Disclaimer: Las Chicas Super Poderosas no me pertenecen. Son propiedad del señor Craig y sólo él puede decir como continua la historia. Yo escribo fanfics por diversión, para entretenerme un rato y entretener a otros en el proceso. Lo hago gratis, así que sólo obtengo felicidad de esto.

Advertencias: Todos los personajes en esta historia son OoC (Out of Character). La historia está trabajada con mi headcanon de los personajes. Los OC (Original Character) que aparecen en la historia son de mi total propiedad, así que no me parece agradable que los agarren sin permiso.

Esta historia maneja crack-ships, desde este punto en adelante lees bajo tu propia decisión y elección.

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Capítulo 15 —Una chica de hielo y escarcha

Buttercup tropezó con la puerta del laboratorio apenas entraron, sentada en la silla como si suyo fuera el lugar, se encontraba Princesa.

No estaba con la expresión de superioridad que esperaba de ella, parecía muerta de preocupación por no tener respuesta de ellos. Dónde antes hubo un espacio vacío para que se pudieran reunir todos y discutir, o intentar comenzar una pelea como hizo Butch, ahora había una camilla de hospital, rodeada por instrumentos que sólo había visto en la televisión. Uno de los chicos derribo algo al entrar, porque Princesa levantó la mirada hacia ellos.

—Oh, Dios mío… ¡Profesor Utonio! —gritó al otro extremo del lugar. Corrió hacia dónde estaban ellos, volvía a usar sus guantes negros—. ¡Suéltala, Butch! —el Rowdy la miró desafiante—. Obedece antes de que pierdas ambos brazos, si el hielo llega a tu sangre se acabó. ¡Profesor!

Gritó más alto está vez.

Al primer grito respondió un hombre vistiendo lo que parecía ser un uniforme de hospital, lo acompañaba una mujer cubierta en telas verdes. Entre los tres lograron subir a Blossom a la camilla, la mujer empezó a meter agujas en su cuerpo, las conectaba a bolsas transparentes y seguía picando el brazo de su hermana. O mejor dicho, intentando picarlo. Las jeringas se partían en dos al entrar en contacto con su piel.

—Ya estoy aquí, estaba revisando unos… oh, mi… ¿Cuál de ustedes sana más rápido? —preguntó a los Rowdy quitándose su bata, cambiándola por uno de los trajes que usaban los otros dos.

—Yo, pero no entiendo que… —empezó Boomer.

—Escuchen, Blossom no terminó de perfeccionar esta habilidad. Es más complicado de lo que parece, sólo puede usarla durante un corto periodo de tiempo y en pequeñas cantidades, si permite que el hielo crezca demasiado toda ella se volverá hielo —explicó, mientras sentaba a Boomer en una silla, él se subió la manga del suéter observando como el Profesor preparaba una bolsa similar a las que tenía Blossom—. En este momento está congelándose, necesitamos obligar a su cuerpo a sanar, ¿entienden?

—¿Por qué tiene que ser uno de ellos y no nosotras? —preguntó Bubbles. Butter notó el esfuerzo que hacía por no ver directamente el brazo.

—La composición de los chicos es muy distinta a la suya, al ser revividos por Él su capacidad regenerativa se volvió mucho más rápida. Justo ahora lo que su hermana necesita es un golpe de adrenalina para empezar a sanar, una transfusión de sangre nueva puede ayudar a que comience.

Buttercup volteó a la mesa de metal dónde su hermana descansaba, se trataba de algo nuevo para ella, o tan nuevo cómo podía ser cualquier actitud suya. Princesa se quitó el pesado abrigo que la protegía del frío para que uno de los doctores, porque debían de serlo, le colocara una bata azul, esas cosas tan clásicas de un programa de medicina, alguien se paró detrás de ella para amarrarle el cabello y cubrirle el rostro con un cubrebocas.

