Los principales personajes quedan a Stephanie Meyer la historia es mía totalmente prohibida la reproducción total o parcial de la historia sin mi autorización
Capítulo 9
Edward.
—Tu esposa me recuerda a Victoria —las palabras de mi padre me hicieron abrir los ojos para encontrarme con él a mi lado en silencio.
—Supongo que en lo hermosa.
—También en lo cabezota.
Muy pocas veces había escuchado a mi padre hablar de mi madre. No me mal entiendan, ellos se habían amado como locos hasta que un día mi madre murió, pero él nunca hablaba de ella, a pesar de que yo se lo había preguntado mil veces. Yo era un niño cuando ella falleció. Ni siquiera recuerdo muchas cosas.
—Supongo que ya te dijo que quiere que regreses con ella a Nueva York. Y que hagas la rehabilitación allá —fruncí el ceño y los ojos de mi padre brillaron en comprensión. No sabía que Bella quería que regresara con ella a Nueva York. ¿Por eso había seguido al doctor?
—Por su interinato médico. Sus prácticas. Tampoco sabes que la invitaron a ir a Irak y…
—¿Irak? ¿Bella iba a ir a Irak? Es una zona de guerra. ¿Qué tiene esa mujer en la cabeza? —pregunté intentando moverme de la camilla
—Vaya y yo creí que de verdad ustedes eran esposos. Digo, cuando la vi sobre ti a punto de desmayarse por tu estado y por lo mucho que ella te ha cuidado. Pero no tienen comunicación o ¿Si? ¿Por qué te casaste con ella en primer lugar? ¿Sabes quién es tu mujer? ¿Es tu mujer? Me dijiste que no te habían obligado a casarte con ella aún cuando era una menor de edad.
—Esa mierda de manipulación no viene conmigo James. No voy a hablarte de mi vida con Bella. Ella es mi esposa, una buena mujer y tú deberías saberlo ya. Ni siquiera sale de casa más que para ir a estudiar —dije levantándome de la camilla. Mi padre se rió burlonamente antes de sentarse y cruzar las piernas.
—Es aburrido vigilarla. Por su puesto una mujer que lleva el apellido Masen debe de estar a la altura y cuando dijiste que era hija de un comandante de Green Berets dije que lo estaba, a tu altura por su puesto. Pero no la quería ensuciando tu espalda como Tanya lo hizo. Tuve que limpiar eso y no fue agradable. Aunque me enorgullece decir que la chica parece vivir en un monasterio desde que se casó contigo.
Tanya. Hacía tanto tiempo que no escuchaba su nombre que me sorprendió que mi padre estuviera hablando de ella. Había sido muy poco sutil al engañarme. Mi padre me la había presentado en una fiesta porque ella era perfecta en sus estandartes. Meses después yo había salido, en la que iba a ser mi última misión, dejándola atrás, ya que me habían convencido de dejar el ejército. Ella solo había esperado dos meses para ir de fiesta en fiesta. Me habían enviado fotos de sus aventuras y yo me había dado cuenta de quién era. Ella me había seguido al hotel ese día del evento vestida de novia. La mujer había dejado a su esposo tirado en la recepción.
—Isabella es una buena mujer.
—No pondré en duda eso, Edward, tampoco el hecho de que la chica parece ser la mujer indicada para estar a tu lado si un día decides entrar a la política. Pero también déjame decirte que la chica está pensando en dejar todo por ti, incluyendo sus estudios. Y tú no quisiste dejar nunca nada, ni siquiera el ejército y por tu mirada sé que no lo harías por ella.
.
.
.
Pedirle a Bella que se fuera después de haberla besado y que prácticamente había puesto su mano sobre mi fue peor que recibir un disparo con un rifle de corto alcance en el hombro.
Dijimos cosas. Dije cosas que sabía que la hirieron. Casi escuché el corazón de mi esposa hacerse pedazos en la habitación antes de que ella solo decidiera irse sin despedirse de mi. Repetí una y mil veces la conversación que ambos habíamos tenido y lo duro que yo había sido, pero ella no entendía que yo no podía dejar el ejército así como así y no iba a retirarme como un cobarde. Mi ego quizás era más grande que cualquier contusión en el cerebro y brazo.
Hablé con los doctores y todo fue un borrón de rehabilitación tras rehabilitación después de eso. Bella no llamó. Y por mucho que yo levanté el teléfono para llamarla simplemente me di por vencido. No tenía el valor para disculparme ¿Qué podía decir acerca de mis sentimientos después de todo?
