Disclaimer: Las Chicas Super Poderosas no me pertenecen. Son propiedad del señor Craig y sólo él puede decir como continua la historia. Yo escribo fanfics por diversión, para entretenerme un rato y entretener a otros en el proceso. Lo hago gratis, así que sólo obtengo felicidad de esto.

Advertencias: Todos los personajes en esta historia son OoC (Out of Character). La historia está trabajada con mi headcanon de los personajes. Los OC (Original Character) que aparecen en la historia son de mi total propiedad, así que no me parece agradable que los agarren sin permiso.

Hoy no hay una canción como tal para ambientar, pero mi recomendación para escuchar como fondo y ambientación es Perfect Ilusion de Mamma Monster, o mejor conocida como Lady Gaga. Una mujer a quien mi Blossom admira con cada fibra de su cuerpo.


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Capítulo 10 – Hey, tú

Brick conoció el verdadero estado de pánico de Kyle esa mañana, observando a Alice luchar contra la sorprendente fuerza del chico. Ella, tan diminuta y delgada hacía uso de cada gramo de energía en su cuerpo por mantener las manos del chico lejos de su boca, o de lo contrario se mordería las uñas con insistencia al punto de arrancarse los pellejos y, según le susurró Jason, la piel.

Hasta ese punto llegaba uno de sus ataques más severos. Él se sorprendió de escucharlo, sobre todo comparando la fuerza física, de los antipáticos consideraba a Jason el más fuerte (claro, considerando limitaciones humanas), después contaba a Alice, dejando a Kyle al final. Ya había visto a la rubia en acción una ocasión la semana anterior, derribando a una de las plásticas cuando intentaron obligar a Blossom a marcharse con ellas. Incluso él sintió miedo de la agilidad dentro de ese pequeño cuerpo, daba gracias no estar del lado contrario en el equipo.

En ese momento la causa de su ansiedad era la presentación final de los equipos. No entendía en lo absoluto el sentido de exponer a los estudiantes de esa forma sólo por obtener un número que terminaría por traumarlos, o hacerles creer que eran superiores al resto debido a la clasificación. Pero no era su lugar para quejarse o tratar de hacer conversación con cualquiera de los tres chicos en la mesa. Después del monumental fracaso ( o eso decía Alice) durante el primer semestre, no habían resultado en los puestos bajos de la lista de calificaciones. Siempre eran los mejores.

Sus victorias eran gracias a la perfecta organización de Blossom, ella coordinaba las tardes de estudio, repaso, experimentación, descanso y conversaciones sin sentido para no terminar agotados por realizar todo una semana antes. Como sucedió con los dweebs, otro nombre cortesía de Alice, decía que al verlos sentía como si la estuvieran desnudando con los ojos, le daban asco. Ante la ausencia de su mejor amiga el grupo realmente se vio afectado para controlar todos sus tiempos, Blossom, por supuesto, le entregó a Alice un calendario dónde ya había marcado los tiempos para… bueno, el resto del semestre.

Lo único que quedaba por verse dentro de unos minutos más, era si las plásticas lograron superar a los antipáticos con un mejor proyecto.

Porque estuviera con sus amigos o en un grupo al cual la obligaron a entrar, seguía siendo una maniática del control incapaz de respirar si no dejaba preparado todo una semana previa a los exámenes. Siempre había sido así.

—¡Brick! —chilló Alice, buscándolo con la mirada—. Ayúdame —rogó.

Seguía batallando por mantener las manos de Kyle sobre la mesa, y aunque no lo hacía con verdadera intención de molestar, sus niveles de estrés iban en aumento.

Brick hizo un gesto con el rostro, indicándole a la rubia que se moviera del lugar. Ella obedeció buscando consuelo en el abrazo de oso de Jason, al quitarse Brick rodeó a Kyle por los hombros presionando sus puños contra su pecho, de modo que no pudiera mover las manos a menos que se soltara de su agarre. Bastó un mínimo de fuerza para tener al chico inmovilizado y bajo control, tanto así que Brick no esperaba ver como disminuían sus temblores, sintiendo su pulso regresar a su ritmo poco a poco.

Su atención volvió a la presentación de las plásticas, Blossom sonrió al verlo.

«Gracias» gesticuló soltando el aire de sus pulmones. Ella también parecía angustiada por ver a Kyle agitarse de esa forma.

Brick guiñó un ojo en respuesta.

Cuando las plásticas terminaron su presentación, por obligación moral, todos tuvieron que aplaudir. Kyle movió la cabeza de un lado a otro sus manos seguía atrapadas, y él no ponía ninguna queja a querer liberarse. Las chicas sonrieron al profesor, regresando a sus lugares, menos una. Samantha levantó la mano, dispuesta a jalarla de regreso al grupo, a diferencia de las veces anteriores dónde forzó su unión al grupo, no parecía querer jalarla contra su voluntad. O al menos eso le pareció a Brick. Tan pronto Samantha sintió la mirada glaciar de Alice en sus hombros, volvió a bajar la mano.

