Sus ojos azules me miraban fijamente esperando que aquello que acababa de decir fuese mentira. Era la primera vez en mucho tiempo que veía a mi abuela de esta forma; no estaba molesta, pero si frustrada.

La reina odiaba no tener el control y esta vez, estaba totalmente fuera de sus manos y para ser sinceros, también de las mías.

Sabia que lo que venía no era fácil; ¿Acaso estar en la portada de los principales tabloides del mundo con toda mi vida privada expuesta era fácil? Esta se convertía en una carta perfecta para que los medios de comunicación hicieran un circo de esta noticia. Cosa que no le gustaba para nada a la monarquía.

Aquella mujer de elegante caminar se levantó lentamente dejando ver la conmoción que tenía en su rostro. Comenzó a caminar lento y pausadamente hasta lograr colocarse completamente frente a mí y abarcar toda mi atención.

Levanté mi mirada a ella… Sus ojos se encontraron con los míos y entonces con la expresión más amorosa que jamás le había visto en toda mi vida, me acarició el cabello suavemente. Ella no era una mujer que demostraba cariño frente a otros y menos frente a mi madre. Pero esta vez ella sabia que yo la necesitaba.

– Cuéntame todo hijo. –me pidió de forma amorosa– Necesito saber exactamente y con lujos de detalles… ¿Qué pasó y qué está pasando?

– Abuela… Yo. –deseaba hablarle, pero no sabía por donde debía comenzar a contarle aquella historia. Miré disimuladamente a mi madre y como si leyese mis pensamientos, ella entendió.

– Eleonor déjenos solos por favor –le pidió de forma cortes pero tajante.

–¿Qué? –gritó mi madre ante la petición de mi abuela– Terrence es mi hijo tengo derecho de saber que está pasando. Usted no puede…

– ¡Eleonor!-le interrumpió la reina– No quiero pedir a mi seguridad que te ayuden a salir –esta vez no fue una petición, sino una orden acompañada de una amenaza.

Mi madre se levantó molesta de aquel sofa y comenzó su caminar a la salida sin mirarnos y con la barbilla en alto. Mi abuela no iba lejos para sacarla de aquí sin titubear y ella lo sabía.

Eleonor estaba molesta, más molesta de lo normal, pero en mi interior le agradecí a mi abuela el gesto de que le pidiese saliera; ella, mi madre, nunca ha despertado la confianza de contarle mis cosas.

Nunca he sentido que mi madre es la persona a quien debo confiarle sobre mi vida personal o laboral. La única personal que me ha visto en el estado en que estoy en estos momentos ha sido mi abuela. Mi madre me ha alejado siempre de ella con su acciones y reclamos debido a aquella nefasta noche en la que mi padre perdió la vida a causa mía.

Al salir Eleonor del estudio, vi como mi abuela caminó al mueble donde antes estuvo mi madre y sentándose me brindó una suave sonrisa para darme ánimos y comenzará a hablar.

– Candice White Ardley y yo nos conocimos en aquel barco en el que volvía de América camino al colegio San Pablo. –comencé a hablar y mi mente voló a aquellos días en que la rebelde pecosa de pelo rizo y con su sola presencia llenaba mi existir.– Fue un 31 de diciembre cuando triste me salí de aquella fiesta.

Sentía que volvía a la jaula de oro en la que vivía. Tu abuela sabes muy bien como era vivir con mi padre.

Ella se acercó a mí mientras me sentía aturdido, sólo y sin deseos de volver a mi rutina. Mi sorpresa al ver aquellos ojos verdes mirándome y tratando de saber que me pasaba. –sonreí de lado– Era la primera vez que alguien se preocupaba en mí sin pedir nada a cambio. Después de ese día pensé había sido una ilusión o un ángel que me había visitado esa noche. –sonreí ante mi pensamiento de joven– Dos días después la vi en el colegio.

Ella tenia 17 años cuando comenzó y yo 18 –me encontraba con la vista perdida en mis recuerdos y en la mujer que se adueño tan fácilmente de mi corazón– Desde el momento en que la vi abuela, sabia que ella era diferente y muy especial ya ahora la tenía cerca de mi. –suspiré hondo, recordarla simplemente daba vida a todos mis sentidos.

– Al principio le hice la vida imposible molestándola en todas las formas en que me era posible y con todos los sobre nombres que sabia le molestaban…. Mona pecosa era mi favorito–sonreí mientras ahora miraba a mi abuela y ella imitaba mi sonrisa– Cada día hacia todo lo posible por que ella notara mi presencia. Cada día me levantaba con una sola meta en mi cabeza, el verla. –me levanté y dirigí a la ventana y como si fuese una película ver frente a mí cada escena que viví junto a ella.

