Muchas gracias por esperarme, perdon por tardarme en subir el capitulo, pero la verdad es que al parecer en mi trabajo me mantendran ocupada por lo menos dos semanas, por lo cual probablemente no este muy activa ultimamente en mis historias, pero hare lo posible para actualizar por lo menos dos capitulo mas este mes, sino seria hasta el otro y estar al corriente con la historia. La verdad a veces eso no me gusta, porque existen momento para uno que se encuentra inspirada jajajaj. Pero bueno como dicen trabajo es trabajo.

Por cierto Feliz dia de las madres a mis lectoras y cada una de las mujeres que conforman una parte fundamental en nuestras.

Perdonen la falta de ortografia.

No olviden dejar su review.

"…." Flashback y/o pensamientos

Hablan- Presente

Muchas gracias, cuidense mucho.

Los quiere. TheOtherDestiny.


Capítulo 18: Confesiones


"Vio las hermosas paredes color crema haciendo contraste con los detalles dorados del lugar adornado de hermosas flores de todo tipo, confundida se fue acercando a una habitación escuchando hipnotizada la suave melodía era tan hermosa, pero triste. Violet se vio de cuerpo completo consternada porque su apariencia mostraba tener la misma edad que cuando conoció al Almirante Dietfried su cabello igual de largo solamente que media coleta, un poco más llenita y su vestuario era muy desconcertante. Portaba un vestido color blanco con listones zafiro, su vestuario era completamente diferente a lo que una vez porto durante esos años. Acercándose más al espejo que se encontraba arriba de un mueble vio algunas fotografías y justo cuando iba a tomar una foto familiar, una melodiosa voz la llamo…

- Pero que sorpresa verte por aquí mi niña. – una hermosa mujer rubia hablaba dentro de la habitación, Violet se fue acercando y cuando abrió la puerta no pudo omitir sorprenderse al ver una mujer tan parecida a ella, pero diferente a la vez. - ¿Qué pasa cariño? Tuviste nuevamente esa pesadilla. – camino hacia ella y sintió como la mujer la cargo a su regazo a pesar de casi tener la misma altura. – Sabes esta canción la compuse cuando nació el hijo mayor de una amiga muy preciada. – decía la mujer recordando el nacimiento de ese apuesto joven que protegió a su hija. – En ese entonces tenía tu edad. – vio que los ojos zafiro la veían consternada.

- Eso es porque eres muy talentosa, en cambio yo…mi hermano dice que soy un desastre en todo. – la doll no comprendía sus palabras era como si ese cuerpo fuera suyo, pero no a la vez. – Algún día desearía ser como tu hermosa, talentosa, dedicada, fuerte y…

- Lo serás mi niña de porcelana tú serás cualquier cosa que te propongas como una pianista, una maestra, una gran escritora o dibujante incluso estoy pensando que podrías ser una estupenda doll. – esas palabras hacían que el interior de Violet emergiera algo cálido.

- ¿Qué es una doll?

- Es que persona que plasma los sentimientos que otros desean demostrar a sus seres amados a través de las cartas, novelas o canciones incluso. Pero sea lo que decidas ser recuerda esto...- viendo los grandes ojos de su hija y sonriendo. – Que tu madre siempre te amara y aquí. – tocando el corazón de la niña. – Siempre habrá un lugar importante para tu familia que te ama, así como ustedes en el mío.

Esas palabras provocaron que la joven comenzara a llorar ocultando su rostro en el pecho de la mujer, ¿esa señora era su madre? Y entonces sucedió escucho un estruendo demasiado familiar y al levantar el rostro vio como el hombro de ella tenía una bala incrustada y de sus fino labios salía sangre, después todo se volvió disparos, gritos, dolor, demasiada sangre esparcida y sintió que alguien tomaba su mano para que comenzara a correr y sus ojos se inundaron de lágrimas, porque algo en todo su ser no le permitía y no quería dejar a esa mujer solo, lastimada; su deber era protegerla y estar con ella, porque ella la amaba y vio esa sonrisa llena de tristeza cuando de la nada aparecía ese hombre del tren.

Aquel hombre que deseaba comenzar la guerra nuevamente, mostrándole una sonrisa sádica apuntando con su arma directo al corazón de ella, mientras que la mujer susurro unas palabras dividas hacia ella y la persona que tomaba su mano, quería ir, pero la fuerza de ese joven era mayor y entonces sucedió el estruendo del disparo matándola inmediatamente…"

- ¡NOOOO MAMAAAAA! – levantase abruptamente de su lecho Violet comenzó a llorar, temblar y a sudar ante el sueño más horrible que había vivido.

