Disclaimmer: Los personajes de la siguiente historia pertenecen a Clamp, si no fuese así, Sak y Shao serían novios desde el primer capítulo. La historia es de mi propiedad.
Summary: Porque él tenía una palabra de la Z a la A para describirla.
X de xxx
Todo el contenido del refresco que estaba tomando, salió disparado en todas direcciones, ahogándome, haciendo que tosiera como si mi vida dependiera de ello.
—¿Shaoran, te encuentras bien? —preguntó Sakura con notable preocupación en su rostro.
Negué y asentí, sin saber la verdadera respuesta a esa pregunta. Sorprendido y perturbado eran las palabras que me describían; Sakura esa mañana me había tomado desprevenido con su extraña propuesta, más si la hacía en medio de la cafetería y repleto de estudiantes, cuando tendría que haber esperado a que estuviéramos solos, mínimamente.
—Es divertido, sabes —dijo la castaña sonriente—, tu rostro pasó por montones de colores.
—Yo no le veo nada divertido —refuté sintiendo mis mejillas arder de vergüenza—. Todo lo contrario.
—¿Qué tiene de malo?
—¿Cómo que qué tiene de malo? —la miré como si tuviera dos cabezas, o como si hubiese perdido la única que traía consigo—. Te has vuelto completamente loca.
—¡Shaoran! ¡Eres un exagerado! No te he dicho nada malo.
—¿A no? Perdona si para mí así lo fue —dije un tanto más exasperado y sarcástico. Sakura me estaba volviendo literalmente loco.
—¡Shaoran! —volvió a exclamar, llamándome la atención de que nuestra pequeña discusión aun no tuviera público debido a sus gritos—, solo te he dicho que quería que me acompañaras a…
—¡No lo digas! —miré a todas las direcciones comprobando nuevamente que nadie estuviera atento a nosotros—. Sakura —susurré—, estas no son conversaciones para andar gritándolas, haciéndolas de interés público.
—¿Pero qué tiene de malo? —volvió a preguntar comenzando ahora ella a exasperarse—. Solamente quiero que me acompañes a rentar y ver una película pornográfica.
Al volver a escuchar su propuesta dicha de forma tan abierta y natural, volví a enrojecer hasta las orejas.
Esa mañana, Sakura se me había acercado en la cafetería como tantas otras mañanas lo había hecho, y como estaba seguro, seguiría haciéndolo. Me saludó, se sentó a mi lado, y con tan solo verla, juré que algo extraño se traía entre manos; sus ojos brillaban demasiado y por sus labios surcaba una tímida pero a la vez pícara sonrisa.
Evité preguntarle qué era lo que ocurría; preferí guardarme la curiosidad y esperar a que ella misma comenzara a hablar. Sabía que tarde o temprano abriría la boca.
La noté entre nerviosa y ansiosa, y durante cinco minutos se limitó únicamente a observarme; y pareció que esperó el momento justo en que yo decidiera tomar de mi refresco, para lanzar la bomba y que, a su vez, yo lanzase toda la bebida por el aire.
Realmente no lo había previsto. Jamás había creído o imaginado que Sakura me preguntaría algo de tal calibre.
—Shaoran —llamó ella—, ¿por qué te pones así? No le veo lo malo en que miremos una película de ese tipo juntos, somos novios, no tienes por qué avergonzarte.
—Me perturba que quieras mirar una película porno, Sakura; y yo no estoy de acuerdo en que sea una actividad indicada para que realicemos juntos. Además —agregué—, ¿por qué tanto interés en verla?
—Pues —meditó unos segundos—. No lo sé, jamás vi una y me intrigan. Además, ya sabes —sus mejillas se tiñeron de rosa, y empezó a jugar con sus manos en gesto nervioso, aunque ya no sabía que podría ponerla así, viendo como hablaba tan abiertamente de pornografía—, tú y yo somos novios… y algún día estaremos juntos de una forma más… íntima; creí que sería bueno e interesante para mí ver una película de ese género, así me instruyo y "aprendo", para cuando tenga que estar contigo.
Si antes Sakura me había dejado en una situación incómoda, ahora estaba doblemente perturbado, enrojecido y enmudecido, tratando de asimilar sus palabras, de procesarlas en mi cabeza, para así poder dar una respuesta coherente, sin tener que abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua, tal y como lo hacía en ese momento.
—Hablaremos luego —fue lo único que pronuncié.
Sin mucho preámbulo ni ceremonia, me levanté de la mesa de la cafetería. Besé sutilmente la frente de la castaña, y me fui sin decir nada más. Realmente necesitaba un poco de aire fresco, y por qué no, distraerme en solitario en mi salón, mientras concentraba mi mente en complicados ejercicios matemáticos.
Sakura siempre había dado una imagen de sí misma, como la de una chica inocente e ingenua, y no era una imagen falsa ni mucho menos fingida, era cien por ciento auténtica, y eso era lo que le daba su atractivo natural.
Quizás era por esa razón que su propuesta me había dejado descolocado. Era casi imposible para mí, imaginar a mi tierna Sakura diciendo tales cosas; pero ya veía que no todo era tan imposible como creía.
Aunque claramente, las razones que ella me había dado, por las cuales quería que viéramos un película pornográfica, me habían dejado más sorprendido que la idea en sí.
¿Sakura ya pensaba en que estuviéramos juntos… de esa forma?