– Le hice tantas travesura para llamar su atención. Era la forma que le expresaba que me interesaba, que la quería –mire a mi abuela que me miraba con ojos soñadores– ¿Quieres saber cuál fue la travesura por la cual me gané su primer beso? –ella sonrió y con un movimiento de cabeza me pidió continuará – Le puse goma de mascar en el cabello y lo tuvo que cortar hasta los hombros –reí a carcajadas recordando como tonto aquel momento– Como revancha me siguió a hasta nuestro escondite y me destrozó mis cigarrillos. –la abuela me miró fijamente, ella odiaba que se fumara. –Al igual que tú odias el cigarrillo, ella tampoco lo soportaba –hice una pausa mientras volvía nuevamente a mirar por aquel amplio ventanal que daba al jardín– Entonces para desquitarme la tome por la cintura y allí en aquella colina que luego se convirtió en nuestro lugar secreto le di su primer beso. –cerré los ojos al revivir aquellas sensaciones queme invadieron al tocar por primera vez los labios de mi pecosa.

– ¿Abuela recuerdas por que pedí un año más para aprender otro idioma en el colegio? –de repente le pregunté a sabiendas que ella recordaría ese evento, pues fui directo a ella y no a mis padres a hacer aquel pedido.

–Si, recuerdo –dijo ahora con cara de querer saber más sobre nosotros. Nosotros. Ya había olvidado que se sentía decir esta palabra mientras la pensaba.

– Aprendí varios idiomas en aquel año extra en el colegio, sólo para quedarme más tiempo junto a ella. –"que patético soy" pensé mientras las palabras salían de mis labios–Candy y yo fuimos novios por todo un año. El año más feliz de todo mi vida. –enfaticé al recordar todo lo que viví– Cuando ella cumplió la mayoría de edad y al saber que se iría nuevamente a América, le pedí que se casara conmigo. Temía perderla. –le dije casi sin respirar– Era lo mejor que me había pasado en toda mi vida y la quería por siempre junto a mí.

– El día que su prima nos jugó una trampa y ella fue llevada al cuarto de detención, ese día nos escapamos y nos casamos. –coloqué mis manos en mis bolsillos, estos recuerdos me dejaban desprotegidos de cualquier coraza que había puesto a mi corazón– Ya ella tenia 18 y yo casi cumplía los 20. –volteé a ella en busca de un reclamo, pero sólo la vi mirándome como una niña a quién se le está contando una historia de amor.

– Luego de nuestra sencilla y solitaria boda, pero el momento más importante que viví. Renté una habitación para que pasáramos la noche como la feliz pareja de esposo que ahora éramos. –un frio llenó mi alma al recordar todo lo que vino después– La dejé en el hotel mientras compraba dos tickets aéreos, ella quería ponerse bonita para mi, más bonita –sonreí tristemente al recordar como ella había tratado de esconder aquella pieza blanca que usaría para nuestra noche de bodas.– Mi idea era estar donde quiera que ella estuviese. Volví a aquella habitación en espera de que mi esposa, la mujer de mi vida estuviese esperándome. –baje la cabeza, no iba a dejar que los recuerdos se apoderaran de mi sentimientos. No iba a volver a sufrir jamás por una mujer y menos por ella– Al abrir la puerta no estaba. La busque por toda la habitación, la llamé a su celular, hice todo lo que humanamente pude, pero no había nada de ella, ni su ropa, ni siquiera una carta.

"El corazón conoce la amargura de su alma;

Y extraño no se entremeterá en su alegría."

Y fue entonces cuando volví a la habitación y allí estaba mi padre con aquellos papeles de anulación de mi matrimonio. –respire profundamente, juraba que recordarla no me afectaba de la forma en que lo está haciendo– Discutimos, pero al final él ganó. Los papeles estaban firmados por ella. Ella se había dado tan fácil por vencida, no luchó por nuestra relación…. Y lo peor de todo es que el dinero pudo más que el amor decía sentir por mí. –dije esto último con la voz entre cortada–

Ese día a causa de los disgustos que le cause a mi padre –bajé la cabeza al recordarlo muerto– Mi padre murió en este mismo lugar por mi culpa abuela –volví la mirada a ella, quien no dejaba de mirarme sin decir una sola palabra –por querer vivir un tonto sueño de amor y. ¿Para qué?…

– Hijo, no es tu culpa. La muerte de tu padre fue un accidente. –me dijo abuela caminando a mí y abrazándome fuertemente. Duré abrazado a ella por un largo rato. Luego ella se separó suavemente y tocó mi mejilla

– Sí hubo una anulación ¿Cómo es que aún están casados? –preguntó suavemente

– No sé –respondí en el mismo tono.– Debo investigar si todo esto es verdad abuela

– Lo es. –confesó– Antes de venir me aseguré sobre la veracidad de la información del diario.

– ¿No entiendo? –fue la pregunta que hice más para mí que para ella –Los papeles de anulación fueron firmados por ambos y mi padre se encargo de entregarlos a John para que le diese curso.

– Deberíamos comenzar por hablar con tu secretario. –sugirió mi abuela y como si fuese un rayo de luz recordé donde se encontraba John y todo comenzó a tener sentido.

– John está en Chicago. –dije a mi abuela, pero recordando un detalle– Candy vive en Chicago.

❤️❤️❤️❤️

¿Crees que Candy dejó a Terry por dinero?