Los principales personajes quedan a Stephanie Meyer la historia es mía totalmente prohibida la reproducción total o parcial de la historia sin mi autorización


Capítulo 19

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Bella.

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—Tienes el dedo anular roto, ayer no estabas así. Tu falange media* se partió en dos —me reclamó Garrett y luego me mostró la radiografía. Suspiré desalentada y mire de cerca mi mano. Había valido totalmente la pena el dedo roto porque eso evitó que Charlie golpeara a Edward de nuevo. Y luego él y yo…

Mierda sentir su cuerpo sobre el mío había sido caliente.

—Mis padres aparecieron en casa ayer y Charlie golpeó a Edward porque creyó que él me había golpeado. Puede que me haya metido entre los dos para evitar que Charlie no lo siguiera golpeando. Edward no se defendió.

—¿Te metiste entre dos soldados? ¿Qué se estaban golpeando?

Me reí y Garrett bufó antes de empezar a preparar un dedal mientras Sioban me quitaba la venda de la mano. No iban a enyesarme la mano puesto que era solo mi dedo, así que iban a usar un tipo de estructura metálica pequeña y muy poco molesta, pero la venda se quedaba por la hinchazón.

—Debería hacer que Chelsea te enyesara y te convirtiera en momia. Eres un poco imprudente para tu propio bien.

—¿No iba a mudarse con James hoy?

—Sí. Al parecer eres una buena celestina* porque ese hombre le pidió matrimonio y van a casarse.

Me reí por la comparación y recordé como había unido a esos dos. Mi suegro era todo menos expresivo, pero era tan adorable como Edward. Y bueno su opinión sobre mi había cambiado mucho.

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Flash back.

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Dos años y medio antes

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—James Masen está aquí para verte —Alice tomó mis expedientes y se los dio a Sioban antes de decir —. Parece un hombre muy guapo ¿Es tu padre? ¿Eres Masen no?

—No es mi padre —me sonrojé y dejé a Alice allí de pie, mirándome inquisitivamente. James se removió inquieto y me invitó a sentarse mientras me daba un café. Luego miré mi reloj esperando que hablara. Llevaba exactamente seis meses sin saber nada de su hijo y, aunque me asustaba cada vez que se hacía anunciar, también me producía alivio verlo.

—¿Edward está…?

—Está bien. Eso me dijo su oficial al mando la semana pasada.

—Eso es bueno señor Masen, gracias por venir a verme para decírmelo, se lo agradezco. Ahora, si me disculpa, tengo que volver a trabajar.

—La verdad, creo que era necesario que viniera y te dijera que fui yo quien le dije que debía volver a trabajar. Él es un hombre de guerra y, por supuesto, ustedes no son tan cercanos. ¿Puedo hacerte unas preguntas? ¿Cómo es que mi hijo terminó casado contigo de todas formas?

—Vaya ¿Qué le hace creer que no lo somos? Cercanos quiero decir ¿Él se lo dijo? Pensé que le había dicho sobre cómo habíamos terminado casados. ¿A qué vienen sus preguntas señor Masen? —pregunté sin querer sonar irónica o pesada, aunque él sí lo había hecho. James miró la mesa del hospital como si esta tuviese todas las respuestas del mundo.

—No tengo nada contra ti Bella. Espero que entiendas que soy muy realista. Mi hijo tendrá que dejar de ser un soldado algún día, es solo que creo que aún no está listo para dejar de serlo. Creo que tú lo averiguaste ¿no? Yo le pedí que dejara esa vida y se convirtiera en un político, no quiso hacerlo ¿Crees que él dejaría todo por ti?

—Creo que esa es una muy buena pregunta señor Masen. ¿Por qué no usa su teléfono para algo mejor que seguir al presidente y le llama? No es de su incumbencia mi vida. Es la de su hijo la que debería importarle.

