando a la joven con un dolor inexplicable en el pecho. –Un poco más tarde de medio día partiremos a nuestra misión, es mejor preparar todo para que no surjan inconvenientes. – los ojos zafiro vieron como la desnuda espalda de su esposo se encontraba tensa. – Te recogeré en tu trabajo, está preparada con tus herramientas.
Sin dejar que ella respondiera se perdió en la puerta del baño, dejando a Violet con claros signos de que deseaba llorar, no comprendía por qué si estaban cumpliendo parte de los acuerdos que quedaron desde el principio, pero cada vez que deseaba involucrarse con su esposo porque había algo que su pecho reclamaba cuando los besos y caricias subían de nivel , el Almirante siempre se detenía con esa mirada que no lograba comprender provocando que un gran vacío doloroso se adentrara en su corazón. Pero entonces el frio metal de sus manos hicieron que por primera vez en su vida viera con dolor y vergüenza haber perdido sus brazos.
- "Seguramente es por mis brazos". – pero lo que no sabía Violet es que el deseo de Dietfried por ella crecían cada día más haciendo que su deseo de hacerla suya nuevamente se interpusiera en su conciencia y aunque lo odie en el recuerdo latente de Gilbert.
Mientras tanto Iris se encontraba divagando respecto a la carta que había llegado justo después de la boda de Violet, donde le notificaban que su madre se encontraba demasiado enferma y que requerían de su presencia lo más pronto posible, antes de… un inevitable final de su progenitora. Como podía ir con ellos después de lo ocurrido hace casi tres años donde en esa maldita fiesta, deseaban comprometerla por el simple hecho de que una mujer debía necesitar de un hombre para prosperar, pero si seguía debatiéndose en acudir o no probablemente no pueda despedirse como correspondía del ser que más amaba, aunque últimamente las cosas no eran tan fáciles en CH Postal porque desde el día de la boda de Violet, muchas cosas cambiaron y una de ellas eran los permisos y vacaciones de los empleados, dudaba que Claudia le permitiera esa solicitud más aun en su estado. Suspiro cansada y tomaba con fuerza la carta que desea entregarle a su madre, agotada por los desvelos tanto que no se percató que chocaría de bruces contra alguien.
- Oye fíjate por donde caminas ¿acaso estas ciego o que idiota? – exclamo furiosa la castaña al estar en el suelo, pero vio como el desconocido buscaba algo desesperado, entonces su mirada dorada visualizo unos anteojos muy cerca de ella. – "Al parecer su esta medio ciego". – suspirando cansada. – Oye voltea, ¿acaso buscabas esto?
Su expresión aburrida cambio radicalmente cuando vio frente a ella los ojos verde oliva y cálidos de Oscar Webster, el cual se encontraba realmente avergonzado por andar tan distraído pensando en su nueva obra literaria que no había visto a la joven.
- Si, muchas gracias, señorita Cannary. – tomando sus gafas y levantándose rápidamente para ayudarla, la castaña acepto la ayudo tomando la mano del hombre y sintiéndose peor aún. – Iba de camino a CH Postal, para solicitar los servicios de Violet. Aunque no creo que pueda ya que probablemente se encuentre de luna de miel junto a su esposo.
- No se preocupe Violet no ha dejado de trabajar desde que se casó con el Almirante Dietfried. – se encogió de hombros. – Pero me temo que, si debiera esperar, porque el día de hoy ambos parten a unas solicitudes de su trabajo.
- Claro comprendo, tenía la esperanza de que ella volviera a escribir mi nueva novela que tengo en mente, aunque esta cambiara de género. – eso intrigo a Iris que enarco una ceja. – Deseo escribir una historia de amor, pero me temo que la única experiencia en el ámbito fue con mi difunta esposa.
Cuando ella se percató del dolor plasmado en los ojos del escritor se sintió mal y es que Violet les había comentado que el hombre aún era joven, pero que cargaba con un dolor muy grande al haber perdido a su esposa e hija.
