Que me Alcance la Vida…

Capítulo 8: Batalla Nocturna

Albert, Terry y Archie iban junto a sus escuadrones bastante alertas en busca del escuadrón desaparecido del Teniente Gossier, no sabían exactamente que pasaría pero lo que Albert, si sabía era que dentro de los hombres a su cargo directamente había un soplón, algún traidor. Realmente no deseaba la muerte de ese hombre, pero necesitaba confiar en todo su equipo, no podía arriesgar la vida de Archie y Terry irresponsablemente.

Albert…. Albert…-dijo Terry

Escuchas… tío-dijo Archie

Si… si, lo siento –dijo Albert

Nos vamos a separar-dijo Terry

Que? No…-dijo Albert

Es necesario, mi escuadrón llevará a todos los heridos a la carpa y también a los muertos-dijo Terry- esta es la segunda parte del escuadron de Gossier

Todos están…-dijo Albert

No todos, hay unos heridos …aunque creo que de gravedad-dijo Terry

Está bien... pero deja a tu escuadrón a cargo de alguien más, hay algo que no me huele nada bien-dijo Albert intentando revisar las heridas de los hombres todas tenían un mismo patrón, aunque no estaba del todo seguro pues la tierra y la sangre habían hecho un desastre en sus hombres.

Está bien…-dijo Terry- Si no fuera porque…-dijo Terry viendo como habían derribados al primero de los hombres con una bala, no habían trincheras, no habían si quiera árboles para cubrirse, era un enfrentamiento cuerpo a cuerpo y Albert sabía que todo eso estaba planeado.

Albert ordenó rápidamente a los dos escuadrones que entraran al bosque y ahí lograran igualar fuerzas con los atacantes, los tres caballeros rápidamente se dieron cuenta que dirigir el escuadrón desde la acción era mucho más difícil que desde la base, la realidad de la guerra era mucho más dolorosa y sangrienta de lo que se esperaban.

Al menos doscientos hombres hombres les disparaban continuamente hacia los árboles, ellos contraatacaban sin embargo, eran demasiados para dos escuadrones de búsqueda, ellos apenas eran cincuenta, les doblaban fuerza, pero tanto Archie como Terry sabían que debían hacer algo porque no querían perder a todos sus hombres. Albert estaba preocupado, de los setenta y cinco que iban solo quedaban cincuenta, así que con ayuda de Archie y Terry planeo una estrategia rápida e improvisada.

Así que ellos mismos comenzaron a disparar a los árboles, estos de tantos impactos de bala cayeron pesadamente, levantando no solo una cortina de polvo sino que también protegiéndoles de las balas haciendo unas improvisadas trincheras.

Los atacantes no se habían percatado de ese detalle, matar al otro escuadrón había sido tan fácil, y este que era más pequeño y no caía todavía, desde los árboles sin esperarlo comenzaron a llover disparos y granadas de humo, los atacantes se estaban viendo acorralados, sus balas se estaban acabando y no sabían si quiera para donde correr, la sonrisa que tenían en el rostro al ver correr a su presa desapareció cuando ellos comenzaron a contratacar pues realmente no iban preparados para un ataque de tal magnitud.

Albert… nos quedamos sin balas-dijo Terry preocupado

Ellos también debemos dejar que nos ataquen… y será una lucha cuerpo a cuerpo-dijo Albert

Los soldados que estaban cerca escuchaban la conversación entre los jefes y se ponían un poco más nerviosos de lo que estaban- tranquilos…-dijo Terry

Albert… debemos dejar que nos ataquen…-dijo Archie- nos quedamos sin balas, estos chicos no tienen tanta experiencia en enfrentamientos así

Lo sé… ellos tienen entrenos físicos-dijo Albert- será un enfrentamiento cuerpo a cuerpo-dijo seguro

Si son Alemanes, tío esto es demasiado descabellado, debemos irnos-dijo Archie

No… creo que sé quien está detrás de todo esto-dijo Albert-Está bien… vamos chicos… no podemos morir aquí-dijo Albert

Teniente…-dijo uno de los soldados

Dejen de disparar… nos protegeremos con los árboles-dijo Albert

Está bien….-dijo el hombre que corrió a lo largo de todo el escuadrón deteniendo el ataque, al no ser simultaneo los atacantes pensaron que se habían quedado sin balas, era hora de atacar lo harían rápidamente para acabar con todos, los escuadrones de Terry y Archie comenzaron a lanzar granadas de humo para que no se acercaran así que en la oscuridad comenzaron a disparar.