—¿Ustedes que opinan? —murmuró, apretó la rodilla de Kyle en un gesto amistoso, una silenciosa forma de preguntar si estaba bien.

Él chico movió la cabeza en respuesta.

—Odio admitir que las plásticas… tenían un buen proyecto.

Jason puso una mano en el hombro de Alice, alzó el pulgar para darle ánimo.

—¡Siguiente equipo! —bramó el profesor.

—¡Ustedes pueden! —susurró Blossom al ver a sus amigos arrastrarse en sus asientos, detuvo a Brick unos segundos—. Gracias por cuidar de Kyle —antes de dejarlo marchar besó su mejilla, casi por instinto.

Quería decirle que él no hizo mucho, excepto poner una gran parte del dinero para poder hacer todas las pruebas necesarias, eso de tomar clases no era muy de su estilo, hizo su aportación a las ideas, les ayudó a ver las partes dónde sus balances eran incorrectos y tal vez al final se metió de lleno en el proyecto para que fuera perfecto. Pero no hizo gran cosa realmente.

Y aunque su presentación fue la que atrajo la atención de toda la clase, incitando al profesor a hacer más preguntas de las que hizo para las plásticas, no encontró nada fascinante a toda la atención.

Después de todos estos años, contrario a lo que ella se esforzó tanto por negar y apartar de su mente, Blossom terminó por convertirse en la chica que todos decían constantemente que ella era, alguien incapaz de vivir si no era para ser la mejor en cada una de sus clases. Aunque aquello tampoco era cierto. Tan pronto terminarán con su presentación las tardes de reunirse en la cafetería, apretarse en el pequeño departamento de Jason y su novio o invadir su casa para unas largas sesiones de estudio que terminaban en quedarse a dormir, terminarían. En dos semanas desde el día de hoy comenzarían los exámenes, el lema de la pelirroja era no tocar ni un solo libro durante esos días, no había nada peor que estudiar a último minuto, confundiendo todos tus conocimientos y, bueno, llenándote de estrés.

Según las palabras de Alice esa misma mañana, cuando lo obligaron a hacer el recorrido desde el estacionamiento hasta el salón, al tenerlo ahí, "oficialmente" con Blossom, tenían la esperanza de que su break down no tuviera la misma intensidad que años anteriores. Y cuando se ponía a pensar en la chica, esa odiosa Power Puff que en algún momento de su vida lo hizo explotar, revolcándose con el asistente de laboratorio más ridículo de todo el campus, quería ponerse a reír en voz alta.

Él solamente quería ser testigo del cambio de actitud.

Recordaba a Blossom cuando tenían trece años, la primera vez que habló con ella sin el deseo de destruirla, usaba su uniforme casi todo el tiempo. La recordaba cuando por primera vez tuvo el deseo de meterse entre sus piernas, apenas dejaba de usar su cabello en una alta (y apretada) cola de caballo, para empezar a trenzarlo sobre su hombro, entonces ella iba a todos lados con pantalones de mezclilla, tenis y playeras de colores pastel; hacia lo imposible por fingir que su cuerpo iba a desarrollarse pronto. Su versión más fresca de la vestimenta y actitud de Blossom era de los últimos años antes de su ruptura, conservaba los pantalones de mezclilla, cambiando los tenis por zapatillas o zapatos de tacón alto de modo que pudiera verse a la misma altura que sus hermanas, fue en esa época que decidió añadir los sacos a su vestimenta. También el año en el que decidió cortarse el cabello, seguía llevándolo largo, ya no al punto de casi llegarle a las rodillas, pero si a media espalda.

¿Qué tan diferente podía ser la chica que ocultaba su cuerpo y su piel a la que era casi irreconocible?

Por lo menos debía de verse sexy, tanto así que ella perdió el control de sí misma y terminó por acostarse con alguien más. Claro, días después terminó con él.

Al término de la clase fue realmente sencillo identificar a quienes no tenían esperanza de una nota alta, las cabezas bajas y murmuros entre miembros de equipo daban una buena pista de quienes eran. Sólo quedaba descubrir quién aparecería en la cima de la lista de calificaciones, el grupo de sus antipáticos o el equipo enemigo de las plásticas.

¿Sus antipáticos? Mierda, había pasado demasiado tiempo con ellos.

—¿Vamos dónde siempre? —preguntó Alice, interponiéndose en el camino de Brick para rodear la cintura de Blossom—. Ya saben, antes de que alguien empiece a perder la cabeza —aunque su sonrisa tenía todas las intenciones de molestar, ninguno de los chicos lo interpretó con malicia.

