Me largué de la ceremonia lo más rápido que pude. Tenía que hacerlo antes de que alguien se diera cuenta de lo que en verdad estaba pasando por mi interior: estaba feliz por Kanao y a la vez estaba destrozada, porque sí, tenía sentimientos por Tanjiro.
Caminé absorta en mis pensamientos y emociones por la finca y caí en la cuenta de algo que no me había percatado antes: era enorme, demasiado para las que íbamos a quedar allí.
Al ingresar se encontraba la sala principal que conectaba con la cocina más grande de la Finca. Luego, la sala estaba conectada a dos enormes pasillos: uno que se dirigía al área de las salas de enfermería y entrenamiento; y otro pasillo que se dirigía al área las habitaciones de los residentes y la cocina particular para residentes también. Ambas áreas formaban una especie de enorme L que se conectaban en un jardín donde se estaba el invernadero y el lago artificial que las hermanas Kocho habían hecho unos cuantos años antes.
Recorrí cada una de las cinco salas de enfermería, todas con sus veinte camas vacías. De más está decir que desde que la guerra contra los demonios terminó, ya no había demasiados heridos de veneno ni lucha por cuidar allí. Llegué hasta el jardín y me dirigí hacia la otra área, la de las habitaciones. En total eran diez, de las cuales solo cinco estaban ocupadas… y pronto solo cuatro. Suspiré. Eso por el momento, ya llegaría el día en que, incluso, Sumi, Kiyo y Naho se irían de allí. ¿Y de mí, qué será de mi entonces?
Las lagrimas volvieron a brotar en mis ojos y seguí caminando sin rumbo por la desolada mansión. Llegué a la última de las habitaciones y entré – quería estar lo más alejada de todo posible – La habitación estaba sucia y descuidada, al ser la última no había sido ocupada en mucho tiempo. La única que había usado esa habitación por un tiempo había sido Shinobu y tras inspeccionar un poco más a fondo la habitación, me di cuenta el porqué. Había una puerta en uno de los extremos y se dirigía a un cobertizo que no recordaba haber visto nunca.
Abrí la puerta del cobertizo y me encontré en una especie de biblioteca… o laboratorio. Estaba repleto de libro sobre insectos, sobre anatomía humana e incluso sobre mitología, pero lo que más abundaba eran anotaciones sobre pociones, venenos y medicina general.
Tomé uno de los libros y recordé que, hacía ya un largo tiempo, Shinobu me había obligado a leerlo. Del enorme libro de 500 páginas tan sólo una cosa se grabó en mi mente: que en las mariposas, el corazón no era más que un músculo.
Mientras leía el título y un par de lágrimas caían sobre las hojas del viejo y sucio libro deseé con todas mis fuerzas ser una mariposa y que mi corazón se transformase en un músculo que no siente dolor ni tristeza. Pero era evidente que mi deseo jamás iba a cumplirse.
Mire mi alrededor de nuevo ¿Qué pensaban hacer las hermanas Kocho cuando la guerra contra los demonios terminara? Con la Finca me refiero, ya que -aunque ella jamás lo hubiese reconocido- lo más probable es que Shinobu terminara de la mano del Hashira del agua.
Jamás sabré lo que tenían planeado, pero hay algo de lo que estoy segura: no estarían llorando en esta habitación. Harían planes, pensarían un futuro y lo proyectarían, se alegrarían por la felicidad de quienes las rodean y no estarían lamentándose como lo estaba haciendo yo.
Me obligué a secarme las lágrimas: "Bien, es hora de que tú también comiences a planear tu futuro Aoi" me dije "Puedes encontrar la paz en ti misma, no hace falta buscarla en nadie más".
Salí de la biblioteca con un par de libros y anotaciones bajo los brazos y cuando estaba por cruzar la puerta de la habitación una gran idea y revelación se me vino a la mente: "¡EXACTO! Una sala de enfermería, eso es lo que haremos con la finca".
Con el ánimo ya recambiado, me decidí volver a la ceremonia pensando en hablar mañana con las niñas para hablar con ellas sobre los nuevos planes para la finca.
Ingresé a la cocina principal para luego dirigirme a la sala cuando veo una silueta acurrucada contra la pared que está junto a la puerta. Me escondo para que no me vea y lo observo… es Inosuke.
"¡PERO SI SERÁ POSIBLE! De seguro está robando comida de nuevo" Pienso, pero al momento en que pienso eso, lo veo llevándose ambas manos hacia el rostro. Acaso está… ¿Llorando?
Sentí un dolor en el pecho y un nudo en la garganta. ¿Por qué estaba así? ¿Qué le había ocurrido? Bueno, no iba a saber la respuesta a esas preguntas escondida detrás del refrigerador, pero en el momento en que iba a acercarme hacia él se abre la puerta que estaba junto a Inosuke… era Tanjiro.
- ¡Inosuke! Estás aquí – Dice relajado Tanjiro.
