CAPÍTULO 17 (Arco II): Viejos recuerdos


-Señorita Wimbelton, ya es la quinta vez que la mandan a dirección, no voy a tolerar que esto se repita de nuevo, a la próxima, será expulsada, tanto usted y sus amigas ¿ha quedado claro?

-Si.-Dijo la pelioscura, cabizbaja, pero con los puños apretados.-Señor director, quedó claro.

-Señorita Harman.-Dijo menos severo.-Por ser su primer día de clases, no debe preocuparse, pero espero que tampoco se vuelva a repetir esto, por lo que va lo mismo para usted ¿de acuerdo?

-Si, señor director.-Dijo Lynn, apenada.-Lo siento, no quise que esto pasara.

-Esta bien, no se preocupe.-Dijo el director.-Ya conozco sus expedientes por parte del señor Harman, solo procure alejarse de los problemas, ¿de acuerdo?

-De acuerdo.-Asintió la ex deportista.

-Muy bien.-Respondió.-Pueden retirarse.

Una vez dejada la oficina del director, Lynn y Agatha tomaron rumbos opuestos, sin embargo, esta última le dedicó una mirada amenazadora a la ex deportista.

"Esto no ha terminado" Era lo que Lynn pudo notar en los ojos de la pelioscura.

-Aléjate de ella.-Dijo Solace dentro de su cabeza.-O hará de tu vida un infierno, para ti y tus hermanas.

-No me agrada, pero me gustaría no buscar problemas.-Dijo incómoda.-Y espero no encontrarlos.

-O tal vez te siguen a ti ¿lo has pensado alguna vez?-Le cuestionó, aunque con su ya clásico tono deprimido.

-¡Lynn!

La deportista vio como sus demás hermanas la recibían, primero las gemelas alertaron a Luna, Luan y Leni, para luego también avisar al resto, por lo que todas, discretamente, fueron a la oficina del director.

Lynn se avergonzó mucho de lo ocurrido, les explicó lo que pasó y expresó a sus hermanas lo mucho que lo sentía, realmente no quería meterse en problemas, menos en su primer día. Afortunadamente para ella, sus hermanas se alegraron que no haya pasado a mayores la pequeña disputa que tuvo con aquella chica, Agatha.

Habían pasado casi una semana desde que las Loud fueron a la escuela, y podría decirse que la mayoría lo habían pasado normalmente, y en otros casos, sin mayores problemas, su rutina era la usual: despertar, desayunar, ir a la escuela, estudiar, regresar a casa, ayudar en ella, cenar, lavarse los dientes, bañarse, irse a la cama, y dormir. Elías siempre estaba al tanto de ver como estaban, darles apoyo y ayudarlas en lo que necesitasen, aunque su rutina la pasaban con relativa normalidad, aún se les veía siempre con pocos ánimos, pero más allá de eso, las hermanas Loud actuaban con normalidad durante su rutina.

Al menos durante el día.

A finales de la segunda semana las chicas comenzaron a tener dificultades para dormir, al principio solían ser problemas de insomnio, sin embargo, las pesadillas volvieron al cabo de un par de días más adelante, lo que aumentó el insomnio que las chicas solían padecer.

A veces despertaban a mitad de la noche y algunas se quedaba sí un par de horas más, otras veces, les costaba dormirse, como resultado se quedaban después de medianoche antes de poder dormir.

A causa de esto, las chicas comenzaron a verse ojerosas, su rendimiento escolar bajó levemente, pero sin caer a uno bajo o que peligrasen en repetir un año, además recién estaban empezando un año, y además, las chicas por muy deprimidas que se viesen, aún se preocupaban por mantener sus buenas calificaciones, pues no querían tener que alejarse pronto cuando el año finalizace, sin mencionar que tampoco querían preocupar a Elías, después de todo lo que hizo por ellas, no iban a agradecérselo de esa forma, no, alguien tan bueno como el, merecía tener los agradecimientos adecuados de su parte.

