Disclaimer: Las Chicas Super Poderosas no me pertenecen. Son propiedad del señor Craig y sólo él puede decir como continua la historia. Yo escribo fanfics por diversión, para entretenerme un rato y entretener a otros en el proceso. Lo hago gratis, así que sólo obtengo felicidad de esto.
Advertencias: Todos los personajes en esta historia son OoC (Out of Character). La historia está trabajada con mi headcanon de los personajes. Los OC (Original Character) que aparecen en la historia son de mi total propiedad, así que no me parece agradable que los agarren sin permiso.
Esta historia maneja crack-ships, desde este punto en adelante lees bajo tu propia decisión y elección.
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Capítulo 17 —Lo lamento mucho…
El silencio que siguió a las palabras de Blossom no parecía real. Demasiado denso para escuchar su respiración, muy pesado para poder concentrarse en las respiraciones de los demás. Parecía ser sencillamente que todos dejaron de respirar. La chimenea estaba encendida, como si alguien hubiera bajado el volumen, ninguna de las chicas era capaz de escuchar el crepitar de la madera, el fuego quemaba en un aterrador silencio.
Lo que era peor, no había señales de que fuera a terminar pronto.
Blossom vio a sus hermanas intentar procesar sus palabras, cada una encerrándose dentro de su propia mente, no se trataba de algo normal, había dejado caer una bomba en la casa y la limpieza no sería fácil ni rápida. Lo único que le quedaba ahora era esperar hasta que el daño pasara, sólo entonces podría evaluar la situación, buscar la mejor forma de reparar los daños. Brick la ayudó a sentarse cuando sus piernas se doblaron, no podía seguir resistiendo el dolor.
¿Sería un buen momento para pedirle que la lleve hasta su habitación?
No, por supuesto que no. La posibilidad de hacer una petición egoísta en momentos como ese le revolvió el estómago. Estaba herida, claro, le dolía cada nervio existente en su cuerpo y en cualquier momento podría desmayarse del dolor, eso no era una excusa para pedir que la subieran en brazos. Porque, si lo ponía en una balanza, flotar tres pisos hasta su habitación consumiría la poca energía que le quedaba, se caería a mitad de las escaleras.
¿Y qué le dirían sus hermanas de eso? Se burlarían, por supuesto, dirían que la única razón para arrastrarlas por el país era, una vez más, sólo para complacer los caprichos egoístas de la señorita perfección.
Se apretó el costado intentando mantenerse derecha. Al parecer el doctor pasó por alto una de sus heridas, comenzaba a dolerle el estómago, la cadera y metía sus manos al hielo con la siguiente afirmación, tenía un sangrado interno.
—¿B? —la voz de Princesa rompió el silencio de la habitación—. Blo, ¿qué sucede, qué tienes? —un borrón dorado y rojo se levantó del sillón, corriendo hasta dónde ella se encontraba—. ¿Blossom?
—El cirujano que trajiste —gimió, se encorvó sobre las rodillas, apretándose con más fuerza la zona que le dolía—, ¿sigue aquí? —Princesa asintió, buscando algún corte evidente, palpando su cuerpo para mancharse las manos de sangre y descubrir el origen del dolor—. Creo que lo necesito…
—¿Qué? —estalló Buttercup. Plantándose junto a Princesa, la agarró por la muñeca y la quitó de su camino como si fuera una muñeca, Boomer tuvo el reflejó de estirar los brazos y atraparla—. ¿Estás jodiéndome? Primero nos arrastras por medio país porque, oh, bu-bu, alguien me secuestró. Luego te conviertes en una puta escultura de hielo y estamos obligados a mantenerte con vida, ¿y ahora me vienes con estás mierdas?
—¡BUTTERCUP! —gritó Brick.
Ella ya se había adelantado, levantó a Blossom del sillón jalando el cuello de su suéter.
Blossom gimió apretando los dientes, sintió claramente como se reventaban los puntos de su pecho, y el frío que sintió con el dolor desapareció en poco tiempo, empezaba a sangrar otra vez. Pero la única sangre que vería Buttercup sería la de sus labios, al morderse la lengua para no gritar, esa y la de su rostro, cuando se reventó otros tres puntos al arrugar la frente.