La noche casi llegaba quedaba poco para que las balas se les acabaran a ellos y los escuadrones de rescate creían haber acabado por fin con una buena cantidad y vaya que tenían razón. De doscientos hombres que eran habían reducido el numero a sesenta, los dirigentes se habían retirado y solamente habían dejado a los subordinados a cargo, mientras que Albert, Terry y Archie aun seguían con sus escuadrones resistiendo el ataque.

Por fin, una hora más tarde las balas cesaron y los hombres franceses con gran destreza comenzaron a subir a los árboles que aún estaban en pie, la oscuridad de la noche había sido su mejor aliado la luna en su punto más alto marcaba la media noche, los atacantes caminaron apuntando con sus armas hacia adelante, estaban sorprendidos al no ver a ninguno, de seguro entre el fuego se habían escabullido de sus manos.

Albert en la copa del árbol más alto, solo esperaba la señal de Terry y Archie, pronto la recibió y sin previo avisó levantó una mano para que sus hombres cargaran sus armas y gritó audiblemente. ¡Fuego! Una ráfaga de balas comenzó a caer desde lo alto de los árboles sorprendiendo a los que habían querido acabar con ellos apenas en la mañana. Rápidamente fueron cayendo uno a uno, los que intentaban apuntar y disparar hacia arriba, eran cegados por el reflejo de la luna e impactados por varias balas al mismo tiempo. No tenían ninguna escapatoria, unas horas más tarde todos los hombres habían caído.

El amanecer comenzaba a cegar los ojos de los soldados que lo veían desde lo alto de los árboles, no podían creer como el calvario y el miedo a morir que habían sufrido un día antes podía calmarse con solo ver el amanecer. Dos caballeros sentados en la rama más alta de sus árboles veían el hermoso amanecer frente a sus ojos, sabían que era un nuevo día, pero no era cualquiera, era siete de mayo, hubiesen querido estar con Candy para celebrar su cumpleaños, quizá volverla a ver luego de tanto tiempo, pero les había tocado vivir dentro de una ráfaga de balas la noche anterior.

Ambos veían al horizonte comparando el rubio sol con los hermosos cabellos ensortijados de la mujer que les había robado por completo el corazón, con la vista al frente en silencio ambos pensaban en la misma frase y se la dedicaban a la rubia que desde hacía mucho tiempo, era la dueña de sus pensamientos ¡Feliz Cumpleaños… mi amor!

Todos los soldados bajaron de los árboles y comprobaron que todos sus enemigos estuviesen muertos, luego de comprobar, ambos escuadrones luego de ello se reunieron dándose cuenta que de los cincuenta hombres que quedaban hacía falta los jefes, Archie y Terry llegaron minutos después comprobando que sus hombres estaban casi completos, pero hacía falta aquel rubio de ojos celestes que dirigía desde el árbol más alto.

Archie y Terry se dirigieron hasta el árbol más alto y al pie de este hallaron a Albert tirado boca arriba con los ojos cerrados como aguantando el dolor.