- Perdóneme si lo incomode. – tomando su brazo en clara señal de incomodidad. – Bueno creo que es momento que me retire que tenga buen día Señor Webster. – sin decir más para no meter más la pata Iris se fue corriendo a su empleo dejando al hombre con una sonrisa ante la sincera disculpa de la doll, cuando se dio la vuelta para continuar su trayecto vio un papel debidamente doblado y como este era claramente una…
- ¿Carta?
Cattleya no dejaba de suspirar mientras contemplaba el ambiente tranquilo de Leiden, estaba sumergida desde su infancia hasta el momento en que conoció a Claudia, como fue que se enamoro del hombre, sus expresiones, su valentía incluso de sus fantasmas internos, pero realmente todo ese amor que sentía por él valía la pena. Desde la boda de Violet las cosas entre ambos se convirtieron mas densas haciendo que el hombre solo la visitara esporádicamente preguntando por su estado de salud y donde solamente tendrían citas para sus chequeos rutinarios del embarazo. Su mirada amatista se dirigió en Violet la cual se encontraba con una clienta escribiendo una carta por demás romántica a medida en que la joven iba dictando lo solicitado en ella, pero Cattleya pudo percibir cierto sentimiento conocido en la aura de la joven rubia.
- "¿Acaso tan pronto han tenido problemas ella y Dietfried?"
- Aquí esta lo solicitado señorita Cheester. – entregando la carta, pero al ver como los ojos de la clienta se abrían en primacía suponía que…
- ¿Pero que es esta bazofia? – reclamo furiosa mientras se levantaba de su asiento. – Esto se encuentra muy distante a mis verdaderas intensiones con Will. ¿Qué es eso: ¿Perdona si no soy lo suficiente mujer para llenar tus expectativas? El es quien debe de darse cuenta de su error y regresar conmigo porque debe de sentirse honrado en que una mujer de mi estatus haya fijado sus ojos en él. – la respuesta de la mujer provoco que Violet la mirara anonadada por su frivolidad y la azabache enarcara una ceja ante la prepotencia de joven. – Vine aquí porque me recomendaron que la Auto Memory doll Violet Evergarden era la mejor, pero tal parece que solo eran habladurías que se quedan muy cortas a la realidad.
Tomando sus cosas sin siquiera dejar que Violet se explicara o deseara remediar su escritura lo cual desconcertó aun mas a Cattleya.
- Tal parece que los rumores son ciertos. Que su matrimonio con el atractivo casanova Almirante Dietfried Bougainvillea era una forma de aparentar sus pecados, porque dudo mucho que un hombre como el se sienta pleno con una "mujer a medias". – decía mientras veía las manos metálicas de la ojiazul.
- Oye ¿Quién demonios te crees para…? – Cattleya se había levantado de su asiento rápidamente para enfrentar a esa niña berrinchuda, que se encontraba humillando a su amiga, pero la voz fría de alguien la interrumpió.
- Señorita será mejor que me acompañe a la salida, esta provocando un escándalo por su falta de educación. – Benedict el cual había escuchado todo desde el principio no soporto como esa… "señorita" había insultado a su amiga con palabras de tal magnitud. – Si no lo hace en este momento me temo que tendré que usar otros métodos para que desaloje nuestro lugar de trabajo.
- ¿pero quien te crees que eres? ¿Acaso no sabes quien soy yo? – ofendida la castaña miraba retadoramente al joven Blue, que sonrió cínico.
- Si me encuentro frente a una persona sin escrúpulos, berrinchuda y soberbia con aires de grandeza. No lo repetiré nuevamente: Váyase ahora mismo, aunque claro no será sin pedir una disculpa de ante mano a la señora Bougainvillea. – la joven rio con burla.
- La señora Bougainvillea, por favor no me hagas reír. Esta señorita solamente significa un recuerdo del joven Dietfried de la guerra, una simple arma que se puede desechar. Eso es un secreto a voces que mi padre me dijo y hoy lo confirme, pero si se siente mejor me disculpo por su ineficiencia. Con permiso.
Tanto Cattleya como Benedict deseaban detener a esa insoportable mujer y hacer que se disculpara debidamente con Violet, porque eran conscientes que las palabras de ella afectaron de sobremanera a la doll. En cambio, en los pensamientos de Violet venían cada palabra de ella y como tenía razón, por su egoísmo de permanecer al lado del Almirante y protegerlo, lo había encadenado a un matrimonio sin amor.
