Disclaimer: Las Chicas Superpoderosas no me pertenecen. Son propiedad del señor Craig y sólo él puede decir como continua la historia. Yo escribo fanfics por diversión, para entretenerme un rato y entretener a otros en el proceso. Lo hago gratis, así que sólo obtengo felicidad de esto.
Advertencias: Todos los personajes en esta historia son OoC (Out of Character). La historia está trabajada con mi headcanon de los personajes. Los OC (Original Character) que aparecen en la historia son de mi total propiedad, así que no me parece agradable que los agarren sin permiso.
Nuestra canción para el día de hoy es "Stupid with Love" del musical Mean Girls. Y si está es la primera vez que escuchan esto, así es, hay un musical de Chicas Pesadas and I love it.
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Capítulo 7 – Stupid with love
Cómo lograba alguien en su sano juicio soportar al trío de los antipáticos más de veinte minutos sin querer arrancarles la lengua, era una genuina pregunta que Brick empezaba a considerar para presentar como su proyecto semestral.
Ni siquiera lograba comprender por qué empezó a tomarse enserio las clases. Supuestamente, y lo decía de esa forma para recordarse el motivo de su "transferencia", solo se quedaría ahí durante unos meses, tiempo suficiente para descubrir de una vez por todas la verdadera razón por la cual Blossom decidió tirarlo como trapo usado, sacarle información sobre las últimas novedades en Townsville (para hacer callar a Butch principalmente) y la última razón que era la más importante: desquitarse.
Aunque poniéndolo en balanza con el deseo primitivo de asesinar a los chicos sentados frente a él, necesitaba concentrar toda su energía en mantenerse bajo control. Debía recordarse que no eran malas personas, no se trataba de todas las advertencias no solicitadas del resto de los alumnos en la clase, tampoco tenía nada que ver con los profesores rechazando día tras día la exigencia de Jason y Alice por devolver a Blossom a su grupo.
Eran ellos como individuos los que ponían a prueba su paciencia.
Intentó recordar si la relación con sus hermanos fue parecida, antes de empezar a escabullirse de Él para perder el tiempo en la ciudad, pasaban mucho tiempo encerrados en esa dimensión dónde era imposible diferenciar la noche de la mañana. Había ocasiones durante las cuales, igual que ahora, deseaba asesinar a su hermanos para tener un poco de paz y silencio. Aunque no podía asegurarlo… ¿fue una sola ocasión o fueron varias?
No tenía recursos a la mano para eliminar esa sensación de incertidumbre, le tocaría esperar hasta el final de la clase.
Jason y Kyle discutían aspectos de la clase con genuino interés, Alice se sumaba a ellos cada tanto de tiempo, solo para hacer preguntar o correcciones mínimas a sus argumentos. A lo largo de las semanas aprendió que ahí era dónde Blossom encajaba en el grupo, al igual que Alice se encargaba de hacer anotaciones, remarcar pequeñas cosas que los chicos olvidaban o simplemente ignoraban. De esa forma ella y Alice se aseguraban de cubrir lo más difícil y facilitarle a todos el resto del trabajo.
Un detalle que Brick se negaba a hacer y, de la misma forma en que ellos despertaban su instinto homicida, él despertaba el deseo en ellos de arrancarle el cabello lenta y dolorosamente; como recalcó Alice un par de horas antes.
Mientras Blossom no se mostraba tan incómodo como se lo imaginó al principio. Parecían ser el cuarteto dinámico, esperaba que tenerla lejos de sus amigos comenzara a desmoronarse poco a poco hasta el punto de ir a él y pedirle ayuda. Los últimos cinco días casi lo había hecho, después de su primera victoria contra ella en el café, y la segunda vez que logró desarmarla hasta hacerla gritar para mandarlo a callar, seguía intentando llevarla al límite. Daba la casualidad de que él podía convencer a los profesores para regresarla con su grupito, y le ayudaría, pero sólo si ella se lo pedía por favor.
Ahora ya no tenía tantas esperanzas de verla rogar.
Desde los asientos altos del salón observaba su espalda, siempre recta mostrando seguridad y autoridad cuando no eran necesarios, de la misma forma en que habría hecho con sus amigos tenía a las plásticas bajo control. Diciéndoles dónde escribir, cómo hacerlo, en qué momento hacer anotaciones del libro, cuándo hacer preguntas y que preguntas hacer. En algún momento durante las noches de estudio (que empezaron a darse en su departamento), les contaba que por mucho esfuerzo que pusiera por arrastrar a las chicas a su ritmo ellas no se mostraban dispuestas a ceder.