Que te paso? Tío-dijo Archie

No me muevas Archie…-dijo Albert que mientras bajaba del árbol cayó estrepitosamente de una gran altura

Equipo!-gritó Terry

Señor!-dijo uno de los soldados

Trae a los demás el Teniente Andley está herido-dijo Terry notando que el uniforme estaba bastante manchado con sangre seca combinada con la tierra del suelo

Te quebraste algo-dijo Archie viendo que había abierto los ojos

No… me dispararon… pero fue el brazo, la bala entró y salió pero no me sirvió para bajar el árbol-dijo Albert

Ya veo…-dijo Terry- sabías de tu herida, porque no dijiste nada toda la noche-preguntó mientras parte del poco equipo médico que llevaban limpiaba y suturaba la herida de Albert pues la hemorragia había cesado, aunque comenzaba a infectarse

Porque era comprometer mi posición y la posición de los demás, de cualquier manera la bala atravesó el brazo-dijo Albert riendo con una mueca de dolor

Tío… seguiremos nosotros con la búsqueda tu quédate aquí-dijo Archie

No… desde la posición en la que estaba, logré ver parte del equipo que llevaba el Teniente Gossier, a dos kilómetros quizá-dijo Albert- pasando la colina de enfrente

Iremos-dijo Terry

Carl, prepara las tropas irémos a rescatarlos-dijo Archie

Si señor!-dijo el soldado reuniendo a todos para partir y recargar balas

En un momento estaré bien… esperen hay algo que me huele mal-dijo Albert

No lo creas a nosotros también-dijo Terry

Encontramos algo-dijo Archie

Listo teniente-dijo la enfermera

Muchas gracias-dijo Albert dedicando una sonrisa a la mujer y luego poniéndose de pie despacio aguantando un poco el dolor de la cadera, producto del a caída

Estás bien?-preguntó Archie

Si, vamos-dijo Albert

No se alejen de aquí… regresaremos en un momento, manténganse alertas-dijo Terry a Carl

Si señor-dijo Carl que era el subordinado de Archie y Terry

Los tres caballeros caminaron hasta donde Archie guiaba y detrás de un arbusto había un hombre desangrado totalmente, suponían que había sido por el ataque de la noche anterior, era una imagen horrorosa, además de que el olor del cuerpo sin vida comenzaba a sentirse, pero quizá eso no fue lo que más les sorprendió, sino el uniforme del hombre, era un uniforme aliado, pero si todos sus hombres estaban vivos, como había alguien aliado en ese lugar, lo registraron y encontraron su nombre.

David Carson-dijo Terry

Debemos informar a Petain-dijo Archie

No podemos… la información se está colando, lo primero que debemos hacer es encontrar a Gossier-dijo Albert

Sospechas de alguien-dijo Terry mientras los tres se alejaban un poco del lugar

Ya no lo sospecho, simplemente lo confirmé-dijo Albert- desconfiaba de dos personas, la primera Carl, pero no es él, se nota que es muy fiel a ustedes, luego estaba Rossie y …-dijo Albert

Teniente… perdón… pero debemos irnos, no es seguro estar aquí-dijo uno de los hombres de Archie

Si es cierto, vamos-dijo Albert dirigiendo una mirada a Terry y Archie para que no comentaran nada

Los dos escuadrones avanzaron hasta donde Albert había divisado parte del equipo que se le había enviado a los soldados además de una señal en la tierra, solo esperaban que los soldados estuviesen bien y no muertos como el primer escuadrón.

Por su parte en Belleray, Candy despertó muy temprano por la mañana, la señora Elroy, el señor Britter y George habían enviado cartas a Candy y a las otras dos chicas, que eran sus amigas, encima de una de las ramas, del árbol más alto plantado justamente en el centro del patio, del hospital comenzó a leer las cartas.


Chicago Illinois, Estados Unidos, abril de 1916

Querida Candice…

Sé que pensaras que la fecha no corresponde Candice, pero quiero desearte feliz cumpleaños, estoy segura que estas cartas llegaran aproximadamente en la fecha de tu cumpleaños, quiero que seas dichosa aún en esta época de guerra.

Que sepas que hay mucha gente que te quiere, que se preocupa por ti y sobre todo queremos que estes bien y regreses a casa sana y salva, junto a los demás, prometo que cuando esto termine, organizaré la mejor fiesta de cumpleaños para ti.

