Los principales personajes quedan a Stephanie Meyer la historia es mía totalmente prohibida la reproducción total o parcial de la historia sin mi autorización
Capítulo 5.
Bella
20 de Junio de 2005.
6 años después.
Caminé, casi corrí, por los pasillos de la universidad empujando a los chicos que revoloteaban a mi alrededor mientras perdían el tiempo. Los lentes se deslizaron por mi nariz y Ángela se veía como si quisiera matar al pobre chico frente a ella, quién estaba pálido y no dejaba de mirarla.
Tyler se interpuso en mi camino y sonrió hacia mí.
—Así que Bella —dijo pareciendo muy seguro de sí mismo mientras miraba su reloj —. La profesora Bennett no ha llegado aún y dicen que la clase de traumatología se cancela. ¿Vamos por un café? Estamos a finales de semestre y seremos doctores pronto. La semana de exámenes terminó así que ¿Quieres ser buena chica y decirme que sí?
Quise reírme por su millonésimo intento. No iba a negar que era optimista, esta era la décima vez que me invitaba a una cita. Sin embargo suspiré y le dije suavemente como si lo dijera a alguien con una discapacidad mental.
—No voy a citas. Tyler.
—Bueno es extraño. Eres hermosa, ¿Eres gay?
—¡Oh! hombre ella no tiene nada de gay. Sería mi novia si lo fuera. Es sexy —dijo Alice apareciendo de pronto mientras me guiñaba un ojo. Luego lo miró de pies a cabeza —. Ella solo tiene la cabeza en su lugar. ¿Quién querría salir con un idiota como tú aunque la semana de exámenes haya terminado? ¿Crees que se le fundieron las suficientes neuronas para decirte que sí?
Solté una risa nerviosa antes de que la señora Bennett apareciera ante nosotros y entrara al salón.
—Entren o quédense fuera. Necesitan una asistencia de noventa y nueve por ciento para pasar mi clase y esta es la última —dijo en voz alta la profesora para que todos la oyeran.
Todos corrimos como pollos al corral tras ella. Habían pasado seis años desde que había empezado la Universidad de Columbia. Me estaba rompiendo el culo estudiando y la beca parcial que me dieron era ahora una beca completa que hasta me permitía no trabajar. Suspiré antes de abrir mis libros y tocar mi pecho.
No salía en citas y no era porque no tuviera oportunidad. Era joven y había estado sola desde que Edward se fue hace seis años. Él llamaba mucho y yo le enviaba cartas que él decía que recibía, pero sin ninguna respuesta de su parte. Era difícil. En su tiempo creí que quizás él y yo podíamos ser amigos y un día llegar a ser esposos de verdad. Sin embargo, su distancia y mi mente ocupada en medicina habían cambiado muchas cosas. Ambos estábamos demasiado lejos del otro. Creo que mi padre amaba el hecho de no tener que pensar en su yerno en las cenas de Navidad, o jugando con la virtud de su hija.
Edward y yo no nos conocíamos. Yo era una Masen ahora y nadie sabía o preguntaba porque si mi padre era un Swan yo llevaba otro apellido. La mayor parte del tiempo nadie miraba en mi dirección más de dos veces cuando veían a mi padre o a mi hermano esperando por mi. Sin embargo cuando eso sucedía era porque ambos tenían noticias de Edward o algún que otro regalo que estaba en nuestro departamento apilado en cajas, él siempre los enviaba. Y yo nunca los abría así como él no habría mis cartas.
Ángela caminó a mi lado en silencio por un largo rato. Ella sabía que cuando mi ceño se fruncía era porque estaba pensando en mi soldado esposo abandonador de esposas.
—Julia preguntó si metimos las solicitudes para hacer el interinato en el Montefiore Medical Center el próximo semestre.
Me detuve un momento al verla dudar. Parecía que estaba pensando en algo. Ambas nos conocíamos demasiado bien así que le dije:
—Escúpelo.
—Hay una oportunidad para Médicos Sin Fronteras y bueno, conseguí dos solicitudes. Son para ir a Irak durante seis meses. Si nos inscribimos nos iríamos en dos meses.
—Angie.
—Estaríamos bien Bella. Hablé con tu padre y es seguro. Trataríamos niños con sarampión y algún que otro con varicela. Vamos a una zona no militarizada. Si no quieres hacerlo lo haré yo. Joder íbamos a hacerlo hace seis años después de todo.
—Jamás te dejaría ir sola y lo sabes. No sé cómo es que tú y Charlie son amigos de todas formas.
Ángela sonrió abiertamente antes de agitar las páginas frente a mí.
