Disclaimmer: Los personajes de la siguiente historia pertenecen a Clamp, si no fuese así, Sak y Shao serían novios desde el primer capítulo. La historia es de mi propiedad.
Summary: Porque él tenía una palabra de la Z a la A para describirla.
B de berrinche
El invierno era mi estación menos preferida del año, por no decir que era la que más odiaba. Andar todo el tiempo tiritando, con la nariz y las mejillas sonrojadas por el frío de la brisa helada, con estornudos repentinos y ropa de más, no era la imagen que más me agradaba, por eso hacía todo lo posible por no salir más de lo estrictamente necesario durante esas semanas de congeladas temperaturas.
Pero Sakura siempre hacía que todo en mi vida tuviera una excepción a la regla.
Cuando desperté aquel sábado en la mañana y vi como los copos de nieve caían del otro lado de la ventana, juré y perjuré que ese día no me movería en lo más mínimo de la protección y calidez de mi casa. Mis planes habían marchado correctamente hasta después de la hora del almuerzo, cuando, dispuesto a volver a recostarme en mi cama a leer, el insistente sonido del timbre me interrumpió.
Habría dicho que me sorprendió ver a Sakura del otro lado, cubierta por kilos de ropa y con un halo blanco rodeándola cada vez que exhalaba… pero habría mentido. Había llegado un punto en nuestra amistad en donde ya nada me sorprendía en aquella niña.
—Tu demencia ha superado límites increíbles.
—¿Por qué dices eso? —preguntó adentrándose a la casa sin invitación alguna.
—Solo tú sales con este clima para visitar a alguien.
—El clima está hermoso para dar un paseo por la nieve. Además ya no está nevando y el paisaje se ve fantástico. Tú solo lo dices porque eres un ermitaño.
—Discúlpame si lo que quiero es evitarme una gripe.
—Exageras —hizo un gesto con la mano, restándole importancia, y luego aflojó un poco su bufanda—. ¿Vienes conmigo a por un café?
La miré como si fuera una paciente recientemente salida del psiquiátrico, y me limité a negar con un rotundo no.
Pero ella no sabía de negaciones.
—Oh, vamos. No seas aburrido. Di que si, di que sí.
Y aunque seguí negándome por largo rato más, no pasó mucho tiempo hasta que, ataviado con la bufanda que Sakura misma me había tejido tiempo atrás, caminaba detrás suyo a la espera de que se decidiese por una maldita cafetería. Mi nariz ya estaba roja, y eso ya era suficiente para estar con el peor humor.
Pero había cosas peores, y me estaba maldiciendo por no haberme quedado encerrado en mi maldita habitación.
—Quisiera un café moca* por favor. Con mucho jarabe de chocolate —pidió sonriéndome, sabiendo que aquello me gustaría—. Y para mí un café azteca*.
—Lo sentimos mucho, señorita, pero no tenemos café azteca aquí —se lamentó el empleado—. Si lo que desea es un café frío, podemos ofrecerle el clásico frappé o un escoses.
—¿Cómo que no tienen azteca? —preguntó comenzando a hacer un mohín por más exagerado—. Es mi café preferido.
—No preparamos esa variedad aquí.
—¿No se puede hacer una excepción?
—No, señorita.
—¡Pero yo quiero mi café azteca! —exigió con un grito que hizo que más de un cliente volteara a observar la situación.
Situación que comenzaba a molestarme muchísimo.
—Sakura, deja de hacer un escándalo por un café —susurré a su oído con todo autoritario—. Disculpe las molestias ocasionadas. El café moca prepárelo para llevar.
Y es que de allí no me iba a ir sin la maldita bebida.
Cinco minutos más tarde ya nos encontrábamos de vuelta en la calle junto a la ventisca invernal que se encontraba siempre presente y se colaba entre nuestras prendas. El café moca, debía admitir, sabía delicioso; la mezcla justa entre cafeína y chocolate. Más sin embargo, la compañía hacía que todo su sabor quedara en segundo plano.
—Yo quería mi café azteca —refunfuñaba Sakura unos pasos detrás de mí—. Tomoyo me ha dicho que lo ha comprado allí; no puede ser que no lo tuvieran.