Elías decidió darles medicaciones a las chicas intentando aminorar sus pesadillas e insomnio, y hasta cierto punto, funcionó, pero empezaron a tener sueños extraños, debido a que se trataban de pesadillas ablandadas a un nivel considerable producto de los medicamentos que a las Loud les fueron recateados.

Se ve a Luna, escribiendo una tarea en su escritorio, tenía sus cortinas cerradas para no ver afuera, ni que entrara la luz, pues no estaba como para ventilarse un poco. La ex guitarrista estaba frente a su escritorio, viendo su cuaderno cerca de terminar con su tarea, pero a fin de cuentas, a penas si estaba como para hacer algo.

-No te sientes capaz ¿verdad?

-Ahora no.-Dijo Luna.-quiero estar sola.

-No tengo a donde ir.-Dijo Solace.-tu me tienes aquí ¿recuerdas?

-Solo déjame, por favor...

-Esta bien.-Respondió en su tono melancólico.-En cualquier caso, como si pudiera ir alguna otra parte.

Solace dejó de hablarle a la ex guitarrista, mientras que esta se quedaba ahí, sin hacer nada más, cabizbaja, con los ojos entrecerrados, iluminada solo con la luz de su lámpara de escritorio, más algunos pocos rayos de sol que entraban a través de las cortinas y la persiana de la ventana.

Estuvo así por un rato, cuando dejó a un lado el papel, apoyó su brazo sobre el escritorio, y recostó su cabeza en el. Luna entonces se permitió sollozar, como si los problemas para dormir no fueran suficientes, todavía recordaba eso, ese maldito anuncio en el mural de la escuela en el pasillo, hubiera deseado tomarlo y hacerlo pedazos. Solo quería hacer una vida normal otra vez.

Pero parecía como si el pasado volviera para perseguirla, a ella y al resto de sus hermanas, como si fueran sus sombras de toda la vida, y lo peor, era que a pesar de estar al otro lado del país, la noticia llegó hasta aquel rincón, sin importar que ya hubieran pasado 4 años ya. Y Luna solo podía resignarse y llorar ante la impotencia, no solo de haber tenido que soportar meses de acoso, o haber estado 4 años en un centro psiquiátrico, lo que más le dolía a ella y al resto de sus hermanas, fue que las separaran de sus padres, las separaran de su hermana, Lily, y sobre todo, separarlas de su hermano. Separarlas de Lincoln, quien estuvo con ellas hasta el final, quien las defendió del acoso y bullyng que sufrían desde que empezó todo, quien también les dio mucho amor en las buenas y en las malas.

Resignada, apenas podía contener sus lágrimas, cubriendo sus ojos con el dorso de su brazo, y tambièn su rostro cubierto de cicatrices de cuchillos.

-Lincoln...-Susurró con dolor.

Luego de poder calmarse un poco, se levantó con cuidado, cerró su cuaderno y salió de su habitación.

En el baño, procedió a abrir la llave del lavamanos, mojando sus manos con agua y llevándoselas a la cara, limpiando así el maquillaje que traía puesto, revelando su cara toda cicatrizada por cortes.

Lisa había hecho, a petición de las demás, un maquillaje que cubriera sus cicatrices y que las cerrara; al principio se negó, pues aún temía hacer algo mal si experimentaba, ya no quería causar mas problemas, menos con ellas en tal estado.

Pero gracias a la insistencia de las demás, y también con el hecho de que se notaba bastante sus rostros demacrados cuando alguien les hablaba de frente, además de que hace unos días también tenían los rostros algo pálidos, Lisa aceptó, aunque ahora sin su equipo científico, le costaría, o al menos ella lo pensó así, ya que a pesar de haber pasado 4 años, aún no había perdido su "toque" pues logró hacer un prototipo durante el fin de semana pasado, y luego pudo hacer la versión "oficial" del maquillaje para sus hermanas que lo usaban, mientras que la palidez solo fue una baja de sangre, por lo que Elías les recomendó que salieran un poco más y que comieran un poco más. Cabe mencionar que el no sabía del maquillaje que Lisa estaba elaborando.

