Los principales personajes quedan a Stephanie Meyer la historia es mía totalmente prohibida la reproducción total o parcial de la historia sin mi autorización


Capítulo 2.

Bella

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Una risa que, de pronto, se convirtió en carcajadas se escuchó tras mi hermano, quien tenía el rostro de "te asesinaré" mientras miraba a Edward.

Todos se giraron al hombre rodeado de guardaespaldas y al verlo hasta yo quise cuadrarme cómo un soldado. Mi padre, mi hermano y Edward lo hicieron.

Aro Vulturi, un retirado y reconocido Green Berets del cual sonaban leyendas que te podrían hacer que te hicieras pis en tus pantalones, siguió riéndose fuertemente antes de decir:

—Así que por eso no querías venir a esta fiesta, Capitán Masen ¿Quién lo diría? Isabella Swan ¿eh? —me señaló —. Eras una chiquilla un poco molesta la última vez que te vi, Isabella.

—Señor Vulturi —lo saludé sonriendo nerviosa —¿Cómo está Renata?

—Siendo una adolescente. La verdad creo que ahora tiene un novio. Estoy investigando a ese pequeño granuja. Ella no es tan inteligente como tú, no se consiguió uno de la vieja escuela —asentí incómoda antes de mirarlo mientras se acercaba hasta mi padre, quien tenía el rostro tan rojo como el de un tómate. Jamás lo había visto tan molesto.

—Si eres inteligente — le dijo Aro a mi padre mientras lo tomaba por los hombros y lo miraba a los ojos — dejarás que se casen —continuó mientras dirigía su mirada a Edward y sonreía.

Abrí la boca para hablar, pero Aro Vulturi continuó:

—Edward es el único hijo del ministro de defensa James Masen.

Si Edward no hubiera estado sosteniendo mi mano en ese momento me habría desmayado de verdad. Mi padre palideció y mi madre retrocedió dos pasos antes de que Emmett lo hiciera con ella. El señor Masen era la mano derecha del presidente, estaba encargado de la seguridad nacional, un hombre con tanto dinero que no necesitaba trabajar, pero aun así seguía al presidente de un lado a otro dándole consejos que él escuchaba. Daba consejos de cómo llevar el país y de las decisiones a tomar sobre seguridad.

Se rumoreaba que el presidente no daba un paso sin James Masen. Ese hombre tenía influencias y se decía que Bill Clinton iba a elegirlo su sucesor.

Emmett se cuadro y miró a mi padre quien nos devolvió la mirada a ambos antes de sonreírle a Aro, asegurándole que todo iba a estar bien. Aro se adentró de nuevo en la fiesta y un silencio demasiado denso se instaló frente a nosotros una vez que este desapareció dentro del edificio. Después de lo que pareció una hora mi padre dijo:

—Mi hija iba a ser médico del ejército.

—Ella me lo dijo señor—respondió Edward de vuelta sin soltar mi mano. No se lo había dicho, pero la seguridad que Edward emanaba no dejaba dudas sobre que sabía todo sobre mí.

Él aún sostenía mi mano y yo quise que la soltara, pero eso solo lo hizo apretarla y tirar de mí un poco hacia él. Él siempre al frente¿Me estaba protegiendo?

¡Esperen!

—¿Iba? —pregunté en un susurro, sintiéndome repentinamente mal y Charlie me miró antes de continuar ignorándome.

—Por su puesto. Hoy es preferible que estudie medicina en la ciudad. En una universidad normal. No la quiero en el extranjero si tu estas cerca. Un embarazo no deseado a su edad no sería lindo.

—Papá… —quise interrumpir ¡Eran mis sueños! Mi carrera, pero Charlie levantó una mano mandándome a callar.

—Fijaremos una fecha para la boda. El honor es ante todo y si ella aceptó frente a todo el mundo casarse con usted supongo que debe hacerlo. Nos vamos a casa. Esta fiesta terminó —después de eso comenzó a caminar hacia la salida. Mi madre y Emmett lo siguieron sin que yo pudiera decir una sola palabra. Negué y quise soltar la mano de Edward, quien estaba en silencio.

—Isabella — Charlie volvió a hablar. No necesitó alzar la voz para que mi nombre sonara como si lo hubiera gritado.

Levanté la mirada hacia Edward Masen Cullen quien no me estaba mirando. ¿Por qué dijo Cullen de todos modos? ¿Quién era realmente? ¿Por qué estaba negando su apellido? Joder ¡si este hombre era un Masen! Había oído historias heroicas de su apellido. Era una familia que respiraba milicia tanto como mi padre lo hacía, pero también había historias aterradoras sobre sus antepasados.

—No voy a casarme contigo —susurré y solo entonces él me miró.