—Muy divertida, señorita McAllister, ¿otra mala broma para compartir? —se mofó Blossom, escurriéndose de su mano, deslizándose hasta quedar junto a Brick—. ¿O tal vez quieras hacer otro mal comentario sobre nuestras salidas anteriores?

—Yo creo que todavía quedan cosas por mencionar —interrumpió Jason—. ¿Recuerdan el primer semestre? Confundiste a esa chica de corte mohicano por un chico, sólo hasta que habló entraste en razón.

Las mejillas de Blossom se iluminaron, sus ojos se clavaron en la punta de sus zapatos, ignorando la realidad de sus errores pasados.

—¿Quieren guardar silencio? —gruñó Brick. Blossom pensó que tal vez iba a hablar en su defensa—. Crean expectativas y al final tal vez no suceda nada.

O tal vez no.

—Lo siento —fingió disculparse Jason—, es impredecible lo que está chica hará una vez que presentemos los exámenes de fin de curso —jaló a Kyle por el hombro, apartándolo del camino de unos chicos que corrían—. Junta tus energías y puede que te vaya bien al final del día.

—¡Ya cállense los dos! —Blossom golpeó la mano de Brick en su cintura, tratando de soltarse—. Una vez es aceptable, seguir con lo mismo tres veces es molesto.

—¿Lo subimos a cuatro para que sea agradable de nuevo? El problema parecen ser los números impar —bromeó Alice, cubriéndose la boca con la mano.


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Christian Hansen giró sobre la cama apretando la almohada sobre su cabeza, otro intento por mitigar el ruido (gemidos) del piso de arriba. Desde que el casero le dijo que alguien iba a ocupar el departamento vacío del pent house, justo encima de su cabeza, intentó verle el lado positivo. Se trataba de un estudiante, como él, un alumno de Harvard, como él, de acuerdo a las palabras del casero, un agradable chico de origen irlandés que asistía a la carrera de ciencias o algo así. Pero necesitaba tener unas palabras con él.

La definición de Christian para "agradable" no era un chico que todos los días llevaba a su novia a casa, y se pasaban la noche completa cogiendo como un par de animales. La primera noche sintió vergüenza al escuchar los gemidos, la suave voz que chillaba y rogaba por más, se movió del cuarto a la sala para dormir. Pensó que les concedería privacidad esa primera noche, fue la peor noche. Desde el sillón no se escuchaban sus voces, ni la madre golpeando constantemente contra la pared, resonando en su pared.

Pero esta noche era simplemente el colmo.

Escuchó al grupito completo subir al departamento a eso de las cuatro, se quedaron charlando durante tres o cuatro horas antes de marcharse, por las voces mitigadas (y la ausencia de alfombra) entendió partes de su conversación. Lo cuál era grosero e inevitable. ¡Ellos parecían gritar al hablar! Como fuere esa situación, lo soportaba, bastaba con ponerse sus audífonos y concentrarse en sus estudios.

No funcionaba de la misma forma en la noche, cuando se suponía que tendría que estar descansando. Lo intentó los primeros cuatro días sin éxito, terminaba por despertar a mitad de la noche con dolor de cabeza, los casos empeoraban la situación. Esa noche era el colmo.

El chasquido del cristal destruyéndose en el suelo, seguido por un pequeño grito que terminó en un largo gemido. Las voces se alzaron como ahogados murmullos, risas y los trozos de cristal arrastrándose por el suelo, pasos recorriendo la habitación de lo que Christian asumía era la puerta hasta la cama, justo arriba de su cabeza. El lugar dónde la madera crujió al dejarse caer sobre el colchón.

Y lo peor de la noche comenzó.

Los rechinidos que venían de la vieja madera.

Christian perdió la paciencia. Arrojó las sábanas fuera de su cama, se envolvió en su bata de noche y fue al elevador a pasos largos. No formaba parte de sus planes crear enemistad con sus vecinos, ninguno de ellos, pero ese "agradable" irlandés ya lo tenía harto. Apretó el botón del elevador, preparando mentalmente su discurso, les haría saber a los dos que o bien se conseguían una alfombra, o se largaban a otro lado a coger.

Ya tenía las palabras exactas para reclamar cuando llegó al piso. Sin embargo Christian no avanzó. Había otra persona frente a la puerta, un chico altísimo de piel bronceada, tenía el cabello negro alzado en todas las direcciones posible, aunque él no era gay podía reconocer el atractivo en otro hombre, y ese tipo de ahí era de los que siempre conseguían la cita que querían. Tal vez él también iba a quejarse, mejor así, volvería a dormir. Volvió al elevador presionando el botón de su piso, necesitaba una larga siesta.


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—¡Sé que están ahí adentro, los escuchó desde aquí afuera, abran la puerta!

Hubo un largo momento de silencio al otro lado, Butch volvió a aporrear la puerta, si tenía que enfrentarse a Brick y pelear con él hasta aplacar su ira, así lo haría. Pero era realmente urgente que hablara con ellos.

