Siendo honesta esta semana he tenido muchos momentos de inspiración para continuar la historia y subir más capítulos de los planeados recompensando las semanas en las que no pude actualizar por mis compromisos personales. En el capítulo anterior me di cuenta de un error mío acerca de los personajes de Sara y Catherine, cabe aclarar que la primera es la madre de Víctor Shield y amante de Albert Bougainvillea; respecto a Catherine fue una mujer que tuvo sus encuentros con Dietfried, pero de ahí no paso.

A partir de este capítulo no solo nos centraremos en Violet y Dietfried, sino que además en Gilbert y Luculia; siendo honesta dudaba un poco en emparejar a nuestro Mayor favorito con otro personaje femenino, pero cuando volví a ver el anime no me pude contener y se me ocurrió la loca idea de juntar en una historia dos personajes que ayudaron de forma diferente a Violet. Bueno sin más contratiempos les dejo el capítulo a y respecto a Gilbert pronto se reencontrará con su pasado. Espérenlo.

Perdonen la falta de ortografia.

No olviden dejar su review.

"…." Flashback y/o pensamientos

Hablan- Presente

Muchas gracias, cuidense mucho.

Los quiere. TheOtherDestiny.


Capítulo 21: Descubrimientos Parte I


"Para muchos el campo de batalla era un lugar desolado, triste e incluso estremecedor porque al momento de ingresar la vida de uno dependía de un hilo, pero todo esto hacia lo emocionante y excitante de las cosas a un joven de dieciocho años que al reclutarlo por la cobardía de su padre al negarse a integrarse el cómo ser su primogénito tuvo que desenvolver ese papel. Los ojos avellana del joven eran encantadores, pero como decía su madre él era un lobo vestido de oveja que en cualquier momento no dudaría en clavarte los colmillos, refugiándose a través del dolor y desparramiento de sangre, vio como los hombres de la Marina llegaban a la base militar fijando su mirada en un alto hombre de cabellera negra azabache trenzada de un lado, su piel era blanca aunque no tanto como él, sus ojos esmeraldas eran como dos fierezas que cualquier momento atacaría y el lunar cercano a su ojos izquierdo como él lo hizo sonreír ante la ironía de las cosas. Ese hombre que seguramente tenía el rango de Almirante era la personificación de la soberbia y entonces recordó al sujeto amable conocido como el Mayor Gilbert Bougainvillea.

- Son como las dos caras de la moneda. – rio ante su pensamiento y es que no era de las personas que le interesaran los altos rangos, sino porque el Mayor Bougainvillea tenía algo que había captado su atención.

Edward Jones vio como salía de aquella tienda su nueva obsesión detallando cada forma del cuerpo de ella, sus movimientos en la guerra, su sangre fría al momento de matar y porque no su belleza exótica la cual muchos de sus compañeros aseguraban el ojiverde disfrutaba. De esto último dudaba porque no creía que los valores del Mayor dejen que sus instintos más primitivos le ganen, encendió su cigarrillo y siguió cada movimiento de esa joven rubia hasta que el mismo hombre que había salido se encontró cara a cara con la joven cadete. Sus ojos analíticos vieron como la expresión de ella cambio a una "alegre" y sonrojada diciendo unas palabras que al parecer sorprendieron al hombre que simplemente la paso de alto mostrando "indiferencia" hasta que dentro de la carpa el Mayor solicito de ella.

- Probablemente el Mayor Gilbert no disfruto de ella, pero al parecer ese Almirante tiene más conocimiento de ella del que debería. – dijo esto apretando lo que quedaba del cigarro sin importar en quemarse.

Porque cuando la joven se alejó dándole la espalda al ojiverde Edward pudo notar una mirada que era carente o más bien inexistente en su organismo: deseo, protección y sobre todo una mirada llena de amor.

- Oe Edward, ¿Qué tanto miras? – dijo un compañero al verlo con sus ojos vacíos, pero mostrando una sonrisa más que siniestra.

- Solo veo que los demonios internos del ser humano son más egoístas de lo que imaginamos. – manteniendo su mirada del hombre que al sentirla volteo a verlo directamente. – Oe ¿Quién es ese hombre?

El soldado dirigió su mirada encontrándose con unos ojos esmeralda mirando hacia su dirección nada contento.

- Deberías dejarlo de amenazarlo con la mirada, él es muy peligroso, además de un tener un alto rango en la Marina es el Almirante Dietfried Bougainvillea. – la risa del peligris desconcertó a su compañero.

- Así que es su hermano, quién lo diría el prójimo puede ser tan complejo y egoísta en obtener lo que desea para él. – se levantó no sin antes darle un saludo con su cabeza a Dietfried el cual veía detalladamente las acciones de ese joven y percibiendo que no era una persona común y corriente. – Esta guerra está comenzando a tornarse interesante Almirante Bougainvillea.

Sonrió aún más viendo como el automóvil de este de iba y la hermosa joven de ojos zafiro corrió de la carpa buscando al hombre y al visualizarlo ahí se quedó parada sin importarle la lluvia comenzaba a caer sobre ellos.