A ese ritmo terminarían subiendo del cuarto lugar de calificaciones al tercero.
Aunque no comprendía porque eso era tan horrible.
Cuando Blossom se tensó y miró por encima del hombro en su dirección, fue imposible contener la sonrisa de sus labios.
Sobre todo cuando ella sonrió de regreso, antes de darle la espalda otra vez.
Más tarde, con una bolsa de hielo en la frente para controlar su migraña, cuando Boomer le preguntara como logró sobrevivir a ese día no estaba seguro de querer responder.
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—Hoy toca ir a almorzar unas hamburguesas, ¿quieres venir o necesitas controlar tus deseos de hacer correr sangre, Brick? —preguntó Alice, dando saltos para caminar a su altura.
Brick caminó más despacio, dándole a la chica un descanso para no agotarse más de lo requerido. Ir a comidas con compañeros de clase, o gente en general no entraba en sus hábitos, el número máximo al que estaba acostumbrado era uno, y ese era Boomer porque Butch nunca comía en casa. Quería decir que no, dar media vuelta para volver a casa y prepararse para el dolor de cabeza, por otra parte quería decir que sí, por Blossom.
Estaba a unos metros de distancia, ordenando a las plásticas cómo preparar la parte escrita del proyecto semestral, asignándole a cada una su parte de investigación. En cuanto terminara, se uniría a ellos para ir por las hamburguesas.
Odiaba la tentación de pasar más tiempo con ella.
Odiaba disfrutarlo
Odiaba todavía más ser incapaz de aferrarse al plan.
—Seguro, porqué no.
Por el rabillo del ojo pudo ver el momento en el cual Jason le daba un empujón a Kyle, apartándolo. Ambos chicos estaban riéndose, y sólo basto una miradita de Alice para comprender el chiste y reírse con ellos. Sentirse tan excluido, por acostumbrado que estuviera a estar solo sin hablarle a otro, lo hizo sentir incómodo.
—Bueno, me he librado de ellas por el día. ¿Nos vamos? —preguntó Blossom, acomodándose la mochila sobre el hombro. A diferencia de los primeros días dónde se fijaba en no quedarse cerca de él, no parecía ni importarle ahora que sus brazos chocaran en ocasiones—. ¿Vas a venir o huirás a tu departamento de soltero? —bromeó, imitando a Jason al darle un empujón.
—Dijo que vendrá, al parecer no desea matarnos con tantas ganas. ¿Hubo suerte? —la pregunta fue para Blossom.
—No, al parecer tendremos que conformarnos con estar separados este semestre.
Kyle empujó a Alice para ocupar su lugar frente a Blossom.
—¿Podemos ir primero a la tienda dónde hay juegos para niños? Quiero la figura de Troll Hunters.
Brick apretó la mandíbula para controlar la risa. Alice intentaba recuperar protagonismo, esforzándose por mover a Kyle de lugar, y aunque el chico no era tan delgado como Jason tenía más masa muscular que él.
—Nos queda más lejos del lugar que te gusta, pero si quieres vamos. Le toca manejar a Brick de todas maneras —aclaró Blossom.
—Yo nunca firmé para eso —se quejó al instante, iba a comer, no a meterse en el coche de nadie y conducir—. No firmé para eso, ¿verdad? —preguntó en voz baja, inclinándose hacia Blossom, esperando que nadie lo viera.
—De hecho lo hiciste… por eso te dije que leyeras el contrato de control homicida que te dio Alice —respondió en susurros. Se levantó un poco para alcanzar su altura.
—Me parecen correctas las condiciones —confirmó Kyle mientras caminaba al estacionamiento, dejando detrás de si el rastro de su ahora brillante cabello arcoíris.
Blossom le dio un empujoncito entre los omoplatos para hacerlo caminar, esta vez sin decir nada. Jason y Alice ya se estaban esforzando por alcanzar a Kyle, si no obtenía el juguete que quería iba a ponerse insoportable toda la semana.
—Es imposible saber lo que piensas, ¿lo sabías? —Blossom se sobresaltó en la silla, ambos apartaban mesa mientras los demás ordenaban—. Comenzando por tu insistencia en fingir que ser alguien distinto. La Blossom que recuerdo nunca se hubiera comportado de esa forma.
