No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca

El viaje en avión fue, sin duda alguna, el segundo más largo que he tenido en mi vida. Entonces recordé aquel viaje de vuelta a América, aquel fue el día en que me prometí no mirar atrás y olvidarlo.

Jamás en estos diez años imagine volver a este país y mucho menos volver a él.

La preparación de mi equipaje fue una lucha entre lo que me gusta y lo que según Annie, Patty y mi madre era lo correcto.

Dos maletas y una extra de mano me prepararon con ropa que ni siquiera sabía tenía en mi armario. A penas me dejaron traer mis pantalones favoritos, un par de converse y mis sudaderas.

Han llenado todo de cosas que realmente no pienso usar... Me han casi obligado a ponerme un vestido azul mar hasta las rodillas, zapatos y cartera negros, y un moño alto. Según ellas es como debo vestir para una situación como esta, pero hubiese preferido para un vuelo tan largo mis pantalones y zapatillas. Según ellas debo representar, no sólo la familia, sino que a todas las americanas. ¿Cómo si Meghan no estuviese haciendo ya ese papel? Yo, como mucho, estaré aquí menos de 5 días.

¿No creo que sea difícil para Terrence preparar nuestro divorcio en ese tiempo?

Siendo él quien es y con la prisa que debe tener por concluir esto, me imagino agilizará todo y ya para la próxima semana volveré a mi vida. Sin embargo la sensación de vacío me invade. Es volver a perder lo que nunca ha sido mío. Lo ilógica que es la vida...

John se ha portado de lo más amable conmigo y me ha informado de tantos detalles de los cuales debo estar al día ahora que vuelvo y que sobre mí, aunque sea por unos días, está el título de duquesa.

Tantas cosas que 8 horas de vuelo no fueron suficientes. Entre ellas, me informó de el casi compromiso de Terry. Creo que vio el dolor en mis ojos, pues de inmediato cambió la conversación.

No lo voy a negar, saber que él rehacía su vida con otra me dolió, pero debo ser realista y entender que soy parte de su pasado.

Un pasado que aún vive en mí, pero que ha muerto para él.

"Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;

No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;"

Llegamos a un hermoso castillo, El castillo de Granchester, es como si hubiese viajado en el tiempo y he llegado a la edad de los caballeros de hierros y las damas indefensas.

Sabía que este castillo había sido lugar de residencia de todos los antiguos duques de Granchester, pero jamás pensé que fuese tan bello. Recuerdo cómo Terry acostado en la grama de nuestra colina, colocaba su cabeza en mis piernas y me contaba la historia de este lugar mientras mis dedos peinaban su larga cabellera castaña. Este castillo era considerado como una maravilla medieval, el cual gracias a su padre, se había conservado a la perfección.

Recuerdo cómo me contaba que en el siglo XI fue fortaleza nómada y se utilizó para defender la frontera inglesa de los escoceses.

Aún me acuerdo como me gustaba acariciar su rostro con la punta de mis dedos y luego besarlo en la frente mientras me contaba aquellas historias, que según él, era obligatorio saber y que su padre se lo exigía.

Sin embargo, sus ojos se iluminaban cuando me contaba sobre todo esto, por ello ese día entendí que hacia lo correcto, lo que era mejor para Terrence. Su padre tenía razón, el es un gran duque, un hombre admirable y respetado.

El auto pasa un portón de metal y una cerca de piedra conectadas a dos torres redondas, las cuales se notan que son tan antigua como el mismo castillo.

Miro por la ventana y veo un jardín hermoso de narcisos amarillos –nuestras flores– digo en un suave susurro, no creo nadie más escuchó.

En el frente del castillo hay una enorme fuente de agua con un ángel llevando una espada en su mano derecha y mirando arriba. Su rostro es de dolor y me es como si está pidiendo al cielo que le perdonase.

Parece implorar por un milagro para volar y volver al cielo, mientras las ramas de los árboles le sostienen en la tierra. Es un trabajo muy hermoso, a pesar de lo triste del mismo.

