¡Reportándose!:
He estado desaparecida mucho tiempo de Fanficition, pero la vida real de los adultos es un lugar frio y oscuro. Tener responsabilidades laborales te absorbe tu inspiración... y yo me estreso fácilmente con todo eso (?).
Pero, he decidido ir volviendo a este lugar, ya tendré un poco más de tiempo y quiero recuperarlo en lo que de verdad me gusta.
Y espero que disfruten este capítulo que me costó un poco traerles.
Soy una fan de Los Merodeadores (Harry Potter), y de todas esas historias de "antes" de la historia principal. Es la explicación de porqué este fic.
¡Disfrutenlo~!
MIROTIC
The Beginning
Masaki Amamiya, en su tiempo, fue un joven trabajador, estricto y duro de roer en los negocios. El pequeño negocio que dirigió su padre lo había hecho engrandecer al poco tiempo de tomar el mando, llegando a hacer franquicias en todo Japón con la ayuda de sus familiares y el quedando como el presidente de una exitosa compañía. Un gran hombre.
Ahora en su vejez, podía descansar tranquilamente al haber educado a sus hijos con mano firme, pero siempre llenos de valores familiares, con la seguridad de que ellos harían que siempre mantendrían en alto el apellido Amamiya. Y entre las cosas en las que Masaki Amamiya amaba pasar su tiempo era el consentir a sus nietos.
Las menores de sus nietas habían sido Nadeshiko…y Nadeshiko, las únicas nietas de la familia que habían heredado el nombre de su fallecida abuela, la que nunca pudo conocer a ninguno de sus nietos, era la forma en tener a aquella hermosa e inigualable dama siempre en la familia y, ¿quién sabe?, quizá el nombre sería también una herencia en la familia.
Nadeshiko Amamiya (Nadeshiko-san), la mayor de las niñas, era justo la imagen de su abuela: cabello oscuro, nariz pequeña y ese brillo intrépido en su mirada. Seria desde niña, se había convertido en una persona muy amable, inteligente y hábil para las artes; era la chica que se sentaba en el fondo del salón, un restaurante, pero resaltaba cuando ella sonreía o reía. Masaki decía que ella era música clásica, la calma y paz.
Por otro lado, Nadeshiko Amamiya menor (Nadeshiko-chan), no era exactamente como su abuela; a excepción de sus grandes ojos y el cabello ondulado, con la distinción de que castaño. Un torbellino, pintar fuera de las líneas. ¿Cuántas veces no había metido en problema a sus primos a causa de sus travesuras? Si Nadeshiko-san había tenido raspones y caídas de los árboles, era por culpa de su traviesa prima.
No había forma en que Masaki Amamiya se aburriera con aquellas criaturas. Él tocaba el violín, Nadeshiko-san el piano mientras Nadeshiko-chan cantaba por toda la habitación. Vacaciones durante las cuales Nadeshiko-chan organizaba con los primos juegos de pelota en el río, y la delicada Nadeshiko-san hacia cuadros hermosos del momento, que quedaban perpetuados en el estudio.
Con el tiempo, el abuelo Masaki fue aceptando que sus nietos se hacían hombres que se casaban. Pero no fue tan fácil aceptar lo de sus adoradas nietas.
Midohyo
¡El abuelo no me entiende! - Nadeshiko-chan gritó furiosa, arrojando la puerta al entrar a la habitación y pateando una mesita.
El llanto de un pequeño asustado fue la respuesta a aquel berrinche. La madre del niño le vio igual de furiosa de cómo estaba Nadeshiko-chan, había despertado a su hijo de su siesta de la tarde.
Esa no es la forma de entrar a una casa ajena-le reprimió, abrazando al niño que corría a sus brazos en busca de su consuelo; la jovencita murmuró un "lo siento" bastante apenado, recargándose contra la pared.
Nadeshiko-san se había casado hacia un año con nuevo reconocido paleontólogo. Había una diferencia de edad de cinco años entre ellos, pero se habían enamorado a primera vista.
Fujitaka Kinomoto estaba en la fiesta del museo de paleontología que estaba por heredar de su padre. Muchas personas importantes en el medio, así como benefactores estaban reunidas ahí. Masaki Kinomoto era uno de ellos, llevando en compañía a su nieta Nadeshiko-san.