Estoy muy orgullosa Candice, haya sido por lo que fuera, es una gran decisión servir como enfermera en la guerra, supongo que las tres se están exponiendo a grandes peligros y a tantas imágenes horrorosas, de verdad admiro tu valentía y la de tus amigas.

No me canso de pedirte perdón por todo el daño que te cause, y se que me deje influenciar por terceros, pero quiero que sepas que eso no pasará de nuevo. Candice te haz convertido en toda una Andley, fuerte, valiente, inteligente, eres la viva imagen de mi sobrina Rosemary, pero tienes una fortaleza muy parecida a la mía. Cuídate niña, yo oro por todos ustedes cada noche, para que regresen conmigo sanos y salvos.

Por cierto, como prometí no he avisado nada al hogar de Pony, pero no sé si pueda ser por mucho tiempo, porque las cartas llegan puntualmente a tu departamento y sinceramente siento que ellas deben saber en donde te encuentras Candice, si tu me lo permites, yo personalmente iré con las bondadosas mujeres a informarles de tu situación y la de Annie.

Sin mas que decir, solo puedo darte mis mejores deseo y que te la pases de lo mejor.

Pd. Te envío un poco de dinero, no te preocupes es moneda francesa, para que puedas comprar lo que necesites, creo que eso será de más ayuda, y no te preocupes, tu regalo lo tengo aquí en la mansión, también tengo el regalo que William había comprado para ti y el de Archie.

Att: Elroy Andley.


Quien lo diría de usted tía Elroy-dijo Candy resoplando


Lakewood, Chicago, Illinois, Estados Unidos, abril de 1916

Querida Candy…

Hoy cumples ya por fin los dieciocho años, eres aún muy joven para estar en donde estas, Candy sabes lo mucho que yo te apreció y que te quiero como si fueras mi propia hija, hasta me recuerdas a mi pequeña Camille.

Candy de verdad espero que te la puedas pasar de lo mejor en lo que cabe, sé que estamos en época de guerra, pero sé que Annie y Paty no dejaran pasar tu cumpleaños, se que ellas querrán celebrarlo. Sabes las extrañamos mucho, mi esposa está muy preocupada por ustedes tres, no dormimos casi nada, y oramos todas las noches por su bienestar y seguridad.

La verdad es que sabemos que esto se encrudece cada vez más, gracias a las cartas del sobrino de la señora Elroy y de Archie, nos enteramos de lo que pasa en las líneas de batalla, y realmente agradecemos que ustedes no estén cerca de ello, el sobrino de la señora Elroy nos ha dicho que el Coronel Petain girará una orden para que ustedes no peleen en primera línea, cosa que nos tranquiliza mucho, de verdad.

Agradezco todo lo que haz hecho y de seguro estas haciendo por Annie en donde están, sé que ella es una persona muy sensible, pero contigo es diferente, tu le das fortaleza y la cuidas como si fuesen verdaderas hermanas, de verdad muchas gracias.

Espero que esta carta llegue en la fecha esperada y pueda ser de los primeros en desearte un feliz cumpleaños.

Att: Mr. Britter


Señor Britter, siempre tan amable-dijo Candy


Chicago Illinois, Estados Unidos, abril de 1916.

Querida Candy…

Espero que se encuentre muy bien niña, de verdad tu y William me han tenido como alma en pena, sé que no deben saber sobre la confianza que tenemos para hablarnos, pero de verdad necesito reclamárselo, no entiendo aun como se le ocurre tomar ese tipo de decisiones tan arrebatadas, si muero de algún paro cardiaco será culpa de usted y de William.

Sabe todos se pusieron de acuerdo para comprar sus regalos de cumpleaños por adelantado, y los tengo todos aquí a mi lado, por cierto me gusta mucho el del joven Archie, es de muy buen gusto.

