Disclaimer: Las Chicas Superpoderosas no me pertenecen. Son propiedad del señor Craig y sólo él puede decir como continua la historia. Yo escribo fanfics por diversión, para entretenerme un rato y entretener a otros en el proceso. Lo hago gratis, así que sólo obtengo felicidad de esto.

Advertencias: Todos los personajes en esta historia son OoC (Out of Character). La historia está trabajada con mi headcanon de los personajes. Los OC (Original Character) que aparecen en la historia son de mi total propiedad, así que no me parece agradable que los agarren sin permiso.

La canción de acompañamiento al capítulo de hoy es "Wait" del musical de Stephen Soundheim Sweeney Todd: the demon Barber of fleet Street. Pueden escuchar también la canción de la película (I guess), pero no es lo mismo que la del musical.

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Capítulo 8 — wait

Blossom recogió las piernas contra su pecho, incómoda.

Esa mañana cuando estaba con Brick y le pidió un momento de su tiempo para charlar no esperaba ese resultado.

Aunque la forma en que se desarrolló la situación, por mucho que intentara negarlo, era predecible. Tuvo que haberse dado cuenta de que Kyle escuchaba a escondidas, indeciso a la opción de interrumpirlos para hacer su pregunta. Las probabilidades de tener a Jason y Alice, haciendo equipo con Kyle para escuchar su conversación, pegando la oreja a la puerta pretendiendo que tenían la capacidad de entender sus palabras, eran más altas de lo que estimó en principio.

Lo último que quería era tener a su trío preguntándose porque nunca en los tres años que llevaban viviendo juntos, les contó sobre su ex, sobre la vida en Townsville que ignoraba por asistir a la universidad. Porque aprovecharían el primer instante dónde estuviera sola para asaltarla con preguntas hasta sacarle el último gramo de verdad. Sólo para empeorar la situación, los habían seguido hasta el departamento.

Al llegar intentó zafarse del duro escrutinio de Alice yendo a la cocina, con la única excusa de preparar algunos bocadillos y empezar a prepararse para los exámenes, Kyle diría que todavía faltaba para siquiera pensar en los días convenientes para programar sus sesiones de estudio, nada que ella pudiera decir sería suficiente para hacerlos callar. Fue más complicado el asunto cuando al llegar encontró a Boomer, con la puerta cerrada y el horno encendido.

—Entonces, Bloss…

—¿Qué hacen aquí de nuevo? —interrumpió Brick, subiendo los pies a la mesa de centro—. No recuerdo haberlos invitado a venir hoy.

Alice, dispuesta para iniciar la discusión, enderezando la espalda como haría en su casa para mandarle a otros.

—Lo mínimo que puedes hacer es presentarnos —Boomer se sentó entre Blossom y Brick, a ella le extendió una bandeja dónde había una variedad de pequeños postres.

Ella tomó el pequeño plato con caramelo quemado en la parte de arriba, cuando estaba en casa Bubbles lo preparaba todos los días y se aseguraba de poner uno en su escritorio, acompañado siempre de una taza de té de hierbabuena, no eran buena combinación, en realidad no la recomendaría por los sabores tan opuestos. Muchas veces intentó cambiar ese hábito suyo, llevándole una taza de café o un vaso de leche tibia para contrarrestar el dulce. Blossom se lo tomaba para no hacerla sentirse mal, aunque encontrara molesto el cambio y se lo repetía cuando llegaba a la habitación luego de una larga tarde en la biblioteca. Prefería el sabor de la hierbabuena.

Nunca lograba convencerla de respetar su decisión porque las ocasiones que se encontraban eran pocas, Blossom pasaba gran parte del tiempo en casa dentro de su habitación, preparándose para sus exámenes, repasando y adelantando la mayor cantidad de trabajo posible. Sus hermanas, igual que el profesor la felicitarían por su esfuerzo, repitiendo la frase que odiaba, insistiendo en algo que no era verdad.

—Realmente eres un ejemplo para todos.