- "Es como un animal buscando a su dueño". – pensó y al ver la silueta de esa joven llamada por el Mayor como Violet juro que pasara lo que pasara esa joven a punto de convertirse en mujer seria él, total a él no le importaba eso que seguramente el Almirante Dietfried fue ganador. – "Que diría el estúpido del Mayor Gilbert si descubriera el oscuro y perverso secreto de su apreciado hermano".

- Y aun sostendré mi palabra Violet, tarde o temprano descubrirás que tú y yo somos iguales. – acostado en el colchón que tenía como soporte en esa fría celda, donde sus brazos estaba cruzados detrás de su nuca y viendo el techo como si fuera la cosa más interesante del mundo. – Sino realmente debo considerar en matarte Almirante Dietfried.

Dietfried se sorprendió en ver a Violet frente a él desnuda y completamente sonrojada, no es que le desagradara, sino que normalmente era quien tomaba la iniciativa, verla ahí con el agua mojando su hermoso cuerpo sus manos picaban y llevo una de estas a la cintura de esta, mientras que la otra la colocaba detrás de la nuca para que lo viera directamente a los ojos. Sonrió al ver como ella podría seguir siendo aquella chiquilla que encontró sin emociones, pero al mismo tiempo aquella pequeña que era feliz antes de descubrir la crueldad del mundo, sin embargo Violet también pudo apreciar el rostro de su esposo así como notar que su hermoso cabello negro azulado comenzaba a crecer y lo tenía ya hasta los hombros, su piel blanca hacia contraste con la ella porque también en el cuerpo del hombre había marcas desde su pecho incluso unas que estaban unidas a su espalda, llevo una de sus manos al lunar que se encontraba debajo de su ojo derecho sonriendo y sin importar que se alzó de puntas para alcanzar los labios de su esposo.

Comenzó a besarlo suavemente como el solía hacerlo y tímidamente con la punta de su lengua toco el labio inferior de él como muestra de pedir permiso para ingresar lo cual fue concebido, ya que Dietfried abrió la boca para que ambos comenzaran a explorar su bocas nuevamente, las manos del ojiverde bajaron hasta las piernas de Violet y sin previo aviso la alzo haciendo que sus piernas abrazaran su cintura sintiendo más de cerca el calor que desprendía su feminidad logrando un gemido por parte de ambos. Debieron separarse por falta de aire y cuando lo hicieron un pequeño rastro de saliva o el agua se pudo notar.

- Perdona si te desperté. – decía mientras besaba la cobertura del cuello de su esposa que solamente suspiraba.

- Re-Recuerda que soy de…de su-sueño ligero. – Violet sentía demasiado deseo en estos momentos para encontrar una respuesta correcta, pero al ver como Dietfried se detenía se desconcertó. - ¿Sucede algo?

- Es mejor salir y dormir. – tratando de bajar las piernas de la joven de sus caderas, sin éxito alguno. – No seas terca dentro de unas horas será un día ajetreado porque…-

Pero Violet no dejo que terminara ya que enrosco sus brazos en el cuello de él para besarlo con más profundidad, desconcertando a Dietfried y más aún al sentir como ella hacia fricción en sus partes buscando la entrada al paraíso, los besos de su esposa fueron bajando de su cuello hasta su clavícula, dando pequeños mordiscos en el proceso mientras que el apretaba sus glúteos haciendo que ella suspirara. Los labios de Dietfried fueron directamente a los senos de Violet comenzado a besar desde el inicio de este deteniéndose en la aureola provocando que gimiera en reproche esta sonrió sobre la piel de esta, levantando su mirada vio como ella tenía vista nublada de deseo y sin previo aviso comenzó a tomar los pezones rosadas de ella por la excitación mientras masajeaba el otro la rubia sentía que sus sentidos se estaban nublando más. Violet buscaba la forma en unir sus cuerpos, pero reconocía que su estatura era pequeña al lado de Dietfried, así que instintivamente una de sus manos busco a tientas el miembro del ojiverde sorprendiéndose de lo grande y largo que percibió su mano.

- "¿Esto ha entrado varias veces en mi cuerpo?". – pensó desconcertada.

- ¿Q-Que haces? – con voz entrecortada el ojiverde sintió como la pequeña mano de su esposa tomo su masculinidad y cuando sintió como comenzaba a tocarlo de arriba abajo cerro sus ojos. – Mierda, Violet n-no hagas eso.

- ¿Por qué? -cuestiono desacertada. – El libro decía que era una forma de estimular el deseo de nuestra pareja. – los espasmos en el cuerpo de Dietfried se detuvieron al escuchar la voz dudosa e incluso preocupante de ella. - ¿Lo estoy haciendo mal?

Suspiro derrotado, así que por eso ella se encontraba leyendo un libro de como descubrir la sexualidad, siendo honesto consigo mismo incluso dudaba que era lo suficiente bueno en la cama para que estuviera buscando ayuda en un libro, pero aquí la incógnita era otro asunto.