Inosuke se limpia rápidamente las pocas lágrimas que había en su rostro (no había llorado demasiado) Y dirige su mirada a Tanjiro - ¿Qué sucede Kamaboko?
Tanjiro, que se dio cuenta perfectamente de la situación pero no mencionó nada sobre los ojos hinchados del pelinegro-azul, fue directo al grano: - Inosuke, sé que no estás feliz con este cambio – comienza a decirle – Que te has acostumbrado a vivir con Nezuko y conmigo…-
Oh, cierto. Un año atrás, Zenitsu y Tanjiro habían ayudado a Inosuke a construir su propia cabaña en el bosque para que pudiese vivir allí. Todos pensaron que sería lo mejor para él, hasta que casi ocasiona un incendio forestal tratando de cocinar arroz: se incendió la cabaña y algunos árboles que estaban alrededor; lo recuerdo muy bien porque lo trajeron a la finca para que tratáramos sus quemaduras. Desde entonces concluyeron que por su bien y el de la humanidad, no era conveniente que viviera solo. Por esa razón Tanjiro y Nezuko lo llevaron a vivir con ellos, y al parecer todo iba bien… hasta ahora. Vaya, al parecer no sólo Tanjiro y yo tememos perder nuestra familia, hasta el más animal de los humanos quiere conservar el confort del hogar.
-… Pero puedes venir a mi nueva casa con Kanao, o con Zenitsu si así lo prefieres – Terminó por decirle Tanjiro e Inosuke hizo una mueca de disgusto.
- Podré ser un animal, pero no una mascota que discuten por quién va a llevársela – Dice terminantemente Inosuke. Me sorprendí al escucharlo hablar de esa manera, estaba serio, muy serio y… triste. – Además, no puedo ni imaginar la cara de felicidad de Zenitsu si le dijera que voy con él – Cambia el semblante y dice esto último con un poco más de humor, aunque noto que es forzado. Tanjiro se ríe tímidamente, en parte era bastante cierto, el rubio enloquecería.
- Bien, entonces está decidido, vendrás con...- Comienza a decir Tanjiro pero es interrumpido por Inosuke.
- Me iré – Dice finalmente Inosuke – Y no te preocupes, Nezuko me ha enseñado a cocinar… y también he aprendido observando a Aoi- Mi corazón da un salto cuando lo oigo decir mi nombre, espera ¿Cuándo me estuvo observando? – Mi lugar es el bosque Kamaboko, la vida con los humanos es muy compleja.
- De acuerdo – Asiente, no muy convencido, Tanjiro – Hablaremos mejor mañana. Por lo pronto, quédate con nosotros hasta el día de la boda. Luego veremos qué hacemos ¿Vale?
Inosuke asiente y sale de la cocina hacia la sala principal. Tanjiro se queda en la puerta.
- Vaya, sí que eres chismosa – Dice entre risas – ¿Has escuchado todo?
¿QUÉ? ¿TANJIRO SUPO QUE ESTUVE AHÍ TODO EL RATO?
Salgo de mi "escondite" y me acerco hacia él. Me sonríe. Vaya, ahora quiero ser yo la que se acurruca contra la pared a llorar.
- Estaba de paso por la cocina y los escuché conversar – Le digo para justificarme algo nerviosa – Se veía algo importante y no quería interrumpir- Tanjiro hace caras de que no me está creyendo ni un poco pero trato de cambiar de tema- ¿Cómo te has dado cuenta de que estaba aquí?
- Tu olor – me dice, con simple franqueza – De seguro que Inosuke también sabía que estabas aquí, me sorprendió que aún así quisiera hablar sabiendo que escuchabas- Vale, ahora era una chismosa a sabiendas - ¿Qué es lo que traes bajo el brazo? – Me pregunta Tanjiro al mismo tiempo que toma alguno de los libros que llevaba.
- Oh, esto. Verás, fui a buscar un decorado que quería para la ceremonia – Mentira, pero algo debía de inventarme – y me encontré con la biblioteca de Shinobu. Hay muchos libros y anotaciones de medicina y pues, se me ha ocurrido aprovechar la enorme finca para hacer una sala de enfermería… tú sabes, para las personas de los pueblos cercanos que requieran de atención médica – En mi mente la idea sonó genial, pero ahora que la oía en voz alta me sentí estúpida. La finca siempre se había mantenido en secreto por el asunto de la Cofradía ¿Quién vendría si de repente la abrimos al público?
Los ojos de Tanjiro se abieron enormemente - ¡ES UNA MARAVILLOSA IDEA, AOI! –Dice exaltado. - ¿Qué necesitarían? Por favor, dime, quisiera ayudar.
Era de esperarse de ese bondadoso corazón.
- Vaya, gracias – digo algo avergonzada mientras me llevo una de mis manos hacia la nuca – No lo sé, aún es tan solo una idea. Mañana hablaré con las niñas y con Kanao para ver si están de acuerdo.
Tanjiro continuó diciéndome que era una estupenda idea y no espero a que hablase con las niñas al otro día. Fue hacia la sala principal y llamó a mis hermanas y Nezuko para contarles mi idea. Todas se emocionaron al respecto, en especial las niñas. Por lo que, al día siguiente, todo el plan se puso en marcha.