—Gracias, hago el esfuerzo —era su respuesta automática. Antes de voltearse y deshacer la falsa sonrisa.

Lo odiaba.

Odiaba que la gente viera en ella solamente a una chica amante de los estudios. Disfrutaba tener tiempo libre tanto como cualquiera, no buscaba estresarse y tener migrañas tres veces por semana por diversión. La razón de todos sus estudios era justo lo que nadie creía que podría hacer; divertirse. Si no tenía pendientes, si estaba al corriente con todos los temas de clase entonces podría ir con sus amigas al parque, podría acompañar a Bubbles a los musicales que ella tanto deseaba ver.

Hasta que dejaron de invitarla. Su enfoque a la escuela fue considerado cómo lo único que le fascinaba, estudiar y leer. Leer y tomar notas.

«No le preguntes a Blossom, estará ocupada con alguna tarea.»

«Mejor no la invites, va a decir que no tiene tiempo, ya sabes cómo es»

«¡Blossom tiene tiempo profesora! Ella estará encantada de hacerlo, ¿verdad?»

No.

No estoy ocupada.

No tengo una agenda dedicada para cada maldito segundo.

No, no quiero quedarme hasta tarde en la escuela.

—S-sí, yo lo hago, profesora.

Después de todos estos años, los que comprendían su obsesión por adelantar el trabajo, los que menos la criticaban por empezar a prepararse para los exámenes meses antes de que fueran anunciados; eran sus amigos.

El grupo de antipáticos.

—Ah, claro, Alice, Jason y Kyle —Brick señaló a cada uno por separado con el dedo—. Boomer —y finalizó con su hermano.

—Vaya… eso sí que es una coincidencia, ¿no lo creen? —Kyle estiró el brazo a la bandeja, agarrando un postre para él—. Pensé que se trataba de una situación de doppelgänger, ¿acaso tienen otro hermano cuyo nombre empiece con "B"? —bromeó.

Blossom intercambió una mirada con Boomer, en lugar de responder, eligió darle un trago a su bebida.

Así era como debía de sentirse la tranquilidad de charlar con otras personas sabiendo que nadie sacaría la conversación de una película, sólo para negarla al instante y no incluirla. Después de que sus amigos se marcharan se quedaría en el sillón, Boomer entendería la situación la dejaría sola con Brick, tal vez entonces podría… ¿disculparse? ¿Dar sus motivos? ¿Inventar excusas?

La conversación que surgió entre Jason y Boomer, rehusándose a charlar sin incluirlo como habían hecho con Brick en un principio se redujo en sus oídos, veía el movimientos de sus labios, percibía el ruido de su voz así como las risas burlonas de Brick. Sintió el calor proveniente de su cuerpo cuando estiró los brazos en el respaldo, su forma pasiva de marcar territorio sin incomodarla o sobrepasar sus límites.

Como si nunca se le hubiera olvidado.

Bebió y sonrió como respuesta a todas las preguntas que se dirigían a ella.

—¿Blossom terminaste el proyecto de química?

Ella cerró el libro sobre sus piernas. El dueño de la voz quedaba de espaldas, incapaz de ver su expresión molesta. Giró mostrando una perfecta sonrisa, suave sin lastimarse las mejillas, la sonrisa de delegada de clase.

—Por supuesto, es para esta semana así que ya lo tengo terminado.

—¡Super! ¿Puedo copiarlo? Hay una fiesta el viernes y no tengo tiempo para estudiar.

Blossom controló el pinchazo del pecho. Su sonrisa flanqueó al escuchar la mención de una fiesta, logró controlarla a tiempo para ocultar sus verdaderas emociones.

—Bubbles y Damien organizaron está graaaan fiesta, ¿sabes? Todo el mundo está invitado, por supuesto. —La chica agitó su cabello, fantaseando con lo que sucedería—. ¿Entonces la puedo copiar?

—Seguro —murmuró, extendiéndole el cuaderno. La chica desapareció sin un simple gracias.