Dietfried, quien se encontraba a su lado escucho el grito desgarrador de ella y como pronunciaba en repetidas ocasiones el nombre de su progenitora, comprendiendo que su esposa comenzaba a recordar aquel pasado tan doloroso, la abrazo tan fuerte sintiendo como temblaba de miedo ella y se refugiaba en su pecho buscando ayuda, sintiendo como aún estaba llorando. Violet sintió los brazos de su esposo y lo abrazo con todas sus fuerzas, tenía miedo, mucho miedo sentía como ese sueño fue tan real y desgarrador, que solamente busco consuelo en los cálidos brazos de Dietfried y es que por fin había comprendido quien era esa mujer que la amaba, sus ojos zafiros, su cabello rubio claro y su piel jacaranda, esa mujer…

- Shhh…ya tranquila Violet ya paso. – besando su cabeza. – Solo fue un mal sueño.

- N-no fue un sueño…fue un recuerdo…- decía con voz temblorosa. – Dietfried…recordé a mi madre…mataron a mi madre frente mío y no pude hacer nada por ella tampoco.

Los sollozos de ella fueron más fuertes por que Dietfried comprendido perfectamente las palabras dichas por ella, esa impotencia de no proteger a los seres que amas, lo comprendía perfectamente bien y más tomando en cuenta que una de esas personas, era alguien que los unía. Debía de ayudarla, debía de lograr que Violet recuperara sus recuerdos en su vida siendo Elizabeth Windsor sin importar si en el proceso seguramente lo odiara, pero debía averiguar quiénes fueron los causantes de su desgracias y los haría pagar con sangre cada una de las lágrimas derramadas por ella.


- Me alegro sinceramente que te encuentres en óptimas condiciones Víctor. – el mayor sonrió a su cuñado mientras esperaba a que su hijo llegara con la cena a su habitación. – Realmente estos casi dos meses nos tuviste muy preocupados, sobre todo a Víctor.

Ante la mención de su hijo el hombre sonrió y es que su hijo era lo único que lo mantenía con vida, ese muchacho era sus sustento, pero era consciente que la gran relación que tenía con Austin lo llenaría de amargura y odio hacia los Bougainvillea, que, aunque algunos miembros de esa familia no sean santos de su devoción, eran la familia de sangre de su pequeño.

- Me enteré que hace un mes el joven Dietfried estuvo a punto de perder la vida por unos revoltosos. – tenía que comenzar la conversación y al ver como su cuñado encendía un cigarrillo arrugando el ceño ante la mención del ojiverde. – Pero también sé que fue salvado y no solo eso trajo un tratado con varias naciones negándose a una nueva rebelión. Tal parece que no saco todas las características de su padre.

- Tsk. Solo fue mera suerte de principiante. – alzando los hombros sin importancia. – Además llevaba su más preciada arma, para matar.

- ¿Te refieres a su esposa Violet?

- Por supuesto de quien más hablaría, si ella no estuviera ahí seguramente hubiera muerto. – viendo la fría lluvia detrás de la ventana. – Por años él la utilizo como un arma para matar, ahora solamente tiene otra función que es complacerlo en la cama y déjame decirte que ese joven tiene unos cliché demasiado extraños por eso.

- Probablemente se enamoró de ella, bien dices a veces cayó en su propia trampa, también debes de reconocer que gracias a esa joven vivimos una vida tranquila y armoniosa. Ella junto con Gilbert en el ejército y Dietfried en la marina nos salvaron hace tres años.

- Quien te escuchara pensaría que admiras al hijo de Amelia y a esa chica. – viendo directamente al hombre que solamente sonriera con tristeza. - ¿acaso ya olvidaste lo que esas familias nos hicieron?

- No, y nunca olvidare ese incidente con Albert. Porque creo que he llegado a perdonar Austin, soy consciente que nada me regresara a Sara, pero con la que me case. Esos jóvenes son inocentes al igual que Amelia y Tiffany incluso me temo a decir que Patrick también.

- ¡ACASO HAS PERDIDO LA RAZÓN VICTOR! – levantándose abruptamente de su asiento. – Ellos provocaron toda esta cadena de desgracias en nuestra familia, ellos…

- Los verdaderos culpables ya están pagando en el infierno. – fue fría su voz. – Antes de que me digas algo sabes perfectamente el amor tan grande que le tenía a Sara, pero eso no quita el peso de las acciones de ella, si deseas seguir adelante en esta guerra absurda de poder adelante, pero iras solo no arrastraras contigo a mi hijo.

- ¿De qué demonios estás hablando?

- Cuando me encontraron inconsciente pensé que había alucinado una conversación de ustedes, pero la verdad no fue así. Escuche claramente como tú y mi hijo pensaban vengarse de los Bougainvillea como los Evergarden.