Aún así, aunque reacias a querer salir, y carentes de ánimos para comer, lo hicieron, aunque en el caso de salir más y que les diera más sol, fueron casi siempre en el patio trasero, donde había un bosquejo, y la casa estaba lo suficientemente lejos de la calle por un camino de entrada largo antes de llegar al patio delantero, y lo suficientemente lejos de la ciudad para que las chicas pudieran salir con ropa más corta sin temor a ser vistas por alguien más.

En ese momento, Lynn se encontraba en una banca del patio trasero junto a una parrilla en desuso, la ex deportista estaba con las manos puestas sobre la mesa, juntas y se mantenía estática, sin hacer nada mientras solo se oía el sonido del viento en aquella tarde, y un búho cantar en uno de los árboles.

-Lynn.

La chica vio a su Leni salir por la puerta del patio trasero, y caminó hacia donde estaba ella.

-Leni.

-Hola.-Saludó ella, tenuemente.-¿Como estás?

-Ah, eh, bueno.-Decía tranquilamente, aunque algo desanimada.-Bien ... no hay mucho que decir.

-Esta bien.-Dijo sentándose a su lado.-Yo tampoco tengo mucha novedad.

Lynn apoyó su cabeza en el hombro de su hermana, esta le correspondió y la abrazó.

-Leni.-Dijo la ex deportista.-¿puedo preguntarte algo?

-Esta bien.-Respondió amablemente.-¿Que es, hermanita?

Lynn tomó algo de aire y suspiró pesadamente, abrazando sus piernas y recostando su cabeza un poco más al lado de su hermana, pues parecía que lo que quería preguntar debía ser algo difícil de decir.

-Leni.-Dijo ella.-¿crees ... que hubiera sido mejor que ... solo hubiera ido al reformatorio?

-Por supesto que no, Lynn.-Respondió ella.

-Pero ...

-Lynn.-Dijo ella, haciéndo que la mirara.-se que tu incidente con Lincoln fue una de las razones principales por la que nos denunciaron, pero tu cambiaste y mejoraste mucho antes.

-Leni ... eso no es verdad.-Dijo separándose de ella y desviando su mirada.-Aunque me hay disculpado, no ... no hice nada por el después de eso.

Eso último lo dijo con tristeza en su voz y se abrazó así misma, era más que evidente que quería aguantar su llanto, pero entonces Leni la tomó por sus hombros e hizo que la mirara de nuevo.

-Lynn, eso no es cierto.-Respondió ella, pasando su dedo por una de las mejillas de su hermana, limpiándole una lágrima.-Tu si hiciste cosas por el después de eso. Yo si lo recuerdo muy bien.

Ella miró con atención a su hermana, pues no sabía a que se refería, por lo que la ex rubia, ahora peliblanca comenzó a explicarle a la ex castaña lo que ella parecía haber olvidado.


Lynn estaba sobre su cama, abrazando sus piernas y cubriendo su rostro con ellas, fue que sintió la puerta de su habitación abrirse.

-Vete, Lucy, por favor.

-Lynn.

La ex deportista reconoció aquella voz, era Lincoln el que había entrado a su habitación, Lynn solo desvió la mirada, avergonzada, pues sentía que no merecía estar frente a el. El albino caminó hacia ella y se sentó al lado suyo en la cama.

-Lynn.-Dijo el.-no has salido de tu habitación desde ayer, necesitas salir un poco.

-¿Salir? como pretendes que lo haga, la gente nos odia, y con toda razón.-Dijo aguantando su llanto, pues en ese entonces estaba intentando no quebrarse, no por su orgullo, sino porque no quería que se preocuparan con ella, menos con las cosas que tenían que lidiar en esos momento.-Ojalá jamás hubiera hecho hacerte pasar eso, ojalá... jamás hubiera sido tan ruda, tal vez hubiera sido mejor que jamás me haya interesado en los deportes...

