Como lo comente en el capitulo anterior me encuentro escribiendo los demas capitulos de forma mas rápida, pero ire actualizando la historia solamente los Lunes y Viernes, solo el día de hoy hare una excepción, ya que será un poco larga la verdad y espero que sigan disfrutandola hasta el final.

Muchas gracias por las muestras de apoyo en escribirme sus reviews y las personas que se toman su tiempo en leerla y espero que sea de su agrado. Perdonen la falta de ortografia.

Advertencia: Contendra Lemon al final de capitulo. A partir de este capítulo habra mas escenas de este tipo.

No olviden dejar su review.

"…." Flashback y/o pensamientos

Hablan- Presente

Muchas gracias, cuidense mucho.

Los quiere. TheOtherDestiny.


Capítulo 16: Deseo


"Gilbert miraba embelesado como su hermano portaba con orgullo el uniforme de la marina y como su progenitora lo felicitaba por haber aprobado todas las pruebas con excelencia, él era su ejemplo para seguir un joven lleno de virtudes, metas y aunque lo niego con ilusiones. Lástima que su progenitor nunca ha visto las cualidades de su hermano, siempre tachándolo de ser la oveja negra de la familia, aunque antes Dietfried se esmeraba en ser reconocido por su padre desde hace un tiempo sentía una tensión entre ambos por demasiada incomoda.

- Te vez tan guapo mi niño. – decía Amelia orgullosa mientras tomaba el rostro de su primogénito. – No cabe duda que llegaras lejos en la Marina, lástima que tu padre…

- Se tendrá que enterar tarde que temprano madre. – tomando las manos de ella. – Si no es que ya está informado de mi elección.

- Dietfried, querido, si solo esperaras a que tu padre se tranquilice y terminar en la milicia.

- Y ser igual de mediocre que él, siendo un Bougainvillea con toda la extensión de la palabra. No gracias, madre. Yo a diferencia de Albert peleo por mis deseos y sueños, sin dejarme de nada ni de nadie.

Unos aplausos interrumpieron el discurso del joven de dieciocho años y es que en la entrada se encontraba Albert Bougainvillea viendo despectivamente a su hijo como a su esposa, mostrando en cada poro de su piel la inconformidad de su elección.

- Que gran discurso Dietfried, espero que seas así de temple en la milicia. – acercándose lentamente y demasiado tranquilo para el gusto de Dietfried. – Porque no pienso permitir que un hijo mío entre en la marina y menos portando ese estilo de peinado suyo. – viendo el cabello hasta los hombros del ojiverde.

- Nunca el motivo del porque debía mantenerme alejado de la Marina, pero hace tiempo descubrí tu secreto, padre. – esa declaración hizo que le mayor dejara de sonreír y lo golpeara tan fuerte haciéndolo caer, pero la sonrisa amarga del joven lo enfureció más. – Hace tiempo tus golpes dejaron de surtir efecto en mí. Hace tiempo deje de idolatrarte. – levantándose. – Hace tiempo deje de creer en tus palabras, en tus promesas incluso deje de verte como mi padre y hacerlo por lo que verdaderamente eres…- quedando frente al hombre. – Una completa bazofia.

Albert iba a golpear a su primogénito con el fuete que se encontraba en su mano, el azabache cerro los ojos esperando el golpe, pero alguien se interpuso antes de…

- ¡GILBERT! – grito su madre al ver como parte de la mejilla baja de su hijo menor comenzaba a sangrar, haciendo que ambos hombres vieran sorprendidos la acción del menor.

Entonces el cuerpo de Dietfried sintió una impotencia tan grande, porque una cosa era meterse con él dejando que su padre lo golpeara y humillara, pero otra muy distinta era que su pequeño hermano intercediera por él y sin ser consciente por primera vez en su vida golpeo fuertemente la mejilla de su padre. Dejando impactados a los presentes y sin importarle nada fue a auxiliar a Gilbert, viendo como su al final de su mejilla derecha había un gran corte del fuete de su padre y en su frente.

- Gilbert, ¿estás bien? – el joven simplemente asintió aun asustado, y viendo detrás de la espalda de su hermano mayor vio como su padre iba directo golpearlo por la ofensa, pero su madre lo detuvo con su brazo.

- ¡YA ES SUFICIENTE ALBERT! – furiosa Amelia se interpuso antes de que su esposo cometiera más barbaridades. – No volverás a tocar a ninguno de mis hijos, porque te lo juro que si vuelves a ponerle una mano encima a Dietfried como a Gilbert te las veras conmigo.

- ¿Me estas amenazando Amelia? – impresionado el hombre al ver que su sumisa esposa le respondiera así. – Acaso estas del lado del rebelde de tu hijo, por su culpa…

- No fue Dietfried el primero que fallo, ¡FUISTE TU! Tu quien con tus maltratos insanos comenzaste a matar el amor que tu hijo te tenia, Tu quien con tus faltas morales comenzaste todo junto con esa mujer.