—Ese es un secreto de estado. Él me parece sexy, no se lo digas a tu madre. Si pasamos los seis meses allá tendríamos una plaza segura en emergencias, Julia me lo dijo. Hay tres doctores que se jubilan en unos meses y será grandioso. Ella nos recomendaría para el puesto.
Me detuve y ella lo hizo conmigo
—¿Emergencias? ¿Charlie te parece sexy? —dudé y Ángela sonrió abiertamente antes de continuar, mientras girábamos para llegar al aparcamiento.
—Por partes Isabella. Bueno, si bien es un hospital militar no es un campo de guerra, emergencias es mejor que nada para empezar. No quiero ser una puta asistente dental o buscar un empleo como una striper. Y tu padre es tan sexy como Arnold Schwarzenegger.
Me reí y Ángela se detuvo. Miraba fijamente al frente y parecía como si hubiera visto un fantasma. Seguí su mirada y Emmett estaba allí, parado, pareciendo incómodo de vernos juntas.
Ángela había estado enamorada de mi hermano por muchísimos años hasta que algo había pasado entre los dos volviéndose incómodos conocidos. Emmett trataba de acercarse a ella y ella lo mandaba a la mierda de una forma no muy sutil. Seguí caminando y Ángela me siguió antes de decir:
—Creo que tomaré el metro.
Cuando dio un paso al frente para alejarse Emmett la tomó por el brazo y la tiró en un abrazo frente a mí haciéndome sonreír. No fue hasta entonces que noté que mi hermano tenía una mano envuelta en un yeso y una contusión un poco fea en su mejilla. Mi padre apareció tras él de pronto y verlos a ambos me asustó. Estaban juntos. Emmett parecía estar herido y eso era porque Ángela había parecido un fantasma al verlo, pero ¿Por qué mi padre y mi hermano estaban juntos? No me mal entiendan, somos una familia, pero ellos llevaban horarios demasiado diferentes y siempre era muy difícil verlos así. Normalmente tenía que haber un evento familiar para que eso pasara.
Ángela sollozó sobre mi hermano y lo tocó auscultando cada parte de su cuerpo. Él le dio una carpeta que parecía un informe médico antes de tomar mi mano y abrazarme fuertemente.
—Tenemos que hablar —dijo sobre mi cabello. Asentí sin saber qué más hacer, demasiado confundida y preocupada. Mi padre parecía preocupado también, pero noté que no dejaba de mirarme mientras ambos me llevaban a las mesas del campus.
—Estuve en una misión con Edward —asentí a Emmet sin entender mientras los miraba a ambos.
—Hija, trasladamos a Edward a un hospital en Alemania. Estaba muy herido y… —empezó a decir mi padre.
Parpadeé, confundida, queriendo alejar el dolor sordo que se instaló en mi pecho. Jamás creí que mi mundo podría venirse abajo con algo así. Él y yo no nos veíamos desde la boda. Palabras pequeñas de que mi esposo ausente estaba fuertemente herido y que tenía un vuelo a Alemania, cuando unas horas antes había estado pensando en rellenar un formulario para irme a Irak como médico sin fronteras, habían vuelto mi mundo patas arriba.
Fui, por alguna estúpida razón, guiada como si fuera la hija del presidente hasta donde Edward estaba y lo que menos espere después de seis años fue verlo en una camilla de un muy lujoso hospital, lleno de cables y sondas que conocía muy bien desde que empecé a estudiar.
James apareció una hora después de mí y miró a su hijo antes de dirigirme una mirada vacía. Lo había visto solo el día de mi boda. Él era como Edward, de muy pocas palabras, pero parecía siempre estar inmerso en un mundo desconocido. Era alto y fornido, tenía una característica sonrisa que lo hacía parecer apuesto y encantador cuando se lo proponía, pero su corazón era de hierro. O bueno, eso era lo que yo creía puesto que nunca lo había visto siquiera sonreír.
—¿Leíste el historial médico? —me preguntó dándome la espalda mientras miraba a la pared tras Edward. O quizás si estaba viendo el rostro de su hijo. Edward tenía varias heridas y moratones en las mejillas, brazos y lo que podías ver de él estaba morado. Hasta sus ojos.
— Trauma craneoencefálico tratado a tiempo. Hicieron una derivación ventriculoperitoneal. Es una cirugía para tratar el exceso de líquido cefalorraquídeo en las cavidades. Ventrículos del cerebro, un hombro dislocado. Tiene una quemadura por el cinturón del auto en el que iba cuando el accidente ocurrió y seis costillas rotas, ninguna perforó sus pulmones pero están evaluando la posibilidad de hacer más exámenes para descartar más heridas una vez despierte.
James se giró hacia a mí y asintió antes de decir
—No entendí una mierda de lo que dijiste, pero es bueno ver que te convertiste en lo que Edward quería, una médico.