Desde esa noche Fujitaka Kinomoto buscó a la mayor de las Amamiya; citas casuales, fiestas aburridas donde ambos debían asistir y lograban hacerlas divertidas en su compañía. Aquel noviazgo duró un año, solo dando por finalizado cuando Fujitaka le propuso matrimonio.
Lo siento, Touya-chan-Nadeshiko-chan extendió los brazos hacia su sobrino de un año, sonriéndole para volver a ganarse su afecto en ese momento. El niño sonrió después de las caras graciosas de su tía, y solo por eso aceptó sus brazos.
Sí vienes a que te apruebe el berrinche que le haces al abuelo estas muy equivocada, Nadeshiko-chan. Yo estoy de su lado en esta ocasión… Y justamente esperaba por verte para decirte unas cuantas cosas.
¡Oh, no! ¿Tú también vas a traicionarme?
Habían vuelto a acostar a Touya a su siesta, dejando el cuarto del mismo para pasar a la sala de estar.
Nadeshiko-chan, no seas tan ingenua, por favor. Tú has sido siempre más lista que yo en juzgar a las personas. ¿Un chico que conociste en un viaje quiere casarse contigo?
No es solo un chico que conocí. He estado saliendo con él durante mucho tiempo-dijo, ofendida, reforzando su postura al cruzarse de brazos.
¿Cuatro meses? ¿En serio? -Arqueó una ceja-. Además, no seas boba, tienes dieciséis años, ¿cómo se te ocurre que quieres casarte así, de la nada?
No creo tengas derecho a sermonearme por la edad, solo me llevas tres años y Fujitaka solo esperó a que cumplieras los 18.
Fujitaka es un hombre serio, no un chico que enamora niñas en Atami.
La historia de Elliot Hiragizawa, a los ojos del abuelo, era la de un mesero que atendía al grupo de Nadeshiko-chan en aquella excursión escolar en Atami; sus profundos ojos azules en herencia que marcaban su ascendencia extranjera… era alguien exótico para la rebelde de los Amamiya.
¡No lo conoces! ¡Y lo estas juzgando solo por su trabajo!
No lo estoy juzgando. Solo se me hace muy irresponsable querer casarse con una niña, cuando él aún no tiene nada estable ni seguro.
Creí que tu si me entenderías… ¡Que me ayudarías a que el abuelo lo aceptara y dejara que me quedara en Japón con él!
¿Por qué no esperas más, Nadeshiko-chan? - tomó las manos de su prima, sonriéndole con ternura, intentando hacerla entrar en razón-. Sí es amor de verdad van a poder esperar, van a hacer que las cosas se den mejor cuando ambos sean más maduros. Cuando él…
Nadeshiko-chan se soltó con violencia de sus manos, levantándose del sofá.
¿Cuándo él tenga dinero, Nadeshiko? ¡No, no todos pueden encontrar el amor entre herederos ricos y hombres en ascensos!
¡Nadeshiko-chan!
¡Me voy! No quiero vayas mañana a despedirte de mí al aeropuerto.
Ignoró los gritos de su prima mayor por todo el pasillo, forcejeando la puerta al salir de casa. Nadeshiko Kinomoto no había logrado hacer entrar en razón a su prima.
Nadeshiko-chan había regreso al internado de Inglaterra, un pequeño gran castigo después de todas las travesuras y faltas que había cometido en Japón. "Uno hace que por accidente explote el salón de química y no me lo perdonan. Nadie salió herido". En realidad, no había sido tan grande como la escuela lo hacía creer, pero nadie lo tomaba como el accidente de una broma mal hecha, pero cuando vives rodeada de adultos estrictos y malhumorados, que creen que un internado lejos de casa es lo adecuado para que alguien se vuelva una señorita en toda regla.
Pero no funciona en alguien tan impetuosa como Nadeshiko Amamiya.
Se las había arreglado para obedecer tal cual en el internado; no era el promedio más alto de su grado, pero mantenía un promedio bastante aceptable. Gracias a su sonrisa y burbujeante personalidad nadie cuestionaba lo que decía al regresar de sus salidas de fines de semana. Ni siquiera Nadeshiko-san.
