Disclaimer: Las Chicas Superpoderosas no me pertenecen. Son propiedad del señor Craig y sólo él puede decir como continua la historia. Yo escribo fanfics por diversión, para entretenerme un rato y entretener a otros en el proceso. Lo hago gratis, así que sólo obtengo felicidad de esto.
Advertencias: Todos los personajes en esta historia son OoC (Out of Character). La historia está trabajada con mi headcannon de los personajes.
Capítulo 2 – no me jodas…
Recibir las miradas curiosas del resto de los estudiantes, aunque hasta cierto punto le hacía disfrutar de la atención, hablando en términos generales empezaba a ponerla incómoda. Ni siquiera podía estar segura de dónde estaban mirando con tanta intensidad.
Tenía la ligera sospecha de que podría ser su vestimenta. Fue justo esa mañana cuando el profesor, incapaz de existir sin usar la bata de laboratorio como parte eterna de su vestimenta, las detuvo en la puerta de entrada sermoneando y diciendo porque usar "redes" como parte del atuendo no era algo bueno y da una muy mala imagen de ellas como ex heroínas que era. Además de que eran unas señoritas y bla… bla… bla…
Dejó de escuchar cuando su charla se volvió muy aburrida para ella.
¿O podría ser más bien que estuvieran mirando a Bubbles?
Sin alejarse o crear distancia entre ellas, analizó el comportamiento de los alumnos.
Conocía unas caras desde sus clases en el jardín de niños. Mitch, se incluía. Aterrado de presentar un examen que podría reprobar o no, su mejor amigo desde esa excursión a Las Vegas. Fue Buttercup quién lo convenció de unirse a la carrera y dar lo mejor de sí. Y después de pasar meses reuniéndose en la habitación de Butter, tapizando la alfombra con hojas sueltas de carpeta, rellenando sus estómagos con pastelillos, pizza y galones de soda acompañado de cortas horas de sueño, logró pasar.
Pepe era otra de las caras familiares, no esperaba verlo muy seguido, el campus era enorme y, por lo que escuchó, estaba estudiando algo relacionado a las matemáticas. Robin era por poco su cara favorita por ver casi todos los días, tan sólo a unos edificios de distancia no había ninguna razón para no seguir llevándose bien. Le sonrió al verla, ella respondió con la sonrisa más grande y cálida que le había visto desde su ruptura.
Iba haciendo la lista mental mientras caminaban, chicos que volteaban, alzaban las cejas, murmuraban algo y se marchaban. Chicas que arrugaban la nariz al verlas pasar, se agrupaban con el resto de sus zorras para reírse en voz alta y también escapar. Era un patrón, se daba cuenta. Sólo se fijaban en ellas unos segundos antes de… ¿huir?
Se hubiera detenido en seco para corroborar lo que intuía, pero Bubbles seguía tirando de su brazo, siguiendo al guía que les mostraba la escuela.
El último grupo que se topó con ellas fue menos discreto, uno de ellos incluso tuvo el atrevimiento de señalar su cuello y reír.
Buttercup decidió que eso era todo.
—¡Hey! —gritó, soltándose de Bubbles.
Avanzaba a paso firme haciendo temblar a los que se cruzaban en su camino. Superpoderes o no, su mirada imponía autoridad, el brillo de sus ojos demostraba su determinación, y las manos apretadas en puño no tenían paciencia para nadie.
—Te vi burlarte de mi hermana, ¿quieres ser tan amable de decirlo en mi cara, cobarde?
Controla tu fuerza, saltamontes, y nadie tendrá que salir herido.
Alzó al chico por el cuello de su camisa. Nadie necesitaría superfuerza para lograr aquello, Buttercup igualaba su altura sin necesidad de calzarse las plataformas, el hecho de que el primer día de clases hubiera decidido usar las botas de quince centímetros, solo dejaba en claro que ella no hacía las cosas a medias. Tenía al tipo, sudando y temblando, sosteniéndose por la punta de los pies.
—¡Y-yo no dije nada que no fuera verdad! —respondió, incapaz de apartar la mirada—. ¡Conozco su moneda! Solo estaba recalcando que ella es una dr…
Buttercup lo golpeó con la frente, dejándolo fuera de combate y sin capacidad para replicar nada más al instante.
Detrás de ella, haciendo un intento por contener las lágrimas, Bubbles escondió su ficha de noventa días bajo su mano.
