Por supuesto, no pude volver a dormir.
El sueño tan demoníacamente real que había tenido con Inosuke y toda la charla que tuve con Sumi seguían dando vueltas en mi cabeza.
Algunos rayos de sol se asomaban por la ventana de mi habitación, por lo que decidí que era mejor prepararme para ir al pueblo con Kanao, en lugar de seguir recostada en la cama, mirando el techo y enojada conmigo misma por lo sentimentalmente impulsiva que estaba siendo.
Y es que ¡ARGGG! ¡Todo era la culpa de Sumi, de ello no había duda alguna! Si Sumi no hubiese insistido tanto con sus juegos y bromas… nada de esto hubiese ocurrido.
Si Inosuke no hubiese mencionado que me veía en sus sueños y luego me diera el regalo más bonito que había recibido en mi vida, esto tampoco hubiera ocurrido.
Si no hubiese ofrecido a Inosuke venir a la finca, tampoco hubiese ocurrido. Ese pensamiento me heló la sangre.
Y es que, lo cierto es que podría echarle la culpa a quién quisiese: a Zenitsu y Tanjiro por casarse e igual Nezuko y Kanao, a Kiyo por enseñarle a Inosuke a leer y escribir o lo que fuere, podría buscar excusas por doquier. Pero la realidad no era, en lo absoluto, culpa de nadie; era la consecuencia de hechos y el hecho era tan simple como que me había enamorado del chico jabalí.
Nuestro comienzo no fue para nada bueno. O al menos eso fue lo que pensé la primera vez que lo conocí; si bien no me agradó ni un poco el chico que no tuvo reparos contra mi en los entrenamientos mientras se rehabilitaba junto a Zenitsu y Tanjiro, luego de asesinar a los demonios arácnidos en el bosque, era la primera vez que un cazador de demonios me había tratado como a una igual.
Luego, cuando volvió a la finca mal herido y todos aquí sentíamos que su situación era irreversible, me sentí realmente muy afectada. A pesar de no conocerlo tan bien como ahora y que nuestros contactos no hayan sido los más afortunados, sabía que ese no era el destino que merecía… no tenía que morir ahí, ni de esa forma. Y afortunadamente no lo hizo.
Pero lo que comenzó a cambiar todo fue el anuncio de compromiso de las bodas de nuestros amigos. Recuerdo muy bien lo afligido que estaba Inosuke y la conversación que había tenido con Tanjiro – que accidentalmente escuché -: se sentía fuera de lugar. Y me fue inevitable no empatizar con él, no entender lo que pasaba por su mente, yo me sentía de la misma forma.
Es por esa razón que accedí casi de inmediato a la propuesta de Sumi de que viniera a trabajar con nosotras en la finca, quería que sintiera que sí había un lugar para él… y para mí. De alguna manera, creía que buscarle un lugar en el mundo a Inosuke me ayudaría también a encontrar el mío.
Sabía de antemano que eso no sería fácil, que el chico era testarudo e incivilizado, caprichoso e infantil… que pondría a nuestra nueva sala de enfermería de cabeza como lo hizo, dejando un desastre a su paso. Lo que nunca imaginé es que haría lo mismo con mi corazón: que dejaría un desastre emocional con cada paso y mirada, como un torbellino. Un torbellino Hashibira.
Termino de alistarme el cabello y escucho como Kanao toca a mi puerta.
- Estoy lista ¡Vamos! – Le digo y ella me hace una sonrisa.
En la puerta de la finca estaba Inosuke recibiendo unas cajas con uno de los colaboradores y ambos nos saludan cuando nos ven acercarnos.
- Kanao, Aoi ¿Irán a algún sitio? ¿Necesitan que las ayudemos? – El chico que colaboraba se acercaba a Kanao y extiende su mano hacía la bolsa que ella cargaba. Muchas de las personas que venían a ayudar, ignoraban el hecho de que habíamos formado parte de la cofradía que asesinaba demonios y nos veían constantemente como damiselas en apuros. Kanao niega con la cabeza.
- Estaremos bien, gracias – Le respondo- Regresaremos por la tarde.
- Inosuke-kun, no faltes a la cena esta noche, Aoi tiene una sorpresa para ti – No me había percatado en qué momento Sumi se había acercado hacia nosotros hasta que oí su inconfundible voz con sus inoportunos comentarios.
