Los principales personajes quedan a Stephanie Meyer la historia es mía totalmente prohibida la reproducción total o parcial de la historia sin mi autorización
Capítulo 4
Jueves 10 de junio de 1999
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—Debes dormirte temprano cariño —mi madre me besó en la mejilla y yo asentí mirando las cajas apiladas en mi habitación. Iba a casarme. ¡JODER! Realmente iba a casarme.
Miré, por lo que parecieron horas, mi cama hasta que escuché a alguien tocando la ventana. Ángela me sonrió abiertamente desde abajo así que bajé corriendo a abrirle.
—¿Estás nerviosa? ¿Qué se siente casi ser una mujer casada?
—Estoy despierta. Joder imagínate como se siente —le contesté dejándola pasar. Estaba nerviosa. Llena de demasiado pánico y no podía explicar nada. Ni siquiera el miedo que tenía de que Edward se arrepintiera de casarse conmigo y nos deje con todo esto hecho. Quiero decir ¿Quién en su sano juicio querría hacer esto? Creo que ambos estábamos mal de la cabeza —¿No te dio Rene una llave?
—Puede que tu madre nos haya encontrado a mi y a Emmett teniendo sexo en su cuarto de lavado. Y por eso me la quitó —dijo Ángela mientras se sonrojaba furiosamente.
—¿Tuviste sexo con Emmett? ¡Iugh!
—Un día encontrarás a tu otra mitad y no será ¡Iugh! Será ¡Ah! O ¡Oh! —Ángela se recostó en mi cama y me atrajo en un abrazo antes de susurrar —. Lo harás bien Bella. ¿Estás segura de querer casarte? Podemos huir ¿Sabes?
—¿Crees que tengo otra opción? Dios, ni siquiera puedo pensar en otra opción. ¿Por qué tuviste Sexo con mi hermano?
—Bella, esto no fue tu culpa. De lo único que estoy feliz y tranquila es que él se irá pronto. No se como podría dormir si lo hubiesen dejado quedarse y tener una luna de miel. Digo, él no…
Ángela estaba mirándome por lo que fue imposible que no notara mi sonrojo. En sus ojos brilló la comprensión y se llevó una mano a la boca. Se levantó de la cama casi cayéndose y jadeo.
—Te gusta —señaló y afirmó. Parpadeó confundida moviendo sus manos antes de chillar —. Él te gusta. Pero ¿Tú? Digo a penas se conocen y…
—Él me dijo que le gusto.
—¡Oh por Dios! —chilló Ángela y yo me lancé sobre ella tapándole su boca preocupada que fuese a despertar a mis padres.
—¿Te beso? Es por eso que estás despierta. Vamos Bella no te guardes los detalles. ¿Tuviste sexo también? ¿Fue caliente?
—No me besó Ángela. Él me respeta mucho aunque no necesita hacerlo cuando vamos a casarnos. Dios ¿Lo has visto? Y no tuvimos sexo. Además no creo que pueda vivir con el hecho de que estabas teniendo sexo con mi hermano.
—Sabes que amo a tu hermano desde que tengo seis y Edward ¿Qué pasa con él? ¿Es alto? ¿Molesto? ¿Un imbécil? Quiero decir ¿Qué puede gustarte de ese idiota? ¿Es su uniforme? —suelta un sonido con su boca de forma extraña y le ruedo los ojos antes de cerrarlos y pensar en nuestro tema de conversación.
—Es Edward. Digo, sus ojos son increíbles y cálidos. Él siempre se ve tan guapo, su sonrisa…
—Creo que voy a vomitar —me interrumpe Ángela antes de abrazarme de nuevo.
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Viernes 11 de Junio de 1999.
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La casa de mi infancia es muy hermosa. Amaba revolcarme en el patio, correr con Ángela y Emmett y saltar hasta terminar llena de lodo.
