El frio de la habitación le congelaba los labios y su cuerpo reaccionaba ante lo helado del lugar con leves temblores.
¿Por qué no escapaba? Podía perfectamente sacar sus patas biónicas cuando quisiera. Estaba sano, su piel se había regenerado hacia unas cuantas horas mientras dormía, si, se había dado el privilegio de dormir en un momento así, el cansancio de la situación había dejado su cuerpo agotado y más que nada adolorido. Ayer había hecho todo lo posible por librarse de Dib y fue inútil y ahora que estaba en perfectas condiciones no hacía nada por intentar siquiera librarse del apreso de sus muñecas a la pared y poder sostener su cuerpo con sus piernas ¿Y porque? La única respuesta que podía pensar era inaceptable para el...El miedo, se negaba a creerlo pero acepto algo de esta teoría cuando se despertó y, lleno de valor, se propuso escapar y fue detenido por el sonido de la madera sobre su cabeza, eran pasos, no supo identificar a quien le pertenecían y aun así un escalofrió le recorrió el cuerpo completo y abandono el intento de huida. Ahora el increíble invasor Zim estaba rebajado a algo similar a una muñeca.
Y no faltaba mucho para que volviera a quedarse dormido como un acto de vulnerabilidad hasta que sus antenas que descansaban sobre su cabeza se levantaron abruptamente, a lo lejos escucho una mezcla de voces, una batalla de diálogos, sin dificultad pudo identificarlas.
-Escucha Dib, hoy papá cenara en persona con nosotros así que más te vale estar aquí, es la última vez que te lo digo.
-Deja de molestar Gaz.
-Tú no haces algo muy diferente.
-Es enserio.
-Ya sabes que si no estás en la mesa a las doce en punto te quebrare los brazos.
-¡Si, ya lo sé!
-Mira, son las siete, tienes cinco horas para hacer tus estupideces así que más te vale llegar a la hora.
-¡Agh! ¡Que si mierda! Ahora vete a tu habitación a meterte la gameboy o algo.
-Cuida lo que dices, escoria.
-Ya cállate, necesito hacer algo.
-Dejare de perder mi tiempo contigo solo porque llegue al jefe final de este juego.
Eran obviamente Gaz y Dib peleando por algún asunto que no le interesaba, aunque la voz de Dib sonaba algo reprimida.
Sus antenas volvieron a reaccionar cuando escucho un sonido ahora en el área donde se encontraba, es decir, dentro del sótano, era el típico rechinido al abrir una puerta vieja, su cuerpo tuvo un pequeño espasmo al escuchar las suelas de los zapatos dar con el suelo fuertemente y luego acercarse. En menos de tres segundos logro ver a Dib, ahora desearía que aquella discusión hubiese durado más.
-Zi~im.-Una voz con tono juguetón.
Trago saliva al escuchar esa voz pronunciando su nombre ¿Tendría que responder?
-Muestra algo de educación, alíen de mierda.
Al cabo de esas palabras Zim sintió un pequeño toque de humedad caerle en una de sus piernas, el sonido no tardó en hacerse escuchar junto con su grito de dolor.
-¡GHYAAAA! ¡AH!...Ha...Ha...Quema... ¡Quema! Hic...-Con voz llorosa.
-¡Hahaha!-Se dejó ver.-Veo que sigues aquí.
En sus manos llevaba una pequeña pistola de agua, de sus hombros colgaban los mangos de su mochila, era evidente que llegaba de la eskuela...la eskuela, ahora que lo pensaba no había asistido hoy.
-¿Qué te pasa Zim? ¿Es que te gusto mi pene? ¡Haha!
-...-El silencio fue su respuesta.
-Bueno, si no quieres hablar entonces déjame escuchar algunos gritos ¿no?
Apunto sin mucha precisión y disparo, el agua salió de inmediato y cayó sobre su pecho que comenzó a emanar vapor y a producir aquel sonido.
-¡A-Ah! ¡AAAAAAH! Hic... ¡Basta!
-¿Cómo dices?
Volvió a disparar.
-¡GHYAAAAAAA! Hic...Ha...¡Gha! Hic.-Zim dejaba oír sus llantos.
-Tsss...Oh Zim, vamos ya no llores que se me pone dura.
-¿El...¿el qué?-Pregunto con algo de miedo.