Luego de estos pequeños reclamos, quiero desearle un feliz cumpleaños, que se la pase de lo mejor, olvídese de todos los problemas por un momento y disfrute que ha llegado a los dieciocho años, recuerde que el siete de mayo es la fecha que el joven Anthony, tomó para que fuera su cumpleaños, y tal como una flor, usted florece hermosa en los corazones de todos los que la conocemos.

De verdad le digo que la extrañamos mucho en Chicago, los empleados tanto de la mansión principal como de Lakewood la extrañamos mucho, la señora Elroy también la extraña, los señores Britter lo hacen de igual manera y bueno yo, la extraño demasiado señorita, ya me había acostumbrado a hablar de cualquier cosa con usted y a su dulce precensia.

Por eso le confieso que en un momento que tuve para escaparme, fui hasta la mansión de Lakewood con la excusa de recoger unos papeles y me di cuenta como estaban a punto de florecer las dulce Candy, el jardín está hermoso y resplandeciente. Así que señorita usted debe estar igual, no quiero que las emociones negativas se apoderen de la dulzura y generosidad que la caracterizan.

Espero que este muy bien, y que este sonriendo, no vaya a llorar por favor, dentro del sobre va un poco de dinero en moneda francesa por supuesto, sé que la señora Elroy le envió un poco pero es para que se lo dividan entre las tres, en cambio este que yo le envío es solo para usted, yo sé que sabrá como invertirlo, creo que no es mucho tanto lo de la señora como lo que yo le envío pero las cartas están bastante vigiladas en envíos a Europa.

Pd. Señorita, perdone el atrevimiento, pero necesito de su conscentimiento para informar a las dueñas del Hogar de Pony, su situación actual, ellas han estado preguntando por usted constantemente, incluso han intentado localizarme, por favor, ellas deben saber en donde están tanto la señorita Annie como usted.

Att. George Jhonson


Quizá tenga razón… pero la verdad no quiero preocuparlas-dijo Candy recostándose levemente en el tronco del árbol

No quieres preocupar a quien niña-dijo una mujer debajo de ella

Señora Chester!-dijo Candy

Cuidado Candy… no te vayas a ca…-no terminó la frase la seora Chester cuando Candy ya había bajado ágilmente del árbol

Que la trae por aquí, aun es temprano-dijo Candy

Como ninguno te encontró en tu habitación comenzamos a buscarte, acaso ya olvidaste que día es hoy-dijo la señora Chester

Que día es?-preguntó Candy con una sonrisa pues sabía que desde hacía días estaban planeando una sorpresa para ella en "secreto"

Es tu cumpleaños niña!-dijo la señora Chester

Ah si es cierto…-dijo Candy fingiendo

No puedo creer que no recuerdes ni tu cumpleaños, ven acá déjame darte un abrazo-dijo la mujer- Feliz Cumpleaños Candy… sé que no es el mejor momento ni las condiciones pero…-dijo la señora Chester

Lo sé… lo sé… de cualquier manera es muy grato para mi que alguien lo recuerde-dijo Candy

Vamos adentro Candy… que hoy terminamos temprano-dijo la señora Chester

Uy privilegios, eso me gusta…-dijo Candy sonriéndole a la señora Chester

Pero igual tienes que trabajar-dijo la mujer

Está bien está bien…-dijo Candy.

Ambas mujeres iban caminando, cuando casi llegando al pasillo de heridos, Candy se tropezó torpemente con un caballero alto, corpulento, vestido de soldado, pero para su sorpresa no estaba nada manchado, pero llevaba un paño totalmente cubierto de sangre sobre su hombro, a simple vista parecía no dolerle la herida, su mirada verde esmeralda y muy penetrante, le veían con cierto fastidio.

Lo siento mucho yo…está herido-dijo Candy, la mirada del caballero cambió totalmente al ver los hermosos ojos brillantes de Candy

A… así es,-dijo el caballero carraspeando levemente- me , mi arma, se disparó no le coloqué bien el seguro-dijo el hombre

Al ya veo… venga conmigo-dijo Candy tomándolo con cuidado

Te harás cargo…-dijo la señora Chester

Si señora, no se preocupe, pronto iré a terminar mis labores-dijo Candy

El joven caballero siguió a Candy por el pasillo con una mirada totalmente seria, Candy le indicó en donde sentarse, pero al ver de nuevo su rostro y sus ojos cambio de nuevo su gesto, pasando a uno más tranquilo y pasivo.