¿Qué clase de persona era esa? No se trataba de la misma niña mimada con la que luchaban tantos años atrás, no quedaba rastro de la Princesa que no descansaba por buscar formas de destruirlas. ¿Por qué estaba poniéndose en medio de los doctores para atender a su hermana? ¿Qué podría saber una niña rica como ella de medicina?

—¿Cuánta sangre más va a sacarle? —exigió Butch. Buttercup volteó, viéndolo agarrar la mano del Profesor con demasiada fuerza—. Él tampoco va a sanar si sigue así.

—Y mi hija tampoco lo hará —respondió, sosteniendo la mirada del Rowdy.

Buttercup vio el esfuerzo que estaba haciendo su padre por no temblar, Boomer empezaba a verse un poco pálido, sus ojos se cerraban contra su voluntad, junto a él había dos bolsas llenas de sangre, el Profesor iba por la tercera.

—Déjalo —pidió Bubbles, BC no vio el momento en que se acercó a Butch, agarrándolo por el hombro delicadamente—, por favor, Butch, Boomer no tiene heridas él… él puede recuperarse… —se humedeció lo labios, era la manía de la pequeña Puff por no empezar a llorar—. Por favor, por favor, suéltalo, es mi hermana.

Butch observó la camilla, al grupo de personas dando vueltas alrededor del cuerpo de Blossom, cada vez más azul y transparente, regresó su atención a Bubbles y al Profesor, la chica no pudo contener sus lágrimas y sus ojos irritados hacían un contraste con su piel blanca. Soltó la mano del Profesor, llevándose las propias a la cabeza.

—¿Cómo van las cosas ahí atrás, Princesa? —preguntó el Profesor, empezando a llenar la tercera bolsa de sangre.

—Podría ser peor —gritó de regreso—. Sus manos se han cristalizado por completo, y su piel es tan dura que ninguna aguja puede penetrar sus piel. En el remoto caso que logremos meter alguna, ¿de verdad cree que podamos revertirlo?

La voz de Princesa se cortó al final de la oración, Buttercup escuchó una maldición en el otro extremo.

—¡Kendall! —gritó Princesa—. ¿Dónde mierda está Cayden y por qué no llega?

¿Cayden? Buttercup volteó a ver al Profesor, no parecía alterado. Era como si todos ahí, excepto ella, su hermana y los chicos, supieran exactamente el protocolo necesario a seguir cuando su hermana (o ellas, tal vez) tuvieran alguna situación de emergencia. No supo identificar el origen del dolor en su estómago, ¿estaba enojada, celosa o tal vez preocupada? Puede que fuera un poco de ambas. ¿Y si no lo eran?

Butch parecía estar en medio de una crisis absoluta, por la vista periférica vio al chico caminar a una esquina de la habitación, jalándose el cabello en esa actitud derrotada que le conocía muy bien, se recargó en el muro y se dejó caer hasta quedar arrodillada en el suelo. ¿Por qué él se debía tan derrotado mientras Brick, el que supuestamente era el novio de su hermana se veía… normal? Tan normal como podía definirse, por lo menos.

No conocía mucho del muchacho, lo poco que recordaba era de un adolescente que para resolver cualquier situación, alzaba los puños y amenazaba con usar sus poderes para arreglar sus problemas. Al menos la parte de apretar las manos se conservaba, no veía chispas rojas salir de ellas, así que tal vez no querría atacar a nadie, todavía.

—¿Qué va a pasar si no pueden ponerle la aguja? —preguntó Buttercup, intentando acercarse a la mesa, en algún momento Kendall respondió la pregunta de Princesa pero no logró escucharla.

—Se congelará —sentenció Princesa—, no quiero llegar a eso, así que tendrás que disculparme por esto más tarde, B.