El mencionado abre los ojos enormemente y suelta la caja que llevaba en sus brazos, haciendo que ésta cayera al suelo al mismo tiempo que se escuchan un par de vidrios romperse dentro: - ¿QUÉ? ¿UNA SORPRESA? ¡QUIERO SABER! – Grita animado levantando ambos brazos y el colaborador por detrás de él intenta regañarlo inútilmente "Cuidado Inosuke-san, estas cajas contienen cosas frágiles"
- ¡Tendrás que esperar! – Le retruca Sumi y se vuelve hacia mí – Después de todo, te lo debía luego del bello brazalete que le regalaste – Me sonrojé inconscientemente – De seguro no será algo tan bueno como eso, pero lo que importa es la intención, ¿Verdad, Aoi?
- ¡AAHH! ¡INOSUKE QUIERE SABER! – Grita de nuevo el pelinegro emocionado – Si es algo que de Aoi-san, será bonito. Esperaré.
Maldición, otra vez esa palabra. Bonito, bonita. Comenzaba a marearme, Inosuke realmente tenía expectativas con la sorpresa de la que siquiera había decidido si iba a hacerla o no.
Comienzo a creer que las hermanas Kocho tuvieron algunos inconvenientes en la crianza de la pequeña -ya no tan pequeña- Sumi.
- Lo siento, debemos irnos – Kanao es mi salvación ante el inminente desmayo que iba a tener por la repentina presión que acababa de recibir.
Los tres – Sumi, Inosuke y el colaborador – nos saludan mientras nos dirigimos hacia la puerta para salir de la finca.
- ¡Vuelve pronto, Aoi-san! – Escucho gritar a Inosuke y me giro para verlo con la cabeza de jabalí subida, guiñando uno de sus ojos.
- ¿Te sientes bien? – Me pregunta Kanao cuando nos adentramos al camino hacia el pueblo que rodea al bosque. Asentí, no me sentía en lo absoluto bien ni para decir una palabra, mi corazón daba brincos desde mi estómago hasta mi boca.
Cuando llegamos al pueblo, Kanao y yo nos separamos para que cada una pudiéramos hacer nuestros recados. Kanao llevaba a retocar a la costurera algunas cosas de su vestido a pedido de Naho, que se sentía muy insegura sobre el trabajo que había hecho, pese a que era impecable.
Por mi parte, no me quedó más opción que elegir el sabor del pastel que le prepararía a Inosuke y comprar los ingredientes para cocinarlo. Luego de dar varias vueltas por las calles del pueblo sin decidirme, escuche a un niño gritar "CHOCOLATE Y FRESAS" sin tener ni la menor idea del contexto, pero fue suficiente para convencerme.
Las fresas fueron fáciles de conseguir, al igual que el resto de los ingredientes para el pastel. Lo último que me faltaba era el cacao, que no era para nada sencillo de conseguir.
Ingresé a una tienda que parecía vender en exclusiva comestible dulce: desde frutas hasta azúcar, miel y mermelada.
- ¡Buenos días! Sé que es algo difícil de encontrar, pero ¿Tendrá de casualidad algo de cacao? – Me acerco a preguntar a una mujer que se notaba era la encargada de la tienda, puesto que estaba acomodando cuidadosamente cada mercadería en su lugar.
- ¡Tienes suerte, jovencita! Llegó ayer y suele acabarse en seguida ¿Cuánto necesitas?
- Lo necesario para preparar un pastel.
- Muy bien – Me responde y comienza a colocar el cacao en un envoltorio - ¡Un pastel, qué delicioso! ¿Es para tus niños?
- ¿Qué? Oh, no – Me sonrojo, era la primera vez que alguien pensaba que podía tener niños. Aunque de alguna manera, el pastel sí era para un niño – No tengo hijos. Pero sí es para alguien especial – Me sorprendí a mí misma al oírme hablar de Inosuke por primera vez como "alguien especial" para mí.
La mujer termina el envoltorio con el cacao y me lo entrega luego de que se lo pagara: - ¡Suerte con el pastel! Y de seguro los tendrás pronto…- Estaba saliendo de la tienda y me giro para saludar a la vendedora cuando termina por decirme con una agradable sonrisa– los niños. –
Era la tercera vez que me sonrojaba ese día. Nunca había pensado en la posibilidad de tener hijos, siempre había estado tan ensimismada con mi trabajo que nunca hubo lugar para ello en mi cabeza… en parte también porque aún era joven y siquiera me había casado. Pero cuando salí de la tienda, fue inevitable que ante las palabras de la señora se me viniera a la mente la imagen mía preparando un pastel y un pequeño niño a mi lado jalando de mi delantal… se me formó una sonrisa en el rostro de tan solo pensarlo, pero el sonrojo se hizo presente cuando mi mente me hizo la jugada de continuar con la alucinación mientras cargaba en brazos al pequeño niño y éste tenía un cabello negro como la noche y unos enormes y brillosos ojos verdes.