-Ha...Tu inocencia es tan...Dios, quiero hacerlo ya.
Zim observo como Dib caminaba hacia la mesa de metal de la que ya se había olvidado.
Los dientes superiores del humano mordían sus labios que formaban una sonrisa, su emoción era evidente, pero de la nada se detuvo.
-Tengo una gran idea...Fufu.
Tomo el taladro que se encontraba algo más aislado de los demás artículos, también saco algo con sonido metálico que el irken no pudo ver, luego se acercó a Zim.
-¡¿Q-q-que vas a hacerme con eso?!
-Nada.
-Mi...¡MIENTES!
Escucho a Dib soltar una pequeña carcajada, aunque por más negativo que sonara, esperaba un golpe.
El humano dirigió el taladro a sus muñecas, Zim cerro sus ojos asustado, la punta comenzó a quitar los clavos y por consecuencia las placas. Con un brazo libre, su cuerpo se fue hacia adelante siendo sostenido únicamente por su brazo izquierdo que, en unos segundos fue liberado también. Zim cayó al suelo de frente y comprobó el bienestar de sus extremidades para luego mirar a Dib.
-No es lo que piensas.-Refiriéndose al claro pensamiento de libertad de Zim.
Y dicho esto, Dib dejo ver el segundo objeto que había tomado, era un collar de perro rojo con una cadena grande y pesada.
-De rodillas.-Ordeno.
-Khg...-De mala manera obedeció.- ¿Porque hago esto? -Se cuestionaba con impotencia.
Sintió el objeto rodearle el cuello, estaba frio, era áspero y le ajustaba demasiado, también sintió el roce de las manos de Dib quien se había arrodillado para estar a su altura, estaban igualmente frías pero eran más suaves que lo que rodeaba su cuello. Escucho el "clink" del ajuste del collar y vio al humano ponerse de pie con la cadena enrollada en su brazo y siendo fuertemente tomada en su mano, jalo levemente de ella, Zim lo miro extrañado.
-Significa que debes acercarte mas.-Rodeo los ojos junto con un suspiro.
Zim avanzo con sus rodillas hasta que el cuerpo de Dib se lo impidió, quedo frente a sus caderas, volvió a mirar al humano al no escuchar más ordenes de su parte.
-Vamos, solo quiero que me la chupes ¡mierda inútil!
Zim se sintió golpeado por aquellas palabras y seguía sin entender lo que quería, le regalo una mirada llena de miedo, Dib se la devolvió transformada en enojo, levanto una ceja.
-Baja el cierre de mi pantalón.
Zim espabilo, se acercó al humano y, con pequeños temblores invadiendo sus articulaciones logro llevarlas al cierre, desabotono aquel único botón y con algo de miedo bajo el cierre. Sin saber que lo que debía hacer ahora solo pudo improvisar.
-Si quiere que baje su cierre debe ser porque tengo que ver algo...y dudo que sea más ropa...eso quiere decir... ¡¿Pi-piel...HUMANA?! ¡Oh que asco!...Pero...-Aspiro hasta inflar sus mejillas y se propuso a hacer lo que creía que debía.
Tomo desde los costados el pantalón y, entrecerrando sus ojos lo bajo hasta los muslos, Dib con este movimiento solo pudo sorprenderse...de una buena manera, y allí abajo comenzaba a notarse. Zim se quedó observando aquella reacción por unos segundos, era un extraño bulto que sobresalía de aquella prenda bajo los pantalones del humano, lo que le recordó que lo que buscaba era piel y no más tela.
Expulso lentamente el aire dentro de sus mejillas para volver a llenarlas con aire nuevo. Ahora tomo la ropa interior, era solo negra, la tuvo en sus manos un momento y solo para asegurarse, le dio una mirada a Dib, este le correspondió con una sonrisa lujuriosa y asintió con malicia haciendo a Zim esconder su rostro poniendo atención a la prenda, la cual de manera decidida bajo. Lo que vio lo dejo sorprendido, era una parte del cuerpo humano que nunca había visto. Desinflo sus mejillas y acerco su rostro, la curiosidad le hizo olvidar el miedo, por lo que dirigió uno de sus dedos a la punta y lo deslizo, era húmedo.
-Gh...-Dib jadeo levemente.