—La gente cambia, es un proceso natural de crecer.
—¿Pretender que no tienes familia también? —insistió, inclinándose sobre la mesa—. Es imposible tenerte sola sin tus antipáticos para interrumpir, ¿qué mierda sucedió contigo? Se está convirtiendo en algo insoportable de tratar.
Aunque Blossom pretendía no saber de lo que estaba hablando, respondió.
—La vida puede cogerte por el culo sin saberlo, y ser heroína de una ciudad ingrata no cambia nada —Brick intentó preguntar, ella lo interrumpió recostándose en la silla—. No quiero hablar de eso, ¿queda claro? No lo vuelvas a mencionar.
—No creerás la cantidad de gente abajo, fue una pesadilla. Pero aquí está la comida —Jason empezó a repartir pedidos, llevaba una bandeja cada quien, para que así fuera más sencillo transportar todo—. ¿Sucedió algo?
—El doppelgänger no sabe quedarse callado —respondió Blossom.
La mirada que le dirigió a Brick era la misma que solía darle cuando discutían, las cejas levemente fruncidas, la mandíbula tensa y labios apretados. El tipo de expresión dónde le exigía cerrar el hocico, ya tendrían tiempo de gritarse cuando no hubiera nadie cerca.
Brick no supo si alegrarse o preocuparse por recibir esa expresión.
Ciertamente no fue algo necesario para darle importancia, su grupo de amigos estaban acostumbrados a Blossom y sus expresiones extrañas, charlas que ella sólo comprendía, ocasionalmente discursos que se daba sin esperar respuestas ajenas. Nada de eso arruinó el agradable momento de almorzar juntos. Porque para ellos sólo fue un comentario más. Retomaron la charla de algo, aparentemente interrumpido, sin darle una oportunidad a Brick por comprender lo que sucedía.
Alice, media hora después de que Jason fue por su tercera hamburguesa, le dijo que oficialmente había sido aceptado en el grupo. Kyle acababa de pedirle su teléfono para instalar el juego que lo tenía obsesionado, mismo que les había rogado a ellos instalar y así realizar sus misiones con gente en la que confiaba.
—¿Eso es algo para enorgullecerse? —preguntó, el chico se veía bastante clavado en la pantalla.
—Si lo quieres ver así. Para Kyle es muy difícil aceptar a alguien nuevo en el grupo, empezamos siendo nosotros cuatro y si los números no son pares lo irrita mucho. Así que yo diría que es algo para sentirse orgulloso, no por ti, por él.
Brick alzó las cejas en gesto de falso asombro.
—Toma, mañana temprano es nuestra siguiente partida, cuando acabe la misión debes darme el teléfono a mí para mejorar su campeones —Kyle empujó el teléfono sobre la mesa, haciéndolo girar de forma que llegara a Brick de frente.
—¿Cuántas veces has practicado eso? —señaló, observando el teléfono tratando de ocultar su asombro.
—Es un genio matemático, no necesita practicar eso —obvió Blossom—. Unas cuarenta y cinco veces por día —aclaró, después de ver a Kyle hinchar el pecho con orgullo—. ¿Y tú comida extra, Jason? —Blossom se inclinó sobre la mesa, al ver subir a su amigo con las manos vacías.
—No la pedí. Magnus acaba de llamar, necesita que le lleve el coche, así que… les toca volver por su pie, ¿te llevo de regreso, Kyle? —el chico movió la cabeza efusivamente, apilando su basura en un solo lugar para tirarla más rápido. Recogió sus juguetes que pidió en el lugar anterior y salió de la mesa—. Nos vemos.
—¡No olvides, temprano en la partida! —anunció Kyle, trotando para ir al ritmo de Jason. Pronto los dos desaparecieron del lugar.
—¿Por qué le ofreció llevarlo a él y a ustedes no? —Brick señaló a Alice y Blossom con la mano.
—Viven cerca, además Kyle no viaja en transporte público, los lugares concurridos lo ponen nervioso —aclaró Alice, sacando su teléfono—. Yo ya pedí un taxi, debo estar en casa antes de las… —entrecerró los ojos, contando mentalmente la diferencia de horario—, siete en Inglaterra, mamá dijo que me llamaría. ¡Nos vemos!
Se despidió agitando la mano efusivamente. Dejando a Blossom y Brick solos en la mesa, antes de marcharse los tres dejaron su parte del pago.
—¿Esto es algo que ocurre con frecuencia?