- Probablemente si hubieras sido más mujer no tendría que haberme involucrado con ella.

- En serio Albert. – decepcionada por ver la verdadera cara del hombre que por años juro amar. – Trataras de justificar tu falta de amor propio, tu cobardía, tu falta de hombría en proporcionarme tu bajeza. – se acercó furiosa pero cautelosa ante cualquier cosa. – Sabes ni siquiera tú y ella valen la pena. Porque, a diferencia de ella, fui creada como una dama y mis hijos son unos caballeros e inocentes de toda esta porquería incluso ese niño.

Las palabras de la mujer calaron en todo el ser del patriarca, y es que a pesar de todo Albert Bougainvillea amaba a su esposa con toda la fibra de su ser, además de que cada palabra dicha por ella era cierta. Sintió como era tomado del brazo de Patrick quien por desgracia había presenciado todo y negaba con la cabeza sus viles acciones, además de Tiffany quien se encontraba al lado de Dietfried cargando a Gilbert.

- Ya es suficiente Albert. – alejándolo de su familia. – Creo que lo mejor que te vayas.

Resignado el hombre se retiró viendo como ultimo escenario las miradas de decepción y reproche de sus amigos, Amelia y Gilbert, pero nunca olvidaría esa última mirada dedicada de rencor de su primogénito Dietfried Bougainvillea."

Dietfried abrió los ojos asustado, consternado y…vivo, sin ser consciente dirigió su mirada al lugar visualizando frente a él un hermoso lago. Dirigió su mirada rápidamente a su cuerpo y se percató que se encontraba vendado parte del tórax y parte de su hombro. – "Pero debí de haber muerto por el impacto, ¿Dónde demonios estoy? ¿Dónde está…?"

- Violet. – susurro al ver como al lado opuesto de la cama se encontraba ella recostada en esta, en una posición por demás incomoda, viendo como en su mejilla derecha había un parche cubriendo seguramente una herida y como debajo de sus ojos había clara muestras de ojeras.

- No se ha despegado de ti desde que llegaron. – la voz de una mujer mayor hizo sacarlo de sus pensamientos viendo como en la puerta de la habitación, la cual portaba un vestido azul marino, su cabello estaba adornado de un gris oscuro y su mirada café lo veía detenidamente. – Realmente me sorprende que esté vivo, el lugar donde recibió la bala debió de haberlo matado en instantes, pero al parecer era mayor su deseo en permanecer en este mundo y al lado de ella.

- ¿Quién es usted? ¿Dónde estamos?

- Soy Clara Smith, la mujer que contrato los servicios de doll de su esposa. – viendo como aun a pesar de las voces seguía dormida, desconcertándolo ya que Violet tenía el sueño muy delicado. – Le di un sedante, es demasiado terca y necia, no deseaba descansar, comer y mucho menos estar lejos de usted. No ha dejado de llorar tampoco. Debería sentirse afortunado señor.

- Lo soy. – tocando delicadamente el cabello dorado que se encontraba suelto. – Verdaderamente soy afortunado en tenerla a mi lado. ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?

- Lleva casi seis días, hemos estado suministrándole el alimento y agua, para que sobreviva además de controlar su fiebre.

- Ya veo.

Hipnotizado por la belleza de Violet no pudo detener su sonrisa de bobo al verla dormir pacíficamente, y rogar a cualquier santo en dejarlo vivir dándole una segunda oportunidad, para aprovecharla regresando con su madre y sobre todo hacer feliz a Violet. Clara Smith sonrió nostálgica al ver esa muestra de amor de ese hombre y como a veces la vida nos puede regalar segundas oportunidades.

- Wow, ¿no creen que es hermosa? – exclamo un hombre embobado contemplando la belleza de la mujer que se encontraba dentro del aula estudiantil. – Terminando su clase la invitare a salir.

La risa de su acompañante hizo que arrugara el entrecejo.

- Si claro, como si fueras capaz de invitarla a salir Jhosep, una mujer como ella de seguro ya tiene a alguien o tendrá expectativas más altas.

- Mira Arthur. – tomándolo por el cuello, pero la mano de un hombre lo detuvo avergonzado dirigió su mirada azul contra la verde de…- Gilbert.

- Creo que no es lugar para comenzar una discusión Jhosep, además tu eres demasiado tranquilo. ¿con que lo provocaste esta vez Arthur?

- ¿Por qué piensas que yo lo provoque? – argumento ofendido el azabache. – Yo solamente le aclare lo obvio. – el ex Mayor enarco una ceja confundido, haciendo suspirar al otro. – Le estaba diciendo a Jhosep que un hombre como el no estaría a la altura de Luculia.