- Mi sobrino es más consciente que tú, el desea la verdadera justicia. Él es…

- Un Bougainvillea. – finalizo el médico. – Nos guste o no por las venas de mi hijo corre sangre de ellos y me tomo decir que solamente con Víctor he visto la misma mirada de Albert, porque a medida que vi a Dietfried distinguí que guarda mucho dolor y resentimiento con el mismo. Gilbert era un alma de dios, pero mi hijo por desgracia heredo lo malo tanto de Windsor como de Bougainvillea.

- Te equivocas, Víctor es como yo todo un Windsor. Si el desea vengarse de esa familias no se lo impediré y espero que tú tampoco Víctor. – comenzando a caminar hacia la salida. – No comprendo porque los quieres proteger.

- Te equivocas Austin al único que deseo proteger es a mi hijo, porque sé que cuando descubra toda la verdad no solamente odiara a esa familia, sino que tú y yo vamos en ese paquete. No quieras ver en mi hijo el reflejo de los tuyos, porque si ellos siguieran vivos créeme que Nina nunca hubiera permitido esto.

- Pero ella no está. – le dolía recordar a la mujer que siempre amó, así como sus niños. – Ese día no solo perdí a Elizabeth sino a mi alma, Nina era mi corazón y Benedict era mi bondad. Ellos eran mi fortaleza Víctor. Así que no me pidas que deje todo por la paz hasta que los verdaderos responsables caigan.

Saliendo de la habitación Austin se sentía cada vez peor por su idea de tomar venganza en contra de los Bougainvillea y los Evergarden, desde la plática con Amelia veía una perspectiva diferente y que Víctor uno de los más afectados argumentara lo mismo, realmente lo estaba haciendo dudar si se encontraba haciendo lo correcto, sin percatarse ni él ni Víctor que alguien había escuchado parte de la conversación sintiendo como su mundo se había ido abajo.


A la mañana siguiente Cattleya caminaba de la mano de Claudia hacia el CH Postal ante las miradas de Leiden que solamente susurraban acerca de su embarazo y de su relación libertina con Claudia Hodgins, pero nada opacaría la felicidad que sentía estar tomada de la mano del hombre que amaba y estaban construyendo un futuro juntos. Justo cuando iban a llegar a su lugar de trabajo vieron como un coche se aparcaba en frente del CH bajándose un matrimonio demasiado peculiar para muchos, otros eran simplemente felices, otros pensaban incluso morboso o caótico, pero la verdad es que el matrimonio Bougainvillea conformado por Violet y Dietfried era adorable ante los ojos de Cattleya mientras que Claudia… estaba asimilando la realidad.

- Pienso que si aun te encuentras mal por tu pesadilla es mejor que descanses incluso podrías ir con mi madre. – decía Dietfried mientras tomaba la mejilla de Violet, percibiendo como aún se encontraba perdida. – No creo que Claudia tenga inconveniente con eso.

- Me encuentro bien. – no deseaba preocupar a su esposo. – Solamente es extraño darse cuenta o descubrir que tuve una madre. Además, tengo hoy un pedido especial según Hodgins.

Los ojos verdes del hombre veían la tristeza reflejada en Violet, y sintiendo que aun ella no era lo suficientemente sincera respecto a algunas cosas con él, suspiro resignado:

- Obviamente tuviste una madre, no fuiste una creación de la nada. Además, tu sueño podría ser una pista para descubrir, ¿Quién eres verdaderamente? – "Eres un mentiroso" le grito su subconsciente. - ¿acaso no deseas saber sobre tus pasado?

- Siendo sincera nunca me he cuestionado eso. – frunció un poco sus cejas desconcertada. – Siempre creí que fui abandonada al nacer o huérfana, pero nunca esperé que tuviera una madre así de cariñosa.

- ¿Recuerdas algún nombre? – des que se despertaron no se atrevió a cuestionarla, pero algo muy dentro de él quería que la verdad fuera revelada, pero por otra parte debía de esperar hasta calmar un poco las cosas con Austin.

- No. – comenzando a anegar repetidas veces. – Solamente que era su niña y en otra ocasión soñé con un hombre, pero solo repetía que era su alma.

- Comprendo es mejor que me retire, terminando las diligencias que tengo iré a recogerte. ¿Te parece bien? – la doll simplemente asintió y el ojiverde solo le dio un beso en la frente diciéndole que se cuidara y no se esforzara.

Toda esa escena fue presenciada ante los ojos de Claudia y Cattleya, pero Violet no quería que Dietfried la siguiera tratando como a una niña, incluso pensaba que cuando estaban juntos el hombre tenía miedo de lastimarla como aquella ocasión, pero estaba segura que esos días habían terminado y que al menos había comenzado a verla con otros ojos. En los ojos amatistas de Cattleya era muy notorio lo que pedía Violet a gritos y por desgracias o el Almirante Bougainvillea era un idiota o simplemente aún tiene sus miedos latentes.

