Los personajes de Candy Candy pertenecen a sus autoras Mizuki e Igarashi. Esta historia es de mi autoría como todas las que he escrito y lo hago sin fines de lucro, solo por entretención.


CAPITULO XVIII

Candy Viva

George siguió a la camarera, pero en un largo pasillo se le perdió. Se detuvo y dio un suspiro para tomar aire y poder respirar, pensando que esa joven era Candy. Era muy parecida y tenía su misma voz, sin embargo, tenía que asegurarse que realmente era ella.

—Señor, ¿se siente bien? -le preguntó un mozo que pasaba por el pasillo.

—Si...gracias.

—Entonces, me retiro.

—Espere, ¿puedo hacerle una pregunta?

—¿En qué lo puedo ayudar, señor?

—La camarera que me llevo las toallas, ¿cómo se llama?

—Leticia.

—Gracias…-dijo George pensando que esa muchacha no era Candy, sin duda todo había sido una confusión.

Mientras tanto en Escocia, Flammy estaba viviendo feliz junto a Albert y su hija, ya que por fin se habría librado de Tom. Esa mañana que se encontró con él en la playa lo acecinó, terminando con esa etapa de su vida.

Flashback

—Te estaba esperando, Flammy -le dijo Tom mirándola fijamente -. Estas muy hermosa.

—No estoy para tus halagos.

Tom se acercó a ella.

—Sabes que te gustan -le tomo la barbilla -. Estoy segura que te mueres porque te bese.

Tom la acerco hacia él y la beso a la fuerza, ella rápidamente rompió el beso.

—¡Me das asco! -se limpió la boca.

—Ahora dices eso, antes disfrutabas de mis caricias.

—Yo nunca te amé Tom, solo te utilicé como lo hice con George -le confesó Flammy -. Ni tú y ni George podrán compararse con William.

Tom la miró con rabia.

—¿Dónde está mi dinero?

—Lo traigo en esta bolsa -le dijo mostrándosela.

—Espero que sea una buena cantidad.

—Lo es, Tom. Con lo que te voy a dar, no me volverás a pedir dinero en toda tu vida.

—Antes que me entregues el dinero tengo algo que contarte.

—¿Qué?

—Tu tía Elroy, me pago una buena cantidad para que le contará al conde todo lo que se de ti.

—¿Esa vieja hiso eso?

—Si, la pobre esta tan desesperada que es capaz de hacer cualquier cosa para deshacerse de ti.

—¡Maldita! Ya me voy a vengar de ella.

—Bueno…ese es problema tuyo, ahora entrégame mi dinero.

—Si, te lo voy a dar -le dijo Flammy sacando un arma de la bolsa y disparándole en el cuerpo.

Tom de inmediato cayó muerto en la arena.

—Imbécil, no me volverás a chantajear -dijo con una triunfante sonrisa, se acercó a él y le sacó el anillo que él tenía de ella.

Fin del flashback.

—Condesa, el conde la espera para almorzar -le anunció una de las sirvientas.

—Voy enseguida -dijo Flammy guardando el anillo en una caja de madera.

Bajo al jardín donde almorzarían, ya que el día estaba ideal para comer al aire libre.

—¿Por qué te tardaste mamá? -le preguntó Pauna.

—Me estaba colocando hermosa para tu papá.

Albert le sonrió.

—Flammy, tengo que comunicarte que tenemos que regresar a Londres.

—Pensé que sería el próximo mes.

—Si, pero Archie me escribió y hay algunos problemas con uno de mis negocios, es preciso que esté presente.

—De acuerdo, será mejor regresar.

—Gracias por entender.

—Yo me quiero quedar aquí -reclamó Pauna haciendo una mueca.

—Jajajaja mi pequeña, tenemos que regresar a nuestro hogar -le dijo Albert -. Tía Elroy nos espera.

—Yo me aburro en la otra mansión.

—Hay mi Pauna, no te pongas así, eso no va a pasar, por qué vas a tener con que entretenerte -añadió Flammy.

—¿Con que mamá?

—Con tu hermanito.

—¡Voy a tener un hermanito!

—Creo que si -sonrió Flammy tomándose el vientre con una de sus manos.

Albert la miro asombrado.

