Disclaimer: Las Chicas Super Poderosas no me pertenecen. Son propiedad del señor Craig y sólo él puede decir como continua la historia. Yo escribo fanfics por diversión, para entretenerme un rato y entretener a otros en el proceso. Lo hago gratis, así que sólo obtengo felicidad de esto.

Advertencias: Todos los personajes en esta historia son OoC (Out of Character). La historia está trabajada con mi headcanon de los personajes. Los OC (Original Character) que aparecen en la historia son de mi total propiedad, así que no me parece agradable que los agarren sin permiso.

Esta historia maneja crack-ships, desde este punto en adelante lees bajo tu propia decisión y elección.

La canción de acompañamiento del día de hoy es "Warrior" de "The Black Piper". La pueden escuchar durante la penúltima sección del capítulo, o durante toda la lectura, no hay un momento claro para reproducirla.

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Capítulo 21 —Warrior

Alice se despidió primero, necesitaba hacer una urgente llamada a casa antes de poder reunirse con Blossom y el resto (a falta de un buen nombre) en la mansión. Kyle, quién quería irse con la pelirroja para conocer su nueva casa, tuvo que conformarse con visitarla en otro momento. Jason tenía una cita planeada con su novio esa tarde, no habría alguien que pudiera llevar al chico a su casa más tarde.

Blossom se quedó de pie en la esquina dónde Jason daba vuelta, agitando suavemente la mano para despedirse. Las llamadas requeridas de Alice nunca las hacía en un lugar con mucha gente, y dado que su madre aún no estaba al tanto del cambio de residencia de Alice, uno de los guardaespaldas que seguían de cerca a su amiga la llevó a una casa segura para tal evento. Había ocasiones, como ese día, dónde solamente quería amarrar a su amiga a una silla y exigirle respuestas.

¿Qué clase de amistad sería esa entonces?

Intentó restarle importancia al asunto quitándose el cabello de la frente. Había crecido mucho en los últimos meses, necesitaría recortarlo un poco si quería mantenerlo por debajo de las cejas. En la mañana logró ponerlo en orden dándole un poco de volumen, no quería gastar esos quince minutos de delicado arreglo cada día. Se colgó la mochila al hombro, a unos minutos caminando había una estética… ¿sería capaz de quedarse quieta el tiempo que tardarán en cortarle el cabello? No. Absolutamente no. Sólo de imaginarse a alguien tocando su cabello le provocó escalofríos.

Buscó el inicio de su larga cola de caballo para acomodarla sobre el hombro, frotándola de la punta a la base. No tuvo tiempo de comenzar su letanía, la pesada mano de Butch cayó sobre sus hombros tan pronto se encorvó.

—Ni siquiera lo pienses, mon cherry —entrelazó su mano con la de ella, impidiéndole usar su cabello como desestresante—, es un lindo día y no vas a empezar la semana así.

Blossom arrugó la nariz, intentando soltar su mano.

—Se pronuncia mon chéri, es francés —agitó el brazo, sin éxito—. Llevo el equivalente a tres meses de trabajo en tarea, ¿cómo es eso un lindo día? —desistió de intentar. Butch no iba a soltar su mano por mucho que intentara.

—¿Por qué saliste de la cama? —intentó bromear él—. Has visto a tus amigos después de días de no saber nada del mundo, ¿no es eso suficiente?

Sus pies quedaron clavados en su sitio al escucharlo. Butch trató de avanzar antes de darse cuenta de que ella no se movía, permaneció quieto, observándola a la espera de una respuesta, un movimiento, algo para hacerle saber que seguía escuchándolo.

Mientras Blossom consideraba las palabras del chico, por ese lado tenía razón, no llevaba la cuenta exacta de cuánto tiempo pasó desaparecida, unas semanas, tal vez un par de meses, días durante los cuales Alice tuvo que haberles inventado algo a sus amigos, o decirles una verdad cortada. Ella no se preocupó por ellos mientras estuvo fuera, ni al destruir ese lugar dónde la mantuvieron presa, ni al despertar del sueño helado que provocó su falta de control, ni un solo momento. No tuvo oportunidad de pensar lo mucho que los había extrañado hasta que Kyle la abrazó.

—¿Bloss? —intentó llamar Butch, levantándole la barbilla con suavidad—. Dije algo malo, ¿cierto?

—No, no, no es eso yo… —¿ella qué?—. Creo que no me he detenido a descansar ni un poco desde que… eso sucedió —Butch rodeó su espalda sosteniendo su mano—. Lo cierto es que tiendo a darme cuenta de estas cosas cuando la presión está por tumbarme, es lo que mis amigos llaman mi "mental break down" —acentuó las comillas con una mano—, y cuando eso sucede sólo puedo relajarme por unos días, porque pronto volverá la misma presión y los mismos problemas y…

—¿Eso fue lo que te ocurrió esa vez? —Blossom alzó la mirada, Butch seguía sosteniendo su barbilla—. Me refiero a esa noche, ¿fue demasiada presión sobre ti?