-Lynn!-Se apresuró a decir Lincoln, poniéndose en frente de ella.-No digas eso.

-¿Pero no lo ves? ¡Esto es culpa mía!-Dijo con la voz quebrada.-Si tan solo te hubiera respetado tu espacio nada de esto habría pasado.

-Lynn.-Replicó.-En primer lugar, esto no fue tu culpa.-Argumentó.-Y segunda, ¿como puedes pensar que los deportes causaron esto? ni siquiera tu serías capaz de haber dicho algo así.

-Con todo lo que ha pasado ... si lo soy, ahora sí.-Respondió, cabizbaja.-Quizás si no hubier elegido ser deportista hubiera sido una mejor hermana.

Ella se recostó sobre su cama y miro al rincón, cerró los ojos y dejó que unas cuantás lágrimas corrieran por sus mejillas, entonces sintió como su hermano se acomodaba a su lado, aún sentado.

-Lynn, el deporte no te hace peor hermana.-Respondió.-lo que nos hace lo que somos son nuestras decisiones y lo que decidimos hacer con ellas.

La chica movió un poco su cabeza, sin llegar a mirarlo, pero haciendo señal de que le prestó atención.

-Se que las cosas han sido difíciles estos días, pero ninguna de ustedes tuvo la culpa.-Dijo el.-todo este tiempo han hecho cosas lindas por mi, y han compensado sus errores.

-Eso no es verdad.-Dijo deprimida.-Desde que pudiste regresar a tu habitación yo no he hecho nada por ti.-Añadió desviando la mirada, pero sintió como Lincoln ponía sus manos en su hombro.

-Te equivocas, Lynn.-Respondió.-Durante todos estos días te has comportado muy bien con nosotros y con los demás, dejaste de entrar con los zapatos sucios, comenzaste a jugar solamente en el patió trasero.

-Pero...

-No solo eso.-la interrumpió.-¿Recuerdas cuando estaba lloviendo en una tormenta eléctrica? Mama y yo fuimos al centro comercial por compras cuando comenzó a llover.

-...Si.-Recordó Lynn.-Fue hace casi un mes.

-Resulta que mamá se resfrió cuando regresamos de las compras, y papá, Lori, Leni y Luna fueron a un concierto de moda y de música único en la ciudad, así que mientras tu y Luan llevaban a mamá a su habitación, yo recogí las compras y las llevé adentro.-Narró el albino.-Pero entonces cuando fui a cerrar buscar las 2 últimas bolsas, un rayo cayó en el árbol del patio delantero y me cayó encima de mis piernas, fue que Lana llamó a las demás e intentamos liberarme, pero el tronco era muy pesado para mis hermanas menores, Lisa intentó llamar a mamá y o traer uno de sus inventos para sacarme.-Añadió.-pero entonces llegaste tu, y sin pensarlo 2 veces, usaste tu fuerza para sacarme de allí y me llevaste adentro con las demás, y... me había roto una pierna.

Lynn volvió a desviar la mirada, pero Lincoln puso su mano en su hombro de nuevo, haciendo que volviera a mirarlo, en otras circunstancias, correría el riesgo de que lo golpeara, sin embargo, en aquel momento era lo último que ella querría hacer, lo primero sería claramente aceptar sus errores, además de querer quedarse en su habitación y lamentarse en su cama.

-Estuviste cuidándome cuando los demás tenían otros asuntos que lidiar.-Continuó narrando.-Y fuiste tu la que me vendó la pierna poco antes de que me la enyesaran.

-Eso...

Lincoln hizo entonces que se levantara y lo mirara, pero aún permanecía con los ánimos con el suelo, quedando cabizbaja y con los labios un poco temblorosos.