Esto va a funcionar – Me dije a mí misma –.
¡Y vaya que funcionó!
Un mes después de la ceremonia, ya habíamos preparado todas las instalaciones, los abastecimientos de elementos, medicina, comida y la finca -ahora convertida en sala de enfermería – no dejaba de recibir pacientes.
Nuestro primer paciente fue un hombre al que accidentalmente se le cayó una rama de árbol en la cabeza. No dejaba de sangrar y todos en su pueblo le habían dicho que perder tanta sangre en la cabeza era irreversible. El hombre llegó a nuestra finca con las últimas de las esperanzas y suma resignación. La herida era netamente superficial, pero por supuesto al ser en una zona donde hay mucho flujo sanguíneo, la hemorragia -por más que sea externa- era abundante. Lo primera que hicimos fue frenar la hemorragia, y luego curar la herida hasta que cicatrice. Todo ese proceso llevó aproximadamente cinco días en los que el hombre no dejó de agradecernos ni un solo segundo el haberle salvado la vida.
Cuando regresó a su pueblo – en el que todos lo creían ya muerto – contó su experiencia y desde entonces comenzamos a recibir toda clase de consultas y pacientes.
Las habitaciones de enfermería estaban repletas y las salas de entrenamiento se transformaron en salas de rehabilitación. Un niño que se había caído de un caballo había perdido la movilidad en una de sus piernas, lo ayudamos a volver a caminar normalmente con dos semanas de rehabilitación y la señora Anie, madre del niño, a modo de agradecimiento, venía a colaborar tres veces por semana con la atención de los pacientes.
Para el tercer mes ya estábamos desbordadas de trabajo. Sumi, Kiyo y Naho podían ayudarme en asuntos de poca gravedad ya que estaban aprendiendo y Kanao hacía malabares para coordinar la asistencia en la finca y la preparación de su boda. Afortunadamente, a la señora Anie se le sumaron más mujeres que venían a colaborar algunas veces en la semana, eso era de mucha ayuda. Pero había cuestiones de logística que era muy difícil de manejar para cualquiera de nosotras.
- ¡Llegaron los elementos de curación! – Me grita Sumi y yo salgo a recibir las veinte cajas de vendajes que recibíamos por semana para llevarlos hasta dos habitaciones que habíamos destinado como depósito. De todos los trabajos que debíamos hacer, ese era el más difícil – Necesitamos ayuda con esto – Me dice Sumi lo que todos sabíamos – Alguien que nos ayude a recibir, almacenar y guardar toda la comida y medicina que llega por día y ni hablar del jardín e invernadero – Me dice señalando el jardín que sí, estaba que daba pena del descuido.
- Lo sé, lo sé Sumi – Le digo – He ido al pueblo para preguntar a alguien si puede ayudarnos, pero todos están ocupados trabajando.
- ¿Y qué tal si le decimos a Inosuke que nos ayude? – Dice de repente Sumi – Oí que planea irse luego de las bodas. Por supuesto que por que no tiene donde ir… ¿Y que tal si viene aquí y nos ayuda? Él podría cargar estas veinte cajas solo y de una sola vez.
Astuta y chismosa Sumi ¿Cómo es que estaba tan al tanto de todo? ¿Qué acaso nadie puede tener secretos? Pero bien, la idea no era mala. Es cierto que para Inosuke cargar estas cajas y mantener el jardín sería algo sencillo pero… es Inosuke. No es que tuviese una mala relación con él, tampoco una buena; era más bien… extraña. Una relación extraña: peleábamos y discutíamos siempre, pero aún así nunca nos enojábamos el uno con el otro. No lo odiaba y había algo en mí que me decía que, a pesar de todo, él tampoco me odiaba a mí.
- Habrá que ver si él quiere – Le digo a Sumi reconociendo que tiene razón – Mañana iré a casa de Tanjiro para preguntarle su opinión y, si está Inosuke, preguntarle a él mismo.
- Aceptará – Afirma confiadamente Sumi mientras deja la caja en la habitación y se dirige hacia la puerta para buscar otra.
¿Por qué se la oye tan confiada? ¿Acaso ella sabe algo que yo estoy ignorando?
¡Hola! Wow, este ha capítulo ha quedado un poco largo -muy detallado y explicativo- pero es que necesitaba dar una introducción para lo que vendrá después.
Muchas gracias por los favs, follows y reviews, me llenan el corazón - Y me animan a seguir escribiendo que es algo que amo hacer.
*Para los que shippean ShinobuxTomioka, pronto se vendrá una historia con capítulos, pero quiero adelantar un poco esta historia para no tener tantas en progreso*
La aclaración de siempre, pero muy importante: Kimetsu no Yaiba no me pertenece, pertenece a Koyoharu Gotouge.
Ahora sí, les dejo saludos y si quieren visitarme por mi IG ashuzuri están más que invitados!
