Disclaimer: Las Chicas Super Poderosas no me pertenecen. Son propiedad del señor Craig y sólo él puede decir como continua la historia. Yo escribo fanfics por diversión, para entretenerme un rato y entretener a otros en el proceso. Lo hago gratis, así que sólo obtengo felicidad de esto.

Advertencias: Todos los personajes en esta historia son OoC (Out of Character). La historia está trabajada con mi headcanon de los personajes. Los OC (Original Character) que aparecen en la historia son de mi total propiedad, así que no me parece agradable que los agarren sin permiso.

Esta historia maneja crack-ships, desde este punto en adelante lees bajo tu propia decisión y elección.

Nuestro capítulo está ambientado con la canción "Someone gets hurt" del musical Mean Girls. Yo recomiendo escucharla durante todo el capítulo, pero es a elección. Disfruten.

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Capítulo 18 — Someone gets hurt

Princesa consideró que no era necesario llamar al Profesor, estaba bastante angustiado ya con el estado de Blossom, como para tener que verla así. Además confiaba con que Cayden lo hubiera llevado a beber un poco de té, él siempre lo usaba como una solución, quizá fuera por el tiempo que pasaba con Alice o simplemente el hecho de que en Inglaterra lo bebían siempre, ella no lograba encontrar una razón lógica para beberlo. Sin embargo, lo agradecía, el pobre hombre necesitaba relajarse y recordar que había más personas luchando por salvar a Blossom.

El doctor Higgin era uno de ellos. Boomer no necesitaba voltear a verlo para poder realizar su trabajo de manera pulcra, era impresionante. Ella tardó meses en poder hacer el punto simple sin dañar la piel falsa en la que practicaba, y Boomer lo hizo parecer tan fácil que hasta un niño de seis años podría hacerlo. Brick se había alejado de la mesa cuando Bloss le aseguró que estaba mejor, podía hacer el esfuerzo por quedarse quieta. Lo que no esperó ver en él era que le tendiera una bolsa con hielos, quizá se dio cuenta del esfuerzo que hacía por mantenerse derecha.

Jodida Buttercup. Pensó para sí misma.

Tuvo suerte de que Boomer estuviera cerca para atraparla, pero ni así pudo librarse completamente del ataque. Cuando eran niñas no tenía problemas en luchas con ellas, el vestido que usaba todo el tiempo, su traje de villana, lo habían hecho especialmente para resistir los golpes mortales de las chicas. Podían golpearla y no sufriría ningún daño. Habían pasado años desde la última vez que decidió ponerse esa cosa, no esperaba volver a utilizarla. Quizá hubiera sido buena idea quedarse con algunas partes.

Cuando el pelirrojo se alejó de la mesa en busca de la bolsa, Princesa dio un vistazo a su cintura, ya se le había puesto morada la piel, palpó con extremo cuidado las costillas, temiendo haberse roto una al chocar con el brazo de Boomer. Eso fue lo que le hizo tanto daño, quizá si él hubiera estado preparado para recibirla… pero no había nada que se pudiera hacer diferente.

—¿Te rompiste algo? —Brick puso la bolsa frente a ella, su expresión seguía igual de oscura—. ¿Estás bien?

—Quizá… no sabré si me rompí algo sin una radiografía —Princesa suspiró, recostándose un poco en la silla—. Ya sabía que esto pasaría cuando estaban regresando de ese sitio, supe que sus hermanas no iban a aceptar que yo estuviera cerca de ella. Y aun así esperaba algo distinto.

—¿No escuchaste lo mal que lo pasó Bloss? —Brick se recargó en la pared frente a ella, cruzó los brazos sobre el pecho. Por el rabillo del ojo vigilaba la situación de Blossom.

—Hay una enorme diferencia entre cómo se sintió ella, la respuesta de su ansiedad ante una situación que percibía como amenazante. Y lo que realmente sucedió —Brick arqueó una ceja, parecía entretenido con su pequeña conversación.

—¿Ahora eres una experta?

—Para nada —intentó alzarse de hombros, estirar los músculos del torso la dobló sobre la silla—. Auch… lo único que digo es que quizá sus hermanas no se comportaron con maldad, sino como un adolescente normal intentaría hacerlo.

Un adolescente normal.

La expresión de Brick se suavizó al escuchar la oración. Aquello era algo propio de Blossom, durante los primeros años que estuvieron charlando, antes de que ella lo besara por primera vez, no decía otra cosa. Quería ser una adolescente normal, una chica que se preocupara por reunirse con sus amigas, por ir de fiesta, verse bonita. No quería ser vista como una super heroína todo el tiempo.

Era un día tranquilo, la primera noche que Blossom les preguntó si tenían problema con que se quedara a dormir. Butch no dijo nada, se alzó de hombros y se metió a su habitación, Boomer se mostró más incómodo, aunque dijo que sí. Sólo Brick se resistió a dar una respuesta inmediata. Metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, se cubrió los ojos con la gorra y fue a sentarse al sillón, ignorándola. Blossom permaneció de pie en la puerta, se llevó consigo una pequeña mochila, una muda de ropa para el día siguiente, asumió él.

No pudo decirle nada, aun cuando ella no se movió de su lugar en la entrada, con los talones juntos y apretándose las manos constantemente. Blossom se quedó dónde estaba, luego de que él le abriera la puerta del departamento, constantemente mirándose la punta de los zapatos, parecían se los dos incapaces de verse a los ojos. Aunque Brick no era capaz de comprender los motivos de la chica. ¿Para qué rayos había hecho todo el recorrido entonces sí sólo iba a quedarse ahí?