Las antenas de Zim se levantaron, por un momento había olvidado que Dib estaba ahí y podría golpearlo ante tal atrevimiento así que quito su mano y la escondió tras su espalda.
-Haha...es con la mano entera Zim, y con ambas...antes quítate los guantes.
Obedeció y dejo sus guantes en el suelo, paso saliva por su garganta y, con asco pero sin rodeos tomo el miembro de Dib, sintió estar tocando el foco de una lámpara encendida debido al calor.
-Y ahora...haha, ¡Ahora es cuando te la metes toda a la boca!-Exploto en una extraña y descontrolada risa.
Con ambas manos aferradas a la cabeza de Zim, hizo presión logrando meter su enorme genital en los pequeños labios del irken, la gran diferencia de tamaño hacía imposible meter un poco más que la punta.
-¡Fumf! ¡Fgnm!-Se quejaba debido a su sorpresa.
No era suficiente, no lo era para nada, se sentía bien ¡increíblemente bien! La sensación de esa pequeña, pegajosa e inexperta lengua moviéndose en su uretra le provocaba el querer eyacular en ese mismo instante, más aun sabiendo que su esperma le rostizaría esa boquita suya, pero aun así ¿cómo no querer más? Algo más de lo mismo...a su manera.
-¡Mgh! ¡Kgh!-La necesidad de llenar sus pulmones lo hacía toser, más que nada forzar su garganta que le era presionada con un collar.- ¡Mfu! ¡Nghfu!-Y en un acto de auxilio trato te hablar pero el miembro en su boca se lo impidió, dando por consecuencia un pequeño mordisco.
-¡GHA! ¡HIJO DE PUTA!
Aun sosteniendo su cabeza ahora con más rabia que fuerza dirigió un fuerte rodillazo a el rostro atemorizado del alíen que recibió el impacto en su mejilla. Enseguida expulso el aire que acababa de tomar mediante un grito de dolor que le fue castigado con otra rodilla en su otra mejilla.
-¡Bueno, bueno! ¡Ahora sí que te saco los dientes a patadas Zim!
Dib quito un poco de la cadena enrollada en su brazo, comenzó a girarla en el aire y acerco el rostro de Zim a esta para que recibiera todos sus golpes donde fuera que tocaran.
-¡Ah! ¡Gha! ¡AH! ¡Ya...! ¡Agh! ¡Ya! ¡Ah! ¡Basta!-Entre quejidos.
El metal de la cadena le daba todo el tiempo en la cara, su carne se deformaba, se ablandaba y debido a esta condición se abría ligeramente para que su sangre brotara de ella, resbalaba por sus mejillas moradas e hinchadas debido los golpes que no dejaban de llegarle.
-¡No vuelvas a morderme!
Finalizo su paliza con una patada cerrando la mandíbula del alíen.
-¡¿Entendiste?!
-Ah...-Zim estaba a punto de decirle que no había sido su intención pero asumiendo que esto no resolvería nada formulo una respuesta diferente.-Gh...Si.-La más simple pero seguramente la que más convencería a Dib.
-Correcto...Ha.-Suspiro.-Que desperdicio, quería correrme en tu boca, pero bueno, ya sé que hacer para recordarte que no me puedes morder.-Miro a sus espaldas unos segundos y volvió a él asustado irken.-No te muevas.-Advirtió.
Zim cerró sus ojos y negó moviendo su cabeza de lado a lado rápidamente.
Vio al humano alejarse unos pocos metros y, al cabo de unos segundos estaba de vuelta. Molesto y con pasos pesados recogió y presiono la cadena que salía del cuello de Zim y comenzó a caminar tirando del metal para que el alíen se moviera cual perro. En unos cuantos pasos se encontraron frente a una silla que, pese a la oscuridad, Zim podía apreciar debido a sus habilidades de irken.
Era una de esas sillas que aparecían en muchas de las películas que Gir veía, recordó las pocas veces que decidió perder algo de su tiempo viendo aquellas estupideces humanas, precisamente donde hacia su aparición este curioso "aparato", simplemente se sentaban y de la nada sus cuerpos temblaban, apretaban sus dientes, gritaban y luego ya no seguían vivos. No se sintió con la capacidad de seguirse moviendo.
-Vamos, vamos Zim, ¡muévete!-Exclamo molesto al ver que no le seguía el paso.- ¿Acaso quieres que recurra a las patadas otra vez?