Blossom terminó sus cuentas del pago, apartando el cambio correspondiente a sus amigos.
—A veces, el novio de Jason trabaja así que en ocasiones debe de regresarle el coche, como ya viste, Kyle es muy apegado a sus rutinas. Y Alice sólo se marcha así cuando su madre va a llamar, es más controladora que yo así que debe obedecer.
—¿La conversación va a seguir con el mismo ambiente tenso o pretendes reconocer que hemos tenido sexo los últimos cinco días?
Blossom se tensó en la mesa, mirando la ventana. Ese era uno de los raros días dónde se soltaba el cabello, ni siquiera así pudo esconder el sonrojo en sus mejillas, fue peor. Parecía resaltar gracias al color de su cabello.
—Tomaré eso como un no —suspiró, recostándose en la silla. Mandó un mensaje a sus hermanos, ninguno estaba cerca del departamento y no estaban dispuestos a llevarle su moto para volver a casa.
—¿Cuál es tu insistencia en hablar del tema? ¿No puedes sólo conformarte con que pase y ya? —todavía sin voltearse o dirigirse directamente a él, Blossom habló apretando una mano en su boca, otro intento por ocultar el rubor.
—Si fuera una chica que no veo en todo el día, claro, no me importa —por un segundo, los hombros de Blossom se relajaron—. Aunque hago una excepción porque se trata de ti.
De no conocerla tan bien como lo hacía, el nuevo tono de rojo que iluminó su rostro le hubiera hecho pensar que seguía avergonzada, quizá las personas que pasaban junto a ellos lo creían también, especialmente al apretar las manos en puño sobre la mesa. Él sabía muy bien que esa expresión era el deseo contenido de golpearlo y hacerlo atravesar la pared del local.
—No necesito escuchar esto, volveré al dormitorio.
—¿Quieres que te lleve? Me da la sensación de que querrás desviarte un poco.
La falta de negativa por su parte fue una motivación para levantarse de la mesa y seguirla a la planta baja dónde ya estaba abriendo la puerta.
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Bubbles corría por el jardín del campus, llevaba a Robin de la muñeca con la esperanza de usarla como amuleto, normalmente Buttercup aparecía cuando las dos juntas la buscaban. Las probabilidades de que el plan funcionara no eran tan altas, su amiga accedió a ir con ella porque se le vía angustiada, pero realmente no deseaba encontrar a Buttercup, más bien parecía un perrito al que sacaron a pasear.
Tres vueltas después sin tener resultados decidió rendirse. Agradeció a Robin el esfuerzo y paciencia al dejarse arrastrar, ella respondió con un beso en la mejilla, recordándole que podía pedirle ayuda para lo que fuera. Luego se marchó.
Volvió a caminar fijándose en los apartados dónde había bancas, existía la posibilidad de ver a su hermana recostada para reponer las horas de sueño que se quedó despierta leyendo sus webcómic gays. La sombra de un enorme y frondoso árbol era otro de sus objetivos, si no quería dormir y decidía seguir leyendo la encontraría recargada en el tronco con la nariz pegada en su tableta, una enorme pantalla para no perderse ni un solo detalle.
Ese plan no tuvo éxito porque los objetos que buscaba eran poco en el jardín, y los que había estaban ocupados.
Ahora estaba desanimada. Porque entonces no tendría suerte de encontrar a Buttercup si ella no deseaba ser encontrada, si no estaba al aire libre estaría escondida detrás de algún edificio besuqueándose con alguna chica, en el mejor de los casos.
—Pues que le voy a hacer entonces —murmuró, sacando el móvil con dificultad del pozo sin fondo al cual llamaba mochila—. Buttercup… urge… uhm, llámame.
Escribió finalmente. Sonaba apropiado, si estaba con uno de sus ligues le convenía que ella le llamara cuando fuera que estuviera lista. No quería volver a tener un encuentro incómodo, ver una chica desnuda cubierta el chocolate era suficiente para traumarse eternamente. Desde entonces se hizo el juramento de no atosigar a su hermana sin tener una fuerte justificación…
Recibir una segunda caja con mensajes encriptados y fotos aterradoras era justificación suficiente, ¿verdad? Su hermana no reaccionaría de forma violenta si llegaba a interrumpirla por tener un verdadero colapso nervioso ante los correos desconocidos, ¿cierto?