—Me estas mal entendiendo y quiero disculparme si eso sonó mal Isabella. Lo que quiero decir es que mi hijo lleva desde que le pidieron regresar enviando solicitudes para acceder a sus permisos, por ti, permisos que están siendo denegados —replicó.

En ese momento llegó Chelsea corriendo por la cafetería y me buscó con la mirada.

—Dios Bella. Ahí estás —susurró sin aliento. Y luego miró a mi suegro y se irguió sonrojándose —. Yo… —dijo y yo sonreí tensa porque no iba a poder evitar lo que iba a pasar.

—Ella es Chelsea Morgan, una amiga en el hospital y, por supuesto, una muy buena ortopeda. Trabaja en el área de pediatría ¿Estás bien?

James se levantó y la silla se cayó. Jamás lo había visto nervioso, pero él jodidamente lo estaba. Maldijo por el ruido que hizo y luego se limpió la mano en el saco antes de extenderla.

—Soy James Masen, el suegro de Isabella —Chelsea jadeó y se aclaró la garganta antes de mirarme con un gesto nervioso mientras extendía su mano a James.

—¿James? ¿Cómo de el consejero de seguridad nacional? Un momento —chilló— ¡Eres Masen! —me señaló indignada y luego abrió los labios para decir algo más, pero James le tomó la mano y se la besó suavemente.

—Creo que tengo que irme. Por favor, solo te pido que lo que sea que haya pasado entre tu y mi hijo, solo tómate el tiempo de solucionarlo, escúchalo. Y cúlpame —dijo y cuatro hombres vestidos de negro se le acercaron —. Señoritas —se despidió sin dejar de sonreír. Chelsea se colgó de mi brazo y suspiró.

—Es un hombre caliente. Dios, quisiera ver bajo ese esmoquin, tenerlo sin esmoquin. Debe tener todo un buen tesoro escondido debajo —resolló y yo la solté estremeciéndome.

—¡Iugh! Estás hablando de mi suegro.

—Dime que me conseguirás su número de teléfono. Le enviaré los más sucios y locos mensajes. Creo que podré conquistarlo y lo haré tan fuerte que no sabrá que lo golpeó.

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Fin Flash Back

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Garrett continuó poniéndome el dedal y asegurándolo. Me alegré saber que no iba a estorbarme tanto como lo había creído en un principio, puesto que era pequeño, y luego extendió mi incapacidad refunfuñando porque tendría que cubrir varios de mis turnos mientras no estuviera.

Alice se rio y se burló un poco de él, pero luego Eleazar dijo que su hija vendría desde New Jersey a trabajar al hospital y que mis turnos serían cubiertos por ella aliviándolos a todos. Eleazar era un buen hombre, pero no era por completo el dueño del hospital. Él y su hermano Jason lo dirigían juntos, aunque Jason era un patán, a nadie le agradaba.

La gente se detuvo y me preguntó cómo estaba, varias enfermeras me sonrieron y me recibieron felices. Todos, hasta cierto punto, me tenían respeto y cariño.

Edward apareció en el pasillo y se veía más relajado de lo que lo había visto desde que había regresado.

—Pensé que ibas a quedarte en casa —le susurré y él pareció aliviado de no escucharme molesta. Tomó mi mano lastimada con muchísimo cuidado y al ver el dedal arrugó la nariz de forma graciosa. Si lo veías de lejos pensarías que es un hombre de no más de treinta y tres años, aunque ya estaba en sus treinta y ocho. De cerca se veía que ya tenía pequeñas arrugas en las esquinas de sus ojos hermosos y solo mirando atentamente notarías unas cuantas canas.

Era un hombre demasiado guapo para su propio bien.

—No puedo mantenerme alejado mucho tiempo. Estuve nervioso toda la mañana. Después fui a ver a tu padre y luego solo vi a James —sonreí abiertamente pensando en lo que Edward pudo haber visto allí y él me acarició la mejilla —¿Cómo te sientes? ¿Hay algo que pueda hacer por ti hoy? —preguntó y una risita de adolescente enamorada y nerviosa se me escapó haciéndolo sonreír también.