Ante lo dicho el menor de los Bougainvillea vio sutilmente la figura de la joven pelirroja, y es que desde aquella ocasión en que soñó con la muerte de su hermano el ambiente fue un tanto incomodo por la confianza que el mismo le dio inca pie a la chica. Además de que la joven literalmente se adueñó de su hogar acomodando y ordenando cosas para darle un toque hogareño, sin importarle sus quejas.

- Pero estoy seguro que Luculia no se deja guiar por la apariencia o el estatus social, ella es buena, inteligente, gentil y…

- Una terca de primera.

- ¿Eh? Dijiste algo Gilbert. – cuestiono el joven enamorado.

- Nada que es mejor que regresen a sus aulas para preparar sus clases pronto terminara la clase de ella y después del receso siguen ustedes.

En algunas ocasiones las personas que trabajan en la pequeña escuela sentían que Gilbert era un enigma total desde su llegada hasta las acciones de este, donde parecía que en lugar de solicitarlo lo pedía como una orden militar.

- Está bien Mayor Bougainvillea. – haciendo una pose de soldado Arthur se retiró jactándose de su acción, mientras que el más tímido que era Jhosep pidió disculpas y siguió el camino de su amigo.

Justamente después de haber terminado ese embrollo Marie la pequeña niña que llevo a Luculia a su casa se encontraba frente a él.

- Buenas tardes, profesor Bougainvillea. – decía sonriente.

- Buenas tardes, Marie.

- ¿Buscaba a la maestra Luculia?

- ¿Eh? ¿Qué estas…?

- Si la busca aquí esta. – tomando su mano rápidamente y arrastrándolo dentro del salón. – Si solo quería entrar para verla como los demás maestros solo puede ingresar ella no se enojará. – lo decía en un susurro cómplice.

- "Espiar a esa chica, pero si él no la amaba. Es más, si se encontraba en esta situación era porque ella había causado una disputa en sus compañeros".

El y Marie ingresaron al aula ante la mirada atónita de los presentes, diciendo un leve con permiso se sentó al lado de la pequeña rubia.

- Listo maestra ya puede continuar la clase. – exclamo contenta Marie. – Ahora si puede contarnos sobre su ultimo pensamiento hacia sus padres. – aquello desconcertó al hombre e hizo que ella se sintiera demasiado incomoda.

- Creo que mejor en otra ocasión que les parece si…- los reclamos de los menores no se hicieron esperar haciendo que Luculia deseara que la tierra se la tragara, entonces Gilbert intervino.

- Por mí no hay ningún problema, puede expresarles una vivencia de su vida si les ayudara en el futuro para reflexionar. – decía aburrido, la pelirroja suspiro derrotada y segura de que al comenzar a leerlo incomodaría al hombre, pero si el insiste.

- Es difícil dar segundas oportunidades. Aún más difícil es pedirlas. Una oportunidad para hacerla de nuevo, sabiendo lo que ahora sabes, lo que has aprendido. – cuando le joven comenzó, Gilbert se sintió incómodo. - Una oportunidad para hacerlo totalmente diferente. Una oportunidad de intentar curar el daño que le hemos provocado a alguien por incumplir una promesa. – viendo fijamente al hombre de mirada verde. – Por nuestros errores, por algo que sin querer hicimos. Es difícil recuperar la confianza en alguien, pero si tienes la suerte de que ese milagro se haga realidad, no seas intransigente u orgulloso, aprovéchala al máximo lo que se te da y no vuelvas a fallar jamás o perderás el camino propio del cual nunca regresaras.

- Wow ¡Que hermoso! – exclamo la joven rubia levantándose de su siento y comenzar a aplaudir junto con sus demás compañeros, pero el gusto fue corto porque la campana del descanso sonó haciendo que los pequeños salieran disparados a disfrutarlo.

La ojiverde iba a seguirlos, pero la mano de Gilbert la detuvo mientras que son su pie cerraba la puerta, quedando su rostro demasiado cerca de esta y reprochándola con la mirada, haciendo que la pelirroja deseara salir corriendo.

- Se puede saber que fue esa estupidez. Porque les dijiste esas palabras a los niños, ni siquiera comprendieron la magnitud de tus palabras.

- Usted me dijo que era libre de decirles una vivencia siempre y cuando reflexionaran en ella. Además, le advertí que no sería prudente, usted fue quien insistió. – frunciendo el ceño, cansada de que el hombre la viera como su enemiga, ella ni siquiera sabía que estaba vivo. – Si en mi relato usted se proyecto es su problema, no el mío. Porque déjeme decirle Mayor Gilbert que usted no fue el único que perdió algo importante en esta guerra. – soltándose de su agarre, porque sin ser consciente el, ejerció un poco más de fuerza.

- Eso lo sé perfectamente, yo…

- No usted no sabe nada, es fácil huir y tratar de olvidar que nada paso, pero… sabe que olvídelo. Razonar con usted es como hacerlo con una piedra.