-Lynn.-Dijo poniendo su mano en su mentón para que lo viera.-¿Dices que nunca hiciste nada por mí más que disculparte? levantaste ese árbol que me cayó encima tu sola, me cuidaste hasta que mi pierna se recuperó, y empezaste a hacer tareas de la casa con mamá y papá, lo que hizo que dejaras de jugar o andar en tu bicicleta dentro de la casa, y esa empezó a verse más limpia.

La deportista no supo más que decir, simplemente abrazó a su hermano, y este le correspondió, dejándose derramar ligeras lágrimas, al fin y al cabo, estaban solos en la habitación, Lynn pudo soltarse sin temor a que la vieran en ese momento de debilidad, solo su hermano Lincoln lo sabría, y ella sabía que en el podía confiar.


-Ojalá nunca hubiera sido tan terca.-Dijo la ex deportista derramando lágrimas.-Ojalá jamás hubiera entrado a un partido en mi vida! Ojalá jamás hubiera nacido, estarían mucho mejor si yo hubiera desaparecido!

-¡Lynn!-Exclamó Leni.-No digas eso!

-¡Pero es verdad!-Dijo entre lágrimas.-¡Arruiné todo! ¡Estropee todo! ¡Si no hubiera aprendido a aceptar la derrota nada de esto habría...!

SLAP!

No pudo terminar la frase cuando su hermana mayor le acabó propinando una bofetada, Lynn se llevó la mano a la mejilla que recibió el golpe, mirando a su hermana con sorpresa y algo de miedo, y esta se acercó y la tomó de los hombros.

-Lynn, no vuelvas a decir es nunca más ¿oíste? no quiero oírte decir eso de nuevo, ¡lo que dices no es verdad!

La joven intentó decir algo, pero su hermana negó con la cabeza.

-Estás equivocada.-Dijo Leni.-Estas totalmente equivocada si crees que... todo esto que esta pasando es culpa tuya, y no es así, todas tuvimos algo que ver.-Añadió bajando la mirada.

-Pero ...

-No, Lynn.-La interrumpió.-Hermana, tienes que dejar esto atrás de una vez, ya pasaron 4 años, y esto solo te está causando daño, a ti y a las demás.

-... no es fácil para mi.-Respondió luego de un breve silencio.-Aún ... quedan cenizas de lo que ocurrió ... (suspiro) y ya estoy sonando como Lucy.

-Lo sé, Lynn.-Replicó Leni.-tranquila, se... se que no es fácil para ti, ni para ninguna de nosotras. Pero... tenemos que seguir, por mucho que cueste...

Lynn se limpió la nariz con el dorso de su mano, y Leni la acomodó en su regazo dándole una caricia a su cabello ahora blanco, pero teñido de castaño, intentando consolarla.

-Tienes que superar esto ya... han pasado ya 4 años, es demasiado.

Regresando con Luna, la cual bajó las escaleras, llegando a la sala del sofá, fue entonces que vio la televisión emitiendo estática nada más, pero al menos estaba en mudo, al asomarse encontró a Lisa ahí sentada, con su gorro puesto y sus manos en los bolsillos, como si quisiera ocultarse en su chaleco.

-Lisa.-Le llamó.

La ex castaña se sobresaltó al ver a su hermana mayor, la ex guitarrista la miró con detalle, se veía algo despeinada, no traía sus zapatos puestos, en sus ojos se notaban ojeras y estaban rojos e hinchados, parecía que había estado llorando por un buen momento, por decir poco.

-Lisa.-Repitió Luna.

-He...hermana mayor.-Contestó Lisa.

Su voz se oyó quebradiza, y no era para nada su antes destacado tono estoico, pues desde que salieron del reformatorio, su forma de hablar cambió a una más triste, desganada y decaída, pero conservando a veces su tono neutral.

-¿Que haces aquí?-Preguntó Lisa.

-Yo ... solo bajé un rato.-Se excusó Luna.-Pensaba en salir un rato afuera.