—Vaya. Ahora entiendo porque nunca me aceptaste una cita —dijo Alice apareciendo frente a nosotros. Edward parpadeó confundido y Alice sonrió abiertamente hacia él extendiendo su mano —. Soy Marie Alice Brandon y tú debes ser Masen hijo. Solo conozco a Masen padre. Esta mujer es como una tumba. Nadie sabía aquí que ella era la nuera del ministro de seguridad nacional. Ahora lo sabemos solo sus amigos.

Edward extendió su mano también

—Edward —dijo —. Puedes llamarme Edward.

Alice le sonrió antes de soltarlo.

—Viendo que te quedas en buenas manos creo que debo irme a casa. Mi abuela Begonie está intentando conseguirme un novio y me hizo una cita a ciegas con un francés que vive a dos cuadras de casa. Creo que me pondré un traje de cuero y usaré un látigo. El maldito hablará en francés mientras corre por la colina, eso es seguro —se rió antes de alejarse. Edward sacudió la cabeza y luego tomó mi mano buena para abrazarme.

—Tienes una interesante elección de amistades —me reí abiertamente antes de encogerme de hombros ligeramente.

—Mi dedo está roto.

Edward arrugó la nariz y asintió antes de que Sioban nos interceptara.

—Es bueno verte Bella. El paciente Crownover ha estado preguntando por ti. Dice que escuchó lo que pasó con el convicto y quiere verte —rodé los ojos y Edward me miró con atención.

—¿Vienes?

Edward asintió y me siguió en silencio así que caminé por los pasillos del hospital hasta llegar a oncología.

—Dicen que te estás convirtiendo en un adolescente —me burlé entrando en la habitación. Ronald Crownover me sonrió abiertamente.

—¿Aceptarías una cita conmigo si fuera uno? ¿Te van los jóvenes? —su voz sonó ronca y pícara. Ron, como le gustaba que lo llamara, había llegado la semana pasada con un dolor fuerte de estómago que había resultado ser un agresivo cáncer de colon. Su hijo Taylor lo cuidaba y estaba tan devastado cuando se enteró que tuve que decirle que solo tenían que tener fe. Aunque en estas etapas de la vida tanto Ron como yo sabíamos que él no iba a sobrevivir más de seis meses.

Él ahora estaba bromeando cada vez que podía y les pedía citas a todas las doctoras del hospital y enfermeras. Varias habían aceptado y la única que siempre le decía que no era yo. Pero quizás le aceptará el café solo por verlo sonreír.

—Me gustan mayores, pero oye —me giré y Edward parecía un poco fuera de lugar allí de pie, tras de mí, esperando nervioso —, déjame presentarte a mi esposo, Edward Masen —Ron sonrió abiertamente y movió su cabeza saludándolo.

—No me importa que estés casada, eso lo hace más divertido. Puedes quejarte conmigo de tu marido —me reí a carcajadas y Ron me siguió antes de tomar mi mano lastimada —. Escuché lo que pasó ayer y estaba preocupado. Sioban dijo que tuvieron que darte unos días ¿Estás segura de no querer salir conmigo? —me guiñó y yo le apreté su mano con gentileza.

—Bueno un café conmigo te aburriría. Pasaría horas contándote lo loca que es mi vida, pero lo pensaré. Quizás venga y te haga una visita y nos encerremos en tu habitación. ¿Sabes jugar Scrabble*? —Ron asintió y yo tomé su historial médico para echarle un vistazo.

—¿Has estado tomando tus medicinas?

—¿Eres mi hija? —le saqué la lengua y eso lo hizo reír, pero empezó a toser y temblar —. Espero que mi hijo pueda casarse con una mujer tan buena como tú algún día. Lo estaré malditamente vigilando desde el cielo.

