Disclaimer: Las Chicas Super Poderosas no me pertenecen. Son propiedad del señor Craig y sólo él puede decir como continua la historia. Yo escribo fanfics por diversión, para entretenerme un rato y entretener a otros en el proceso. Lo hago gratis, así que sólo obtengo felicidad de esto.
Advertencias: Todos los personajes en esta historia son OoC (Out of Character). La historia está trabajada con mi headcanon de los personajes. Los OC (Original Character) que aparecen en la historia son de mi total propiedad, así que no me parece agradable que los agarren sin permiso.
Esta historia maneja crack-ships, desde este punto en adelante lees bajo tu propia decisión y elección.
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Capítulo 16 — Si algo te pasara…
Bubbles dejó de dar vueltas en la cama cuando el reloj marcó las tres de la mañana.
No supo a qué hora subió al cuarto para intentar dormir, sólo estaba segura de una cosa, no lograría cerrar los ojos sin importar lo que hiciera. Pensó en poner un poco de música para relajar su mente, dejar de pensar ayudaba mucho cuando tenía insomnio, buscó por diez minutos un álbum para la tarea, pasó diez veces la estrella de Hamilton, sin lograr decidirse entre ponerlo o no. Luego se detuvo por cinco minutos revisando una por una las canciones de Sweeneey Todd, pensando en que tal vez la voz grave y adolorida de su esposo le ayudaría a descansar.
Se rindió al ver los números cambiar al perfecto trescientos de la madrugada.
Sin haberse cambiado de ropa se levantó de la cama, cubriéndose los hombros con el pesado cobertor de invierno que usó para taparse, recorrió los primeros tres pisos de la casa buscando el baño que, según Cayden, estaba en el piso; sin encontrarlo. Finalmente se rindió y bajó las escaleras a la planta baja en busca de la cocina. Siempre había un baño cerca de las cocinas, suspiró con alivió al encontrarlo.
De inmediato olvidó las ganas que tenía de orinar cuando vio la luz de la cocina encendida. Se arrastró hacia ella sin pensarlo, no había visto un lugar tan grande, limpio y ordenado ni siquiera en su casa, aunque sólo ella tuviera permitido usar la cocina. Soltó un pequeño grito al observar la pared con tres hornos, era como un sueño. Frente a uno de ellos estaba Boomer, quitándose el mandil que traía amarrado en la cintura.
—¿Boomer? ¿Qué haces aquí?
—Desayuno —respondió, apartando la mirada de la puerta tan rápido como pudo—. Hay panqueques dentro del horno si tienes hambre, se quedan tibios y suaves ahí.
Bubbles fue a asomarse, en efecto había una bandeja en las dos rejas con pequeñas torres de panqueques sobre ellas, la temperatura estaba tan baja que pensó que estaba apagada la flama del horno.
—¿Desayuno a esta hora? No es por ofender, ¿pero no crees que es un poco temprano? —Bubbles se sentó en la barra de la cocina, alcanzando un vaso cercano para llenarlo con jugo—. Nadie está despierto a esta hora.
—Puede que tu día comience a las nueve —comentó, revisando una olla en la estufa, moviendo algo en otro sartén y apagando un hornilla—. El mío y el de mis hermano empieza en dos horas.
—¡Vaya, que horror! ¿Por qué tan temprano?
Boomer entrecerró los ojos, viéndola por encima del hombro.
—¿Horror? Para nada, Blossom nos acostumbró a despertar temprano. Ella y Butch se iban a correr a primera hora de la mañana, cuando volvían ayudaba a Brick a limpiar el departamento y nos sentábamos a desayunar una vez terminaban —mientras explicaba, Boomer colocó manteles y platos frente a las sillas de la isla, sus manos parecían acostumbradas a la acción.
—Pasaba mucho tiempo con ustedes, ¿verdad? —preguntó Bubbles, dándole vueltas al vaso de jugo.
—Preferíamos tenerla en casa. Cuando volvía con ustedes regresaba para tener un ataque de ansiedad tras otro—su voz, aunque calmada y en un bajo volumen, era como recibir un regaño del director. No lo tomabas enserio, sólo te hacía sentir culpable de todo.
—Oye, nosotras nunc…
—Guárdatelo —interrumpió, abriendo otro horno para poner un platillo dentro—, a mí no me debes excusas ni explicaciones, se las debes a tu hermana.
Pareció haber sido programado, en el segundo que Boomer cerró la puerta del horno, Butch apareció por la puerta, a diferencia de su hermano, que usaba un suéter de lana gris y pantalones para abrigarse del frío, Butch bajó en calzoncillos, rascándose la cabeza.
—¿Qué hay para comer?
—La comida está ahí, elije —Boomer señaló el muro de hornos—. ¿Brick?
Butch negó con la cabeza.
—Sigue abajo, me asomé a buscarlo y no estaba en ningún cuarto.
Bubbles observó a Butch servirse un poco de todo en un enorme plato, dejarlo sobre un mantel y sentarse a comer. No invitó a nadie a acompañarlo, no esperó a que otros bajaran, estuvo tentada a regañarlo por su actitud poco amistosa.
—¿No quieres esperar a los otros? —Bubbles se arrepintió de preguntar—. Para comer, digo, es mejor comer cuando estamos todos juntos.