Tropezó con varios alumnos tratando de sacar una libreta y escribir, lo más grande y remarcado posible: «es una emergencia». Al menos se disculparía desde antes, la falta de respuesta a sus llamadas le hacía creer firmemente que estaba con alguien.
—¿Llegas tarde otra vez? —Bubbles volteó a la cocina, dónde la cena esperaba a enfriarse para poder servirse en platos—. Dijiste que llegarías temprano, tú y Blossom lo dijeron —aunque intentaba mantener un tono de voz alegre, sentía un nudo en la garganta.
—Sé que lo que dije, ¿pero qué pretendes que haga, cancelar mi cita? No podemos seguir viviendo a tu ritmo de vida, Bubbs, lo siento.
La respuesta de su hermana, aunque no había usado un tono de voz cansado, ni nada parecido a estar harta de sus preguntas, Bubbles se sintió personalmente atacada. Esa sería la tercera semana seguida en la cual le tocaba cenar sola. El profesor estaba en un viaje de negocios, debía de quedarse ahí durante una semana nada más, pero después de tres clases y conferencias le pidieron extender su estadía a un mes. Por supuesto las tres lo animaron a quedarse.
No admitiría en voz alta que se arrepentía de pedírselo. Buttercup no era popular por ser un modelo a seguir, después de haber armado toda una conferencia de prensa, poco después de cumplir los doce, anunciando a toda la ciudad que renunciaba a ser una superheroína, su vida se volvió impredecible. Por lo que Bubbles podía comprender, cada noche que no volvía a casa para cenar era porque estaba con alguien más.
En cuanto al lugar dónde Blossom estaba, sin responder sus llamadas o mensajes, seguía siendo un misterio.
—¿Bubbles? —se obligó a sonreír cuando la voz de Damien sonó al otro lado del teléfono—. ¿Sucedió algo?
—Me preguntaba si… bueno, estabas libre está noche. Otra vez está sola la casa y ya tengo la cena preparada.
—Llego en unos minutos.
Él colgó sin esperar la respuesta de Bubbles. Cada vez que llamaba a su novio tenía la intensión de hablar, reír un rato y ver películas en el sillón usando enormes pijamas. No lograba entender porque, sin falta, cada vez que iba a visitarla sus reuniones terminaban con los dos desnudos en la cama.
Frotó su brazo por instinto. Las visitas de Damien también incluían las inyecciones.
Bubbles sacudió su cabeza con fuerza. Alejando los malos recuerdos, buscó la moneda de 90 días en su cuello. Era un amuleto, sentir el metal frío en su mano le daba seguridad, un constante y duro recordatorio de las cosas que le hicieron daño, nunca debían volver.
—¿Estás perdida?
Levantó la cabeza del suelo, Mitch estaba inclinado frente a ella, usando su mano como visera para protegerse del sol.
—Sí, busco a Butter, ¿alguna idea de dónde está? —el gesto que hizo él, apretando los labios hasta ponerlos blancos, le dio la respuesta.
—Sé dónde está, no te va a gustar la respuesta —metió las manos en sus bolsillos, balanceándose sobre la punta de sus pies.
Viendo el gesto nervioso que Buttercup tenía en Mitch hizo sonreír a Bubbles. Del pequeño problemático que convirtió un inocente hámster en un equivalente de Godzilla, al chico larguirucho con ciertos problemas de ansiedad que era en el presente, lo convertía en un cambio drástico para algunos y uno agradable para ella.
—O sea que no podré localizarla —finalizó Bubbles con un suspiro.
—O no, no, puedes localizarla… simplemente no quieres llamarla —Bubbles intentó contener la risa, la expresión de Mitch parecía decir, más bien, que él acababa de toparse con la chica en cuestión y fue muy incómodo—. ¿Sucedió algo malo? Te ves más pálida de lo acostumbrado.
—Por el momento no sé si debería… un momento, Mitch —levantó la mano, pidiendo silencio como si él pudiera controlar el barullo del campus—. ¿Diga? ¿Boomer? No, espera, Boomer no entie… Boo… Boomm… ¿Qué? —apoyó una mano en el pecho de Mitch, usándolo como soporte para levantarse en la punta de sus pies y buscar la puerta de entrada—. Gracias por callarte y dejarme hablar, ¿dónde dices que está? Gracias, ya voy.
—No sabía que los chicos volvieron, ¿están aquí? —Mitch imitó a Bubbles, tratando de seguir su mirada.