A Blossom le gustaba decir que conocía todas las facetas de los Rowdy, pasó muchos años viviendo con ellos como para no saber reconocerlas, aun cuando no hubiera hablado con ellos en años, todavía era capaz de distinguir sus estados de ánimo, cuando bromeaban, cuando realmente querían causar daños, incluso si intentaban ocultarle su dolor. Quizá fue por eso que sintió como si alguien le estuviera apretando el corazón cuando vio a Butch.

Él nunca mostraba sus emociones, no podía hacerlo, era la manera correcta de decirlo. Lejos de su círculo seguro; sus hermanos y ella, la gente lo creía un chico con exceso de energía, hiperactivo e incapaz de quedarse quieto. Debía de mantenerse en movimiento para estar feliz, porque eso era todo lo que la gente veía de Butch. ¿Y cómo podrían no ver más allá? Él mismo avivaba a la gente con sus creencias, no era amigo de la gente común, vivía huyendo de la ley la mayor parte del tiempo, metido en crímenes que eran mejor quedarse callados.

Blossom era incapaz de creer que alguien pudiera mostrar tanto dolor y decepción en una sola expresión.

¿Qué debía de decirle en ese momento? ¿Qué ni siquiera ella estaba segura de lo que ocurrió aquella noche? No era verdad, sabía exactamente lo que sucedió, decirle una mentira, por pequeña que fuera, no arreglaría nada en esa situación, conociéndolo empeoraría la situación. O tal vez algo peor. Bajó la mirada a sus manos unidas, la de él temblaba, no era nada comparado con los temblores que sufría ella en un día normal, su movimiento era tan suave que resultaría imposible creerlo.

Llenó sus pulmones de aire.

—Sí —sintió el reflejó de Butch por alejarse, pero lo detuvo— y no. Fue la primera vez que decidí hacer algo por mí, dedicar tiempo para mí y empezar a preocuparme si realmente valía la pena poner tante presión sobre mis hombros —buscó a tientas su otra mano, tratando de infundir la confianza que no tenía—. Ese día no esperaba encontrarme con alguien conocido, mucho menos me imaginé que… bueno, mi apariencia pudiera servir como un disfraz. Supongo que las historietas no son tan exageradas.

Butch soltó una carcajada amarga.

—Yo supe que eras tú desde que me interceptaste camino al baño —alargó una mano hacia su brazo izquierdo, levantando la manga del suéter—. Lo supe cuando vi esto —recorrió el camino de la cola de la serpiente apenas visible en el bíceps, al ser oculta por la ropa Blossom continuó el recorrido por el brazo hacia el hombro en dirección al pecho—, yo me di cuenta antes de quién eras y no hice nada detenerlo.

No estaba segura de cuál era la respuesta que esperaba por su parte. Sabía sin lugar a dudas que no quería ver esa expresión en su rostro nunca más, mucho menos ser ella la causa de la tristeza en sus ojos.

Cerró los ojos al acercarse a él, recargando la frente en su pecho. El corazón le latía con fuerza. Cualquier otra persona hubiera sido capaz de identificar el significado del dolor en su pecho, los nervios y la razón de porque las manos le estaban sudando de esa forma. Ella no sería capaz de encontrarle una razón, podría tratarse de cualquier cosa, una advertencia antes de un ataque de pánico, la opresora sensación de que alguien estaba observándola. Detestaba no poder verlo a los ojos y comprender lo que sentía.

Pronto empezó a escuchar el rezumbar del corazón de Butch.

Contuvo la respiración cuando sus brazos la rodearon. Por alguna razón era incapaz de moverse, de respirar o pensar como normalmente lo haría. Su cerebro sólo podía indicarle una acción, encogerse. Se mordió el labio inferior y alzó los hombros hasta tocarse las orejas, ahora es cuando daba las gracias a haber recargado la cabeza en su pecho, porque así él no podría ver lo sonrojada que estaba en ese momento.

—¿Sólo por eso? —preguntó con suavidad. Parecía susurrar en su oído.

—Sabes que sí —respondió arrastrando la voz, sentía que era incapaz de hablar—. Reconocería esa Nauyaca de árbol en cualquier lugar.

La voz se le quebró al terminar de hablar. Aprovechó el silencio para preguntarse de dónde le había salido el valor para decirle aquello. ¿Qué la reconocería en cualquier lugar? bueno, sí, eso era correcto. De los tres Rowdy Butch era el único que era capaz de reconocer e identificar todas y cada una de las especies de serpientes en el planeta, siendo aquella especie en particular una de sus favoritas, siempre diciendo que los colores eran muy parecidos al suyo, y sabía que si no hubiera sido por Brick y su apatía por los animales, Butch habría adoptado una de esas.