Al parecer solo fue un roce, lo siento pero tengo que pedirle que se descubra la parte superior del cuerpo, debo suturar y además limpiar su herida-dijo Candy- yo le ayudaré no se preocupe…-dijo ella amablemente

Gracias…respondió el hombre haciendo lo que ella le había dicho

Candy comenzó con su labor, curando sus heridas, aunque un poco incómoda por la mirada insistente del hombre, ella no quiso siquiera hacer plática, pues su mirada era demasiado penetrante, al notar eso el propio caballero emitió un sonido de dolor ante una de las puntadas que su enfermera le estaba dando.

Lo siento, lo lastimé-dijo Candy

No… solo fue una punzada…-dijo el caballero dedicándole una de sus extrañas sonrisas

Ah… ya veo…-dijo Candy

Señorita… como es que se llama-dijo el hombre

Candy…-dijo secamente

Ah… que nombre tan dulce-dijo él

Y usted… como se llama-dijo Candy

Soy Evan…-dijo el caballero

Señor Evan… su herida casi está lista-dijo el joven

Muchas gracias… la verdad fue un gran descuido, dígame señorita… Candy, que hace alguien como usted en este lugar-dijo Evan

A que se refiere, soy enfermera-dijo Candy

Pero… se ve que es muy joven… en una guerra como está, una chica tan frágil como usted no debería estar aquí-dijo Evan

Por quien me toma señor?-dijo Candy un poco ofendida

Lo siento no quise ofender, es solo que…-dijo Evan

Su herida está lista, puede vestirse-dijo Candy

Gracias…-dijo él

En ese momento Beth entraba a la habitación con un pequeño pastelillo que había robado de la cafetería del hospital con una velita sobre él para felicitar a Candy.

Candy con que aquí estabas amiga!-dijo Beth

Beth que haces aquí-dijo Candy

Lo siento, se que estas ocupada, pero solo será un minuto… solo quería desearte un feliz cumpleaños-dijo Beth

Muchas gracias Beth querida-dijo Candy aceptando el pastelillo y el abrazo de Beth

Bien… ahora sopla la velita-dijo Beth mientras Candy la soplaba, el caballero a la par de ellas simplemente se limitó a observar

Bien… disfruta tu pastelillo, es de chocolate por cierto, pero comete la evidencia de mi delito-dijo Beth- adiós… nos veremos luego-dijo ella

Está bien… adiós…-dijo Candy- lo siento mucho-dijo Candy

No hay problema, muchas gracias señorita-dijo Evan

No hay de que… si siente molestias solo venga al hospital-dijo Candy

Muchas… gracias-dijo el hombre haciendo una pequeña reverencia, retirándose, por cierto…-dijo regresando

Digame-dijo Candy

Tiene planes para está tarde… digo para su cumpleaños…-dijo Evan

Si… con mis amigos…-dijo Candy

Ah… ya veo, muy bien… me despido, ah y… que tenga un excelente cumpleaños-dijo Evan

Gracias-dijo Candy sinceramente.

El joven caballero se retiró, topándose con Michael en el pasillo, ambos se saludaron con un asentimiento de cabeza, y luego Michael se dirigió directamente al lugar en donde Candy limpiaba lo que había utilizado.

