Los principales personajes quedan a Stephanie Meyer la historia es mía totalmente prohibida la reproducción total o parcial de la historia sin mi autorización


Capítulo 7.

Bella.

Las cosas mejoraron gradualmente después de que Edward me vio usando mi anillo y había hablado conmigo de besos y cosas calientes que no podíamos darnos el lujo de hacer por dos motivos. Después de todo él todavía tenía seis costillas rotas y los dolores de cabeza que lo dejaban ciego. Sería estúpido de mi parte querer saltar sobre él como una ninfómana sin poder hacerlo.

Sabía que no quería decirme cuando se sentía mal. Solía fingir que tenía sueño cuando solo estaba teniendo esa intermitente migraña. También le gustaban mis masajes. Cuando no soportaba verlo retorcerse de dolor en la camilla me daba el tiempo de hacerle masajes. Increíblemente mis dedos y mi cercanía le daban paz porque terminaba dormido. O fingía estarlo. Hoy era uno de esos días en los que mi cercanía le traía paz.

—Hoy hueles a fresas.

—¿Por qué siempre huelo a comida para ti? —Edward me sorprendió cogiendo mi cintura despacio y enterró su nariz en mi cuello, tomando una larga respiración, deslizando su nariz por la extensión de mi garganta y haciéndome temblar.

—Tengo hambre, quiero comer fresas. Comer fresas contigo.

Se río cuando me estremecí al sentir su boca allí y su lengua se deslizó lentamente por mi garganta haciéndome gemir. Mi vientre se apretó en apreciación y traté de no recostarme sobre su pecho, aunque moría de ganas de subirme ahorcadas y proclamarlo mío. Soy virgen pero no estoy muerta. Sabía lo que era el sexo, el significado de un orgasmo. Todo. Mis dedos me habían visto tenerlos. Y la televisión cada día dejaba de ser menos reservada en esas cosas.

Busqué su rostro y deslicé mi nariz sobre la suya y ambos respiramos entrecortadamente sobre los labios del otro sin besarnos. Sin embargo, no me moví. No iba a ser yo la que iba a tomar la iniciativa de besarlo, aunque moría por hacerlo. Edward me miró a los ojos, quizás buscando mi aprobación y lo que vio lo dejó satisfecho. Sonrió torpemente y cerró el espacio sobre nosotros tomando mi labio inferior entre los suyos, haciéndome jadear sorprendida cuando lo chupó como a un bombón entre sus labios. Bajé mi rostro un poco más, anhelando su toque. Él subió su mano desde mi espalda hasta mi cuello para acercarme lo suficiente, aunque yo había puesto mis brazos, uno al lado del otro, para no lastimarlo. Sus labios dibujaron los míos en un beso que me dejó sin aliento. Si me preguntaran, la mejor manera de morir asfixiada sería besando a este hombre.

Cuando ambos necesitamos aire, Edward se detuvo y tiró su cabeza a la almohada pareciendo frustrado. Cerró totalmente los ojos apretándolos mientras susurraba entre dientes algo que yo no entendí ¿Estaba hablando en otro idioma? Cuando quise levantarme de su pecho sus manos me mantuvieron allí, sus orejas se pusieron rojas de repente y le fruncí el ceño, aunque no podía verme.

—Estás avergonzado —declaré — ¿Te arrepientes?

La pregunta pareció tomarlo por sorpresa a Edward. Abrió los ojos de repente, atrapándome en sus lagunas color gris, y me miró a los ojos evaluando algo antes de soltarme. Me erguí y cuando lo hice tomó mi mano y la guio hasta su entrepierna en donde estaba completamente duro. Me sonrojé y sin dejar de mirarme Edward apretó mi mano haciéndome sentirlo entre mis dedos mientras empujaba su cadera hacia arriba. Joder. Todo comentario inteligente que pudiera tener desapareció cuando sentí lo excitado que estaba. Y él soltó un jadeo sorprendido o adolorido.

—Realmente no quiero avergonzarte. Sé que sabemos muy poco el uno del otro, pero mentiría si dijera que no pienso en ti de ninguna manera cuando hemos pasado seis años hablando por teléfono, cuando he parecido un desesperado loco esperando poder recibir tus cartas.

—Cartas que no respondiste.