Elliot Hiragizawa no era un chico que conoció en Atami. Era un joven bartender que Nadeshiko conocía desde hace un año. Decir como lo conoció estaba muy por demás. Lo importante es que se habían "enamorado" tras citas recorriendo tiendas y restaurantes japoneses…por las mañanas, después de las noches de fiesta de todos los fines de semana.
Nadeshiko no era una chica tan alocada como aparentaba, realmente su relación con Elliot era muy tranquila. Ella se sentaba en el bar, a veces bailaba, y le esperaba hasta la madrugada. Pero sabía perfectamente que nadie de su familia lo comprendería ni lo vería de buena manera. En su cabeza, la idea romántica de haber conocido a un chico en sus vacaciones de primavera le pareció razonablemente más apropiada.
Todo aquel plan, las mentiras "piadosas de Nadeshiko-chan", se habían revelado por ella misma con destino a su prima mayor, solo para despedirse y sincerarse con ella. Nadeshiko-san no supo más nada de nuevo de su intrépida prima. Nadeshiko-chan nunca llegó al colegio, se había fugado con Elliot al bajar del avión.
My Little Princess
Sakura Kinomoto corría por el jardín, tirando la brillantina azulada que había encontrado en el cajón de útiles escolares que había en la casa. Acababa de ver Peter Pan y lo más cercano al polvo de Tinkerbell que había en la casa era ese brillito azulado. Ella era un hada e intentaría volar con sus buenos deseos.
¡Sakura! -Touya le gritó al ir a buscarla, jamás se esperó el ver a su hermana menor tan… ¿sucia?, era difícil de decir que estaba sucia si es que brillaba desde el cabello hasta los zapatos- Papá va a regañarte- se palmeó la frente.
-Me veo bonita -le enseño la lengua, corriendo hacia él con toda intensión de tirar lo poquito de la brillantina sobre su hermano mayor- ¡Vuela, vuelva conmigo!
¡No, no! -Salió corriendo. Sakura era un torbellino cuando de travesuras se trataba.
¡Onii-chan! -Gritó, enojándose al verlo cerrar la puerta del comedor, la cual abrió al llegar con sus lentos pasitos- ¡Onii…Ay! – La carrera se había acabado, así como el brillo que se le cayó de las manos. Hice pucheros al sobarse la frente, alzando su vista para ver a la gran persona con la que se había golpeado- ¡Abuelo!
Masaki Amamiya le sonrió a su bisnieta, tomándola en sus brazos sin importarle que ensuciara su traje nuevo de la fiesta de esa noche.
-Que traviesa eres, Sakura. ¿Ya viste el tiradero que dejaste?
- ¡Fue Touya!
- ¿Qué? - El mencionado salió detrás de su abuelo, empezando una discusión que solo hacía reír al viejo Amamiya.
El ahora bisabuelo de los Amamiya no podía estar más feliz. La risa de los niños corriendo por todos lados era la medicina a la cual nunca los doctores podían acertar para que se sintiera mejor.
Era su cumpleaños número ochenta y se había organizado una gran fiesta en la mansión de campo. Todos estaban reunidos para celebrar a la actual cabeza de toda la familia Amamiya; los hijos de él con sus actuales nietos opacaban por demás a los adultos que querían conversar sobre negocios y demás cosas serias.
Pero los niños fueron rápidamente opacados por la mujer que entró con un pequeño niño tomando su mano.
¿Nadeshiko-chan?
El murmullo de la familia fue en general, sorprendidos de verla después cuatro años de su desaparición.
Nadeshiko Hiragizawa era apenas el perfil de la adolescente que todos conocieron. Su mirada traviesa era ahora cálida y madura, al igual que ahora ya no corría en vez de caminar, tenía extremo cuidado para que el pequeño que iba de su mano no se cayera. Era toda una madre.
- ¿Hija, eres tú?
- ¿Hija?
El llanto, la conmoción y las risas estallaron en la fiesta. Masaki Amamiya era la segunda vez que lloraba con tanto sentimiento, pero en esa ocasión de felicidad.
¿Quién eres? -Sakura se acercó hacia el pequeño recién llegado; estaba intrigada por sus ojos tan azules.