—No, no quiero comer con otros, te diré por qué —Butch levantó el cuchillo del plato, señalando a Bubbles—. Tu hermana no quiere nada que ver conmigo, un tiempo estuvo bien con ella, fue genial, pero tan pronto me vea BC querrá arrancarme la cabeza. El Profesor, tu querido papá, tampoco se mostrará muy amigable conmigo, lo presiento, soy ese chico al que los padres odian. ¿Y mi hermano? Brick va a buscar la oportunidad para empezar una pelea, otra vez —metió un panqueque completo en su boca antes de seguir—. Así que no, no voy a comer con otros.
—No creo que Bri…
—Estoy seguro de que lo hará —Boomer interrumpió a Bubbles—. Cuando se enteró de la única vez que él y Blossom estuvieron juntos, estuvo a punto de matarlo —llenó una taza que encontró en un cajón con café—. Brick no piensa bien cuando se trata de Blossom.
Bubbles intentó reprimir el pensamiento, a ella le parecía muy romántico.
—¿Lo culpas? Mierda, aún tengo escalofríos cuando recuerdo la primera vez que volvimos a casa y el sillón estaba lleno de sangre.
—¿De qué hablan? —Bubbles se cambió de silla, más cerca de Butch—. ¿Sangre de qué?
—Segundo año de preparatoria —recordó Butch, para él y para darle a Bubbles una fecha en la cual pensar—. Los exámenes finales estaban a la vuelta, Bloss dijo que si no pasaban tendrían escuela de verano, pasó semanas estudiando para su examen de química, tenía miedo de no pasar —masticó un poco, luego continuó—. Lo que yo recuerdo es que fue la única en pasar el examen, fue a casa para descansar un poco pero entonces tuvo una llamada —miró a Bubbles, como si así pudiera explicarlo todo—. Brick fue el primero en llegar, dijo que la encontró en el sillón, mordiéndose los dedos, ya se había terminado de arrancar las uñas, y como no había nada más para morder… bueno, arrancarte la piel de los dedos sangra más que sólo unas uñas.
—Yo no escuché eso —intentó defenderse Bubbles.
—Le pedimos al profesor que no dijera nada —dijo Boomer, sirviéndose más café—. Nos llevamos a Blossom a Suiza para un concierto después de eso, intentando que dejara atrás la escuela. Eso y para darle tiempo a sus manos de sanar, aún tiene las cicatrices, aquí —extendió la palma hacia la rubia, mostrándole el tamaño de las líneas.
Bubbles se vio las manos, imaginando la desesperación a la que llevaron a su hermana para lastimarse de esa forma sin ser consientes, intentó recordar lo que dijeron en esa llamada, Buttercup y ella, ambas le llamaron para reclamarle por no ayudarles con el examen. ¿Y todo para qué? Sólo era un número, tres semanas extra en la escuela para reponer la calificación. Blossom nunca hizo algo así cuando descubrió su problema de adicción, su hermana fue honesta, intentó razonar con ella y llevarla con el Profesor por ayuda.
¿Qué pudo haber sido tan importante durante ese tiempo que las llevó a tratar a su hermana como una calificación?
—Blossom despertó —Brick entró en la cocina, sobresaltando a Bubbles, que casi tiró su comida—. Acaba de despertar.
Boomer y Butch dejaron lo que tenían cerca en la cocina, corriendo detrás de su hermano hacia el laboratorio, Bubbles tardó un poco más en seguirlos, necesitaba acabarse su bocado. Logró alcanzar a los chicos antes de que cerraran la puerta, Boomer mantuvo la puerta abierta para ella hasta que logró entrar, le agradeció en voz baja por esperarla. Se congeló en la entrada. Sí, su hermana estaba ahí en frente, sentada en la mesa metálica dónde la pusieron al llegar. Excepto que tenía un enorme corte en el hombro izquierdo hasta el nacimiento del pecho derecho, herida que el tal Cayden estaba tratando en ese momento, untándola con algo rojo que se mezclaba con su piel, todavía sin empezar a coser, además del corte en el rostro, ese parecía el menos grave, un rasguño debajo del ojo izquierdo, algo leve para curarse en cuestión de días. Intentó convencerse de que eso era todo, ningún otro daño, solo cortes y heridas que se desvanecerían en cuestión de días.
Hasta que Blossom levantó la mano para que el Profesor le revisara un corte.
Fue cuando gritó.
Su hermana volteó en su dirección. De no haber dado el primer grito, lo habría vuelto a hacer, Bubbles se tapó la boca para contener un segundo alarido, intentó retroceder y evitarle a Blossom ver como las lágrimas se acumulaban en su rostro. El corte que pensó era algo pequeño y se curaría pronto, iba desde la base de su barbilla hasta su coronilla, un corte limpio que partía su rostro en mitad imperfectas.
—¿Te duele algo más, hija? —preguntó el Profesor, atrayendo la atención de Blossom hacia él.
Uno de sus brillantes ojos rosas desapareció, tenía el mismo color que le había visto Bubbles anoche, azul, claro y brillante, opaco y transparente, como ver con un cubito de hielo enfrente de los ojos. El mismo dónde la cicatriz estaba.