- "Para tu información yo no tengo que competir con un muerto, porque solamente nos estamos usando. Buscando un beneficio propio. Yo nunca amare a la mujer que mato a mi hermano".
- Violet, cariño. – la suave mano de Cattleya sobre la de ella, la saco de sus pensamientos. - ¿Deseas hablar conmigo?
- ¿Y Benedict? – mirando en la habitación donde solo se encontraban ellas dos.
- Le pedí que nos dejara a solas, sabes ahora que te miro me doy cuenta que realmente cambiaste en este tiempo.
- No lo creo, es como la señorita Cheester dijo simplemente soy…
- Eres una mujer casada descubriendo sus sentimientos de amor hacia su esposo, Violet. – los ojos zafiro de la nombrada se abrieron. – Las cosas no andan bien entre el Almirante y tú, ¿verdad? – asistió apenada. – Ha sido muy brusco contigo íntimamente, te ha forzado en estar con él o…
- No simplemente, siento que me mira como dijeron "una mujer a medias". – los ojos amatistas no comprendieron las palabras que su amiga decía, simplemente tomo por los hombros a Violet, para después abrazarla.
"Desde el momento en que Dietfried vio la atractiva ropa de dormir que portaba Violet, su cuerpo quedo hipnotizado ante la belleza de ella. Aunque por años hubiera negado ante sus ojos no había mujer mas bella que Violet, desde aquel día en que estuvieron juntos pudo percibir lo tersa que era su piel, tan frágil y delicada; el cambio de sus expresiones en cada toque, beso y embestida que el daba, por eso mismo cuando volvió a verla frente a él no dudo ni un segundo para tomarla de la cintura y nuca para estampar sus labios sobre los ella. Comenzó a besarla de forma suave y al ver que ella correspondía el beso fue acercando mas sus caderas a las de ella, logrando que abriera un poco su boca para ingresar en ella su lengua y comenzar a tomarla con mayor dominio.
Violet tocaba sutilmente el pecho desnudo de su esposo haciendo que en respuesta el ojiverde comenzara a desabrochar la parte de enfrente del corsé y mostrar parte de sus senos, los cuales fueron acunados por las grandes manos de él para después comenzar a bajar sus besos por el largo cuello de ella, sus finos hombros hasta llegar a ellos y comenzar a besarlos, dejando al final el erecto pezón de ella para alimentarse de ellos. La joven sabía que esta ocasión era completamente diferente a la primera noche que compartieron juntos, dejando estragos en ellos. Dietfried llevo a la joven a la cama para depositarla suavemente y después encontrarse arriba de ella, para volver a su tarea de besar su pecho mientras tocaba el otro comprobando que con los años habían crecido.
- Ah. – gimió la ojiazul al sentir como la mano de su esposo movía su ropa interior, para introducir uno de sus dedos, haciendo que su cara adquiriera una mueca de incomodidad, haciendo que el detuviera su tarea al ver como ella tenia cerrados sus ojos apretando fuertemente sus parpados.
- ¿Te…ah…te encuentras bien? – ganándose un simple asentimiento por parte de la rubia, entonces volvió a introducir su dedo buscando la forma de darle placer a Violet y prepararla para…- "Sabes Dietfried terminando la guerra le pediré a Violet casarse conmigo", cerro los ojos fuerte por el eco de la voz de Gilbert, rápidamente volvió a besar los labios ya hinchados de la joven que correspondía la misma intensidad que él, pero…
"Sabes me he enamorado de Violet, se que para ti no es mas que una arma para matar, pero para mi significa mas que eso. Deseo compartir mi vida con ella, demostrarle el significado del verdadero amor". Entonces el ojiverde se detuvo de golpe como si con tocarla e encontrara traicionando a su hermano, pero al hacerlo no le agrado lo que vio: era ella junto a él en la mismo posición en la que se encontraban, solamente que él la penetraba sin contemplación mientras ella con suaves gemidos reprimía el dolor de sus embistes, pero eso no le importaba solo su placer viendo como comenzaba a marcarla en todo su cuerpo, como si en aquella vil acción podría vengar una parte del dolor de su madre y de todo el daño causado por su padre. La suave mano de Violet lo trajeron a la realidad, pero lejos de consolarlo lo hizo sentirse el peor hijo de puta porque ahí mismo se encontraba la prueba viviente de sus acciones. Su hermano estaba muerto y ella…esa tierna niña que tuvo confianza en el había perdido todo sus recuerdos, su humanidad, sus sentimientos, su inocencia y por último sus brazos a causa del verdadero monstruo y verdugo de Violet…no el no solamente era él verdugo de Violet Evergarden sino de Elizabeth Windsor.