Levantó el puño listo para golpear la puerta y derribarla, cuando esta se abrió al instante, Blossom apareció frente a él en cuestión de segundos. Luchando por mantener el cabello fuera de su rostro, sus piernas se mantenían en constante movimiento, tratando de que el trozo de tela al cual Brick llamaba playera pudiera cubrirla del frío de la noche. Fue una reacción instintiva la sonrisa en su labios.

—Hola, tú.

—¿Tienes idea de la hora que es, Butch? —él se recargó en el marco de la puerta, agarrándose la barbilla con la mano.

—Temprano suficiente para que uno de sus vecinos venga a quejarse, ¿tienen idea del ruido que hacen? Vaya, si pudiera contar las historias…

—¿Qué quieres, Butch?

La sonrisa desapareció.

—Necesito hablar con mi hermano… y contigo, esto te incumbe.

Ignorando la mano de Blossom empujándolo de regreso al pasillo, Butch se hizo su camino al interior del departamento. Lucía exactamente igual al lugar donde vivían en Townsville, las paredes con los mismos cuadros en la exacta distancia de hace años. Al parecer Blossom volvía a tener un gran efecto en su hermano, esas pinturas tan feas sólo podían ser del gusto de la chica.

—¿Qué mierda quieres? —preguntó Brick, empujaba algo por la alfombra con el pie.

—Dos cosas. La primera: ponte unos pantalones o algo así, me da repelús verte en bolas. Segunda: tienen que ver esto.

Butch eligió ignorar los gestos de su hermano, preparándose para lanzarlo por la ventana y volver a su tranquilidad, empezó a vaciar lo que llevaba en la mochila, tampoco puso atención a Blossom, golpeando el estómago de Brick con suavidad, pidiéndole que fuera a ponerse un poco de ropa encima.

—Te pedí que estuvieras aquí meses atrás, Butch, ¿crees que ahora vale la pena venir?

—Me entretuve poniéndome al día en casa, ¿puedes culparme? —sonrió el dirección de Blossom, la cicatriz que atravesaba sus labios era nueva.

—¡La hipocresía! —se burló Blossom, enciendo la cafetera en la cocina. Algo le daba la sensación de que no volverían a dormir—. A mí me llaman puta zorra y dejan de hablarme. Y tú vas y vienes sin problemas.

Butch se detuvo durante un momento, el contenido de su mochila cayó sobre la isla de la cocina. Brick volvía en ese instante, no llevaba pantalones pero si calzoncillos, lo que tal vez empeoraba la situación para él.

—¿No has hablado con tus hermanas?

—No, en casi tres años, no. ¿Por qué? ¿Acaso Bubbles volvió a meterse con el psicópata de Damien? ¿O será que Buttercup necesita un chivo expiatorio para ocultar su embarazo accidental? —se sentó en el banquillo de la isla, cruzando las piernas. Brick se sentó detrás de ella, dejando las tazas de café frente a cada uno.

—Si ese fuera el caso, vaya putada. Boomer y yo nos metimos en un buen lío para que pareciera que fuera culpa de alguien más —Brick agarró una de las fotografías provenientes de la mochila de Butch—. Como sea, ¿qué querías?

—Estuvo llegando esto a tu casa en Townsville, iban dirigidas para Bubbles y Buttercup. ¿Te suenan de algo? —explicó el moreno, sacudiendo su cabello de un lado a otro.

Blossom observó con atención las imágenes, en la parte de atrás venía marcado un tiempo, muy ambiguo para comprenderlo a menos que supieras el significado. Quizá la idea no era que la víctima de la foto las viera, porque lo comprendió al instante.

—Claro que me suenan, soy yo y mis amigos, ¿de dónde sacaste esto? Es peor que algo que podría hacer Damien.

—Ya te dije, se las mandaron a tus hermanas, ¿alguna idea de lo que significa lo de atrás? ¿Dos meses, seis meses, dieciocho meses y catorce meses?

—El tiempo desde su entrada en Harvard —respondió Brick, tomando las fotografías de las manos de la chica—. Es imposible hacer callar a Alice al respecto, miden el tiempo con respecto al color de cabello de Kyle. Esta de aquí tuvo que ser al entrar, ¿no? —ella movió la cabeza en afirmación—, esta de aquí es al término del semestre… el primer quiebre de Blossom. ¿Cuál es el sentido de tener esto aquí, Butch?

El chico suspiró recargándose en la mesa.

Una parte de él no quería enseñar la parte de las notas, viéndolos así, como si su relación no se hubiera visto interrumpida al término de la preparatoria le revolvía el estómago. No quería ser él quien tuviera que arruinar la felicidad.

—¿Butch?

—Venían acompañado de esto —fue Blossom la primera en estirar el brazo.