- No crees que están superando sus miedos juntos. – la voz de Claudia la saco de sus pensamientos e impresionada diario su mirada al hombre que amaba. – Ni siquiera con Gilbert he visto esas facetas que comparte ahora con el idiota de Dietfried. – suspiro derrotado. – Al parecer si es como dijo una vez la señora Amelia: "Siempre habrá distintas clases de amor, para cada estación de nuestra vida".


Mientras tanto en la Mansión Evergarden se encontraban en el comedor la pareja conformada por Patrick y Tiffany, los cuales se alegraban enormemente por las palabras de Amelia respecto al gran avance de la relación de Dietfried con Violet, pero también se encontraba preocupada aun por los miedos de ambos, logrando que Patrick suspirara derrotado:

- Siendo sincero Amelia, creo que el miedo es un sentimiento que nunca desaparecerá en los seres humanos. – tomando un poco de su café. – Claro ejemplo somos nosotros junto con Víctor Shield padre y Austin Windsor.

Ante la mención de estos dos últimos la piel de las mujeres se erizo.

- Hablando de eso hace tiempo Austin fue a mi casa, de cierta forma se logra percibir que aun sufre por la muerte de Nina y sus hijos. – la mirada verde de la mujer se tornó más sobria. – Verdaderamente la muerte de Nina y esos niños fue estremecedora.

- Es comprensible Amelia, perdió de un solo golpe todo lo que amaba. – intervino Tiffany. – Sabes la primera vez que vi a Violet se me figuro mucho a Nina, solamente le hace falta tener ese roce espontaneo que tenía con la gente. Ella siempre fue de esas personas que donde entraba dejaba huella con su simpatía, carisma, cariño y sobre todo amor. Aunque no digo que nuestra Violet sea una niña encantadora…ella ya ha sufrido demasiado.

Patrick miro detenidamente el perfil de ambas mujeres, era momento de ir relevando parte del pasado que no lo dejaba dormir y lo carcomía por dentro…

- Tienes razón Tiffany, antes que llegara Austin pensé en lo parecidas que eran Violet y Nina…casi como su fueran madre e hija.

- Es porque lo son. – esa frase del hombre provoco que las dos mujeres lo vieran detenidamente. – Los hijos de Austin y Nina no murieron en ese altercado hace casi ocho años. – Amelia tenía los ojos abiertos mientras la señora Evergarden no salía de la impresión. – Esos niños viven y sin darse cuenta Austin está más cerca de ellos de lo que cree.

- P-pero tú me notificaste de la muerte de esos niños hace tiempo, Patrick. – levantándose abruptamente la ojiverde. – Tú me dijiste que esos niños murieron calcinados.

- Mentí. – el hombre agacho la mirada avergonzado y apretando sus puños. – Los herederos de Windsor viven y hemos estado conviviendo con ellos todos estos años.

Tiffany quiso interferir, pero realmente no se esperaba esa confesión de su esposo, además ella tenía igual o más dudas que Amelia, pero si Violet era esa tierna niña, entonces…

- ¿Quién es el hijo de Austin, Patrick? – la mirada del nombrado miro casi con lágrimas en los ojos a su esposa, sintiendo el reproche de ella con la mirada. Amelia que comprendió la situación comenzó a hablar:

- Eso es obvio Tiffany, es el joven Benedict, ¿verdad? – el hombre simplemente asintió con la cabeza. – Hmp. Vaya al parecer aún existen secretos muy oscuros entre nosotros mismos Patrick, eso quiere decir que Benedict Blue es un Windsor y Violet es…

- Elizabeth. – termino Tiffany aun impresionada por la información. - ¿Quién más lo sabe Patrick? – acercándose a su esposo. - ¿Quién más lo sabe? ¿Quién provoco todo eso hacia los Windsor?

Patrick vio directamente a Amelia que estaba dando vueltas alrededor del salo y cuando vio la misma mirada verde que ella, se negaba a creerlo.

- No es cierto…

- Si, las únicas personas que sabemos de la verdad soy yo por haberlos salvado ese día y…Dietfried sabe perfectamente que se casó con la sobrina de la amante de su padre. – sin esperar el hombre corrió rápidamente al ver como su adorada prima se desmayó ante todo esa información. – Respecto a quien dio la orden de matarlos…fue Sara Shield.

Donde a partir de ahora una de las cajas de pandoras estaban a punto de abrirse, pero él se llevaría la peor parte, porque el pagaría incluso con los pecados de esas dos personas.


Dietfried se encontraba caminando en los alrededores de la Marina viendo como algunos se alistaban a una misión lo cual desconcertó bastante al ojiverde y más aún al distinguir al hermano mayor de Luculia, pero lo más desconcertante aún era no ver por ningún lado a Austin deseaba cuestionarle acerca de su difunta esposa para aclarar algunas cosas con Violet.

