Disclaimmer: Los personajes de la siguiente historia pertenecen a Clamp, si no fuese así, Sak y Shao serían novios desde el primer capítulo. La historia es de mi propiedad.
Summary: Porque ella tenía una palabra de la A a la Z para describirlo.
Capítulo dedicado a: Solchu02; Giselle Jay; Yuki90; Evyleen Ianlev.
V de verde
—¿Shaoran? —moví su hombro en un intento de despertarlo, pero solo logré que hiciera un ruido inentendible—. Shaoran, despierta. Estamos en receso, le hará mal a tu cuello si duermes sobre el pupitre —pero seguía sin mover un solo músculo.
Esa mañana había despertado con ganas de hacerle un obsequio a mi amigo, cualquier cosa, pero no se me ocurría que. Estábamos en otoño, su cumpleaños había quedado atrás, y solo se me ocurría la excusa de darle algo por permitirme ser su amiga luego de haberlo hostigado durante tanto tiempo. El problema radicaba en que en realidad no sabía muchos detalles de Shaoran, más allá de los pocos que pude ir descubriendo en ese tiempo, y necesitaba saber qué comprarle y que no terminara disgustándole.
En un momento había pensado en preguntar a sus amigos, pero no tenía muchos, y realmente debía admitir que me avergonzaba acercarme a ellos. Por eso simplemente opté por preguntarles donde estaba Shaoran, ya que esa mañana no lo había visto en ningún momento. Para suerte mía, su salón, donde nos encontrábamos ahora, estaba completamente vacío, lo que hacía mi tarea más sencilla y ayudaba a no parecer una admiradora o acosadora suya ante los ojos de los demás.
—Shaoran —elevé un poco más la voz pero sin dejar de ser un susurro—, despierta que te necesito urgente.
—¿Nunca me dejarás tranquilo ni cinco minutos? —dijo con voz somnolienta—, ¿qué sucede? —preguntó sacando la cabeza de entre sus brazos, dejando ver su cara malhumorada, decorada con una ojeras enormes, lo cual me preocupó en una primera instancia haciendo que olvidara lo demás.
—¿Te sientes bien? —toqué su frente para comprobar que no tenía fiebre y descartar esa razón como la culpable de su estado—, ¡te ves terrible!
—Gracias —respondió sarcásticamente.
—¿Ha ocurrido algo malo?
—Fiesta en mi casa, cortesía de mis hermanas; no pude dormir en toda la noche.
—¿Fiesta en un miércoles? —pregunté extrañada y él se encogió de hombros para luego preguntar la razón de que lo despertara de su "siesta" en medio del salón—. Es una tontería en realidad. Solamente quería saber qué es lo que te gustaría recibir de regalo en el caso de que a alguien se le ocurriera regalarte algo.
—¿Por eso me despertaste? —preguntó enarcando una ceja—, ¿solo para responder a una suposición? —asentí y el suspiró algo frustrado—. Nadie me regalaría nada, así que no me tengo que preocupar por lo que me gustaría recibir.
—Como has dicho tú, es una suposición, suponte que alguien quiere regalarte algo, tú que…
—La que quiere regalarme algo eres tú —afirmó. Lamenté en ese momento haberme puesto colorada, porque de esa forma Shaoran supo que lo que decía era la verdad. Había sido descubierta por mi poca capacidad para ocultar las cosas—. No quiero regalos, Sakura.
—¡Oh, vamos! —exclamé completamente resignada a que supiera mi intención, pero sin resignarme por completo a lograr mi cometido—. Tú dime qué quieres; no me quiero arriesgar con algo que tal vez no te guste y no te sirva.
—Olvídalo —con sus brazos de nuevo apoyados en el pupitre, volvió a esconder la cabeza entre ellos para, claramente, retomar su sueño los pocos minutos que quedaban de receso. Conociéndolo dormiría también durante la clase siguiente sin importarle —. ¿Por qué demonios no prenden la calefacción en esta porquería de salón? —preguntó más bien al aire.
—¿Podrías decirme al menos tu color favorito?
—Verde.