Ambas miradas verdes, pero de diferentes contrastes se debatían con sus demonios internos, sin esperar más Luculia giro los talones para retirarse, pero lo último dicho por él realmente hizo cuestionarse ¿Quién era realmente Gilbert Bougainvillea, después de la guerra?

- Créeme Luculia, que no hay día y noche que no piense en mi madre, en mi amado hermano Dietfried y en Violet. – su mirada recordó cada momento vivido con ellos. – Y si tuviera que volver a la guerra para protegerlos lo haría, porque a través de tu llegada me he cuestionado más que nunca que es la vida de ellos ahora.

El ojiverde fue más rápido y se retiró antes que la joven deseara cuestionarlo más, pero lo que no sabía era que en la mente de Luculia se encontraba un dilema: entre seguir con toda esta farsa hasta el final o ser sincera con el hombre al decirle que su amado hermano y la mujer que ama son esposo y que el peor caso es que indiscutiblemente se amaban.

Amelia se encontraba en su jardín contemplado la belleza de cada una de sus flores, desde sus rosas rojas, blancas hasta sus tulipanes, pero había una en específico que tanto ella como su hijo Dietfried cuidaban y esas eran las violetas, sonrió mientras tocaba delicadamente la flora. Viniendo preguntas que deseaba aclararlas con su hijo en cuanto regresara de su viaje, porque desde que vio a Violet por primera vez hasta el día de su boda no podía ignorar el gran parecido que tenía la doll con una amiga por demás apreciada para ella y que había sufrido mucho al enterarse de la muerte de esta y de sus hijos.

- Tanto Nina como Violet son como dos gotas de agua, incluso se podría decir que son madre e hij…- las palabras se quedaron atoradas en la garganta ante semejante suposición y en caso de ser cierta, ¿realmente el karma existía con el destino de inocentes?

- Señora Amelia. – la voz de Juliet la trajeron a la realidad. – En el recibidor se encuentra un hombre desea hablar con usted, pero le dije que…

- Por lo que veo aun tienes esa afición por las flores Amelia. – la varonil voz de Austin Windsor alejó sus pensamientos. – Irónico viniendo de una mujer que compartió más de cuarenta años con un monstruo como Albert. – besando la mano de la mujer.

- Buenas tardes para ti también Austin. – sonrió. – Me sorprende que vengas a mi humilde casa o más bien que aun permanezcas en Leiden, tomando en cuenta todo lo ocurrido por mi esposo y tu hermana.

- Touche, Amelia siempre me sorprendió la forma tan elegante de defenderte. Créeme que mi estadía aquí no es por placer, simplemente son mis ultimas diligencias de la marina antes de retirarme por completo.

- Me alegro que por fin salgas de tu circulo vicioso de trabajo, nunca es bueno trabajar tanto. Tanto el alma como el cuerpo necesitan de vez en cuando un descanso.

- El problema es que mi alma y cuerpo nunca descansaran tranquilamente, Amelia. – acercándose a las hermosas violetas y tomar una en el proceso. – Por desgracia mi alma se me fue arrebatada el mismo día que murió mi familia, el mismo día en que mi hermana murió por culpa de tu esposo.

- Ya veo, no solo estas aquí por la marina. Deseas vengarte de nosotros, ¿no es así? – ante el silencio del hombre lo comprendió. – Sabes me entristece ver que el hombre del cual Nina se enamoró se haya ensombrecido hasta hacerse añicos y convertirse en aquello que más odiaba: en Albert.

- A mí no me compares con el poco hombre de tu esposo. – aquella comparación casi los saca de sus casillas. – Porque aquí la única víctima fue…

- Fueron mis hijos, tu familia y el joven Víctor los que pagaron por los pecados de nosotros, porque te guste o no todos somos culpables Austin. – la mirada verde de Amelia se debatía con la zafiro de Austin. – Te recuerdo que en esa historia todos somos culpables: Albert, Sara y Patrick por involucrarse íntimamente, Tiffany, Víctor, tú y yo por solo dejar que esto llegara hasta las últimas consecuencias. No deteniéndolos, solamente callándonos y agachar la mirada.

- Ustedes no son inocentes de nada, te recuerdo quien iba a traicionar a Leiden. ¿Quién fue cómplice del General Merkulov?

- Creo que ya hemos pagado por todos nuestros pecados, Austin y el peor del caso es que fue a base de sangre inocentes: de nuestros hijos. Sabes nunca tuve oportunidad de decírtelo, pero realmente me dolió la muerte de Nina ella era una amiga muy querida y tus hijos, aunque nunca los conocí, estoy segura que hubieran sido igual que ella.

- Con un perdón y condolencias no solucionaras nada.