—No, Profesor —Blossom respondió. Dejó que el Profesor girara su mano para revisar el corte, ya no sangraba, pero su piel no estaba dando señales de empezar a sanar—. ¿Estás bien, Boom? Me dijeron que te desangraron.
—No te preocupes por mí, ¿cómo estás tú? —Boomer se acercó a la camilla, quedándose de pie detrás de Cayden.
Blossom puso la mano izquierda frente a su rostro.
—Veo borroso de un lado —agitó los dedos repetidas veces. El primer movimiento de abrir y cerrar fue para verificar su coordinación motriz, el segundo era para rectificar que sus dedos obedecían a las órdenes. Y su última repetición la utilizó como experimento, no era capaz de distinguir un dedo del otro con el ojo izquierdo—. Tengo esta mano un poco inútil… y me duele el pecho.
Cayden estaba poniéndose otro par de guantes cuando Princesa entró golpeando la puerta con el hombro, Bubbles, que no logró quitarse del camino a tiempo, fue lanzada contra el cuerpo de Butch, él la sostuvo por los hombros para evitarle una vergonzosa caída.
—¿Qué sucede, quién y por qué mierda gritó así? —Boomer retrocedió unos pasos de la mesa, Princesa apenas logró cubrirse con la bata antes de bajar corriendo, llevaba el cabello hecho un desastre, y bajó sin zapatos, lo que debería estarle causando dolor en los pies, el piso parecía hielo a esas horas del día—. ¿Qué pretendes que haces, Cayden? Así no se hacen las suturas.
Brick extendió el brazo sin darle oportunidad a Princesa para avanzar.
—Fue idea del profesor, cuando intentaron cerrar el corte con ella acostada, empezó a sangrar —miró a Blossom, buscando una confirmación de su parte.
Ella no dio una respuesta directa, apretó los dientes cuando la aguja penetró su piel, y dobló la orilla de la camilla, apretándola con la mano sana, cuando Cayden empezó a jalar el hilo para empezar a curar.
—No sabría decir eso, mi conciencia comienza cuando me senté… ¡hijo de…! —Boomer quitó su mano de la mesa, cubriéndola con la suya para que apretara cuando le doliera.
—Lo que sea… dame unos minutos para limpiarme y te ayudó con eso, ¿todo bien con tu mano, Blossom? —Princesa se quitó la bata, ella tampoco se había cambiado de ropa para dormir—. ¿Incomodidad, ardor, dolor intenso para romper una montaña?
Butch se río con el comentario, los que estaban presentes, lo vieron confundidos.
—Dolor —dijo—, no sé qué me duele más para ser honesta.
—¿Necesitas que te traiga algo, Blossom? —preguntó Bubbles, antes de que alguien fuera a interrumpir—. Puedo traerlo para ti.
Cuando su hermana volteó a verla, Bubbles se preparó para un rechazo, una mueca burlona y un comentario sarcástico. No la culparía si elegía tener ese comportamiento con ella, creía que se lo merecía, después de la forma en que la habían tratado y haber convencido a todos que la ignoraran. Pero su hermana no hizo eso, le sonrió. Una de esas expresiones calmadas del profesor, una leve curva en los labios que le cerraba los ojos con las mejillas. Sintió un escalofrío al ver el ojo sin color.
—Tengo hambre, creo que Boomer preparó algo para desayunar, ¿verdad?
El chico asintió sin voltear, esperando los apretones de mano cuando un nuevo punto era hecho.
—La acompaño, imagino que será necesaria más comida —Butch apretó los hombros de Bubbles, levantándola unos centímetros del suelo. Abrió la puerta y salió de espaldas, de alguna forma utilizando a la Puff como un escudo humano contra los demás.
—¡Bájame, no me gusta que me traten como muñeca! —Bubbles intentó zafarse de sus brazos sin éxito. Si los Rowdy eran fuertes, entre los tres Butch tendría que ser el único con fuerza bestial, algo parecido a Buttercup con su temperamento—. ¡Suéltame!
—Oh, perdona, necesitaba salir de ahí.
Butch puso sus pies en el suelo con tanta delicadeza que no parecía ser la misma persona, ella tuvo que girarse para intentar verlo a los ojos. Sentía mucho orgullo de su estatura, constantemente le mencionaban lo alta que era para ser una chica, no se sentía de esa forma cuando estaba al lado de la contra parte de su hermana.
—¿Es por lo que mencionaste sobre Brick? —Butch apartó la mirada pasándose las manos por la cadera.
—Mierda, olvidé que no me he vestido —entraron en la cocina, ella empezó a buscar bandejas dónde llevar los platos para que todos pudieran comer—. Respondiendo a tu pregunta: sí, algo así.
—¿Cómo era? —Butch arqueó una ceja—. Blossom, cómo era vivir con ella entonces.
Él se sentó en el banquillo dónde estaba minutos antes, doblando el cuello hasta ver directamente el techo. Parecía querer poner sus pensamiento en orden, o tal vez intentaba encontrar las palabras indicadas para contarle a Bubbles lo que quería saber. Quizá intentaba ignorarla y no planeaba contarle nada.
—Quieres saber que pasó ese día, ¿me equivoco?