Con aquella respuesta cortante tanto él como yo dimos por terminada la conversación. Me despedí y salí de su salón antes de que la campana sonara y terminara por encontrarme con todos sus compañeros, lo cual para mí suponía una situación de lo más incómoda, ya que realmente no conocía a la mayoría.
Era extraño. En mis locos pensamientos jamás hubiera imaginado que el verde sería el color que Shaoran preferiría de todos. Sentía o me imaginaba que con su personalidad un negro o incluso un rojo podían llegar a ser más propios para él, pero me había equivocado. Agradecía enormemente haberle preguntado ese detalle; no quería ni imaginar que hubiera sucedido si me aparecía con algo de color amarillo o naranja quizá.
Sería idiota negar que no había pasado toda la tarde pensando que era lo que podía llegar a comprarle, porque realmente había sucedido de esa forma. Por mi cabeza habían pasado miles de ideas, desde las más tontas hasta las más extravagantes, pero nada lograba convencerme. Era un real desastre.
Dado un momento de ese día, Tomoyo se apareció con un par de pastelillos y alguna película romántica de esas que nosotras amábamos, con la clara intención de pasar el resto del día conmigo. Allí fue cuando la lamparita de mis ideas se encendió, encontrando mi solución. Tomoyo era mi solución. Claramente ella era mucho mejor con los obsequios que yo.
—En verdad es complicado, Sakura —me dijo luego de escuchar la situación en la que me encontraba—. Tampoco sabría que regalarle a Li, lo conozco incluso menos que tú. ¿Quieres que le pregunte a Eriol si tiene alguna idea de qué podría ser?
Eriol era el novio de mi amiga desde hacía unas pocas semanas, y por alguna extraña casualidad de la vida resultaba ser también una de las pocas personas con las cuales Shaoran tenía trato. Claramente esa propuesta no había sido la mejor; él tenía una personalidad bastante burlesca, y sabía que aquello no sería bueno para mi.
—¡Por Dios, no! —chillé—. Si Eriol se entera, mi vida sería miserable. Se burlaría de mí a todo momento.
—Él se enterará de todos modos cuando le des el regalo a Li, quizás que se enteré antes nos sería útil.
—¡No! Definitivamente no me quiero arriesgar —Tomoyo sonrió divertida ante mi negativa lejos de sentirse ofendida por cómo me refería a su novio—. En verdad no se me ocurre nada.
—¿Qué te parece una bufanda? —sugirió.
—¿Una bufanda?
—Claro. En pocas semanas comienza el invierno —explicó—, y Eriol siempre me cuenta lo quejoso que Li se vuelve con el frío; dice que lo detesta. Tal vez una bufanda pueda ser el regalo más acertado y apropiado.
Ante la idea sugerida por Tomoyo todas mis esperanzas se vieron florecidas. Sonreí feliz de haber encontrado la solución y agradecí profundamente a mi amiga, quien se ofreció a acompañarme al shopping para conseguirla.
—No —negué—, me gustaría hacerla yo misma —dije sonrojada.
—¡Es una idea aun más excelente! —exclamó—, ven, conozco un sitio donde conseguirás todo lo que necesitas. Si quieres, hasta puedo ayudarte y aconsejarte cuando la hagas.
Esa tarde la emoción de las dos fue más fuerte que cualquier otra cosa. Tommy había terminado quedándose a dormir en mi casa, por lo que luego de comprar todo fuimos hasta su casa a buscar el uniforme para el instituto. El resto de la noche ambas nos encomendamos a la tarea de realizar el obsequio de Shaoran, yo hacía la parte manual, mientras que ella me aconsejaba y me daba el apoyo moral que necesitaba, lo que resultó ser más divertido de lo que había imaginado. En pocas horas la bufanda ya estaba lista y según mi amiga era preciosa. Sonriendo tontamente me fui a dormir, esperando con ansias que las horas se sucediesen rápido.
Al día siguiente no fue difícil encontrar al castaño; sabiendo que odiaba el frío, solo tuve que dirigirme a la cafetería donde lo encontré sentado en una de las mesas refunfuñando por lo bajo.