En una mano sostenía su taza de café, con la otra mantenía el alto las notad adhesivas dónde él y Bubbles lograron unir las palabras en un mensaje coherente. Confiaba en que la más lista de las tres pudiera comprenderlo, además Brick estaba ahí de metiche, él dedicaba su cuerpo y cicatrices a ese tipo de trabajos también.

—Alguien buscaba extorsionar a mis hermanas, lo tengo, ¿por qué debería preocuparme ahora? Dices que esto llegó hace tiempo, no entiendo la importancia de verlo ahora.

Cuando regresó las fotografías y notas a Butch, él no esperaba un gesto tan desinteresado. Un giro de muñeca utilizado comúnmente para arrojar objetos. Concentró la atención en su taza, bebiendo con tranquilidad, tenía toda la razón al haber elegido la cafeína. El sol ya empezaba a salir por el horizonte. Conociéndola dentro de poco se metería al baño para su ducha y empezaría a prepararse para las clases.

Brick alargó la mano a la mochila, no agarró nada porque el tono de llamada en su teléfono lo distrajo. Alzo un dedo, pidiéndole a Blossom un momento antes de volver.

—Vaya, ya me parecía que estuvo muy tranquilo con su trabaj…

—¿Cuál es tu problema, Blossom? ¿Acaso estás molesta por algo? —Butch arrancó de sus manos la cafeína.

—Claro que no, no hay ningún problema. ¿Estoy molesta por algo? Por supuesto, pero no es contigo, Butch.

—¿Enserio? Porque me da la sensación de que es lo opuesto. No has respondido mis mensajes desde que comenzó el semestre, lo que es más: bloqueaste mi número. Y ahora te saludo y me ignoras por completo —hizo girar a Blossom agarrándola por las rodillas. Obligándola a quedar frente a él—. Sé que nunca fuimos tan cercanos como lo eras con Boomer… pero al menos tenía la idea de… pensaba que nos llevábamos bien.

Una reacción hubiera ayudado para saber lo que pasaba dentro de su cabeza, cualquier cosa, desde un movimiento de ojos hasta empezar a jugar nerviosamente con su cabello. Excepto la quietud. Ella no hizo nada, se quedó en su lugar regresándole la mirada.

Como una estatua.

—No sé si realmente "llevarnos" bien, sea una terminología apropiada.

—Oh, lo dices por lo que pasó esa noche. Vale. Pues si quieres pretender que nada pasó, lo entiendo. Nada sucedió entre nosotros.


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—¡Fuera de mi camino, campesinos!

Alice se hizo notar entre los demás estudiantes, clavando sus delgados y afilados codos en tantas cinturas encontró, hasta llegar al frente de la multitud. La tabla de resultados se había publicado, algo semejante a lo que hacían en leyes, exhibiendo a los más listos de la clase, quienes tenían mayor oportunidad de ser asociados de verano, sus profesor ponían a los que habían sobrepasado las expectativas. A aquellos a quien considerarían para sus pasantías al término de la carrera.

Y arriba de todos los nombres estaba el suyo, debajo de Blossom, por supuesto, arriba de Jason y Kyle.

Objetivo logrado. Aun cuando las plásticas les robaron a su amiga, ellos lograron superarlas y permanecer como los mejores del grupo.

Dejo que la corriente de alumnos la sacara, regresando suavemente al lado de sus amigos, quienes esperaban ansiosos por conocer los resultados. Aunque Jason era capaz de ver sin ningún problema, eso no era nada divertido, asomarse y empujar a otros era la parte emocionante. Permitían que fuera Alice la única capaz de obtener esa diversión porque… bueno, Blossom detestaba sentirse atrapada entre otros, Kyle sencillamente no se metía entre un grupo tan grande de gente y Jason era demasiado alto para eso.

—¡Los antipáticos siguen en la cima! —anunció al volver junto a sus amigos.

Ver al grupo de las plásticas caminar a su lado, tres segundos después de que Alice terminara de gritar, fue totalmente en contra del plan original. Eso no le impidió a la orgullosa chica inglesa enseñarles la lengua y realizar un baile de victoria. Samantha no reaccionó al comportamiento infantil, a diferencia de sus amigas, quienes no dudaron en ponerse al mismo nivel que Alice, desafiándola a una revancha.

—Blossom, ¿podemos hablar?

—Supongo… ¿sucede algo, Samantha?

Las chicas se separaron unos metros del grupo, Samantha, siempre vestida como si fuera a una sesión de fotos, sin cabello fuera de lugar, se cruzó de brazos.