Tampoco quería ser pateado, por lo que avanzo contra toda su voluntad, le impresionaba lo que el miedo podía causarle.
-Haha, eso es Zim.-Con una leve risa.-Ahora siéntate.-Lo observo para asegurarse de que su orden fuese cumplida.
Zim se levantó del suelo y sostuvo su cuerpo con sus piernas cansadas, le regalo unas cortas miradas a aquella silla y abrazo su cuerpo cruzándose de brazos antes de avanzar los pocos pasos faltantes hacia aquel aparato luego se recargo sobre el asiento.
-Los brazos a los lados.-Con voz demandante. Zim obedeció.
Apenas recargo su espalda en el respaldo algo frio recorrió su cuello, ya lo conocía de antes, se trataba del mismo tipo de placas metálicas que Dib le había puesto sobre sus muñecas. Ahora esta le presionaba el cuello casi tanto como el humano lo hacía. El recuerdo de aquella sensación le causaba un extraño placer que no podía definir.
Debido a su concentración hacia la silla no pudo percatarse de que a su lado se encontraba una mesa que ahora Dib examinaba con un entusiasmo que lo asustaba. Lo vio girarse con muchos objetos reposando sobre sus brazos que los sostenían como un bebe.
Lo primero que tomo fueron un par de unas especias de esposas que Dib aseguro en los mangos de los brazos de la silla para luego tomar bruscamente la verde y delicada mano de Zim, quien debido a la sorpresa no pudo resistirse. Esparció sus dedos presionando el centro de su mano como quien abre la pata de un gatito para sacar sus garras y enseguida paso a tomar el extremo libre de la cadena que era una especie de rectángulo doble de metal. Coloco sus dedos entre ambas placas y Zim enseguida sintió como su carne era obligada a reducir su espacio y juntarse con su hueso. Realizo el mismo proceso con su otra mano, claro que esta parte si era de una esposa convencional, por lo que sus dedos estaban libres. Luego mostro el segundo objeto, era uno de esos artefactos que usaban los dentistas para abrir las bocas de sus pacientes, Zim la observo algo confuso. El joven azabache dibujo una sonrisa cerrada y se acercó al rostro de su enemigo. Dirigió una de sus manos a ese pequeño mentón tembloroso, uso su pulgar para recorrer aquellos labios aun húmedos debido una felación no terminada y luego coló su dedo hasta sentir su lengua, jugueteo un poco con ella antes de percatarse del temor de Zim luego de que la moviera lejos de su dedo al sentir el roce, soltó una leve carcajada.
-Eres muy tímido, Zim.
Enchancho el pulgar en sus dientes inferiores e hizo fuerza para bajar su mandíbula y abrir su boca. No tardó en aparecer aquella ansiada mirada de temor, por lo que el humano se impaciento y coloco de manera apresurada el artefacto sobre sus dientes, era completamente de metal, y no parecía que el creador hubiese lijado los extremos ya que estos raspaban las encías de Zim e iban clavándose en su carne provocándole dolor.
Dib saco de su brazo, hasta ahora doblado, unas tenazas de metal, las movió como tijeras obviamente enseñándoselas a aquel alíen asustado.
-¿Jarah jhe eh eho...? (¿Para qué es eso?-Pregunto con dificultad debido a el aparato en su boca, la fricción le hizo una herida más grande.
Dib, que hasta ahora miraba las tenazas con malicia, dirigió sus pupilas a Zim y sonrió.
-¡Para que no muerdas!
En el término de sus palabras ya tenía agarrado uno de los dientes de Zim entre ambas puntas de sus tenazas haciendo fuerza. Zim miro para todas partes confundido y descontrolado, pero solo basto un movimiento en la muñeca de Dib para escuchar un "crack" y sentir su raíz deslizándose unos infinitos segundos por su encía. El dolor era indescriptible, los irken nacían con dientes que no se caían para volver a crecer, se quedaban ahí para siempre. Por eso es que el sentir como su raíz se despegaba de su encía cortando pequeños nervios que los unían para luego deslizarse hasta dejar un hueco que se llenaba de su sangre le dolía más que a cualquier otra criatura terrestre.
-¡JHAAAAAA! ¡AH-AJ-AH-AH!-Sus gritos salían directamente de su garganta haciéndolos sonar aún más desgarradores.