¿B? Bubbles arrugó la nariz al escuchar ese sobrenombre. La primera vez se lo escuchó a la diminuta chica inglesa, esa rubia que se hacía llamar a sí misma la mejor amiga de Blossom, al parecer era algún tipo de código entre ellas, no comprendía mucho del origen. Escuchar a Princesa llamarla de la misma forma creo una sensación de… desagrado en ambas Puff, ¿tan cercana era su relación para usar apodos?

—¿Por qué debería de perdonar…? —la pregunta de Brick, su primer comentario en los minutos que llevaban ahí de pie, se quedó colgando en el aire al escuchar el escalofriante crujido del hielo—. ¡¿Qué mierda estás haciendo?!

En la mesa del centro, dónde nadie más podía verla, Blossom abrió los ojos. Antes rosas, ahora azul brillante casi transparente. Sus labios de cristal se separaron dejando salir un desgarrador grito. Casi humano, casi monstruoso, parecía ser más bien un chillido salido de una criatura, no una chica.

—¡Blossom! —gritó Princesa, sujetándola contra la mesa—. ¡Blossom! —volvió a intentar, apretando sus hombros contra el metal—. Blossom, tienes que hacer un esfuerzo, ¡Blossom! Sólo un poco, dame una vena para entrar, inténtalo.

Bubbles se abrazó a su hermana, el Profesor se acercó a la mesa de operaciones, colgando las bolsas de sangre cerca de su hija, uno de los doctores que seguía intentando descongelar un poco sus brazos las tomó, él sabía lo que era necesario hacer, el Profesor regresó a la computadora donde Kendall hablaba, sus palabras eran un misterio para Bubbles, pero algo estaba sucediendo. El grito de su hermana le heló los huesos.

Princesa bajó la voz, no pudo escucharla cuando empezó a hablar de nuevo.

—Sólo un poco, te lo suplico, ayúdame un poco, no podemos llegar a las venas.

Blossom cerró los ojos, apretó los dientes y lo único que se pudo escuchar desde atrás, fue más hielo crujiendo. Toda su piel era una delicada capa cristalizada, el más mínimo movimiento la haría pedacitos. Si tuviera sangre en las venas, sus labios estarían sangrando, en lugar de ver una rajadura en el hielo de su barbilla. Aun así, con el dolor de la mano que Princesa rompió para despertarla, logró liberar una diminuta porción de su brazo, se formó piel dónde antes era azul transparente.

Princesa se inclinó para besar su frente y se apresuró a meter la aguja.

La primera transfusión que se le hizo a la chica, antes de perder la piel ante el rápido avance del hielo, fue un poco de sustancia X que el Profesor se llevó consigo desde Townsville, la siguiente, tan pronto se terminó esa bolsa, fue la sangre de Boomer.

Cayden, el novio de la diminuta chica inglesa entró en el laboratorio después de que lograron meter la aguja en la piel de Blossom, Bubbles no entendió cuál era la necesidad de tenerlo ahí, y no quiso preguntar, porque incluso ella estando en la parte de atrás de la habitación pudo ver el preciso momento dónde el hielo se retrajo para convertirse en suave piel rosada.

Antes del grito.

Blossom despertó momento después. Su voz volvía a ser la misma, no por eso el ruido que salió de su boca seguía dejó de ser algo para erizarle la piel de los brazos. En ese momento Princesa no fue suficiente para contenerla, Bubbles tuvo que taparse la boca para no reírse cuando el brazo de su hermana la golpeó y la lanzó al otro lado de la habitación.

—¿Creen que un poco de ayuda es necesaria? —preguntó ella, intentando ponerse de pie, Brick se acercó a la mesa y apretó el cuerpo de Blossom contra el metal. Se paró detrás de su cabeza—. Quédate de ahí —ordenó Princesa—. Doctor Higgin… —comenzó a decir, el hombre en cuestión no respondió al instante.

—Lo sé, un corte irregular en la segunda falange del dedo meñique, intentaremos contener la infección antes de que avance… no puedo prometer salvar el dedo, parece ser que el corte empieza a ponerse necrótico.