—Buenos días, Shaoran —saludé amistosa como siempre, sentándome a su lado.
—No son buenos —dijo él con cara de pocos amigos—, dime, ¿cuál es el problema en este edificio que pareciera que la calefacción no está nunca prendida?
—Yo creo que sí lo está, es agradable la temperatura aquí —respondí.
—Está asquerosamente frío, Sakura —me miró como si me tratara de una loca atérmica.
—Tal vez no siento el frío tanto como tú. Tengo entendido que en China el clima es muy diferente —Shaoran se encogió de hombros para luego observar el paquete que llevaba en mis manos con suma intriga—. ¿Ocurre algo? —pregunté haciéndome la desentendida.
—¿Traes el almuerzo envuelto en papel para regalos? —preguntó divertido. Reí ante la imaginación de Shaoran y luego le extendí aquello que tanta curiosidad le estaba causando—. ¿Para mí?
—Ayer te dije que iba a hacerte un regalo —a penas se lo entregué lo tomó en sus manos como delicadeza, como si fuera a romperse. Su mirada iba dirigida tanto a mí como a aquel paquete que parecía tener miedo de abrir. Si en algún momento quiso reprenderme por haberle hecho un obsequio a pesar de su negativa, no lo hizo—. ¡Ábrelo!
Y con el mismo cuidado con que lo sostenía, lo empezó a abrir, tratando de romper lo más mínimo el envoltorio, y con la curiosidad inundando sus ojos. Tuve el lujo de observar el momento exacto en que una pequeña sonrisa aparecía, para luego desvanecerse igual de rápido; pero eso me alcanzó para saber que le había gustado lo que estaba viendo.
Sin esperar más, y quizás con más ansiedad de la que él tenía, tomé la verde bufanda entre mis manos y la envolví en su cuello, como si de un niño se tratara. Había elegido el color que a Shaoran le gustaba en una tonalidad oscura para que no resultara muy llamativa, y debía admitir orgullosa de que había hecho una buena elección. La bufanda le quedaba perfecta.
—Así no tendrás tanto frío —dije divertida.
—Muchas gracias, Sakura —susurró. Pronto me di cuenta de que me había quedado sosteniendo los extremos de su nueva bufanda, lo que hacía que nuestra cercanía sea extrema, comparada a la que teníamos normalmente. Rápidamente me alejé, completamente avergonzada, pero sin borrar mi sonrisa—. Has traído un almuerzo excelente envuelto en papel para regalos—dijo finalmente para romper el hielo; él también se había dado cuenta de la cercanía y sus mejillas también se habían sonrojado apenas.
—Me alegra que te haya gustado, Shaoran.
N/A: Buenos días, tardes, noches.
Con esta nueva actualización hemos descubierto muchos detalles de Shaoran, y vimos mucho más acerca de cómo era la relación de ambos cuando apenas comenzaron su amistad. ¿No son encantadores ruborizándose?
Tomoyo tuvo un papel importante y también apareció mencionado Eriol, por lo que hubo un poco de todo en este capítulo. ¡Espero que lo hayan disfrutado mis bellas!
¡Ya estamos muy cerca del final! Tan solo nos quedan la W, X, Y, Z, las letras a las que más difícil me ha sido conseguirles palabra. Próximo capítulo la W: Existen varios tipos. ¿Eso es la pista? Sí, es rara, lo sé (?
¡Me creé un feisbuk! *aplausos y ovaciones*, el cual utilizaré para comunicarme con ustedes, para avisar sobre las actualizaciones, contar novedades de esta y de futuras historias, publicar fragmentos de lo que voy escribiendo, y simplemente para charlar un rato con todas aquellas personas que quieran agregarme. Varias me han animado a hacérmelo, tal vez seamos poquitas en un principio pero por algún lado se empieza, ¿no? El enlace lo podrán encontrar en mi perfil.
Que tengan un lindo fin de semana, y como siempre, ¡gracias!
Besos especiales mandados por Shaoran sabor a tabaco,
LadySuzume-Chan.