Esa fue la razón principal para tatuarla en su brazo, como una eterna mascota abrazándolo que recostaba la cabeza en su pecho. La noche que se hizo aquel tatuaje, con una paleta de colores para ser fiel a la realidad, Blossom lo acompañó. Brick llevaba meses sin darse una vuelta por la casa, fue el último en "librarse" del entrenamiento al que Él los había sometido a los tres. Llegaron temprano en la mañana porque así le dijo el tatuador, y salieron cuando la ciudad era iluminada por los faroles.

—Por supuesto que recordarías el nombre —volvió a murmurar, cerrando los brazos alrededor de su cuerpo con más fuerza—. Eres justo el tipo de persona que pone atención a esos detalles.

Blossom intentó contener un grito de sorpresa cuando Butch la levantó del suelo, sin soltarla y apretando el rostro en su hombro. Podía escucharlo reírse, sentía el temblor completo de su cuerpo mientras hablaba y murmuraba.

—Um… ¿Butch?

—Lo siento, lo siento es sólo que… desde que te fuiste y supe que seguías hablando con Boomer, evitando a Brick y evitándome a mí, pero hablando con Boomer… tuve que pensar lo peor, ¿sabes? Tuve que pensar en que había metido la pata —tomó una larga bocanada de aire, ni siquiera parecía que lo había dicho todo sin pausas para respirar—. Fue la única forma en que logré encontrar paz suficiente para decirle a Brick lo que ocurrió, tuve que decirle que tal vez, sólo tal vez fue culpa mía que terminaran, que fue el idiota de su hermano quién provocó que su novia lo botara antes de irse a otro estado. ¿Sabes qué fue lo único que no pude decirle?

Blossom supo que su rostro alcanzó un nuevo tono de rojo cuando pronunció esas palabras, levantando la cabeza de su hombro para verla directamente a los ojos. No había forma de evitarlo o controlarlo, no quería ocultarle esa honestidad infantil de su rostro, a lo largo de los años descubrió que era la única forma que tenía de no arruinar el ambiente, de no decir algo que arruinara la vibra con sus palabras. Se lamió los labios antes de mover la cabeza de lado a lado.

El corazón de la chica se detuvo durante los segundos que Butch se inclinó hacia ella, aunque la distancia que los separara fuera de un suspiro, y atrapó sus labios en un beso gentil y tímido hasta cierto punto. Blossom dejó que fuera su cuerpo el que diera una respuesta, cerró los ojos bloqueando cualquier tipo de respuesta "lógica" que quisiera dar su cabeza. No quería pensar. Lo único que quería en ese momento era descubrir por sí misma lo que realmente sentía, y si no se trataba sólo de algo que intentaba convencerse.

Correspondió al beso sosteniendo el rostro del chico entre sus manos.

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Bubbles logró tranquilizarse después de haber cortado en pequeñas porciones la tercera bandeja de brownies. Buttercup había llegado apenas unos minutos antes, cargaba en su espalda una de sus katanas, en la mano llevaba otra y cruzada sobre el pecho tenía la shinai, su confiable espada de bambú que sólo utilizaba cuando necesitaba hacer una amenaza sin hacerla. Subió al cuarto designado para ella, tardó unos minutos más en lo que acomodaba las espadas en las paredes y bajó para reunirse con su hermana. Ni siquiera se tomó la molestia de preguntar que había ocurrido, podía hacerse una idea juzgando por el postre que invadía la cocina.

Boomer, por otro lado, le dio instrucciones a la rubia de dónde quería encontrar las ollas y sartenes que utilizó antes de volver al sótano.

—¿Y no te amenazó con romperte los dedos? —bromeó Buttercup, poniendo un cuadro de chocolate sobre una servilleta—. Parecía bastante serio con el asunto, según lo que dijo Butch —mordió la mitad del brownie de una vez, disfrutando las manchas de azúcar glass en sus mejillas y nariz.

—No, dijo que aún si yo llegaba a destruir su cocina, no me haría nada de eso, porque pondría triste a Blossom —acomodó la bandeja en la tabla que encontró en uno de los gabinetes, sacó la bolsa de azúcar para empezar la decoración, colocando pequeños esténciles sobre el chocolate y así ponerles un dibujo.

—¿Ponerla triste? Bueno, creo que podríamos hacer un desastre aquí arriba y salir iles…

—Boomer dice que si destruyen su cocina por diversión, aunque ponga triste a Blossom, no se contendrá con ustedes —el amigable rostro de Kendall apareció en la pantalla de la televisión en la cocina. Sonriente y ajeno a la gravedad de su amenaza.

—¿Qué? —masculló Buttercup, atragantándose con el siguiente bocado.

—El joven Boomer puede escucharlas desde el sótano, me pidió advertirlas de poner en juego su límite de paciencia —respondió Kendall, su voz amigable permanecía sin cambios, era un programa de computadora después de todo, programado para responder de cierta forma—. También quiere que les diga, que si quieren volver a hacer uso de su cocina, deben dejarla de la misma forma que la encontraron —la pantalla volvió a apagarse.