—¿Estas segura? -le preguntó.

—Bueno…no he visto un doctor, pero tengo todos los síntomas de un embarazo. No te parece maravilloso mi amor, vas a ser padre nuevamente.

—Si...-contestó Albert desconcertado.

—¡Yupi…un hermanito! -exclamó Pauna con alegría -. Voy a poder jugar con él.

—Claro que si hija -le sonrió Flammy -. Los cuatro vamos hacer una bella familia.

—Bueno…yo me voy a la biblioteca -dijo Albert parándose de la mesa.

—Nos vas a dejar sola.

—Tengo que escribir unas cartas.

—¿Parece que te molestó lo que te dije? -le preguntó Flammy.

—Claro que no, me siento feliz de tener otro hijo.

—Me alegra saberlo, mi amor -sonrió Flammy -. Voy a la tienda a comprar unas lanas e hilos, yo misma voy hacerle la canasta a mi bebé.

Mas tarde Flammy en un carruaje, llego a una tienda para comprar cosas para su futuro hijo. Iba entrando al lugar cuando se encontró frente a frente con el marqués de Kless.

—Conedesa, que sorpresa -le dijo el hombre con una sonrisa.

Ella lo miró seria.

—¿Como esta marqués? -le preguntó solo por cortesía.

—Bien -contestó -. ¿Y ustedes como han estado?

—Bien, nos estamos preparando para regresar a Londres.

—Yo también deseo viajar a Londres con Karen, tal vez podríamos viajar juntos.

—Ni se le ocurra.

—¿Por qué dice eso condesa?

—No deseo que este cerca de mi y de mi familia.

—Si es por Karen.

—No solamente por ella, sino por el odio que siento por usted. Mi tía Elroy me conto que usted es mi padre.

El la miró sorprendido.

—Eso no es verdad.

—Lo es, ella no me mentiría en algo así. Es un canalla que nunca quiso saber de mí.

El bajo la mirada al verse descubierto.

—No podía, estaba casado con la madre de Karen, habría sido un escándalo.

—Si, lo entiendo. ¡Un gran escándalo!

—¿William lo sabe?

—No se preocupe, no se lo diré, el tiene una buena imagen de usted. Lo único que espero que no se vuelva acercar a mí, o voy a tener que decir que es mi padre -lo amenazó Flammy.

—No lo haré -contestó el hombre marchándose del lugar.

En América, George comenzaba a tener varias reuniones con algunos inversionistas con los que haría negocios. Eran proyectos arriesgados, pero que lo tenía muy optimista, pensando todo saldría como deseaba.

Un poco cansado llego al hotel, cuando en uno de los pasillos se encontró con la camarera que había confundido con Candy.

—Señorita -la nombró, ella lo miró asustada, cayéndosele al suelo las sábanas que tenía en sus manos.

Se agachó para recogerlas y él la quiso ayudar, pero ella bruscamente se paró.

—No es necesario -le dijo.

George la miró fijamente, esta vez sí pudo darse cuenta que realmente era la esposa de su ex amigo William.

—¿Eres Candy? -le preguntó.

Ella bajo la mirada.

—Si.

—¡Santo cielo! -exclamó pasmado -. ¡Estas viva!

—Si, pero por favor no se lo diga a nadie -le pidió desesperada -. No quiero que nadie sepa que estoy viva.

—Tranquila, no lo haré. Pero, sería bueno que platiquemos.

—No quiero hablar de lo que me ocurrió.

—La entiendo Candy, pero puede confiar en mí.

Ella lo miro parpadeando rápidamente, en el fondo también deseaba hablar con él, necesitaba sacar todo lo que tenía guardado en su corazón.

—Está bien.

—Entremos a mi recamara.

Ambos entraron a la habitación, donde George le dio un vaso de agua Candy para que se tranquilizara, ya que se veía muy nerviosa por aquel rencuentro.

—Gracias -dijo la rubia bebiéndolo con sus manos temblorosas.

—Aunque no lo crea me siento feliz de volver haberla.

Ella sonrió levemente.

—¿Usted que hace en América, señor Jonhson? -le preguntó.

—Me vine por unos negocios que voy hacer.

—¿Albert está aquí con usted?

—No, hace tiempo que no tengo cercanía con él.