No iba a negar que yo sí lo había pensado, era hombre y tenía mis necesidades después de todo. El hecho de que Sakura tuviera el cuerpo que tenía, con sus curvas y todos sus atributos en su lugar, no ayudaba mucho a detener mi imaginación, que más de una vez la había invocado desnuda, debajo de mi cuerpo.
Pero yo era un caballero, o al menos lo era con ella. Sabía que Sakura nunca había estado antes con alguien de esa manera; sería su primera vez, y como tal, quería que ella estuviera completamente segura de lo que haría. No iba a forzarla ni tampoco hacerle sentir que era una especie de obligación, después de todo, una vez hecho ya no habría vuelta atrás, ni tampoco lugar para arrepentimientos. Simplemente la esperaría, para que se dieran las cosas de forma natural.
Y por más que lo intenté, durante el resto de la jornada, no pude concentrarme en una sola clase, hasta el punto en el que el profesor de literatura me echó de su clase por mi obvia falta de atención.
Pero al día siguiente, en viernes, ya había logrado dejar el asunto más o menos olvidado, y el hecho de que Sakura no hubiera vuelto a hacer mención del tema me dio la esperanza de que hubiese desistido de su demente idea, lo cual me tranquilizaba sobremanera.
El sábado, en cambio, las cosas parecieron cambiar.
La castaña había llamado a mi celular ese día a la tarde, programando una cita, para que tomásemos un helado en el parque y luego caminásemos por las callejuelas de Tomoeda. Sin sospechar absolutamente nada, acepté, creyendo que sería una típica y normal salida como las que siempre teníamos; pero la maquiavélica mente de Sakura me había jugado una trampa.
Luego de tomar nuestro helado, y distrayéndome con conversaciones triviales, mi novia me había conducido hasta un videoclub, el cual, encima, estaba repleto de gente. Para cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde para huir, y la castaña sostenía mi mano fuertemente, por si acaso llegaba a intentarlo.
—Sakura, ¿qué hacemos acá? —pregunté aparentando seriedad e indiferencia.
—¿Qué podemos llegar a estar haciendo aquí, Shaoran? —dijo respondiendo a mi pregunta con otra.
—Ya sé qué es lo que hacemos acá, pero quiero más especificidad.
—Venimos a rentar una película para que veamos esta noche.
—¿Qué clase de película?
—Andas muy distraído hoy, Shaoran —dijo sonriente guiándome entre las estanterías repletas de títulos, hasta detenernos frente a una específica—. Estamos aquí por esto.
Cuando finalmente me digné a mirar lo que sus manos señalaban, me arrepentí automáticamente. No sabía si ponerme pálido, o por el contrario, enrojecer hasta el punto de competir con un tomate.
Si bien los diseños de las tapas de las películas frente a nosotros eran bastante "sobrios", los títulos demostraban claramente que, aquella sección, era la de las películas xxx.
—¿Qué será mejor llevar? —preguntó Sakura para sí misma, mientras tomaba dos de ellas para luego analizarlas—. ¿Tú qué opinas, Shaoran? ¿Crees qué "Chicas Cachondas" sea buena? ¿O qué tal "Sexo Sentido"? Suena interesante.
Sin responder, salí disparado de allí, antes de que alguien conocido nos divisara; o mucho peor, el mismísimo hermano de Sakura o alguno de sus amigos.
—¿Shaoran? —una voz masculina me detuvo en medio de mi huida. No era la de Kinomoto, aunque eso no me tranquilizaba.
—¿Eriol? —me giré a verlo, solo para comprobar que no estaba solo—, ¿Daidouji? ¿Qué hacen aquí?
—Lo mismo que tú, idiota —contestó con obviedad—. ¿Estás solo? —preguntó mirando alrededor.
—Yo…
—¡Shaoran! ¡Aquí estás! —Sakura apareció de pronto, interrumpiendo la conversación—. ¡Hey! Hola Tommy, Hiragizawa.
—Sakurita —saludó su mejor amiga—, ¿han venido a rentar algo para ver?
—Sí —respondió ella.
—No —respondí yo casi al mismo tiempo.
Ambos nos miraron sin entender, pero cuando Sakura alzó sus manos, mostrando lo que traía entre ellas, las dudas quedaron rápidamente aclaradas.
—¡Hoy será noche de películas! —exclamó alegre.
Daidouji enrojeció; Eriol soltó una estruendosa carcajada. Y yo, yo quería que la tierra me tragara, y por qué no, se llevara también la película que Sakura pretendía que mirásemos esa noche. Al parecer, "Dominatrix", había sido su elección entre todas.
Lo único que sabía con certeza, era que Eriol no desaprovecharía esa oportunidad para joderme el resto de mi vida.
N/A: Buenos días, tardes, noches.
Tarde pero seguro, la tercera entrega de esta historia. Lamento mucho la tardanza, pero la verdad es que he pasado unos días bastante complicados.
Lejos de querer ser inapropiada, escribí este capítulo con intenciones divertidas, y espero que lo hayan visto de ese modo y que lo hayan podido disfrutar. Sinceramente no se me ocurrían palabras para la X y que encima estuvieran directamente relacionadas con Sakura; y si bien no es algo que describe a la castaña, es un momento en la relación de ambos que imaginé posible y sumamente bochornosa para el pobre Shaoran.
Muchas gracias por su paciencia y apoyo. Como siempre, cualquier duda, consulta, u opinión, no duden de dejarme un review o contactarme por medio de las redes sociales.
Besos sabor a bananas,
LadySuzume-Chan.