—Apuesta tu vida a que sí lo harás. No hay otra opción o ¿sí? Aún podemos ir y decirles a tus padres que te metiste en mi conversación con Tanya fingiendo ser la siguiente señora Masen— dijo poniendo la caja en mi mano sin dejar de mirarme.

—¿Quién demonios te crees? Tú, arrogante bastardo. Creo que mejor los llamó y les digo.

—Deja de actuar como una chiquilla. Te metiste en esto conmigo, no te llamé y no te pedí que lo hicieras ¿Podemos hablar de esto después? Acabamos de hacer un show frente a Aro Vulturi. Para mañana esto lo sabrá hasta El presidente.

—¿Yo? Chiquilla tu po…

—¡Isabella Marie Swan! —gritó mi padre sin dejar de mirarme. Miré a Edward Cullen Masen y le dije:

—La guerra será pequeña comparada con lo que va a pasarte. Sigo esperando que seas antibalas o antimisiles. Ya sabes. Si puedes pedir prestado un búnker seguiría siendo útil.

Edward sonrió.

—Adiós Bella —dijo cuando me separé de él para ir hacia mi padre.

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Una tan sola vez en mis diecisiete años de vida había visto a mi madre llorar como si le hubieran arrancado una parte de su cuerpo y esa vez ella había estado tan borracha que no lo recordaba. Estaba narrándome como mi padre la había conocido y como se habían casado sin que ella lo amara porque había quedado embarazada de Emmett después de una alocada noche de sexo salvaje. Con el tiempo se habían enamorado.

Asco.

No fue agradable. Y esta vez lo era menos porque ahora no estaba borracha. Y estaba llorando. Como si un ejército de soldados la estuviera torturando por una clave o por información.

—Tu niña tonta —gritó en mi dirección señalándome —¿Quieres matarme un día de estos? ¿la hija de un comandante de fuerzas especiales y el hijo de un ministro de defensa? ¿Sabes lo que estás haciendo? ¡Tienes diecisiete años! Estás arruinando tu vida. Y lo peor es que lo han hecho frente a Aro Vulturi. ¡Ese hombre es un maldito chismoso! El mundo lo sabrá para mañana —siguió gritando mientras se limpiaba las lágrimas.

—René —la llamó mi padre para llamarle la atención mientras estaba leyendo el periódico como si nada hubiera pasado ¿Es que nadie iba a decir nada? ¿No iba a ser interrogada? Mi padre estaba leyendo el maldito periódico de hace una semana. Y él no leía, no le gustaba leer. Joder ¿Estaban locos acaso?

—Jamás esperé que mi propia hija me guardara un secreto así. ¿Desde cuándo lo conoces? ¿¡Cómo lo conociste!? ¿¡Es cierto que la primera dama lo invita a cenar cada domingo!? —chilló y yo sin saber que hacer le acerque la caja pequeña de kleenex que tenía en la mesa.

Se limpió los mocos como si fuera un elefante sonando su nariz. Y yo sentí que me arrancaban los pelos de la cabeza cuando sollozó de nuevo como si estuviera muriendo. O yo estuviera muerta.

—Ella debió guardarlo en secreto. ¿Viste las insignias de ese Masen? Es un maldito capitán con una medalla de honor. Seguro le asignan misiones especiales. Secretas.

—Emmett —susurré molesta en advertencia y mi padre suspiró y dobló su periódico antes de mirarme.

—Creo que ha sido un día largo. Vayan a dormir.

Emmett ayudó a mi madre a levantarse y yo tomé mi bolso y me levanté también, pero Charlie dijo:

—Tú no. Isabella. Tú te quedas.

Estaba a punto de ser fusilada por un hombre que no le temía a la muerte. Joder. Posiblemente iba a ser una encarnación del cadáver de la novia. Hasta sonaba bonito desde mi punto de vista en este momento. Me senté sin mirar a los ojos a mi padre quien, suspiró de nuevo llamando mi atención.

—Supongo que no era lo que yo quería, si no lo que tu querías después de todo —fruncí el ceño ante su forma de ver la cosas ¿Él quería algo para mí? —. Jacob Black parecía ser una buena opción para ti. Billy estará decepcionado.

—Papá yo…

—Pero bueno —me cortó antes de poder continuar —. Un simple sargento no es la mejor opción cuando tienes a un capitán con una medalla de honor que le entregó el maldito presidente de la nación. No hay oportunidad cuando el chico es el hijo de un ministro de defensa. Es imposible encontrar algo mejor que eso.

—Charlie… —susurré. Realmente quería decirle que esto no era verdad y que no podían obligarme a casarme con Edward, pero no me dejó continuar.

—Por su puesto espero que te gradúes de médico antes de que quieras y te pongas a darme nietos y…

—¡Papá!

Charlie me miró un momento antes de poner su mano en mi rodilla y decir como si fuéramos los mejores compinches.