—¿Salvar el dedo? —Brick levantó la mirada hacia Princesa. Blossom recargó la frente en su brazo, intentando resistir el dolor—. ¿A qué te refieres?

—Lo que dije, la persona que la tuvo cautiva le cortó la segunda falange del meñique, no se hizo un corte limpio y la herida se infectó —comenzó a explicar el tal doctor Higgin—. La señorita Utonio comenzó a congelar su mano primero, intuyó que para evitar alguna infección, si no hay forma de detener el avance del tejido necrótico… tendremos que remover el dedo completo.

Brick apretó los hombros de Blossom, manteniéndola recostada contra el metal, ella seguía presionando la frente en su brazo, ahora sí había sangre en su labio por la fuerza con la que apretaba los labios.

El Profesor cambió la última bolsa de sangre, la tercera que sacó de Boomer.

Buttercup soltó el aire que estaba sosteniendo, hasta el acto mismo de suspirar, comprendió lo aterrada que estaba, no se percató del dolor en sus pulmones por contener la respiración. Sus piernas temblaron durante un momento, retrocedió unos pasos para sostenerse del muro y recuperar el control de su cuerpo. Bubbles no pudo moverse, sólo se dejó caer y se sostuvo la cabeza. La migraña que empezaba en las sienes era una sensación aterradora, se sentía como la cruda después de la abstinencia, todo el cuerpo dolía como un único musculo, una única sensación de agujas clavándose en todos sus nervios.

Princesa se alejó de la mesa un momento, Cayden la siguió para ayudarle a quitarse la ropa de hospital, antes de volver a concentrar su atención en la Power Puff, Blossom hacía su propio esfuerzo por no moverse, lágrimas y sangre se mezclaban en su barbilla, Brick ni siquiera podía alzar la mano para limpiarlo, hizo un intento de soltarla y el dolor agitó su cuerpo. Ahora que ya no había hielo y sólo piel, cualquier movimiento brusco provocaría más daño. Tuvo que conformarse con quedarse a su lado.

—¿Está bien? —Bubbles miró hacia la mesa—. Blossom, ¿está bien?

Princesa apretaba su frente con las manos, no parecía encontrarse bien.

—Tan bien como puede estar ahora… tendremos que monitorearla para evitar que vuelva a crecer el hielo —Buttercup bufó, ni siquiera intentó ocultarlo—. ¿Oh? ¿Crees poder hacerte cargo de la situación mejor que nosotros? Quisiera verte intentarlo, tigresa.

Buttercup tuvo un sobresalto al escuchar el nombre, intentó no mostrar más reacción que esa, rechinó los dientes para no dar más señales que sólo esa.

—Eso pensaba.

—Deberían subir a tomar una siesta, chicas —mencionó el Profesor, cubriéndose las manos con un trapo, sus ojos estaban cansados igual que su sonrisa, pero intentó mostrarse calmado para sus hijas—. Hay habitaciones libres, Cayden les mostrara dónde pueden quedarse. ¿Cayden?

El chico dejó de anotar algunas cosas en la computadora, para mirar al hombre con incredulidad.

—¿Yo? Bueno, seguro, puedo hacerlo —se levantó de la silla, tecleó algunas cosas y el rostro de Kendall desapareció de la pantalla, sustituido por una gráfica de monitoreo constante de Blossom—. Espere hasta que Kendall apruebe la experimentación, no terminé de mejorar el medicamento.

—Por favor, necesitan descansar un poco —su voz era la misma que siempre utilizó cuando estaban creciendo—. Ya hablaremos más tarde.

—Descanse, Profesor —murmuró Bubbles, siguiendo el cabello rojizo del chico.

Cayden, porque ese era su nombre, parecía estar ambientado con los pasillos de esa enorme casa. No se detuvo a preguntarse cuál dirección tomar, o que habitaciones sería correcto dejarles, caminó hasta el segundo piso y las guio por un pasillo que llevaba a una serie de puertas todas iguales.