Eriol…-Murmuró. Se había sentado cerca de la mesa de las bebidas, muy serio. Su mamá estaba llorando con los señores de las fotos que tenía su mamá en su habitación, sus abuelos, según ella.
¡Soy Sakura! ¡Ven, ven! ¡Vamos a jugar! -Le tiró de las manos, llevándoselo con ella para alejarlo de los adultos.
~o~o~~o~o~~o~o~
-Le dije cosas horribles a Nadeshiko-san la última vez que le vi.
Sakura y Eriol se habían agotado de la fiesta, ni siquiera el azúcar de todos los postres pudo hacer que permanecieran despiertos después de las nueve de la noche. Ahora ambos pequeños descansaban en la habitación que alguna vez perteneció a las primas Amamiya.
El papel tapiz de color crema con flores de clavel, las camas con doseles rosados, incluso la casa de muñecas, los peluches seguían ahí. Deseo que todo siguiera tan igual como su antigua habitación.
- Nadeshiko nunca creyó eso. Solo creyó que debió seguirte ese día…
- Era una niña tonta, no hubiera hecho caso a nada de lo que me dijera-Sonrió con tristeza hacia Fujitaka.
Nadeshiko-chan había sido encontrada trabajando de secretaria en una pequeña galería de arte en el centro de Inglaterra, todo gracias al trabajo de su hermano mayor, quien tras años de no insistir en su búsqueda lo había vuelto a hacer hacia solo unos meses atrás. No creyó que al encontrar a su hermana fuera tan fácil convencerla de volver a la familia, al parecer la terquedad se había esfumado hacia mucho atrás. La realidad era que no solo su hermano mayor la extrañaba, ella también lo hacía, extrañaba a todos. Pero siempre tuvo miedo de no sentirse bien recibida de nuevo, jamás se esperó tal recibimiento por todos.
Pero la felicidad no fue completa.
Nadeshiko-san había fallecido hacia un año atrás. Nunca nadie se esperó que le diera una enfermedad tan terminal que la debilitara tan rápido. Sus últimos días se la había pasado en cama, acostada sin poder jugar con sus hijos, solo abrazarlos y darles sus últimos besos.
Me odio tanto por no haber estado a su lado-Sus ojos se llenaron de lágrimas, no quería llenar la taza de té con ellas, seguramente le dolería la cabeza más tarde.
-No tienes que odiarte, Nadeshiko-chan-Fujitaka dio suaves palmadas sobre su cabello, sonriéndole con comprensión-. Tienes a Eriol contigo, no puedes odiarte.
-Mi hijo es lo único bueno que he hecho.
La fiesta seguía en el jardín, donde la generación de adolescentes estaba llevando las riendas del lugar. Entre la música electrónica y las bebidas de colores brillantes hacían que el abuelo Amamiya se moviera un poco, una tarea muy difícil para las nietas y sobrinas, estaba demasiado rígido hasta para los bailes de salón y vals. Aun así, todos se divertían, y eso se apreciaba desde el balcón del segundo piso, el lugar donde Nadeshiko-chan y Fukjisaka observaban con una sonrisa como la familia era feliz y unida como siempre.
-Extrañe todo esto, a todos…bueno, a todos los que conozco-se río con suavidad, recargando los brazos sobre el barandal.
- Nadeshiko-chan- La mujer musitó un sonido, tenía su atención, aunque saludara a sus primos abajo- ¿Qué fue lo que paso? ¿Qué paso con Hiragizawa?
Hubo un par de minutos de silenció entre ellos, solo se escuchaba el sonido de las risas y la música. Fujitaka iba a pedir por ser entrometido, pero Nadeshiko volvió a hablar.
No le he vuelto a ver desde el nacimiento de Eriol.
Fueron solo cuatro meses después del nacimiento de Eriol los que Nadeshiko había vivido como una familia feliz.
Elliot vivía con sus padres, una rubia inglesa (de la cual Elliot heredó sus azules ojos) y un guapo japonés que llevaban viviendo en Londres de toda la vida. Un matrimonio cariñoso y tan comprensivo que habían aceptado a la joven Nadeshiko Amamiya al verla llegando con una enorme maleta para compartir su vida con la de su único hijo. Por supuesto que era porque creían que era cruel y nada amoroso mandar a una niña a vivir sola en un internado carente de afecto; creían que Nadeshiko tendría una vida mejor con ellos.