Sonreí sintiéndome vacía por dentro sin saber qué responder y le tomé la mano a Edward. Estaba frío y su mano estaba áspera. Tenía una uña morada y miles de raspones que parecían doler. Yo solo quería abrazarlo y soltarme a llorar.
—En español. Se rompió la cabeza, el hombro y las costillas. La operación disminuyó la presión en el cerebro y el hombro sanará al igual que las costillas. Me preocupa un poco su cabeza dura por la operación pero estará bien.
James asintió antes de mirar su reloj.
—Te traeré un café —dijo antes de salir por la puerta.
Lo que menos quería en ese momento era un café, pero no me importo porque quería, añoraba, un momento a solas con Edward. Miré su piel dañada con cicatrices y le acaricié el cabello antes de besar su frente. Jamás lo haría si él estuviese despierto, nunca, puesto que no creía que él me dejara acercarme tanto. Y menos tratarlo como a un niño.
Pasaron dos semanas antes de que su cerebro decidiera volver a la normalidad y le quitarán la respiración asistida. Todo se veía bien y eso era bueno, él iba a recuperarse en un noventa y nueve por ciento, según sus datos médicos.
—Charlie habló con Julia. Hay una posibilidad de que entres en el interinato cuando vuelvas —Ángela dijo mientras me miraba a través de la cámara.
Miré a Edward en la camilla.
—De verdad lamento no poder ir contigo a Irak —Ángela suspiró.
—No lo harás. Metí la solicitud para el Montefiore Medical Center de Nueva York en lugar de Médicos Sin Fronteras.
—Angie…
—Y antes de que me digas que no es mi lugar, que estoy loca y que no es lo que debo hacer. Puedo ser una médico sin fronteras cuando quiera. Joder, hasta puedo ser una maldita stripter, pero no te dejaré sola, somos amigas. Eso y Emmett me pidió quedarme.
—Ese es el motivo principal. ¿Mi hermano al fin sacó la cabeza de su culo? —le reproché haciéndola sonreír.
—Tú eres mi motivo principal pero no se lo digas. Y se puede decir que tenemos un largo camino por delante, pero estaremos bien. ¿Cómo está el imbécil de tu esposo?
Quería llorar porque, a pesar de todo, ella siempre estaba allí ,pero la voz ronca y cansada de Edward llamó mi atención.
—¿Por qué Ángela sigue sonando como un molesto ganso?
Ángela rodó los ojos y le sacó el dedo a la pantalla. Edward no la vio pero yo sí y luego la oí decirme:
—Ve con el idiota ese. Dale una patada en las bolas de mi parte y dile que él conoce la definición de ganso mejor que yo.
Terminé la videollamada y caminé hasta la camilla para asegurarme que estaba despierto. Edward cerró los ojos y suspiró incómodo.
—Ahora estoy viendo cosas. ¿Sigo en el desierto? Dios, te ves hermosa Isabella. Como un maldito espejismo ante un hombre desorientado y lastimado como yo.
La voz se le escuchaba rasposa y quise decirle algo estúpido, pero en su lugar llamé a la enfermera y todo fue un borrón después de eso. Se lo llevaron por horas para hacer exámenes antes de que pudiésemos estar solos. Edward me miró por lo que pareció una hora antes de decir:
—Lamento que te hayan molestado —fruncí el ceño y miré al hombre frente a mí queriendo patearle las bolas como Ángela había sugerido.
—También me alegro de verte Edward. Después de seis años.
Edward hizo una mueca y después de eso se quedó mirándome fijamente antes de quedarse dormido puesto que lo habían medicado.
Pasaron diez días antes de que Edward pudiera sentarse y probar bocado sin vomitar. Los días que vomitaba eran los peores por sus costillas rotas. Los dolores de cabeza eran demasiado fuertes y aunque fingía no tenerlos para no verme preocupada yo sabía que estaban allí porque lo veía tocar el puente de su nariz con su mano buena. Me encargué de ayudarlo lo más que podía en la enorme habitación de hospital que tenía. Si bien James no era el presidente de los Estados Unidos su hijo estaba siendo tratado como un rey.
Y él se estaba comportando como un bastardo. Gruñía como un ogro, renegaba de que lo tuvieran allí y no lo dejaran salir, pero había análisis que hacer y terapia en la que trabajar. Muchísima terapia física antes de que se pudiera recuperar. Edward ni siquiera podía mantenerse en pie él sólo.
Levanté la cuchara y Edward suspiró molesto llamando mi atención. No habíamos hablado en todo el tiempo que él llevaba despierto y la verdad es que creía que había muy poco que pudiéramos decir. Siempre estábamos rodeados de médicos, enfermeras, hasta sus amigos habían venido de vez en cuando. Varios oficiales lo habían interrogado y habían hablado con él.