- Sr. Bougainvillea. – lo detuvo su asistente antes de ingresar a su oficina. – Alguien está esperándolo adentro de su oficina. – enarco una ceja consternado, ya que no esperaba a nadie. – Dijo que era urgente y no me permitió…

- Buenos días Dietfried, ¿Cómo estás? – esa voz el ojiverde conocía a la perfección, demasiado para su gusto.

En cambio, la joven la vio embelesada el par de hombres atractivos frente a ella, pero al ver muchas similitudes en ambos enarco la ceja, Dietfried rápidamente se adentró a su oficina no deseaba que varias personas comenzaran a compararlos.

- Buenos días joven Shield. – sentándose en su silla y ofreciendo a que se sentara el ojiazul. – Me encuentro muy bien, gracias espero que su padre este en perfecta salud. – Víctor quiso cambiar su semblante ante la mención de su progenitor. - ¿A qué debo el honor que deseara verme?

El rostro amable del joven cambio a uno completamente serio haciendo que ahora Dietfried sonriera porque probablemente eso sería lo más cercano que vería de su…

- ¿Ustedes y yo somos medios hermanos? – cuestiono mientras lanzaba una fotografía de su madre, donde detrás de esta venia una dedicatoria, donde claramente reconocía la letras. – Cuando era un adolescente presencie como mi madre pensaba dejar a mi padre por Albert Bougainvillea, pero justamente ese día…

- Mi padre murió. – termino mientras se recargaba en su asiento. – Lo sé, si alguien además de tu madre y mi padrino conocían al verdadero Albert Bougainvillea seria yo, Víctor.

- ¿Y Gilbert? He escuchado rumores de que sus cicatrices no fueron precisamente recuerdos de la guerra o algo del ejército. – Dietfried arrugo el entrecejo ante la mención de su hermanito, pero inconscientemente no podía enojarse con ese sujeto porque tenía un parecido con este. – No me malinterpretes nunca tuve la oportunidad de conocerlo a fondo, realmente lamento su muerte, pero no has respondido mi pregunta.

- Para la respuesta a tu pregunta solamente hace falta un espejo y que nos tengas de frente a nosotros a para corroborarla. – siendo sincero en lo más profundo de su corazón esperaba que todo fuera mentira, que ese hombre frente a él desmintiera la conversación que su padre y su padrino tuvieron.

Los ojos esmeralda del primogénito de Amelia veían con lastima a su medio hermano el cual era notorio sus ganas inmensas de llorar, después de haber descubierto parte de la verdad y como la careta de madre santa y abnegada que tenía Sara Shield se cayó frente a sus ojos, instintivamente se levantó de su asiento y comenzó a desabrocharse parte de su uniforme, todo ante la atónica mirada de Víctor, mostrándole unas marcas en su espalda demasiado profundas igual que unas pequeñas quemaduras.

- ¿Q-Que es esto…? – cuestiono impresionado.

- No te perdiste de mucho al enterarte apenas que eres hijo de Albert Bougainvillea, estas cicatrices que vez eran parte de su educación, así como su preparación para entrar al ejecito. – comenzando a vestirse. – Y esos rumores son ciertos nunca le toco un pelo a Gilbert excepto la vez que descubrió que me incorpore a la Marina y él se interpuso. Después de eso no volvió a hacerlo.

- Eso…eso es inhumano incluso cruel para alguien como mi padrino. Solamente las bestias harían eso con sus hijos. – argumento.

- Que te hayas enterado que hoy somos hermanos no hace la diferencia de nada, como te darás cuenta ni tu ni yo tenemos un lazo, simplemente somos dos desconocidos y siendo sincero no creo que quieras convivir con un hijo demasiado parecido a…a Albert.

Lo que acaba de ver el joven medico no podía ni imaginarlo, sabia por parte de su padrino y del mismo pueblo que su verdadero padre era un ser temible, admirado frente a la milicia, pero alguien sin corazón y probablemente sea cierto, porque no tendría sentido que Dietfried Bougainvillea mienta frente al producto de la infidelidad de su padre.

- Te daré un consejo. – viéndolo. – No busques venganza en las personas equivocadas, enfócate en tu padre, en Austin y en tu vida personal, porque ocultar tu verdadera forma de ser, hará que te des cuenta en el futuro que no valió la pena nada de esto.

- ¿Tienes miedo de que mi padrino o yo deseemos vengarnos?

- En lo más mínimo. – cruzándose de brazos. – Yo he vivido mi vida para bien o para mal, si desean vengarse directo conmigo no tengo inconveniente, pero. – acercándose y quedando frente a frente del joven. – Si le pones un dedo a mi madre o a Violet, créeme que mi padre quedara corto a comparación mía si les llegan a tocar un solo pelo.