—Tu madre y yo estaremos felices de poder recibir a Edward en la familia. La convenceré de que se porte bien con él mañana —luego se levantó y susurró mientras caminaba a su habitación —. Mi hija, la esposa de un Masen ¿Quién lo diría? Van a jodidamente respetarme en el golf. Hasta me dejarán ganar.

Me senté aturdida por lo que estaba pasando antes de reaccionar y decir:

—¿Jacob Black? ¿El calvito gordo?

¿Realmente esto estaba pasándome?

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Edward Anthony Masen, había averiguado su nombre completo, era un hombre puntual. Mi madre me había obligado a vestirme formal y lo único que yo quería era lanzarle la caja, que ni siquiera había abierto, en el rostro y comportarme como una adolescente berrinchuda. Quizás sería bueno quedarme viuda antes de casarme. Lauren Maryory era respetada por ser una viuda en la sociedad del ejército. Aunque todavía recuerdo cuando la encontré con ese sargento saliendo del baño.

Me reprendí mentalmente por recordar esas cosas.

Mi padre había sacado todas sus medallas y las estaba limpiando y Emmett estaba limpiando sus armas en la mesa. Según ellos estaban siendo "sutiles". Mi madre daba vueltas en la cocina gritando como un maldito general mientras nuestra ama de llaves la ayudaba.

Cuando Edward llegó, entró en mí casa y ni siquiera me miró. Saludó a mi padre y a Emmett.

—Esa es una buena colección la que tienes allí —dijo, mientras se sentaba, halagando a Emmett quien sonrió.

—Esta fue usada en Afganistán para acabar con un miembro de la Unión Soviética.

Edward sonrió y comenzó a relatar historias que él conocía mientras mi padre decía "Yo estuve allí" y se reían a carcajadas. Molesta me levanté y salí al pórtico dejando a los imbéciles llenos de testosterona hablar de cosas que no importaban. Yo no iba a poder contar ningún tipo de anécdota después de todo porque no iba a ir a ningún lugar fuera del país.

Jugué con una pelota de béisbol por lo que parecieron horas antes de que alguien se sentara a mi lado tomando la caja que iba a lanzarle a Edward en el rostro.

—Creo que te debo una disculpa —dijo Edward mirando a la nada.

—¿Crees que eso sería suficiente? —pregunté ácidamente.

—Bueno. Estamos atrapados en esta maldita broma y… —empezó a decir mientras abría la caja y sacaba el collar que había dentro.

—¿Maldita broma? ¿Crees que quiero jugar a vestirme de blanco para ser tu esposa? Es un juramento ante Dios. Joder —gruñí y luego miré hacia la ventana. Mis padres y hasta el cotilla de mi hermano mayor estaban pegados allí mirándolos. Realmente esperaba que no se pudiera oír nada.

—No sé cómo llamarlo, pero tampoco es que seas inocente.

—Por supuesto tengo la culpa de querer ayudarte con la maniática de tu ex —le espeté mientras miraba el collar en sus manos, luego sonreí y susurré —. Voy a casarme contigo y luego usaré algo que era para alguien más. Porque si tú y yo no nos casamos mi padre me comprometerá con un hombre que me dobla la edad y para rematar es calvo. Ni siquiera podré estudiar medicina donde yo quería porque tengo que ser tu maldita esposa. Y no tenía idea de que él quería casarme con un sargento. Sigo preguntándome ¿En qué maldito siglo estamos? Y ¿Qué más estaba planeando mi padre para mí?

Edward se río y sus ojos brillaron mientras se recostaba en el sofá tratando de no reírse a carcajadas. Quise evitarlo. Quise no reírme, pero sus ojos y su sonrisa eran contagiosos, así que sonreí también. Edward miró el collar y el anillo que estaba junto a él y se puso serio.

Me levanté para quedar frente a él, quien parecía relajado a pesar de estar serio.

—Bueno. Tengo veintiocho años. Casi te doblo la edad, pero no estoy calvo. Soy capitán de un buen equipo. Y si te hace sentir mejor seré un esposo ausente. Tendré misiones que completar y luego tú tienes que estudiar medicina, aunque no sea donde querías desde un principio. Podemos conocernos en el camino y no usarás esto para siempre. Podemos llegar a un acuerdo. Puedo darte el divorcio después de un tiempo.

Se levantó y yo retrocedí hasta quedar pegada a una columna. Edward extendió sus manos, una a cada lado de mi rostro y luego tiró de mi en lo que pareció un abrazo. Antes de que pudiera reaccionar, sentí el collar rodeando mi cuello.

—¿Sabes? La hermosa y segura mujer que se presentó ante mi exnovia ayer me gustó más de lo que podrías imaginar. Realmente quiero que pienses en esto. Será sólo algo temporal si tú quieres.

