: Los personajes de la siguiente historia pertenecen a Clamp, si no fuese así, Sak y Shao serían novios desde el primer capítulo. La historia es de mi propiedad.

Summary: Porque él tenía una palabra de la Z a la A para describirla.


J de jade

El color verde era mi favorito desde que tenía uso de la memoria: jamás en toda mi existencia algún color me había llamado tanto la atención como lo hacía ese.

Desde pequeño tenía preferencia por el verde. Mi habitación estaba decorada con cortinas, acolchados y adornos verdes, en una perfecta combinación que lograba complacerme. Mi camisa favorita era una de color verde a cuadros. Mis zapatillas favoritas y los ojos Sakura también lo eran.

Y este último hacía que se intensificara ese amor descomunal que sentía.

La primera vez que había visto esos profundos y tan increíbles ojos, había sido cuando ella se había acercado por primera vez a mí. Verdaderamente no le había prestado real atención a ella o a cualquier cosa que saliera de sus labios en ese momento, pero si alguien me hubiese preguntado algo acerca de Sakura ese día, yo le hubiera respondido que tenía unos ojos verdes que, estaba seguro, le robaban el aliento a más de uno.

Cuando menos lo esperé, se había convertido en una amiga, como ella se llamaba a sí misma; era ahí cuando aprovechaba para observarla mejor, para admirar a la chica que quería pasar más tiempo conmigo, aquella que se tropezaba con sus propios pies, y que, sin que lo supiera, tenía a varios chicos detrás de ella, rogando por un tercio de la atención que me daba a mí. En esa época no solo descubrí que Sakura era una adolescente bella, algo que claramente notaba, sino, que sus ojos decían más de lo que aparentaban, y que, además, era lo que más me gustaba disfrutar de sí.

Para cuando me descubrí enamorado, algo nuevo y sumamente extraño para mí, aquello no cambió en lo más mínimo. Sakura seguía siendo la misma de siempre, inocente y alegre, pero con un sentimiento de por medio por parte mía, todo eso se acrecentaba en un trescientos por ciento, haciendo que, cualquier cosa a mi vista fuera exquisitamente perfecto.

Pero aunque no había tenido ningún cambio, hubo cierto detalle que a mis ojos no pudo pasar desapercibido, pero qué, para ese entonces, me era un completo misterio descubrir la razón de ese hecho: los ojos de Sakura se veían diferentes, y siendo yo un experto en estos por la fascinación que les tenía, podía poner mis manos en el fuego, asegurando que no estaba loco ni mentía.

Era algo que nadie notaría, nadie que no estuviera pendiente todo el día de ella: sus ojos eran más brillosos de lo normal.

Sakura parecía estar más feliz, más radiante, y eso claramente se hacía notar en sus ojos. Parecían más verdes de lo normal, más llamativos, en una tonalidad que parecía nueva y que aquel brillo extraño le había brindado.

Sus ojos eran de un verde jade difícil de olvidar.

Y eso nunca más volvió a cambiar, tan solo había días en que parecían brillar aún más de lo que lo hacían normalmente. Durante nuestro segundo beso, el día en que le propuse ser mi novia, los tantos San Valentín que habíamos pasado juntos, nuestra casamiento y la noticia de nuestro primer hijo: esos y otros tantos millones de momentos que habíamos vivido juntos eran los que iluminaban sus ojos.

—Shaoran —pronunció distrayéndome de mis pensamientos—. Me pones verdaderamente incómoda cuando me miras de esa forma.

Sonreí—. ¿Por qué te pones incómoda?

—Es que me miras muy fijo, como si me estuvieras inspeccionando.

—¿Sabes por qué te miro como tú dices que lo hago? —pregunté con la sola intención de que la curiosidad la picara.

Cuando vi sus ojos agrandarse y su pupila dilatarse levemente, supe que lo había conseguido. Tardó varios segundos en responder, después de notar que no podría encontrar la respuesta por sí sola.

—No, no lo sé —negó—. ¿Por qué lo haces?

—Tus ojos son de un verde jade que jamás había visto en otros ojos —sinceré, notando como un creciente rubor subía por sus mejillas—, ¿y sabes que sucede con las cosas que me gustan? —volví a preguntar.

—No.

—Simplemente no puedo dejar de verlas.

Tardó varios segundos en procesar lo que había dicho, para luego caer en la cuenta, adornando con un rojo adorable todo su rostro por completo; Sakura se veía igual que los adornos navideños.

—Lo dices como si tuviera los ojos más lindos que hayas visto en todos estos años.