Los ojos zafiro de Víctor vieron que las palabras dichas por ese hombre no eran simples advertencias arrojadas a la ligera, comprendiendo que a lo mejor los únicos culpables seguramente se encontraban pagando sus pecados en el infierno que a su parecer era mínimo al daño que han provocado en cada uno de ellos, pero no solamente había venido hasta aquí por él sino…

- Me sorprende y a la vez me alegra que siguiera con su vida. – Dietfried enarco una ceja. – Debió ser difícil para ella empezar desde cero, sin recuerdos, sin comprender los sentimientos. – el Almirante comenzó a sudar frio. – Sin poder siquiera poder llorarle a mi tía Nina, pero comenzó a rehacer su vida y aunque no lo creas me alegro que ella se haya encontrado con una persona como tú. – ahora era el turno de sonreír. – O me negaras que Violet Bougainvillea, no es mi prima dada por muerta hace años…Elizabeth Windsor.


- Elizabeth, mi alma. Eras tan pequeña, ¿Por qué tuviste que morir? – en su despacho Austin Windsor contemplaba el ultimo retrato de su hija sonriendo como siempre a sus tiernos casi trece años. - ¿Por qué tu preciada vida fue arrebatada de esa forma cruel y despiadada?

Los golpes a la puerta lo alertaron que probablemente su visita, ya se encontraba esperándolo. Limpiándose rápidamente los rastros de lágrimas. Escondió todas las fotografías que tenia de su familia era su mayor tesoro, el cual solamente él tenía el derecho de apreciar, sin perder más tiempo salió al recibidor y sonrió al ver de espaldas a la esposa de Dietfried viendo curiosa una fotografía y al lado de ella se encontraba el joven Benedict el cual arremedaba la acción de la doll.

- Esa mujer debe de ser la madre del Dr. Shield, ¿realmente era muy hermosa? – argumento Violet al verla, pero había algo que no la hacía confiar en alguien que estaba muerto.

- Tsk. A mi parecer su sonrisa es demasiado falsa se nota inmediatamente que no deseaba estar ahí.

- Vaya que es muy directo joven Benedict. – acercándose a ambos jóvenes, pero al verlos juntos se detuvo abruptamente y es como si en ellos viera el reflejo de sus hijos fallecidos.

Fue ver a su inquieto hijo jugando por todo el lugar mientras era perseguido por Elizabeth quien siempre adoraba tener el cabello suelto, aunque ocultara sus hermosos ojos zafiro, toda esta escena frente a Nina que siempre tocaba una melodía dependiendo de la situación. Benedict vio como ese hombre entraba en un trance y con una mirada se acercó junto a Violet y cada uno toco una mano del hombre sacándolo de sus pensamientos y viendo frente a él. Realmente esos jóvenes eran tan parecidos a sus niños.

- Señor Windsor, ¿se encuentra bien? – el primero en hablar fue Benedict, lo cual simplemente asintió.

- Debería de sentarse, y después tomarse un té de canela con limón he escuchado de la señora Amelia que es muy efectivo. – y ante la mención de esta última a su mente vino su encuentro con ella y como no salió como esperaba esa "charla" hacia la viuda de Albert.

- Tonterías me encuentro perfectamente bien. – asiendo un ademan con su mano. – Solamente se me vinieron a la mente algunos recuerdos dolorosos. Bueno señora Bougainvillea solicite de sus servicios porque necesito que me escriba todas estas cartas o más bien invitaciones para estas familias sofisticadas de Leiden. – diciendo despectivamente y haciendo que nuevamente la empatía que Benedict comenzara a sentir se esfumara para ser cambiada por enojo.

- Si no se percató el objetivo de una doll es escribir cartas y transmitir los sentimientos de nuestros clientes, si solamente deseaba realizar invitaciones las hubiera hecho usted o el imbécil de su sobrino…- caminando rápidamente, pero la mano de Violet lo detuvo y negando con la cabeza dejando pasar lo dicho por ese hombre. – Pero Violet…

- Perdoné si los ofendí, pero siempre he sido sincero respecto a mi forma de pensar. He escuchado y visto acciones de la señora que no eran muy acorde a los de una doll anteriormente, porque antes usted era considerada un arma valiosa para el éxito en la guerra de Leiden, ¿o me equivoco?

- No, no se equivoca. Señor Windsor.

- De cierta forma comprendo tu situación ser una "arma" para Dietfried el cual ya no vio sacar provecho de ti, te arrojo a los brazos de su hermano menor, el cual por desgracia murió y como la familia Bougainvillea nunca ha deseado deshacerse de sus juguetes continúo usándote, pero obviamente de otra forma más "placentera".

Benedict apretó los puños ofendido, furioso y deseaba tumbarle cada uno de los dientes a ese hombre, ya que era latente la aberración que sentía por los Bougainvillea y al ser Violet la esposa del sucesor del apellido, era indirectamente afectada por ello. Pero ese sujeto se estaba pasando de la raya, él no conocía a Violet o lo que tuvo que pasar, todo su dolor, angustia, la comprensión de descubrir los sentimientos y sobre todo descubrirse a sí misma. Para que un sujeto salido de la noche a la mañana le dijera que era un simple objeto para los bajos instintos del Almirante Dietfried.