—Elijan, hay un baño completo al final del pasillo, ropa en los cajones y… debería haber cobijas extra en el armario, este lugar se pone muy frío en el invierno.

—Vienes mucho por aquí, ¿cierto? —lo detuvo Buttercup, sujetándolo por la muñeca—. ¿Qué mierda es este lugar?

—El laboratorio que Alice encontró para Blossom, su hermana lleva años tratando de analizar lo que está dentro de esto —Cayden sacó un sobre del bolsillo de su camisa.

Bubbles retrocedió al verlo. Su corazón brincó, deteniendo el resto de sus funciones automáticas. El chico no necesitaba nombrarlo en voz alta para saber lo que era, ella misma llevaba años intentando mantenerse alejada, los primeros días fue una tortura. Ahora cuando tenía alguno de esos cerca, sólo podía pensar en lo agradable que se sentiría probarlo una última vez. Una y ya.

—¡¿De dónde sacaste eso?! —Buttercup intentó arrebatarlo de su mano, Cayden se deslizó en el pasillo, esquivándola con facilidad.

—Me lo dio Blossom, ella sacó todos los que pudo encontrar de tu habitación antes de marcharse —señaló a Bubbles con la nariz al explicar—. Su padre ha estado analizando algunos en casa, usó esa información para ayudar con tu desintoxicación, el resto lo tenemos aquí para descubrir que es lo que viene en esta bolsita.

Cayden volvió a guardar la cocaína en su camisa, dándoles la espalda al regresar a las escaleras.

—Duerman bien —añadió mostrando una sonrisa.

Buttercup se metió a la primera puerta que encontró, la cerró con fuerza, casi esperando que alguien se diera cuenta para subir a reclamarle. Bubbles esperó unos minutos más antes de elegir un cuarto vacío.

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Princesa se dejó caer en la silla dónde estaba horas antes, quitándose el cubrebocas, tomó una larga bocana de aire, esperando que así disminuyera el temblor de sus manos. Blossom llevaba media hora descongelada, treinta duros minutos preparándose para lanzarle un nuevo ataque de sustancia X, por pequeño que fuera, sería suficiente. Evitaría la propagación del hielo, su temperatura corporal seguía siendo algo preocupante, aunque la cubrieran con mantas y calentadores, no subía de los treinta y cuatro grados.

Butch y Boomer subieron a buscar un lugar dónde derrumbarse antes de que ellos lograran estabilizarla, Brick y el Profesor tuvieron que obligar a Boomer a subir, el pobre chico, mareado con tres tonos menos de piel, insistía en quedarse ahí en caso de que Blossom necesitara otra transfusión de sangre. Ella le explicó que con eso estaba bien, su cuerpo tenía que empezar a acostumbrarse al cambio, sería un proceso lento, pero lo que le sacaron fue suficiente. Sólo así dejó que Butch lo cargara al tercer piso.

Los doctores se marcharon cuando el estado crítico de Blossom disminuyó, dejando a Princesa con el apoyo de Cayden y el Profesor.

Una mierda.

Cuando se encontró con la líder de las Puff años atrás, en el centro comercial dónde trabajaba, nunca imaginó los cambios que esa chica haría en su vida. Ni lo importante que su amistad se convertiría para ella. Era en momentos como ese, durante los cuales se planteaba la posibilidad de regresar a la carrera de economía y administración. Medicina consumía mucha energía de su débil cuerpo humano.

—¿Estará bien? —Princesa se sobresaltó al escuchar a Brick—. No pretendía asustarte.

—Ajá, seguro —fue su respuesta—. Esperamos que siga así, mientras no se cubra de escarcha, no veo porque no debería de estar de regreso mañana temprano —agarró una tableta sobre la mesa, revisando las anotaciones que venían en ella.