Si ella no decía nada, entonces él tampoco diría nada.

—Br-Brick —murmuró cuando la tercera película del chico terminó—. ¿Estás… enojado conmigo?

¿Enojado?

Brick levantó la gorra de su cabeza. Si tan sólo lo hubiera hecho unas horas antes, se habría dado cuenta que en realidad no era que estuviera de pie ahí nada más, se trataba de una cuestión de… ¿pedir permiso? Una película completa sin moverse podría haberse interpretado como un acto de rebeldía, no se le ocurrió que ella estuviera buscando su aprobación, menos cuando se dio cuenta de la expresión en su rostro. No se retorcía las manos intentando controlar su orgullo, ni de cerca. Estaba luchando por no llorar.

—Puedes quedarte —fue lo único que pudo decir.

¿De dónde salía esa preocupación por la Puff? Debía de ser su enemiga, una criatura a la que quisiera destruir más que otra cosa. Sin embargo ahí estaban, habitando bajo el mismo techo. Cuando Él fuera a hacerles una de sus visitas sorpresa, si es que lo hacía, ¿qué debían de decirle si veía a Blossom ahí? Y al mismo tiempo no se veía capaz de echarla. No después de ver el esfuerzo que estaba haciendo.

—¿No estás enojado?

—No —suspiró—, no estoy contigo, criatura.

Pensó que se iría al cuarto de Boomer para charlar, hablar de todas las cosas que nunca parecían terminar en sus conversaciones, quizá esa era la única razón para seguirlo visitando, Boomer.

No se esperó que Blossom fuera corriendo hasta el sillón y lo abrazara. Ella lloró en su hombro largamente por primera vez esa noche. Brick sólo pudo responder dándole palmaditas en la espalda, eligió no arriesgarse a decir algo que pudiera incomodarla, Boomer habría sabido con exactitud qué decir, siempre lo hacía. Incluso Butch habría encontrado algo gracioso para aligerar el ambiente, era simplemente el tipo que era su hermano. ¿Y Brick? Nunca sabía que decir.

—Gracias —murmuró Blossom, cuando ya habían apagado todas las luces.

—¿Por qué? No hice nada.

—¿Por estar aquí? —se alzó de hombros, limpiándose las lágrimas—. Quizá no parezca mucho, pero agradezco que no me quitaras.

Brick suspiró, ocultándose detrás de la gorra.

—De nada —se levantó del sillón antes de que ella pudiera ver lo avergonzado que estaba. Escuchó al idiota de Butch comentando algo, no puso atención, pero mencionaba lo incómodo que se volvía la vida cuando alguien te gustaba.

Y no estaba diciendo que le gustara Blossom, daba el caso que ella…

No pudo terminar de hilar su idea.

Blossom se había plantado frente a él, recargándose en su pecho para impedir su avance. Se paró de puntitas para poder igualar su altura y besarlo. La respuesta inicial, la primera idea en aparecer en la mente de Brick, fue apartarla y ahora sí, meterse a su cuarto. El segundo instinto fue quedarse quieto, quizá si daba la impresión de no darse cuenta de lo que pasaba, dejaría de besarlo y terminaría lo incómodo. No tuvo tiempo de saber si existía un tercer instinto, su cuerpo respondió por su propia cuenta.

Abrazó a la chica por la cintura, ahora que la tenía en sus manos no iba a soltarla. Luego correspondió el beso.

—Brick…

Butch había salido de su habitación en ese momento, ¿tenía hambre o algo así?

—¡Brick!

Princesa empujó al chico, sacándolo de su ensimismamiento.

Regresando lentamente al punto de realidad, siguió la mirada de Princesa hacia el cuarto del laboratorio. Ellos estaban en un pequeño apartado, lo que debería de ser un equivalente al sitio dónde los doctores se levaban las manos, excepto por el hecho de que detrás de ellos había un armario gigante. El cristal de policarbonato era lo único separándolos de Blossom.

Brick giró completamente hacia el cristal al comprender por qué Princesa sonaba tan nerviosa. Boomer todavía no podía darse cuenta, y no lo haría. Su hermano entraba en una especie de zona al concentrarse en algo, sólo él se había dado cuenta, suturar era un sustito a la alfarería para Boomer, una actividad sin esfuerzo mental que le permitiera descansar del ruido del resto del mundo. A menos que alguien lo moviera él no perdería su concentración, y estaba dedicado a hacer puntos pequeñitos que no dejaran cicatriz en Blossom.

Golpeó el cristal, lo que sea que se le hubiera metido en la cabeza a ese doctor de mierda, se lo sacaría a golpes.

El cristal tembló, sin reaccionar.

—¿Qué mierda…?

—¿Acaso eso…? —Princesa y él se miraron con angustia. Un pequeño vidrio antibalas no debería ser más que un espejo en las manos de los Rowdy—. Inténtalo de nuevo, debería de romperse.

Brick golpeó tres veces más. Sin poder romperlo.

—Oh, no, no puede… ¡KENDALL! —gritó Princesa, la pantalla dentro del cuarto permaneció apagada—. ¿Por qué no me escucha? ¡KENDALL! —volvió a llamar, alzando más la voz. Brick seguía atacando el cristal, más fuerte en cada ocasión—. No enti… no entiendo que está pasando, Kendall debería poder escucharnos aquí.