Bubbles le dirigió una mirada con replicas silenciosas a Buttercup. Intentó contarle lo que ocurrió antes de ponerse a hacer sus postres, sin pronunciar una sola palabra, que la escuchó quejarse desde el sótano y subió corriendo para ver si no le había pasado algo. Además de las veces que la mandó a callar mientras él preparaba la comida, que seguía dentro del horno. Buttercup no pudo captar ninguna de las ideas que le quería transmitir. Se encogió de hombros y siguió comiendo, lo más silenciosa posible.

—¡He llegado! —anunció Alice cerrando la puerta de entrada—. Kendall, se una ternurita y avísale a Blossom que llegué a casa, ¡oh! También necesito que le mandes un mensaje a Brick —las dos hermanas se asomaron a la puerta de entrada, la diminuta chica inglesa seguía quitándose los zapatos mientras hablaba—. De Alice McAllister, "el gnomo"; para Brick Him, "el semental" —comenzó a redactar, en una pantalla cercana al pasillo, el rostro Kendall parpadeaba según su programación mientras iba escribiendo las palabras como las pronunciaba Alice—. Cayden me ha enviado un reporte del análisis de la sangre de Blossom con respecto a hace tres meses, cuando se tomó la última muestra, y hace tres días, al realizarse la transfusión de sangre de Boomer. Te envío una versión resumida del reporte —desenredó la bufanda de su cuello, colgándola en el perchero. No parecía darse cansada de hablar y moverse al mismo tiempo—. Se requiere tu presencia en la mansión urgente —hizo una pausa para mirar al techo, presionando sus labios con un dedo—. Posible pista sobre el paradero de "el psicópata" encontrado, necesitamos tu conocimiento al respecto —Alice suspiró, dirigiéndose a la sala de estar con pequeños saltos—. ¡Oh! Casi lo olvido, aun no mandes el correo, Kendall, agrega esto.

—Sí, señorita McAllister —respondió el programa.

—Suero ineficiente, urge una muestra cruda de la sustancia. Es todo, puedes enviarlo ya —giró sobre sus talones, dedicándole una sonrisa a la computadora. Entonces se percató que ahí estaban las otras chicas—. ¡Hola! No sabía que estaban en casa, ¿han podido descansar un poco? Sé que eso de moverse de un lugar a otro es agotador.

—Algo así —respondió Bubbles saliendo de la cocina, balanceando las bandejas de brownie en los brazos y la cabeza—. Ustedes… um… ¿qué tal la escuela?

Alice bufó, un gesto muy poco común en ella, que tardarían en reconocerlo Bubbles y Buttercup como algo raro.

—Lo peor. Jason y yo tuvimos que amenazar a casi toda la facultad para hacerlos cerrar el hocico, no dejaban de hacer preguntas indiscretas sobre la mano de Blo —bufó, dejándose caer en uno de los sillones—. En serio, nunca hablan con nosotros y de la nada se creen con el derecho de hacer preguntas, son lo peor. La gente es lo peor.

—¿No los hace a ustedes gente? A los antipáticos —Buttercup tomó asiento frente a ella, el quinto brownie desaparecía en su boca.

Alice inclinó la cabeza a un costado, todo su cabello siguió el movimiento como una cascada de luz.

—Eso es obvio, pero nosotros sabemos mejor que andar por ahí molestando a otros con preguntas que no nos atañen. Quiero decir, ustedes no andarían por ahí preguntando quién es el padre de una compañera embarazada, ¿o sí?

En el momento que terminó su pregunta, Alice se arrepintió de hacerlo.

Por la forma en que Bubbles y Buttercup intercambiaron miradas, intentaron contener una sonrisa y evadieron responderle enfocando su atención en la comida, supo que sí. Serían las primeras en iniciar la incómoda conversación.

—Bueno saberlo —farfulló poniéndose de pie.

—Respuesta de Brick, ¿la leo para usted, señorita McAllister? —Kendall apareció en la televisión de la sala, sonriendo con su inocente expresión.

—Por favor, Kendall.

Kendall superpuso una fotografía de Brick en su imagen, imitando su voz al hablar.

—Misma pista, no es él, se trata de un señuelo. Ya tengo a alguien siguiéndole el rastro de cerca, debería tener pistas pronto. Logré dar con un búnker bajo los destrozos de Blossom, llevo todo lo que pude recuperar para muestra. Debería estar ahí a más tardar mañana en la noche —Kendall quitó la foto de la pantalla, volviendo a mostrar las falsas pecas en su nariz y el cabello castaño siempre esponjado—. Eso es todo, señorita McAllister.

—Mmhmm, manda un aviso a Bloss, que se apure un poco a llegar —Kendall no dio una respuesta a la petición, su pantalla se apagó.

Buttercup se limpió la comisura de los labios con la mano, tenía azúcar en la nariz.

—¿Por qué hablan así? Sólo pregunto, parece algún tipo de lenguaje en código.