—Sakura, no solo tus ojos son los más lindos… tú eres lo más bello que he visto en todos estos años.

Una sonrisa adornó su rostro y sus ojos, de los cuales tanto había pensado y había hablado, se iluminaron nuevamente, con ese brillo arrebatador, que te quitaba el aliento. Sakura se estaba sintiendo halagada, y eso la estaba poniendo claramente feliz.

—Sabes, Shaoran —habló después de pasar suficiente tiempo en silencio; sus manos se paseaban suavemente por su estómago que mostraba su avanzado embarazo—. Creo que Ryu se parecerá a ti.

—¿En verdad? —pregunté curioso—, ¿por qué supones eso? ¿Cómo lo sabes?

—Llámalo instinto maternal —dijo simplemente—. ¡Oh, mira! —chilló de pronto—. Dame tu mano rápido, Shaoran.

Antes de siquiera poder decir algo, tomó mi mano entre las suyas para al segundo siguiente posarla sobre su vientre, y pasearla por todos lados, como buscando algo. Cuando sentí un pequeño golpecito en mi mano, supe lo que sucedía.

—Ryu está pateando —sonreí automáticamente.

—Está contento —respondió ella por él—. ¿Verdad, mi amor? —y a modo de respuesta, volví a sentir otro golpecito en mi mano.

No era la primera vez que sentía las patadas de mi hijo, pero todas las veces que lo había sentido, eran como si fueran la primera vez; sentía que la emoción me embriagaba y al instante ya estaba sonriendo como idiota.

Ser padre primerizo te ponía como idiota, un idiota sonriente.

—Para mí que pateó en confirmación de lo que te dije —dijo de pronto con una sonrisa destellante pintada en su rostro.

—¿Qué cosa?

—Que Ryu será igual a ti, como si fuera un "mini-Shaoran" —explicó y dos segundos después una patadita se sintió—. ¿Ves? Si lo hace es porque es cierto lo que digo.

Reí ante sus suposiciones de madre y luego volví a mirarla fijamente, de esa forma que según ella la incomodaba.

Imaginé al pequeño Ryu tal y como Sakura decía que sería: un pequeño y verdadero demonio si es que sacaba mi carácter, con el ceño fruncido constantemente y una personalidad distante y fría; pero bueno y tranquilo en su zona de confort. Un chiquillo de cabello castaño rebelde, el cual le causaría dolores de cabeza todas las mañanas. Con unos ojos ámbar profundos que, según decía Sakura, por veces parecían chocolate fundido.

Un mini-Shaoran… como verme a mí mismo en la infancia y adolescencia; y no iba a negarlo, sería divertido convivir con alguien así y sentir que era lo que los demás habían sentido conmigo.

Pero viendo a Sakura, perdiéndome en su rostro y personalidad, deseé que se pareciera un poco a ella también. No estaba seguro si quería que heredase mucho de su forma de ser, después de todo, lidiar con dos torpes, inocentes y despistados no sería tarea fácil, pero sí que tuviera una combinación de los dos, que sea serio pero a la vez alegre, rebelde pero también tranquilo. No me enojaría en lo absoluto si sacaba su sonrisa y su capacidad de caerle bien a todos.

De lo que sí estaba completamente seguro era de una sola cosa.

—Oye, Sakura —atraje su atención, y ella atinó a mirarme con esos profundos ojos curiosos—. Si pudiera elegir alguna característica tuya para Ryu, ya sé cual elegiría.

—¿Cuál? —cuestionó intrigada sin dejar de acariciar su estómago.

—Estoy rogando porque nuestro hijo herede esos ojos jade que tanto amo.

Sakura sonrió y con timidez agachó la vista.

Yo solo atiné a sonreír con ella y atraerla a mí para atraparla entre mis brazos, acurrucándonos en la cama la cual nos tenía atrapados desde la mañana. Sakura estaba cada vez más perezosa, y en los domingos no me quejaba en lo absoluto cuando rogaba porque me quedara con ellos dos enredados entre las sábanas.


N/A: Buenos días, tardes, noches.

Finalmente aparecí, después de no sé cuánto tiempo, que en realidad no ha sido mucho, creo.

El punto es que este capítulo me costó horrores, en serio, nada me convencía y de por sí sigue sin convencerme, pero es lo mejor que me salió, créanme :v

Espero que les haya gustado y nada, eso. Nos leemos en la próxima mis bellos lectores.

Besos sabor a cerezas,

LadySuzume-Chan.