- ¿Por qué piensas que no te deseo lo suficiente? – tomando una de sus sonrojadas mejillas y cuando ella agacho la mirada sabía que no obtendría una respuesta inmediata. – No necesitas leer esa clase de cosas. – hablando muy cerca de su oído y mientras bajaba una de sus manos para ingresar uno de sus dedos en la feminidad de ella logrando que gimiera. – Con tu sola presencia. – mordiendo el lóbulo de su oreja. – con tu aroma e incluso con solo verte siempre has despertado el deseo en mí. – y si esperar más tiempo ingreso de ella de forma brusca.

La ojiazul al sentirlo gimió sintiéndose completa, aunque con un poco de dolor por la repentina intromisión.

- Perdón. – escucho por parte de Dietfried haciendo que ella simplemente negara y lo besara. – Te prometí que iba a cuidarte.

Ante esas palabras el cuerpo de Violet vibro a tal grado que sus pezones femeninos se endurecieron más y Dietfried comenzó a moverse de forma lenta pero profunda, escuchando cerca de su oído cada gemido de ella lo extasiaba y cada gruñido de él erizaba más a la piel a Violet que cerro sus ojos ante la fuerza que él estaba empleando, sintiendo que pronto sus temblorosas piernas no podrían seguir manteniéndose en la cadera de él. Dietfried adivinando su pensamiento tomo ambas piernas de ella, sosteniéndola con fuerza y en ese proceso busco la forma en que su miembro obtuviera más profundidad y rudeza en los embistes extrañando esos momento que ellos hacían el amor, sin impórtales el agua que caía sobre ellos.

- Mmm…Ahh. – la rubia cerro sus ojos cuando sentía que pronto llegaría a su límite y, un segundo después el ojiverde, le mordió un hombro.

- Ni te imaginas cuanto había echado estos momento de menos. – gruño Dietfried casi sin pensar, al empujar sus caderas contra ella, sincronizándose de una manera apasionada que les quemada tanto por dentro como por fuera.

Apretó un poco más las caderas de Violet cuando inconscientemente vino a su mente la primera vez que la tomo temiendo en volverla a lastimar. En cambio, en la mente de Violet venia una felicidad infinita al darse cuenta que su esposo aun sentía esa misma pasión y deseo, reconociendo que toda esa mezcla de sentimientos nunca le había sentido por nadie incluso por el Mayor Gilbert, el cual significo ser alguien muy importante en su vida, abrió ligeramente sus ojos encontrando la respuesta y sonrió al descubrir que significaba para ella Dietfried Bougainvillea.

- Dietfried…y-yo…

- Shhh…solo disfruta Violet. – mordiendo el labio y siguió moviéndose, haciéndole el amor.

El ojiverde separo las piernas y resbalo más en ellas al sentirla llegar a su orgasmo, apoyo una mano en la regadera y otra la seguía sosteniendo, siendo honesto en ese ángulo podio disfrutar una faceta completamente diferente de Violet, volviendo más profundas y rudos sus movimientos al verla gemir con su cabeza hacia atrás, sus ojos cerrados y sus mejillas sonrojadas mientras su cabello dorado se pegaba en todo su cuerpo.

- "Parece un hermoso ángel corrompido".

El cuarto de baño se llenó de gemidos por parte de ella y Dietfried apretó los dientes, cuando una oleada de placer comenzó a subir por sus pies y amenazo con nublarle la razón, conociendo perfectamente esa sensación. Sonrió al darse cuenta que Violet pronto llegaría a su segundo orgasmo y luego se derramo dentro de ella, la ojiazul sintió nuevamente esa grata sensación de haber subido al cielo y al abrir los ojos noto que no solamente ella se encontraba feliz sino la sonrisa cálida que volvía a dedicarle Dietfried demostraba que él seguía… ¿Qué sentía Dietfried por ella?

- ¿Te encuentras bien? – la voz ronca del ojiverde aun la erizaba, provocando que ni siquiera pudiera articular una palabra. - ¿Deseas continuar en la habitación?

- S-si deseo continuar.

No importaba en este momento los fantasmas, el pasado incluso aquellos cuestionamientos que divagaban en su mente, lo único que deseaban ambos era dejarse llevar y continuar amándose lo que restaba en la noche.

A la mañana siguiente Iris se encontraba cada vez más asfixiada ante la presencia de su madre, y no es que no amara a su progenitora, sino que desde que llego ayer junto con Emonn no paraba de recalcar cada cualidad del hombre, mostrándole "el hombre perfecto" que sería como esposo.

- Iris, hija. – hablaba su madre frente a la joven mientras se disponía a preparar el desayuno, pero al verla tan concentrada se enojó, ya que seguramente se encontraba pensando en…- ¡IRIS CANNARY! Deja de estar fantaseando mientras te hablo.

La joven miro desconcertada a su madre, donde simplemente la joven respondió que se le ofrecía.

- Te estaba diciendo que deberías de ser más cortes y amable de lo contrario el pobre de Emonn se cansara. Alejándose de ti completamente. – exclamaba la señora sentándose frente a su hija.

- Pues déjame me esfuerzo mas para que eso sea rápido mamá. – tomando un pan tostado. – Ya te lo dije en nuestro hogar no pienso casarme con Emonn ni ahora ni nunca, ¿acaso has pensado en lo que realmente quiero?