Bubbles enrojeció cuando Butch habló. No se atrevió a decir nada.
Esa noche ni siquiera fue capaz de reconocer a Blossom, estaba acostumbrado a verla con sus playeras de color pastel, zapatos de piso o deportivos para no agotarse al caminar, un suéter ligero que le cubriera los brazos, y al mismo tiempo ocultara su figura, pantalones de mezclilla de todos los colores posibles, todo eso acompañado de la eterna cola de caballo que siempre usaba, un peinado clásico en ella. No había forma de reconocerla en la muchacha de vestido corto, zapatillas altas y cabello recogido sobre un hombro que vio en ese lugar.
La confundió con una chica más que había ido al club nocturno para divertirse, una linda pelirroja, acompañada de su amiga, perdida en el camino al baño. Por esa misma razón no se contuvo al acercarse y comenzar a coquetear, era consciente de la relación que mantenía con Buttercup, ese fue otro motivo para acercarse a la mesa cuando la pelirroja volvió con su amiga, tenían una relación abierta y ella insistió largamente en que no eran exclusivos. No le debía nada excepto cuando Buttercup le pidiera algo, esa pelirroja estaba volviéndolo loco mientras más la veía.
Sus esperanzas de que algo pudiera ocurrir con ella menguaron cuando su amiga, a quién inmediatamente reconoció como Princesa, se ofreció a bailar con él en lugar de ella. Estuvo a punto de echarse para atrás y retirar la oferta, hasta que la vio avanzar y aceptar bailar con él.
Lo que sucedió después de eso seguía siendo algo que no lograba comprender como no se dio cuenta antes. Todo el tiempo que pasaban junto en casa, las noches de desvelo charlando hasta que el agotamiento la hacía dormir, los fines de semana dando vueltas durante horas en el parque para tranquilizar sus nervios. Tuvo que haber comprendido lo que sentía cuando Buttercup entró en la habitación, gritando con la fuerza de sus pulmones si Blossom había visto sus botas. Todo fue hacia abajo después de eso.
—Blossom simplemente llegó a casa dos días después, ella y Brick se metieron a su habitación y cuando salió, Boomer y yo comprendimos lo que acababa de pasar.
Bubbles estuvo a punto de tirar la jarra que acaba de llenar con jugo. Llevaban cerca de diez minutos en la cocina, todo ese tiempo Butch se había quedado callado. Ella ya se había convencido de que él no le contaría nada, tendría que hacerle la incómoda pregunta a Blossom. Justo lo que no quería.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Bubbles.
—Bloss terminó con Brick y fue la última vez que la vimos —Butch agarró la taza de café de Boomer, ahora frío. La hizo girar en sus manos—. Días después de que se fue a Massachussets Brick se acercó a preguntarme qué se me había metido —el chico levantó la mirada del mármol de la isla de cocina—. Decidí no hacerme el idiota y ser honesto con él. No tenía idea, no reconocí a Blossom y cuando lo hice… no hice nada por detenerme.
Un escalofrío recorrió la espalda de Bubbles. No podía ni imaginarse lo que debía de sentirse un engaño de ese tipo, ni para Brick ni para Buttercup.
—Brick comenzó a golpearme sin que me diera cuenta, una parte de mi cerebro me dijo «detenlo y hablen», pero realmente no quería detenerlo. Boomer tuvo que llegar a detenerlo.
—Pensé que fue una expresión —murmuró Bubbles—. Realmente iba a matarte.
—Si eso fuera posible. Yo no lo hubiera detenido —Butch vació el contenido frío y desabrido de la taza de un trago—. De los tres, fue mi hermano quién lo pasó peor —Bubbles se sentó a su lado, escuchando atentamente—. Todavía creo que si él volviera a iniciar una pelea y tratara de matarme, lo dejaría.
Su sonrisa hacia Bubbles no revelaba nada que ella no hubiera asumido ya, Butch parecía haber desarrollado fuertes sentimientos hacia Blossom, pero nada de lo que le contó ayudaba descifrar si todavía había esperanza para Buttercup de recuperar lo que tuvo con ella en el pasado. O si debía darle la mala noticia a su hermana.
—Iré a ponerme ropa, ahora bajo para ayudarte con esas bandejas.
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—¿Qué me dices ahora, mejor?
El Profesor retrocedió, dándole oportunidad a Blossom de responder, el corte de su pecho ya estaba vendado al completo, Princesa le había pasado su bata de dormir para protegerla del frío (que ella afirmaba no poder sentir). Ahora él y Cayden trataban de encontrar la forma para ayudarla a recuperar la vista del ojo izquierdo. Mientras Princesa había limpiado y suturado el corte de su rostro, él había hecho varios análisis a su sangre, esperando encontrar respuestas al repentino cambió de su vista.
Quería encontrar una solución. Sería pasajero, en unos días volvería a ser la misma de antes. No habría necesidad de usar lentes nunca, sólo tenía que cubrirse un poco. Deseaba encontrar una respuesta instantánea.
—Profesor —suspiró Blossom—, no veo nada. Es como una neblina.
Princesa imitó su suspiró, excepto que el suyo estaba cargado con cansancio.