El Profesor añadió unas cifras algo alarmantes de los últimos diez minutos, Cayden resaltó, por enésima vez, que debían abstenerse a usar el medicamento. Seguía sin tener confianza en él.

—¿Cómo sabían que hacer? —Brick llevaba sentado frente a la camilla el mismo tiempo que Blossom llevaba inconsciente. Demasiado tiempo.

—Ella creó el protocolo de emergencia, hay tres niveles, porque sólo alcanzó tres medidas de congelación distintas. Los primeros dos son, en esencia, meterla a una olla de agua hirviendo —comparó los números en la pantalla con las notas de todos, agregó unos cambios junto a sus notas y siguió hablando—. El tercer nivel, que acabamos de ver, es para los casos extremos, Blossom tenía miedo de no poder controlarlo y convertirse en una chica de hielo y escarcha —bromeó, deshaciendo el moño de su peinado.

—¿Y cuál es esa "medicina" que no pueden usar? —Brick hizo un gran énfasis en las comillas. Aunque conocía a Cayden, no le agradaba.

—A petición del Profesor, el novio de Alice ha estado desarrollando un tipo de anestesia que tenga efecto en ustedes, ¿sabes? Experimentos —Brick arrugó la nariz, Princesa sonrió—. Es un traficante de drogas buscado en medio planeta, él fabricaba todos sus productos así que si alguien sabe de drogas es él. La familia de Alice lo mantiene escondido a cambio de trabajar para el gobierno británico o algo así, esos dos nunca hablan de su vida.

Brick acarició la frente de Blossom, respiraba con normalidad, lentas inhalaciones y exhalaciones largas, como si estuviera dormida. Si un dormido tuviera la piel tan fría como la de ella, sin el adorable color rosado de sus mejillas iluminando sus pecas. Cubrió su mano haciendo desaparecer sus dedos bajo los suyos.

—¿Era necesario?

Princesa vio la mano.

—Me temo que sí, el corte estaba infectado y la piel alrededor del dedo quemada por el hielo, aún si hubiéramos podido remover la parte necrótica… Blossom no recuperaría la movilidad total de su mano —regresó la tableta a la mesa. Suspiró, frotando sus ojos con las manos. Una siesta de la bella durmiente resolvería todos sus problemas.

—Como las cicatrices de sus dedos —concluyó Brick, sin esperar una respuesta.

—Sí, algo parecido.

Fue el turno de Brick para pasarse la mano por el cabello. Casi tres semanas angustiado por no saber dónde estaba, esperando el momento ideal para destruir algún edificio y recuperarla, tanto tiempo sin poder cerrar los ojos un minuto, ¿para esto? ¿La incertidumbre de no saber cómo ayudarla?

—Intenten dormir algo —volvió a pedir el Profesor, bajando las escaleras hacia la zona baja del laboratorio—, me quedaré a vigilarla.

—Vamos, semental, te llevó a su habitación, a lo mejor te ayuda a dormir.

—Se lo paso a ella, a ti no, no vuelvas a llamarme así —amenazó Brick, luego de haber discutido en silencio con el Profesor, levantándose de la silla—. Nunca me llames así.

Princesa consideró seriamente volver a usar el sobrenombre, hubo un tiempo, cuando ella y Blossom empezaban a reunirse más tras el comienzo de la universidad, que ese era el único nombre que usaba para hablar de Brick. Sobre la relación que tuvo con el chico durante años y, más veces de las que era capaz de admitir, se arrepentía de haber terminado sin darle una explicación real. También pensó en no decir nada más, darse la vuelta para ir a su habitación y dormir el resto de la noche, pronto tendría que volver a Townsville, hacer una visita rutinaria a su papá y otra más a su madre. Al final, eligió suspirar, dejar caer los hombros sin dedicarle una última mirada a nadie.

—Si algo cambia, por favor, avíseme, Profesor.

El Profesor Utonio asintió.