Edward soltó mis manos y suspiró antes de intentar acomodarse. Me buscó con la mirada y cuando encontró mis ojos susurró:

—No abriste ni uno solo de los regalos que te envié.

No fue una pregunta, y su declaración me hizo querer golpearme el rostro. Quizás ambos habíamos sido demasiado tercos.

—¿Cómo siquiera sabes eso?

—No estarías reclamándome si lo hubieras hecho Isabella. Ábrelos.

Una enfermera entró junto al doctor que lo estaba tratando. Ambos debieron sentir la tensión entre nosotros porque la enfermera se sonrojó y el doctor balbuceó un par de cosas antes de empezar a hablar conmigo en términos médicos que entendí perfectamente. Habían estado haciéndole estudios sobre estudios que yo había solicitado por sus dolores de cabeza.

—Edward está tan sano como un bebé. La intervención que hicimos para aliviar la presión de su cerebro está sanando perfectamente al igual que sus costillas. Sin embargo, la rehabilitación será larga. No hay signos de nada malo en su cerebro señora Masen.

—¿Puedo ver la tomografía cerebral?

—Por su puesto. Si me permite mencionarlo creo que las migrañas se deben a estrés postraumático. Es algo que vemos muy seguido en nuestros pacientes. Por supuesto eso es algo que debe ser evaluado por un psicólogo.

Edward rodó los ojos y le sonreí suavemente. Miré la tomografía cerebral que le habían hecho y efectivamente mi esposo estaba sano. No había daños por la operación y todo parecía estar funcionando en un cien por ciento.

—Parece que eres cabeza dura —sonreí y él lo hizo conmigo.

—Sí, todo sale bien. Usted podrá regresar a su vida normal en tres meses más —dijo el médico y yo palidecí puesto que Ángela me había dicho que tenía dos o tres semanas más antes de tener que regresar para estar lista para mis prácticas en el hospital.

Salí siguiendo al doctor dejando solo a Edward.

—¿Está todo bien Señora Masen?

—Me preguntaba qué tan fácil sería mover a mi esposo a un hospital en Estados Unidos.

El hombre pareció extrañado de mi petición y por lo que parecieron varios minutos me miró esperando algo quizás antes de sonreír de forma burlona.

—¿Está usted insinuando que no estamos cuidando bien de su esposo?

—Por el contrario. Sé que ustedes tienen los mejores médicos en sus hospitales señor Jacques. Pero me refería que si fuera posible hacerlo puesto que soy una estudiante de medicina que está a punto de iniciar sus prácticas allá. Y tengo que regresar para poder hacerlo.

El doctor suspiró pareciendo más molesto aún y yo no lo entendí.

—Por supuesto, una enfermera puede leer una tomografía computarizada pero no saber la importancia de tener a uno de los hombres que están luchando por el país bajo el cuidado de alguien que sabe más de lo que cualquiera en otro país podría hacerlo. Tenemos los informes médicos de su esposo y lo necesario para atenderlo. Trasladarlo sería traspapelar su información.

—Creo que mi nuera merece más respeto del que usted le está demostrando doctor. Ella es una estudiante de medicina, no una enfermera, y si lo fuera igual se merece el mismo respeto —El hombre palideció antes de asentir a James, quien le hizo un ademán, y el doctor se alejó.

—Mi hijo…

—Su hijo está despierto señor —dije en respuesta. Y James se adentró en la habitación dejándome sola.

.

.

.

Miré durante un par de horas la solicitud para posponer mis prácticas ese año. Había pensado en los pros de hacerlo y el pro era Edward. Los contras, yo tendría que retrasar mi carrera un año quizás, aunque si le pedía ayuda a mi padre seis meses, quizás hasta podría pedirle ayuda a James.

Edward se sentó a mi lado sorprendiéndome, quitando mi mano del ratón. Habíamos pasado dos semanas más juntos y ahora él podía moverse un poco más libremente. Examinó lo que estaba haciendo y luego me miró.

—No quiero que pauses tu vida por mi. Solo te faltan las prácticas para que puedas ejercer y quiero que regreses a Nueva York.

—Faltan tres meses más para que te recuperes.