—¿Alguien cree que tiene derecho de hablar de los problemas de otros en público? —su ceño estaba tenso, listo para ensuciarse las manos si era necesario.
El grupo de metiches que se había agrupado en cuestión de segundos; desapareció. Nadie iba a discutir con la chica de casi un metro noventa, dispuesta a dejar inconsciente a los demás con la fuerza de su cabeza.
Cuando Buttercup regresó al lado de Bubbles, Robin y Mitch ya estaban a su lado, asegurándose de que no estuviera sola en ese momento. Ellos dos eran las personas por las que Butter sería capaz de asesinar si alguien les hacía daño, verlos proteger a su hermanita de esa forma le lastimaba sin saber por qué.
¿Por qué ellas eran las únicas que tenían que vivir esa mierda?
Si tan sólo esa maldita zorra egoísta no se hubiera largado a la primera oportunidad, tal vez entre las dos hubieran logrado hacer algo por su hermana.
Si tan sólo.
—No lo tomes personal, Bubbs, lo único que importa es lo que nosotros pensemos de ti, ¿verdad que sí, Cuppy? —Robin miró a Butter, buscando el apoyo moral capaz de levantar a Bubbles en sus peores momentos.
—Por supuesto que sí —respondió. Jalando a Bubbles hacia su pecho, en un abrazo que le hubiera roto las costillas a alguien más.
—Gracias por protegerme, Tanjiro —murmuró su hermana, refiriéndose a esa nueva obsesión de Buttercup por recurrir a los cabezazos—. Pero promete que mañana empiezas a traer la shinai de nuevo, me da más confianza el bambú.
Mitch fue el primero en soltar el aire. Recargó la cabeza en el hombro de Bubbles y alzó el pulgar, votando a favor de la espada de bambú también. Robin los imitó con rápidos movimientos de cabeza.
—Apoyo la moción. Mayoría de votos, ganamos el juicio —Buttercup resistió el impulso de rodar los ojos y suspirar.
Dejó de abrazar a su hermana, buscando asegurarse de que todo estuviera bien. Que no estuviera retorciéndose las manos, tronándose los dedos repetitivamente o mirando al suelo, en lugar de verla directamente a los ojos. Ninguna de las señales estaba presente, volvió a rodear su brazo con el suyo como si nada hubiera sucedido. Lo ideal para su estabilidad el resto del día era seguir pretendiendo que no ocurrió nada, de esa forma no iba a sentir la necesidad de atacar a alguien que las mirara demasiado tiempo.
Preferiría ser ella el centro de atención, tener los ojos indiscretos sobre su escote o las piernas que iban cubiertas en botas de cuero.
Ella era capaz de soportarlo.
Resistiría lo que fuera necesario para proteger a Bubbles.
Así que sosteniéndola por los hombros, continuaron con su recorrido. O mejor dicho, lo que podría llamarse el resto del día porque, para hablar las cosas con total honestidad, BC diría que sólo fue el pasar de las horas normales para la gente normal. Ella no encontró nada tan magnifico. Fue un día de recorrer la escuela, recibir el calendario de eventos importantes (o los que consideraban importantes), invitaciones a los distintos clubes para ver si estaban interesados. Ese tipo de situaciones.
Por supuesto, el rostro de Bubbles se iluminó al escuchar la palabra «teatro», una sonrisa y felicidad que sus amigos reconocían ella como la misma chica que fue durante sus años en el jardín de niños y los cursos siguientes.
Al volver a casa por la noche, luego de detenerse en esa cafetería que se volvió en su lugar después de acabar las reuniones de Bubbs, lo primero que hizo fue contarle al profesor su unión al club de teatro, por supuesto arrastró a Mitch a unirse también. Porque necesitaban a alguien para el acompañamiento acústico.
—¿Entonces dirían que fue un buen día? —preguntó su creador. Dejando sobre la mesa los platos de filete que preparó para cenar.
—Casi —confesó Bubbles—, no pudimos visitar los salones de clase, ya tendremos que esperar hasta el inicio oficial. Por ahora todavía hay chicos instalándose en los dormitorios.
BC observó a su hermana jugar con su ficha de los noventa días. No era algo común en ella mentir de esa forma, especialmente con el profesor, porque una vez que comenzaba se volvía algo muy difícil para ella dejar de hacerlo. Al mismo tiempo creía comprender porque no le dijo la verdad.
—Ya verás como poco a poco te acostumbras al ritmo.