—¿Crees que simplemente puedes decir que estás perdiendo tus poderes y nosotros vamos a cuidarte como si fuera una bebé? —las manos de Buttercup temblaron, quería hacer lo mismo que había hecho con Princesa, lanzarla al otro lado de la habitación sin importarle el daño.
Si no hubiera sido ella quién fue arrojada.
Vio el borrón de Brick moverse de dónde estaba y pararse a su lado, sintió los huesos de su muñeca volverse polvo cuando la mano del chico se cerró sobre ella. No tuvo oportunidad de regresarle el golpe, Brick ya le había quitado a Blossom de la mano y la acunó sobre su pecho, el movimiento de su mano al girarla apenas fue perceptible, un segundo sostenía la muñeca de Buttercup y al siguiente ella estaba al otro extremo de la habitación. Boomer todavía sostenía a Princesa cuando la Puff intentó levantarse. Butch no había tenido oportunidad para levantarse del sillón.
—¿Bu…Butter? —la llamó Bubbles con un hilo de voz—. Blo… ¿está bien? —los ojos de Bubbles saltaron de una hermana a la otra.
—A mí no importa si crees que ha hecho todo esto para llamar la atención —la voz de Brick resonó, Buttercup levantó la cabeza, se había hecho un corte en la frente—. Vuelve a ponerle las manos encima y haré pedazos tus huesos, uno por uno.
Bubbles se cubrió la boca. Sus ojos saltaban de una persona a otra esperando que alguien supiera que hacer, o como reaccionar al breve ataque de violencia de Buttercup. Porque conocía a su hermana, no lo hizo con verdadera intención de lastimar a Blossom, era una acumulación de estrés, todo lo que estaba sucediendo era demasiado para una sola persona, no podían simplemente esperar verla en paz y estado zen cuando ni siquiera era capaz de dormir. No la culpaba, sabía que no quería lastimar a Blossom.
¿Pero entonces que era lo que debía hacer? Los chicos estaban en la misma situación, observando a Brick sostener a Blossom entre sus brazos, quién ya empezaba a manchársele la ropa de sangre, y a Buttercup. Su mano estaba totalmente recuperada ahora, y en sus ojos se podía leer la ciega furia invadiéndola, en cualquier momento uno de los dos saltaría para comenzar una pelea. Y nada bueno saldría de eso. En el otro extremo de la habitación el Profesor y Cayden se protegían de cualquier explosión, no les convenía tratar de ser un creador de paz en ese momento.
—Si quieren matarse —gimió Princesa, con ayuda de Boomer logró ponerse de pie—, no tengo problema en que lo hagan. No me interesan sus vidas —Bubbles la vio frotarse el costado—. Pero no pienso permitirles agravar la delicada situación de Blossom, así que tú, semental, llévala abajo. Y tú —Princesa dirigió su furia hacia Buttercup, ignoró a Brick tan rápido le dio órdenes—, tú, pequeña tigresa, vas a largarte a dónde sea que hagas tu maldita terapía y no te atrevas a volver hasta que hayas puesto tu mierda en orden —Butch respingó ante la voz autoritaria de Princesa, al igual que Bubbles—. No me estoy jodiendo la espalda y desgastándome para curar a tu hermana, y que tu vayas con tu mal carácter a lastimarla otra vez. Así que te lo repito: pon tu mierda en orden y regresas.
Boomer observó a su hermano y Bubbles pidiéndoles por un cambio de mula humana, Princesa seguía apoyándose en él al caminar. No parecía haber sido un golpe muy duro, además pudo atraparla antes de hacerse un verdadero daño. Aunque Princesa seguía siendo humana, un simple golpe de Buttercup podía romperle la espalda si no controlaba su fuerza. Quizá la caída no fue lo que la lastimó, pero el impulso mismo de llegar al otro extremo de la habitación. Butch levantó las manos cuando pasó a su lado. Bubbles señaló a Buttercup con los ojos, alguien tendría que hacerse cargo de ella.
—Profesor… —añadió Princesa, antes de salir de la sala de estar.