- ¿Y con que si Austin? Tú crees que al cumplir tu venganza traerás de vuelta a tu padre, a Sara, a Albert, al hijo de Patrick, a Nina. – ya no soportándolo más lagrimas surgieron en los ojos de ella. – Dime que me regresara a mi Gilbert o a tus hijos. No me vengas con estupideces del dolor porque todos estamos pagando por las estupideces de Sara y Albert, pero, así como mi esposo no era una blanca paloma tu hermana no era una santa.

- Dietfried no parece sufrir lo suficiente la muerte de Gilbert. – eso ya era el colmo y sin que lo viera venir Amelia le dio una bofetada al hombre. – Hmp. Vaya creo que la verdad incómoda, porque no negara que esa niña esposa de tu hijo es la misma arma que encontró y entro para matar, siendo un mero objeto que cuando se aburrió de ella paso a manos de tu difunto hijo Gilbert y al ver que su propósito de protegerlo no fue cumplido, recurrió a otro método para seguir disfrutando de ella.

- Tu no conoces a mi hijo y no te permito que le faltes al respeto en mi casa a él y a Violet. Ellos son inocentes de todo y te lo juro Austin que si les llegas a tocar un pelo a mi hijo o a Violet no me contendré y denunciare las acciones bélicas de tu hermana en contra de Leiden, sin importarme que se vea involucrado Albert o mi apellido.

- No te atreverías.

- No me retes, porque si un padre defiende a sus hijos, una madre es capaz de sacar las uñas y los dientes si atacan a sus crías. Así que si tu visita termino te acompaño a la salida, aunque creo que tú la conoces mejor que nadie.

Sin decir más el hombre se retiró, puede que Amelia haya ganado esta batalla, pero no la guerra y se asegurara de que sufra el mismo dolor que el sintió al perder a su familia por órdenes de su difunto esposo Albert. Lo que no conocía el hombres que Amelia no solamente lloraba por la seguridad de Dietfried y Violet, sino que descubrió que todos estos años estuvo casada con el peor de los monstruos, un ser que aun estando muerto sacrifico la vidas inocentes de unos niños que apenas comenzaban a vivir y de Nina.

- ¿Qué clase de hombre eras Albert? Con quien verdaderamente me case.

Benedict realmente deseaba salir corriendo de ahí, no se sentía cómodo ni siquiera en entregar una carta en casa de esos sujetos, por razones muy obvias. Fácilmente solo podría haberla entregado e irse, pero por andar distraído en sus pensamientos no vio un puesto de flores y su moto se detuvo abruptamente, aunque lamentablemente el no salió ileso, su tobillo tuvo una leve torcedura y el peor del caso es que todo eso fue presenciado ante los ojos de Víctor Shield y extrañamente Erica se encontraba con él, pero al verlo se excusó y regreso a CH.

- Divagando sobre la inmortalidad del cangrejo, joven Benedict. – el ojiazul regreso con unas vendas para curarlo. – Debería de ser más cuidadoso y pensar menos en Cattleya para que no surjan estos accidentes.

- Y usted debería meterse en sus propios asuntos, además de dejar de acosar a mis amigas.

- Vaya y ¿por quién lo dices por Violet o Erica? – sonriendo "amablemente".

- Por las dos Violet es una mujer casada y le recuerdo que el Almirante Dietfried no dudaría en volverle a romperle la cara si intenta besarla.

- Quien lo escuchara pensaría que ama a Violet. – untándole una pomada, ante los quejidos del rubio.

- No siento esa clase de amor por Violet, ella es especial…casi como una hermana.

- Comprendo. – Víctor sonrió ante las paradojas. – La verdad al principio yo pensé que ustedes eran hermanos por el gran parecido que tenían, ¿usted no tiene hermanos joven Benedict?

Los ojos zafiros del joven veían dudosos los cuestionamientos del joven Shield, siendo que nunca ha sido santo de su devoción incluso toleraba más al Almirante que ese doctor.

- Mi vida privada no le concierne a nadie, ni a usted ni al raro de su tío que se la ha pasado en enviar cartas y en recibir. – eso desconcertó al joven y tal parece que fue muy claro ya que Benedict continuo. - ¿Acaso no lo sabía? Por semana va a CH a dejar una carta y después es correspondida, aunque bueno solo lleva dos semanas.

- No, mi padrino no me lo ha mencionado. Probablemente sean asuntos de la marina, entonces por su respuesta es más que obvio que no confía en mí.

- En lo absoluto. – cruzándose de brazos. – Algo me dice que ustedes ocultan algo y no es nada bueno, mucho menos para Violet.

- Aunque lo dude realmente aprecio a la señori…señora Violet. Incluso me recuerda a una pequeña niña que conocí y lamentablemente murió.

- ¿Su hermana?