—Pues no lo hace —rugió Brick. Las venas en su brazo se hincharon cuando volvió a golpear. Se raspó los nudillos en el siguiente golpe—. ¿Qué mierda?

Princesa contuvo la respiración, el doctor Higgin buscó su mirada bajo la máscara, había una diminuta sonrisa de satisfacción en su rostro. La chica miró a Blossom, aun tratando de no moverse para no arruinar el trabajo del doctor, o su amigo. No se daba cuenta de que el hielo crecía en sus manos.

—Tenemos que salir de aquí, hay que romper está maldita mierda.

Princesa detuvo el puño de Brick antes de verlo golpear.

—Usa esto —levantó la silla que había estado usando—, no tengo idea de lo que puede planear… no sé qué putas le pasa por la cabeza a ese tipo —se corrigió, furiosa—. Así que golpea con esto.

Brick no hizo preguntas, sujetó las patas de la silla con fuerza y esperó a que Princesa se agachara para golpear. Una diminuta grieta apareció.

Y Boomer pareció escuchar su golpe. Volteó hacia ellos primero, Princesa hizo señas para que pusiera su atención en Blossom. Brick asintió, aseguró su agarre y arremetió por enésima vez. Otra pequeña grieta.

—Suelte eso —gruñó Boomer.

El doctor Higgin tenía una jeringa contra el cuello de Blossom, sus brazos y torso completo volvían a ser hielo, ella no parecía ser consciente del cambio. Boomer apretó las manos en puño. El doctor Higgin se tensó, temblando y cubierto en sudor clavó la jeringa en el cuello de Blossom.

—Ahora —amenazó Boomer. Alzó la voz, lo suficiente para agrietar el vidrio de policarbonato, Brick sólo necesitaría un par de golpes para romperlo—. O será su sangre la que derrame después.

—Hazlo… él me matará de todas formas.

El doctor apretó la jeringa, lo que sea que hubiera dentro no logró inyectarlo en el cuerpo de la pelirroja.

—¡POR ÚLTIMA VEZ QUITA TUS MANOS DE AHÍ!

Su voz reverberó en el pequeño laboratorio. El cristal separándolo de su hermano y Princesa se redujo a polvo, Brick tuvo que cubrir a la chica para protegerla de los cortes. La jeringa en mano del doctor Higgin explotó, derramando su contenido sobre sus manos y salpicándole al rostro. Fue una reacción instantánea, Blossom cerró los ojos, obligando al hielo a retroceder, mientras que el doctor luchaba por quitarse la máscara y guantes.

El contenido de la jeringa le estaba quemando la piel.

Princesa salió del cuarto y presionó un botón rojo.

Brick se acercó a la camilla, Blossom le rodeó el cuello y él la bajó. Debajo del metal intentó cubrirla. En ese momento no podría unirse a la lucha con Boomer.

—Última advertencia —susurró Boomer.

Abrió las manos liberando la energía acumulada. Princesa apenas logró unirse a Brick y Blossom bajo la mesa. No solo el laboratorio dónde estaban empezó a temblar, tuvo la sensación de encontrarse en un verdadero terremoto, escuchó como se quebraban las ventanas y, si es que era posible, a Bubbles gritando desde el piso de arriba. Brick presionó la cabeza de Princesa contra su pecho.

Tardó un poco en comprender por qué.

Hasta que el cuerpo del doctor Higgin cayó detrás de ellos. El temblor se detuvo de golpe, no hubo un movimiento gradual, sólo paró. El rostro del doctor había desaparecido, su cara explotó como si alguien le hubiera metido una granada en la boca. Trozos del cráneo eran visibles, como las venas sosteniendo el globo ocular que "sobrevivió" a la explosión. Princesa se tapó la boca, no vomitaría. No era momento para dejarse llevar. Sintió el cuerpo de Blossom estremecerse en los brazos de Brick, temblando.

—¿Están bien? —Boomer se arrodilló frente a ellos, empujando la camilla sobre el cadáver, la sangre salpicó sobre sus mejillas.

—Difícil de decir —comentó Blossom.

Brick se levantó y ayudó a Bloss a hacer lo mismo, Boomer ofreció una mano para ayudar a Princesa. Ella la aceptó apretando los ojos para no ver.

Alguien sensato hubiera pensado que sería más fácil. No habría ningún problema con enfrentarse a un cadáver, no después de haber luchado contra una gran cantidad de villanos cuando era niña. Eso tuvo que ser lo primero que pensara, no era normal para una niña de cinco años meterse en ese tipo de peleas, pasar tiempo dentro de prisión… ni siquiera las brutales batallas contra Blossom y sus hermanas llegaban a ponerse así de violentas.

Sus piernas no dejaron de temblar desde el momento que se puso de pie, se aferró al brazo de Boomer, apartando la mirada del suelo. Sintió la mano del Rowdy rodear su cintura, guiando el camino hacia la puerta del laboratorio. Escuchó a Brick decir algo y a Boomer responderle, sintió la vibración de su pecho al hablar. Blossom añadió algo más a la conversación.

Las voces de los chicos empezaban a volverse palabras coherentes, no más balbuceos ni barullo a la lejanía.

—¿…lir de aquí?