Hoy en nada se parecía a eso. Había flores hermosas por todos lados puesto que mi madre había organizado una pequeña recepción después de la boda. Y yo llevaba un hermoso vestido blanco que se ajustaba a mi. Mi madre lo había usado en su boda y solo había tenido que verlo para amarlo lo suficiente, era sentimental después de todo. Suspiré antes de que mi hermano se parara tras de mí.
—¿Realmente vas a casarte antes que yo? —me reí de su pregunta y lo miré para palmearle la mejilla.
—Siempre puedes mirar en dirección a Ángela. Ella tiene algo por ti ¿Sabes? Te diría que sí a ojos cerrados.
Y es que era cierto. Mi mejor amiga estaba loca y completamente enamorada de Emmett. Lastimosamente mi hermano tenía la cabeza en convertirse en soldado y eso no había importado.
—Ella es muy linda Bella, pero sabes que no puedo. Muy pocas personas entendemos que hoy estamos vivos y mañana quizás estemos muertos. Además, no hablaré de chicas contigo.
—Más te vale estar vivo para siempre. No quiero tener que sacarte de la tumba para asesinar tu trasero. Ángela me dijo que tuvieron sexo. Eres un imbécil si lo hiciste solo por eso con una chica que te ama.
—El padrino siempre tiene sexo con la madrina. ¿Es una tradición no? ¿Vamos? Hay una limusina abajo y papá está empezando a sudar en el traje. No debemos hablar de chicas, ya te lo dije —rodé mis ojos y me detuve al ver las escaleras para bajar hasta la entrada de la casa. Joder.
—Sabes creo que sería bueno si la boda es en la casa. Ellos podrían subir por mi.
Emmett rodó los ojos antes de levantarme en vilo. Pasé mis manos sobre su cuello y él gruñó.
—Creo que necesitas hacer ejercicio.
—¿Me llamaste gorda el día de mi boda? —se rio a carcajadas antes de decir —. Si fueras a tener noche de bodas no me habría opuesto a que bajaras estos escalones tú sola. Hubiese sido lindo verte romperte el cuello con tal de no verte llegar a esa noche.
—Eso es egoísta de tu parte Emmett Swan —le golpeé el pecho y él me dejó en el suelo. Cuando llegamos a la puerta me bajó.
—Aún eres la niña de la casa Bella. Solo no quiero imaginarme eso. Prefiero no hacerlo ¡Iguh!
—Suenas como Charlie. Y has tenido más sexo que cualquier actor porno. Así que déjame en paz —susurré golpeándole el pecho.
—¿Cómo sabes de actores porno? —caminé hasta mi padre quien me abrió la puerta. Llevaba su uniforme y me ayudó a subir el vestido.
La iglesia nos recibió llena de las más hermosas flores blancas y una marcha nupcial que sonaba hermosa. Quería salir corriendo en dirección contraria a ellos de los nervios. Joder. No podía. Miré al frente y noté muchos invitados en mi boda, pero las únicas personas a las que conocía eran Edward, mis padres, Emmett y Ángela, los padres de Ángela y unos cuantos compañeros de escuela.
Ángela estaba pálida y sus ojos estaban llenos de lágrimas al igual que los de mi madre en cuanto me vieron. Sonreí hacia ellas más que todo para tranquilizar a Ángela y luego mis ojos se encontraron con los de Edward. Quien estaba en su uniforme.
Recordé cuando nos conocimos hace tan pocos días. Sus bromas extrañas con Ángela, sus inseguridades, la forma en la que podía preocuparse de todos y nada importaba para él más que eso. Ser el protector. La forma loca en la que ambos apostamos en contra del otro y solo eso nos hacía ser nosotros mismos. Nunca había podido ser yo con nadie y con Edward era tan fácil como respirar.
Edward sonrió abiertamente cuando llegué frente a él y mi padre puso mi mano sobre la suya.
Si bien él y yo hoy nos estábamos casando por las circunstancias de la vida, mi estupidez y su impulsividad, jamás me había sentido más segura con una decisión en mi vida.