- No, a diferencia de usted que oculta secretos joven Benedict, yo no oculto nada. No tengo hermanos, pero me hubiera encantado tenerlos. Fui hijo único mi madre tuvo dificultades en el parto haciendo que un nuevo embarazo pondría en peligro su vida.

- Lamento escuchar eso. – rascándose la mejilla incómodo. – Bueno si usted comienza a ser sincero en decir que Violet y yo somos muy parecidos, debo de reconocer que usted y los hermanos Bougainvillea son como dos gotas de agua. – Víctor detuvo sus acciones al escuchar eso. – Incluso llegue a pensar que usted y el Mayor Gilbert eran gemelos, siendo el Almirante Dietfried el hermano mayor. Porque déjeme decirle que usted no se parece en nada al doctor Shield.

Pero el doctor Shield hijo ya no escuchaba las palabras del joven rubio, sino que inconscientemente su recuerdos de niñez, así como adolescencia vinieron con flashes en él haciendo que atara cabos, y rogando por lo más sagrado estar equivocado, porque de ser así nunca se lo perdonaría a su madre…nunca perdonaría a su madre en traerlo a este mundo siendo un …Bougainvillea.

- ¿Está segura que no desea que la acompañe? – la voz de Violet hicieron que la mujer en el recibidor sonriera ante las inocentes palabras de la joven. – Puede ser muy peligroso, además el pueblo cercano queda muy lejos y…

- La lluvia me retrasara no te preocupes Violet. – tomando su mano. – A pesar de tener mis años se cuidarme sola, también si la lluvia retrasa mi llegada me quedare en casa de una prima. Eso ayudaría a que recuperaras el tiempo perdido con tu esposo. – guiñándole el ojo con picardía, pero la doll no comprendió, sin embargo, Dietfried que se encontraba a espaldas de la rubia si comprendió las palabras de la señora, haciendo que frunciera el ceño.

- Debería de hacerle caso, usted ya no está en edad de andar en esos trotes señora. – cruzándose de brazos.

- Pff… señora tu abuela, vaya sino fueras tan atractivo, no sabría que vio en ti esta niña, eres más agrio que un limón, niño. – esas palabras sí que hicieron sonrojar a Violet. – Bueno me retiro seguramente regrese mañana por la tarde, nos vemos. Pórtense mal.

Y sin decir más Clara Smith dejo a la pareja muy consternada y más aún a la joven doll, que a pesar de estar al cuidado del Almirante aún no se atrevía a decirle una oración completa o al menos agradecerle por haberla salvado, pero es que las últimas palabras de Dietfried al caer inconsciente hicieron que su corazón se acelerara y su cara inmediatamente adquiriera color escarlata. Comprendiendo perfectamente o más bien logrado descifrar el significado de estas.

- Oe, ¿estas bien? – desconcertada vio como el ojiverde de encontrada frente a ella tocando su frente con la de él. – Que raro no tienes fiebre, pero tu rostro esta completamente rojo.

- Estoy bien, solo me encuentro un poco cansada. – evadiendo la mirada del hombre, lo cual entendió que seguramente se sentía incomoda con su toque. – Debería de comer algo y…

- No tengo apetito. – alejándose de ella y comenzando a dirigirse a la habitación. – Cuando te sientas completamente segura en preguntarme cualquier cosa sabes donde buscarme.

Sin mas el hombre se retiro dejando a la doll en el recibidor consternada y es que por primera vez en su vida no sabia como reaccionar con él, menos después de haber conversado con la señora Clara y que esta aclarara las dudas que existían en lo más profundo de ella, además de su conversación con Cattleya.

Dietfried cerro la puerta de su habitación conocía perfectamente a Violet y sabia que ella no seria capaz de cuestionar su acción heroica directamente, era curioso con otras personas no temía en ser ella misma, en cambio con él parecía que esa barrera que ambos interpusieron nunca se quebraría, suspiro agotado era mejor cambiar las vendas antes de que se infectaran. Comenzando con su labor, no escucho los pequeños golpes a su puerta y como la joven ingresaba a la habitación, sino hasta que vio por el espejo del tocador como ella veía fijamente…

- No debería de hacer movimientos bruscos, aun se encuentra muy débil. – llegado al lado de él, pero sus ojos estaban enfocados en los rastros de heridas que había en la espalda de…- Estas heridas son…

- No fue la guerra, si es lo que te estas cuestionando. – viéndola directo a los ojos. – La guerra no solo tiene monstruos en su ejercitó o la milicia, también existen entre los civiles. – recordando a su progenitor.

- No comprendo. – enarco una ceja.

- No deberías de comprender, anda pregúntamelo. Pregúntame ¿Por qué te salve de ese ataque?