Cubrió su frente, controlando su respiración a medida que hilaba los trozos de la discusión. Blossom le tocó el hombro, Princesa intentó verla a los ojos, sentía la cabeza pesada, como si estuviera sosteniendo el peso de un librero completo sin derribarlo, al hacer contacto con ella tuvo que bajar la cabeza. Las náuseas volvieron con más fuerza.

—¿…iendo con…?

Princesa estuvo a punto de caer, las piernas le fallaron cuando dieron un paso al frente, hacia la puerta, el rápido movimiento de Boomer, inclinándose hacia ella para sostenerla evito que se deslizara de sus brazos hasta el suelo.

El poco avance que había hecho en mantenerse firme a la situación, desapareció en segundos. La sensación de tener algo pesado en la cabeza incrementó hasta dejar su vista en negrura absoluta.

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Despertó en una habitación familiar. Demasiado.

Reconocía el papel tapiz de la pared dónde se localizaba la puerta, porque fue uno que eligió bajo el impulso de su estúpido romance. Ella dijo que se veía adorable el patrón de pequeños gatos con forma de nubes, antes de marcharse de la tienda volvió al mostrador, pidiéndole al empleado de medio turno, ese chico con brote acné (que intentó ligar con Princesa minutos antes) que hiciera un envío de siete pliegos completos del tapiz a su casa. Alcanzarían justos para cubrir sólo una pared. La pared que veía todas las noches antes de irse a dormir.

¿Cómo había llegado a casa?

Alguien dejó las luces encendidas, no eran bombillas normales de luz blanca, se trataba de unas lámparas especiales con luces led, con un pequeño toque de botón podía elegir la intensidad con que brillara la luz e incluso el color. Quien fuera que lo hubiera hecho (sabía muy bien quién fue), se encargó de programar una suave luz morada que mantuviera iluminado sin incrementar o provocar migraña. Quiso levantar una mano, frotarse las sienes dónde empezaba a sentir un dolor punzante y comprobar que no hubiera un chichón, pero su cuerpo se sintió repentinamente pesado como el titanio.

Suspiró. Si se encontraban dentro de una de las mansiones Morebucks del país, alguien entraría en la habitación pronto para comprobar su estado. Entonces los demás se enterarían de que estaba despierta. Giró la cabeza, no podía dormir mirando al techo. Algo detuvo el movimiento, su mejilla no llegó a tocar la suave funda de algodón, tenía algo grande y duro rodeándole la cabeza.

—¡Oh! Despertaste.

Parpadeó, escuchó a esa persona hablar, pero fue como si le estuviera gritando desde otra habitación.

—Me preocupaba que no recuperaras la conciencia pronto —Blossom se sentó en la orilla de la cama, cambió un trapo húmedo de su frente—. ¿Cómo te sientes?

Princesa se humedeció los labios. Con ese gesto Blossom dio un respingo. Se estiró sobre la cama y alcanzó algo en la mesa de noche, un vaso de agua. Inclinó el popote hacia su amiga para ayudarle a beber.

—Todo me duele… ¿qué ocurrió? —respondió luego de aclararse la garganta.

—Boomer utilizó su poder para matar al doctor Higgin —Princesa se encogió, no quería volver a tener esa grotesca imagen en su mente—. El entrenamiento al que los sometió Él le dio una habilidad de manipular ondas de sonido —continuó Blossom, ofreciéndole más agua—, eso fue lo que provocó el temblor en la casa. Brick intentó cubrirte para que no recibieras el ataque, pero no fue suficiente.

—¿De qué hablas? —se sentía raro hablar con ella y sentir que le gritaba. Sin poder tocarlo no había forma de saber que tenía sobre la cabeza.

—Tus tímpanos reventaron y tuviste un derrame cerebral por haber estado tan cerca del ataque de Boomer —Blossom se recostó en la cama junto a ella, sosteniendo su mano—. El Profesor y Cayden diluyeron un poco de la sustancia X en… realmente no tengo idea qué, pero ayudó para curar casi todo el daño. El resto fue tratado por los doctores de tu familia, del grupo Morebucks.

Princesa cerró los ojos, eso explicaba porque sentía el cuerpo pesado.

—Boomer te prestó sus audífonos, los diseñó el profesor para que tuviera un poco de descanso del ruido de afuera —Princesa suspiró. Eso es lo que sucedía cuando un humano convivía con mutaciones biológicas—. Es mejor que los uses hasta que terminen de sanar tus tímpanos.

—¿Cómo llegamos aquí? Quiero decir…

Entre las dos crearon una serie de protocolos de emergencia en caso de ser descubiertas, uno de ellos involucraba unos túneles debajo de la casa de Blossom que conectaba a la mansión Morebucks. Los empleados de la familia se encargarían de toda la limpieza que fuera necesaria, ¿pero había algo más en medio?

—Los túneles, le estaba contando a mis hermanas de… erjem… el asunto —Blossom se levantó de la cama, acomodándose el cabello sobre un hombro—. Vine a ver como estabas antes de seguir. Te dejo descansar.

Cuando Blossom se inclinó para besar su frente, Princesa la tomó por la muñeca.

—¿Prin?

—Que suban, será mejor si yo les explicó cómo fue que pasó.

Blossom asintió. Le dio un suave apretón en el hombro y desapareció.