- Es eso mismo lo que busco Iris, pronto serás mas grande y cuando te des cuenta que tu vida y juventud se te han ido de las manos te darás cuenta que no has construido nada, excepto tu trabajo como doll, que a la larga como todo tendrá que terminar y cuando eso suceda estarás sola. Incluso tu prima que es cinco años menor que tu esta próxima a dar a luz.

- Eso es porque no tiene aspiraciones. – levantándose abruptamente golpeando la mesa con ambas manos. – Yo deseo ser alguien mama sea de doll o cualquier otra cualidad que me distinga de alguien más, mi miedo nunca ha sido la soledad como otras personas y si Emonn fuera el ultimo hombre de la tierra créeme que preferiría estar sola.

- Pero si fuera ese mal hombre, ¿estarías dispuesta a renunciar a esa libertad? – al que su hija se quedaba callada no soporto más. – La verdad no te entiendo cuando llevaste a la casa a tu amiga comprendí que necesitabas tu espacio e independizarte, pero ya llego hora en que tomes las antiguas tradiciones de nosotros y te guste o no Emonn es un buen partido para ti y uno hombre mucho mayor que tu con problemas de alcohol parte viudo y…

- Oscar es un buen hombre. – rebatió la castaña sonriendo al recordar la sonrisa sincera del hombre. – El no es nada de eso que dices si cayo presa del alcohol fue porque no soporto el dolor de perder a su esposa e hija, pero se ha tratado de solucionar sus problemas a través de sus obras las cuales no solo son hermosas, sino que transmiten muchos dichos o lecciones de vida que al parecer te hacen falta mamá.

La joven sintió como su mejilla ardía y es que su madre estaba furiosa tanto que volvió a darle una bofetada, sonrió amargamente desconcertando a la mujer.

- Si tu deseo es que Emonn permanezca a la familia cásate tu con él o simplemente una de mis primas gustosas lo recibirán. – tomando sus cosas. – Pero lo que concierne a mi mamá no, porque te guste o no estoy con Oscar Webster. – y diciendo esto ultimo abrió la puerta encontrándose con él sus dicho el cual había escuchado todo desde el exterior con sus mejillas sonrojadas. – Porque pronto él y yo nos casaremos.

Diciendo esto cerro la puerta tan fuerte que uno de los retratos se cayó, dejando a la mujer desconcertada, a Emonn que también residía en su hogar con el enojo latente y la nueva "pareja" se disponía a realizar las actividades de hoy.

- Perdona por lo de hace un momento. – conteniendo sus lágrimas. – Además de involucrarte en este embrollo, pero…- la joven se encontraba llorando no podía soportarlo más.

Sus ojos ámbar se abrieron al sentir unos brazos rodearla, percibiendo el aroma a praderas del bosque del hombre y como recargaba su mentón en la cabeza de ella.

- Esta bien Iris, no te preocupes. Comprendo perfectamente y así como tu me has ayudado, prometo ayudarte. – sonriendo. - Anda es como tu me dijiste una vez si deseas gritar grita, si deseas golpear algo solo hazlo y si deseas llorar simplemente haz eso llora.

La joven agradeció internamente al pelirrojo ya que estos últimos meses ha sido un gran apoyo para ella, sonrió ya que inconscientemente algo muy dentro de ella deseaba que este momento permaneciera para siempre.

- Bueno creo que es hora de irnos, hay que prepararnos para esta noche. – la castaña se alejo un poco enarcando una ceja sin comprender. – El día de hoy "oficialmente seremos pareja" en la fiesta del joven Víctor Shield.

Los ojos miel de Taylor veían con preocupación a la señora Amelia la cual desde hace un tiempo no se veía nada bien de salud, tanto así que comenzaba a preocuparle y había desistido de la oferta de su hermana Amy de irse con ella en aquel viaje a Londres para conocer a la familia de su esposo. El aspecto de la matriarca de la familia Bougainvillea era abordado por unas ojeras inmensas, su hermoso cabello comenzaba a caerse cada día más, además de los constantes vómitos y debilitamientos de ella, solamente los Evergarden tenían conocimiento de sus síntomas, dudaba incluso que el propio Dietfried conociera de su situación sin comprender él porque ya que estaba segura que el Almirante movería cielo, mar y tierra para que la señora Amelia se encontrara bien.

- No te preocupes Taylor, hoy me encuentro bien. – decía mirando en el espejo de su gran tocador a la pequeña. – Creo que es mejor alistarnos para ir con Violet y mi hijo, ¿Qué te parece?

La adolescente asintió mientras su miraba se iluminaba un poco ya que ella adoraba a Violet y le agradaba la compañía del Almirante, porque su apariencia de ogro solo se quedaba en eso en una mera apariencia.

- Si. Iré alistarme señora Amelia, espéreme un momento por favor. – decía esto corriendo rápidamente al cuarto de baño.

Los ojos esmeraldas de la mujer se vieron con una sonrisa cada movimiento de la niña recordándole un poco a esos tiempos donde sus hijos aun eran unos niños, vio su reflejo después dándose cuenta que los años ya estaban comenzándole a cobrar factura, solo esperaba que Dietfried estuviera en el buen camino y que por fin fuera feliz con la mujer que amaba.