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Uno de los trabajadores de la enorme mansión cerró la puerta detrás de ella, la mirada que recibió del hombre, con esa nariz ganchuda y rostro lleno de arrugas por la edad, le dejó una sensación de arrepentimiento en la boca del estómago. Ni siquiera estaba segura de porque eligió ir, sabía de ante mano cuál sería el recibimiento de la servidumbre. ¿Cuál fue el verdadero motivo para ir?

El mismo hombre que le abrió la puerta la escoltó hasta el cuarto piso de la mansión Morebucks, dónde Princesa tenía su habitación. Debía de admitir que no recordaba nada del interior del hogar de la chica, sólo había entrado una vez, durante ese tiempo en el que Princesa fue alcaldesa de Townsville y declaró el ser villano como algo legal, esa noche no hubo oportunidad de admirar las decoraciones, entraron en la mansión y sacaron todo. Que giro tan curioso tomaban las cosas luego de unos años.

—Señorita Morebucks —llamó el mayordomo—, hay una tal Blossom Utonio que viene a verla —Blossom intentó no reaccionar. No culpaba al hombre.

Princesa abrió la puerta, sonriente.

—Gracias, Gary, te puedes marchar —Princesa la agarró por la muñeca jalándola al interior del cuarto—. Me alegra que pudieras venir, Bloss, no sabía si ibas a querer regresar a casa.

Casa. Se refería a Townsville.

—Intenté hablar con mis hermanas —comentó—, me acerqué a tocar la puerta de entrada y las escuché discutir… pensé que debía aprovechar el viaje.

Siguió a Princesa hasta la tercera puerta del cuarto, lo que parecía ser una habitación del té o algo así, con una elegante mesa de cristal en el centro, sillones bajo las ventanas, enormes y pesadas cortinas sobre ventanas de piso a techo. Era una casa miniatura dentro de una casa enorme.

—En ese caso, me alegra que eligieras quedarte. ¿Té?

—Un poco estaría bien, creo, no bebo mucho té.

Princesa comenzó a servir en las tazas de porcelana, Blossom estaba segura de que era porcelana por el suave tintineo que hacían al cochar las tazas con los platos, la suavidad de la tapa de la tetera al cerrarse. Una porcelana muy cara.

—Hey, Princesa, ¿qué pasó con el deseo de crear tu propia línea de ropa? —preguntó al sentarse en la mesa—. Vi tus maniquíes al entrar al cuarto.

La expresión de la chica se ensombreció un poco, no permitió que eso le quitara el buen humor, siguió preparando las bebidas cuidando cada uno de sus movimientos.

—Aún quiero hacerlo, y lo haré en algún momento de mi vida. Madre no me dejó dedicarme a la moda al terminar la preparatoria, me amenazó con cortar mis cuentas del banco si lo hacía. Dijo que debía estudiar algo que valiera la pena, así que apliqué para medicina en Stanford.

Blossom alcanzó su mano sobre la mesa.

—Ya quiero ver el rostro de esos críticos en parís, una de las mejores cirujanas del país creó su propia línea de ropa —en ese momento fue el turno de Princesa para sonreír—. Y ahora que lo mencionas, creo que casi es conveniente.

—¿Medicina, Blo? —Blossom asintió, dándole un corto sorbo al té—. ¿A qué te refieres?

—Estoy perdiendo mis poderes —confesó—, comenzó hace unos años, cuando empecé a prepararme para mi examen, nada realmente grave o que pudiera ser notorio para mi familia, pero ahora… ahora es algo grave —dejó la taza en su plato con suavidad—. Descubrí hace poco que mi aliento de hielo sigue siendo una habilidad fuerte, tanto que ahora sólo necesito enfocar mi energía en el objeto que quiero congelar —explicó, dirigiendo su atención al azucarero para cubrirlo de escarcha.

—Súper, si fueras un villano todos querrían trabajar para ti.