Pasaron diez minutos antes de escuchar la puerta abrirse otra vez, Blossom le ayudó a sentarse en la cama, manteniendo la espalda en ángulo sin hacer ella ningún esfuerzo. Los chicos se acomodaron cerca de la ventana, en el sillón de terciopelo azul, mientras las hermanas de Blossom se quedaron cerca de la puerta. El Profesor se unió a la conversación por apoyo, quizá. Él ya sabía de qué iban a hablar.

—Entonces… ¿por qué tuvimos que cambiarnos de lugar? —preguntó Buttercup, cruzándose de brazos. Al parecer aprovechó para darse una ducha.

—Para empezar —dijo Butch—, la casa completa sufrió un temblor mientras el resto de las casas no. Luego está el doctor muerto, las ventanas rotas, era mejor abandonar el lugar.

Buttercup le dirigió una mirada que podría haberle creado pesadillas a otro, a Butch.

—N-no, no exactamente por eso —suspiró Blossom.

Se le escuchaba mejor, menos desgastada a comparación de la reunión anterior. Se inclinaba a pensar que la sangre de Boomer al fin estaba ayudando, empezaba a sanar de la forma normal que los Rowdy y las Puff hacían. Una preocupación menos.

—Tuvimos que dejar la casa porque… no podemos estar aquí —confesó, acariciando su cola de caballo para controlar su voz.

—¿Cómo que no podemos estar aquí? —preguntó Bubbles, abrazando un cojín contra su pecho.

—¿Recuerdan cuando tuvimos que mudarnos a Frownsville? —Buttercup refunfuñó al escuchar el nombre—. Bueno, el daño que causamos en la ciudad no pasó desapercibido. El alcalde de la ciudad hizo unas llamadas, tratando de dar con nosotras y presentar una demanda por daños a la infraestructura de… ¿qué era, Profesor?

Blossom volteó hacia su padre, esperando a que le ayudara a recordar.

—Daños de gran escala, a resumidas cuentas —respondió él, alzando los hombros.

—¿Qué significa eso? No entiendo —Bubbles miró al Profesor y Blossom intercaladamente—. ¿Qué significa eso?

—Bueno, debíamos de pagar por todos los gastos de reparación, de las cosas que destruimos tratando de evitar el crimen —continuó Blossom. Sus manos seguían frotando su cabello, con los tres chicos presente no se animaría a morderse las uñas—. El alcalde arregló la situación… la señorita Bellum lo hizo, es lo que debería decir.

—¿Hizo qué? —preguntó Buttercup.

—Un documento legal en el que nosotras aceptábamos nunca salir de Townsville, de lo contrario tendríamos que enfrentarnos a una demanda por los daños causados en Frownsville —Blossom bajó la mirada—. La señorita Bellum me lo explicó cuando teníamos once años, ella de alguna forma supo que querría asistir a Harvard —su voz fue bajando y bajando hasta ser un balbuceó incomprensible—. El alcalde, la señorita Bellum, el Profesor y yo sabíamos… —contuvo la respiración, rehusándose a levantar la mirada hacia sus hermanas—, nosotras, las Power Puff Girls, tenemos prohibido abandonar Townsville.

Dirigió una mirada nerviosa a Brick, sin dejar de frotar su cabello.

—Una vez me preguntaste porqué usaba mis lentes de contacto —el Rowdy asintió—, es por eso. Si alguien llegase a enterarse de quién soy realmente, me estoy arriesgando a la posibilidad de que llamen a las autoridades.

—Eso es estúpido —interrumpió Buttercup—. Nosotras hemos arriesgado nuestra vida por el bienestar de la gente, ¡¿por qué tendríamos que escondernos?!

—Townsville es el único lugar dónde hemos luchado contra villanos, monstruos y criminales —explicó Blossom, encogiéndose—. He aprendido en los últimos años que la gente nos tiene miedo, somos una mutación biológica a fin de cuentas —intentó bromear, repitiendo las mismas palabras que Princesa le decía—. Entiendo que no lo entiendan, es un golpe repentino descubrir que el resto del país te odia y si pudieran, algo que muchos pueden, te dispararían sin pensarlo dos veces.

Bubbles se levantó del sillón, arrojando el cojín hacia Blossom.

—¡Eso no es verdad! —gritó apretando las manos en puños al costado de su cuerpo—. La gente nos respeta, nos admiran. Somos las Power Puff Girls, ¿por qué alguien debería de tenernos miedo?

Princesa apretó los audífonos contra su cabeza.

—Te animo a comprobarlo —retó la chica. Temiendo haber hablado demasiado fuerte—. Sal a la calle, ve a la tienda y regresa. Ya veremos si realmente eres tan amada como crees.

El Profesor Utonio sostuvo a sus hijas por los hombros, invitándolas a sentarse en el sillón nuevamente.

—Es… es mentira, están mintiendo, ¿verdad, Profesor? —Bubbles buscó una confirmación por parte de su padre, el más mínimo indició para confirmar que Blossom y Princesa estaban mintiendo—. ¿Profesor?

—Me temo que están diciendo la verdad —el Profesor se arrodilló frente a sus hijas, sosteniendo la mano de cada una. Era algo que hacía cuando eran más jóvenes, las sentaba a las tres juntas para explicarles lo mismo—. No pretendía que se enteraran de esto, me temía su reacción. El día que el alcalde me pidió reunirme con él en el ayuntamiento me juré mantenerlo en secreto, para que ustedes pudieran vivir tranquilas y sin problemas.

Buttercup se levantó del sillón, apretándose las sienes con los puños.