—Llamaré al doctor, no te angusties por eso. Mejor adelántate y ve que se puede hacer en lo que llega.
Boomer levantó sus audífonos tratando de ponerlos sobre su cabeza, lo cual sería más incómodo que sí solo trataba de mantener su mente en silencio los metros que lo separaban del laboratorio privado de Blossom.
—¿Para qué usas esos? —escuchó preguntar a Princesa—. Cuando éramos niños nunca los usabas.
Él pensó su respuesta. Cerró la puerta del estudio en la planta baja, unos pasos más cerca de su libertad.
—No me gusta el ruido.
—No te gusta el ruido —repitió Princesa, empezaron a bajar las escaleras y ella le apretó el hombro, ese movimiento no era una buena señal—. No te gusta el ruido y vives con el pequeño psicópata de Butch, es irónico.
Boomer giró la cabeza hacia ella.
—Blossom me lo dijo, no adiviné sus apodos, ella me contó que solía llamarlos así.
—Así que… —Boomer sostuvo la pesada puerta de metal abierta, ya quedaba menos distancia hasta dónde estaba Blossom—, ¿son buenas amigas?
—Me gusta pensarlo así, le ayuda más a mi moral.
—¿Tu moral necesita ayuda?
Boomer se arrepintió al cerrar la boca. Princesa había dejado de caminar, apoyándose en una pared cercana. Tendría que cambiarse de ropa pronto y con ese dolor no sería de mucha ayuda.
—Sí, mi moral ocupa ayuda de vez en cuando. En especial cuando la persona que te gusta ha dejado muy en claro que sigue enamorada de su ex.
Boomer bajó la mirada incómodo. No le gustaban esas conversaciones, Blossom nunca hablaba con ella… bueno, no explícitamente, sobre los detalles de su relación con Brick. Y un año después de que se fue, cuando tuvo el valor para contarle lo que pasó con Butch no entró en detalles, sólo admitió haber cometido un error y tener miedo de que Brick nunca pudiera perdonarla.
—Oh.
Fue su respuesta.
—Tú… sabes… ¿necesitas ayuda? —sin alzar los ojos, Boomer señaló su cintura. Princesa empezaba a cambiarse su ropa por algo más apropiado del trabajo médico.
—Ya que lo mencionas… sí, ¿qué tan firme es tu pulso? —Boomer agarró uno de los bisturís de la mesa, el que no tenía una navaja, haciéndolo balancear en su dedo—. Impresionante. Necesito que seas tú quién revise a Blossom, tomará un tiempo que se me vaya este moretón y ella no puede esperar tanto.
Lanzó unas prendas turquesas a su cara, Princesa sólo se mantenía derecha a fuerza de voluntad y a la presión aplicada sobre su costado.
—Es sólo una formalidad, al doctor Higgin no le gusta ver a la gente sin ropa esterilizada —igual a cómo empezó a hacer ella, Boomer se desvistió sin muchas prisas, poniéndose todo lo que le arrojaba Princesa—. Y es mejor no distraerlo de su trabajo.
—¿Es uno de tus trabajadores oscuros?
Princesa esperó a la risa, pensando que tal vez Boomer pudiera estar bromeando.
—No, es un cirujano en un hospital de gran renombre aquí en Massachussets, solamente le pagó unos ceros más que su sueldo por ayudar y no decir nada —una vez Boomer terminó de cambiarse, Princesa le enseñó como ponerse correctamente el tapabocas—. Blossom me pidió mantenerla con vida cuando la situación lo requiriera… y eso he hecho los últimos tres años.
En el centro del laboratorio, el doctor Higgin ya se encontraba volviendo a cerrar los cortes, Brick mantenía a Blossom recostada en la mesa, ya que ninguna anestesia le hacía efecto debían evitar sus movimientos de otra forma.
—¡Princesa! Llega tarde, nunca podrá aspirar a ser la cirujana que quiere con esa puntualidad.
—Disculpe, doctor, pero una mutación biológica me hizo volar, correr es algo complicado cuando no puedes enderezarte —se sentó a la cabeza de la camilla, cerca de la cabeza de Blossom—. Él es Boomer, puede ayudarle con los puntos, sólo explíquele que hacer.
