Disclaimmer: Los personajes de la siguiente historia pertenecen a Clamp, si no fuese así, Sak y Shao serían novios desde el primer capítulo. La historia es de mi propiedad.
Summary: Porque ella tenía una palabra de la A a la Z para describirlo.
N de negación
—No, mejor no iré —dije tomando asiento nuevamente en la mesa de la cafetería.
—Es, literalmente, la quinta vez que dices lo mismo, Sakura —dijo Tomoyo a mi lado—. Si no vas en este mismo instante, juro que te llevaré a rastras y terminarás haciendo el ridículo.
—No serías capaz —la miré incrédula.
—Créeme que si —pronunció ella con total seguridad.
En tan solo unos segundos me hice con la imagen mental de cómo me vería si mi mejor amiga cumplía su palabra, y, efectivamente, montaría un espectáculo ridículo del cual ninguno de los estudiantes del instituto se olvidaría, y definitivamente no quería que aquello ocurriera. No quería terminar de perder la poca dignidad que tenía.
Inhalé profundo, tomando todas las fuerzas necesarias para levantarme por sexta vez y dirigirme al rincón más apartado de la cafetería donde se ubicaba mi blanco. Shaoran Li. Porque hoy estaba decidida a hablarle por primera vez a aquel misterioso chico que tanto llamaba mi atención por su popularidad y su extraña y peculiar forma de ser.
Pero a cada paso que daba, a cada metro más cerca de él, mi valentía se iba evaporando como el agua al sol. Y correr en dirección contraria parecía ser la mejor opción; opción que lamentablemente ya era imposible de tomar. Mi objetivo estaba enfrente mío, mirándome con el ceño fruncido, una ceja levantada y cara de pocos amigos. Y yo creí sentir que el mundo se me caía encima.
—Ho-hola —tartamudeé, mostrando una pésima primera impresión de mi misma.
— ¿Qué quieres? —espetó él sin molestarse en saludarme.
— ¿Puedo sentarme contigo? —pregunté sin pensar—. Se me ocurrió que tal vez querías algo de compañía.
—No.
— ¿No qué?
—No puedes sentarte conmigo y no, no quiero compañía. Pensaste mal —acto seguido se levantó y con marcado paso abandonó la cafetería y a mí, que me encontraba estupefacta por su reacción.
Como una autómata, y luego de los segundos que tardé en reaccionar, caminé nuevamente hasta la mesa que compartía con mis amigas, las cuales estaban iguales que yo, sin dar crédito a lo que había sucedido segundos antes. El resto de los estudiantes seguían en su mundo, nadie parecía haber notado nada, por lo que aquel día, para mi suerte, no tendría que pasar a la lista de los peores de mi vida.
— ¿Qué ha pasado allí? —preguntó Tomoyo rápidamente.
—Dijo que no.
— ¿Qué no qué? —cuestionaron todas a la espera de que explicara más detalladamente.
—Simplemente que no.
No dije nada más. Tomé mis cosas y salí de allí directo al salón, pese a que aún no había finalizado el receso. Más allá, bajo uno de los tantos árboles, logré divisar a Li, sentado en completa soledad como siempre solía estar, pero no me acerqué. Necesitaba estar sola y calmar mi perturbada cabeza y mi alocado corazón que no paraba de latir a mil revoluciones por segundo.
Luego de aquel pequeño percance, quise abandonar mi misión de intentar acercarme al castaño chico a toda costa, pero Tommy se negó rotundamente a que lo haga. Según ella, yo debía volver a tomar el coraje para hablarle a Shaoran, puesto que no perdía nada e incluso podría salir ganando. Pero de solo recordar el suceso de ese día, todo dejo de valor salía huyendo de mí. Y así estuve una semana entera hasta que por segunda vez hice mi intento.
— ¿Qué tal? —evité el tartamudeo y saqué a relucir mi mejor sonrisa, la cual había practicado minutos antes en los baños.
Esta vez había esperado a "encontrarlo casualmente" en algún lugar menos público, y en el momento en que llegó a mí la noticia de que estaba en la biblioteca del instituto, supe que era ese el momento ya que quizás nunca se me volvería a presentar tal oportunidad. Y ahí estaba, sumido en un libro y yo irrumpiendo lo que parecía su tranquilidad.
— ¿Otra vez tú? —preguntó sin mirar. Ignoré aquello y tomé asiento a su lado, pero claramente tomando distancia.