—Butch está en la ciudad, aunque porque Boomer me llamó, no lo sé. Ayer Butch pasó por la casa y dijo que Brick estaba en Cambridge y supuestamente Boomer también estaba allá… así que no entiendo.
—Te acompaño entonces, han pasado años desde la última vez que vi a Butch. Será agradable ponerse al día.
Recargando el brazo en los hombros de su amiga, Mitch empezó a guiarla hacia el arco de entrada, luego de avanzar unos metros pudo distinguir la cabeza de Butch esperando por ellos, recargado en el muro con unos enormes audífonos en la cabeza y resultaba imposible para él notar que se estaban acercando.
Bubbles pensó que era extraño tenerlo ahí sin que nadie reaccionara a su presencia, de alguna parecía como si no estuviera presente. Se sentía como si nadie recordara quién era él. Parecía ser un chico más, tocó su pecho preguntándose porque sentía tanta envidia.
—¡Hey, Butch, por aquí! —Mitch agitó la mano para atraer su atención. Sólo funcionó cuando estaban a unos pasos de distancia—. Tiempo sin saber de ti, ¿cuándo volvieron a la ciudad?
Butch bajó los cascos de su cabeza y sonrió. Bubbles apretó los labios conteniendo la risa, ¿cómo era posible que aún después de todos estos años siguiera teniendo actitudes semejantes a las de Buttercup?
—No lo hicimos, yo estoy de paso. Quería saludar, ya sabes, ponerme al día con algunas cosas —le guiñó un ojo. No era necesario porque Mitch comprendía muy bien a lo que se refería—. Así que cuéntame, ¿cómo va la terapia? La última vez que hablamos dijiste algo sobre eso, que Buttercup te obligó a ir.
Mitch, casi irreconocible del niño problemático, se alzó de hombros, pasándose la mano por el cabello mientras pensaba en una respuesta. Esa parte era cierta, Buttercup lo convenció de hacer una cita con el psicólogo, ella y su hermana llevaban años preocupadas por el comportamiento del chico, una cosa era un niño que tomaba actitudes y comportamientos problemáticos, podía justificarse con la forma en la que fue criado. Otra muy diferente era un chico de casi dieciocho años con las mismas actitudes. Fue gracias a la amistad que tenía con Butter que accedió a ir, y esa misma fue la razón para seguir en el tratamiento.
—Había gente que me quería preocupada por mí, lo mínimo que podía hacer era empezar a tomar responsabilidad por mis acciones.
Bubbles rodeó su brazo, recargando la cabeza en su hombro, podría no ser tan alta como Buttercup aún sin sus plataformas, pero al menos se esforzaba por alcanzar el metro ochenta de Mitch.
—Bueno, todo comenzó cuando aceptaste que siempre habrá un lugar para ti en casa, tampoco deseches eso.
Butch levantó el puño hacia Mitch, este respondió al saludo como si apenas hubieran pasado meses desde su última conversación.
—Eso me recuerda… Butch, Boomer acaba de llamarme y dijo que había algo importante que querías decirme.
—¿Moi? —preguntó el chico, señalándose con el dedo—. No realmente, estoy seguro de haber dicho lo importante ayer. Es posible que se le haya olvidado que le pedí llamarle a Butter ayer para evitar que saliera… en fin, no tengo prisa.
—¿Todavía metido en asuntos turbios? —bromeó Mitch. Ya habían salido del campus y bajaban la colina para ir a casa de Bubbles—. Al menos eso fue lo que me contó Buttercup, sabes que cuenta tus secretos pero no todos, aún no sé porque terminaron así nada más.
Aunque Butch se esforzó por ocultarlo, Bubbles notó un respingo ante la mención de su relación. Ella no estaba enterada de los detalles, debió de ser durante el tiempo en que ninguna de las tres se dirigía la palabra; Blossom nunca estaba en casa y se presentaba a clases únicamente, Buttercup estaba con una cita distinta cada noche mientras ella y Damien se lamentaban porque el mundo los odiaba.
¿Qué habrá pasado entre ellos?
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78 días para Halloween
¿Se comprende el sentido de la historia en este capítulo? Espero que sí, hice lo mejor que pude para ser clara con la narración. Si no se comprende a la primera igual estoy feliz, porque tampoco quiero que se entienda desde el principio (?)
Bueno, no tengo ideas para escribir algo, creo que a veces se nota, así que bye. Nos estamos leyendo en el siguiente episodio.
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A sleepy gremlin.