- Solamente me faltas tu mi pequeño Gilbert. – tomo delicadamente el cuadro donde mostraba a sus hijos uniformados y delineo la gallarda figura de su pequeño. – Si estuviera vivo me hubiera gustado que conocieras a una mujer igual de maravillosa que Violet, porque sin lugar a duda el destino predijo que ella seria la indicada para guiar el camino de tu hermano y viceversa. – unas lagrimas comenzaron a empañar el vidrio. – Solo espero volverme a encontrar contigo en esta vida o en la otra mi pequeño.

Gilbert se detuvo abruptamente sintiendo un pequeño dolor en su pecho, como un sentimiento de angustia y dolor repentino sin comprender el porqué, es como aquella ocasión en que soñó cuando su hermano Dietfried había muerto desconcertándolo, Luculia que iba a su lado se detuvo para ver la reacción del Mayor, puede que aun existiera una barrera imaginaria entre ambos, pero eso no quería decir que no le afectara lo que sucediera con el hombre, como si sus pies tuvieran vida propia entrelazo sus manos con las del hombre que al verla frente a él otorgándole una sonrisa sintió algo cálido logrando minimizar el sentimiento anterior.

- ¿Se encuentra bien? – la pregunta de Luculia hizo sonreír al hombre, ¿Cuántas veces no soñó con que alguien nuevamente se preocupara por él? – Si gusta es mejor dejar este paseo para otro momento y…

- Tonterías. – aun sosteniendo fuertemente sus manos se dispuso a caminar jalándola un poco, haciendo sonrojar a la joven al ver como los rayos del sol iluminaban la atractiva figura de él. – Te dije que el día de hoy nos ayudaría olvidar, además es justo y necesario después de todo el trabajo que tienes no solo en la escuela, sino que además tienes que mantener informado a esa persona, encargarte de la casa incluso juraría que cuidas de mi y en ocasiones de Marie.

- Pa-Para mi no es problema. – agacho la mirada. – Es mas disfruto mucho la compañía de todos ustedes los niños, de Marie y también la suya.

Luculia deseo taparse la boca y darse de topes antes lo dicho, no solo por su indiscreción sino que sus ultimas palabras hicieron que nuevamente el ojiverde se detuviera viéndola fijamente analizando el atuendo de ella, su largo cabello pelirrojo adornado por esa tranza tipo diadema, su piel nacarada, sus grandes ojos verde oliva que hacían contraste con su vestido de verano blanco e incluso las pecas de la joven se le hacían adorables viniendo de ella y entonces hizo lo que hace mucho tiempo no hacía…rio. Gilbert se rio como si no hubiera mañana porque las palabras dichas una vez por esa soñadora joven tenían sentido, las segundas oportunidades nos ayudan a remediar errores del pasado, volver a encontrarnos a nosotros mismo y a volver a vivir. En cambio, Luculia no podía caber de la felicidad al escuchar la risa del Mayor comprendiendo el porque varias mujeres de Leiden estuvieron cautivadas por el menor de los Bougainvillea, pero sus ojos se abrieron al darse cuenta en el lugar donde se encontraban.

- Esto es…- soltando su mano y caminando mas cerca del lugar sintiendo como el agua mojaba sus pies.

- Es la playa. – detuvo su risa observando como los ojos verdes de Luculia se iluminaban. – No sé qué tan profunda sea la herida que dejo la guerra en ti, pero cuando me encontraba triste o desolado siempre busque un lugar así. – se acerco mas a ella. – Creo que inconscientemente deseaba ser como el mar. – ella lo vio como recordando momentos hermosos y llevo una mano en su pecho imaginando en quien se encontraba imaginando el hombre.

- ¿P-Porque…Porque esta haciendo todo esto?

- Porque tu me recuerdas a mí. – sintió como la brisa del mar lo golpeaba. – Se que no comenzamos con el pie correcto, pero de algo estoy seguro y es que…puedo confiar perfectamente en ti, Luculia. – quedo maravillado en como esa brisa del mar comenzaba a despeinar el cabello suelto de ella. – Perdóname por todos los malos momentos y groserías que te hice. ¿Por qué no empezamos de nuevo? – extendió su mano. – Mucho gusto soy Gilbert Bougainvillea.

Los ojos de Luculia comenzaron a llenarse de lágrimas, pero no eran de tristeza sino de alegría, porque por fin pudo comprender el dolor y la carga que llevaba en sus hombros Gilbert Bougainvillea, siendo ella una egoísta que simplemente deseaba cumplir con su encargo sin impórtale lo que conlleva los sentimientos del hombre frente a ella, agacho su mirada avergonzada. Pero la levanto al sentir como su mejilla era limpiada cuidadosamente por la mano metálica del hombre.

- Muchas gracias por permanecer en este infierno conmigo, Luculia. – sin impórtale la joven lo abrazo abruptamente cayendo los dos cerca de la orilla del mar mojándose en el proceso. – Ya, tranquila todo estará bien.

Sentándose con ella aun en brazos y limpiando las lagrimas de ella, que también comenzó a reír haciendo que el ex Mayor quedara prendado de su risa.