—Y en cuanto me sienta mejor regresaré a trabajar. Bella, cuando nos casamos me prometí no hacerte esto. No obligarte a pausar tu vida en un punto sin retorno por mi. Le pedí a mi padre un vuelo así que cuando estés lista puedes volver y hacer las prácticas. Solo tienes que ir al aeropuerto. Estaré bien.

—Esto solo me hace ver como una mala esposa ante los demás. Y no lo soy Edward.

—Lo que piensen los demás de nuestro matrimonio me tiene sin cuidado. No puedo pedir que pares tu vida por algo tan insignificante como mi recuperación. Estoy vivo. Estaré bien.

—Y estas gracias a que quizás tienes la cabeza de una bala de cañón. Esto es estúpido. No siempre será así Edward. No siempre vas a sobrevivir a tu equipo. ¿Has pensado en retirarte?

—¿Realmente me estas preguntando esto? ¿Quieres realmente que toquemos ese tema? Mis respuestas no van a gustarte Isabella —bufó y eso me molestó mucho porque solo le había hecho una pregunta simple.

—Soy tu esposa. Creo que merezco una respuesta a mi pregunta. Era solo una sugerencia. Puedes hacer otra cosa.

—¿Dejarías la medicina? —preguntó de pronto en un tono brusco.

—¡Estaba a punto de hacerlo cuando me quitaste el mouse! ¡Por amor a Dios Edward!

—Sabías a qué te enfrentabas cuando te casaste conmigo. Y lamento tener que hacer esto pero si lo que quieres es que te diga la verdad, te la digo. No te quiero aquí. Somos esposos de palabra. Y no quiero interrumpir tu vida cuando claramente mi vida seguirá avanzando igual. No voy a cambiar quien soy por ti. No dejaría el ejército porque es mi vida.

—¿Estás completamente seguro de lo que estás diciendo? ¿Estás poniendo atención a tus palabras? Porque ayer estabas besándome y diciéndome que sentías cosas por m…

—No quiero que pienses que puedo sentir más de lo que un hombre puede sentir por una mujer. Una mujer hermosa y joven.

—Ilumíname Edward ¿Qué puede un hombre sentir por una mujer hermosa y joven? —pregunté demasiado herida, y esa era una palabra pequeña a lo que estaba sintiendo que él estaba haciéndole a mi corazón. Edward se movió molesto por la habitación y su barbilla tembló antes de que se agarrase el puente de su nariz y cerrara los ojos. Me preocupó el dolor que creí ver desfilar en ellos.

—No quiero que pienses que no te valoro. Ni que no valoro que hayas viajado desde Nueva York a mí solo porque estaba herido. Dejaste tu vida allá por mí.

—No es nada que tu no harías por mi o ¿si? Aunque ahora no sé si estoy esperando demasiado de ti. Por supuesto —dije y mi garganta se apretó. Quería llorar. Pero no iba a hacerlo frente al imbécil del hombre que se proclamaba mi esposo.

—Yo no…

—Déjame hacerte las cosas fáciles. Entendí muy bien lo que quisiste decir, pero lo único que no entiendo es porque no lo dijiste semanas atrás cuando no podías mover tu molesto culo de esa camilla de hospital. Y créeme, no me dolió dejar mi vida por ti cuando me dijeron que me necesitabas. Es más. Puedo apostar que en ese momento lo hice con gusto. Es una lástima que tu no pienses que puedes hacer lo mismo por tu esposa.

Sin saber qué más decir, cerré la laptop y me moví para salir de la habitación y caminar por el hospital. Había personas alrededor, pero nadie me notó lo suficiente. Di gracias a Dios que nadie pudiera ver que llevaba en mis manos mi laptop y mi corazón roto en mil pedazos.

Edward estaba pidiéndome que me fuera sin mirar atrás cuando él es mi esposo. Tengo una obligación, pero aun así sabía que posponer mi internado en el hospital iba a complicarme las cosas. Un punto a su favor. Y miles menos al mío siendo que no tenía mucho tiempo para pensarlo.

Simplemente no podía no considerarlo, Edward quería que tomara la salida fácil en todo esto. Así que me fui sin despedirme, solo pidiéndole al doctor que me enviara los progresos de Edward por email, dándole el gusto en lo que me pidió mientras dejaba una parte de mi corazón en el proceso.