- No me afecta que su servicio haya sido para realizar unas simples cartas de invitación, puedo realizarlo perfectamente es parte de mi oficio. – sentándose frente al hombre mientras comenzaba a sacar su equipo de trabajo. – Sin lugar a duda fui casi todo que usted dice mi objetivo principal en la vida era matar. – el hombre sonrió. - porque fui mal instruida no por personas buenas y cálidas como la familia Bougainvillea, sino por seres como usted. – esa sonrisa que rápido había aparecido se había esfumado y justo cuando iba a debatir ella levanto su mano en clara señal que la dejara continuar. – El Almirante Dietfried es una persona que comete errores como cualquier otro y si el me "arrojo" a los brazos del Mayor Gilbert es porque su amor hacia su hermano era demasiado grande para verlo morir, a diferencia de lo que muchos piensan yo nunca tuve algunos placeres con el Mayor, el dio su vida por Leiden, por su familia y por mí.

- Entonces Dietfried si…

- Obviamente porque somos esposos y es lo que se hace cuando se tiene amor, respecto y confianza, él y yo hacemos el amor. – los hombres se sonrojaron ante la declaración tan abierta de ella. – Yo no sé cuál es su rencor hacia ellos, pero desde lo más profundo de mi corazón espero que usted deje de arder. Porque estar dentro de ese abismo ya lo he vivido. ¿Qué tipo de celebración serán las cartas?

Pero Austin Windsor solamente se quedó mirándola con ese aire de haber ganado una batalla, pero no la guerra y comprendiendo que esa pareja se amaba; indudablemente descubrió que un Bougainvillea podía amar a tal grado de sacrificar su propia felicidad o de morir por defenderla. Sintiendo como por primera vez avergonzado con sus palabras hacia esa joven y como probablemente estaba buscando culpables donde no los había.

- Pronto será el cumpleaños de mi ahijado Víctor.


Taylor se encontraba jugando en el gran jardín de su hermana Amy, su hermana después de la boda de Violet, compro con su esposo una propiedad cercana a la casa de los Evergarden y cuando tenía tiempo libre como hoy, los visitaba incluso se divertía con Archie, el cual a pesar de su mala actitud al principio no le importo eso y comenzó a quererla dentro de su familia.

- Y dime Taylor ¿eres feliz con los Evergarden? – cuestiono el hombre al ver como ella peinaba su muñeca de color pelirrojo. - ¿No te gustaría venir una temporada con nosotros? – los ojos ámbar brillaron de la emoción, pero…

- No puedo últimamente me he estado quedando con la señora Amelia.

- ¿Con la señora Bougainvillea? ¿Por qué?

- Es que se ha sentido mal, a veces se le dificulta respirar en las noches o vomita, su hermosa piel a veces está demasiado pálida, ¿no le pasara nada verdad?

La inocente pregunta de la niña enterneció a Archie el cual también se encontraba preocupado por la situación y más aún al percatarse que Dietfried aún no se encontrara enterado, pero un grito en la segunda planta lo alerto de que…

- Señor Archibald la señora está entrando en labor de parto, por favor acompáñenos. – una de las jóvenes que lo ayudaban corría mientras le dirigía esa palabras, consternado vio como Taylor apretaba su pantalón como clara señal de que se encontraba asustada.

- Creo que el día de hoy Taylor serás tía. – ante lo dicho y por la sonrisa tranquilizadora del hombre correspondió su gesto, pero porque sentía un gran dolor en su pecho al imaginarse que algo malo sucedería.


Lo mismo sucedía con Luculia la cual se encontraba cocinando la comida para Gilbert y ella, desde aquella ocasión en que el hombre trato de leer el contenido de la carta las cosas entre ambos han sido más amenas…bueno al menos no se han intentado matar con las miradas como su primer encuentro. Pero desde la mañana la pelirroja no se sentía bien, algo que el ex Mayor se percató, logrando desconcertarlo. También ya hacia un poco de tiempo desde que le escribió a ese misterioso cliente y aun no tenía respuesta respecto a ese brazo que necesitaba el menor de los Bougainvillea, los golpes a la puerta la alertaron así que rápidamente se dirigió y vio al padre de uno de sus alumnos sosteniendo un paquete demasiado grande y traía consigo dos cartas.

- Muchas gracias. – tomando las cartas y dándole un poco de propina al hombre, porque al parecer ese extraño cliente si tomo su palabra y comenzó a descontar de su salario. – Vaya sí que pesa. – colocándolo.