Siendo Nadeshiko menor de edad y sin contar con el consentimiento de sus padres, no podía casarse con Elliot, tendrían que esperarse un poco, pero ese era un problema mínimo para personas que se amaban … ¿verdad?
La alegría llegó a todos cuando Nadeshiko anunció que tendría un bebé. Los futuros abuelos Hiragizawa estaban vueltos locos de alegría ¡Un nieto! Elliot también estaba feliz, por supuesto, pero se estresaba un poco al tener que dejar su trabajo como bartender más pronto de lo planeado para poder solventar lo que se venía.
Nueve meses de esfuerzo, de llantos, risas y emociones fueron eternos… y un sueño a la joven Nadeshiko. Nunca creyó que la felicidad fuera así de…suavecita, pequeña y hasta esponjosita. La felicidad era un bebé de medio mes y se llamaba Eriol Hiragizawa.
Tú mamá dice que ella cuidara al bebé si es que quiero empezar a trabajar. Creo sería buena idea.
¿Quieres trabajar? ¿Por qué?
Mi amor, hay que empezar a pensar de verdad como una familia de tres. No siempre podemos vivir con tus padres.
Tienes razón.
Quiero ayudarte. Quiero que Eriol sea muy feliz y nunca le falte nada-el bebé de sus brazos tomó el dedo su madre, sosteniéndose con fuerza de ella-. Cuando me entrevisten, quiero empezar a ser Nadeshiko Hiragizawa. ¿Estás de acuerdo?
Me encantaría, cariño-Se acercó a dar un pequeño beso en los labios de su esposa, dejando después un beso sobre la frente de su hijo-.
Una semana después de aquella conversación Elliot Hiragizawa salió una mañana hacia una entrevista de trabajo. Horario fijo, un sueldo alto y prestaciones que lo hacían el futuro prometedor que Nadeshiko quería para todos.
Pero no se cumplió.
A la tarde en que todos volvieron de su salida familiar para que el pequeño Eriol tomara aire fresco, encontraron una carta en la mesa. Elliot pedía disculpas a sus padres por sus decisiones precipitadas, a Nadeshiko por abandonarla… él no podía ser padre ni vivir atado a esa forma en que todos querían.
Nadeshiko corrió hacia la habitación y estaba todo vacío de él; la ropa, los zapatos, documentos e incluso el pequeño ahorro que tenían juntos y que Nadeshiko nunca tocó, aunque fuera suyo desde años atrás. Elliot se fue y no volvería pronto.
Elliot se había ido hace cuatro años y hasta aquella mañana en que su hermano la encontró se dio cuenta que no podía seguir con la esperanza de que el padre de su hijo volviera arrepentido de haberlos dejado.
Oh Dios…-Fujitaka no sabía que decir después de haber escuchado el relato de lo que había pasado en la desaparición de su prima política.
-Fui una niña muy tonta. ¿Pero sabes? No me fue mal después de que se fuera. La señora Anne y el señor Koutaro me mantuvieron siempre a flote. Jamás me abandonaron; adoran tanto a Eriol y han aprendido, como yo, a dejar de culparse por la partida de Elliot. Sin ellos en mi vida no sé qué hubiera hecho.
¿Pero por qué no regresaste, Nadeshiko-chan? Todos aquí…
Estaba avergonzada, y humillada. No quería volver y enfrentarlos. No estaba preparada. Y no quería poner a Eriol con toda esa presión.
¿Y ahora?
Nadeshiko sonrió con ilusión.
Ahora quiero que mi hijo conozca a todos y que lo amen. Quiero que crezca con Touya y Sakura como yo crecí con Nadeshiko-san.
¡Nadeshiko, baja! ¡Es tu canción! – Entre su hermano y primos le gritaban para que fuera a bailar- ¡Hay margaritas!
¡Ahora voy!
Nadeshiko-chan- Fujitaka la detuvo en la puerta. La joven mujer le vio con curiosidad en su rostro alegre- ¿Quisieras pasar una temporada en Japón con nosotros? El abuelo estará una temporada allá, y podrás estar con todos.