—¿Y si no podemos salir, por qué entonces la señorita perfecta lo hizo? —señaló a Blossom, mostrando una expresión de desagrado.

—¿Porque literalmente estoy violando la ley? —respondió encogiéndose de hombros—. Ustedes dos son las menos reconocibles de las tres, rubia de ojos azules, cabello negro y ojos verdes, hay como mínimo un cuarto de millón de personas como ustedes —la atención de Blossom regresó a su cabello, empezando a jalarlo con más violencia—, ¿cuánta gente conoces con ojos de color rosa natural? Ese simple detalle podría arruinar mi vida por siempre, puede que el gobierno tenga fotos de nosotras cuando éramos niñas, ¿pero acaso ustedes lucen de la misma forma que hace veinte años? No.

Blossom apretó los ojos, alzando los hombros hasta sus orejas. Frotar. Frotar. Frotar. Necesitaba concentrarse en su cabello o volvería a arrancarse las uñas a mordidas.

—Buttercup puede reunirse con su millonario sin problemas porque nadie sabrá quién es ella —Blossom apretó los dientes al hablar, mientras su hermana retrocedía al escucharla—. Bubbles no tiene ningún problema en asistir a sus reuniones de AA, sus programas de protección ambiental y viajar de un país a otro para ver musicales en teatros, porque hay millones de rubias como ella en el mundo —levantó la cabeza hacia sus hermanas. Apretaba los dientes para tener control de sus palabras—. ¿Pero puede Blossom asistir a la escuela sin que haya repercusiones? ¡No! ¿Puede Blossom vivir un día de su vida sin el constante miedo a que el FBI la meta en prisión? ¡NO!

Bajó de la cama, avanzando hasta quedar frente a sus hermanas. Sus manos temblaban con los puños apretados, dónde el hielo empezaba a formarse como suaves capas de escarcha en los nudillos.

—Todos los días, todo el tiempo aún si no lo saben están rompiendo la ley. Por suerte para ustedes, nadie las reconocería en la calle, ¿por qué? En cambio yo, el fenómeno de circo con ojos de fantasía no duraría ni dos minutos ¡allá afuera! —gritó pateando el suelo. El lugar dónde su pie tocó y los alrededores se cubrieron de nieve. Una gruesa capa de hielo que los congeló a todos en su lugar—. ¿Creen que mi vida ha sido perfecta? ¿Creen que ser un puto número para el resto de la ciudad ha sido una bendición? ¿De verdad creen que son las únicas que sufrieron al crecer? —señaló su ojo y la cicatriz partiéndole el rostro—. Esto es lo que te sucede cuándo intentas ayudar a tu hermana a desintoxicarse. Cuando fuiste demasiado estúpida para creer que ella te agradecería la preocupación, el interés y el desgaste físico de buscar un antídoto para las drogas que consumía.

Blossom relajó las manos, soltó el aire atorado en sus pulmones, y el hielo retrocedió de inmediato. De regreso a su pecho. Salió de la habitación dando un portazo, con las emociones inestables, como en ese momento, no tenía control de dónde, ni cuanto hielo se extendía a su alrededor. La puerta doble de la habitación de Princesa se congeló hasta cubrir el marco de madera.

—Eso salió bien —suspiró Boomer, frotándose la frente—. Ustedes sí que se pelean más que nosotros.

—¿Qué acaso tú no te enojarías? —preguntó Buttercup, dejándose caer en el sillón.

—Yo sé que soy un criminal buscado a nivel mundial, hay una recompensa por mi cabeza —se encogió de hombros, caminó a la puerta y empezó a jalar, tratando de romper el hielo—. Además Blossom tiene razón en algo, no es justo que ella haya tenido que arriesgar su vida para ayudarte —señaló a Bubbles antes de lograr abrir—, y ustedes ni siquiera intentar escucharla.

—Sólo quería explicarnos que somo "criminales" como ustedes. ¿De dónde sacó la idea de que lo que le pasó fue por nosotras? —chilló Bubbles. Subiendo los pies en el sillón, se abrazó las rodillas al voltear hacia su hermana.

—Kendall se lo dijo cuando llegamos —explicó el Profesor, sin perder la paciencia—, quién sea que esté detrás de esto, las persigue a las tres. Atacaron a su hermana primero por ser la más "vulnerable" —marcó las comillas, refiriéndose al hecho de estar perdiendo sus poderes—. Bubbles, yo no cree el suero que te ayudó a limpiarte —el Profesor tocó la mejilla de su hija, suavizando su voz al hablar—, fue tu hermana. Ella analizó la sustancia y logró descomponerla para crear un antídoto, yo sólo la fabriqué para ti.

—¿Fue Blossom? —preguntó Bubbles, ocultándose detrás de sus rodillas—. Pero… pero yo creí que ella… que ella y Damien…

El Profesor negó con la cabeza.

—Tu hermana jamás haría algo así —giró la cabeza hacia Buttercup, sin darle oportunidad a hablar—. No sé qué ocurrió entre tu hermana y ese muchacho de allá —señaló a Butch con la cabeza—, pero ella jamás haría algo así —besó la cabeza de las dos chicas, aunque Buttercup gruñó—. Iré hablar con ella, antes de que se arranque los dedos a mordidas o congele la mansión completa.

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BC rodeó las piernas de Robin, ella no dejaba de moverse y quitarle la comodidad que había encontrado sobre ellas. Antes de sólo acostarse le preguntó si no tenía problema, ella dijo que no. O mejor dicho, se resignó a decir que si luego de diez minutos de silencio.