—A Brick no le gusta hablar mucho —fue Boomer quien respondió. Sobresaltando a las tres chicas. Alice se encogió en el asiento, mientras que Bubbles se abrazó a su hermana—. Mientras menos palabras uses es más factible tener una respuesta clara. A menos, claro, que se trate de Blossom. Con ella es imposible hacerlo, no sabe dejar de hablar —sonrió un poco ante su pensamiento—. Ni ella ni Butch, en cualquier caso. Es imposible seguirles la conversación la mayor parte del tiempo.

—No, Butch nunca tiene nada interesante para decir. Quiero decir —se interrumpió Buttercup al escucharse, sonaba bien en su mente la oración—, siempre se mantiene centrado en un solo tema, es fácil hablar con él.

—¿Quién inicia la conversación tú o él? —Boomer se arremangó, descolgando su mandil de la entrada de la cocina.

—Pues yo, obviamente.

Buttercup sintió, sólo por un segundo, que se estaba burlando de ella.

—Ahí está la cosa —aclaró con voz calmada Boomer—. Su cerebro hiperactivo no puede mantener el control de la charla, tiene que esperarse a escuchar una conversación que le interesa para sumarse —amarró su cabello con la liga que siempre llevaba en el bolsillo—. O puede quedarse callado durante horas, haciéndote creer que te está escuchando cuando en realidad, y no es por ofender a nadie, su cerebro no puede decidirse entre interrumpir al que habla para decir lo que él está pensando, o aguardar a que alguien termine de hablar para hacerlo él, o la más común de todas, se está obligando a poner atención a la plática de los demás y termina por no enterarse de nada.

Bubbles se levantó del sillón, caminando detrás de Boomer hacia la cocina.

—Espera, eso no puede pasar, ¿cierto? No creo que la gente realmente tenga ese tipo de problemas. Es que eso simplemente suena muy infantil.

Boomer suspiró, los audífonos descansaban sobre sus hombros, el constante recordatorio de que a la mínima provocación decidiría ignorarlas.

—Butch les contó del "entrenamiento" al que el crustáceo endemoniado nos sometió, ¿sí? —Buttercup y Bubbles asintieron en silencio. Sin fijarse que Alice subía a su habitación con mochila en mano—. Pues cada uno estuvo encerrado dónde sea que nos mandó, la única forma de salir era derrotando a Él en una batalla. Butch fue el primero de los tres que salió, ¿cómo? No tengo idea, cada vez que le preguntamos dice que sólo pasó —sacó la bandeja de lasaña del horno, cerrando la puerta con la mano libre.

De otro horno en la pared una segunda bandeja con un platillo cubierto con queso apareció, Bubbles no supo identificarlo al instante.

—Blossom, ¿Butch ha comido algo en el día?

Buttercup arqueó una ceja ante la pregunta del rubio. Incluso volteó, quizá su hermana llegó y no la habían escuchado.

—¿Sí? —respondió repentinamente su hermana. Cerrando la puerta de entrada—. Comiste algo en el día, ¿verdad? —la pregunta fue dirigida a alguien más. Al asomarse Buttercup y Bubbles, encontraron a los dos de pie en la entrada, quitándose los zapatos como había hecho Alice.

Butch se rascó la barbilla mirando el techo. Parecía ser algo común entre todos los conocidos de Blossom, notó Bubbles.

—Claro que sí, bueno, si no contamos el desayuno —intentó bromear—. Comí algo cuando… uumm… comí… ¿qué hora es? —sacó su teléfono del bolsillo de la chaqueta. Su rostro pasó de confundido a sorpresa a angustia a pánico en dos segundos.

—Butch —insistió Blossom, cruzándose de brazos.

—Mira, en mi defensa estaba muy ocupado vigilando que no hubiera alguien que… —cerró la boca sin poder terminar. Bubbles sintió escalofríos, volteó a la cocina, dónde Boomer zapateaba con fuerza, mantenía los brazos cruzados y su mirada, de ser posible, hubiera congelado a alguien—. Sólo han sido unas horas, no es para tanto.

—Dijo el idiota al que se le baja el azúcar cuando pasa diecisiete horas sin comer —Boomer señaló el interior de la cocina—. Adentro.

Butch arrastró los pies hasta la cocina, ocupando el banquillo que su hermano extendió para él. Dónde ya había un plato de comida.

Blossom se quitó los lentes para frotarse la nariz. No era la expresión de alguien que intentara reírse, parecía genuinamente desesperada.

—¿No habíamos acordado que pondrías alarmas para esto, Butch? Ya sabes lo que dirá Brick cuando llegue y sepa que no has estado comiendo.

—¿Cómo voy a comer si no me da hambre? —replicó el chico, sin percatarse que Boomer ponía una nueva porción de lasaña en su plato—. Es ridículo y siempre lo ha sido.

Blossom hizo una seña a sus hermanas, invitándolas a la cocina para sentarse a comer todos juntos. Ellas obedecieron sin añadir algo más, estaban disfrutando en silencio.