—No hay nada, en realidad, estoy considerando darte una disculpa —Blossom parpadeó confundida—. Mi padre es un hombre con influencias, utilicé su nombre egoístamente al inicio del año para obligar a los profesores a ponerte en mi equipo. Tenía la esperanza de que eso desalentara a tus amigos a esforzarse y, para variar, nosotras pudiéramos tener el primer lugar —atoró un mechón de cabello detrás de su oreja—. Veo que me he equivocado al creer que los antipáticos dependían de ti para existir. Felicidades, tal vez estabas en mi equipo, pero tú has ganado el primer lugar.

Blossom intentó contener una sonrisa. Al principio era así, ella arrastraba a los antipáticos por todos lados, ellos solitos encontraron su forma de adaptarse a ella.

—Vaya pues, gracias. No fue cómodo trabajar contigo, no comprendo tu forma de pensar… pero estaría dispuesta a intentarlo de nuevo, si quieres.

Ahora fue Samantha quien sonrió.

—Lo pensaré. Disfruta las vacaciones de invierno, imagino volverás a Cambridge con tu amiga.

—¡Oh, vaya! ¿Es conocimiento popular que paso las navidades con Alice?

Samantha frunció sus gruesos labios.

—No puedo decir que sí, pero tampoco puedo decir que no. Considéralo un chisme popular entre los demás. El grupo de los dweebs se preguntan si ustedes en realidad no son pareja —presionó un dedo en su barbilla, analizando su respuesta—. Imagino que no les ha tocado ver a Brick meterte la lengua hasta la garganta como a mí.

En lugar de dar una respuesta inteligente, Blossom miró el suelo con intensidad. Sintiendo el calor subir a sus mejillas como lava de un volcán. Sin tiempo a dar otra respuesta, Samantha dio media vuelta, regresando con sus amigas y marchándose. Tiempo suficiente para llenar sus manos con una suave capa de hielo y llevarlas a sus mejillas, no ocultaba su relación con Brick, aun así la simple mención de su nombre le subía los colores y alteraba todas sus respuestas racionales.

—Vamos a ir por pastel y café, ¿crees que Brick llegue a tiempo? —Alice rodeó su brazo, recargando la cabeza en su hombro.

—Lo dudo, se marchó la semana pasada por un trabajo, ¿recuerdas? Es mejor darle tiempo a que él decida volver.

Alice se subió en el asiento de atrás en el coche de Jason, junto a Blossom.

—Todavía no entiendo… ¿no se supone que iba a dejar la criminalidad? —preguntó en susurros. Ellas no hablaban de su vida en Townsville en público, pero esto era una excepción—. ¿Por qué sigue haciendo ese trabajo?

—Bueno… jamás le he preguntado porque no es de mi incumbencia, pero creo que mucho que ver con el sentido de su creación, ¿sabes? Él y sus hermanos sólo existían para derrotarme y a mi hermanas —bajó el tono de su voz lo más que pudo—. Además no quiero ser la novia metiche que le dice a su novio que debe buscar un trabajo "honrado".

—Creo que es benéfico en cierto modo, así tu podrás quedarte tranquila con las colegiaturas. Siempre decías que poner a Kendall a hacer las transacciones te ponía muy nerviosa, además de sentirte sucia.

Blossom lo pensó un poco, tenía razón en ese aspecto. Cuando le contó al profesor que asistiría a Harvard, le dio la calma de que él no tendría que pagar nada, ella se encargaría sola de su educación. Terminaría la universidad sin deudas escolares. Nunca le dijo el cómo lo haría, sinceramente, esperaba nunca tener que hacerlo.

—Me gustaría eso, que él pudiera ayudar con eso… pero no tengo las esperanzas altas, si he aprendido algo de salir con Brick es que jamás debes presionarlo para ir a tu ritmo, eso sólo hará que se aleje.

—¿Fue eso lo que los mantuvo distanciados antes? —esta vez Alice no se preocupó por mantener la voz baja.

—S-sí, puede decirse que fue un poco parte de eso.

De tantas vueltas diarias al departamento, estaba segura de ser capaz de identificar dónde estaba cada cosa con los ojos cerrados. Conocía el lugar mejor que su propia casa, pasaba más tiempo en el piso de los chicos y nadie parecía preocupado por eso.

Los últimos días pasaba todavía menos tiempo con Brick, desde que se presentó ese tipo en casa, ese mafioso diciendo que necesitaba algo de él, sus días de descanso en el sillón después de la escuela eran cada vez menores. No sólo era su novio, sus hermanos también empezaban a dedicar su tiempo en otras cosas, algo que valiera la pena. Algo para lo que fueron hechos. Ya ni siquiera podía pasar las tardes en la cocina con Boomer.

Hola, tú.

Giró sobre sus talones, sonriendo al muchacho de pie en la puerta.

Hola, yo, ¿hace cuánto volviste? —Butch sacudió la cabeza, de esa forma tan animal que agitaba su cabello.

Apenas, no creerás lo que me pidieron hacer… oh, claro, toma, te traje un regalo —Blossom fue a unirse con él en el sillón. Se sentó sobre sus piernas, inclinándose hacia la misteriosa mochila de la cuál Butch jamás se separaba.