- ¡Aoi, santo cielo! ¿Te sientes bien? – Pobre Kanao, debo estarla preocupando demasiado que cada vez que me ve estoy al borde de la conmoción mental y emocional. Al parecer ella también había terminado con los recados.
- ¡Perfecta, Kanao! Ya es algo tarde, deberíamos volver.
Durante el camino de regreso mi cabeza siguió jugando conmigo y las palabras de la señora de la tienda ¡Y yo que quería tomarme un día lejos de la finca para distraerme!
- Aoi… - Estábamos, aproximadamente, a veinte minutos de la finca cuando Kanao se detiene – Quisiera preguntarte algo.
- Dime, Kanao – Me detengo también y le dirijo una sonrisa. Kanao se ve algo preocupada. De seguro la estuve preocupando todo el día con mis despistes.
- ¿Hay algo que te esté haciendo sentir mal? – Noto como sus ojos comienzan a humedecerse – Te he notado muy seria estos días. Ayer en la noche tuviste pesadillas, quiero que sepas que puedes contarme y decirme lo que sea, eres mi hermana.
Kanao era aún muy inocente en cuanto a notar emociones se trataba. Si bien ya era algo obvio para Sumi, Kiyo y Naho lo que ocurría con Inosuke y yo; era muy probable que Kanao no lo notara si no se lo decía directamente. Pero aún era muy pronto para decirle algo, por lo que simplemente la quise sacar de la angustia y la preocupación diciéndole que todo estaba bien, ya más adelante me sinceraría con ella, tampoco quería abrumarla con mi enamoramiento a tan solo pocos días de su boda.
- Tranquila, Kanao – Me acerco para abrazarla – Estoy muy bien y muy feliz por ti – Kanao me devuelve el abrazo, pero siento como aún sus ojos siguen derramando algunas tímidas lágrimas.
Al llegar de vuelta a la finca me encamino directamente hacia la cocina para preparar el pastel a tiempo para la cena. Kanao se dirige a su habitación junto a Naho para probarse nuevamente su vestido con los detalles que había confeccionado la costurera.
La noche trascurrió como cualquier otra. De cena hubo arroz y pescado, dos colaboradores se quedaron esa noche por haber trabajado hasta tarde y estaban junto a nosotros en la mesa junto a las tres -ya no- niñas, Inosuke y Kanao.
Kanao estaba recogiendo los platos conmigo cuando Sumi e Inosuke se me acercan indisimuladamente: - ¿Y bien? – Pregunta Sumi. Inosuke no llevaba la máscara y tenía la mirada fija en mí, expectante. Sus ojos y expresión me recordaban a los del niño de mi imaginación.
- ¡Vaya, sí serán ansiosos! Vuelvan a la mesa, ya llevo la sorpresa – pongo los ojos en blanco.
Ambos me obedecen y acto seguido me decido a sacar el pastel del refrigerador para llevarlo a la mesa donde estaban todos, pero lo coloco justo frente a Inosuke.
Aún no sabía qué tal el sabor, pero el pastel sí que se veía bien. Había quedado mucho más grande de lo que pensaba y en la superficie estaba cubierto de toda una capa de fresas que se veía deliciosa.
- Inosuke-kun, no es un obsequio tan bonito como el tuyo – me dirijo hacía él luego de colocar el pastel en la mesa, él abre enormemente los ojos cuando ve el pastel pero en cuanto comienzo a hablar me devuelve la mirada – pero espero que te guste. Gracias por habernos ayudado con la sala de enfermería, eres muy importante para nosotras- Me hubiese gustado decir "para mí", pero no era el momento adecuado.
Me preocupé por un instante cuando se hizo un silencio incómodo debido a que Inosuke se quedó paralizado mirando el pastel y a mí. El silencio se rompió inmediatamente pero no así la incomodidad, cuando el chico jabalí se levanta abruptamente de su asiento para tomar mis manos con las suyas y decirme: - ¡Aoi-san, es increíble!