-... oh... ya veo.-Comentó Lisa, sin mucho ánimo.-Esta bien, solo... ve, no te preocupes por mi.

Su tono no parecía darle mucha confianza a Luna de dejarla sola, a todas luces se veía como era, no como una genio, una científica o una prodigio, ya no. Lisa acababa de oírse y mostrarse como lo que era: una niña de 8 años. Una niña pequeña que fue herida, lastimada y separada de sus padres y hermanos, y a su edad de 4 años, más estar claramente consciente por su inteligencia, fue algo que la siguió afectando durante muchos años, y probablemente seguiría afectándole por un tiempo más.

Su inteligencia se volvió tanto un don, por las cosas que había logrado hacer con ellas, como una maldición, por hacerle ver cosas que niños de su edad no tendrían para que estar enterados todavía, mucho menos tener bajo su preocupación.

Luna se acercó y se sentó al lado de su hermana, la vio con gran tristeza en su corazón a su hermana pequeña en esa situación tan patética, no le gustaba fijarse en las cicatrices de cortes que demacraron su rostro, ni en sus hermanas ni en si misma, pero al ver a sus hermanas menores con esos cortes en todo su cuerpo, incluido el rostro, le resultaba doloroso a Luna, doloroso emocionalmente hablando.

La ex guitarrista puso sus manos en los hombros de su hermana, Lisa no entendió lo que pretendía su hermana, hasta que la abrazó y la puso contra su pecho, acariciándo su espalda.

-Lisa.-Dijo Luna.-Puedes desahogarte si quieres, no se lo diré a nadie.

La genio miró confundida a su hermana mayor, y esta le correspondió, dándole una mirada que le brindara confianza para liberarse del dolor que sentía en esos momentos.

Lisa presionó fuertemente su rostro en el pecho de Luna y sus sollozos no se hicieron esperar.

-Esta bien, Lis, está bien.-Dijo Luna.-Solo... déjalo salir, ¿si?

-No.-Dijo Lisa, sonando todavía como una niña común, pero con un tono quebradizo.-¿Como podré dejarlo ir si todas están así por mi?

-Lisa.

-No, ¿No vez lo que pasó?-Dijo separándose de ella y mirándola de pie en el sofá.-Se supone que fuera una chica inteligente, no una tonta.

-¿Que?-Preguntó Luna, sin comprender lo que acababa de decir Lisa.-¿A que te refieres, Lisa?

-Se supone que ayudaría a todos con mi mente prodigio.-Dijo ella.-Se supone que ayudaría a la humanidad a avanzar, y mi familia sería a quien más debía ayudar.-Dijo con los ojos cristalizados.-Pero no, ¡Lo único que hice fue arruinar la vida de todos! ¡Esa tonta teoría, el protocolo, cuando cayó nieve me excedí con las guerras de bolas de nieve, alteando el clima y en primer lugar quería deshacerme de ella para arruinarles su nevada! pero... al final, así fue, arruiné su nevada a todos.

Entonces Lisa se cubrió el rostro con sus manos y volvió a llorar de rodillas. Luna intentó consolarla, pero esta al parecer no había terminado allí.

-No soy más que un fracaso.-Dijo Lisa, entre lágrimas.-una buena para nada, una do nadie, una científica fracasada! ¡Y ahora mamá y papá probablemente sigan en la cárcel, y Lincoln y Lily se han ido, y nosotras estamos al otro lado del país por mi culpa!

-¡Lisa!

Luna exclamó y la tomó de los hombros, la jóven le prestó atención cuando exclamó su nombre.

-Hermanita, no digas eso, por favor.-Le pidió Luna.-Que estemos aquí no fue tu culpa.

-Pero... yo...

