Mi mala suerte había alcanzado el límite.
No puedo creer lo que me ha pasado, esto era más de lo que mi paciencia podía aguantar, mas de lo que me imaginé y espere jamás. La reina, toda ella con su actitud de yo lo puedo todo, me había no solo informado de su decisión de esperar hasta que ella decidiera que iba a pasar conmigo y con Terry, sino que también ahora me obligaba a cumplir con mis funciones de duquesa y esposa.
¿De esposa?
¿Cómo su esposa?
Eso significaba a caso intimidad. Tendría que compartir el lecho con él. Miró de reojo a Terry sentado a mi lado en el Automóvil. Esta mirando el paisaje distraído y me permito ver cada detalle de su rostro. Es bello.
Su cabeza como oro finísimo;
Sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas,
Que se lavan con leche, y a la perfección colocados.
Sus mejillas, como una era de especias aromáticas, como fragantes flores;
Sus labios, como lirios que destilan mirra fragante.
Sus manos, como anillos de oro engastados de jacintos;
Su cuerpo, como claro marfil cubierto de zafiros.
Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre basas de oro fino;
Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.
Su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable.
Tal es mi amado, tal es mi amigo,
Simplemente el hombre más hermoso que mis ojos han contemplado en toda mi existencia. Podría pasarme horas mirándolo, besándolo... Escuchando esa voz tan profunda como el mar que me produce escalofríos y deseos de poder tocarlo sin medidas.
Bajo la mirada a sus labios, como desearía poder volver a besarlo, volver a sentirme viva. Tocó mis mejillas al sentir el calor por el sonrojo debido a estos pensamientos lujuriosos que surcan mi mente. Debo portarme bien, es un hombre ajeno. Bueno por tres meses deberá de portarse como mi esposo. Mi bello adonis capaz de hacerme suspirar con tan sólo mirarme.
Mmmm... ¿Qué tanto de esposa debo cumplir y hasta dónde estaré dispuesta a hacerlo?
Sé que si las chicas, estuviesen aquí, me dirían que tomara el toro por los cuernos y me deje llevar por esto que siento y que él me hace sentir.
Quizás exista la más mínima oportunidad de que fuésemos felices juntos como tanto lo soñamos.
No, no pienses estupideces.
Oh noooo... Me ha pillado mirándolo. No Candice, no lo estabas mirando, estabas devorándolo con la mirada, se sincera, pero como no hacerlo si se ve tan deliciosamente sexy con esa ropa y con esos movimientos tan delicados y varoniles al mismo tiempo.
Sonríe de lado al ver cómo aún me pongo mas roja que antes.
—Yo... —no sé qué decirle. Vamos neuronas actívense
— Lamento mucho que tengas que posponer tus planes con tu prometida —me mira y levanta una ceja, al parecer no entendió lo que dije. Y aunque no lo sienta así, por que debo de decir que me duele saber que será de otra, no debo desearle mal. Cuando se ama se desea bien aunque sea con otra— Yo no tenía ningún problema en firmar de inmediato para que lograras tu felicidad junto a tu futura esposa —esto último lo he dicho sumamente rápido mientras le he tomado su mano entre las mías, me mira y sonríe. ¿Acaso pensara que soy una tonta por demostrar que me importa su felicidad?
—¿De donde sacas que me iba a casar? —Pregunta mientras siento su dedo acariciar mi mano. Se siente tan sublimemente rico las sensaciones que él crea en mí. Limpio mi garganta para poder responder, y soñar lo más ecuánime que pueda.
— Jo. –carraspeo nuevamente, ya que mi voz no sale– John me lo ha contado en el vuelo —respondí y vi como sus ojos se movían de un lado a otro pensando en la respuesta que me daría. ¿Le habrá molestado que me inmiscuya en las cosas de su prometida? Pero debo dejarle saber que cuenta conmigo— La verdad es que siento mucho que tengas que detener tus planes por más de lo esperabas. Tres meses es mucho. Yo.. —me interrumpe colocándome uno de sus largos dedos en sobre mis labios.
— Ese asunto está olvidado —respondió y la verdad que ahora estoy más confundida que antes. Me mira fijamente y continúa con la explicación — John no te explicó a lujos de detalles el por que pensaba casarme con Lady Margot —Ahhh así es que se llama. Levanto los ojos y vuelvo a fijarme en la boca más sensual que existe sobre los 8 planetas y por que no tengo que incluir a Pluton. Enfócate Candice, no es hora de sacar a pasear a las hormonas. Su expresión cambia a una más seria y continua— Pretendía casarme con ella por el simple hecho de que ya he llegado a una edad avanzada y se me requiere, por no decir exige, que esté casado y con miras a familia propia.
— Pero eso es del siglo 18. –digo sorprendida
— No creas. –me responde sonriente– Muchas de las cosas que pasan tras las puertas de la monarquía son reglas establecidas siglos antes y que se siguen cumpliendo.
A raíz de esto es que hemos logrado continuar y hemos sobrevivido a los cambios, pues nosotros no cambiamos.
En este caso, el intento de propuesta matrimonial no se llegó a concretar. –sigo sin entender– No existiría el amor. Simplemente cumpliríamos con las reglas y tendríamos herederos para continuar con el legado.
