Disclaimmer: Los personajes de la siguiente historia pertenecen a Clamp, si no fuese así, Sak y Shao serían novios desde el primer capítulo. La historia es de mi propiedad.

Summary: Porque él tenía una palabra de la Z a la A para describirla.


D de dulce

Sentía los rayos del sol quemándome como una caricia en el rostro cuando desperté aquella mañana. Aún medio dormido me había desperezado, estirando mis músculos, y haciendo tronar mis huesos; era ese momento del día en que más relajado me sentía, cuando parecía que olvidaba mi nombre, mi edad, dónde vivía y en qué año estaba parado.

Y a pesar de eso, no habían pasado muchos segundos hasta que algo me trajo a la realidad, haciendo que todas esas preguntas cobraran sentido, encontrándoles una respuesta concreta.

Miré el reloj de la mesita de noche de la habitación, cayendo en cuenta que pasaban de las diez de la mañana, razón por la cual en primera instancia no había hallado a Sakura a mi lado en la cama; al parecer mi sueño había sido más profundo de lo normal, hasta el punto en que mi propia esposa, quien por puro milagro se levantaba temprano, ya se encontraba merodeando por el departamento.

Y con compañía.

Sin querer perder un solo minuto más, salté como un resorte de la cama, para así alistarme con ropa cómoda para ese día domingo; alguien estaba allí esperándome, y no quería atrasar ese encuentro por nada del mundo.

Caminé por el pasillo con paso sigiloso, hasta estar lo suficientemente cerca de la cocina, pero sin poder ver ni ser visto; fue allí donde volví a escuchar el mismo sonido que minutos antes me había despabilado.

La infantil risa de Ryu era lo más hermoso y contagioso que había escuchado jamás.

Me acerqué al umbral con el práctico fin de poder ver lo que ocurría allí; la tierna imagen de madre e hijo logró acelerarme el pulso y hacerme sentir el hombre más afortunado del mundo.

Sakura estaba sentada en una silla frente a Ryu, quien en su asiento especial de bebé, jugueteaba con todo lo que tenía a su alcance. Ella hacía el intento de darle de comer con una cuchara, mientras que él, en medio de su distracción y de las risas causadas por las ya imaginables muecas de Sakura, terminaba por tirar todo lo que se le daba en la boca.

Y mientras que para muchos la imagen podía llegar a ser una tontería, para mí era presenciar la faceta de dulce madre que Sakura había desarrollado en el mismísimo instante en que habían depositado a nuestro hijo en sus brazos.

Si hacía memoria, y me ponía a recordar cada momento vivido con Sakura, algo que siempre iba a existir en todos y cada uno de ellos era su infaltable y tan característica dulzura. Ella era dulce en todos los aspectos; no solo por su apariencia de niña inocente, sino también por su personalidad y sus actitudes frente a otras personas. Sakura era dulce con su familia y amigos; con los animales y hasta con plantas, pero sobre todo, ella era en extremo dulce con nuestro hijo.

A todo momento, y como es obvio que hacen todas las madres, Sakura se desvivía por Ryu. Podía pasar horas mirándolo dormir, preocupándose porque nada le sucediera; siempre estaba atenta a que se alimentara bien, y a que su salud fuera excelente. Al menor quejido que él tuviera, ella ya estaba alzándolo entre sus brazos, para mecerle y aliviar cualquier malestar que pudiera ocasionar su llanto.

Pero más allá de todas esas actitudes, de todas esas preocupaciones que tenía y dejaba entrever con sus constantes cuidados, era en su mirada donde se podía observar… apreciar esa dulzura que amenazaba con destilarse a través de sus poros.

Sus ojos se dulcificaban cada vez que lo oía carcajearse, y su sonrisa no ocultaba todo el amor que sentía por su hijo.

Por nuestro hijo.

—Buenos días —saludé luego de minutos contemplándolos en silencio, sin querer arruinar la escena que se presentaba frente a mí.

Sakura volteó sorprendida; al notarme, volvió a sonreír.

—Buenos días, Shaoran —dijo levantándose—. No creí que despertarías aún.

Sonreí—. No podía perder tiempo preciado.

Caminando con tranquilidad entré a la cocina hasta dirigirme donde mi familia se encontraba. Saludé a Sakura con un casto beso mientras acariciaba tiernamente su cintura; segundos después estaba alzando a Ryu en brazos, quien desde que me había visto llegar, no paraba de hacer ruidos inentendibles en busca de mi atención.

—Estoy celosa —dijo Sakura sonriendo—, siempre que apareces, yo quedo en segundo plano; Ryu te ama.

Nuestro hijo se encontraba tironeando del cuello de la playera que llevaba puesta, mientras que con la otra mano golpeaba tiernamente mi pecho. Segundos después alzó la vista hacia mí, y sonrió para luego seguir jugando.

—No le dura más de cinco minutos —comenté—. Eres su madre, por lo que va a tener más favoritismo contigo que conmigo; lo que sucede es que a Ryu le gustan las alturas, y si tú lo alzas no hay mucha diferencia a cuando está en el suelo gateando.