—Él debe odiarme, ¿verdad?

—Fue muy duro todo lo que vivió William.

Candy se levantó del sofá.

—Yo no me fugue con Terry, el me llevo a la fuerza en ese barco -se defendió Candy reviviendo todo ese momento.

—Lo sé, usted no es de esa clase de mujer, el hijo del duque de Granchester tuvo la culpa.

—Flammy también.

—¿Ella?

—Si George, yo sé que ella es su esposa, pero debe saber que Flammy le dijo a Terry que Albert estaba loco por eso el me secuestró.

—¿Está segura de eso?

—Si, Flammy una vez me dijo lo mismo de Albert para alejarme de él. ¿No sé por qué esa mujer hiso algo así?

George dio unos pasos, pensando que no había duda que su ex prometida estaba involucrada en ese engaño.

—Yo me imagino porque lo hiso.

—¿Ella se lo confesó?

—Candy, yo no me case con Flammy, ella me dejo al poco tiempo que usted supuestamente murió en el barco.

—¿Por qué lo hiso?

—Porque me confesó que estaba enamorada de William.

Candy lo miró con sus ojos muy abiertos.

—¡Enamorada de Albert! -repitió.

—Si, siempre lo amo, y aprovechando todo lo ocurrido lo conquistó y se casó con él.

—¡No puede ser! -exclamó Candy con dolor -. ¡Albert casado con esa víbora!

—Así es, logro su objetivo. Usted debió regresar a Londres y aclarar todo lo que pasó.

—Como iba hacerlo, si mi bebe murió en el barco -Candy soltó el llanto -. Yo di a luz una hermosa niña, pero ella murió en el naufragio sobre. Terry también murió, él tampoco estaba para contarle a Albert la verdad, con qué cara me iba a presentar frente a mi esposo, aunque no tuve la culpa me sentía manchada.

George se acercó a ella.

—Cálmese, Candy -la sentó en el sofá.

—Después del accidente, estuve varios meses muy mal, cuando reaccioné me di cuenta que mi hija no estaba, me quería morir, pero poco a poco me fui recuperando. Busque a mi tía Pony y nos venimos a trabajar a este hotel, para olvidar y comenzar una nueva vida, sin embargo, nunca me voy a poder reponer de la perdida de mi niña.

—Candy, fue muy triste todo lo que le ocurrió, pero hay algo que tiene que saber.

—Si es de Albert, es mejor que no me diga nada sobre él, esta casado con esa mujer. Esa maldita mujer que destruyo mi vida.

—Si, pero estoy seguro que el la sigue amando.

—Han pasado varios años.

—El amor que William sentía por usted era muy grande, además hay algo que los une.

—¿Qué?

—Candy, su hija está viva, vive con William en Londres.

La rubia se quedó con la boca abierta, no podía creer lo que estaba escuchando.

—¡Mi pequeña viva!

—Si, ella no murió en el barco.

—Pero, como si...

—Al parecer, alguien la tomó y la entregó a unos rescatistas, fue lo que le dijeron a William cuando llevaron a la bebé a la mansión.

—Esa persona debió ser Terry, el tomo a mi hija cuando dijeron que el barco se iba a hundir, el debió entregársela a alguien.

—Algo bueno hiso el hijo del duque de Granchester.

—¡Dios mío! -Candy lloro de alegría -. ¡Mi hija viva!

—Si, es una niña muy bella. William la cuidado muy bien junto con Flammy.

—Me quiere decir que Flammy se trasformo en la madre de mi pequeña.

—Si, lamentablemente la niña ve a Flammy como a su madre, ella la ha criado todos estos años.

—No, mi pequeña en manos de esa mujer -expresó Candy angustiada -. Tengo que regresar a Londres y recuperar a mi hija.

—Es lo que tiene que hacer.

—Si, y también vengarme de Flammy, esa víbora va a pagar todo el daño que me hiso.

Continuará...


Hola mis lindas chicas.

Espero que se encuentren muy bien, las extrañado mucho. No había podido actualizar, tengo poco tiempo para escribir, pero mi intension es terminarla, ustedes se merecen saber el deselance de este fic.

Les mando un cariñoso abrazo a la distancia y agradecerles que sigan leyenedo la historia.