— ¿Estudias para los próximos exámenes? —intenté iniciar conversación aunque en el fondo sabía que no se me darían las cosas tan fácilmente.
— ¿Qué quieres?
— Nada en particular. Te vi solo y quise ser amigable contigo.
—No quiero, ni necesito tu amistad.
Lo miré con incredulidad y acto seguido repitió lo mismo que la vez anterior. Se paró, tomó su libro y salió del lugar dejándome nuevamente sola, con la boca abierta y con un poco menos de dignidad.
—Auch —vi a alguien a mi lado, a quien reconocí como el chico encargado del lugar—. Eso debió doler —dijo dándome a entender que había presenciado la escena.
—Cállate —espeté y salí del lugar con la frente en algo y la poca dignidad que cargaba.
Y la historia se repitió como un círculo vicioso.
Tomaba coraje, me acercaba a él, intentaba hablarle, y terminaba hablando sola; me lamentaba por hacer el ridículo, perdía la valentía y Tomoyo me persuadía para que volviera a intentarlo; tomaba coraje, me acercaba a él, intentaba hablarle, y nuevamente terminaba hablando sola. Y así una, y otra, y otra, y otra vez.
Pero finalmente llegó un punto en que había tomado a mi objetivo como algo personal, y es que no cabía en mi cabeza razón suficientemente buena como para comprender por qué Shaoran Li estaba en un completo estado de negación constante cada vez que yo me acercaba amistosamente a él.
Ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo había hecho, pero una vez más y no la última, lo hice.
—Hola, Li. ¿Cómo te encuentras? —ya para ese entonces poco me importaba lo que él o los demás pensaran de mí. Incluso ya me encontraba mucho más desinhibida y le hablaba con total familiaridad—. ¿Has pasado bien el fin de semana?
—Estoy seguro que en mi vida anterior he sido un hijo de puta. Otra razón no explica qué hice para merecer esto.
— ¡Oh, Dios! —exclamé sorprendida.
— ¿Y ahora qué? —preguntó Shaoran.
— ¡Has dicho más de tres palabras! —dije emocionada—. ¡Es un gran progreso, Li!
—No, un grandísimo hijo de puta —dijo corrigiendo su anterior frase, ignorándome.
—No le veo lo malo a que me acerque a ti para intentar lograr ser tu amiga.
—Ese es el punto —anunció—. Yo no quiero ser tu amigo, Kinomoto. Deja de intentar cualquier cosa que tenga que ver conmigo.
—Así como tú te niegas a ser mi amigo. Yo me niego a dejar de intentar.
—Que día tan asquerosamente horrible.
Y una vez más se alejó de mí sin decir más palabras. Pero eso ya no me importaba, incluso hasta y encontraba divertida la situación, y estaba segura que en el fondo él también lo veía así.
Porque aunque Shaoran Li fuese un necio, terco de primera y estuviera constantemente negándose a todo, yo también podía ser la terquedad en persona. No dejaría de insistir hasta por fin llegar a ese no tan frío corazón.
Y si había algo que Shaoran Li no podría negar, es que en verdad me estaba esforzando por lograr mi cometido. Como dice el dicho... "persevera y triunfarás".
N/A: Buenos días, tardes, noches.
Y sí, tarde más de la cuenta, porque a veces me sale la vaga de adentro y hago maratón de películas y me olvido del resto del mundo, ¡pero acá está el tan esperado capítulo!
Alguien me había sugerido algunos capítulos atrás que podría poner como se habían conocido los castaños, como había sido su primer contacto… y realmente no pude imaginarlo de otra forma que no fuese ésta. Shaoran siendo frío y poco amigable, y Sakura perseverante y molesta hasta por fin lograr ser amiga de él. ¿Si habrá una "continuación" de esto para ver como cayó finalmente rendido ante la insistencia de la castaña? No lo sé, pero seguro habrá más así.
Espero que lo hayan disfrutado, y no duden en dejarme sus bellos reviews… ¡ya pasamos los 200! :*
El siguiente capítulo será la O, ¿por qué no la Ñ? Seguro que ustedes sabrán lo difícil que es encontrar palabras que empiecen con esa letra, mucho más si es algo que tiene que describir a Shaoran, y claramente ñoqui y ñandú no cumplen esa función jajaja. Así que O: Es algo característico de Shaoran y que justamente por serlo, no lo admitirá.
Besos sabor a chocolate negro,
LadySuzume-Chan.