Me miró extrañada, y no pasó mucho hasta que finalmente entendió mi broma, poniendo cara de ofendida y golpeando con fuerza mi brazo, haciéndome reír a pesar del dolor. Sakura jamás dejaría de ser inocente, por lo que hacer chistes acerca de ella -y de su altura por sobre todo-, siempre estaría en mi lista de hobbies.

—Eres muy cruel, Li.

—Y tú muy enojona e inocente.

Ryu, quien hasta ese entonces se mantuvo relativamente tranquilo tironeando de mi ropa, empezó a removerse incómodo, mientras emitía pequeños gemidos; sus bracitos estaban alzados nuevamente, pero esta vez apuntaban directo a su madre.

Tal y como le había dicho a Sakura, él siempre tendría favoritismo hacia ella.

Sin parsimonia lo atrajo hacia sí, acunándolo en su pecho en donde se tranquilizó al instante.

Ahí fue donde, entre leves zarandeos para que el sueño lo venciera y canciones de cuna que susurraba a su oído, Sakura volvió a demostrar que podía llegar a ser el ser más dulce del planeta en cuanto a su hijo se trataba.

Ryu cayó en brazos de Morfeo casi al instante.

—Soy yo quien debería estar celoso.

—¿Y tú por qué?

—Que yo recuerde, jamás me has tratado tan dulcemente, y mucho menos me has acunado en tus pechos; podrías hacerlo ahora —dije acompañándome de un tono pícaro que hizo que a Sakura se le subieran los colores al rostro.

—Deja de decir tonterías —dijo una vez compuesta—. Por empezar, siempre te he tratado así. Lo que pasa es que tú eres un hosco que no sabe lo que es tratar con dulzura a alguien.

Reí—. Eso dolió.

—Aunque llegado el caso, si hago un análisis de tu comportamiento desde que te conocí hasta ahora, has cambiado, y mucho. Antes no te imaginaba alzando bebés y haciéndoles caras raras para que rían.

Quedé unos minutos en silencio, y luego de analizarlo sin mucha profundidad, llegué a la obvia conclusión de que Sakura tenía toda la razón del mundo.

No hacía falta mucho esfuerzo rebuscando en mi memoria, para saber que cuando conocí a Sakura, mi personalidad era bastante alejada de la actual. Era tosco y huraño, un asocial que lo que menos quería era que chiquillas hormonales se me acercaran para intentar conquistarme… una chiquilla como había creído que era Sakura, y que al fin y al cabo había terminado por demostrarme ser todo lo contrario, acabando siendo yo él que había sido conquistado.

Sí, había cambiado. Y sí, había sido gracias a ella.

—La dulzura al parecer se contagia —dije restándole importancia.

—Puede ser —sonrió pícara—. Y por cierto, hace ya muchos años que te "acuno" en mis pechos, pero ahora son de Ryu, y no lo podré hacer más —guiñó un ojo coqueta y yo reí en mis adentros.

—Eso dices ahora, pero ya veremos si cuando quieras darle un hermanito a Ryu opinas lo mismo.

Los colores volvieron a sus mejillas, y mientras huía hacia la habitación podía escuchar el infaltable grito de vergüenza que daba cada vez que la sorprendía con comentarios subidos de tono.

Su dulzura e inocencia jamás cambiarían.


N/A: ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

Las respuestas a sus preguntas son: sí, estoy viva. No, no me abdujeron los ovnis. No, no abandoné la historia. Sí, estuve sumamente ocupada.

Siendo sincera, y con una mano en el corazón, nunca quise tardarme tanto. Se me fue completamente de las manos. Las responsabilidades me tienen atadas de manos y pies. Hace unos meses rendí muchísimos finales y me dejaron exhausta. Tengo dos trabajos, y en el poco tiempo libre que tengo, trato de tener algo de vida social jaja. La falta de inspiración también fue un factor importante y sumado a eso, estuve un poco depresiva un tiempo. Para quienes me tengan en Facebook, en breve pasaré a contar las anécdotas extrañas de Suzu en estos meses desaparecida (?

Por otra parte (y espero sepan entender), no responderé los reviews. ¿Por qué? Por el simple hecho de que no quiero tardar más en la actualización y porque no tengo el tiempo necesario y que me gusta tener para dedicarme a las respuestas de cada uno. Eso no significa que no lea todos y cada uno de ellos, ni me lleguen al corazón sus palabras de aliento. ¡Son mis lectoras más preciadas y las adoro con el alma entera!

Gracias a todos por su eterno apoyo y paciencia (si es que aún hay alguien xD) y gracias también a las personitas que se fueron sumando en este tiempo. Si las responsabilidades y la musa ayudan, pronto estará el próximo capítulo. ¡Ya falta muy poco para el final!

Nos estamos leyendo por donde nos encontremos… Espero que anden muy bien.

Besos sabor a chocolate,

LadySuzume-Chan.