Hemos llegado, aún es temprano y al detenerse el auto, también mi corazón se detiene. Terrence pronto te veré. 10 años...

John me sonríe y me aprieta la mano, sabe que estoy nerviosa. Siempre me han dicho que mi rostro es como un libro abierto y me imagino que éste pudo leer el volcán de sentimientos que me arropan.

¡Terrence, mi volcán! Otra vez llega y me cambias la vida...

Suelta mi mano y sale de auto, para de inmediato dirigirse a abrir mi puerta. Respiro hondo y exhalo largo... Necesito todas las fuerzas para poder ponerle fin a esta historia.

Tomo la mano que John me da para ayudarme a salir, cosa que hago suavemente y pesadamente.

Daría cualquier cosa por estar en casa acostada o en el hospital con Rossy y Melissa. Salgo por completo y miro lo enorme de este lugar, es muy hermoso y saberlo dentro, a él, hace que me sienta como si estuviese en un sueño.

El ama de llaves y mayordomo están frente a la puerta a espera de que lleguemos a ella. Subimos los siete escalones mientras ellos me miran sorprendido, espero no tener el maquillaje todo destrozado, no estoy acostumbrada a usarlo.

– Milady –dice el mayordomo haciendo una pequeña reverencia al mismo tiempo que la mujer. Los miro y sonrió, esto es tan de películas.

– Lady Candice le presento a el señor Bryant y la señora Steward, ellos son los encargados de todo el personal del castillo y que todo funcione.

– Es un placer –les digo con una pequeña sonrisa.

– ¿El duque está despierto? – John pregunta por él y de inmediato mi corazón comienza a latir super rápido.

– Cómo siempre temprano. –le responde mirándolo como si la pregunta que le hiciera estuviese demás– Se encuentra en su estudio y pidió habilitar la habitación de la duquesa para que descansara y reunirse después del medio día. –¿Qué? No podía creer que Terry había organizado todo para no verme, no vine de tan lejos a dormir, sino a solucionar esto y mientras más rápido mejor. Ya entendí que para él esto no tenía prioridad, pero para mí sí,

– Disculpen –interrumpí al mayordomo y John que hablaban sobre lo que había sucedido mientras estuvo fuera – Señor Bryant... Guíeme al estudio donde se encuentra el duque por favor –este me miró sorprendido

– El duque dijo..

– No me importa lo que Terry haya o no designado, necesito verlo en este momento y no tengo tiempo que perder.

– Pero

– O me guía o entro y voy habitación por habitación hasta encontrarlo. ¡Usted decide! –fueron las palabras que salieron de mis labios, creo fui un poco más mandona de lo que suelo ser.

– Milady por aquí –dijo dejándome pasar primero, mientras veía sorprendido a John quién sólo sonreía.

Caminé dentro de este elegante lugar, debo decir que es uno de los lugares más bellos que he visto en toda mi vida.

Pasamos por varias enormes puertas y seguimos caminando en este piso tan blanco y cristalino que puedo ver hasta el reflejo de mis pecas en él. Nos dirigimos al final del pasillo y puedo ver una gigantesca puerta de caoba con el escudo de los Granchester en color dorado en el frente.

Está cerrada, entonces Bryant se acerca y la toca.

–Adelante– Escucho por primera vez en tanto tiempo su voz diciéndole que pasé. Está ahí, justo detrás de esta puerta está el hombre que tanto amé y que aún amo.

John me mira y mueve su cabeza de forma afirmativa, creo intenta inyectarme el valor que he dejado 10 pasos atrás.

Entro y... ¡Ahí está¡

De espalda a mi, mirando fijamente a la ventana.

– Bryant, pedí no ser interrumpido por nadie. Estoy ocupado y no quiero ver a nadie en este momento–dice con voz seria y sin siquiera voltear.

– ¿Ni siquiera a mí? –pregunto y veo cómo se voltea de inmediato. Nuestros ojos se encuentran y el tiempo se detiene.

Hola bellezas... Tarde pero seguro...

Frente a frente una vez más... ¿Y ahora qué?...