No supe qué decir así que no dije nada pero me dolió un poco ver a uno de mis pacientes consciente de que tenía poco tiempo de vida.

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Ángela se sentó en su cama esa tarde luciendo un poco incómoda. Miró alrededor antes de mirarme de pies a cabeza y decir:

—¿Estas así como así pensando en tener sexo con Edward? ¿Vas a regresar con él?

Me metí en el armario y busqué su ropa para dejarla a su vista, puesto que acababan de darle el alta del hospital y con Edward, que había ido a por los papeles del alta, estábamos ayudándola a acomodarse mientras Emmett volvía de una reunión de trabajo. Traté de tardarme y no contestar porque ni siquiera yo sabía la respuesta a eso. La verdad no sabía porque ella estaba preguntando eso. Edward y yo estábamos casados y sí, habíamos tenido una noche caliente también. Muy caliente. Pero ¿Sexo? No creía que estuviésemos allí. Todavía.

—Creo que no debes hacerlo. Digo, él tenía a esa culo bonito rubia ¿No? Él parecía muy emocionado por ella en las fotos —saqué la ropa del armario y le quité la blusa a Ángela, quién se acarició la panza y susurró —. Al menos pónselo un poco difícil y…

—Ángela, llevo nueve años casada con Edward. De verdad, si él y yo queremos tener sexo sucio y desenfrenado no tengo porque decirles a ustedes. Te acostaste con Emmett una semana después de cumplir dieciocho.

Le ayudé a vestirse aunque ella protestó, pero necesitaba tener mis manos ocupadas y no tener esa conversación con ella. Principalmente no tener que decirle lo que pensaba.

—Llevaba enamorada de tu hermano más de nueve años y lo sabes Bella. No es justo. Ustedes no se conocen, aunque lleven casados tanto tiempo.

Me senté a su lado y le tomé la mano.

—Tía no es nada suyo. Al parecer es algo así como una amiga. Realmente no se por qué estas preguntando eso. No te enojes, pero no quiero contestarte algo que ni siquiera yo sé todavía. Eres mi mejor amiga y te amo, pero no te diré lo que pase entre Edward y yo a puertas cerradas. Lo único que tengo claro es que quiero intentar conocer al hombre con el que me casé.

Ángela se levantó y se rio de forma sarcástica en mi cara dejando de verse como mi mejor amiga. Me lastimó un poco verla así, ella extendió los brazos tomando a Emma antes de decir:

—¿Cómo era Rosalie Hale de Emmett? Así de amigos son ella y Edward —bufó antes de girarse para salir. La seguí fuera, aunque no tenía duda de Edward. Que mi mejor amiga ahora estuviese en contra de mi esposo no hacía las cosas más fáciles.


*Las falanges medias o falanginas son las estructuras óseas ubicadas entre las dos articulaciones de los dedos de la mano

Celestina: Mujer que procura, encubre o facilita una relación amorosa.

Scrabble es un juego de mesa en el cual cada jugador intenta ganar más puntos mediante la construcción de palabras sobre un tablero de 15x15 casillas cuadradas.


Holaaa chicas

¿Quién quiere patear a Ángela? Yo quería saben, pero, es solo su mejor amiga intentando proteger. Es como nuestra JPV jajaja ella es muy protectora. Así que démosle el beneficio de la duda. ¿Reviews? ¿Tomatazos?

Marce Ortiz bienvenida a la historia.

RINI CHIBA, los comentarios no nos molestan, todo comentario es bienvenido. Con respecto al tamaño de los capítulos es imposible que sean más largos. El resto de preguntas que haces, dejaré que se contesten con el tiempo :D.

Agradecemos a todas las personas que leen y siguen la historia, ya sean lectores fantasmas o dejan un comentario. Para estas últimas os nombramos en agradecimiento:

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Nos leemos la semana que viene.

Ann