Alice se inclinó en el sillón, recargando los codos sobre sus rodillas. Sus ojos brillaban con complicidad, llevaban unas horas charlando sin percatarse del tiempo, Kyle había empezado a soltarse como nunca con Boomer, lo cual resultada agradable. Especialmente luego de ver, en alguna que otra ocasión, la forma en que ella y Brick intercambiaban miradas y luego respondían.

—¿Saben? Deberíamos volver para adelantar un poco el proyecto, no podemos permitir que las plásticas nos ganen. ¡Nos vemos el lunes en clase, B!

Al levantarse del sillón rodeó la muñeca de sus amigos arrastrándolos fuera del departamento, se volvió una vez para despedirse.

—¡Gracias por recibirnos, fue un gusto concierte Boomer!

Y la puerta se cerró detrás de ellos.

—Pues allá van —estiró el cuello hacia la puerta, queriéndose asegurarse de que, en efecto, se marcharon y no espiaban—. ¿No es hora de tu baño, Brick? Quiero charlar con mi amiga sin tener tu nariz en medio.

—¿Piensas echarme de mi piso, Boomer?

—Brick… —interrumpió Blossom—. Estoy aquí, ¿no? Es bajo hasta para mí marcharme cuando he llegado tan lejos.

A modo de respuesta, Brick arqueó una ceja presionando una mano contra su rostro.

—Puedo hacer una lista —refunfuñó. Igual se levantó y fue al loft del departamento, concediéndole la privacidad que pidió.

Boomer esperó hasta verlo marcharse para recostarse en el sillón.

—¿Van bien las cosas entonces? Cuando hablamos por teléfono hace unos días parecías… a punto de quiebre.

Blossom suspiró, apretando una almohada contra su pecho.

Luego de haber terminado con Brick unos meses antes de graduarse, el único de los Rowdys con quien mantuvo comunicación constante fue Boomer. Por lo menos dos veces a la semana se reunían en un restaurante a las afueras de Townsville, les daba tranquilidad y los mantenía lejos de los reporteros chismosos. Cuando se mudó para asistir a Harvard se convirtieron en llamadas telefónicas.

Ella se empezó a concentrarse con sus clases y él se distanció bastante al comenzar su "trabajo". Reunirse así, luego de pasar un tiempo incomunicados, se sentía bien.

—Bueno, no esperaba ver a Brick meterse a la fuerza a mis clases. Temo cada día con que vaya a decir algo relacionado a casa.

—¿Tus amigos no saben quién eres? —Boomer se sentó, quitándole el cojín de las manos, así no tendría oportunidad de evadir sus preguntas.

—N-no, creen que soy una chica normal asistiendo a la escuela —sacó el estuche de sus lentes de contacto de la bolsa, y se los quitó—. Sólo Alice sabe quién y qué soy, pero ella llegó a esa conclusión sola.

—¿Por qué no decirles la verdad? Puedo decir que ninguno va a criticarte por hacerlo, estoy seguro de que entenderán.

Blossom recogió las piernas refugiándose en las rodillas para no verlo a los ojos.

—¿Hay algo que no me estés diciendo, Bloss? —preguntó, rodeando sus hombros al apretarla en su pecho.

—Después de… lo qué pasó y terminar con Brick empecé a sentirme como una extraña en casa. Buttercup nunca estaba ahí y cuando iba lo hacía acompañada de alguien más, Bubbles sólo hablaba de Damien, lo fabuloso que era lo magnifico que se lo pasaba con él —un escalofrío la sacudió—, incluso cuando intenté decirle quién era ese tipo de verdad, seguía insistiendo en que lo amaba y él la amaba y… —bajó las piernas, recargando la cabeza en el hombro de él—, ¿quieres oír la verdad? Sabía que Damien arrastró a Bubbs a consumir drogas, los escuché hablando un día al respecto. Quise hacerla entrar en razón, hice cuanto tuve al alcance por ayudarla, busqué ayuda para ella —su voz se cortó repentinamente—. ¿Y cuál la respuesta de mi hermana? Me golpeó, destrocé una pared gracias a su amabilidad y tuve que escucharla llamarme una zorra sin corazón, una puta que solo intentaba meterme entre ella y su verdadero amor.