Viendo la sonrisa de su padre, Buttercup tuvo que mentir el resto de la noche también, todo con tal de evitarle recordar que una de sus hijas fingía que ninguno de ellos existía.
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Jason se desperezó de la forma en que lo hacía todos los días, estirando brazos y piernas hasta formar un ángulo de noventa grados, aunque Kyle insistía una y otra vez con que Blossom y Alice estaban locas, ellas sabían que tenían la razón. Su amigo era tan alto y largo que más de una vez trataron de usar una escuadra para poder convencer a Kyle de que la voz de la razón venía de ellas dos, no él.
Durante los minutos que tardaba en llegar el profesor, su actividad favorita (además de discutir sobre los ángulos en los que Jason de estiraba) era quedarse mirando la pantalla de su teléfono mientras jugaban partidas multijugador del juego favorito de Kyle. Blossom no estaba muy interesada en la historia, el asunto de evolucionar tu campeón, juntar gemas y monedas para comprar más campeones y mejorar tu equipo, le agradaba la ironía de usar personajes con superpoderes.
Además, después de cada partida, cada uno le entregaba su teléfono a Kyle, él se encargaba de hacer todos los movimientos que mejorarían a sus personajes sin gastar todos los recursos para cuando comenzara el siguiente evento. Eso le daba felicidad a su amigo, además no tenían que pensar en esas cosas, todo lo hacía el chico con cabello de color cambiante cada semestre.
—¡Blossom! —un chico corrió hasta su lugar, sentándose frente a ellos—. ¿Es verdad?
Ella aleteó las pestañas, alzando la comisura de sus labios con lentitud.
—¿Se supone que sé de lo que estás hablando? ¿O piensas ponernos al corriente de la información que tú tienes y nosotros ignoramos?
Kyle agitó la mano, como si eso pudiera impedir a la pelirroja de seguir hablando.
—Sé amable, Addler, sé amable con los demás.
El chico fingió no haber escuchado, aunque tomaba el comentario como una ofensa.
—Dicen que hay chico nuevo, altísimo y con mirada de asesino —el comentario atrajo la atención de Kyle, Jason y Alice.
Los tres, con una perfecta imitación de la ceja alzada de Blossom, miraron a su pobre víctima, quién ahora no podía salir corriendo.
—Si no estas contando esto es porque debe de ser pelirrojo —Jason miró a Kyle, ellos alguna vez hablaron sobre los gemelos espontáneos.
—¿Podrá ser que nuestra teoría del doppelgänger terminó por ser verdad? Aunque nuestra Blossom no es precisamente alta —Alice comparó su altura con la de Blossom.
—Lo tomaré como un reto —Blossom puso un dedo en la nariz de Alice, amenazando con dejársela fría—. Eso todavía no me dice que haces aquí —está vez miró al chico no invitado a su mesa—. ¿Qué tiene que ver conmigo si hay alguien nuevo? Yo no soy la directora de admisiones.
—¡Por eso ninguno de ustedes tiene más amigos! —estalló, finalmente, el chico. Levantándose para alejarse del grupo de Blossom.
Kyle miró su reloj, todavía tenía tiempo para terminar las mejoras de los campeones de sus amigos.
—No tenemos más amigos porque así lo queremos —murmuró, haciéndole honor al apodo que le pusieron los profesores—. Además ya tenemos un pelirrojo en el grupo, no necesitamos otro… y si es alto es todavía una mejor razón para no quererlo, Jason es nuestro puesto de vigía, me parece de muy mal gusto pensar en buscar otro.
Alice se recostó en el escritorio, observando el movimiento rápido de Kyle por la pantalla, sus ojos saltaban de un punto a otro, siguiendo la velocidad con que sus dedos hacían actualizaciones seleccionaban opciones y guardaban progresos.
—¿Lo mencionas porque te pone nervioso que alguien más sea nuestro cómplice del mal? —su voz, que en días normales era un poco aguda, se suavizó.
No era un tema de conversación normal entre ellos, ni siquiera cuando los obligaron a juntarse ese primer día de clases al entrar a Harvard. Simplemente analizaban el comportamiento de Kyle, lo discutían en silencio y trataban de comportarse de acuerdo a sus necesidades, cuando algo ocurría fuera de lo que el chico ya tenía considerado se alteraba. Fue idea de Blossom mantener las mismas costumbres.