—¿No recuerdas lo que tu hiper enfoque provoca en tu cuerpo? —Butch bajó la mirada a su plato de comida, sin darse cuenta de que ya llevaba tres porciones—. Tu cuerpo hace que te dé menos hambre para que mantengas energía suficiente en tus actividades, ¿acaso ya se te olvidó la vez que te desmayaste y caíste treinta mil pies?

Butch puso una sonrisa nerviosa, empezando a masticar la quinta porción de lasaña. Boomer gruñó al escucharlo hablar, advertencia que el moreno tomó en silencio, mirando el plato y comiendo sin decir nada.

—Sólo come, antes de que Brick empiece a gritar —pidió Blossom, dejando que Boomer le sirviera un plato con un poco de todo lo que cocinó—. No quiero volver a sentir que Mojo está sobre un acantilado gritándome —con eso, aunque intentara no hacerlo, Butch golpeó la barra de la cocina alzando el cuello al techo. La carcajada que salió de su garganta resonó en los cuatro pisos de la mansión.

—¡Juro que ese día casi me orino! —gritó entre risas—. Apenas había despertado y ya estaba el obsesivo de tu novio gritándome en la cara —recargó la cabeza en su brazo, tratando de contener la risa—. Y esa vez que el simio y el cangrejo tuvieron su discusión número setenta y nueve sobre paternidad, Brick de verdad hizo que los dos cerraran el hocico.

—Brick parece ser muy temperamental —murmuró Bubbles, mirando a Butch con diversión.

—La paciencia de Brick equivale a todas las personas en esta habitación —comentó Boomer, poniendo la bandeja de lasaña frente a Butch, quién no dejaba de comer—. Aunque sí, hay formas de hacer que pierda el control fácil.

Butch movió la cabeza en gestos afirmativos, alcanzó una servilleta para limpiar la salsa de tomate de su boca. Luego bebió agua hasta vaciar los tres vasos que llenó Boomer.

—Vaya, no me fijé que de verdad tenía hambre… y sed, moría de sed.

Blossom recargó la cabeza sobre sus nudillos, había una expresión desaprobadora en su rostro, y sus ojos trataban de congelarlo en su sitio.

—No me digas —ironizó apartando la vista de la bandeja vacía—. Jamás lo hubiera imaginado. Devoraste cuatro kilos de lasaña en diez minutos.

Buttercup se levantó de su asiento, buscando la bandeja. Ahogó un grito de angustia al confirmar lo que su hermana había dicho, no quedaba nada más que el queso quemado en las orillas del metal.

Butch se encogió hasta tocarse las orejas con los hombros. Boomer ya no le estaba poniendo atención, se sentía satisfecho al confirmas que su hermano había comido y tomado algo de agua. Incluso si Brick volvía con malas noticias de su viaje, se podrían ahorrar sus gritos por no haberse asegurado de que Butch se alimentara. Luego acercó un plato con pasta y salsa de cilantro a las tres hermanas, el de Blossom venía acompañado de unas pastillas y un vaso de agua.

—¿Medicina para el dolor? —preguntó Buttercup, inclinándose sobre su banquillo, tratando de tener una mejor perspectiva—. Tengo unas pastillas buenísimas que me hizo el Profesor, si te quieres te doy algunas.

Blossom detuvo su mano a medio camino de tomarse la medicina, dirigió una mirada nerviosa a sus hermanas y bajó la mano. Un tic apareció en su párpado izquierda, el de la cicatriz, presionó su ceja con fuerza al hacer un masaje circular, no iba a tranquilizarla pero si ayudaría para que no siguiera temblándole.

Buttercup no pudo interpretar ese gesto como era, algo para mantener en control los nervios de Blossom. De inmediato pensó en que su hermana iba a tratarlas como niñas, volver a quejarse de que nunca entendían nada. Bufó y recargó los codos en la barra de la cocina, dándole la espalda.

—Olvídalo, ni siquiera pregunté —se quejó golpeando el plato con el tenedor.

El tic volvió y Blossom gruñó, no se trataba sólo de una pequeña migraña que iba a comenzar, era la constante presión sobre le herida que seguía sanando.

—Antes de hacer rabietas —murmuró, tomando sus pastillas de un trago—, espera a escuchar lo que la gente tiene que decir, ¿sí? Tal vez descubras que el mundo no está en tu contra —Boomer estiró un brazo hacia ella, tratando de ayudarla a ponerse de pie. Blossom puso una mano entre ambos—. No es para el dolor, ¿vale? Si fuera así una pastilla no me ayudaría, vivo con dolor constante. Son complementos y vitaminas, porque desde hace años mi cuerpo no genera las vitaminas suficientes para que pueda considerarme "saludable", sufro migrañas y constante tengo un tic en el ojo porque pongo demasiada presión sobre mí, pero sino hiciera eso entonces tendría un ataque de pánico porque no estoy cumpliendo las expectativas que la gente pone sobre mí —poco a poco su voz fue alzándose, cuando se dio cuenta de lo que hacía, cubrió su boca con ambas manos. Tomó una larga bocanada de aire y prosiguió—. Y como no te tomaste la molestia en preguntar, te diré que las demás pastillas son un placebo mientras el Profesor encuentra un nuevo suero para contrarrestar la droga que sigue corriendo por mi sistema. Porque no voy a desangrar a mi amigo sólo por el beneficio de ponerme "un poquito" mejor.