Pasaron más de tres meses antes de que pudiera decir que estaba listo para volver a Nueva York, pero antes de ir para mi ciudad, requirieron mi presencia en Yemen sin darme tiempo a volver a ver a mi esposa. Hice que esta vez me prometieran un tiempo de vacaciones y me fui solo dejándole un correo de voz a Bella, quién no intentó contactarme después de eso.
No hubo cartas de su parte, y su padre no me decía nada sobre ella más que estaba trabajando en el hospital y que estaba convirtiéndose en quien ella quería ser, una médico. Su madre se negaba a hablar conmigo y Emmett solo me había dicho que bien podía partirme el cuello y que merecía una patada en los huevos.
Ángela contestó una vez y cuando lo hizo miles de groserías salieron de su boca.
—¿Cómo está ella?
—¿Cómo podría importarte? Eres un bastardo descerebrado sin neuronas. Si te tuviera enfrente te pondría una granada explosiva en los huevos. Bastardo…
—Ángela. No he sabido de ella en meses —se detuvo cuando la llamé por su nombre y luego suspiró pareciendo agobiada.
—Si regresas —me dijo —. Hazle un favor y pídele el divorcio. Lastimaste a mi mejor amiga. Jamás la había visto llorar de esa forma. Era como verla rota.
—Lloró.
—Parecía que tú habías muerto. Parecía que Emmett, Charlie y Rene habían muerto. Realmente espero que entres en razón y te alejes de ella —siguió Ángela en respuesta antes de colgar.
.
.
.
En un parpadeo tres años y medio pasaron desde la última vez que nos vimos. Era como si el destino no nos quisiera juntos todavía. Cada permiso que pedía se me era denegado. Tuve que hablar con mi padre para que él moviera sus influencias y solo entonces pude descubrir que Charlie era quien estaba denegando mis permisos. James arregló todo para que mis permisos no volvieran a pasar por sus manos.
Regresé a Nueva York un Jueves 20 de Noviembre del 2008. Ambos éramos, hasta cierto punto, demasiado jóvenes e inmaduros y quizás queríamos ver el mundo desde lados distintos cuando nos casamos.
Sin embargo ahora tenía demasiado tiempo en mis manos. E iba a aprovecharlo. Me habían aprobado vacaciones. Seis meses en mi hogar y luego podía decidir si irme o quedarme. Realmente quería quedarme esta vez. Conquistar a Bella. Hacer que nuestro matrimonio fuera real.
Caminé por la sala de emergencias del hospital viendo a las personas correr de un lado a otro, sin percatarse de nada. Llevaba apenas dos horas en Nueva York e iba a estar seis meses antes de tener que decidir si quería continuar siendo un comandante. Este iba a ser el primer aniversario que Bella y yo íbamos a poder celebrar juntos. Aunque faltaban unos cuantos días para eso.
—Necesito vendas aquí ¿Ya viste la herida de su hombro? Llama al quirófano cinco y pide un anestesista.
La voz de Bella aún sonaba dulce solo que está vez estaba dando órdenes. Estaba hablando con una chica bajita y despeinada quien asentía fervientemente hacia ella.
—Al parecer un camión chocó contra un autobús escolar en la quinta.
Bella se quitó los guantes de un tirón y salió delante del hombre al que le iba hablando.
—Tengo un cuadro de trauma. Contacta a Jane y…
Se detuvo en cuanto me vió, palideció y sus ojos se llenaron de lágrimas. Me dolió ver su expresión puesto que parecía que estaba lastimada mucho más de lo que había estado en Alemania.
—¿Bella?
El hombre tras ella la llamó y ella parpadeó, alejándose de su trance, antes de decirle mientras se limpiaba los ojos y con la voz un poco cortada sin acercarse a mi.
—Necesito a Jane camino al hospital, llama a los traumatólogos disponibles en guardia y baja a Angela de Neonatología. Dile que traiga las llaves de mi departamento a recepción. Dile también que están en mi bolso. Voy a entrar a cirugía.
Después de dar las órdenes, me lanzó una última mirada antes de salir tras la camilla que estaba siendo empujada por tres enfermeros. El hombre me miró con el ceño fruncido antes de girarse y salir corriendo en dirección contraria.
Me senté por lo que pareció una eternidad antes de que una chica, a quien no reconocí para nada, se me acercara. Llevaba una falda que bien podía ser un cinturón y las tetas se desbordaban de su blusa. Su bata blanca mostraba que era una doctora, pero el hecho de que llevara tacones me hizo preguntarme qué tipo de médico era.