- Dietfried, ¿te encuentras bien? "Dietfried, ¿algún día nos volveremos a ver?" – nuevamente venia su primer encuentro con ella.
- N-no puedo. – negó con la cabeza. – Perdona, pero no puedo hacer esto. – tomando la fina sabana para tapar el desnudo cuerpo de ella. – Es mejor descansar, anda duerme. – besando su frente y después disponerse a darse una ducha de agua fría ante el calor desbordante que se encontraba en su cuerpo.
Violet no comprendía que había sucedido, tanto Cattleya como la señora Amelia le recomendaron este tipo de ropa para que ella y Dietfried comenzaran a disfrutar la planitud del matrimonio, pero tal parece que nuevamente el destino se encargaba de recalcarle quien era ella, con cuidado se arropo con la sábado dándole la espalda a Dietfried en cuanto saliera del cuarto de baño, dejándose guiar por los brazos de Morfeo y derramando pequeñas lágrimas, por ser incapaz de comprender a su esposo, porque aun no era capaz ni siquiera que estaba comenzando a sentir ella misma".
- Señor Bougainvillea, ya llegamos. – el chofer interrumpió sus pensamientos de su luna miel al anunciar que se encontraban frente a CH Postal. – Iré por la señora para…
- No es necesario. – bajándose del coche. – Iré yo mismo, por mi esposa. No tardamos.
El afable hombre mayor sonrió ante la actitud delicada de mostraba el niño Dietfried ante su joven esposa, porque, aunque no lo reconociera para todos los que Vivian en la Mansión Bougainvillea eran testigos de la devoción del hombre hacia Violet.
Cuando el Almirante puso un pie en el lugar la mayoría de los empleados detuvieron sus actividades solo para visualizar el siempre imponente Dietfried Bougainvillea esperar por su esposa, pero siendo honesto consigo mismo nunca le ha agradado ser el centro de atención así que directamente saludo a Roland, preguntando por su esposa, recibiendo de este simplemente que se encontraba en el área de escritura, sin perder mas tiempo fue a dicho lugar pero al adentrarse no vio a Violet sino que simplemente a…
- Buenos días, Almirante Dietfried. – los ojos amatistas escanearon la apariencia del hombre buscando algún signo de desconfianza, pero ante sus sorpresa lo veía igual de desmejorado y confuso que su amiga. – Si busca a Violet fue con Claudia a ultimar detalles del cliente, puede esperarla aquí. – señalando un sillón, pero deseaba salir de la habitación para buscarla y sacarla de la oficina de Hodgins. – Descuide Claudia no ha intentado nada con ella desde la boda, es mas incluso se muestra un poco mas tranquilo.
- Eso es lo que me inquieta mas Hodgins nunca ha sido una persona por completo tranquilo, eso deberías saberlo mejor que nadie. – ante la mención de lo obvio la melancolía surgió en la mujer. – Por lo que veo siguen teniendo problemas.
- Le interesa la vida privada de los demás, vaya eso verdaderamente me sorprende viniendo de una persona como usted. – el claro sarcasmo de la mujer hizo sonreír al hombre frente a ella.
- Me interesa desde el momento en que mi mujer esta involucrada señorita Cattleya.