—Entonces, pobre mujer. –digo sin pensar– Iba a estar casada sólo por seguir lo que dicen las leyes. —Debo confesar que sentí tristeza por ella. Vivir con alguien sin amor, aceptar representar el papel de esposa perfecta y madre ejemplar sólo para seguir unas reglas. Tontas reglas sería mejor llamarlas.
— No es como te lo imaginas —le miro y como antes pude comprobar que entendía mis pensamientos — Ella era la más beneficiada en esto y la que realmente buscaba la alianza por el título que tendría ante el mundo.
Al casarse conmigo se convertiría en duquesa y eso le daría un estatus social muy por encima del que posee actualmente.
— Entonces es una cabeza hueca vanidosa al querer algo tan estúpido
— Hahahaha —una carcajada brota de sus labios. Había pasado tanto tiempo que no escuchaba su forma tan peculiar de reír. —Creo que es lo más sensato que has dicho hoy. Es una cabeza hueca. —afirmó mientras seguía riendo
— No creo que tanto lo sea cuando estuvo a punto de lograr casarse contigo. —me tapo la boca con mis manos. He dejado a los celos florecer. Tonta. No debo sentir celos por que mi esposo estuvo a punto de casarse con otra.
Bueno si lo pongo en ese plano se me permitiría celarlo.
— Para su información, celosa duquesa pecosa, no llegue a pedirle matrimonio. El día que pensaba hacerlo, nuestra noticia salió en primera plana.
— No estoy celosa –trato de disimular mi reacción al escuchar cómo dice nuestra noticia.
— Tan cierto como que no eres pecosa y mi duquesa –veo cómo se acerca a mí mientras dice estás palabra. Soy suya. Suya, si por que sólo él, mi esposo ha logrado despertar este corazón.
Toma con su manos mi cara y se sigue acercando mientras cierro los ojos y permito que haga lo que desea conmigo. Siento su respiración sobre mis labios. ¿Me besará nuevamente? Sus dedos acarician mis mejillas rojas y expectante ante lo que sentiré cuando nuevamente me lleve al cielo.
Su mano izquierda baja a mi cintura y me atrae más, mucho más a él. Entonces cómo si no pesara nada me sube a su regazo mientras siento como comienza a besarme el cuello.
¿Que hacer?
¿A caso es esto parte de mis obligaciones de duquesa?
No pienses Candy... Con sus dientes toma mi labio inferior y lo muerde suavemente. Siento como todo mi ser vibra por él.
Sus suaves besos surcan mis labios mientras voy perdiendo la lucidez mental. Sus manos sobre mi espalda cobran vida y sus besos se intensifican haciéndose más demandantes y aún más posesivos de lo que jamás antes lo fueron.
¿Cómo es posible que se pueda sentir de esta forma con tan sólo besar?
Se detiene. ¿Qué ha pasado? Abro mis ojos y lo veo sonreír de lado. Toma uno de mis salvajes rizos y lo acaricia por unos segundos.
—Hace ya más de 10 minutos que hemos llegado a casa. –¿Qué? ¿Cuándo?
— ¿Diez minutos? Pero...
— El tiempo se la pasa volando cuándo se hacen cosas que agradan ¿No es así? —Debo responder esta pregunta. Diez minutos si parecieron segundos. Ya estoy más que segura que este es un mundo paralelo o un sueño y cuando despierte estaré en casa preparándome para ir a trabajar.
— El pobre del chofer está afuera esperando que bajemos hace ya rato. –dice con todo el sarcasmo del mundo y me levanto rápido de sus piernas y trato de acomodar mi arrugado vestido. El me mira fijamente mientras arreglo mi cabello y saco un pañuelo para quitar de sus labios las marcas del lápiz labial.
Termino con la difícil tarea de limpiar su boca mientras muerdo mis labios para no caerle a besos.
Oficialmente me declaro parte del grupo de las golosas.
Me miró en el espejo y mejoro mi maquillaje; vuelvo la mirada a él mientras comienza abrir la puerta. Sale y luego extiende su mano para ayudarme a salir.
Estoy roja. No puedo ver la cara del chofer. ¿Qué pensará de mí? Llegue hace unas horas y ya ando brincando en las piernas de su jefe.
Terry me toma por el codo mientras me ayuda a entrar a la casa. Me guía hasta el estudio y sonrío. ¿Más besos? Estas hecha una depravada Candy.
Entramos al estudio y coloca su mano en mi cintura. Siento mi respiración agitarse y al mismo tiempo una felicidad que no puedo explicar. Entonces siento cómo se detiene bruscamente y me suelta de forma rápida.
– Madre –le escucho decir y volteo. Frente a mí una mujer extremadamente bella. De finos rasgos y tan rubia como el sol. Terry se aleja de mí y dirige a ella. La saluda con dos besos y se coloca a su derecha.
La madre de Terry voltea y me mira de arriba a abajo, ya parece que esta comprando una mercancía. Se suelta de su hijo y camina hacia mí. Me rodea sin dejar de mirarme y mis alarmas se disparan y comienzo a sentir que voy a explotar. ¿Es que esta gente no tiene educación?
– ¿No entiendo que le viste a esta cuando tomaste la tonta decisión de casarte?
Y ahí está mi suegra...
Hola bellezas... ¿Cómo están?
Dedicado a Alfonsina este capítulo... ❤️❤️❤️
Llegó el momento de conocer a la suegra... Nada amable...
¿Creen que Eleonor al ver la felicidad de su hijo le ayude o sólo piense en ella?
...
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