—¿Estás enfermo soldado? —preguntó mirándome de pies a cabeza mientras masticaba un chicle de forma en la que una vaca estaría más que orgullosa. Casi, casi, me la imaginé como la chica que salía en la película Charlie y la fábrica de chocolates mascando chicle. Así de molesta se escuchaba y ni siquiera sabía cómo podría saber que yo era un soldado.
—No. Estoy esperando a alguien, señorita. —la chica sonrió abiertamente antes de tocarse el cabello y enrollándoselo en los dedos.
—Espero no hayas esperado mucho. ¿Te conozco de algún lado? Puedo ayudarte si tienes algún problema —susurró seductoramente antes de inclinarse sobre mí sin dejar de sonreír. Sus pechos casi se salieron de su blusa y creo que desde allí hasta podía verle el ombligo.
—Soy Zafrina —extendió su mano y me levanté buscando poner distancia porque su cercanía me ponía demasiado nervioso.
—Edward Masen.
—Debes ser hermano de Isabella entonces. Ella es Masen ¿No?
—De hecho es su esposo —la voz nasal de Ángela y sus pasos fue lo que escuché antes de verla aparecer frente a mí sin dejar de mirar a la mujer con nombre extraño —. Y si no quieres que Bella te patee el culo y te deje sin extensiones quita tus garras de él, bruja.
—Zorra.
—Perra envidiosa.
Zafrina chilló de una forma horrible antes de alejarse de nosotros. Ángela se giró hacia mí y me dijo:
—Generalmente no puede formular un insulto que lleve más de dos malas palabras, es una cabeza hueca ¿Qué haces aquí? Y sobre todo con ella ¿Quieres cambiarte el rostro o ponerte tetas? Es una cirujana plástica ¿sabes? Está prohibido hacer transplantes de cerebros aunque no niego que te vendría bien un cambió del tuyo. Debería cortarte las bolas.
—Estoy de baja por un tiempo. Y ella se me acercó, así que no es mi culpa ¿Cómo puede ser legal su vestimenta de todas formas? ¿Por qué sigues jodiendole la vida al mundo entero? Es uno de tus hobbies supongo. Intenté hablar con Bella y ella no respondió mis llamadas. Lo sabes y creo que eso no es algo que deba solucionar o explicarte a ti. Es con ella con quien voy a hablar.
Ángela rodó los ojos no muy convencida. Asintió y me tendió sus llaves, solo entonces le dediqué una segunda mirada. Tenía un muy notable vientre de embarazo en ella que me hizo retroceder un poco.
—Estas…
—Embarazada
—Gorda.
Me frunció el ceño antes de que Bella apareciera en nuestra línea de visión ,corriendo hasta una ambulancia que acababa de llegar. Bajaron a un chiquillo que tenía un tubo atravesándole el hombro. Lo llevaban sentado en la camilla.
—Él lleva…
—Un tubo, sí—me dijo Ángela sin mirarme como si estuviese hablando de nada en particular —. Escucha, el turno de Bella termina en dos horas ¿Por qué no la esperas? Sé que debes estar cansado por el vuelo, pero ella lleva trabajando casi treinta horas sin descansar. No iba a dejarla conducir así que pensé en llevarla, pero mi turno terminó hace veinte minutos y me siento un poco mal. Dado que estás aquí no será necesario que me quede esperándola. Creo que ser su chófer por hoy no te dejará sin una mano o ¿si? Aunque no se si le gustará. Y puede que termine siendo la peor mejor amiga del mundo, pero te daré una oportunidad para que hablen.
—Bien —dije sentándome. Ella se acarició el estómago.
—Bien —respondió.
Me miró de nuevo por un largo momento antes de girarse hacia las puertas tras las que Bella había desaparecido. Se detuvo y se quedó de espaldas antes de girarse y decir:
—Por cierto ¿Gorda? Esta gorda puede partirte en cuadritos tan chiquitos que no te encontrarían ni la polla. Te mereces ser castrado, en serio. Espero que Bella te dé unas cuantas patadas en el culo antes de perdonarte.
—Me alegro de verte voz de ganso y gracias por tus buenos deseos —sonreí y ella lo hizo conmigo antes de sacarme el dedo y luego irse.
Bella parecía realmente exhausta cuando salió del hospital. Su cabello estaba hecho un desastre y su uniforme tenía sangre. Miró el celular con el ceño fruncido antes de levantar la mirada y encontrarme recostado sobre mi auto.