—Dele tiempo, profesor, todavía tiene la sangre de Boomer en las venas, en poco tiempo mostrará cambios —la joven Morebucks palmeó la espalda del profesor, él no reaccionó—. Vaya a la cocina y coma un poco, los adultos bien cuidados son un imán para las mujeres —la intención era animarlo un poco, funcionó durante poco tiempo. El suficiente para salir del laboratorio junto con Cayden y Boomer, era claro que Bubbles no bajaría—. Ya mando a la rubia con tu comida, Bloss.
La puerta se cerró detrás de ella, Brick alzó el brazo para poner el seguro.
Se detuvo antes de tocar el metal.
Blossom hizo un esfuerzo por no doblar la espalda cuando comenzó a llorar. Su cuerpo se tensó en todos lados, su rostro, su pecho y sus brazos, todas las heridas que acababan de cerrar se abrirían de nuevo con un solo movimiento. Lo que era peor, si apretaba los ojos para llorar el corte en su rostro le causaría más dolor que otra cosa.
—Ven aquí, criatura —murmuró Brick, ocultándole el rostro en su pecho—. Ya está bien, pequeña, todo estará bien —el beso de él sobre su cabeza siempre le ayudaba a dejar de llorar, sus manos cariñosas en la espalda eran como una droga que detenía el temblor en todo su cuerpo.
Blossom temió que hubieran dejado de funcionar luego de los años que estuvieron separados, pero sintió paz al descubrir que seguían calmando sus nervios.
Espero a que sus músculos se relajaran, dejó caer las lágrimas por sus mejillas sin hacer algo por detenerlas o impulsarlas a salir. Abrazó a Brick por la espalda, aferrándose a su camisa. Ya empezaba a dolerle otra vez el pecho, contener los hipidos del llanto no era nada fácil.
—Lo siento… —gimió Blossom—, lo siento, lo siento mucho…
—¿Y ahora por qué te disculpas? —Brick sostuvo su rostro por las mejillas, alcanzando un pañuelo cercano para limpiarle, con una delicadeza que ella no recordaba, las lágrimas sangrientas del ojo izquierdo—. No has hecho nada malo.
—Claro que sí, hice preocupar a todos… mi padre, Alice… mis hermanas, tú… —Brick presionó un dedo en sus labios, evitando la letanía de disculpas sin sentido tan familiar para él. Si la dejaba seguir hablando, terminaría provocándose un ataque de ansiedad, su cuerpo no estaba en condiciones de soportarlo.
—Tu no provocaste esto, pequeña —cambió el pañuelo por uno limpio—, ¿recuerdas lo que te dije alguna ocasión? —ella asintió—. La gente se preocupa porque te quiere —ella cerró los ojos, dejando que siguiera limpiando sus lágrimas—. No has hecho nada por lo que debas disculparte, una vez más estás dos pasos delante de mí, dejaste todo preparado para que alguien te ayude.
Brick tiró los pañuelos en el bote, buscando un trapo para limpiarse la sangre seca de las manos. Tuvo que intercambiar lugares con Boomer para sostener la mano de Blossom cuando ella, recibiendo las puntadas de Cayden y Princesa, estuvo a punto de romperle los huesos. Así que eligió ser él quién perdiera movilidad de una mano momentáneamente. Volteó para verificar el ánimo de Blossom luego de limpiar, ella se mordía el labio.
Él se sentó a su lado en la camilla, cuidando cada uno de sus movimientos, cargó a Blossom para sentarla sobre sus piernas y guiar su cabeza hacia su hombro. Siempre fue más alto que ella, aunque estuviera sentado ella no podría igualar su tamaño, y eso nunca lo vio como un impedimento para ayudarla a descargar su estrés. Blossom sólo lloraba cuando algo la estresaba y no sabía cómo solucionar el problema.
Así los encontró Bubbles cuando volvió a entrar al laboratorio.
Su hermana intentando no encorvarse contra el cuerpo de Brick, luchando por no hacer gestos al llorar, aunque sus lágrimas ya caían rojas por sus mejillas. Mientras él la abrazaba como si intentara esconderla de todo el mundo con sus brazos. Ella se escondió detrás de la puerta antes de dejar que esta se cerrara completamente.
—¿Me prometes que no estás enojado?
Brick intentó no reírse, el ruido parecía más bien alguien estornudando.
—¿Me preguntas si no estoy enojado por lo que ocurrió entre tú y Butch? —preguntó, Blossom intentó sorber por la nariz—. Al principio sí, cuando me dijiste que no querías una relación a distancia y que íbamos a terminar, lo admito, eso me dolió. Intenté fingir que no, pero fue muy jodido como me botaste.
—¿Te dolió? —susurró Blossom—. Estaba segura de que yo era la única que estaba enamorada, tú… —tosió. Brick sólo enderezó su espalda, así el dolor sería menor—, estabas todo el tiempo fuera, a penas y nos veíamos los últimos años de nuestra relación, pensé… pensé que sólo estabas conmigo por capricho.
Brick suspiró. Sostuvo la cabeza de Blossom, recargando su frente con la de ella.