Vaya… un poco pesado el hombre no…-dijo Michael

Quien?-dijo Candy

El caballero, el soldado-dijo Michael

Ah… él, no la verdad conmigo fue muy amable-dijo Candy

Mmm también está guapo…-dijo Michael subiendo y bajando sus cejas

De verdad?-preguntó Candy

No lo viste… ese si es un buen regalo de cumpleaños-dijo Michael sonriendo pícaramente

Michael, aveces me sorprendes de maneras extraordinarias, hasta estoy dudando que tu…-dijo Candy

No, no no, como crees, Paty es la única que está en mi corazón… pero bueno… tu no tienes a nadie por ahora o si?-dijo Michael

No… y si así fuera eso no te incumbe-dijo Candy

Uy… te pones a la defensiva-dijo Michael

Para nada…-dijo Candy

Bueno… yo solo vine a avisarte que hoy terminas temprano, irémos a las cuatro de la tarde a la casa, -dijo Michael- Paty te espera…-susurró

Está bien… -dijo Candy susurrando causando la risa en ambos

Llegado el almuerzo, Beth se sentó a la par de Candy, aprovechando que Annie había salido desde la mañana pues era su día libre, y tanto Michael como la señora Chester estaban bastante atareados.

Al parecer comeremos solas hoy-dijo Beth

Así es…-dijo Candy

No me digas que nadie se acordó de tu cumpleaños-dijo Beth un poco maliciosamente

Claro que no… de cualquier manera si así hubiese sido no estaría feliz-dijo Candy

Ah… y que harás hoy-dijo Beth

Bueno, no es como que haya mucho que hacer-dijo Candy

Bueno luego de terminar tu turno-dijo Beth- quizá podamos salir a cenar…-dijo Beth

Beth… quisiera, pero Michael, la señora Chester, y Annie me invitaron a cenar-dijo Candy

Ah… -dijo Beth

Pero si quieres mañana podemos salir-dijo Candy

Si… esta bien… dime Candy, te llegó alguna carta de Paty?-preguntó Beth curiosa

Ah si… ayer, está muy bien en Arras-dijo Candy

Que bien… me alegra tanto-dijo Beth

Bueno… creo que he terminado, si me disculpas, debo seguir con mi deber-dijo Candy

Si claro…-dijo Beth sonriéndole

Más tarde, Candy, Michael y la señora Chester se preparaban para salir, de nuevo Beth los había visto, estaban bastante bien vestidos, Beth los siguió con la mirada, pero algo en ella le dijo que debía salir a ver como se iban. Mientras tanto las tres personas salieron del hospital y cruzaron la calle tranquilamente, no habían señales de Annie, así que caminaron y Beth se sorprendió al ver que Michael sacaba algo de su bolsillo mientras abría la casa frente a ellos, luego entraban y cerraban detrás de sí. Beth corrió hasta la casa y quiso tocar la puerta, pero algo la detuvo, ¿Cómo explicaría que hacía ahí?, así que mejor se alejó del lugar y fue hasta el hospital.

Pero dentro de la casa todo era felicidad, Paty y Annie habían cocinado una deliciosa cena y hasta habían preparado un rico pastel de chocolate con fresas. Paty estaba feliz de ver a Candy, y de estar todos juntos de nuevo, pues casi no coincidían.

Gracias chicas… pero no se hubieran molestado, por lo menos me hubiesen dejado ayudar-dijo Candy

No Candy…-dijo Paty

Candy es tu cumpleaños-dijo Michael

Mejor dile que es porque el agua se le quema-dijo Annie

Annie…-dijo Candy mostrando su lengua fingiendo enojo

Jajaja no te enojes-dijo Annie

Por cierto… -dijo Candy animadamente, cambiando de ánimo de forma repentina

Pasa algo?-dijo Paty

No, es que sentí algo… bueno eso no importa-dijo Candy sonriendo de nuevo

Que ibas a decir…-dijo Michael

La tía Elroy, tu padre y George me escribieron, nos enviaron dinero, pero… la tía, y George nos piden que demos autorización para que se le diga a la señorita Pony y a la hermana Maria en donde nos encontramos-dijo Candy

Será buena idea?-preguntó Annie

Yo supongo que si…-dijo Paty

Pero… se preocuparan-dijo Candy

Es mejor a que no sepan en donde se encuentran, de seguro ya lo perciben, por algún periódico o por algún comentario en el pueblo-dijo Paty