-No.-Replicó Luna.-Esto no fue culpa tuya, ni mía, ni de mamá, papá, las demás, y ni siquiera de Lincoln, créeme, yo también desearía que nada de esto estuviera sucediendo.-Añadió bajándo la mirada, sin quitar sus manos de los hombros de Lisa.-Pero ya estamos aquí, no podemos cambiar el pasado, solo ... tenemos que seguir, es todo lo que nos queda ahora.

-¿Como?-Respondió Lisa.-¿Como vamos a poder seguir? Lo perdimos todo.-Se lamentó.-nuestras cosas, nuestros sueños, nuestro hogar, mamá, papá, Lily, Lincoln, todo se ha ido! y no puedo dejar de pensar que todo esto fue mi culpa.-se lamentó ella. Luna volvió a abrazarla entonces, dejando también caer lágrimas.

-Lo se.-Dijo Luna, sin separarse de ella.-Lo se, se... que no es fácil, pero te prometo que no te abandonaré, ni a ti, ni a las demás.

Entonces hizo que la mirara otra vez, limpiándole una lágrima con su dedo.

-No las dejaré solas.-Dijo Luna, limpiándose también una lágrima.-te lo prometo, Lisa. Saldremos de esto juntas, todas.

Ambas hermanas siguieron abrazadas un tiempo más, hasta que Lisa logró calmarse un poco, pero no se separó del todo de Luna, quien también se veía con lágrimas, pero esta más le preocupaba su hermana menor, quien fue una vez la gran genio de la familia, ahora estaba mostrándose tal cual era, solo una niña de 8 años que sufrió terribles golpizas, la separación de sus padres y hermanos, teniendo que pasar un par de años en un hospital psiquiátrico con el resto de sus hermanas, demasiado para una niña como ella, y Luna lo sabía muy bien, ella junto con Lori, Leni y Luan. No podía dejarla sola, y no estaba dispuesta a hacerlo.

-Gracias, hermana mayor.

-Tranquila, my little sis.-Respondió acariciando su cabello.-Estaré con ustedes siempre que lo necesiten, lo prometo.

Entonces oyeron la puerta principal abrirse, se trataba de Elías, quien regresó con su hermana, Merly, habían salido al supermercado mientras Audley estaba durmiendo en la habitación que compartía con esta última mientras estaban de visita.

-Hola, chicas.-Saludó el castaño.-¿Todo en orden?

-Oh, uh, si, señor Harman.-Respondió Luna.

-Bien.-Dijo el castaño.-oigan, aún hay bolsas que traeremos del auto, ¿podrían despertar a Audley para que nos ayude?

-Si quiere... nosotras podríamos ayudarle.

-¿En serio?-Preguntó sorprendido, ambas hermanas asintieron.-Eso es estupendo, chicas, se los agradezco mucho.

Luna y Lisa ayudaron a los hermanos harman a dejar las bolsas en la cocina para luego ir por las demás en el auto del castaño, el cual estaba bastante lleno.

Mientras, en la habitación de Luna y Luan, esta última había despertado tras una siesta que se dio, había dormido mal, debido a la falta de sueño de anoche producto de una pesadilla que sufrió, tuvo que volver a dormir en aquella tarde. Cosa que no le sirvió de mucho.

Se sentó en su cama y se llevó la mano a su frente.

-No debes seguir así, Luan.

-Ahora no.

-Mejor obedece al señor Harman, o ella romperá su prisión.

La ex comediante relajó sus sienes y fue al baño a lavarse las manos, cuando se vio en el espejo, Solace estaba detrás de ella en el reflejo, retratándose como una niña castaña, más o menos de 4 años, vistiendo solo con un trapo amarillo y cubierta de lodo, con lágrimas cayendo a cántaros por sus mejillas, pero su expresión era de depresión y desinterés, Luan se sobresaltó un poco al verla, pero luego, Solace de desvaneció.

Y la ex comediante solo suspiró.

Mientras tanto, Luna y Lisa ayudaron a Elías y Merly con las compras, había entrado varias bolsas adentro, pero parecían ser muchas, y la mayoría eran productos considerablemente caros.