-¡AHAHAHAHAHA! ¡Oh Dios! ¡Ahahaha!
Dib puso delante de sus ojos el diente que había extraído y luego lo dejo caer como si nada. Necesitaba hacerlo otra vez.
Interrumpió la respiración agitada del alíen para volver a meter las tenazas en su boca, ahora sobre otro diente. Zim quería detenerlo, tuvo la intención de sujetar su brazo pero las tenía aprisionadas y una de ellas tenía sus dedos molidos. La nueva fuerza de alguna manera logro que las placas en sus dedos se juntaran más y aplastaran sus delgados, débiles y ensangrentados dedos.
En eso, otro diente le fue removido, y otro, y otro, y otro, y otro...Ya sentía sus encías dormidas debido al dolor. No podía terminar de dar un grito cuando Dib ya le extraía otro diente y necesitaba dar otro.
Las uñas de su mano se habían salido por la presión que las placas le ocasionaban.
Cuando ya solo le quedaba un diente, un colmillo para ser más exactos, lo único que quería era que le fuera removido para terminar con ese dolor. Y así fue, Dib agito su muñeca y tomo el colmillo de Zim, pero no lo extrajo hacia arriba como todos, no, giro el diente aun en sus encías.
-Ah...-Zim dio un pequeño grito ahogado.
Y luego, para rematar, hizo fuerza hacia un lado para romper esa pequeña barrera entre un espacio de un diente con otro. Movió el diente por ambos espacios, logrando hacerse más con los segundos, en un rato la raíz se paseaba por toda su boca.
-¡JHAAAA! ¡GH!
-¡Haha! Bien, ya es aburrido.
Y de una vez saco su diente bañado de sangre y le quito el artefacto de la boca.
-Gh...Uh...Hic... ¿Porque phe eho? (¿Porque fue eso?-Pregunto lloroso.
-Ahora sabrás exactamente para que, pequeña mierdecita.
Le quito las esposas y el seguro de su cuello esperando que se levantara. Pero solo se quedó ahí.
-Oye, ya mueve-
-Ejame i'... (Déjame ir)-Interrumpió
-¡Haha! ¿¡Que?!
-Holo...Holo ejame i'(Solo...solo déjame ir)-Mirándolo a los ojos.
-¡Pft! ¡Ahahaha! Zim, me es imposible tomarte en cuenta si hablas como una vieja con cáncer ¡Ahahaha!
-¡Ghe lo juplico! (¡Te lo suplico!)
-Ya cállate y chúpamela.-Rodeo los ojos y tomo a Zim del hombro para lanzarlo al suelo y sentarse en la silla, extrañamente, ninguna placa sujeto su cuello.-Comienza.
Las encías aun le palpitaban debido al dolor, pero debía obedecer, jadeaba de dolor con unos pequeños llantos que no soportaba dar.
Camino con sus rodillas hasta estar frente a las del humano, ya sabía lo que tenía que hacer, así que procedió a desabrochar su cierre, solo para darse cuenta del estado de su mano, verla en ese estado le causo lastima pero debía continuar, así que se las arregló para hacerlo con la otra, le temblaba por sus llantos, Dib lo miraba aburrido.
-Cuando quieras eh...
-Lo...lo hiendo... (Lo...lo siento)-Odio tener que disculparse.
Y sin hacer esperar más a aquel humano, bajo los boxes para volver a ver aquel miembro en alto. Lo tomo con su mano sana y dirigió sus labios a la punta, los poso ahí unos segundos y comenzó a mover lentamente su mano, luego lo metió en sus labios rosando sus encías ensangrentadas, movió su cabeza de atrás para delante y luego lo saco de su boca, le dio unas lamidas lentas cubriendo el pene de Dib con su saliva ahora morada.
-Uf... ¡gh! Oh wow Zim, no...lo haces mal.-Jadeante.
Las antenas de Zim se levantaron y sus ojos se detuvieron a ver a Dib, vio sus mejillas livianamente rosadas y debido a esto sonrió, su sonrisa era...desagradable a los ojos del humano, de sus labios hasta su mentón escurría sangre, no tenía dientes y podía ver el interior de su boca debido a sus encías vacías.
-Qué asco Zim, sigue en lo que estabas.-Le empujo la cabeza.