- Entonces si se encuentra tan preocupado por Violet y de perderla, porque simplemente no deja esos estúpidos estigmas y fantasmas para enfocarse en lo que verdaderamente desea con ella. – esa respuesta de la pelinegra no se la esperaba. - ¿Por qué se niega en mostrarle que ella es más que instrumento para usted? Porque Violet es la mujer que ama y estoy segura que usted es correspondido. Si quiere un consejo deje ese orgullos suyo y demuestre sus verdaderos sentimientos antes de que sea demasiado tarde.
- Eso lo estas diciendo por mi o por tu relación con Hodgins. – inquirió Dietfried enarcando una ceja. – Me imagino que siguen viviendo juntos.
- Se equivoca mi relación con Claudia nunca tuvo un comienzo como el de ustedes, simplemente fue diversión mutua que termino con un hijo en camino y una desilusión por mi parte. – esa triste sonrisa ya la había visto hace muchos años, pero en una persona completamente diferente: su madre.
- Claudia siempre ha sido muy voluble con sus decisiones. – suspiro. – Si quieres un consejo lucha por él, porque a veces los hombres notamos lo que teníamos enfrente hasta que lo perdemos, pero no necesito decírtelo tu misma fuiste clara conmigo. ¿No es así Cattleya?
La mujer rio ante el "consejo" de ese hombre tan frio y imponente que nunca habían cruzado mas que un cordial saludo, se encontraban aconsejándose como dos viejos amigos, buscando remediar unas relaciones que solamente el destino se encargaría de darle frutos o no. Pero tenían razón ambos en su propósito debían de luchar por los que amaban y alcanzar su felicidad propia.
Víctor Shield realmente se sentía cansado toda esta semana pasada y es que, al entrar su padre en una crisis nerviosa, fue mejor para el hombre tomarse unos días de descanso dejando a cargo a su hijo, pero realmente para el joven nunca fue tan agotador su profesión dedicarse a la medicina siempre fue su pasión desde que era un niño y mas aun viendo la dedicación que su padre tenía. Pero esta ultima semana estaba dudando si realmente su vocación era tanta en sacrificar sus apreciadas horas de sueño y ni que decir de las lecturas que tanto amaba leer, aunque lo que odiaba es que desde la boda del primogénito de los Bougainvillea no había vuelto a ver a Erica, debía de reconocer que haber estado con esa chica tan diferente a las mujeres con las que se involucra hicieron que un pequeño gusano se sembrara dentro de él deseando mas de la castaña y como si sus plegarias fueran escuchadas vio como esta salía de una casa despidiéndose de una mujer de avanzada edad, seguramente por un encargo de la doll. Tan concentrada estaba la joven que no noto como era perseguida por el ojiazul el cual contemplaba su esbelto cuerpo y reprimiéndose porque se encontraba como un pervertido persiguiendo a la mujer que ya había entregado su corazón desde hace mucho tiempo a otro. Sin esperar más y sentir como algo recorría en sus venas al imaginarse a su pequeña ninfa en brazos de Benedict la toma de la cintura mientras tapaba su boca para guiarlos a ambos en un callejón.
- Ahora si vamos a poder hablar, Erica. – los ojos castaños veían asustada esa imponente figura delante de ella. – Dejare de taparte de la boca, pero tienes que prometerme que no gritaras ni armaras un escandalo esta bien. – el asentimiento de ella lo libero un poco, cumpliendo lo dicho.
- ¿Por qué sigue insistiendo? Lo que paso entre usted y yo fue un error, el cual no debió pasar. – esas palabras hicieron que la mirada del hombre se endureciera.
- ¿Así que no significo nada haberme entregado tu virginidad, mi pequeña ninfa? -ante la forma tan descarada de divulgar su vida intima la joven se sonrojo. – Porque eso no pensabas cuando te encontrabas gimiendo debajo de mi cuerpo.
- E-eso fue porque había bebido mucho, además usted lo dijo fue solo el momento. Así que por favor olvídelo, como yo lo hare y… déjeme en paz. – se encontraba muerta de miedo, pero debía de cortar eso de tajo.
- Mmmm… entonces quieres que olvide esa noche. – la doll asintió rápidamente. – Esta bien lo hare. – mostrando esa afable sonrisa que mostraba a todos, pero Erica sabia que era falsa o ese hombre tramaba algo. – Te dejare en paz, pero tengo una condición para eso. – tocando delicadamente su cabello corto.