¿Qué te pidieron hacer? Antes de que te fueras mencionaste algo de ir a Europa —la chica se inclinó un poco más, casi metiendo la cabeza dentro de la mochila, su cabello, más corto y sujeto por una liga en una trenza sobre su hombro tapaba la vista de Butch.

Quita la cabeza ahí o tu novio pensará que estás haciendo otras cosas. Siempre llega cuando menos lo esperas.

Ella respondió haciendo un mohín, en un movimiento pasó de estar de rodillas en el sillón a estar recostada, recargando los pies sobre las piernas del chico.

Brick sólo es paranoico. Pasa tanto tiempo fuera que ya empezó a hacerse ideas de que me la vivo yendo detrás de cada chico que veo.

¡Ja! No lo culpo, tu insistes en que no hay nada atractivo en ti, pero eso es porque vives bajo la sombra de tus hermanas. Eres atractiva a tu propia forma —él siguió rebuscando en la mochila—. ¡Ajá! Lo encontré. Toma, para ti.

Blossom aceptó el paquete envuelto en revistas viejas. Tal vez noruego, tal vez alemán, intentó leer un poco de lo que venía sin suerte, era Bubbles la que hablaba todos los idiomas existentes en el mundo, no ella. De todas formas abrió el papel con emoción.

Oh, un libro viejo… que lindo, Butch, no tenía libros viejos —luego de quince libros viejos, sin ningún valor histórico, sólo libros maltratados, de parte de Brick, ya no sentía tanta emoción en esos obsequios. Y no se esforzó por ocultarlo.

Ábrelo y luego me dices que no te gusto mi regalo. Ingrata.

Así lo hizo, mantenía las expectativas bajas. Quería a los tres chicos por igual, a su propia forma fueron los únicos que no le pusieron etiquetas respecto a su papel en la ciudad. Y todavía tenían mucho por aprender en cuanto a normas sociales.

Oh —repitió la chica—. ¡Oh, Butch, es precioso! —dentro de las duras y desgastadas pastas del libro de filosofía, las hojas fueron cortadas hasta formar un cajón, dentro del cual se encontraba el verdadero regalo.

Un libro miniatura que al abrirlo revelaba una casa de muñecas embrujada. Blossom lo sacó con sumo cuidado, cada una de las habitaciones tenía un cuidado inigualable, desde el baño con una lucecita que se encendía, hasta el cuarto principal dónde podía abrir el ropero y descubrir un cuerpo atrapado.

Me encanta, en serio, muchísimas gracias.

Butch ya preparaba el discurso que le daba a todas las chicas, no era nada, sólo un pequeño detalle para alguien especial. Pero Blossom se le adelantó. Colocándose sobre sus rodillas una vez más, sostuvo el rostro del chico con ambas manos, plantándole un largo y sonoro beso en la mejilla.

Creo que nunca he preguntado… ¿cuándo es tu cumpleaños?

La sonrisa de Blossom tembló un poco, de repente ya no tenía ganas de seguir la conversación.

El… uhm… mi cumpleaños es el dieciocho de noviembre —su atención volvió al libro, girándolo, admirando los diminutos detalles.

¿Hoy? —la voz de Butch salió con un gallo—. ¿Hoy es tu cumpleaños? —Blossom forzó una sonrisa, regresó el libro a su forro y lo puso en la mesa de café—. ¿Y qué haces aquí? Escuché que tus hermanas hicieron una fiesta en tu casa.

Oh, claro, es una gran fiesta, todo están invitados. Excepto yo. Bubbles pensó que no me gustaría asistir a una fiesta de cumpleaños porque, bueno, estaría estudiando para algún examen y sólo les arruinaría la diversión, o algo así.

¡A la mierda con eso! —Butch jaló a Blossom por los brazos, poniéndola de pie—. Que se jodan tus hermanas y su «está estudiando», tú y yo iremos a festejar tu cumpleaños como debe de ser.

Jason pasó la mano frente a los ojos de Blossom, tratando de traerla de regreso. Parecía haberse marchado del lugar dónde estaban desde hacía un par de horas, su rebanada de pastel seguía intacta, igual que su vaso de café.

—¿Estás bien? Te ves un poco decaída.

—Tuve un episodio de malos recuerdos.

—Recuerda el lema de los antipáticos —intervino Kyle, bajando el teléfono—. Estamos mentalmente sanos, mentalmente libres de traumas causados por la sociedad, no tanto.

La chica sonrió para responder. No se trataba de un lema nada más por decir, los cuatro cargaban sus traumas de distintas formas, saber que todos guardaban algún tipo de oscuro recuerdo ayudaba a su convivencia. No sentía la obligación de fingir tener una vida tranquila y feliz.