—Sólo estoy diciendo lo raro que es, además después de dos años siendo el cuarteto que los demás detestan porque somos los mejores… cinco no es un buen número. Los números par siempre son más seguros.
—Entonces seguiremos siendo cuatro —lo tranquilizó Jason, sobando su espalda en movimientos circulares—, ¿vale? No hay que preocuparse de nada. Somos el dúo de MiB, y la eterna lucha de poderes entre Addler y Holmes.
Blossom le quitó el teléfono de las manos por unos segundos, esperando que ese movimiento atrajera la completa atención de Kyle.
—No podríamos ser el cuarteto que todos detestan sin ti, Kyle, eres el pilar izquierdo de nuestra torre. Toda la diversión colapsa si uno de los cuatro se va.
Kyle asintió. Se rascó la nuca luego de confirmar que ya se sentía tranquilo, listo para volver a enfocarse en su videojuego.
Blossom se arrepintió inmediatamente de sus palabras. El estudiante que estaba en boca de todos y del que nadie dejaría de hablar hasta el inicio del parcial, era la única persona en todo el planeta a quién menos quería ver. Alguien a quien bautizó el origen de todos sus problemas, hace más de tres años. Dio gracias en silencio a Jason, siempre ocupando el asiento frente a ella, él se daría cuenta de su presencia (si no es que lo sabía ya) hasta el término de la clase.
—¿No hablamos de él, verdad, B?
Claro que Alice lo iba a reconocer al instante.
—No hablamos de él —confirmó, apretando los dientes al hablar.
Su esfuerzo por mantenerse escondida detrás de la ancha espalda de Jason se llevó toda la concentración del día. Las clases fueron apenas un murmullo en su mente.
¿Por qué hoy?
De todos los días en los que su karma podía regresar para hacerle pagar todo el egoísmo de su infancia, todas las malas decisiones que tomó y, sin lugar a dudas, arruinaron su familia, ¿precisamente ese día tenía que volver a verle la cara?
Tal parecía ser la situación.
¡Esa ni siquiera debería de ser su prioridad! Mierda, el qué hacía allí, poniéndolo en balanza, era la menor de sus preocupaciones. No era estúpida para leer a las personas… vale, era incapaz de leer las expresiones y las actitudes de la gente con la que no se relacionaba, por eso ella representaba el papel de Addler, demasiado preocupada por su seguridad para detenerse a pensar en lo que otras personas podrían sentir. La pregunta que realmente debería de ser la causante de mantenerse distraída de las clases era; cómo, en el nombre de toda la mierda, ese tipo se metió a Harvard a mitad de una carrera.
Lo peor del asunto era que ni siquiera eso era lo que ocupaba sus pensamientos.
Su mente era un caos total, alarmas sonando en cada rincón, exigiéndole tomar sus cosas y salir del salón antes de que la situación se saliera de control. Usar a Alice como un eterno escudo para mantenerse apartada del mundo, fingir que ella no era nadie importante y no había razón para fijarse.
Con ese sujeto dando vueltas a su alrededor, la pregunta de porque usaba lentes de contacto ya no podría ignorarse. Jason y Kyle no hacían preguntas al respecto, en primer lugar por la montura de sus lentes, era hasta cierto punto ancha, se aseguró de comprar un diseño que alejara la atención de sus ojos (aunque usara cristal sin aumento), así nadie tendría la necesidad de preguntar por los contactos, esos ingeniosos artefactos que ocultaban el rosa de sus ojos.
—He preparado un plan de escape —le susurró Alice, pendiente de cada uno de sus movimientos—, al terminar la clase le decimos a Jason que has olvidado tu medicamento en la fraternidad y necesitas un aventón —alzó un dedo, mandándola a callar antes de que Blossom pudiera interrumpir—. Pero va a llevarme a mí a los dormitorios, así tu tendrás una oportunidad para irte.
Para un día el plan sonaba a un completo éxito, lo consideraba y realmente quería usarlo. ¿Qué sucedería el día de mañana? Escapar no era su estilo.
Tendría que aprovechar el tiempo libre, lograr llegar a una explicación para mantener controlada la situación. Repasando la situación una décima ocasión, cinco minutos previos al termino de clase, el plan de escape era ingenioso, le daba tiempo suficiente para pensar en lo que realmente quería hacer. Ignorarlo al completa era imposible, mantenerlo alejado de su vida no era una opción, tenía una razón para haber buscado dónde estaba… si no es que lo supo todo el tiempo.