Estaba decidido, Dietfried no dudaría en contarle las verdaderas razones del porque casi muere por protegerla y eso incluía el pasado de la joven, un pasado tan estremecedor y que seguramente lo odiaría por habérselo ocultado. Pero lo que sabia el hombre es Violet solamente quería permanecer cerca de él sin cuestionamientos o ataduras del pasado, simplemente ser lo que verdaderamente debieron de haber sido: solamente Dietfried y Violet, así que armándose de valor la doll tomo del rostro de su esposo y alzándose de puntas comenzó a besarlo suavemente. Sorprendido por la acción de su esposa el ojiverde fue correspondiendo lentamente el beso, no deseando agilizar las cosas, tomando la cintura de esta para acercarla mas a él y con su otra mano tocar delicadamente la mejilla lastimada. En cambio, ella comenzó a tocar suavemente el pecho de Dietfried deteniéndose en donde aun se encontraba herido, el cuerpo del hombre reacciono de una forma inesperada, comenzando a adentrar su lengua para comenzar a jugar con la de ella, que tímidamente siempre le correspondía.

Las manos de él comenzaron a desabrochar los botones del camisón que ella portaba, para después desliarlo y cayera por completo en el piso, la boca de Dietfried se dirigió hacia la piel expuesta de su clavícula, comenzando a marcarla delicadamente parte de su cuello hasta los hombros. Un pequeño gemido salió de ella al sentir como su esposo desabrochaba su brasier dejando libres sus senos.

- Die-Dietfried. – gimió delicadamente, separándose un poco el hombre vio como la respiración de Violet era rápida, sus mejillas y labios rojos, además de que la aureola de sus montes se encontraba erectos y rosas.

- Sostente de mí, Violet. – decía mientras ella enrollaba sus piernas en mis caderas y me sostenía por los hombros, mientras la depositaba en nuestra cama. – Te prometo que esta vez será diferente. – besando tiernamente su frente.

Al decir esto ultimo nuevamente los labios de él bajaron para continuar besándola, mientras sus manos tocaban de forma delicada sus senos, buscando la forma de darle más placer bajo a ellos tomando uno entre sus labios, oyéndola gemir, cuando Dietfried termino con uno continuo con el otro succionando un poco y con la otra mano seguía acariciando el otro provocando que la espalda de Violet se arqueara y las manos de ella se apretaran mas a las sabanas. La rubia sentía nuevamente como las sensaciones se esparcían en su cuerpo como en aquella ocasión en que el Almirante y ella hicieron el amor por primera vez, abrió un poco sus ojos al sentir cerca de su vientre un bulto, deduciendo que se trataría del miembro de su esposo. Entonces ocurrió algo que hizo que gimiera un poco incomoda, porque el ojiverde fue descendiendo su mano hasta llegar a su zona mas privada haciendo un lado su ropa interior y comenzar a introducir dos de sus dedos.

- Mmaa ah. – exclamo quedamente abrazándose del cuello de él.

- ¿Te duele? – cuestiono preocupado, a lo que ella simplemente negó.

- N-no, solo es un poco incómodo. – regalándole una sonrisa. – Pu-puedes continuar, ah.

- Q-quiero que esta vez, v-verdaderamente lo disfrutes también tu. – volviendo a besarla apasionadamente.

Los labios de Dietfried fueron descendiendo nuevamente encontrándose una que otra cicatriz en el cuerpo de la ojiazul, seguramente de la guerra y cerrando sus ojos comenzó a alejar esos pensamientos negativos para continuar en quererla, hasta que llegó cerca de su entrepierna que al sentir ella donde se encontraba el hombre por instinto cerro las piernas. Comprendiendo que aun todo eso seria muy nuevo para ella así que simplemente beso la parte intima de ella sobre la tela para comenzar a deslizar la ropa interior de Violet.

Aun absorta por el mar de emociones Violet solamente vio como Dietfried levantaba parte de su cuerpo para quitar lo que aun tenían de ropa ambos quedando completamente desnudos viendo por primera vez la erección de él y cuestionándose como fue que "eso" entro una vez en ella, el ojiverde al ver donde se encontraba la mirada de ella simplemente se posiciono arriba de ella y viéndola a los ojos le sonrió, dejándola embelesada, pero a la vez un vago recuerdo vino a su mente.

- No dolerá como la primera vez. – repartiendo besos en el rostro de ella. – Si comienza a incomodarte me dices y me detendré, ¿de acuerdo? – entrelazando su mano con la de ella.

- S-sí, siempre he confiado en ti. – aquellas palabras generaron un mar de emociones en el mayor.

Sin más preámbulos con su otra mano tomo la cintura de la rubia mientras las caderas de él comenzaban a dar movimientos circulares frotando su excitación contra la intimidad de Violet que se encontraba preparada, y uniendo sus labios comenzó a adentrarse en ella lentamente era una sensación indescriptible volver a tenerla en sus brazos, dándose cuenta que el cuerpo de Violet trataba de amoldarse al tamaño más, Dietfried cerró los ojos al sentir como su longitud era apretada de manera exquisita en el interior deteniéndose cuando estaba completamente dentro, un gruñido de su parte además de un pequeño quejido por parte de Violet hicieron que levantara un poco su rostro y viera como pequeñas lagrimas adornaban los ojos zafiro.