Nadeshiko sonrió alegre, asintiendo varias veces.
My Destiny
Viajes a la playa, vacaciones en castillos de Europa y templos en Japón, e infinidad de visitas a Disney Tokyo, así se habían pasado dos años entre Nadeshiko y Fujitaka con sus hijos. La realidad era que los niños se extrañaban demasiado cuando las clases comenzaban, y hasta Touya se alegraba cuando su padre anunciaba que ya tenía los boletos para las vacaciones con su tía y primo favorito.
Nadeshiko y Fujitaka también se extrañaban.
No se habían dado cuenta hasta aquellas vacaciones donde una anciana les dijo que eran una hermosa familia y se notaba el amor entre todos. Fujitaka nunca creyó que después de su amada esposa volviera a sentirse lleno de vitalidad y con arrebatos románticos. Nadeshiko nunca creyó que volvería a confiar su corazón en otro hombre. Pero así era. Ambos se complementaban, y el cariño hacia sus hijos hacia que todo fuera más intenso.
Todo entre ellos era idóneo para unir sus vidas.
Lo difícil era ese momento que estaban viviendo juntos, tomados de las manos bajo la dura mirada del patriarca de los Amamiya.
¡Te dije que esto pasaría! ¿Qué te pasa Nadeshiko? ¿Y cuál es tu problema, Fujitaka? ¡Mi hija vuelve y te la llevas!
¡Padre, basta! - Ren, el hermano mayor de Nadeshiko, se interpuso para que su padre no llegara a golpear a su primo- No tienes que usar la violencia de ese modo.
¿Qué me calme? Este…tipo viene a decirnos que quiere casarse con tu hermana, a la cual apenas hemos recuperado. ¡Por Dios, Nadeshiko! Creí que habías madurado de todas estas niñerías y caprichos.
¿Me estás diciendo que venir a pedir tu bendición y la del abuelo es una niñería?
Es el esposo de tu difunta prima Nadeshiko. ¿Es que no eres lista?
Amamiya-san, espero no este insinuando que ella será el reemplaza de Nadeshiko-san. Jamás haría eso-volteó a ver al abuelo, el cual se veía afectado de aquella conversación sobre sus nietas- Abuelo, Nadeshiko-san era especial y me dio muchas cosas hermosas, sin ella mis hijos nunca hubieran llegado a mi vida; siempre tendrá su lugar en mi corazón. Pero Nadeshiko-chan es ahora mi presente, y es única para mí.
Abuelo, si Nadeshiko-chan siguiera con nosotras esto no pasaría. El hombre del que se enamoró ella no es el que yo me enamore ahora-tomó las manos del anciano, conteniendo las lágrimas-. Solo quiero ser feliz con el hombre adecuado, y que Eriol sea feliz también con la familia que merece.
No tendrás mi bendición-habló su padre, con severidad en su voz-. Y no esperes la de tu madre, ni la de tu familia.
No quiero que hables por mi-Ren se puso al lado de su primo. No iba a perder a su hermana ni sobrino nuevamente.
En silencio esperaron las palabras del abuelo. Para Nadeshiko era importante que él no se opusiera, que pudiera decirle que no lo decepcionaba nuevamente, que no era un error casarse con quien fue el esposo de su prima favorita.
No estoy de acuerdo con esta decisión- el abuelo soltó un largo suspiro, alejando las manos de su nieta. Nadeshiko soltó lagrimas-. Pero esperare porque ambos me demuestren que es la decisión correcta.
¿Qué?
Cuando vea que esta relación será duradera y de verdad, volverán a ser bienvenidos en mi hogar.
Prometo que volveremos de vacaciones, todos juntos- Fujitaka dio una pequeña reverencia, sonriendo con tanta confianza que Nadeshiko-chan se contagió y creyó absolutamente que así sería.
RUMOR
La historia de la familia Amamiya era lo que circulaba por todo el colegio CLAMP en lo que parecía un mini periódico. Uno muy amarillista.