El doctor Higgin se preparó para quejarse, empezar un largo diálogo del porque la medicina debía de estudiarse durante tantos años, todo sin dejar de mover las manos. De eso se trataba ser doctor, hacer muchas cosas a la vez y mantener con vida a su paciente.
—No lo necesita —se adelantó Boomer—. Ya entendí como hacerlo.
Tomó los instrumentos de costura, las pinzas y la aguja con hilo y comenzó a hacer sutura. Para sorpresa del engreído cirujano y Princesa, quién solamente observaba sus manos moverse, era como ver un marionetista dándole vida a su muñeco de madera, no comprendías de dónde venían los movimientos fluidos, excepto que eran magníficos.
—Memoria perfecta —comentó Brick, la presión en los hombros de Blossom aumentaba con cada punto—, o al menos así lo llamó él al principio. Puede repetir cualquier cosa que alguien haga con sólo verlo una vez.
El chico no respondió. Mantuvo su atención en la tarea del momento, acaba de descubrir que de esa forma podía silenciar el mundo a su alrededor.
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Buttercup pateó un árbol en el jardín trasero, el tronco se caía a pedazos con cada golpe y las ramas muertas en la cima se sacudían. Habían pasado años desde la última vez que descargó su furia a golpes, por eso decidió aprender Kendo el tiempo que estuvo en Japón, porque era una disciplina, un honor portar una katana en la cintura y saber cuándo desenvainarla y cuando no.
Simplemente pensaba que romper madera muerta a golpes era una buena forma de solucionarlo, por ahora.
—Te traje esto —con el puño levantado, se giró.
Bubbles sostenía una de sus fundas en ambas manos, su nariz y mejillas rojas le indicaban que voló, lo más rápido que pudo, a Townsville y de regreso sólo por ella.
—Gracias…
—Sé que no era tu intensión hacerle daño —le dijo—. Cuando se ponga mejor, te acompaño para hablar con ella, las dos necesitamos hablar con ella.
Buttercup se amarró la funda de la katana en la cintura, el suave golpe sobre su muslo tuvo el mismo efecto que un parche de nicotina, una extraña calma y alegría. Bubbles retrocedió un poco, su hermana necesitaba mucho espacio durante sus prácticas.
—Dudo que Brick me deje acercarme.
Inició con posturas respiratorias, sin sacar la katana de la funda. Primero debía dominar sus emociones, desprenderse de la furia injustificada, el miedo a perder a su hermana, la sensación de sentirse traicionada por todos. Los celos que jamás murieron, porque Butch no la eligió. Cerró los ojos, su cuerpo conocía los movimientos de memoria.
—Por eso iré contigo, podemos convencerlo entre dos.
Buttercup deshizo el nudo de la funda, la usaría como si fuera una shinai, sólo con motivos de ejercicio. Golpeó el aire y se detuvo. Llenó sus pulmones con aire, arrastró los pies por la nieve y realizó un segundo golpe.
—No creo que ella me perdone.
El viento silbó cuando giró sobre el pie izquierdo, su brazo realizó un arco perfecto en el aire, la katana bailó con su cuerpo y terminó en una posición vertical. Una estocada.
—Lo hará —afirmó Bubbles—, con el tiempo.
Buttercup encaró a Bubbles, recargó la katana en su hombro y su ceja dibujó un arco en su frente. Ella no era del tipo que se protegiera del frío, de hecho, Butter solía decir que en Japón el frío era todavía peor y le daba una mayor determinación para entrenar, si se fortalecía para no sentirse congelada nada sería capaz de detenerla.
—Si lo que intentas es subirme los ánimos, estás haciendo un trabajo de mierda, Bubbs —suspiró pasándose una mano por el cabello, el vaho de su respiración se condensó frente a su nariz.
—Oh —Bubbles metió las manos en los bolsillos de su abrigo. No se le había ocurrido coger su ropa de invierno cuando volvió a casa—. Lo siento, pensé que decirte las cosas que me repito yo te ayudarían.
Buttercup dejó caer los hombros, se acercó y abrazó a Bubbles, apretando la funda de su protegida katana en su espalda.
