Disclaimmer: Los personajes de la siguiente historia pertenecen a Clamp, si no fuese así, Sak y Shao serían novios desde el primer capítulo. La historia es de mi propiedad.

Summary: Porque ella tenía una palabra de la A a la Z para describirlo.


Capítulo dedicado a: Katya1710; DianaMounr y navesa77.

J de julio

Los meses eran doce, claro estaba. Todos tenían su encanto, en donde cada uno se caracterizaba por algo en particular que otro no tenía: cambios de estaciones, fechas importantes, inicio de las clases o mejor aún, el inicio de las vacaciones. Todos me gustaban a su manera, pero había un mes en particular que prefería ante los demás. Y ese era el mes de julio.

Muchas podían ser las razones por las cuales podía gustarme: julio era el mes principal del verano, donde se situaban las vacaciones, donde uno podía disfrutar del sol en todo su esplendor, ir a la playa, pasear con amigos.

Pero aparte de todo eso, yo tenía otras razones que vinculaban a cierto castaño. Casualmente, o quizás no tan casualmente, en el mes de julio habían ocurrido varias cosas relacionadas a Shaoran y a mí. A nuestra relación.

Primero y no por ello menos o más importante que las demás, en ese mes era cuando Shaoran cumplía años, algo que él odiaba ya que no le gustaban los festejos ni los regalos, pero que en cambio yo adoraba, puesto que, al contrario que mi novio, me encantaba organizarle fiestas sorpresas y llenarlo de obsequios, que en el fondo, sabía que le encantaban.

La segunda razón era que en el mes de julio había dado mi primer beso, y estaba más que obvio que el ladrón de este fue nada más y nada menos que Shaoran. Quizás la experiencia más arrasadora que jamás había vivido, y que siempre llevaría en mi memoria. A partir de ese momento fue cuando mi relación con él inició. En el mes de julio.

Y tenía muchas más anécdotas que me recordaban lo especial de ese mes, pero quizás la más reciente, hacía apenas unos pocos días, era lo que me quitaba los pensamientos, los suspiros, y lograba que llevara mis ojos constantemente a mi mano izquierda, donde un bello y delicado anillo se amoldaba a mi dedo con todo su esplendor.

Shaoran, en el mes de julio, decidió proponerme matrimonio.

No lo había visto venir realmente. Sabiendo como era su personalidad, sus actitudes, todo lo que significaba ser Shaoran Li, jamás creí que el castaño se quisiera casar, ya sea conmigo o con cualquier otra mujer. No era de las personas que creyeran en ese tipo de lazos… siempre había dicho que era un simple papel firmado.

Y pese a que de niña siempre había imaginado mi boda soñada, respetaba el hecho de que a Shaoran no le agradara casarse… tampoco era que iba a dejarlo por una tontería así, cuando lo importante era el amor que sentíamos el uno para el otro.

Pero un día, al parecer, quiso sorprenderme, y debo admitir que verdaderamente lo había logrado.

Habíamos decidido ir unos días a la playa, para disfrutar de un descanso que creíamos que teníamos bien merecido. Él y yo solos, disfrutando de la mutua compañía… no podía existir algo mejor para mí.

Rentamos una pequeña cabaña al costado del mar y nos abastecimos con todo lo necesario para una semana, ya que ninguno quería moverse del tranquilo lugar, ni siquiera para salir a cenar a algún restaurant cercano. Nos habíamos tomado muy en serio el descanso, y teniendo la playa a pocos metros no creíamos necesitar otra salida más bella que las caminatas por la arena.

Los primeros días habían sido tranquilos, de agua y sol, de conversación y risas, de caricias y amor. Pero como todo lo bueno se termina, el lunes debíamos volver, y el día anterior Shaoran dijo que quería preparar una noche romántica para poder despedirnos de todo aquello que habíamos disfrutado.

Esa tarde, literalmente me echó, aludiendo que quería preparar todo para esa noche completamente solo. Por lo que pasé mí tiempo en solitario, caminando por las callecitas del pueblo donde nos habíamos hospedado, descubriendo que no solo el mar del lugar era encantador, sino que también todo era exquisitamente pintoresco, incluso las personas con las que me cruce, que eran de lo más agradables. Era como un escenario de película.

Cuando ya empezaba a oscurecer, Shaoran llamó a mi celular preguntando donde me encontraba, para así poder encontrarse conmigo. Minutos después, él estaba a mi lado, con una sonrisa misteriosa y los ojos ámbares más brillosos de lo normal. Y ahí supe que me estaba ocultando algo. Bueno o malo, no pude saberlo hasta horas más tarde.

Caminamos hasta la cabaña, donde caballerosamente abrió la puerta para luego dejarme pasar haciendo una reverencia un tanto exagerada que logró sacarme una enorme sonrisa. Dentro, la mesa de la sala donde solíamos comer, estaba puesta y decorada con velas encendidas que, no solo daban al ambiente un bello toque romántico, sino que también inundaban todo con un exquisito aroma perfumado.

Cenamos lo que él preparó, acompañados de un buen vino y de buenas conversaciones y contagiosas risas. Pero pese a que le insistí en que me contará eso que parecía estar ocultando, el fingió demencia, diciendo que no había nada que contar ni ocultar.

Llegada casi la medianoche, propuso el último paseo nocturno por la playa, lo cual no dudé en aceptar. Y allí, mientras caminábamos tomados de la mano a la luz de la luna y acompañados por las estrellas, hizo aquello que jamás creí que Shaoran Li podría hacer.

Arrodillándose en la arena, tal y como sucedía en las películas románticas, metió la mano en uno de los bolsillos de su pantalón, sacando un estuche de lo que parecía el más suave terciopelo. Lo abrió, dejándome ver un delicado anillo con una delicada piedra incrustada en el. La joya era perfecta, el momento fascinante y yo había olvidado como respirar.

-Estas cosas no son mi estilo, pero por ti, Sakura, soy capaz de cambiar todo, tan solo para hacerte feliz.

Y aunque no hubo pregunta donde pudiera responder el clásico "Sí, quiero casarme contigo", lo hice de igual modo, riendo de la felicidad, lanzándome a sus brazos y catalogando así, a ese día, como uno de los mejores días de toda mi vida.

Julio me había dado muchas sorpresas, muchos momentos felices, y todos al lado de mi querido y ahora futuro esposo Shaoran. Y estaba muy segura de que aún nos aguardaban muchísimas cosas para vivir en ese espléndido mes, y en toda la vida.


N/A: Buenos días, tardes, noches.

Una dosis de azúcar para ustedes y para su diabetes creciente que sufren por nuestro querido y cursi castaño. Chau a mis ovarios.

Espero lo hayan disfrutado mis queridas lectoras, comentaristas y apostadoras. Una buena dosis de cursilería siempre es buena para nuestra alma devoradora de historias de estos bellos castaños.

¡Gracias por sus siempre presentes reviews! No duden en hacerme saber todo lo que quieran: opiniones, críticas, consejos, apuestas… todo es siempre muy bienvenido.

Próxima actualización… K: Es una animalito muy lindo, peludito y regordete :3

Besos sabor a canela,

LadySuzume-Chan.