Zim se sintió avergonzado pero siguió con lo suyo, creía que si lo hacía bien Dib lo dejaría ir. Comenzó a hacerlo más lento.
-¡Oh, ya me aburriste mierda!
Lo sujeto de las antenas y lo movió atrás y adelante. Zim sentía que la punta chocaba en su garganta y lo hacía tener unas pequeñas arcadas. Dib lo comenzó a mover más rápido y fuerte.
-¡Gh! ¡Y-ya!...¡Ah!-Dio su ultimo gemido al correrse.
Toda la esperma de Dib se fue a la garganta del alíen, quien comenzó a gritar de dolor.
-¡Aaah! ¡GHA!-Se sujetó el cuello.
-¡Ahahaha!
Aun con las antenas guardadas en sus manos tuvo una idea, sujeto con ambas manos una de ellas y comenzó a jalarla.
-A-Ah... ¡Aaah! ¡Nononono! ¡GHYAA!
-¡AHAHAHA! ¡NO SABES CUANTO AMO TUS GRITOS!
Siguió jalándola con fuerza, la piel de su cabeza se levantaba y Zim movía sus manitos desesperado. La siguió jalando hasta ver el purpura saliendo de aquella cabeza, unos pequeños hilos de carne le impedían sacar su antena, por lo que le dio el ultimo tirón para al fin tenerla en sus manos.
-¡UWAAAA! ¡AAAAH! ¡POR...POR... ¡AHHHH!-Comenzó a pasar su mano por la cavidad donde se solía encontrar su antena, quedando con las manos empapadas de sangre, no sabía si le dolía mas la quemadura en su garganta o que le hubiesen quitado una antena.- ¡A-Ay!...Gh...Hic.
Dib se quedó con aquella parte del irken y comenzó a pasearla frente a su cara, Zim la seguía con la mirada asustado hasta verla en el suelo.
-Cómetela...-Dijo en seco apuntando con el dedo la antena en el piso.
Zim lo miro horrorizado y comenzó a jadear, el inicio de un nuevo llanto.
-Ahora...
No se atrevía a cuestionarlo, mucho menos a comerse una parte de su cuerpo.
-No lo repetiré.-Levanto y dejo caer sus dedos en el brazo de la silla.
Y, contra toda su voluntad, agacho la cabeza y abrió temblorosamente su boca, dejo salir su lengua que goteaba sangre, cerro sus ojos con lágrimas y estiro su lengua para tocar el trozo muerto de su cuerpo, la toco, exhalo un pequeño llanto y antes de llevársela a la boca, sintió como sus pantalones le fueron robados y sus caderas sujetadas, en menos de un segundo sintió como algo se metió en su entrada, abrió los ojos de sorpresa y dolor.
-Oh...si, ¡gh! Ah...vamos, vamos, tu sigue.
Dib estaba embistiéndolo, sentía como sus entrañas se calentaban y le hacían espacio a ese miembro, algo no estaba bien, su respiración se agito mucho más. Sentía como el calor invadía cada rincón de su cuerpo.
-¡Ah!-Soltó un delicado gemido y enseguida cubrió sus labios para impedir el escape de más sonidos obscenos.- ¡G-gh! Uh...
-¡No te tapes la boca! Aun no te comes esa mierda. Ah...
Zim trago saliva para refrescar su garganta quemada y abrió su boca para poder comerse su antena de una vez.
-¡Hya!-Otra vez.- ¡Ngh! ¡Ah! ¡Ah! ¡Fhu!
-Oh, maldición Zim, haha, me estas succionando como una puta ¡Ah! Ahaha, la puta que eres ¡Gh!-Los jadeos interrumpían sus palabras.
-Mh ¡Ah! Ha...¡AH! ¡Gh! Ah...Uwa.-Ya no podía mas, de una vez por todas dejo caer la cara al suelo y engullo su antena, la trago enseguida para no sentir el sabor.- ¡Ngh! Fuwa...
-Ohoho...así me gusta, ven aquí, putita...Ah...
Giro a Zim de modo de poder ver su rostro, le encantaba, adoraba esas expresiones que hacía, esos ojos entrecerrados y llorosos, esas mejillas purpura, tanto por su sonrojo como por los golpes, la saliva ensangrentada deslizándose por su piel moreteada, sus labios separados y rotos dejando escapar sus gemidos y al descubierto sus encías vacías...era tan excitante, y era solo suyo.