Enterró el rostro en su pecho, intentando controlar su voz.

—Al día siguiente, cuando quise hablar con ella otra vez, esperando que una buena noche de sueño hubiera ayudado a tranquilizarla, entré a mi habitación encontrando cuatro paredes cubiertas de fotografías y una pequeña nota que decía «no queremos que nadie se entere, ¿cierto?». Quité todas y cada una de ellas y ese fue el último día que dormí en casa. Empecé a alquilar una habitación en un hotel cercano, haciendo tiempo hasta recibir mi respuesta de Harvard.

Boomer suspiró, abrazándola con más fuerza.

—¿De aquella noche? —preguntó nervioso. Una voz en su cabeza le decía que sí, eran de esa noche. Pero quería confirmar.

—Ajá… Buttercup se enteró de lo que pasó porque… bueno, entró a mi habitación ese día para pedirme algo prestado —limpió las lágrimas de sus mejillas—. Ella también dijo que no era más que una puta zorra buscando meterme en medio de todos, como si no lo hubiera escuchado antes —el ruido de la puerta cerrándose le ayudó a controlarse un poco—. No he hablado con ninguna de las dos desde entonces.

—Hablaré con el idiota de Butch cuando se digne a venir, para que mantenga su boca cerrada —se levantó del sillón, ayudándola a pararse—. Tranquila, respeto tu decisión de no decir nada.

Blossom intentó sonreír.

Podría parecer poco tiempo desde que se alejó de casa y no volvió a comunicarse con su familia, algunas personas (incluida la psicóloga que visitó el primer año) decían lo mismo, no era tanto tiempo para comportarse así y decidir cerrarse a cualquier charla sobre el tema. Con Boomer nunca era así, él guardaba silencio mientras ella hablaba, escuchaba lo que fuera a decir y al terminar daba su opinión a cómo él veía las cosas. No pretendía dar consejos o soluciones, porque no era así como su amistad funcionaba.

La televisión estaba encendida en el canal de noticias, los chicos no se informaban sobre nada referente a la ciudad, ellos salían y así es como descubrían lo que ocurría. Ya sea que alguien asaltó el banco, intentaron secuestrar a una chica y fallaron, robaron una joya valiosa del museo. Bastaba para ellos con caminar unos minutos para descubrir lo que sucedía, un método tranquilo a comparación del suyo.

Blossom se cubrió los hombros con la cobija, la temperatura bajaba mucho durante el invierno, el departamento que compartían los chicos siempre parecía congelarse en esa época del año. El hecho de siempre luchar con Butch por encender la calefacción y perder no ayudaba. Además era peor si pretendía sorprender a Brick cuando regresara.

Fue la principal razón para meterse bajo las cobijas y encender la televisión. Originalmente quería ver un programa o película para matar el tiempo, sin embargo se distrajo con el noticiero gracias al titular pasando en la parte baja.

«¡¿Abandonados por la líder de las PowerPuff?!»

Jaló la cobija sobre sus hombros, empezaban a entumecérsele los brazos.

—…quiero decir, todos vimos esa conferencia de prensa que convocó Blossom, ¿cierto? —el conductor miró a su compañera—. Me parece muy inmaduro de su parte haber dicho de manera pública ¿qué? ¿Qué renunciaba a ser una superheroína? Tengo noticias para ti, Blossom, no puedes renunciar a este trabajo.

Tú lo has dicho, y no sólo ella, también su hermana —los dos se rieron—. ¿Qué otra cosa se podría esperar de Buttercup? Siempre fue la problemática del trío, que ella se marchara era cuestión de tiempo, ¿pero Blossom? —la mujer se mofó quitándose el cabello de la cara—. Realmente ha de creer que es mejor que todos nosotros.