Sus ojos estaban completamente iluminados, tenía una sonrisa en el rostro y no soltaba el agarre que tenía con mis manos. En el tacto, pude notar que sus manos eran suaves y me inundó tanto la curiosidad de saber si lo que había soñado era cierto que en un acto inconsciente suelto una de mis manos del agarre de Inosuke para llevarla a su frente y repetir lo mismo que había hecho en mi sueño.
Para mi sorpresa, no me había equivocado. La piel de Inosuke sí era suave.
En el momento que llevo la yema de mis dedos a su frente para deslizarla hasta su mentón, el pelinegro cierra los ojos en un acto instintivo y no los vuelve a abrir hasta que yo retiro mi mano de su rostro… espantada.
¿QUÉ HABÍA ACABADO DE HACER? ¿ACASO ACARICIÉ A INOSUKE ASÍ DE LA NADA, FRENTE A TODOS? ¿EN QUÉ DEMONIOS ESTABA PENSANDO? ¡AAAHHH!
Me sonrojo por cuarta vez en el día, aunque decir que eso era sonrojo era poco. Lo cierto es que parecía una de las fresas del pastel. En la mesa todos nos observaban; los colaboradores, Kiyo y Naho hacían risitas entre ellos, Kanao nos miraba confundida y Sumi tenía una expresión inalterable de "Tenía razón, siempre la tengo".
Vuelvo la mirada a Inosuke, que también se veía confundido, pero no había abandonado la expresión animosa.
- ¡Oye, Inosuke-kun! ¡Comparte algo de pastel! – Le dice uno de los colaboradores.
- ¡Por supuesto que no, es mío! – Le recrimina, pero fue inútil, sí tuvo que compartirlo. Todos comieron del pastel menos yo, tenía el estómago cerrado. Cielos, ¿Cómo había sido tan impulsiva?
Al terminar el pastel Naho y Kanao regresan a sus habitaciones, al otro día tenían que ir a recoger la flores para el ramo de Kanao; los colaboradores estaban exhaustos y también se fueron a dormir. Kiyo y Sumi me ayudaron a recoger los platos de la mesa.
- Oh, Aoi. No es que no quiera ayudarte a limpiar, no estoy escapando, pero parece que alguien quiere hablar contigo y es mejor que lo hagan a solas – Me dice Sumi mientras deja la pila de platos en la cocina para lavar – Vamos, Kiyo – Kiyo hace lo mismo y ambas se van de la cocina. Al darme la vuelta me doy cuenta de que, efectivamente, Inosuke estaba esperando a que ambas se fueran para acercarse.
Siento como unas gotas de sudor se deslizan sobre mi nuca. Estaba nerviosa. Estaba a solas con Inosuke, luego de la tontería que había hecho.
Él también se veía nervioso, tenía la mirada hacia abajo, como si no se atreviera a mirarme a los ojos, pero aún así se acerca hacia donde estoy.
- Inosuke-kun – Lo llamo para romper el hielo - ¿Te gustó el pastel? – Puedo notar el nerviosismo en mi voz.
Inosuke asiente aún la cabeza hacia abajo. Luego de unos segundos, se acerca aún más hacia mi, lo que hace que inevitablemente dé un paso hacia atrás y ante esto levanta la mirada para mirarme directo a los ojos.
- Fue el mejor obsequio… - Dice – El pastel y lo otro… ¿Lo harías de nuevo, Aoi-san?
¿QUÉ?
- ¿A…A que te refieres? – Me tenso aún más cuando noto que sigue acercándose y no puedo seguir dando pasos hacia atrás ya que detrás de mí se encontraba la mesa donde estaban los utensilios para lavar.
- A esto… – Me dice y repite la misma caricia que yo le había hecho en mi sueño y un rato antes en la cena. Cierro los ojos y siento las yemas de sus dedos en mi frente mientras se deslizan haciendo un suave recorrido pasando por mis mejillas hasta llegar a mi mentón. Sentí escalofríos en todo mi cuerpo ante su tacto, y no volví a abrir los ojos - ¿Lo harías de nuevo?
Abro los ojos y me quedó mirando los suyos durante un largo minuto. La pregunta ¿Lo hice? ¿Volví a hacerle una caricia como, inconscientemente, lo había hecho antes? No, no volví a hacerle una caricia, pero sí hice algo estúpidamente inconsciente e impulsivo y mucho peor.