Salió de la cocina apretándose las sienes con ambas manos.

Bubbles, que hasta el momento buscaba el momento oportuno para intervenir y evitar una nueva discusión golpeó la mesa con los puños. Fue Boomer quién la detuvo de gritar, tocándole las manos suavemente.

—Está de mal humor —Buttercup le dirigió una mirada molesta—. Lo que quiero decir es que ha tenido un muy mal día en la escuela, a la mínima provocación iba a llegar al límite —miró a Buttercup, esperando a que ella entendiera—. Ya estaba caminando en la cuerda floja cuando llegó, cualquiera de nosotros pudo haber recibido esa respuesta.

—¿Puedes culparla? —comentó Butch, arrastrando el plato que Blossom no tocó frente a él—. Primero tiene que lidiar con Brick llegando de Nunca Jamás para decirle que no está enojado, luego aparecen molestia uno y dos para recordarle los días en que no tenía tantos problemas. Un tipo raro la ataca a mitad de la noche y le inyecta algo que la deja sin poderes. Pasa cincuenta y siete días atrapada en una casita en medio de la nada, amarrada a una cama de acero dónde tiene que resistir que alguien le esté inyectando sepa la mierda qué, intenta liberarse por fuerza de voluntad y pierde el control sobre sus poderes convirtiéndose en un gólem de hielo. Al descongelarse descubre que tuvieron que cercenarle un dedo porque estaba podrido e infectado, pierde la vista total de un ojo y tiene un enorme corte en el pecho que todavía no sana. Tiene una pelea con sus hermanas cada dos segundos porque ninguna de las tres es capaz de pedir perdón, el doctor que su amiga contrató para ayudar a curarla intenta envenenarla con algo y el señorito ondas sónicas destruye la casa dónde estaba escondiéndose. Luego tiene volver a clases y pretender que nada malo sucede, actuando como cebo para que quién sea que la secuestró le ponga atención otra vez y así poder usarlo como rehén para tratar de descubrir, o intentar, quién mierda está detrás de todo lo malo que le ha pasado —limpió la salsa de cilantro del plato con un trozo de pan que tenía cerca—. A mí me sorprende que no haya cedido a la presión antes.

Bubbles gimió encogiéndose en su asiento. La calidez de la mano de Boomer desapareció cuando ella ya no estaba a punto de gritar.

—Butch tiene razón. Y no sólo Bloss, ustedes también han estado bajo demasiada presión en las últimas semanas. Necesitan tomarse un tiempo a solas antes de intentar hacer las paces con su hermana —Buttercup murmuró algunas palabras incomprensibles al escucharlos—. Pero ella necesita más tiempo, no es sencillo para ella tranquilizarse. Así que tendrán que hacer un esfuerzo extra por tenerle paciencia.

—¿O sea que ella nos puede gritar sólo porque está estresada? —chilló Bubbles.

—Sí —respondió Alice, apareciendo en la cocina—. ¿No se dan cuenta de que no sólo son problemas normales los que tiene ahora su hermana? Fue secuestrada, abusaron de ella durante días y ni siquiera sabe quién. No es sólo ansiedad con lo que tiene que lidiar ahora, Blossom podría estar sufriendo estrés post traumático, y mientras no asista a terapía para empezar sanar eso, ninguno de nosotros estará exento de que nos grite.

Butch empezó a mover la cabeza afirmando todas las palabras de Alice, en algún momento Boomer se había colocado los audífonos.

—¿Por qué? —Bubbles falló en controlar su voz. Ya había lágrimas cayendo por sus mejillas. Su plan no era luchar por obtener el perdón de su hermana, sólo quería abrazarla y que todo volviera a ser como antes.

—En este momento Bloss está pendiente de todo, desconfía de todo. De mí, de Butch, de Boomer, Brick, ustedes —explicó Alice con voz calmada—. Tu hermana está traumada, tiene miedo de que alguien salga de la oscuridad y se la vuelvan a llevar. Necesita que nosotros hagamos un esfuerzo extra por no pelear, aunque nos duela que nos grite, aunque nos lastime si dice algo horrible, ella tiene un miedo terrible, uno que espero ninguna de ustedes tenga que experimentar. Y por eso necesita que no armemos una discusión.

—¿Y cuánto tiempo va a durar eso? No creo que pueda…

—Pues tendrás que hacerlo —Buttercup interrumpió a su hermana, se frotó los ojos con el puño de la sudadera para limpiarse las lágrimas—. Tendremos que hacerlo, si lo que Alice está diciendo es verdad… gritarle a Blossom sólo hará que nunca nos pueda perdonar, ¿cierto? —Alice asintió, su rostro reflejaba el dolor de sus palabras—. Nuestra hermana necesita que seamos las fuertes, Bubbs. Ya ha hecho demasiado por nosotras.

