No podía creer que después de tanto tiempo John estuviese frente a mí.
Por un segundo mi mente voló al pasado y recordé todo lo que ese día viví. Él, John, me brindó su hombro cuando mis lagrimas corrían como una cascada por mis mejillas. Su ayuda fue crucial aquel día en que dejé mi corazón junto al amor de mi vida.
Junto a aquel que me hacía feliz con su sola presencia. Terry…
Terrence, no te imaginas cuanto me dolió partir ese día. Morí con cada pasó que daba y me alejaba de ti.
Jamás pensé desangrar mi alma por dolor y lo hice sin ti. Jamás pensé que se podía vivir sin vida y aquí estoy, muerta, vacía y sin ti.
Terry, si sólo hubiese sido mayor y entendido que dejarte era morir en vida. Estos años sólo me han ayudado a amarte mas, mucho más que antes.
– Su alteza. –dijo haciéndome una reverencia – Es un placer volver a verla.
– ¿John? –pregunté nuevamente ante mi asombro
– Duquesa es un placer volver a verla después de tantos años –me dirijo a él tratando de comprender el significado de sus palabras.
– ¿Señorita Ardley por qué no nos dijo que era parte de la realeza? O perdón, ¿Debo decirle a caso su alteza? –me dice Michael a quien miro tratando de entender el cinismo con la que le preguntaba.
Nunca había aceptado nada de aquel que la había pretendido por tanto tiempo.
Fueron muchos los intentos del joven director de salir con la doctora, que a su entender era la mujer más bella que sus ojos habían visto, pero nada había logrado que ella le diera aquel sí que tanto anhelaba.
Ahora, ante esta noticia, entendía el por que del rechazó. ¿Pero el hecho que lo ocultará le daba alguna esperanza? Sí, se dijo mientras esperaba la respuesta a su pregunta.
– ¿Podría por favor déjanos a solas? –pidió John al notar la forma en que este le preguntó a la joven rubia, dejándole ver claramente que estaba dolido con ella.
– Creo –quiso hablar el joven doctor
– Es importante que hable a solas con su alteza –le interrumpió John nuevamente, pero ahora de forma seca y menos cordial.
– Por supuesto –y con esas sencillas palabras se retiró. John esperó que Michael saliera de aquella oficina de hospital para tomar una silla y pedirle a Candy que se sentará en ella y así poder hablarle, ya que la misma estaba aún en shock.
La joven doctora se sentó lentamente sin dejar de mirarlo. – Me imagino que debe tener muchas preguntas.– Candy no respondió, sólo movió su cabeza de forma afirmativa – Alteza.
– Comencemos por que deje de llamarme de esa forma –le cortó Candy mientras se levantaba de la silla y caminaba como gata enjaulada tratando de comprender el por qué de esta visita.
– Es su titulo mi lady.
– ¿John qué está sucediendo? –le preguntó mirándolo fijamente a los ojos mientras este le hacia llegar a sus manos la copia de aquel periódico estadounidense que al igual que el de Londres tenía en primera plana la foto de ambos. Ella lo tomó y lo leyó sin entender mientras se dejaba caer en la misma silla en la cual estuvo sentada anteriormente. – ¿Por qué esto sale ahora luego de tanto años? –preguntó pensando que se hablaba de su breve matrimonio y rápido divorcio.
– Su alteza… Déjeme explicarle –comenzó a hablar John
– Nuestro matrimonio ya no existe. ¿Por qué después de tanto tiempo?–volvió a preguntar la rubia
– Candice –le dijo tratando de que callase y le dejase hablar, ella le miró y guardó silencio a espera de que este prosiguiera– Su alteza –volvió a decirle, pero ahora en un tono más suave y la joven respiró profundamente. Al parecer el no entendía que a ella no le gustaba ser llamada así y que no existía una razón para ello.– Sé que lo que voy a decir será difícil de aceptar, pero debe de prestar atención. –respiró hondo y prosiguió– La disolución de su matrimonio con el duque de Granchester nunca fue llevada a cabo. –espetó rápido a espiar de la reacción de la joven
– ¿Cómo? Pero… ¡No entiendo!
– Usted y el duque están casados aún
– Yo firmé los papeles –dijo sin entender cómo era posible ¿A caso Terrence…? Dejó que su corazón por tan sólo un segundo tuviese una mínima esperanza de…
– Terrence también los firmó –fueron las palabras que acabaron con aquello que floreció por segundos en su interior. – Ambos firmaron la acta de divorcio –le aclaró– Sin embargo nunca se le dio curso, pues no fueron llevados a la corte a tiempo. –continuó explicándole mientras veía como ella palidecía ante aquella noticia– Mejor dicho, nunca salieron del estudio del antiguo duque.
– Pero… Pero yo, el, es que…
– Usted es la duquesa de Granchester y su lugar es junto a su esposo –cortó la joven en seco. No le gustaban las vueltas y si no le cortaba seguirían en el mismo lugar.
– ¿Mi esposo? Está escuchando lo que dice… 10 años….–se levantó de la silla y esta vez caminó hacia las pequeña ventana que daba al jardín. Miró a los cielos cielos buscando respuesta "Por cuanto llamé, y no quisisteis oír,
Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese".
¿Cuántas veces te pedí que? ¿Te rogué una sola oportunidad? ¿Cuántas veces creí verlo entre la multitud volviendo a mí y pidiéndome que olvidáramos el pasado y volviéramos a ser felices? ¿Y ahora esto? ¿Cómo he de tomarlo?
– Su alteza, sé que esta es una notica muy inesperada, pero es necesario que entienda que debe tomar su lugar y que estando en este aquí corre peligro al ser un miembro de la realeza.
– ¿Qué está diciendo? –preguntó volviendo la mirada a el y limpiando aquellas lagrimas que comenzaban a salir.
– Usted es parte de la familia real y un objetivo para los enemigos de la misma, luego que la noticia salió a luz podrían hacerle daño fácilmente.
– ¿Qué está diciendo? –preguntó sin entender lo que acababa de decir.
– Es importante que regresemos a Inglaterra lo antes posible. –le dijo en forma casi e demanda– Candice, en estos momentos tiene que estar bajo el cuidado de la corona. La situación no es la más hostil para que usted se encuentre sin la protección del ducado. Debe volver junto al duque.
– ¿Volver junto a Terrence?