—Lo aprecio mucho, de verdad.
Bubbles respondió al abrazo con la misma fuerza.
—Necesitamos estar las tres juntas para resolver esto. Estoy segura de que las tres encontraremos al culpable de lo que ha pasado, somos un equipo que derrota el crimen, ¿o no lo somos?
Buttercup puso los ojos en blanco, sabiendo que Bubbles no era capaz de verla. Apretó más y recargó la cabeza en su hombro.
—Claro que lo somos.
Y pondría toda su energía en hacer las cosas bien, en cuanto Blossom despertara (otra vez), iría a pedirle disculpas, sería honesta con lo que ocurrió. Incluso se disculparía por lo que hizo hace años, obligar a toda la escuela a fingir que no existía, burlarse de ella de la forma en que lo hizo, hacerla pasar por una zorra barata. Bubbles tenía razón, siempre la tuvo, Butch cargaba la misma cantidad de culpa que Blossom y a él no lo hizo desaparecer.
—Debí haber traído unos abrigos, que tonta…
Buttercup cubrió las mejillas de Bubbles, sin importar el frío permanecían calientes.
—No es necesario —interrumpió Cayden, cubierto hasta la nariz con una bufanda y una pesada chamarra invernal—. En los cuartos que durmieron hay ropa para ustedes, Blossom mantuvo la esperanza de que un día pudieran venir y dejó todo preparado —Buttercup se alejó de Bubbles, casi haciéndola resbalar en la nieve—. Todo está en bolsas y empacado, cálmate.
—Ella… ¿esperaba que viniéramos? —su voz pareció quebrarse al final, incrédula a lo que escuchaba.
Cayden tocó sus orejas con los hombros.
—Alice tendría una mejor respuesta para eso, yo sólo estoy aquí para asegurarme que tu hermana no muera.
Entró a la casa sin darle una última mirada a las dos chicas. Apenas se le podían ver los ojos por lo cubierto que iba, lo mismo hubiera complicado a una persona normal escucharlo, debió de haber sido esa la misma razón por la que les habló sin descubrirse el rostro, sabía que ellas serían capaces de escucharlo.
—Vayamos adentro, puedo preparar un poco de chocolate y lo bebemos juntas mientras hablamos, ¿qué opinas, BC?
Buttercup se mordió el labio, no lloraría aún. No importaba cuanto quisiera hacerlo, cuando le permitiera a su cuerpo hacerlo, sería frente a Blossom porque no dejaría a su hermana sufrir sola.
—Seguro, suena deli…
—Yo me mantendría fuera de la cocina —comentó Butch, bajando las escaleras, se colgó de los hombros de Bubbles, caminando a su lado.
—¿Por qué? ¿La están limpiando? —Bubbles intentó asomarse sin éxito, Butch parecía poner todo su peso encima de ella.
—Boomer reclamó la cocina y él no permite que nadie use su cocina. Créeme, no querrás provocar su ira. Y tampoco intentes hacerlo a escondidas —añadió al sentir el movimiento de Bubbles por responder—, ese bastardo escucha todo lo que pasa, sabrá que te metiste a su cocina.
—¿A qué te refieres con «escucha todo»? Nadie puede tener tan buen oído. Ni siquiera nosotros —preguntó Buttercup, abriendo la puerta de su cuarto.
Ahora sí empezaba a sentir algo de frío.
—Justo lo que dije, tuvo algo que ver con el entrenamiento al que nos sometió Él durante unos años, no sé que tipo de infierno pasó Boomer, pero cuando volvimos a encontrarnos él ya llevaba esos pesados audífonos en la cabeza —apretó sus orejas mientras hablaba—. No intentes desafiarlo en eso, confía en mí.
—¿Acaso una vez usaste su cocina? —se burló Buttercup, quitándose el suéter frío por la nieve y cambiándolo por algo seco. Bubbles apartó la mirada, incómoda.
—Quise servirme un vaso de leche y por accidente rompí un plato. Pisó mis dedos uno por uno hasta romperlos —Butch hizo un puchero, viéndose las manos—. Aprendí a pedirle las cosas, por vergonzoso que fuera, en lugar de interrumpir su lugar sagrado.