Debería de sentirse tranquila a su lado, en términos generales así era, cuando eran ellas dos únicamente. En la escuela, en el parque, el cine o dónde fuera que estuvieran, Robin no era capaz de verla a los ojos. Demasiado preocupada por que otros las vieran juntas, ¿qué es lo que dirían? ¿Y si sus padres se enteraban? ¿Qué les diría a ellos? ¿No es lo que parece? ¿Es mi amiga y ya? BC no le volvería a hablar si hacía eso.

Quería disfrutar su cita en el parque, no salían muy seguido, Robin siempre estaba diciendo que no a todo. Excepto ese día.

¿Sucede algo? —Butter se levantó, sosteniendo su torso con una mano—. Puedo escuchar tus balbuceos, ¿recuerdas?

Justo lo que no quería.

Robin se tapó el rostro con las manos. Al menos así BC no vería lo incómoda que estaba. Permanecería escondida hasta tener una respuesta.

¿Rob? —insistió ella, le pasó la mano por el cabello, acarició su oreja en su camino hacia su cuello, dónde sus dedos encontraron su lugar natural en su barbilla—. ¿Rob?

Me da… me da miedo que alguien nos vea —murmuró.

Butter sonrió. Ella tuvo su enfrentamiento a la opinión pública meses atrás, al renunciar a su trabajo como super heroína. Luego su incómoda charla con el Profesor, después de haber terminado sus labores domésticas, preguntando si era un comportamiento normal querer besar a otra chica. Él, con la expresión de asombro casi natural en su rostro, mordió su pipa. Pasaron dos horas antes de escuchar una respuesta.

Entendía por qué Robin lo pasaba difícil.

Su padre no aceptaría que su hija tuviera novia. Butter no la presionó cuando le confesó como se sentía, al reunirse con ella en la cocina, durante una de las tantas pijamadas que hicieron, sólo le pidió escucharla. Fue Robin quien la besó primero.

¿Quieres que volvamos a mi casa?

No, tampoco quería hacer eso.

Deseaba tener la fuerza de Buttercup. Su determinación.

No… —gimió—, quiero quedarme.

Rob —la llamó BC, con esa suave voz seductora que sólo usaba con ella. Robin bajó las manos—, no te obligues a hacer cosas que no quieres.

Si no se obligaba, si no ponía sobre sus hombros ese peso nunca haría nada. Se quedaría el resto de su vida arrepintiéndose de todas la cosas que pudo haber hecho. Era necesario hacerlo así.

Besó a Buttercup inclinándose hacia ella, primero rozando sus labios con su lengua. BC rodeó su nuca, abriendo la boca al buscar su lengua con la suya. Robin se abrazó a su cintura al sentir cosquilleos en la espalda. Esa dulce sensación era la razón principal de obligarse a hacer las cosas, era más importante disfrutarlo en el momento.

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BC consideró seriamente la posibilidad de volver a casa esa tarde, había un oficial en la puerta cuando aterrizó frente al garaje, y él se dio cuenta de su presencia, claro. Levantar el vuelo y largarse fue demasiado tentador, Ace le haría un hueco en su cama si iba a pedirle asilo temporal, ese bandido jamás le negaba las cosas. En especial porque Blossom estaba ahí, con el oficial.

¿Alguien conocido? —preguntó el hombre de placa.

No, nadie oficial. Una compañera de clase y ya.

¿Compañera de clase? Tal vez el tipo no la hubiera visto aterrizar, estaba muy oscuro en la calle, además no hizo ruido al llegar. ¿Y por qué su hermana la llamaba compañera de clase? Eran familia, no amigas cualquiera. Lanzó una mirada furiosa a Blossom, ya se las arreglaría con ella más tarde.

Me retiro ahora, señorita. No olvide lo que hablamos.

Buttercup esperó, escondida en las sombras, haciéndole creer a ese hombre de placa que se había marchado.

N-no, oficial.

El hombre de placa se subió a su automóvil. Fue cuando Buttercup pasó junto a Blossom en la entrada, golpeándola en el hombro.

¿Compañeras de clase? —repitió—. Así que tú eres como todos ellos.

¿Ellos quiénes, Butter? —quiso saber Blossom.

Su hermana se detuvo en el pasillo.

Ellos.

Insistió Buttercup, reanudando el camino a su habitación.

Blossom se frotó el brazo, dónde BC le golpeó. Ellos. Por la forma en que lo pronunció, el gesto en su cuerpo al decir la palabra, creía intuir a lo que se refería. Pero no era así, a ella no le molestaba la relación de su hermana, estaba feliz por ella. Aunque, si lo ponía en balanza, era mejor que pensara eso por el momento, si intentaba razonar con ella Butter preguntaría quién era ese oficial y que quería.

Eso era algo que sencillamente no podía decirle.

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Butch encontró a Blossom recostada en la tina del cuarto piso, abrazando las piernas en su pecho, repitiendo la misma letanía que usaba a los quince años. Esa misma que encontró en uno de los libros que Brick le regaló, algo sobre el control mental, mantener las ideas ordenadas y ser capaz de controlar las emociones mediante la respiración.