- Mucho gusto mi nombre es…Luculia Marlborough. – estrechando la mano que el antes había ofrecido. – Sabes la guerra es cruel e injusta incluso con aquellos que son libres de sus ataduras, probablemente nunca entere el porque mis padres estaban ahí cuando comenzó ese ataque, pero al menos se que hubieran deseado que siguiera viviendo.

Cuando estrecharon sus manos después de ese momento de libertad y sinceridad de ambos provoco que una corriente eléctrica cruzara hasta su columna vertical haciendo que ambos se sonrojaran, entonces Gilbert para romper el hielo tomo un poco de agua y se la lanzo a Luculia.

- ¡Oye eso es jugar sucio Gilbert! – grito tomando agua y respondiendo el ataque, logrando que riera.

- Con esas manos tan pequeñas no lograras mojarme ni siquiera el rostro, Luculia.

La joven inflo un poco sus cachetes con clara "molestia" y al ver que una pequeña corriente de agua venia hacia ellos empujo un poco al ojiverde, que al ver las intensiones de ella la tomo de su mano y juntos se sumergieron en el agua, aunque el hombre se percato como la pelirroja lo abrazo desesperadamente y el cuerpo de ella comenzó a temblar. Cuando ambos salieron todos mojados Gilbert vio que estaban demasiado cerca, pero Luculia seguía manteniendo los ojos cerrados con miedo y entonces comprendió que…

- Luculia, ¿sabes nadar? – ante el sonrojo de ella suspiro. – Anda vamos la comida se enfriará y aun podemos disfrutar de todo esto.

Sin más preámbulos ambos se levantaron aun sosteniéndose de la mano fuertemente, sus mejillas sonrojadas y felices por comprender que ese día ellos comenzaron a abrir sus puertas a aquella segunda oportunidad que la vida les había otorgado, aunque alguien no muy lejos de ahí vio con odio, rabia y celos tal escena prometiéndose en que tanto Gilbert como Luculia pagaran su dolor.

Violet abrió lentamente sus ojos, sentía todo su cuerpo adolorido, pero no era un dolor cuando tenia que ir al campo de batalla a pelear, sino que este era demasiado placentero.

- Por lo que veo por fin despiertas. – la voz somnolienta de Dietfried hace que levante su mirada encontrándose con la de él, que inmediatamente le da un beso en su frente provocando que cerrara los ojos. - Buenas tardes, ¿dormiste bien?

- Si, ¿y tú? – cuestiono tocando la mejilla de él, sin ni siquiera importarle el hecho de que seguramente ya era demasiado tarde.

- Perfectamente. – sentándose y tomando a Violet para que sentara a espaldas de él, sintiendo el pecho desnudo de Dietfried, así como a él la vista de algunas cicatrices que la guerra dejo en su espalda. – Ayer no terminamos una platica importante. – viéndolo sobre su hombro. - ¿Qué y quien te hizo pensar que no te deseaba?

Al no obtener respuesta la abrazo mas fuerte sobre la delgada sabana.

- Porque desde hace un tiempo no me tocaba. – el Almirante analizo la respuesta de ella siendo correcto, pero no era por el motivo que ella pensaba. – Además la señorita Catherine me dijo que…que yo solo tenia el titulo de esposa, pero que nunca sentirá el mismo deseo y pasión que tuvieron en su relación. – estas últimas palabras las decía en voz baja agachando la mirada.

El silencio de Dietfried debería de interpretarlo como una afirmación, además era cierto que por culpa de ella el Mayor Gilbert había muerto y no solo él, sino que sus manos estaban manchadas de sangre de personas que seguramente tenían una familia o alguien que los recibiera con los brazos abiertos. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Dietfried tomo su barbilla para que lo viera directamente a los ojos sin importarle que viera esas dos lagrimas que salían de sus ojos, entonces Violet por primera vez en su vida sintió vergüenza.

- Catherine tiene razón nunca sentiré contigo lo que sentía con ella. – eso había descolocado a Violet y deseaba llorar inmensamente. – Porque contigo es inmensamente mejor en todos los aspectos contigo siento más deseo, placer y…

- ¡VIOLET, DIETFRIED! – gritaba Taylor a todo pulmón mientras ingresaba a la habitación,

Pero antes de que viera otro escenario completamente innecesario para cualquier joven de su edad, la señora Bougainvillea tapo los ojos ámbar de ella con sus manos. En cambio, Dietfried chasqueaba la lengua mientras ocultaba la desnudez de ambos, ya que al parecer la doll se había quedado de piedra.

- Continuaremos después con nuestra conversación y hay que prepararnos para la fiesta de Víctor. – diciendo esto se fue al cuarto de baño, para disponerse a cambiarse.

- Creo que…seria mejor ir sacando tu ropa para el evento, Querida. – Amelia rápidamente comenzó a sacar un hermoso vestido violeta de mangas largas, que al principio se adhería a la figura de la parte de arriba, pero caía en la parte de la cintura.

Sin embargo, antes que la mujer sacara lo demás comenzó a ver borroso y se sostuvo fuertemente del closet anta Violet la cual al verla fue a auxiliarla inmediatamente.