Miles de mariposas me golpearon el estómago y mi corazón aleteo tan fuerte que creí que me iba a dar un ataque cardíaco.

—Señora Masen. Te queda bien. Me recuerdas mucho a mi madre. El collar era de ella, por cierto —dijo Edward mientras sonreía suavemente y se separaba de mí.

—¿Y pensabas dárselo a tu Ex? Espero que eso no sea algún tipo de complejo de Edipo.

Sonrió y negó. Dio un paso atrás y tomó mi mano mientras sostenía el anillo con la otra. El anillo era hermoso, muy poco llamativo, con un delfín que tenía una piedra en la boca. Parpadeé insegura cuando encajó en mi dedo como si hubiese sido creado para mí y Edward sonrió mirando mi mano.

—El destino suele ser irónico —susurró y luego me miró un momento antes de inclinar un poco su rostro más cerca del mío. No nos estábamos besando ni nada, pero si él se inclinaba un poco más yo iba a tener mi primer beso en el porche de mis padres con ellos mirando. Y Edward posiblemente moriría, mi padre tenía cara de pocos amigos —. Pero a veces las cosas terminan bien —continuó diciendo sin besarme.

—¿Llamas a esto destino? —pregunté también susurrando.

—Hay miles de mujeres que matarían por ese anillo ¿sabes? Dicen que soy uno de esos solteros que ofrecerían como carne a las jovencitas solteras de sociedad —dijo Edward soltando mi mano y dando un paso atrás.

—¿Crees que soy como esas miles de mujeres? ¿Por qué no vas y te las buscas? Seguro necesitarás copias y copias de este anillo y diferentes tamaños. Además, acabas de sonar como si de verdad estuviéramos en el siglo quince.

—Apostaría mi medalla de honor a que no eres ese tipo de chica. Hay más en ti que belleza simple.

—¿Acabas de decir que soy simple?

—Dijiste que mi polla era pequeña. Bueno, chiquilla —se burló y yo me sonrojé fuertemente antes de que se me acercara de nuevo y dijera en un susurró —. Y no. No es para nada pequeña —chillé y él se rio antes de dar un paso hacia la casa de nuevo.

¡Oh! ¡Ese estúpido engreído!

—Tu madre quiere que entres a cenar. ¿Vamos? Estoy realmente cansado de verlos en el pórtico intentando escuchar si estamos hablando de otra cosa que no sean pollas y…

—Demonios realmente necesitas un bozal.

—¿Eres algo así como una dominatrix*?

—¿Domin…?

—Realmente no se si darle gracias al cielo porque no sepas el significado de eso. O preocuparme porque ahora sé que vas a saberlo —se río abiertamente y yo lo hice con él.

¿Nada podía salir mal de esto o sí?


El término BDSM apareció por primera vez en abril de 1991, en torno al foro de noticias por Internet denominado , como la yuxtaposición de dos abreviaturas contrapuestas, BD (bondage y dominación) y SM (sadomasoquismo), que en realidad se habían creado, precisamente, para distinguir el sadomasoquismo (que gozaba de una conocida mala imagen) de las "otras" aficiones.


Buenas gente! Aquí tenemos un nuevo capítulo de esta impresionante historia de Ann. ¿Qué os ha parecido que Charlie quería casar a Bella con Jacob? ¿En que siglo estamos? Pero bueno, al final Edward y Bella van a casarse, a ver como sigue la historia.

Se va a actualizar todos los domingos y la historia tiene 26 capítulos más el epílogo.

LIly cullen madero no nos molesta para nada el consejo. Cualquier consejo, crítica constructiva es bienvenida. Todo lo que nos ayude a mejorar siempre es bueno.

Agradecemos a todas las personas que leen y siguen la historia, ya sean lectores fantasmas o dejan un comentario. Para estas últimas os nombramos en agradecimiento:

Adriu; Ady; alejandra1987; Car Cullen Stewart Pattinson; Cary; Diana2GT; Ely Cullen M; Emma; Estefania Rivera; Geminis1206; Jade HSos; JANETH A SANDOVAL; joahanna . maribel14; kasslpz; Lilia; LIly cullen madero; Lizdayanna; Lore562; Mamuelita144; Maryluna; Maya Masen; miop; Nancy; NarMaVeg; nataliastewart; Noriitha; nydiac10; Pao pao; Peerla Salvatore Swan; piligm; RakelLuvre; rociopaucasilvestre; Rosana; sandy56; Santa Ramirez; saraipineda44; seiriscarvajal; shuanime; Solange Cerezo; Tata XOXO; tocayaloquis; Twilight all my love 4 ever; Vero Grey Cullen; Wenday14; Yaly Quero; Yoliki; Zafirocullen22

Nos leemos la próxima semana.

Jpv