Disclaimmer: Los personajes de la siguiente historia pertenecen a Clamp, si no fuese así, Sak y Shao serían novios desde el primer capítulo. La historia es de mi propiedad.
Summary: Porque ella tenía una palabra de la A a la Z para describirlo.
Capítulo dedicado a: navesa77; Maria Angel SH; lady-werempire; Sofitkm; Camilita; chococat825 y Naty-chankawaii.
H de honesto
Entré a la cafetería junto a Tomoyo, donde ubicamos a nuestro grupo de amigas sentadas en una de las tantas mesas conversando, por lo que rápidamente fuimos con ellas para sumarnos a la charla. Todos los almuerzos en el instituto se sucedían de la misma forma.
Miré un par de mesas más alejadas, donde encontré a Shaoran junto con sus amigos del equipo de fútbol charlando animadamente. O todo lo animadamente posible que al castaño le permitía su callada personalidad. En un momento todos parecieron ponerse a escuchar a uno de ellos, completamente serios, para luego comenzar a reír estruendosamente, atrayendo la atención de toda la cafetería. Shaoran se veía increíblemente bien cuando reía sin reparos.
Sonreí como tonta sin dejar de mirarlo. Era tan diferente a cuando lo había conocido tiempo atrás…
Recuerdo que al principio, en cada intento que daba para poder hablar con él, sus gélidas miradas me hacían retroceder inmediatamente. Cuando finalmente me tornaba valiente, Shaoran simplemente, me ignoraba. Otras tantas, decía algún insulto o improperio que hacían que huyera. Pero al final, con sudor, fuerza de voluntad y dejando atrás varias lágrimas que había provocado en mí, terminé siendo su amiga, para luego pasar a forma también parte de su no tan frío corazón.
Pero a pesar de todo lo malo con lo cual luché para llegar hasta ese punto, si me daban a elegir cambiar algo en él, lo rehusaría al instante.
La esencia de Shaoran estaba en su exquisita personalidad. Porque para mí era eso, exquisita. La combinación de frialdad con su eterno silencio. Inteligencia con su siempre presente modestia. Pero también su ternura disfrazada detrás de su manto de seriedad y poco sentimentalismo. Shaoran era exquisitamente perfecto tal y como era.
Pero si tenía que rescatar cual sería la virtud más fuerte, más llamativa que encontraba en él, sería la honestidad. Porque si había algo que el castaño siempre sería y que nunca cambiaría sería el hecho de ser sumamente honesto en todos los aspectos.
Si le preguntabas a Shaoran que golosina le gustaba más, te diría chocolate. Si le preguntabas cual era su color favorito, el verde. Si le preguntabas que era lo que más amaba, te diría las películas de terror. Y si le preguntabas lo que más odiaba, eran, claramente, que le hagan demasiadas preguntas.
Por eso admiraba esa cualidad suya. A él no le importaba lo que pensaran o dijeran, si Shaoran tenía que decirle a alguien la verdad, la diría sin rodeos. No era de las personas que se andaban lanzando indirectas, tratando de que las entiendan… el simplemente decía las cosas de la forma más directamente posible. Si a uno le gustaba o no su respuesta u opinión, poco le importaba.
Quizás por eso es que tenía pocos amigos, porque no a todos les gusta esa cualidad, esa honestidad tan pura y tajante. Y quizás era por eso también que los amigos que tenía se podían considerar como verdaderos, esos que estaban en los buenos y en los malos momentos. Esos que te apoyaban incondicionalmente sin importar nada.
Y a mí me alegraba enormemente saber que al fin había encontrado personas así.
El receso terminó y para ese entonces poco había tocado mi almuerzo. Volví a mis clases a esperar que el tiempo pasara rápidamente para así poder compartir tiempo con mi castaño preferido. Ese día mi casa estaba sola, y pese a que a Shaoran le había presentado a mi padre y a mi hermano, este último se mostro sumamente hostil, por lo cual prefería evitar encuentros parecidos. En cambio, pasaríamos la tarde solos, compartiendo un momento agradable.
Para mi suerte, las horas se habían sucedido en forma rápida, y ya me encontraba caminando escaleras abajo, hacia la salida, donde me esperaría el castaño, para luego caminar hasta mi casa, a unas pocas calles de allí.
Su pose desinteresada mirando las nubes, con las manos en los bolsillos de sus pantalones, lo hacía ver sumamente atractivo, más de lo que ya era. Con sumo cuidado, me acerqué hasta que pude pasar mis brazos entre los suyos, abrazándolo por la espalda, como tanto me gustaba hacer.
-Te estabas tardando, enana –acarició sutilmente los nudillos de mis manos-. ¿Dónde te habías metido?
-Perdí tiempo mirándote.
Sonrió ególatra-. Eres todo una mirona.
-Al igual que tú.
-Claramente.
-¿Vamos? –ofrecí mi mano la cual tomó sin pensarlo mucho, para así encaminarnos en dirección a mi casa-. ¿Qué tal las clases?
-Una mierda.
-¿Exámenes?
-La próxima semana, a montones.
-¿Los preparativos para el campeonato?
-Geniales.
-¿Y cómo vas co-?
-No más preguntas por hoy –dijo riendo ante la mueca de enfado que hice al verme interrumpida-. Ya te agobiaré a ti y verás cómo se siente. Pareces mi madre regañándome.
-Me gusta hacerte preguntas –expliqué simplemente.
-¿Y eso por qué? Sakura, realmente eres muy extraña cuando quieres.
-Me gusta oír tus respuestas: sinceras y al punto en cuestión. Nunca te andas con rodeos, y me fascina –sonreí tontamente hasta que, a pocos metros frente a mi casa, vislumbré el auto de mi hermano aparcado, lo cual no auguraba nada bueno.
-Enana, pregúntame si te amo –susurró a mi oído dulcemente, y aunque no entendí el propósito, se lo pregunté.
-¿Me amas?
-Más que a mi propia vida –pronunció sobre mis labios.
-¡Shaoran Li! ¡Quita las manos de encima del monstruo de mi hermana en este mismo instante! –el grito de guerra de Touya se oyó por todo el barrio. Shaoran palideció y yo enfurecí.
-Sakura, odiaré a tu hermano el resto de mi vida.
Y Shaoran era un chico honesto, por lo que supe que no lo decía bromeando. Además, era de aquellos que cumplían con su palabra. Hoy, años después, ambos se seguían fulminando con la mirada, insultándose y compitiendo como niños... Porque algunas cosas jamás cambiarían.
N/A: Buenos días, tardes, noches.
Aquí otro capítulo, corto, claro y conciso, como las honestas respuestas que da Shaoran a cuanta pregunta le hagas. ¡Apareció Touya! Y aunque brevemente, ya hizo enfurecer a los castaños.
Debo admitir que me costó llegar a éste resultado. Tenía montones de ideas para este capítulo, pero simplemente todas se desviaban del título. Y el resultado obtenido no es la excepción, pero simplemente era el que mejor quedaba.
Espero que les haya gustado, aunque haya sido breve. ¡Gracias como siempre, a todas, por su apoyo y comentarios!
Próximo capítulo la I… ¿Pista? Es algo que Shaoran, debido a cierto defectito de Sakura, saca muy seguido a la luz.
¡Y por cierto! Notando que algunas lectoras me escriben un diccionario completo con cada letra, mientras que otras optan arriesgar por una sola palabra, aplicaré una regla… únicamente podrán dar dos opciones. ¡No más!
Como siempre, un placer escribir el capítulo, leer sus comentarios y respondérselos.
Besos sabor a algodón de azúcar,
LadySuzume-Chan.