Candy… tu que piensas-dijo Annie

Pues… quizá tengan razón y debamos dejar que les digan-dijo Candy- la tía Elroy prometió ir personalmente al igual que George

Es cierto… es mejor-dijo Michael

Señoritas… es mejor que lo sepan… supongo que son las señoras del orfanato-dijo la señora Chester

Así es…-dijo Candy

Bueno… son como tus madres no? Ellas deben saberlo, creeme estarán mas tranquilas-dijo la mujer

Quizá… gracias-dijo Candy

Bien… diles-dijo Annie

Solo… pide que no le digan nada a mi familia-dijo Paty

Tu no les haz dicho… dijiste que…-dijo Annie

No… no quiero que se enteren-dijo Paty

Está bien… de cualquier manera estás mejor protegida por mí que por tus padres…-dijo Michael

Cállate, sabes que… mejor ve por la comida a la cocina, que yo no puedo más-dijo Paty

Ese bebé, esta por nacer-dijo Candy tocando el vientre abultado de Paty

Así es… aunque cada vez pesa más-dijo Paty

Solo espero que Archie pueda venir-dijo Annie

Yo también… debe conocer a su sobrino-dijo Candy

Yo también quiero que venga… tengo tantas ganas de conocer a ese joven…-dijo la señora Chester

Es una gran persona…-dijo Michael

Uy…todo esto se ve delicioso-dijo Candy

Claro que si… nosotras lo hicimos-dijo Annie

Naaa hay que ver si es comestible primero-dijo Candy

Quien será el valiente?-preguntó la señora Chester

Yo claro…-dijo Michael- confío en la sazón de Paty

Osea que en la mía no…-dijo Annie

Claro… claro en al de ambas-dijo Michael

Ay si… Paty-dijo Candy burlonamente sonrojando a Michael

Bueno, de cualquier manera tu quieres comenzar a jugar con los soldaditos-dijo Michael

Que?-dijeron las tres mujeres

Soldaditos…-dijo Annie

Cuenta Candy…-dijo Paty

El de hoy en la mañana-dijo la señora Chester

No… Michael, no tiene nada que hacer y se pone a emparejarme con todos… -dijo Candy

Pero sabes algo de él-dijo Annie

Solo me dijo su nombre… se llamaba… Evan… si Evan-dijo Candy

Con que Evan… es muy guapo el soldado, aunque un poco serio-dijo la señora Chester

Le pareció?, a mi me incomodó-dijo Candy

Que hizo?-preguntó Annie

Bueno… solo me veía…-dijo Candy

Pero te incomodó su mirada… era muy fuerte entonces…-dijo Paty

Algo así… la verdad no lo sé-dijo Candy

Quisiera conocerlo…-dijo Annie

Lo veraz de nuevo-dijo Paty

No lo creo…-dijo Candy

Yo creo que si… esa mirada quiza quiere decir que mostró interés… -dijo la señora Chester

No lo creo… además no creo volver a verlo, hay una probabilidad en un millón-dijo Candy

Tu crees?-dijo Paty

Bueno, eso no importa mejor comencemos a comer…-dijo Candy

Ellos comenzaron a degustar la deliciosa comida que prepararon las chicas y además Annie los deleitó con algunas piezas en el viejo piano que el antiguo director del hospital, había dejado dentro de la casa, así que disfrutaron de toda la tarde.

Mientras tanto en el frente de batalla Archie, Albert y Terry se daban cuenta que la situación se había salido de sus manos en un solo instante.

Déjenme aquí y váyanse…-dijo uno de los hombres

No …aun podemos salir los cuatro de aquí-dijo otro

Vamos… solo caminen un poco… ya casi llegamos-dijo alguien más

Solo un poco más…-dijo el último de ellos que les guiaba a la salida.

Continuará…


Chicas espero que les guste este nuevo capítulo, les envío besos y abrazos.