El problema aquí es —retomó la palabra el conductor—, desde que se jubiló el alcalde y les dieron esa nueva casa, se les ha subido la fama.

Mejor que se larguen a que pretendan hacer un buen trabajo. Sinceramente, ¿qué creen que son?

Blossom se tapó la boca para no reír en voz alta. Más que un noticiero, aquello parecía uno de esos programas mañaneros dónde te ponían al día con los chismes.

¿Se rompió la calefacción o algo? —bromeó Brick, dejándose caer en la cama junto a ella.

Podría encenderlo y ya, pero no me gustaría tener a Butch entrando como huracán al cuarto, otra vez, sólo para quejarse de que hace mucho calor —respondió ella, sentándose a horcajadas sobre él—. Tienes un poco de… sangre seca aquí —frotó su mejilla con la cobija, limpiando las costras que tenía pegadas.

Vale, siguiente pregunta —subió las manos por sus muslos, arrastrándola hacia el frente—. ¿Qué haces viendo esa mierda?

Al parecer fue lo más entretenido para ver mientras te esperaba —estiró la espalda, dejando caer la sábana de sus hombros—. Hay mejores formas de entrar en calor, después de todo —la sonrisa en los labios de Brick fue suficiente para saber que estaba de buen humor.

Cerrar la puerta fue una sensación familiar, no era la primera vez que entraba después de Brick a su habitación, de alguna forma esperaba que tampoco fuera la última. Solo que en esta ocasión no se sentó en la cama, ocupó el asiento libre en el sillón junto a la ventana.

—Tenía la intensión de disculparme cuando estuviéramos solos… pero ahora siento que no tiene sentido hacerlo —miró al exterior, los edificios brillaban y desde dónde estaban, se distinguía el edificio de la universidad—. Además tuve tiempo de pensar las cosas mientras los chicos estaban aquí, no ibas a aceptar mis disculpas, ¿cierto?

Brick se recostó en su cama, se escuchó el seguro de la puerta al marcharse Boomer.

—Nunca te he mentido al respecto. Al principio el sexo fue lo mejor, y sí nuestros encuentros se alargaron fue porque tu compañía era agradable —Blossom intentó fingir que no le dolía escucharlo—. Tienes razón, aunque quieras decir que lamentas lo sucedido no aceptaría tus disculpas. Primero porque fue hace años, segundo; lo nuestro nunca fue una relación así que no había nada por terminar.

Brick se sentó en la cama, Blossom lo miraba con los brazos cruzados. Eso sí era algo que no aceptaría.

—Lo que me jode es la forma en que decidiste ignorar mi existencia. ¿En serio? No tenías problemas para hablar con el idiota cabeza caliente de Butch, seguías reuniéndote con Boomer como si nada, ¿y a mí me ignorabas? —ella evitó mirarlo—. Sé que los dos no éramos más que adolescentes con la hormona descontrolada, y toda esa mierda, pero yo no fui el que jodió la relación por beber más de la cuenta.

Blossom se encogió, bajando la mirada al suelo.

—¿Lo sabías? —él respondió alzando una ceja.

—¿Qué tan estúpido crees que soy?

Ella se protegió en un abrazo, incapaz de verlo directo a los ojos.

—Esperaba que si no hablaba del tema dejaría de existir.

Para sorpresa de Blossom, Brick se levantó de la cama y se inclinó sobre ella en el sillón, cerrándole las vías de escape. En su rostro no había señales del asesino a sangre fría en el que se convirtió con el paso de los años, no existían semejanzas con el villano que aterrorizaba la ciudad cada otro día. Era el mismo chico que alguna ocasión le ofreció una mano amiga cuando nadie lo hizo, frente a ella estaba el Brick del que se enamoró.

—He hecho cosas peores que meterme en las piernas de alguien más, ¿no lo crees?

—¿De eso se trata entonces? —fingió sentirse molesta, aunque era complicado conseguirlo cuando él seguía cerrando la distancia entre ellos.

—Si no te agrada entonces sólo nos queda averiguar dónde termina esto.