Bubbles se abrazó a Buttercup, ocultando el rostro en su hombro.

Detestaba no poder controlar sus emociones y que todo lo que sintiera resultara en lágrimas, siempre le complicaba entender lo que sentía, ¿estaba enojada? ¿Feliz? ¿Triste? ¿Destrozada? No existía forma de saberlo.

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Princesa Morebuck bajó el teléfono por milésima vez en los últimos cinco minutos. Tenía que llamarle, debía de hacer la llamada y contarle lo que estaba ocurriendo. Lo que ocurrió en los siete minutos que le tomó salir de su ducha para encontrar al chico sangrando en la alfombra de su dormitorio. Si no le llamada ahora, en ese preciso instante, o cuando ella se enterara el resultado iba a ser peor.

¿Pero cómo podía hacerlo sin provocarle más dolor del que ya tenía?

Escuchó de Alice, porque había estado en una llamada con ella cuando sucedió, que Blossom estaba poniéndose más y más tensa con los minutos. Era algo inevitable, la experiencia vivida no era algo para superar con un poco de té, una buena noche de sueño y un viaje al spa. No es que una de sus hermanas lo hubiera sugerido, pero daba la impresión de que es lo que esperaban ver.

Bajó el teléfono antes de apretar el botón de llamada. No le haría eso a Bloss.

Agarró el botiquín de primeros auxilios del baño. Tenía dos, uno para humanos normales como ella, y otro para mutaciones biológicas como su querida amiga. Intentaría hacer todo lo que estuviera a su alcance para ayudarle, antes de hacer la terrible llamada. Porque una vez que eso sucediera no habría vuelta atrás.

Se arrodilló frente a Brick, cortando la ropa pegada a su cuerpo por la sangre. No iba a saber responder de dónde salió la calma cuando agarró las tijeras, sus manos no temblaron mientras escuchaba el zumbido del metal contra tela, sólo se aseguraba de ir en trozos pequeños, un poco de tela a la vez. Cuando logró descubrir el pecho contuvo un grito. Suspiró y abrió el botiquín. Justo para emergencias como esas el Profesor Utonio le envió un poco de su ungüento, uno de sus inventos más recientes. Se trataba de una versión de la sustancia X en pomada.

Funcionaba como magia para cortes pequeños, o cicatrización.

No estaba segura de cuál iba a ser el resultado para la cantidad de heridas que veía.

—Sólo hazlo —gruñó Brick, tosiendo un poco de sangre.

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Momento de autopublicidad descarada~

No, mentira… o sea, sí pero no ahora.

¿Les gustan los cliffhanger? A mi sí, los amo, me encanta porque me dan estrés y quiero seguir leyendo. Se que me tardé como todo el mes en actualizar, pero es que he andado un poco atareada y… bueno, se me fue de las manos mi organización *cries in spanish*. Pero intentaré retomar el ritmo de escritura.

The 1652: Boomer is best boi.

Jajajaja, yo también siento que fue hace poco que actualicé, luego veo las fechas y digo ay… no fue ayer. Te entiendo, buscar los trocitos de historia que te ayuden a ver lo que va a pasar es emocionante y te calma. Sólo a veces.

Por confiar en estos muchachos ¿hablar de los Rowdy? ¿Los antipáticos? ¿Los malos? ¿Los buenos? ¡¿Quién?! *hyperventilation* Necesito saber, tienes que darme más información, ¿en quién no debemos confiar? aaaaaaa

Ufas, y luego con lo que hice en este capítulo que ganas me dan de llegar a la parte dónde ya son hermanas felices otra vez. Me encanta hacerlas sufrir, adoro cuando no pueden solamente decir "yey, somos hermanas" y tienen que pasar por el dolor para llevarse bien… y me desespera que no pase más rápido. Jajajaja ¿eso es normal?

Y yo quiero ver esa película, ¿sabes? 4townie for ever, espera ¿qué? (you're never not on my mind, oh my, oh my)

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Bueno, ahora sí, momento de autopublicidad. He decidido que también quiero publicar mi libro en físico, y me puse en contacto con una editorial independiente, así que para eso voy a comenzar una campaña de preventa, para poder juntar el dinero y pagar el gasto de editorial y dar algo de regreso a quienes ayudaron. Para información más detallada los invito a darse una vuelta por mi página de Instagram (arroba)andrewalexiaautora y ahí está más claro todo.

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Fin del espacio publicitario. Espero que les haya gustado este capítulo, a mi me hizo gritar un poquito escribirlo, pero de emoción porque ¡yay! Al fin las cosas están avanzando un poco y ya no tenemos que esperar a que pasen las cosas. YA ESTÁN PASANDO. Intentaré no tardar tanto con la siguiente actualización, hasta entonces disfruten con la lectura~

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LD.