—Todo lo opuesto a eso, pequeña —murmuró, estaba tan cerca de su rostro que no necesitaba alzar la voz—, vivía aterrado a la idea de perderte. Cuando tuviste tu última crisis y tuvimos que llevarte con urgencia con tu padre —su voz se quebró antes de terminar. Tuvo que respirar hasta controlar los temblores de su barbilla—. Estuve tomando más trabajo del que podía manejar para mantenerme lejos, sabía que si te pasaba algo, estuviera cerca o no, no iba a ser capaz de soportarlo.
Blossom acarició su rostro, apretó su frente hasta abrirse la herida otra vez y en esta ocasión el dolor no le importó. Los brazos de Brick apretaron su cintura. Era como volver en el tiempo a los días dónde vivía en el departamento con ellos, y no en casa con sus hermanas y su padre. Cuando Brick la abrazaba se sentía protegida, estaba en el único lugar de la tierra dónde nadie criticaría sus miedos, dónde llorar y gritar porque iba atrasada con una tarea no provocaba risas. Siempre que empezaba hiperventilarse por el aterrador pensamiento de que ella sólo era buena para ser una calificación, Brick la abrazaría rodeando su cuerpo con ambos brazos, apretando tan fuerte que podría romperle las costillas a alguien y no la soltaría hasta que se lo pidiera.
—Lo siento… no tenía idea de la presión que ponía sobre ti —él levantó la mano izquierda de ella, plantando un largo beso en el centro de su palma.
—Si me hubieras dado un tiempo para acostumbrarme, hubiera encontrado la forma de adaptarme a ti y protegerte como siempre —Blossom lo abrazó por el cuello, intentó mantenerse derecha al hacerlo, cada pequeño movimiento estaba llenando su cuerpo de dolor y sentía como si todos los puntos que le hizo Cayden, con el cuidado de un verdadero cirujano, fueran a soltarse al mismo tiempo.
—Gracias…
Hubo un corto momento de silencio entre ellos. El cuerpo de Blossom se aflojó lentamente, a medida que las emociones que llevaba atoradas en el pecho disminuían.
—Cuando lo necesites, pequeña.
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Bubbles tocó en la habitación de Buttercup, indecisa de lo que debería de decir o hacer en ese momento, ¿estaba bien lo que hizo? Una parte de su mente le decía que sí, era necesario, nadie le contaba nada. Al mismo tiempo se sentía realmente culpable por haber espiado a su hermana de esa forma, en especial por lo íntimo que fue se momento con Brick, se pudo dar cuenta de la situación sólo viendo su cercanía al abrazarse, escuchando la suavidad en la voz de Brick cuando le hablaba a su hermana. Nunca pensó que el chico que dirigía los ataques contra ellas, el mismo que disfrutaba largamente viéndolas sufrir, pudiera hablar así.
Sintió celos y felicidad juntos.
Celos y envidia porque durante el tiempo que ella estuvo con Damien, nunca pudo disfrutar de un momento así. Con él todo eran quejas, criticas, burlas y luego la droga. Él se quedaba dormido luego de repetir tres veces, ella necesitaba un poco más para poder dormirse, y ni así creía realmente que hubiera sido… no existía punto de comparación con lo que vio. Era evidente, el noviazgo de Blossom y Brick fue muy distinto a lo que ella creyó tener con Damien. La odiaba por eso.
Y también quería seguir viéndola feliz.
—¿Qué? —gritó Buttercup desde adentro.
—Te traje comida, debes tener hambre —Buttercup abrió la puerta. Parecía ser la única en esa enorme casa que logró dormir—. Lo preparé yo misma, ¿puedo pasar?
—Ya qué, entra —se quitó de la entrada, Bubbles se deslizó dentro, acomodando la bandeja sobre la cama. Había preparado comida para dos—. ¿Cómo está ella? —jaló un sillón cerca de la ventana, sentándose en él.
—Mejor, aunque… —Bubbles observó a Buttercup, ¿querría escucharlo?
—Ahg, sólo dilo, si el idiota polla caliente de Butch dijo algo, terminaré enterándome de todas formas —agarró un trozo de pan, untándolo de mantequilla hasta cambiarle el color—. ¿Qué fue entonces?
—Butch no dijo nada —dijo. Luego de pensarlo—. En realidad, tuvieron que cortarle el dedo a Blossom.
La mordida que iba a darle al pan quedó en eso, iba.
Buttercup giró los ojos hacia ella, con la quijada abierta y la mantequilla rozando sus dientes. Esperó. Siguió esperando. Esperó un poco más a la señal de broma de Bubbles para reírse.
Pero nunca hubo señal de broma.
—¿Qué?
—Su dedo, el que vimos que le habían cortado cuando la encontramos —BC asintió, tratando de asimilar las palabras—, bueno, el doctor que trajo Princesa para atender a Blossom, determinó que el daño era mucho… algo así entendí, no iban a poder salvarlo —agarró el frasco con mermelada, dándole vueltas con una cuchara—. Se lo tuvieron que quitar —susurró agudamente.
Decirlo en voz alta lo volvía en una realidad, no solamente algo que vio deseando haber tenido un mal sueño. Era lo que le decía el profesor cuando empezó a ir a sus reuniones para desintoxicarse, platicas las situaciones las volvía ciertas.
—Y… tiene un corte en el rostro, aquí —marcó el camino desde su coronilla a la barbilla, pasando sobre su ojo—, creo que ha perdido la vista completa de un ojo, pero el Profesor seguro busca la forma de mejorarlo.