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Bubbles suspiró limpiándose el sudor de la frente con la manga del suéter, revisó el cronometro para confirmar el tiempo, todavía faltaba una hora más pasa sacar la tarta del horno… apenas llevaba unos minutos adentro.

Estiró las manos frente a ella, evitando caer sobre la encimera y llenarse la cara de harina y masa fresca. Cocinar era su actividad favorita, literalmente, antes de lavarse la cara, tomar una ducha e irse a dormir se metía a la cocina, amarraba su cabello en un moño alto y se ponía el mandil para ensuciarse las manos. Encontraba paz y tranquilidad en la tarea, poner la música, encender el horno, calentar mezclar… no estaba funcionando.

La cocina de su nueva casa tenía cuatro hornos, dos integrados a una estufa y los otros dos empotrados a la pared, justo como lo solicitó al tener edad suficiente para cocinar sin supervisión. De esa forma trabajaba varias recetas a la vez, el día de hoy tenía tres hornos funcionando, uno se aseguraba de poner la masa de sus tartaletas a un hermoso tono dorado, otro trabaja en el pastel multipiso para el club de teatro mientras que el último tenía tres bandejas perfectamente alineadas con una corta tanda de profiteroles. Llevaba ahí metida todo el día, sobreviviendo a base de probar sus postres y algunas mordidas a la lasaña que sobró del día anterior.

Por mucho esfuerzo que pusiera en acostumbrarse a la escuela, las clases y sus reuniones en el club, no podía. La última caja con guías amarillas que llegó dejó tal impresión en ella que resultaba imposible pensar en otra cosa. Tan pronto logró descifrar el mensaje corrió para buscar a su hermana y hablarlo con ella, claro, ese día ninguno de sus amigos pudo ponerse en contacto con ella excepto Mitch. Y él dejó muy en claro que no revelaría su ubicación. Cuando fue posible hacer entrar la llamada en su teléfono, Buttercup respondió con un bufido.

—¿Por qué te sigues preocupando por eso? Deja que esa zorra resuelva sus problemas sola, no hay mejor que ella para el papel —sin querer sonar muy ruda, empujó a Bubbles del hombro, justo como había prometido, llevaba la shinai colgada de un hombro.

—¡Es nuestra hermana! ¿De verdad estás bien sólo ignorando su existencia?

Buttercup se giró lanzándole una afilada expresión, sus ojos parecían oscurecidos por la fuerza en que fruncía el ceño y su mano, siguiendo el instinto, se elevó hacia el hombro sujetando el mango de la shinai.

—Ella ignora constantemente nuestra existencia, ¿por qué debo ser yo quién pretenda que todo está bien? —pareció darse cuenta de lo que había hecho, bajó el brazo para meter las manos en los bolsillos de su chaqueta—. Haz lo que quieras, Bubbs, resuelve el misterio de las notas si te hace sentir mejor. Pero no cuentes conmigo, si fuera por mí Blossom puede irse a tomar por culo.

Dicho eso se dio media vuelta.

En casa no hablaron al respecto. Seguían sin hablarse, tres semanas después.

What's your rush?

Keep your thoughts nice and hush

Wait

Tres semanas desde entonces, ningún paquete nuevo había llegado para atormentarla y quitarle el sueño. Ellas dejaron de hablarse y las fotografías con notas adhesivas, los rompecabezas y acertijos dejaron de aparecer.

¿Podría ser que hubiera una relación entre ambos eventos?

No, es imposible.

Volvió a trabajar la masa frente a ella, necesitaría dejarla reposando unas horas antes de preparar sus deliciosos y esponjosos beignet que llevaría al picnic con Mitch, Robín y Butch, todo idea de ella, por supuesto. Cualquier excusa para seguir cocinando.

—¿Por qué siempre huele delicioso cuando vengo?

Hablando del rey de roma, pensó Bubbles.

—Podría ser porque yo nunca dejó de hornear y cocinar, me encanta —agarró un trapo que tenía cerca, limpiándose la frente—. Hola de nuevo, Butch.