—¿De verdad te rompió los dedos? —chilló Bubbles, cubriéndose la boca—. Eso suena terrible, no me parece algo que haría Boomer.
—¿Por qué no? Tal vez parezca un tipo calmado, pero cuando sobrepasas su límite de paciencia es tan letal como Brick y yo individualmente —Butch hinchó el pecho con orgullo—. Deberías de vernos pelear.
Buttercup y Bubbles intercambiaron miradas. ¿Acaso eso era posible? Lo poco que recordaban del rubio no concordaba, él solía ser el último en ensuciarse las manos en una pelea, durante mucho tiempo lo consideraron un debilucho, el equivalente al niño llorón de los chicos… como Bubbles. El pensamiento las obligó a bajar la mirada.
—Lindo tatuaje, ¿es nuevo? —Butch se inclinó, intentando tener una vista completa del dibujo sobre la nalga izquierda de Buttercup.
—Relativo, tiene unos meses.
Bubbles carraspeó, se levantó de la cama y caminó a la puerta, con evidente incomodidad. Si a ellos no les molestaba tener ese tipo de conversaciones frente a otros, lo respetaba, no por eso estaba obligada a formar parte de ellas.
—Oh, vamos, pequeñita, no te vayas, es una pregunta inocente.
Butch jaló su muñeca con aire juguetón, obligándola a sentarse a su lado en la cama, otra vez. Buttercup no añadió nada, terminó de vestirse en silencio, tratando de contener las ganas de reírse. Esa parte de él no cambiaba, era fácil para él darle la vuelta a un momento incómodo, podría decirse que se trataba de su talento especial. La principal razón por la que cada vez que aparecía en su vida era tan sencillo para ella acceder a sus caprichos. Bubbles no tuvo oportunidad de negarse, él ya estaba recostado en la cama con la cabeza sobre sus piernas.
—¿Ves? Sólo somos dos viejos enemigos charlando.
Buttercup soltó una carcajada. En su cuarto también había gorros, secó su cabello con una de las toallas antes de taparse la mitad rapada de la cabeza.
—¿Viejos enemigos? —se burló—. ¿Estás ignorando todas las veces que nos hemos acostado? —Buttercup chilló al abrir el armario. No había espacio para más ropa.
—¿Qué tal enemigos con derechos? —intentó bromear Bubbles—. Eso es muy popular en los dramas de televisión.
Butch y Buttercup intercambiaron miradas. Sabían muy bien que lo suyo era más que sólo sexo, no existía el compromiso entre ellos de la misma forma en la cual tampoco podían sólo estar con alguien más. No sería sencillo explicárselo a Bubbles.
—Sí, pongámoslo así —concluyó Buttercup—. Vaya, Blossom dejó este lugar lleno, ¿no crees? —se movió de la puerta del armario, para que Bubbles pudiera ver el interior.
—No sólo eso, parece que previo todo lo que…
—¡POR ÚLTIMA VEZ QUITA TUS MANOS DE AHÍ!
Bubbles se agarró al borde de la cama cuando el suelo empezó a vibrar, Buttercup alargó el brazo para sostenerse a la puerta sin éxito, incapaz de mantenerse de pie cayó frente a la cama. Al no tener un punto de apoyo, Butch rodó fuera de la cama y aplastó a Buttercup en el proceso.
Tuvieron que esperar hasta que la casa entera dejara de retumbar.
—¿Qué fue eso? —preguntó Buttercup, sobándose la frente.
—Boomer —respondió Butch, algo se le había enterrado en la espalda durante la caía—, quisiera pensar que no… pero él sólo hace temblar la casa cuando alguien se mete en su cocina.
Bubbles soltó un chillido, comenzó a flotar, manteniéndose lejos del suelo en caso de que pudiera empezar nuevamente el temblor.
—¿Así es cómo responde? Pensé que sólo intentabas asustarme.