—Pensé que estabas en casa —dijo tensa mirando a todos lados.
—Ángela no pudo quedarse, estaba cansada supongo.
Bella asintió insegura e hizo una mueca antes de buscar sus llaves en sus bolsillos
—Creo que tomaré un Taxi.
Extendió las llaves hacia mí y las tomé, luego quise tomar su mano entre las mías, pero ella solo se alejó.
—Bella por favor, un taxi tardará muchísimo. Déjame llevarte a casa, por favor. Sé que tenemos que hablar, pero te ves como si fueras a desmayarte en el sueño y…
—¿Bella? Pensé que ya no iba a alcanzarte.
Bella se giró pareciendo aún más tensa pues su nariz se arrugó. El hombre me miró y luego a ella.
—¿Vas a darme una respuesta?
—Te la di Garrett. Realmente quiero ir a casa a dormir, déjame en paz por favor. Estuve treinta y cinco horas aquí. Veinticuatro horas no serán suficientes para dormir.
—La verdad esperaba que lo hubieras reconsiderado. Estoy pidiéndole a esta hermosa chica que salga conmigo en una cita desde hace meses y por alguna extraña razón siempre dice que no ¿Podrías echarme una mano? Cuñado.
Me guiñó el ojo y Bella evitó mirarme. Quería reclamar mi derecho de esposo, ser un neandertal y subirla en mis hombros y reclamarla mía. Pero llevábamos tres años sin hablar. Y por lo que veía tenía un camino demasiado largo por seguir para ganarme un poco del amor que Bella pudiera ofrecerme. Miré su mano y me di cuenta que no llevaba el anillo, ni siquiera estaba el collar esta vez.
—Te veo mañana Garrett —le contestó Isabella antes de tomar las llaves del auto de mis manos y presionar el botón para desbloquear las puertas y meterse en el auto del lado del copiloto. Sentí un poco de alivio cuando lo hizo porque eso significaba que estaba cediendo, aunque sea un poco.
—Ella es una mujer dura de roer ¿eh?
—No tienes ni la más mínima idea —respondí sin dejar de mirarla a través del cristal. No iba a rendirme, no ahora que sabía que posiblemente tenía competencia. Y esta competencia era una que yo iba a ganar.
Edward regreso y dispuesto a luchar, ¿se merece una oportunidad? ¿Creen que Bella se la de? Es un poco duro estar casado y no conocer a tu esposo pero... todo puede pasar cuando escribes ¿Review?
Agradecemos a todas las personas que leen y siguen la historia, ya sean lectores fantasmas o dejan un comentario. Para estas últimas os nombramos en agradecimiento:
Adriu; Ady; alejandra1987; Car Cullen Stewart Pattinson; Cary; Diana2GT; Ely Cullen M; Emma; Estefania Rivera; Geminis1206; Jade HSos; JANETH A SANDOVAL; joahanna . maribel14; kasslpz; Lilia; LIly cullen madero; Lizdayanna; Lore562; Mamuelita144; Maryluna; Maya Masen; miop; Nancy; NarMaVeg; nataliastewart; Noriitha; nydiac10; Pao pao; Peerla Salvatore Swan; piligm; RakelLuvre; rociopaucasilvestre; Rosana; sandy56; Santa Ramirez; saraipineda44; seiriscarvajal; shuanime; Solange Cerezo; Tata XOXO; tocayaloquis; Twilight all my love 4 ever; Vero Grey Cullen; Wenday14; Yaly Quero; Yoliki; Zafirocullen22; phoenix1993; Tecupi; Lidia Hernandez; KRISS95; Lothrine; Adriana Molina; tulgarita; blossommarie; Mapi13; ConiLizzy; Elizabeth Marie Cullen; Maribel 1925; Pao-SasuUchicha: alimago; Elena; Peyci Cullen; Isis Janet; Cinti77; JessAmador; Beastyle; MarianaF; aliceforever85; dana masen cullen; Jimena; Rose Hernandez; Anny Castro; mony17; alo - star; Kimm; Brigitte; Nori; Lauguilln; jessicatatis02; BCullen; OnlyRobPatti; Gigi; Eli mMsen; belen2011yani; Adyel; indii93; sharongonzalez12; Little Whitiee; quequeta2007;Tere Velazquez; Nerisella Moonshadow; Itzel Clem; ANATXP; arrobale
Ann