—Pensé lo mismo… el problema es este —al descongelar el azucarero, extendió las manos con las palmas hacia arriba sobre la mesa. Su piel estaba azul, casi transparente. El color retrocedió para dar paso al rosado saludable, al mismo tiempo que la escarcha desaparecía de los cubitos de azúcar.

—Tu misma te congelas.

—Ajá —fue su respuesta—. He empezado con experimentos pequeños, cucharas, jarras de cerveza, botellas de agua. El resultado es el mismo, mis manos se congelan hasta volverse hielo, puedo moverlas aunque no las siento. Le comenté al profesor del problema, pero él me recomendó tener un doctor de confianza que pueda… ¿qué dijo él? solucionar problemas de salud humanos.

—¿Quieres que yo sea ese doctor? Me halagas, Blo.

Blossom sonrió, intentando contener las lágrimas.

—Quiero que estés ahí para asegurarte de que mi padre y Cayden, el novio de Alice, sepan exactamente qué hacer si un día me convierto en un bloque de hielo y escarcha.

Princesa frunció el ceño al escucharla, su sonrisa desapareció.

—¿De qué hablas, Blossom?

—Tengo miedo de este… poder, Princesa. Es mucho más de lo que debería de ser normal en mí, y si un día no puedo controlarlo… estoy segura de que moriré congelada. Necesito a alguien que sepa exactamente qué hacer para mantenerme con vida, cueste lo que cueste. Y sólo puedo confiar en ti para eso.

Princesa se levantó del asiento, se arrodilló junto a Blossom y le apretó las manos contra su pecho, sin apartar la mirada de ella.

—Tienes mi palabra. Haré lo que esté a mi alcance para traerte de regreso.

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Fue el grito de Bubbles, resonando por toda la casa lo que despertó a Princesa.

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¿Cliffhanger? ¿Yo? Obvio~

Admito, borré y comencé a escribir esto cómo DIEZ VECES, no sabía que quería poner, ¿un momento del pasado? ¿Empezar con un sueño? ¿Nada? AAAAAAHHHHH, pero al final lo logré.

TsukihimePrincess: ¡Claro que les ardió! Y mucho, se gastaron tres botes de vitacilina, pero hasta cierto punto ellas se lo buscaron. La salida de Blossom fue algo complicado, no quería dejarla como damisela a rescatar, pero tampoco tendría tanta energía para salir por si sola. ¡Yo te agradezco venir a leer otra vez! Nunca fue mi intensión dejar Criminal abandonado, el problema fue que al crecer mis ideas se mezclaron y se me perdió el rumbo. Pero ahora vengo con el doble de determinación.

Aidil: ¡Vamos, Bloss! No se deje. De Princesa no sé si vaya a mostrar mucho de cómo fue su cambio, se me complicó mucho cuando empecé a trabajarlo en trozos, pero lo que pueda mostrar de poquito, tengan seguro que lo haré, es un personaje fuerte. ¡YA SEEEE! Con Mortem hablo mucho de que odiamos ver a Boomer puesto como un idiota (arghhh), y realmente me agrada el chico para que lo dejen estancado en sólo eso. Pues mira, según yo iba a ser fácil adivinar con quién terminaba Bloss, pero ahora… ni siquiera yo sé cómo va a terminar eso ¡Ja! Joke is on me.

Miss Purple24: No se angustie, yo soy impredecible hasta para mí. Puede que publique cada semana, o me tarde un mes, o tres días, ni siquiera yo sé que va a pasar. Pues no soy una maestra del dibujo, pero sus expresiones serían algo como :O (o como el meme de Patricio). Lo difícil no fue volver al laboratorio, lo difícil es descubrir como arreglar la situación, ¡aaaahhh! Eso si es un verdadero reto.

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Awanten, ¿cómo que sólo Princesa sabe que va perdiendo sus poderes?

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A gremlin mischievously making plans