- ¿Te lastime? – limpiando rápidamente las lagrimas de Violet. - ¿te duele?

- N-no, simplemente es raro volver a hacerlo.

- ¿A hacer que…Violet?

- A volver a hacer el amor contigo. – y era cierto para la doll volver a estar con su esposo era una forma de liberarse de los fantasmas, de su pasado manchado de sangre y sobre todo en dejar descansar al Mayor Gilbert comprendiendo lo que significaban esas palabras, porque existían muchas maneras de amar, pero el amor va encadenado del deseo, entrega y anhelo toda esa mezcla de emociones lo ha sentido con una sola persona. – Dietfried, estoy bien puedes continuar.

Los movimientos fueron lentos para que ella volviera a acostumbrarse a tenerlo dentro de ella y comenzó a sentir como ella dejaba de temblar para empezar a relajarse un momento para en un instante volver a tensarse…una dulce tortura puesto que aun a pesar de las palabras de ella no podía moverse con libertad hasta estar completamente seguro. Prosiguió con unos momentos hasta que sintió que era suficiente, que el cuerpo de Violet se encontraba completamente estimulado, así que, levantando un poco su espalda llego hasta los pechos de la rubia comenzando a succionar con ternura y suavidad, mientras se movía un poco mas rápido en ella, los gemidos de ellos inundaron la habitación. Dietfried para sentir mayor placer para ambos se arrodillo en la cama aun sin separar la unión de sus cuerpos y doblar un poco mas las piernas de Violet que comenzaba a gemir mas alto por las sensaciones que su cuerpo extrañaba.

- Ah…Violet. – gruño el ojiverde cerca del oído de ella, sintiendo que pronto llegarían ambos a su límite. – Eres tan bella, fra-fragil…y…ah…estrecha.

Dietfried seguía adentrándose en ella con desespero, las manos de ella tocando con desesperación su cabello azul azabache, mientras sus brazos se enredaban en la cintura de ella sus cuerpos se movían con en una sincronía maravillosa, sus respiraciones se agitaban y los gemidos iban en aumento omitiendo la fuerte lluvia que se encontraba en el exterior, entonces ocurrió con un par de estocadas mas un sonido gutural salió el nombre de ambos amantes, sintiendo él como se corría dentro de ella, y Violet sentía como algo como un mar de mariposas eran liberadas en su estómago.

Los ojos zafiro de ella comenzaron a cerrarse ante experimentar nuevamente ese deseo de querer estar con Dietfried, porque ahí comprendió ella los destinos de ambos siempre estuvieron enlazados, que aquella historia romántica que una vez le dijo el Mayor sobre el hilo rojo existía, porque la otra parte que estaba enlazada con ella, y mas convencida que nunca que ella comprendió el verdadero significado de las palabras: Te amo… porque Violet Evergarden antes Elizabeth Windsor se enamoro irremediablemente de Dietfried Bougainvillea y con esos últimos pensamientos se sumergió a los brazos de Morfeo.

Mientras que Dietfried tomo suavemente el delicado cuerpo de Violet, para recargarla en su pecho y abrazarla nuevamente, dudando que a partir de ahora seria capaz de dejarla…porque a partir de ahora Violet y el estaban unidos por algo mas fuerte que las guerras del pasado, los fantasmas y venganza; lo que unía a ambos era el deseo de permanecer el uno con el otro y el amor que comenzaba a florecer.


¿Qué les pareció el final de este capítulo? La verdad no soy muy buena escribiendo lemon, creo que este en si es mi tercer lemon escrito, pero estoy segura que lo perfeccionare. Además, deseaba darles un momento más romántico y tierno, dándose cuenta ambos tercos lo que sentían el uno por el otro. Respecto a Albert y Sara si ellos fueron los principales causantes del dolor de su familia y como dice Austin del atentado contra su familia siendo estos unos traidores.

En el siguiente capítulo 17 Ángeles y demonios:

La relación de Iris con el escritor Oscar va desarrollándose una forma que debía de hacerlo, pero ayudándola con los fantasmas de un amor no correspondido; Claudia y Cattleya irán a su primera revisión del embarazo de esta descubriendo el pelirrojo su anhelo en ser padre; Violet tendrá un sueño demasiado triste con una hermosa mujer rubia haciendo que Dietfried comience a sentir miedo; Además descubriremos quien es realmente Clara Smith y su participación en la guerra. Por último, Luculia hará una acción comenzando a conmover a Gilbert.

Próximo capitulo Viernes 7 de mayo 2021.