Buttercup ayudó a Butch a ponerse de pie, ambos imitaron a Bubbles levantando su cuerpo del suelo. Flotaron desde el tercer piso hasta la planta baja, Butch fue el primero en asomarse a la cocina, si su instinto le advertía de no meterse con las cosas de Boomer, alguien familiarizado a recibir ataques a diestra y siniestra sería la mejor opción. Sin embargo no había nadie frente a la estufa y los hornos permanecían apagados.
—¿Dónde estará? Su voz sonó realmente fuerte —Buttercup se asomó sobre el hombro de Butch, había algo sobre la espalda tensa del chico que la ponía nerviosa.
—¿Sótano? —intentó adivinar Butch.
En algún momento durante el descenso Bubbles se había colgado de su brazo, viéndola desde lejos podría parecer que cargaba una chamarra, pero cuándo él giró la cabeza hacia ella, parecía más bien un pequeño koala luchando por sobrevivir.
—¿Todo está bien, pequeñita?
Bubbles agitó la cabeza de un lado a otro.
—Boomer hizo temblar la casa, ¿no te asusta que la pueda derribar la siguiente ocasión? —Butch se alzó de hombros, Bubbles siguió el movimiento de su brazo.
—Vayamos a ver al laboratorio —sugirió Buttercup—, Princesa dijo que iría ahí, ¿vale la pena intentarlo? —frotó el hombro de su hermana, en un intento por tranquilizarla y destrabarla del brazo de Butch, aunque él no diera señales de sentirse incómodo.
Con un poco de fuerza extra Buttercup arrancó a Bubbles del chico, y se sostuvo del brazo de su hermana. No respondía muy bien a los temblores, ni siquiera cuando eran pequeñas, no podía ni imaginarse como sería la situación ahora.
—No —interrumpió Butch, poniendo un brazo frente a ellas—, será mejor dejar que sea él quien se acerque. Ni siquiera Brick es capaz de decir cómo puede reaccionar Boomer cuando se enoja, lo mejor es darle tiempo a que se… ¡cuidado!
Las paredes vibraron antes de escuchar el siguiente grito. Butch cubrió Bubbles con su cuerpo, apretándole la cabeza en su pecho. Aquella sacudida no tenía nada que ver con la primera, Boomer daba dos advertencias antes de mostrar la verdadera fuerza destructiva de sus poderes. Si sólo había dado una, tenía razón en no permitir que las chicas fueran al laboratorio a buscarlo. Butch intentó asegurarse de que ninguna de las dos estuviera herida sin éxito, uno de los candelabros se soltó de su seguro y le cayó sobre la espalda.
Bubbles chilló, Buttercup también se sujetó a Butch. Por mucho que intentaba levantarse del suelo no lo conseguía, mantenerse de pie era imposible.
Y de la misma forma que todo comenzó, se detuvo.
—¿Fue Boomer de nuevo? —Bubbles buscó a su hermana con la mirada.
—Cambio de planes, vayamos abajo.
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Skimbleshanks is the railway cat!
Solo diré que estoy escuchando Cats mientras escribo esto, así que sí, Skimbleshanks.
Pero ok, hace mucho, mucho frío el día de hoy, así que voy rápido con los reviews.
The 1652: ¡Bienvenido! Me da mucho gusto que te vaya gustando la historia, espero que el capítulo de hoy haya sido de tu agrado.
*se chivea en Gizmo* ayñ, muchas gracias por tus lindas palabras, han sido muchos años escribiendo para poder sentirme feliz con mi escritura, de verdad te lo agradezco mucho 3
TsukihimePrincess: Ya sé, que injusto que ella pierna sus poderes UnU. No sé si esto es spoiler o no (?) supongo que ustedes juzgan, pero sí, hay una forma de que los recupere. Jaja, descuida, yo imagino las palabras que no dijiste.
Me alegra mantener esa constante, de que las hermanas se lleven mal, porque el momento en que hagan las paces es gradual, además no es fácil derribar el orgullo y las tres tienen mucho de eso.
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Yo me despido el día de hoy, abro el espacio auto publicitario para decir que tengo mi novela en preventa en Amazon Kindle, Pecados de Sangre de Andrew Alexia. El 20 de abril queda a la venta para todos. Cierro espacio auto publicitario.
Nos estamos leyendo.
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A gremlin with cold hands.