Al contrario de lo que había hecho antes, en lugar de dar un paso hacia atrás, di un paso hacía adelante; Inosuke se quedó sorprendido y lo noté algo nervioso por la cercanía en la que estábamos.
Estaba frente a él, a apenas unos centímetros de distancia, él cierra los ojos esperando que vuelva a hacerle una caricia como lo había hecho en la cena, pero en lugar de deslizar mis dedos por su frente, me acercó a él y uno mis labios con los suyos en un inocente e imperceptible beso.
¿AOI QUÉ ESTÁS HACIENDO? La voz en mi mente me devuelve a la realidad y me separo rápidamente de él.
Si ya debía tener fiebre por la cantidad de veces que me había sonrojado durante ese día, en ese momento estaba para ir hacia una de las salas de enfermería e internarme un mes entero.
Mis mejillas ardían, mis manos sudaban y mi corazón estaba tan acelerado que pensé que en cualquier momento saldría corriendo.
Al separarme del beso, retrocedí unos cuantos pasos hacia atrás. Él abrió los ojos, estaba totalmente confundido, quise decirle algo como "Lo siento" pero no pude.
- Aoi… escucha – Empieza a decir al mismo tiempo que vuelve a acercarse. No estoy lista para esto ahora, pensé, no puedo seguir actuando impulsivamente o todo saldrá pesimamente mal.
- Es muy tarde Inosuke-kun, siento haberte retenido hasta tarde– Vuelvo a retroceder y cambiar de tema, realmente no estaba lista para hablar de lo que sentía.
- Pero, hay algo que quiero decirte… - Vuelve a acercarse y yo trato de buscar cualquier excusa para volver a evadir el asunto, hasta que miro su camisa y encuentro la salida perfecta.
- ¡Oh, no! Te has ensuciado la camisa comiendo el pastel, dámela que voy a lavarla… - Le digo mientas señalo su camisa que efectivamente tenía más fresa y chocolate que los platos que tenía por lavar – Mañana la tendré lista para cuando regreses de casa de Tanjiro – Excelente, había podido evadir el asunto de manera exitosa.
- ¿Qué? – Se mira confundido la camisa – Oh, de acuerdo – Asiente y comienza a quitarse la camisa para dármela ¡AH POR EL AMOR DE TODOS LOS CIELOS NO HACÍA FALTA QUE LO HAGA JUSTO EN ESE MOMENTO Y FRENTE A MÍ! ¡CIELO SANTO, QUÉ CALOR HACE! Mis mejillas arden aún más, no entiendo por qué si eran más las veces que había visto a Inosuke sin camisa que con ella puesta – Toma. Gracias.- Me da la camisa en las manos – Me iré a dormir, pero prométeme que mañana podremos hablar cuando regrese– Yo asiento tímidamente – Buenas noches y gracias de nuevo… ha sido muy bonito, como tú – Termina diciendo y se acerca para darme un beso en la mejilla, yo sigo con la vista hacia abajo por la vergüenza. Luego se dirige hacia la puerta de la cocina para irse a su habitación.
Lo observo y al tener la espalda descubierta me percato de que el cabello le ha crecido bastante desde que llegó a la finca, me recuerda a cómo lo llevaba el día que lo conocí.
Bien, Aoi, es hora de dejar de ser cobarde y decirle lo que sientes a Inosuke – Pensé.
¡Hola! Me tardé, lo sé, pero a modo de compensar hice un capítulo más largo y con SIIII EL GRAN ESPERADO PRIMER BESO !
Varias cosillas a aclarar:
1* Recuerden que Kanao sigue creyendo que Aoi está enamorada de Tanjiro, sus preocupaciones son por eso ya que aún no percibe que le gusta Inosuke.
2* Leí un review sobre hacer un capítulo POV de Inosuke y vengo a dar un pequeño adelantillo: ¡Por supuesto, está contemplado! Los próximos dos caps serán desde la visión de Tanjiro y de Inosuke.
3* Kimetsu no Yaiba no me pertenece, pertenece a Koyoharu Gotouge.
4* Me tardé mucho en actualizar, pero realmente espero poder actualizar más seguido ya que no quedan muchos más caps (llora) y estoy pensando en hacer una nueva historia sobre esta pareja, ubicándome en otro contexto y enfoque.
5* Muchas gracias por seguir el fanfic, me encanta que lo disfruten tanto como yo. De verdad, gracias gracias !
Ahora sí, me despido hasta la próxima!
Mi ig: ashuzuri