—Quizás te has confundido de cafetería, enana. No puedes hacer un escándalo solo por una maldita bebida caliente —dije—. Tranquilamente podrías haber pedido otra.
—¡No sería lo mismo! —se quejó cruzándose de brazos.
—Ya estás bastante grandecita para berrinches, Sakurita.
Su rostro se transformó de la frustración al enojo por aquel comentario que, medio en broma, medio en verdad, le había lanzado al aire. Sus ojos mostraron un característico brillo que siempre veía cada vez que la molestaba, y sus mejillas enrojecieron; en este caso, aquella coloración no era producto del frío.
—¿Acaso insinuaste que yo hice un berrinche?
—¡Oh, vamos, Sakura! —exclamé luego de beber otro sorbo de café—. Un poco más y te tiras al suelo llorando y pataleando. Eres una pequeña niñita berrinchuda.
—No lo soy.
Y continuó diciéndolo durante unos cuantos segundos más. Cuando finalmente prefirió callar, supuse que no hablaría más por un largo tramo, o hasta que, en su defecto, encontrase otra cafetería.
Sin embargo, y antes de lo esperado, Sakura emitió palabra.
—¿Me convidas un poco de tu café?
Detuve mi andar abruptamente y por consecuencia, ella terminó por chocar con mi espalda, haciendo que por poco terminara de culo en el suelo. Volteé a verla con una ceja enarcada… y es que aquello era el colmo.
—Es mí café —le dije remarcando el adjetivo posesivo—. Hubieses pedido otro igual en vez de hacer un berrinche y luego querer tomar del mío.
—No seas tan egoísta, Shaoran, es solo un trago; está haciendo mucho frío y no me vendría nada mal algo caliente para tomar —excusó vagamente.
Yo simplemente me negué y retomé mi caminata. No di más de diez pasos cuando, al no oírla detrás de mí, me giré para ver que sucedía. Metros más atrás, Sakura se encontraba abrazándose a sí misma, con lo que parecía un leve temblor recorriéndola por completo. Exasperado volví sobre mis pasos, la tomé entre mis manos y la sacudí levemente para que reaccionara.
Cuando levantó la vista hacia mí, no sabía si reír o llorar.
—¿Acaso esas son lágrimas?
—¡Eres cruel y egoísta! —chilló con su labio inferior temblando—. ¡Yo solo te pido un mísero trago de café y tú me tratas re mal!, ¡eres un pésimo mejor amigo!
Bufé estresado, y evitándome más escenas como aquellas, le di lo poco que quedaba de mi vaso con café, el cual, a regañadientes, terminó aceptando y bebiendo casi al instante.
—¡Sabe delicioso! ¡Gracias, Shaoran, eres el mejor!
—Pero qué carajos…
Luego de haber bebido la bebida caliente, su humor pareció mejorar por completo, y olvidando lo que parecieron ser falsas lágrimas, comenzó con la caminata, dejándome congelado en mi lugar, sin lograr entender qué había sido lo que había ocurrido segundos antes.
La única conclusión lógica era que Sakura era una niñata caprichosa y berrinchuda.
Y lo peor es que quizás ni siquiera sería mi amiga si aquello fuese diferente.
N/A: Buenos días, tardes, noches.
¿Cómo les va, pequeños lectores? Por mi lado llena de trabajo, sumado al comienzo nuevamente de mis estudios, y a muchas ideas rondando por mi cabeza que no tengo tiempo de plasmar en la computadora.
Sin más, espero que hayan disfrutado de este nuevo capítulo, y me disculpo por la demora. El capítulo siguiente ya será el último, así que saboreen estas (casi) últimas palabras.
Nos leemos prontito, gracias por el apoyo incondicional. ¡Los quiero!
*Café moca: Es una de las variantes más famosas de café con leche. La base es la misma, pero añadiendo una capa dejarabe de chocolate, y canela o cacao en polvo. En algunos casos, se substituye la leche por crema de leche, lo que le dará un sabor mucho más sabroso.
*Café azteca: Está compuesto por infusión fría de café, acompañado por una bola de chocolate helado cubierta por crema de leche. El toque de gracia se le darás agregando unas tiras de chocolate, cuya finalidad es mejorar su aspecto en la presentación.
LadySuzume-Chan.