- ¿Se encuentra bien? – Amelia iba a responder, pero en eso vio el perfil de la joven percatándose que ya no tenía esos rastros infantiles, sino que ya se había convertido por completo en una mujer.

Una mujer que siempre rondaba en sus sueños o mas bien pesadillas desde que Patrick le había dicho toda la verdad.

- Eres igual a ella. – esa frase desconcertó a Violet. - Querida podemos hablar un momento a fuera. – la doll asintió. – Taylor querida, ve al jardín y corta unas flores. Ya te alcanzo.

Las dos mujer salieron al pasillo, obviamente la rubia se colocó rápidamente un camisón para ocultar su desnudes, los ojos zafiro de ella se percataron de los desmejorada que se veían la señora Amelia al grado que incluso sus hermoso ojos tenían unas ojeras demasiado marcadas.

- Creo que ya estamos lo suficiente lejos. – sonrió al recordar la escena de hace unos momentos, porque podría que era vergonzoso ver a una pareja desnuda en su recamara, pero seguramente disfrutando de hacer el amor y no pudo contener sus lagrimas por al menos estar viendo la felicidad de su hijo.

- Señora Amelia, ¿Qué pasa?

- Violet, dentro de poco moriré…tengo cáncer.

- Aun sigo pensando que es demasiado precipitado, Padrino. – Víctor Shield veía como su padrino estaba ansioso en aquel estudio sacando fotografías y un análisis de unas muestras científicas que el había realizado. – No solo vas a desconcertarlo a él sino también a Lux. ¿Acaso ya no la quieres?

- Lux es otra hija para mí, Víctor. – encaro el hombre. – Pero llevo años cargando con esta culpa de al menos encontrar un cuerpo, una pista o algo y ahora que tengo pruebas suficientes de mi corazonada no la dejare escapar.

El joven iba a refutar, pero la mano de su padre en su hombro dijo que era mejor no intervenir. En eso escucharon como tocaban la puerta principal haciendo que los nervios fluyeran en el castaño al imaginarse volver a verlo, pero unos gritos hicieron que los tres hombres de aquel despacho salieran corriendo.

- ¿¡Quien demonios te crees en venir a mi casa!? – grito exaltada una joven de cabello purpura ante la aburrida mirada de un rubio. - ¿Acaso viniste a disculparte por tu error de la vez pasada?

La soberbia de esa mocos estaba cansando al ojiazul que solamente afilo su mirada, reprimiéndose en haber aceptado la invitación de ese hombre en ser invitado a dicho evento y dos por aceptar hablar con él antes. Pero al ver a esa "niña" frente a él recordó aquel encuentro con ella por primera vez.

- Deja de gritar es fastidioso, sabes. – suspiro. – Y no vine a verte a ti, es más ni siquiera sabía que aquí vivías.

La joven alzo la mirada ofendida y sus mejillas se tiñeron de rojo ante lo vergonzoso de la situación, dichos gestos enternecieron al joven dándose cuenta que esa joven no era nada fea es más incluso pensó que la belleza que poseía era demasiado exótica y cautivadora.

- Por lo que veo ya se conocer. - la voz de Austin Windsor detrás de ellos los alerto. – Entonces ya no es necesario presenta…

- Solamente conozco de vista a la señorita, además hace ayer ella y yo tuvimos un accidente. – la fría voz de rubio era notable para todos viéndola directo a sus ojos dijo. – Soy Benedict Blue. – extendiendo su mano.

Pero lo que concernía a Lux veía con desconfianza al hombre dudando en confiar en el o no, pero al ver la mirada de su papá suspiro derrotada y estrecho la mano de ese joven.

- Lux Windsor, el gusto es mío. – esto ultimo entre dientes, pero al decir su nombre desconcertó a Benedict el cual pensaba que él hombre solamente tuvo dos hijos y que por desgracia murieron. – Austin es mi padre adoptivo.

El aire era demasiado tenso tanto que Víctor intervino diciéndole a la joven que era mejor irse arreglando para la recepción y ultimar los detalles haciendo que los ojos de ella brillaran al verlo, respondiéndole una faceta completamente diferente como… ¿enamorada? Los ojos celestes de Benedict se quedaron fijos en las tres figuras que comenzaba a alejarse hasta perderlos de vista.

- Me alegro que haya aceptado nuestra invitación joven Benedict. – intervino Austin. – Por favor acompáñeme necesito hablar con usted de algo muy importante antes que comience la fiesta.

Benedict comenzó a seguirlo hasta toparse con esa misma puerta que hace días él y Violet estuvieron, deduciendo que era el despacho del hombre. Al abrir la habitación no había nada fuera de lo habitual solamente, pero cuando se sentaron sus ojos percataron una nueva fotografía y por instinto la tomo sorprendiéndose.

- Esto es…

- Ellos eran mi familia. – termino el hombre. - Perdone los malos modales de Lux aun no confía mucho en la gente, pero es buena persona.