Yo era joven, ingenua, quizás inocente. Él era diferente, mayor y quizás ambos éramos polos opuestos y ambos estábamos locos.
—Voy a casarme contigo.
Edward sonrió abiertamente y su sonrisa me hizo sonrojarme puesto que susurró:
—Creo que estás un poco loca.
—Cierto ¿Crees que mi padre me deje salir corriendo? —Edward se rió y miró a su alrededor.
—Te caerías. Estás usando unos enormes tacones bajo ese vestido. Además el presidente está sentado en la primera fila junto a mi padre.
—¿Cómo sabes que llevo bajo mi vestido? —pregunté susurrando y el reverendo Matthews se aclaró la garganta llamándonos la atención pareciendo incómodo por nuestra conversación.
No había pensado jamás que podría decir sí. Es más, siempre en mi imaginación esto no era así. Hasta me veía como la novia fugitiva. Pero el sí que dije en ese momento me salió del corazón. Y a Edward le puso una maldita sonrisa bobalicona en su rostro. Una sonrisa que me hizo querer devolverle ese gesto. Quizás esto era una locura. Puede que estuviésemos más tiempo separados que juntos, pero estábamos allí y estaríamos allí el uno para el otro y ahora estábamos atados para siempre.
—Puede besar a la novia.
Edward se inclinó hacia muy poquito y susurró:
—Realmente quisiera ver bajo ese vestido —cuando una respuesta mordaz iba a salir de mi me besó en los labios y se río haciéndome reír también, pero ninguno de los dos espero que yo suspirara sobre sus labios. Ni las miles de descargas eléctricas que sentí en cuanto sus labios rozaron los míos una segunda vez. Nuestro beso se volvió no apto para todo público en cuanto me atrajo en un abrazo y le apreté su cuello con mis brazos. Ambos suspiramos sobre los labios del otro y miles de mariposas revoloteaban en mi estómago. Edward gruñó y luego besó mi barbilla antes de que ambos volviéramos a la realidad.
Todos estaban aplaudiéndonos, Edward dejó otro beso, en mi mejilla esta vez, y yo le limpié la boca puesto que llevaba brillo labial. Ambos nos miramos asustados de lo que había pasado, de la forma en la que ese beso había resultado.
Y había algo que no iba a decirle a nadie jamás. Creía en el matrimonio. Lamentablemente el divorcio no era algo en lo que creía y no creería jamás. Si bien Edward decía que si me enamoraba él estaba dispuesto a alejarse, yo no podía decir lo mismo. Solo si él me miraba a los ojos y me decía que no me amaba entonces estaba dispuesta a dejarlo ser feliz. Pero en el fondo esperaba que eso no fuera cierto. Que él no amara a nadie nunca. O que si amaba a alguien esa fuera yo.
Varias personas nos lanzaron arroz y las campanas de la iglesia sonaron, varios fotógrafos se encargaron de retratar ese momento para ambos, pero ninguno de los dos se atrevió a mirarse a los ojos después de ese beso. Ambos firmamos papeles para la boda civil y esta vez Edward solo besó mi mejilla. No hubo más comentarios inteligentes o nada más, puesto que siempre estábamos rodeados de personas.
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La música del primer baile empezó a sonar y cuando Edward se levantó sonriendo con su mano extendida negué en su dirección.
—Te pisare los pies y terminarás herido soldado.
—Necesito bailar con mi esposa antes de irme —dijo en respuesta. Un sentimiento un poco doloroso se instaló en mi estómago. Traté por todos los medios que nadie viera mi angustia pero, por alguna estúpida razón, Edward sí se dio cuenta.
—Creo que no podré quitarte la liga —susurró atrayendome a su pecho.
—Y yo no podré llenarte de pastel —le contesté mientras me abrazaba a su cuello.
—No quiero que me mires de esa forma —dijo girándome lentamente. Todos nos miraban.
—¿Cómo?
—Como si hubiese pateado a tu perro. Volveré.