Los primeros meses, cuando empezó a vivir con ellos, no conseguía dormir en la cama que Boomer preparó para ella. Eso fue antes de que Brick encontrará las bolas faltantes para pedirle salir con él, todas las noches se acurrucaba en la tina cubierta la cabeza con sábanas y colchas, hasta que su respiración la adormecía. Repitiendo las mismas palabras sin detenerse, una y otra vez.

Existía una diferencia entre la tina de su departamento y la de Princesa. El tamaño. Dónde estaba Blossom bien pudo haber sido una piscina.

Butch se metió con ella, cubriendo su cuerpo con el suyo. Recargó la espalda de la chica en su pecho y cubrió sus piernas con las suyas, intentando ocultar su cabeza también si era posible. Blossom pareció no reaccionar en lo absoluta a su presencia, siguió hablando sin variar la velocidad, en susurros. Se detenía para tomar aire y comenzar de nuevo. Si no lo repetía en un solo aliento se ponía más nerviosa, sus manos temblaban al igual que sus dientes, se interrumpía y comenzaba desde el inicio.

El chico permaneció en la misma posición durante dos repeticiones más, un aproximado de una hora y media, si es que no estaba equivocado. Antes de darle la oportunidad a Blossom de respirar y empezar, otra vez, alzó una mano hacia su boca, cubriéndola con suavidad, con la otra le ayudó a levantar la cabeza, sosteniéndola por la frente. Ella se dejó guiar, encontrando el apoyo en el cuerpo de él.

—¿Mejor? —murmuró. Sólo hasta haber confirmado que Blossom relajaba el cuerpo. Seguía en posición fetal, menos tensa.

—No… —respondió con un suspiro—. No, no lo estoy.

Butch infló el pecho. Nunca era sencillo ayudar a la chica con sus ataques. Muchas veces podían quedarse quietos durante horas, o el día completo, sin que hubiera cambios. No quería ni ponerse a pensar en cómo reaccionaría ahora, su cabeza estaba trabajando a máxima velocidad, tratando de encontrar una solución inmediata. Lo que fuera que le impidiera volver a encorvarse en una roca. Si se lo permitía nada lograría liberarla.

Abrazarla fue lo único que logró pensar.

Giró a la chica en su dirección, sosteniendo su cabeza contra su pecho y apretándole la espalda, la obligó a estirar las piernas, presionando su cuerpo con el suyo.

—¿Butch?

—No te hagas ilusiones —bromeó—. Si te dejó encogerte estarás ahí hasta el siguiente mes.

Blossom cerró los ojos, dejándose hacer.

—Toma el tiempo que necesites, me quedaré aquí contigo.

Ella soltó el aire de sus pulmones. Abrazar a Butch seguía siendo algo aterrador, temía no poder encontrarle un significado al dolor de su pecho, o no sentir nada y alejarse de él sin un verdadero motivo para hacerlo. Así que lo hizo, arrugó la camisa bajo sus manos, presionando la frente en su esternón, no miraría, mantendría los ojos cerrados hasta haberse tranquilizado.

Él sonrió cuando ella lo abrazó. Encorvó el cuerpo sobre ella, besando su coronilla.

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Was I to proud with you?

Hoy una frase más relacionada a la canción (?) Pero eso es sólo porque sigo traumada con esa canción, ¡LA ADOROOOOOO!

The 1652: Sí, es normal que te agrade. A mí me da muchísima tranquilidad escribir las interacciones de Butch, todavía conserva la parte explosiva e hiperactiva que se ve en la serie, y algunas partes del Fanon, pero en su mayoría es un chico tranquilo y relajado. Se ven distintas facetas de él en siguientes capítulos, porque no es sólo zen y tranquilidad. Mi parte favorita del headcannon que he estado haciendo, es que siguen aprendiendo y cambiando, los chicos son los que "menos" errores cometen en esta historia, digamos que ellos ya tuvieron su parte jodida de la vida y aprendieron. Pero las chicas que han estado en desacuerdo durante tanto tiempo, tardarán más en hacer las paces y arreglar sus problemas.

Exacto, la reconciliación de las chicas va a ser mi segundo desafío en la historia, porque no quiero que se sienta abrupta pero tampoco que sea muuuuuuuuy larga la espera. Así que estamos esperando todos juntos ese momento de llanto entre hermanas con disculpas o quizá no hay llantos pero si hay gritos, no lo sé *inocently winks*

Sí (?) Yo también soy team Morebucks XD

Aidil: hola yo (?). Je, digamos que un día desperté y descubrí que me gusta el enemies to lovers, y entonces durante una actividad que hice con otros fanfickers pues empecé a shippear a estas dos jsjsjsjsjs.

La relación de Butch y Buttercup es algo complicado de explicar, pero digamos que vas por el camino correcto en cuanto a sentir algo profundo.

TsukihimePrincess: No le pasó nada a Boomer, pasó algo feo para que reaccionara así, pero pues como viste en el capítulo reaccionó bastante agresivo. Él hizo pasar a Boomer por un literal infierno durante su entrenamiento, pero no sólo a él, los tres sufrieron a su propia forma. Lo que pasa es que Boom lo demuestra un poco más.

Las tres han sido malas hermanas, BC y Bubbs más que Blossom, pero no es nada que una buena terapía no pueda arreglar. Como mencioné un poco más arriba, tendrán su momento en que hagan las paces, será algo que veremos desarrollarse con calma.

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En fin, eso es todo de mi parte el día de hoy, nos leemos en la siguiente actualización.

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A freezing gremlin