—¡Espera, espera un puto momento! ¿Un corte en el ojo? —Buttercup se levantó del sillón de un salto—. Pero… no vimos nada de eso, ¿cómo, cuándo?
Bubbles negó con la cabeza, al intentar dormir se soltó el peinado del cabello, dejándolo descansar sobre sus hombros.
—No sé, también tiene un corte bastante feo en el pecho —intentó platicarlo con calma, no ponerse emocional y arruinar las palabras a la mitad. Ahora que lo había hecho, no sentía que fuera capaz de contener el llanto.
Clásico Bubbles, pensó, ponte a llorar.
—¿Grande? —su hermana asintió, dibujando el tamaño de la herida sobre su ropa—. Ay, mierda… —murmuró Buttercup, cubriéndose la boca con las manos—. Mierda, mierda, mierda… —sus piernas la llevaron de un extremo de la habitación al otro.
No se trataba de un cuarto grande, quince pasos cortos de la puerta a la pared. Pero la cantidad de vueltas que hizo Buttercup lo hicieron parecer enorme. Seguía cubriéndose con las manos, así se concentraba ella, recordó Bubbles. Si no podía irse a su pequeño taller en el patio trasero a afilar sus espadas, caminaba y caminaba hasta haber aclarado su mente. Recordó cuando hizo eso la primera vez, unos días antes de confesarle a Robin lo que sentía y pedirle ser su novia. Excepto que no entendía lo que podría pensar ahora.
—¿Qué opina el profesor?
—Se veía devastado —gimió Bubbles, sucumbiendo a las lágrimas—. ¡Oh, Buttercup, se ve destrozado! —agarró un cojín de la cama y lo abrazó contra su pecho—. El pobre Profesor… si lo hubieras visto, Butter, parecía dispuesto a rendirse cuando Blossom abrió los ojos.
Buttercup se dejó caer sobre la cama, cubrió sus ojos con el antebrazo, murmurando algunas palabras que no pudo terminar de comprender.
—¿Butter? —llamó Bubbles, limpiándose la nariz.
—Esto es más jodido de lo que imaginamos, Bubbs —no parecía hablarle directamente, sólo decía las cosas para volverlas realidad—. Es más grave de lo que imaginamos —el llanto de Bubbles se escuchó suave—. Tenemos que… deberíamos de… ¿qué supone que hagamos ahora? —la desesperación se coló en su voz, y eso no era algo normal—. Quiero decir, esto no es como pelear con un monstruo o un villano de segunda, ¡esto no es nada a lo que estamos acostumbradas!
La chica cayó de rodillas al suelo, cubriéndose la cabeza con las manos, se jaló el cabello en la mitad del cráneo dónde no lo tenía rapado, y el otro lado, el que mantenía cuidadosamente estilizado para formar una telaraña, lo rasgó con las uñas.
—Podríamos… —Bubbles dudó—, los chicos deben de tener algunas ideas.
—¿Los chicos? —repitió Butter.
—Seguro, son malos, ¿o no? Tal vez ya no sean "villanos" pero seguro siguen siendo criminales —Butter se quitó el cabello del rostro, la señal de cierra el hocico—. Dudo que se ganen la vida de manera honrada, de alguna ayuda deben de ser, ¿cierto?
Sí.
Sí, era la respuesta que quería dar Butter. Por supuesto seguían siendo malos. Hace unos meses, al inicio del semestre, fue lo primero que le preguntó a Butch cuando se reunieron en aquel hotel. «¿Te sigue persiguiendo el FBI?», «sabes bien que sí, nena.» Fue su respuesta. Así que, sí, nunca dejaron el trabajo de la criminalidad, sólo cambiaron de enfoque.
¿Pero de eso a pedirles ayuda para descubrir lo que ocurrió con su hermana?
Levantó la cabeza, no alimentaría las fantasías de Bubbles hasta no tener una respuesta clara.
Alguien tocó la puerta.
—¿Quién?
—Boomer.
Bubbles abrió la puerta, el chico no les dirigió la mirada cuando se encontraron, sus pesados cascos descansaban sobre sus hombros, se había cambiado el suéter de lana gris por uno azul. El color casi hace reír a las dos chicas.
—Princesa convocó una reunión en la sala, todos deben bajar.
—¿Princesa? —escupió Buttercup, quitándo a Bubbles del camino—. ¿Desde cuándo ella da las órdenes aquí?
Boomer se detuvo.
Giró sobre los talones dedicándoles una larga mirada a cada una, primero Buttercup y luego Bubbles.
—Curioso —fue su respuesta.
—¿Qué es curioso? —gruñó Buttercup. Todas las clases de meditación se volvieron polvo en su mente.
—Ambas —aclaró, como si aquello fuera obvio—. Su prioridad no es averiguar si su hermana está bien, o cómo podrían ayudar a su hermana —recorrió los ojos por ambas, sonriendo cuando sus ojos se encontraron—. Nosotros somos los malos, y son ustedes las que tienen mal sus prioridades.
Boomer cubrió sus orejas con los cascos, como había hecho ya tantas veces desde que se encontraron en Massachussets.