Hey y'all —respondió con un guiño—. Eres como Boomer… bueno, sé que él cocina y hace comidas y así, no estoy seguro de que lo haga con la misma frecuencia que tú —cuando fue a sentarse en la isla de la cocina, e intento robar unas frutas de las tartaletas, Bubbles lo golpeó con la cuchara.

Hush, love, hush

Think it through

Once it bubbles then what's to do?

Watch it close, let it brew

Wait

—¿Tú y Butter siguen peleadas? —Bubbles azotó la masa en la encimera.

—Yo no estoy peleada con nadie, ella parece decidida a odiar a Blossom sólo porque eligió… vivir como una chica normal.

Butch se sobó la mano, fingiendo que todavía le dolía.

—¿Una chica normal qué quieres decir con eso?

De no haber estado enfocada en su tarea, amasando y doblando aquella enorme bola de harina y agua, habría podido ver la expresión de Butch, la velocidad con la que concentró su atención en el punto opuesto de la cocina.

—Oh, claro, seguramente no tienes idea —bromeó ella—, olvidaba que en ese entonces la única forma de hacer que ustedes y Blossom convivieran era luchando —se rio en voz alta, cubriéndose la boca con el antebrazo.

—P-por supuesto, ¡ja! ¿Qué creías que hacíamos? —Butch recargó los codos en la encimera, buscando algo mínimamente interesante para distraerse.

—Bueno, Blossom hizo su examen para Harvard, lo pasó y tomó un avión hasta Massachussets para su universidad elegante… vaya, no puedo hablar de esto sin contarte lo que las cajas, ¿cierto?

I've been thinking flowers

Maybe daisies

To brighten up the room

La atención de Butch regresó de golpe hacia Bubbles.

—¿Qué cajas? —observó a Bubbles mover su bola blanca de la barra a un enorme contenedor de cristal y cubrirlo con un poco de plástico.

—El primer día de clases, creo que fue, llegó un paquete muy raro, sin nombre ni etiquetas nada, sólo una caja de cartón vacía. Dentro venían unas cinco guías amarillas y una fotografías hasta el fondo; de mi hermana y sus amigos, estaban todos de espaldas pero seguro que es ella —Bubbles se limpió las manos con el trapo, luego las frotó en su mandil para secárselas—. Los dejé por aquí… ¡aquí están! Venían con estas letras resaltadas, fue toda una travesía descubrir lo que querían decir.

En lugar de dejar que el Rowdy sumara dos más dos, Bubbles le mostró la primera fotografía y el mensaje que ella había descifrado.

—Y al día siguiente llegó otro paquete, idéntico al primero, sólo que este tenía dos guías extra y lo mismo, letras resaltadas en páginas aleatorias y la segunda fotografía.

Ahora sí lo dejo leer la nota dónde todavía no lograba ordenar el siguiente mensaje.

—¿Llegó esto así nada más al correo? —se interesó en sabor, volteando la fotografía dónde aparecía Blossom, acompañada de la chica rubia, la cabeza morada y un poste humano—. No creía que la mensajería de Townsville pudiera caer más bajo.

Don't you think some flowers

Pretty daisies

Might relieve the gloom?

—No, no entiendes, no los trajo ningún cartero, aparecieron sin más en la puerta —se sentó junto al chico, mostrándole la segunda fotografía—. Esta es la que más me extraña.

Butch lo comprendió sin preguntar la razón. Blossom estaban en el centro del cuadro, charlando y riéndose con el mismo grupo de personas, era fácil reconocerla en dónde estuviera. A excepción de sus ojos de color café y no el brillante rosa.

—Yo creo que usa lentes de contacto, por eso digo que finge vivir como una chica normal. No puedo culparla en realidad, cuando creces todo el asunto de ser la salvación de la ciudad es agotador, a lo mejor lo único que ella quería era tranquilidad.