—Ahora.
Murmuró Alice, empujándola por la espalda hasta quedar ocultas detrás de la torre llamada Jason.
Su amigo ya estaba enterado del plan, Alice se lo comunicó en una larga y elaborada nota escrita a mano. La chica tenía un gusto muy particular por montarse sus propias películas de espías, era una de las razones por las que le tenía tanto cariño.
—¡Blossom, espera! —escuchó que alguien gritaba. No se trataba de una voz familiar, mucho menos la de él.
De modo que siguió caminando, girando a la izquierda para ocultarse detrás de un pilar cuando Jason y Alice siguieron derecho, hacia el estacionamiento para llevarla hacia los dormitorios.
Ni siquiera Alice hubiera sido capaz de predecir lo que sucedió después de eso.
Porque Blossom no era el tipo de chica que escapaba de sus problemas, huir de lo que le provocaba complicaciones o simplemente mantenerse alejada de sus errores, no formaba parte de su vida. O al menos eso es lo que intentaba decirse.
Notó como sus ojos se clavaban en su espalda, manteniendo la mirada fija en su presa, desde ese momento en adelante, hiciera lo que hiciera no existiría forma posible de alejarse. Diera vueltas, se encogiera, usara a otros como un escudo para ocultarse, nada resultaría. Porque conocía a ese hombre, una vez que se decidía en un objetivo no había fuerza humana (ni sobre humana) capaz de hacerlo cambiar de opinión.
Así que hizo totalmente lo opuesto, caminó.
Siguió avanzando, pretendiendo no darse cuenta de lo cercanos que eran sus pasos.
Se deslizó entre los demás estudiantes que caminaban tratando de llegar a la siguiente clase, aquellos quienes únicamente deseaban escapar de los profesores cuyo tono de voz los hizo llorar. Entre la multitud encontraría parejas listas para correr a los brazos del otro, luego de haberse separado tanto tiempo durante las vacaciones de verano.
Ninguna de las situaciones era importante para ella. Con todas esas personas cubriendo su vista periférica no tenía forma de corroborar que todavía caminara detrás de ella, siguiéndola de cerca y cuidando cada uno de sus movimientos. Cuando llegó a la reja del árbol, su árbol, simplemente saltó el metal aterrizando con suavidad sobre el césped. Los estudiantes tenían prohibido entrar ahí, supuestamente era propiedad del director por lo que nadie deseaba desafiarlo.
Excepto ella.
Usar sus poderes después de dos años habituándose a comportarse como una persona normal era extraño. Fue como un cosquilleo en el pecho. Estaba aterrada de lo bien que se sentía hacer más que solo congelar egoístamente los pies de la gente para ordenar café a primera hora del día.
—¿Tu plan era escapar y seguir ignorándome tres años más?
Tan pronto sintió la libertad del vuelo, desapareció. Empezaba a sentirse como lo había hecho en los pasados años, normal.
—No es mi estilo… o eso quiero hacerme creer.
Se giró para verlo por encima del hombro, lucía igual a como lo recordaba, un poco más alto, sus músculos estaban mucho más definidos. Lo tenía de frente y aun así podía decir que su espalda era más ancha. Todo él era más grande al chico que vio por última vez. ¿Por qué debía de ser una joda el karma con ella?
—Aunque si debo decir que realmente me incómoda esta conversación.
—¿La conversación es lo que te molesta? ¿Me estás jodiendo?
Soltó el aire atrapado en sus pulmones, luchando por no congelar el tronco y matar al pobre árbol, giró para quedar frente a frente. Acaba de acorralarse.
—Ojala pudiera, Brick.
Hello, It's me (?)
Aquí estoy una vez más trayendo la actualización de la historia. No tengo muchas palabras para decir el día de hoy, tampoco siento que tenga mi energía al 100% de divagación y eso me pone triste… siento que divagar es una de mis especialidades.
Bueno, debo decir que mi parte favorita de este capítulo definitivamente es Buttercup, fue totalmente accidental que diera el cabezazo, pero cuando la visualice tratando de no usar la violencia, me pareció lo más apropiado que fuera duro con la cabeza. Y justo después de haber escrito esa parte recordé Demon Slayer y me dije: "pues bueno, la niña de cualquier forma es medio friki". Grandeza accidental, como dirían por ahí.
Entonces yo me despido, ya nos estamos leyendo en la siguiente actualización.
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A hungry Gremlin