La historia era contada de forma escandalosa. La menor de las Nadeshiko era descrita como una loca caprichosa que se escapó de casa para no vivir más con la opresora familia Amamiya. Fujitaka Kinomoto como un pervertidor de menores que se aprovechaba de la ingenuidad de chicas inocentes, que claramente buscaba reemplazar a su difunta esposa Nadeshiko con alguien de su mismo nombre y familia. Un trepador en un apellido tan importante y poderoso.
Y un sin fin de datos escandalizados. Todos en manos de adolescentes sedientes chismes, y otros del saber de los reservados hermanos Kinomoto y Hiragizawa.
Sakura se sintió diminuta al terminar de leer aquel mini periódico. Bajó la vista de todos, riéndose entre dientes y juzgando a su padre y tía sobre sus hombros. ¿Cómo es que todo aquello estaba circulando por el colegio? No es que la historia de su familia fuera un gran secreto…pero tantos detalles, tantas cosas sacadas fuera de contextos. Era casi odio aquel papel.
¿Sakura-san, te encuentras bien?
Sae Kashiwagi y su grupo de amigas estaba reunidas tras de ella, todas con sonrisas burlonas mal ocultadas con un rostro de preocupación. Sakura solo tuvo que sumar dos más dos.
¡Tú! ¡Fuiste tú!
Antes de que Sakura dejara salir el impulso más salvaje e impuro que había guardado en su interior, Eriol llegó hasta ella para sujetarla de la cintura y detener que se lanzara hacia Sae y su sequito.
Vaya, nuestra florecita es más salvaje de lo que creíamos-comentó una chica, haciéndose la dama elegante al llevarse una mano hasta los labios.
Quizá es cosa de familia, ya saben, por su tía… ¿Ella te enseño a ser así cuando se casó con tu padre?
Li-san estará muy decepcionado al ver a su dulce Kinomoto-san actuando así-Kimi, la más antigua pretendiente de Syaoran sonrió.
-Al contrario, estoy muy sorprendido.
Syaoran llegó hasta ellos, ligeramente agitado después de haber buscado a Sakura al terminar de leer aquel horrible periódico. Sabía que Sakura iba a necesitarlo, y no se había equivocado.
Eriol volteó hacia Syaoran, era la primera vez que le tenía de frente y agradecía en cierta parte llegara en el peor momento, su hermana estaba teniendo un ataque.
¡Sakura-chan, Eriol-san!
Tomoyo corrió por el pasillo, sorprendiéndose de la escena que estaba en el corredor. Se esperaba muchas cosas, Sakura llorando en los brazos de su hermano menor, las burlas de todos al pasar…pero no a Sae con sus amigas burlándose. Y entendía el por qué.
Li-san, Tomoyo-san, ¿pueden llevarse a Sakura-san?
¡No mi iré, va a escucharme!
¡Sakura, por favor!
Eriol nunca le había gritado a su hermana. Syaoran y Tomoyo insistieron en llevarse a la chica después de recuperarse de ese pequeño shock.
Sae también pidió espacio a sus amigas, quedando a solas con su antiguo interés.
¿Querías quedarte conmigo a solas, Knight? Esperaba este momento desde aquella tarde- su tono dulce y sarcástico era estresante.
¿Por qué, Kashiwagi? Querer hacerme daño es una cosa, pero acabas de dañar a mi hermana y a mi familia.
Tu prima-le corrigió, sonriendo al ver como molestaba más a Eriol-. Y no entiendo porque me culpas a mí, digo, esa nota no tiene mi nombre. ¿Me crees capaz?
Claro que te creo capaz, me engañaste por semanas. ¿Qué es lo que quieres?
¿Yo? Quería que te enamoraras de mí, pero al parecer te gustan las… Ah, cierto, que no puedes saber- Sae dio dos pasos hacia atrás, alejándose al ver al chico tan amenazante-. No tienes pruebas de que fui yo, y espero te cuides porque… no creo esto se acabe pronto.
¿Estás amenazándome?
No, te estoy previniendo…de la escuela. Ahora…deberías ir a ver a tu prima, perdón, hermana.
Eriol tuvo que darse la vuelta, jamás había tenido ganas de golpear a una mujer (ni de gritarle a tantas que ahora mismo estaban en el pasillo). Solo había una cosa cierta de las palabras de aquella chica venenosa: Sakura le necesitaba.
Continuara...