-¡Gha! ¡Ngh! Ah...Fhu...
Había algo que lo estaba entusiasmando aún más, no era el que Zim estuviese succionándolo, no era el que estuviese moviendo sus caderas inconscientemente, era ese vientre agitado, mostrando su respiración, se contraía y se volvía a expandir. Le subió la túnica hasta el cuello para poder apreciarlo mejor.
-Ah... ¿Ngh?-Confundido.
Zim no tenía ni pezones ni ombligo.
Su vientre estaba...bien, literalmente bien, le faltaba algo. Zim era muy delgado, tanto que incluso casi podía ver su pene dentro de él.
-Tengo una idea...Ah...
Busco algo en su bolsillo, lo encontró, saco su navaja.
-¡Hya! Ah...Oh-Oh no...¡Gh!-Se asustó al recordar lo que esa navaja le había hecho.
-¡Oh sí!
Sin pensarlo dos veces clavo la navaja en el centro del estómago de Zim, era ridículamente blando.
-¡GHYAA!
Sin dejar tiempo al irken de poder gritar, deslizo la cuchilla hasta donde veía su miembro, teniendo cuidado de no cortarse.
-¡GHA! Ah-ah... ¡AHHH!-Sentía que moriría...y lo deseaba también.
-¡Oh! Hahaha.
Cerró y guardo su navaja para poder abrir el vientre de Zim, mucha mierda desconocida que no le interesaba, no buscaba sus órganos, buscaba su pene. Comenzó a embestirlo más rápido para poder verlo.
-Ah...¡Ah!...¡AH!-Ya no sabía si dolía o se sentía bien.
Finalmente dio con su miembro, sonrió y, sin ningún cuidado lo tomo dentro de las entrañas de Zim.
-¡GH!-Zim apretó los puños.
Comenzó a masturbarse dentro de Zim, se sentía doblemente bien, increíble, no podía creer lo bien que se sentía.
-¡Oh Dios! Ah... ¡Ah!
-¡GHYAAA! ¡'IB, EJTA' ENFEDMO! (¡DIB, ESTAS ENFERMO!)-Gritaba de dolor.
Molesto, Dib golpeo un órgano aleatorio de Zim, este escupió todo su aire, acompañado de sangre, al instante.
-¡No me cuestiones, maldita sea! ¡Ah! ¡Ah!
Zim recostó su mejilla en el suelo tratando de poder respirar, pero los gemidos se lo impedían.
-Oh...ya me vengo...tss ¡Ah! Zim, di que estas caliente...ahora.
-Ah...ah...hic.-Apretó sus ojos.- ¡Es-estoy calien...TE! ¡Uwaaa!
-¡Aaah!-Se corrió y lleno las entrañas de Zim.-Ah...ha...
El miembro de Zim había expulsado una especie de líquido color piel casi transparente, nunca había visto eso.
-Wow...ah, tu también tienes semen ¿eh?
-¡AAAAH! ¡AY, ME QUEMO!
-Si, si...Hahaha, aún tiene su gracia.
Quito su miembro, se subió los boxers, los pantalones, amarro su cinturón y reviso el reloj de su muñeca, las 11:00.
-Estoy bien de tiempo, Gaz no tendría porque enojarse...la muy zorra.
Le dio una última mirada a Zim antes de irse.
-Mañana...mañana iras a la escuela conmigo.-Sobo la parte trasera de su cabeza.
La única antena de Zim se levantó levemente y, mientras vio a Dib alejarse, sonrió con las pocas fuerzas que le quedaban y luego cerró sus ojos...hoy volvería a dormir.
-Mini-alce... ¿crees que el amo este bien?-Pregunto Gir abrazando su cerdo.
-Nunca tiende a ir a alguna parte sin ti, Gir.-Respondió la computadora.
-¿¡Entonces le paso algo?!
-Es probable...
-Ow...bueno... ¡Espero que traiga tacos!-Comenzó a bailar y se retiró de la sala-de-hacer-cosas.
-Y yo que creí que estaba tomándoselo en serio.-Dijo a modo de suspiro la computadora.
Mini-alce solo se quedó flotando ahí, feliz como siempre.
Y Zim pensaba en ellos, y en lo mucho que le gustaría su compañía.