El rubio no lo escuchaba ya que se encontraba absorto en esa fotografía, donde se mostraba una hermosa mujer de cabellera larga dorada, sus ojos celestes, su piel blanca y de cierta forma poseía unos rasgos similares a él, pero lo que impresiono al joven fue la hermosa bebe que sostenía y junto a ella había un niño no mas de tres años siendo sostenido por un hombre que dedujo que era el hombre frente a él. Le daba vueltas la cabeza a Benedict viniendo a su mente momentos de su vida que…había olvidado.

- "Vamos hermano. – grito una pequeña niña de siete años corriendo hacia el frondoso árbol para comenzar a preparar todo.

El pequeño rubio se inclinó un poco sosteniéndose de un árbol agotado, mientras detrás de el venia una pareja que veía con adoración a sus hijos.

- Mamá, ¿podrías decirle a Elizabeth que deje de correr como loca? – la risa melodiosa de la mujer se escucho en el lugar, mientras que el hombre al lado de ella suspiro. - ¿Dije algo gracioso?

- Para nada, Querido ¿podrías ir a controlar esa cabra loca que tenemos por hija? – bromista como solía hacerlo Nina vio como inmediatamente el castaño se acerco a donde encontraba la pequeña que estaba balanceada de un lado a otro en una de las ramas del árbol. – Listo Benedict ira tu papá a controlar, ¿no es así Austin?

Los ojos celestes de Benedict se abrieron abruptamente al escuchar el nombre de su progenitor y cuando el hombre paso al lado de él, ya no se veía como un niño sino como un hombre de casi veinticuatro años y viendo como la figura joven de su padre iba cambiando poco a poco hasta llegar a parecerse a…"

- No puede ser. – susurro el joven aun llorando. -No…tiene que ser una broma…usted…

- Nunca te has preguntado, ¿Por qué siempre buscaba la forma de acercarme a ti? Porque comencé a indagar sobre tu vida, no es coincidencia que te parezcas a mi y a mi difunta esposa, así como tu edad, nombre y la información que nos información acerca de tu descubrimiento en la guerra sean tan parecidos a mi difunto hijo.

- No…no…esto no puede estar pasando…

- La noche que asesinaron a mi familia encontraron huellas de mis hijos, pero nunca sus cuerpos al comienzo se pensaron que sí, lo cual fue una absoluta mentira según los forenses solo se encontraban dos cuerpos pertenecientes a dos hombres.

Benedict recordaba la lluvia, haber sostenido fuertemente la mano de su hermana, como ambos se perdían en el bosque mientras escuchaban los disparos, luego como esos malditos cerdos los tenían acorralados y…

- Ese día llovía demasiado, era el día que inicio la guerra oficialmente. Yo le prometí a Nina regresar temprano, ya que era el aniversario de nuestro matrimonio y solíamos festejarlo en familia. – ahora era el turno de Austin de comenzar a llorar. – No pude llegar…- sus manos temblaban. – Hubo diligencias que necesitan de mi absoluta concentración y…

- ¡UNAS ESTUPIDAS DILIGENCIAS ERAN MAS IMPORTANTES QUE SU FAMILIA! – Benedict se levanto abruptamente. - ¡NO PUDO MANTENER SU ESTUPIDA PORMESA AL MENOS ESA VEZ!

- No comprendes la responsabilidad que tenía y sigo teniendo con la marina, Benedict. – miraba borroso la figura del joven. – Nina muchas veces deseo que tuviéramos una vida tranquila junto con…mi hijo Benedict y mi pequeña Elizabeth.

- ¡No, no, no! – se repetía el rubio mientras mas lagrimas escapaban en sus mejillas. – Esto no puede estar pasando…

- Yo amaba a mi esposa, mi hijo era mi orgullo y mi hija mi alma. Esa noche todo se me fue arrebatado, pero cuando sentía que mi vida acabaría me refugie en Víctor y después encontré a Lux…aunque lo que realmente me mantenía cuerdo era tener la esperanza que estuvieran vivos.

Se fue acercando al joven que solamente negaba una y otra vez murmurando: "No puede ser, ¿Por qué? Y por último…el nombre de Elizabeth.

- Benedict. – tomando sus manos con fuerza. – Benedict…tu eres mi hijo.


¿Qué les pareció el capítulo? La verdad dudaba un poco en subir capítulos explícitos por el concepto que algunos tienen de Violet, pero desde mi perspectiva el Fanfic la mayoría son lo suficiente grandes para este tipo de escenas. Siendo honesta escribir acerca de Violet y Dietfried me encanta; y de Gilbert Luculia me causan demasiada capitulo contendrá dos partes, ya que es demasiado largo, subiere la otra parte el viernes si me es posible junto con otro.

En el siguiente capítulo 22 Descubrimientos Parte II: Cattleya descubrirá que la discreción es requerida aun en contra de nuestra voluntad, Violet comenzará a cerrar por fin su ciclo con el mayor Gilbert, en cambio él irá descubriendo que su padre nunca fue el hombre intachable que siempre pensó, Violet no sabe cómo reaccionar ante la enfermedad de la señora Amelia y los señores Evergarden sabrán que las sombras del pasado y pecados siempre nos alcanzan. Además Dietfried tendra una seria discusión con Catherine y Violet conocera a su nuevo peculiar cliente.