—¿Cómo va la universidad?
Dejé la cuchara en el plato y tomé la servilleta para limpiarle el rostro antes de decirle.
—Esta es tu segunda vez aquí en seis años Edward y es la primera vez que mi padre se toma el tiempo de decirme. ¿Ibas a decírmelo alguna vez?
—Isabella —me interrumpió.
Le quité la mesa de la comida y apreté el botón para que estuviera acostado antes de tirarme en el sofá que habían traído para que yo durmiera. No era cómodo y llevaba exactamente un mes en Alemania sin siquiera salir de esta habitación de hospital sin oír algo de su parte.
Esta era la segunda vez que él estaba aquí. Lo sabía porque había leído el historial médico sin poder evitarlo y él se estaba portando como un bastardo al que quería patearle las bolas. No me habían llamado la primera vez que estuvo en el hospital y eso me tenía molesta. Y más me había molestado el hecho de que ya estábamos casados cuando tuvo el primer accidente. Este era el segundo accidente que tenía.
—Descansa —le dije sin mirarlo hundiéndome en el libro que una de las enfermeras me había prestado.
Estaba tan distraída que no lo vi levantarse hasta que la máquina a la que estaba conectado sonó en alerta. Me levanté asustada pensando que algo malo le estaba pasando, dejando el libro a un lado, hasta llegar a él y Edward gruñó furioso porque apenas si podía moverse.
—Te dije que descansaras. Maldición. ¿Estas loco? Deja de moverte de esa forma. Podrías perforarte un pulmón. Tienes varias costillas rotas por amor a Dios Edward.
Edward volvió a sentarse y yo quedé atrapada entre sus piernas. Lo escuché suspirar antes de que su mano buena atrajera mi cuerpo al suyo en un abrazo sencillo e incómodo. Quería pasar mis brazos por su cuello y apretarlo a mi pecho, pero eso iba a lastimarlo.
—Hueles a café caliente y donas. Llevo años sin comer donas. Quiero donas —susurró escondiendo su rostro en mi cuello —. Y no llevas puesto tu anillo. ¿Por qué no llevas puesto tu anillo?
Quise reírme de su atrevido toque puesto que él no me había tocado más de lo necesario en el poco tiempo que nos habíamos visto en estos seis años, pero quería abrazarlo porque había estado preocupada y fuera de mi y porque me había enganchado con este hombre, quien siempre llamaba solo para saber si necesitaba algo.
—Estaba preocupada por ti. Y si llevo mi maldito anillo. ¿Por qué me estás cambiando el tema? —pregunté antes de dar un paso atrás y tocar mi cuello. El anillo colgaba de un collar que yo siempre llevaba puesto. Me ayudó a sacarlo de allí con mucho esfuerzo de su parte y lo tomó en su mano antes de mirarme a los ojos y sonreír.
¿Sería estúpido decir que lo amaba? Aún sin conocerlo. Porque lo hacía.
Hola nenas, Feliz año nuevooo, la verdad es que me siento súper feliz de que les guste esta hermosa historia tanto como me gusto escribirla, aquí vemos a Bella seis años después ya toda una universitaria y a Edward solo siendo el mismo con ella, pero es un esposo ausente ¿Podran amarse aunque sea un poco?, ¿Reviews?
Agradecemos a todas las personas que leen y siguen la historia, ya sean lectores fantasmas o dejan un comentario. Para estas últimas os nombramos en agradecimiento:
Adriu; Ady; alejandra1987; Car Cullen Stewart Pattinson; Cary; Diana2GT; Ely Cullen M; Emma; Estefania Rivera; Geminis1206; Jade HSos; JANETH A SANDOVAL; joahanna . maribel14; kasslpz; Lilia; LIly cullen madero; Lizdayanna; Lore562; Mamuelita144; Maryluna; Maya Masen; miop; Nancy; NarMaVeg; nataliastewart; Noriitha; nydiac10; Pao pao; Peerla Salvatore Swan; piligm; RakelLuvre; rociopaucasilvestre; Rosana; sandy56; Santa Ramirez; saraipineda44; seiriscarvajal; shuanime; Solange Cerezo; Tata XOXO; tocayaloquis; Twilight all my love 4 ever; Vero Grey Cullen; Wenday14; Yaly Quero; Yoliki; Zafirocullen22; phoenix1993; Tecupi; Lidia Hernandez; KRISS95; Lothrine; Adriana Molina; tulgarita; blossommarie; Mapi13; ConiLizzy; Elizabeth Marie Cullen; Maribel 1925; Pao-SasuUchicha: alimago; Elena; Peyci Cullen; Isis Janet.
Nos vemos la semana que viene.
Ann.