—Ahora recuerdo —Kyle arrebató el tercer plato de tarta de Alice—, mi padre dijo que no le molesta que pase las fiestas en Inglaterra, siempre y cuando la señorita hija de un barón pague mi boleto de avión.

—Magnus y yo estaremos encantados de ir contigo, así que considéranos en la lista de invitados —Jason puso una mano sobre la cabeza de Kyle, como si le pusiera pausa para detener su monologo.

—¿Acaso no les dije? Yo no uso vuelos comerciales, viajaríamos los cuatro en el jet privado de mi familia —miró a Blossom, en busca de apoyo—. ¿No les dije del jet privado?

—No, pequeño monstruo del dulce, no les dijiste.

Los ojos de Alice se abrieron de par en par, cambiando el punto de focal de Blossom a Jason y Kyle.

—Oh, por… que descuido de mi parte, lo lamento mucho. Creí que les había dicho que no necesitan pagar el vuelo.

—En ese caso, claro que voy. Muero de ganas por ver tu casa de baronesa… es de baronesa, ¿verdad? —ahora fue Kyle quién buscó a Blossom por respuestas.

—Ah… estoy casi segura de que es condesa, su mamá nunca responde a mis preguntas, y Alice no tiene permitido responder tampoco. Es probable que Cayden te diga.

Alice comenzó a reírse.

—No puede, el contrato dice que tiene prohibido revelar el título de mi familia.

Jason se unió a Kyle en la ronda de preguntas, esa era su primera navidad en la mansión de Alice, lejos de sus familias y en un país con tradiciones distintas, además si consideraban que el origen del padre de Alice era más bien Escoses y él siempre hacía cumplir sus tradiciones a la hora de comer.

«Hola tú, oye, sobre esas fotos que te enseñé, ¿de verdad no te parece extraño?»

«Es aterrador recibir fotos así de mis amigos, pero no es tan extraño. Salieron de la página personal de Alice.»

«¿Quieres decir que son de acceso público?»

Blossom recargó el teléfono en la mesa mientras buscaba la página de su amiga, todas sus fotos estaban a un pequeño clic de distancia, copió el enlace del perfil y se lo envió a Butch en respuesta en el mensaje.

«Ahí están. Son algo así como una tradición para ella, tomarlas al inicio y al final de cada semestre, al final del año tomamos una grupal de frente a la cámara.»

«Me preocupo por ti, promete que me llamarás si pasa cualquier cosa.»

Leyó el mensaje dos veces.

«Antes que a Brick, promete que me llamarás primero.»

Dudó varios minutos antes de responder, uniéndose de vez en cuando a la conversación con sus amigos. Ella tenía más experiencia en la mansión McAllister.

«Si creo que mi vida peligra, te llamaré primero.»


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Glitering, glamorous! God these shoes are tight

Hemos llegado al final de otro capítulo más de esta historia. Así que abrimos la sección de Kandita siempre… ¡amé el capítulo! Y seguro voy a decir lo mismo para el próximo, pero es verdad, me encantó. Algunas cosas empiezan a tener sentido, algunas todavía no. Pero de eso trata la historia, irlo descubriendo poco a poco.

Ha iegado el momento de wewies.

Miss Purple 24: vaya, que triste que estuvieras fuera en la actualización, pero lo fabuloso del internet es que puedes regresar cuando quieras.

La relación de Blossom y sus hermanas (en está versión) es algo bastante complejo, porque cada una empezó a crecer a su propio ritmo y viviendo sus propias experiencias, de forma que chocaron enormemente. Eso es algo bastante curioso y a tener en consideración más adelante, la relación Blossick, sólo te lo pongo como comentario ;)

¡Jajajajaja! Vaya, bueno espero que puedas armarte de valor para seguir leyendo la versión original, es MUY distinta a como voy llevando el ritmo ahora, pero como dije, le tengo mucho cariño y la conservo por eso. No creo que sea infantil no querer leer crack ship, toma un tiempo adaptarse a otras parejas.

Aidil: Hace falta muuuuuuuucha comunicación entre Blossom y sus hermanas, el problema aquí es que la roja no empezará la conversación por rencor, y la verde y azul tampoco se animarán porque no quieren que las regañen como mamá (?). Lo peor es que Blossom no es la única con cicatrices… las tres tienen sus propias marcas, todo a su tiempo, claro que voy a hablar de sus propias heridas.

¡Claro que yes! Sus poderes tienen mucha relevancia en esta historia, si no hubiera querido hacerlas super hubiera hecho un AU, pero nopiti nopiti nope, quiero usar sus poderes y así será, más pronto de lo que puedas esperar.

Escribí este capítulo en un día (literal) y me siento sorprendida con mi capacidad, así que lo dejo corto el día de hoy. Nos leemos en la siguiente actualización.

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A gremlin happy with a stamp for her books