—Bajen antes de que Brick las obligue. No está de buen humor.
¿Antes de que nos obligue? ¡Ja! Quisiera ver que lo intentara, acabará con las manos como corbata.
Aquello era lo que pretendía responder Buttercup. No iba a dejarse intimidar por los chicos, no lo hizo entonces y no lo haría ahora. Pero entonces recordó la facilidad con la que Butch dominó a Bubbles, como la levantó del suelo con una mano y con tanta calma la arrojó al otro lado de la habitación, sin el mínimo esfuerzo. Así que no pudo evitar preguntarse, si la fuerza bruta de Butch había crecido hasta ese punto, ¿qué tan fuerte debía de ser Brick para elegir no meterse en la pelea?
Tomaron la elección pacífica y bajaron.
La parte fácil fue encontrar la sala, sólo debían de seguir las voces.
Cómo había mencionado Boomer, los demás ya estaban ahí. Butch y Princesa estaban sentados uno al lado del otro, a la izquierda de la pantalla que mostraba el amable rostro de Kendall. Del lado derecho estaba el Profesor y ese tan Cayden, ambos mirando fijamente unas hojas, documentos importantes, tal vez. En el centro, dónde debía de estar la mesa sólo había un largo sillón, ahí estaba Blossom junto a Brick, rodeando su cuerpo por los hombros como si pudiera evitar que se cayera.
Boomer llegó para acomodarse al lado de Princesa.
El Profesor le sonrió a sus hijas, invitándolas a elegir dónde sentarse en los sillones libres. Escogieron el que estaba a la derecha de Blossom, no se sentían con fuerza para ver directamente sus heridas.
—¿Y bien? —se mofó Buttercup, cruzando las piernas—. ¿Para qué estamos aquí?
Blossom se miró las manos, comenzó a rascarse una uña y Brick la detuvo, entrelazando su mano con la suya.
—Kendall, muestra las grabaciones del archivo "X", por favor —pidió Blossom, alzando la voz. El programa de computadora obedeció, poniendo en pantalla una serie de gráficas que iban en descenso.
—¿Qué se supone que es esto? —quiso saber Boomer, todavía con las orejas cubiertas.
—Estas —explicó Blossom, poniéndose de pie con dificultad—, son las gráficas de seguimiento de mi salud hace tres años —cambió la imagen por distintas tablas, con más pequeños y en tamaño más grande—. Y estas de aquí… son de hace un mes.
—Oh, mierda… —murmuró Cayden.
—¿Qué? No entiendo, ¿qué significa eso? —Butch volteó a Cayden y luego al profesor, cuya mirada saltaba de un número a otro.
—Significa… —suspiró Blossom, respirar era difícil—. Significa que la sustancia X de mi sangre está desapareciendo.
Boomer se quitó los cascos, intercalando la mirada entre lo que Kendall mostraba y Blossom.
Brick le apretó las manos, agradeciendo ser quién la sostenía para que no se cayera.
Buttercup tardó un poco más en que la información fuera procesada en su mente. Al igual que Bubbles.
—Significa que estoy perdiendo mis poderes.
Decirlo en voz alta lo vuelve realidad. Se repitió Bubbles, analizando la expresión de todos, sorprendidos y aterrados por lo que escuchaban.
Todos.
Menos Princesa Morebucks.
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Ignorance is your new best friend!
Vale, perdón, me acordé de la canción y pensé que sonaba bien con esto. Vamo' con los reviews
Miss purple24: Y te va a tener pensando todavía una buena porción de la historia quien secuestró a Blossy, de eso de trata (?). Uhm… bueno está menos completa en este capítulo, pero la salud es lo importante… y tampoco está bien de eso, pero tiene ayuda de todos y eso sí que es importante. Justo por eso tardo en actualizar algunas veces, cuando no hay inspiración, pues sólo me pongo a escribir cosas que se me ocurren en el momento, para dejar que las ideas tomen un descanso.
Es algo curioso la forma en la que todos interpretan la situación, todavía nos quedan unos capítulos de este largo día (oh, sí, este día va para largo). Y espero poder mostrar un poco de como se sienten poco a poco. Gracias por leer, espero que te capítulo te haya gustado.
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Y ahora un espacio publicitario porque es mi fanfic y puedo hacerme autopublicidad.
Estoy en proceso de autopublicar mi primera novela, he trabajado como muchos años en ella y la verdad, me hace mucha ilusión la simple idea de sólo publicarla, dejar que el mundo pueda verla. Por ahora sólo voy a publicar en forma ebook, así que si hay alguien que esté interesado en leer mis escritos más allá del fanfic pueden adquirirla. La preventa termina el 20 de abril de este año, (después de eso seguirá disponible pero ayuda para empezar a hacerle promoción)
La historia se llama "Pecados de Sangre" de Andrew Alexia (así es, ese es el nombre con el que he elegido publicarme porque lo he usado por años). Si quieren un poco más de información de los planes que tengo para la novela, también pueden visitar mi perfil de Instagram, me encuentran con el mismo nombre o por el arroba andrewalexiaautora (así todo junto porque ya sé como se pone FF con arrobas y enlaces).
Bueno, fin del espacio publicitario, nos leemos en la siguiente actualización.
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A Happy gremlin