- ¿Cu-cuál es?
- Regálame otra noche como esa y te dejare en paz. – sonriendo cínicamente dejando estupefacta a Erica y aprovechando la situación la volvió a besar.
En cambio, Luculia Marlborough seguía cuestionándose quien era la persona que había solicitado de sus servicios y es que desde que llego al pueblo que anteriormente era el enemigo de Leiden se encontraba realizando cartas a múltiples niños los cuales por solicitud del empleo debía de enseñarles a escribir y formar parte de una pequeña escuela que se encontraba ahí. Se había hospedado en un pequeño hostal a las a fueras, pero la persona que había pedido su permanencia en el lugar le había escrito una dirección. Al no conocer el pueblo le pidió a una niña que era la primera amiga que había hecho en el lugar le dijera donde se ubicaba esa dirección logrando sacar de esta una enorme sonrisa y comenzando a guiarla a lo que era una casa tradicional y humilde.
- Aquí es señorita Luculia. – decía la menor con una enorme sonrisa, logrando que la pelirroja desordenara un poco de su rubio cabello. – El profesor es una persona muy amable y tierna, aunque su ojos muestre mucho dolor. – conmovida por las palabras de la niña cuestiono.
- No querrás decir sus ojos Marie. – la niña negó rápidamente haciendo que Luculia enarcara una ceja. – Me dijiste que aquí vive un profesor.
- Si el llego hace tiempo aquí muy mal herido, es un hombre solitario, pero como le digo señorita Luculia el es muy bueno y tierno.
Todo esta situación comenzó a parecerle muy extraña a la doll, porque durante el tiempo que comenzó su labor nunca le toco un cliente o solicitud tan extravagante, sin más preámbulos toco la puerta del lugar esperando una respuesta del otro lado escucho unos pasos aproximándose. Nerviosa mostro su mejor sonrisa y actitud en demostrar que ante todo era una profesional, pero ni en sus mas remotos sueños o pesadillas estaría preparada para lo que vendría a continuación y es que al abrir la puerta hizo una pequeña presentación:
- Mucho gusto mi nombre es Luculia Marlborough, la Auto Memory doll que estará a cargo de…- sus palabras quedaron muertas al ver frente a ella a un… fantasma o mas bien a una persona por demás amada por muchos, donde su partida había provocado el dolor de esas mismas personas. – N-no puede ser…usted es… - y antes de terminar sus palabras fue sostenida rápidamente por la persona que había abierto la puerta desconcertándolo por la visita y la reacción de la joven.
Pero nadie culparía a esa joven de cabellos rojos y mirada verde oliva en encontrarse desmayada, porque nunca lo había conocido personalmente, pero las acciones heroicas, sus esfuerzos por preservar la paz en Leiden nunca serian olvidados y es que frente a Luculia Marlborough se encontraba nada mas ni nada menos que: "Gilbert Bougainvillea estaba vivo".
¿Que les pareció el final de este capitulo? La verdad siento que muchos se esperaban que aparciera ya Gilbert, porque no esta muerto. Siendo sincera si habra cambios respecto al fanfic como en la pelicula ya que como comente anteriormente no tuve la oportunidad de verla, por mas que quisiera. Sobre la luna de miel de Dietfried y Violet prefieri esperarme porque aunque Violet sea la mas rota por todo su pasado la verdad es que Dietfried se siente aun peor por toda esa mezcla de emociones que la doll generó en él sin ser consciente.
En el siguiente capitulo 15 Libertad :
El viaje de los recien casados se convirtio en un campo de batalla donde ambos deberán protegerse para salir vivos de ahi, Luculia no podia creer que Gilbert se encontrara vivo, pero ¿será capaz de decirle la verdad respecto a la vida actual de su hermano y la mujer que decia amar?, Iris viajara con un personaje muy peculiar no solo por su trabajo sino para cerrar viejos capitulos de su pasado, asi como Erica ¿aceptará la propuesta de Víctor Shield en volver a estar juntos? Austin Windsor descurbre que se encuentra mas cerca de sus hijos y peleará por ellos.