- ¿Qué es eso? – cuestiono el hombre detrás de ella, logrando asustarla. – No deberías de estar preparando la comida, puedo hacerlo perfectamente, si te encuentras enferma y…

- Llego el paquete seguramente es su brazo. – exclamo feliz y comenzando a abrirlo como regalo de navidad. - ¿A caso no siente felicidad Mayor Bougainvillea?

- No comprendo porque hiciste eso por mí. – suspiro derrotado. – No debiste sacrificar tu salario por…

- Vaya sí que es más grande de lo normal, pero creo que si es de su medida.

- ¡¿Acaso alguna vez escuchas lo que te digo?! – se encontraba desubicado por esa joven pelirroja. – Sabes que olvídalo es difícil hablar contigo. – se dirigía a sentar, pero Luculia lo tomo del brazo para que se levantara.

- Soy consciente que probablemente mi personalidad lo enerva, pero realmente deseo que usted comience a sanar poco a poco sus heridas, posiblemente no poder hacerlo con las internas, pero de las externas de eso me encargo yo. – sonriéndole gentilmente y provocando un ligero sonrojo en él. – Estem… bueno creo que…

- Puedo arreglármelas solo en acomodarme este brazo en un momento regreso. – Gilbert comprendió que se tenía que desvestir su pecho para instalarlo y no deseaba que la pelirroja se muriera de vergüenza subió a la habitación.

Mientras tanto ella se disponía a leer la carta que su adorado hermano le había escrito:

Luculia, hermanita:

¿Cómo estás? Me alegro de haber recibido tu última carta, además de saber que te encuentras bien, sé que eres una mujer adulta, pero siempre seguirás siendo mi hermana pequeña que siempre debo de proteger. Las cosas en Leiden están marchando rápidamente y para algunos serian patas arriba: tu amiga Cattleya aun esta junto a Claudia Hodgins y es muy notorio el embarazo de esta; Iris regresara en unos días junto con el gran escritor Oscar Webster, Benedict cada día más se esfuerza en terminar su trabajo y tomo la oportunidad de la señora Amelia de estudiar; la que he notado rara es a Erica se ve desmejorada incluso me atrevo a decir que más gris. – la joven volteo los ojos ante los comentarios poco delicados de Spencer. – Respecto a buenos ya sabes quienes se encuentran felices muchos en la base se sorprenden del gran cambio que hubo con él y gran parte de lo agradecen a esa doll incluso me temo a asegurar que están apostando para saber cuándo quedara en cinta, sé que si estuvieras aquí te alegrarías por su matrimonio. Cambiando de tema conocí a alguien, pero me temo que tendré una misión fuera de Leiden demasiado confidencial, ya vez para que veas que no solo tú tienes encargos especiales hermanita. – eso logro asustar a Luculia, según ella las salidas por pedidos de la marina o ejercito eran por algunos rebeldes que aún no se encontraban conformes con los resultados de la guerra. – Espero salir vivo de esta, tranquilízate estaré bien soy fuerte y prometo vernos pronto. Seguiré en contacto contigo, aunque no será al mismo modo. Espero verte pronto. Te ama tu hermano…

- Spencer. – las manos que sostenían la carta comenzaron a temblar con clara señal que estaba preocupada y tenía miedo…mucho miedo de perder a su hermano.

Gilbert bajo de las escaleras, pero al ver como la joven comenzó a temblar y varias lagrimas se desbordaban en sus mejillas corrió rápidamente.

- Oe Luculia, ¿estás bien? – ella simplemente negó mientras se abrazaba a sí misma, porque presentía la misma sensación de cuando sus padres murieron.

- Sabe, probablemente…lo esté ayudando como hubiera deseado que me ayudaran…- más lagrimas salían de sus ojos, y Gilbert enarco una ceja sin comprender. – Cuando uno pierde lo que más ama siente un dolor desgarrador, usted se niega a ir a Leiden para liberarlos, pero sabe que están ahí, vivos, sanos y salvos. En cambio, cuando uno pierde físicamente a sus seres queridos simplemente vive de los recuerdos o de lo que hubiera sido el mañana. – esas últimas palabras quedaron atoradas en su garganta, no levanto su mirada por vergüenza, por enojo, por tristeza incluso no la levanto cuando sintió que Gilbert la abrazaba fuerte y simplemente dejaba que mojara su pecho con sus lágrimas frías y tristes como una vez fue su corazón, porque en esa guerra no murieron solamente sus padre, sino que también parte de su corazón y alma, dudando que algún día pudiera recuperarlos.


¿Qué les pareció el final de este capítulo? Dejen sus reviews que les gustaria o que no les gustaria, su perspectiva, etc. Espero no haberlos decepcionado, por cierto planeo subir la historia en wattpad, pero la verdad no soy muy buena en esa plataforma.

En el siguiente capítulo 19 Esperanza