.

.

.

Ángela estaba en el aeropuerto esperándome cuando el avión aterrizó. Ella solo guardó silencio en cuanto me vio volver y me llevó a nuestro departamento. Su departamento. El departamento de Edward en silencio.

Recosté mi cabeza sobre la almohada antes de escuchar que estaba hablando por teléfono tan bajito que ella creyó que yo no podía saber lo que estaba diciendo.

—Parece que algo pasó con Edward. No habló cuando llegó y tiene el rostro que tenía cuando Mister Monet se perdió. De verdad espero que se sienta mejor por la mañana —Mister Monet era mi muñeca favorita me sentí una idiota pensando en mi infancia, pero la había perdido en el parque en un picnic con mis padres. Ángela guardó silencio por un rato —. No sé si cruzar el Atlántico y patearle las bolas a ese cabrón para que tenga algo realmente bueno en lo que enfocarse en recuperar. Se merece que le pateen duro la garganta.

Se río un poco antes de susurrar:

—No voy a hablar de ti y de mi cuando tu hermana, mi mejor amiga, podría estar pensando en divorciarse. Dile a Rene que sería bueno que viniera mañana.

—Charlie no sabe ni lo que toalla sanitaria o tampones significa, Emmett, así que no me jodas con eso. Es mejor que solo le digas a tu madre que necesita una conversación de chicas y ya.

Una lágrima traicionera bajó por mi mejilla y sin poder evitarlo sollocé al ver la fotografía de Edward en mi buro. Más lágrimas vinieron después y no pude detener lo que estaba sintiendo. Hipé y luego sentí los brazos de Ángela a mi alrededor dejándome llorar sobre su pecho. Ella no preguntó. Yo no hablé. Yo solo pensé en que quizás estaba derramando lágrimas por alguien que no me amaba y que yo amaba más que a nada en el mundo, aunque no nos conociéramos. Y quizás incluso iba a divorciarse de mí en cuanto pudiera.


Leer sus comentarios es increíble. Nenas me encanta saber que la historia les gusta ahora, ¿lograremos que estos dos se amen? Quise dejar cortos los agradecimientos para pedirles que se cuiden, cuiden a su familia y ustedes mismos, hoy en día estamos mundialmente viviendo una situación difícil con el Virus que se está llevando a todos sin medir edades, razas, nada, así que cuídense muchísimo esto no ha acabado. Jpv esto no seria posible sin ti nena, gracias por siempre estar allí. Nos leemos el próximo domingo, o en los martes de adelanto en él grupo de Élite Fanfiction en Facebook. Besos

Agradecemos a todas las personas que leen y siguen la historia, ya sean lectores fantasmas o dejan un comentario. Para estas últimas os nombramos en agradecimiento:

Adriu; Ady; alejandra1987; Car Cullen Stewart Pattinson; Cary; Diana2GT; Ely Cullen M; Emma; Estefania Rivera; Geminis1206; Jade HSos; JANETH A SANDOVAL; joahanna . maribel14; kasslpz; Lilia; LIly cullen madero; Lizdayanna; Lore562; Mamuelita144; Maryluna; Maya Masen; miop; Nancy; NarMaVeg; nataliastewart; Noriitha; nydiac10; Pao pao; Peerla Salvatore Swan; piligm; RakelLuvre; rociopaucasilvestre; Rosana; sandy56; Santa Ramirez; saraipineda44; seiriscarvajal; shuanime; Solange Cerezo; Tata XOXO; tocayaloquis; Twilight all my love 4 ever; Vero Grey Cullen; Wenday14; Yaly Quero; Yoliki; Zafirocullen22; phoenix1993; Tecupi; Lidia Hernandez; KRISS95; Lothrine; Adriana Molina; tulgarita; blossommarie; Mapi13; ConiLizzy; Elizabeth Marie Cullen; Maribel 1925; Pao-SasuUchicha: alimago; Elena; Peyci Cullen; Isis Janet; Cinti77; JessAmador; Beastyle; MarianaF; aliceforever85; dana masen cullen; Jimena; Rose Hernandez; Anny Castro; mony17; alo - star; Kimm; Brigitte; Nori; Lauguilln; jessicatatis02

Jpv y Ann.