Además Audley había despertado y fue a ayudar a sus hermanos y a las 2 Loud a

-Eh, señor Harman.-Dijo Lisa.-¿Para que es todo esto?-Preguntó mientras este y Merly guardaban las cosas en el refrigerador y los muebles.

Entonces el castaño se detuvo, y Merly se llevó la mano a la boca, mirando con preocupación a las chicas, pues al parecer habían tocado un tema complicado para el castaño.

-Cuando la cena esté lista, les mostraré ¿si?-Pidió amablemente Elías, pero su tono se mostró algo nostálgico.-Descuiden chicas, iré a traer más cosas del auto, gracias por su ayuda, en verdad.

Entonces el castaño salió y fue al patio delantero, Lisa se avergonzó de haber preguntado, pues tal vez no debió hacer esa pregunta.

-Lo siento.-Se apresuró a decir.-Yo no ... yo no quería.

-No, tranquila.-Se apresuró a decir Merly, intentando calmar a las chicas.-Esta bien, es que... mañana es una fecha especial para nuestro hermano, pero no muy en el buen sentido que sea ... especial.

-¿Que? ¿que sucede?-Quiso saber Luna.

-Es ... mejor que tengan paciencia, Elías se los dirá personalmente cuando sea el momento.-Respondió la chica.-Es algo complicado.

Mientras tanto, el doctor recogió el último par de bolsas que quedaban en la cajuela del vehículo, cerró esta y dio un suspiró, viendo tranquilamente su casa. En su mente comenzaron a aparecer viejos recuerdos que le hacían sonreír, por como el lo recordaba, parecían ser bastante bellos.

Pero entonces, su sonrisa comenzó a cambiar a una expresión de tristeza poco a poco, porque dichos recuerdos, parecían ir avanzando hasta ir directo a un recuerdo que no parecía ser muy bello a comparación.

Fue entonces que Elías sacó de su bolsillo una vieja foto algo doblada por el tiempo en que la guardó así, en ella estaban 3 personas, la primera era una mujer castaña clara, portando un vestido corto con flores y de ojos azules, también portaba un chaleco delgado de color azul encima del vestido y un pañuelo amarrado a su pelo, la otra era un hombre castaño, vestido con una camisa azul abotonada y un pantalón café con cinturón, la mujer lo abrazaba, y este cargaba con su otra mano a la tercera persona: una niña de cabello castaño oscuro como los del hombre y ojos azules como los de la mujer que aparecían en aquella foto.

-Lizbeth ... Evangeline.-Dijo con tristeza, acariciando aquella foto con su mano.-Hubiera deseado que celebramos tu cumpleaños en casa...

Guardó entonces la foto, respiró profundo para relajarse, recogió las bolsas entonces, y procedió a regresar a casa, viendo a lo lejos como Leni y Lynn, abrazadas, regresaban adentro desde el patio trasero. Elías se alegró ante esa escena.


Con ustedes, otro capítulo de Rechazadas, Esta vez nos enfocamos no solo en Leni y Lynn, también aproveché de enfocarme en Luna y Lisa, las cuales compartieron un charla bastante dura, pues Lisa, teniendo 4 años en ese entonces (y 8 actualmente en la obra) es muy obvio que las situaciones por las que pasó, estaría entre las más afectadas, pero para su fortuna, Luna estuvo ahí cuando lo necesitaba, y trató como pudo de consolarla. Y también como Elías y sus hermanos están preparando una "celebración" que al parecer tocó bastante al doctor, ¿de que tratará? esto último lo exploraré en el siguiente capítulo.

Si les gustó, no olviden dejar su voto y o comentario, también acepto cualquier crítica que sea positiva, o al menos constructiva que sea con el fin de ayudarme a mejorar, y reitero, ojalá les haya gustado, y tengo planes para el siguiente capítulo, hasta entonces.

Nos vemos!