Butch le dio la vuelta a la fotografía, todavía tenía pegada la nota con la cual llegó. La leyó varias veces, ni siquiera usando sus poderes era capaz de encontrar alguna pista de mensajes ocultos.

—¿Cuál es el asunto con esto de aquí? Seis meses —Bubbles recuperó la impresión, la sostuvo con cuidado.

—Es lo que no puedo descifrar.

Ah, wait

Love, wait

Antes de poder poner de regreso en lugar todo lo que sacó Butch arrancó de sus manos ambas fotografías. Poniéndolas una junto a la otra. No era necesario pensar como una criatura con superpoderes para entender lo que ocurría, en realidad era lo opuesto.

—¿Sucede algo?

—Fíjate en el cabello de este tipo —señaló el brillante color morado—, cambia de color en cada una de las fotos —señaló la segunda, dónde su color seguía siendo morado aunque se veía despintado—. Puede ser que los dos meses de aquí, y los ocho meses de aquí —arrancó las notas adhesivas para ponerlas sobre la mesa—, sea el tiempo de que tomaron las fotografías… con respecto a Blossom mudándose.

Bubbles se inclinó sobre ellas, queriendo ver lo mismo que él estaba viendo.

Claro que se fijó en el cabello descolorido, era imposible usar colores de fantasía y esperar conservar el tono brillante durante meses. La gente debía bañarse, el agua quitaba color, un morado como ese se habría lavado en un mes, tal vez menos.

Se acercó más. Y retrocedió asombrada.

Viéndolo de cerca se notaba la diferencia. No era que se le hubiera deslavado el color como ella inicialmente pensó, el chico llegaba un tono completamente diferente. Y para que aquello pudiera ser posible sin quemarse el cabello debía de haber dejado pasar, como mínimo, cuatro meses para recuperar la salud y firmeza.

—Tienes razón, no me había fijado…

—¿Fijado en qué? —demandó Buttercup, tirando su mochila en el sillón, luego de cerrar la puerta con el pie—. Oh, no, dime que no sigues obsesionada con esas estúpidas fotografías, Bubbles. ¡Son sólo fotos!

—¡Pero algo deben de tener! ¿Por qué otra razón las dejarían en la p…?

—¿Te has puesto a pensar que tal vez quieren dinero? —interrumpió Butter sin dejarla terminar—. Ya han pasado casi tres años, alguien tuvo que darse cuenta en dónde esta Blossom y usan eso para asustarnos por algo —se pasó la mano por el cabello, el diseño de telaraña rapado en el lado izquierdo de su cabeza se reveló con ese gesto—. Butch, hazla entrar en razón, no hay nada aterrador en esto.

Él se alzó de hombros, la tentación de chasquear la lengua fue muy grande para ignorarla. Un gesto que Buttercup odiaba.

—Vamos, nena, yo hice mi vida enviando paquetes semejantes a la gente que me pagaban para matar —Buttercup gruñó acercándose a la cocina—. Más bien tu admite que tiene algo sospechoso todo esto.

—Te pones de su lado, que sorpresa —murmuró entre dientes—. ¿Qué encontraste ahora, Bubbs?

Slow, love, slow

Time's go fast

—¿Bubbles? —preguntó Butch, cinco minutos después sin que ella hiciera un gesto de reconocimiento.

—No estoy alucinando, ¿cierto? Ya estoy completamente limpia de las drogas, ¿verdad? —su voz se quebró al final de la oración. Buttercup se apresuró a su lado.

—Por supuesto que sí, ¿por qué dices eso, Bubbs?

—Eso —su brazo temblaba cuando señaló la puerta, abierta de par en par.

Una desgastada caja de cartón esperaba a que alguien notara su presencia.

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And when you reach the scene of crime Macavity's not there!

Sí, ya vine otra vez con un capítulo nuevo, debo decir uno de mis favoritos (hasta ahora), me ha encantado la forma en que salió. No sé que sea, I just love it.

Pero como sea, no sé que quiero decir aquí, so, bye bye. Nos vemos en el siguiente capítulo.

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A gremlin that wants to play sims.