Todos estaban atentos a nuestro baile. Escuché varios suspiros cuando Edward me hizo girar en sus brazos.
Varios hombres con uniforme aparecieron en nuestra puerta y en ese momento realmente nada importó. Lágrimas estúpidas me llenaron los ojos y me detuve para abrazarlo Edward me alzó en sus brazos y enterró su rostro en mi cuello.
—Bella —susurró besando mi cuello. Luego me dejó en el suelo antes de acariciarme las mejillas limpiándolas con sus pulgares —. Te llamaré. Estaremos en comunicación.
Asentí tomando sus manos entre las mías y él inclinó mi rostro bajando su nariz antes de deslizarla por la mía y luego miró a todos lados antes de que mi madre nos abriera la puerta de la casa sonriendo en comprensión. Edward le agradeció en silencio luego me tomó la mano y tiró de mi. Cuando estuvimos solos me besó. Con sus labios entre los míos ambos suspiramos desesperados por el otro. Bajó sus manos a mi cintura para apretarme a su pecho. Apreté mis manos en su cuello y luego las bajé a su pecho hasta encontrar su corazón no dejamos de besarnos y él gruñó cuando mordí su labio antes de dejar besos cortos en mis labios y bajar sus besos a mi barbilla y cuello.
—Por favor no te detengas.
—Por Dios Bella —gruñó Edward pegándome a una pared y luego volvió a besarme. Quise tirar de su cabello, pero estaba tan corto que se deslizó entre mis dedos. Nos reímos entre besos—. Realmente quería ver por debajo de tu vestido.
—Eres un pervertido.
Tocaron la puerta y ambos saltamos lejos del otro. Edward se aclaró la garganta y se puso su boina antes de decirme:
—Voy a extrañarte.
Mi corazón dolió. Fue irónico el hecho de que varios hombres uniformados estuviesen esperando a que saliéramos. Mi madre me abrazó dejándome que lo viera irse y por alguna razón mi corazón dolió. Mucho. Y ni siquiera éramos más que simples conocidos ¿Verdad?
Hola gente! Aquí tenemos un nuevo capítulo Y SE HAN CASADO. Y no solo eso, sino que también Edward se ha tenido que ir. Bueno, él ya avisó que sería un marido ausente, pero joer, irse el mismo día de tu boda es una putada de las gordas.
Con respecto a si la historia es actual o no, bueno, nada más empezar el capítulo pone que estamos en 1999, veremos como avanza la historia. Y sí, parece que esta familia de militares están dentro de la edad media.
Agradecemos a todas las personas que leen y siguen la historia, ya sean lectores fantasmas o dejan un comentario. Para estas últimas os nombramos en agradecimiento:
Adriu; Ady; alejandra1987; Car Cullen Stewart Pattinson; Cary; Diana2GT; Ely Cullen M; Emma; Estefania Rivera; Geminis1206; Jade HSos; JANETH A SANDOVAL; joahanna . maribel14; kasslpz; Lilia; LIly cullen madero; Lizdayanna; Lore562; Mamuelita144; Maryluna; Maya Masen; miop; Nancy; NarMaVeg; nataliastewart; Noriitha; nydiac10; Pao pao; Peerla Salvatore Swan; piligm; RakelLuvre; rociopaucasilvestre; Rosana; sandy56; Santa Ramirez; saraipineda44; seiriscarvajal; shuanime; Solange Cerezo; Tata XOXO; tocayaloquis; Twilight all my love 4 ever; Vero Grey Cullen; Wenday14; Yaly Quero; Yoliki; Zafirocullen22; phoenix1993; Tecupi; Lidia Hernandez; KRISS95; Lothrine; Adriana Molina; tulgarita; blossommarie; Mapi13; ConiLizzy; Elizabeth Marie Cullen; Maribel 1925; Pao-SasuUchicha: alimago; Elena; Peyci Cullen; Isis Janet
Nos leemos la semana que viene.
Jpv
