CLARIDAD

Realmente no puedo encontrar una explicación a mis reacciones ni mucho menos a las sensaciones que había comenzado a experimentar desde el momento en que escuché su voz.

Puedo continuar captando sus pensamientos, y ella sabe que me he dado cuenta de su reacción hacia mí; eso me causó cierta diversión y no puedo evitar que una pequeña risa se escape de entre mis labios, lo cual no era para nada usual en mí.

_Mucho gusto Natalie,le respondí tranquilamente_ , usted se encuentra en la villa llamada Rodorio, que está situada al norte de Grecia; este lugar es el más cercano al santuario de la diosa Atena. Si se extravió de su casa, puedo acompañarla en el camino de regreso a ella,ya que estos senderos son muy solitarios y peligrosos para una joven_ .

La muchacha pareció meditar por un momento mi ofrecimiento de acompañarla, e incluso la percibí con un atisbo de duda en su voz cuando volvió a hablar:

_ Disculpe, señor Ásmita, verá usted, lo que ocurre es que...yo..._ , titubeó la joven, mientras en ese momento, su mente era un mar de confusión... Es extraño, ella piensa que su respuesta me hará pensar que ha perdido la razón.

_¿Qué sucede señorita?No tenga miedo, puede confiar en mí y decirme lo que la aqueja o lo que le haya sucedido_ , le contesté con calma y con seguridad en mi voz, para que ella no temiera que algo pudiera sucederle en mi compañía; seguramente la presencia de un extraño, mucho menos de un hombre, no le infundía confianza suficiente como para hablar abiertamente.

_No quiero que usted piense que no estoy en mis cabales... Disculpe, ¿qué año es éste?_ .

¿Por qué ella me pregunta algo como eso? Tal vez fue asaltada, o recibió algún tipo de golpe en la cabeza que le imposibilita recordar un dato banal como ése.

_Es el año 1733 señorita_ , le respondí, mientras enarcaba una ceja, preguntándome internamente qué podría haberle ocurrido a esta joven.

_¡Dios mío!!!_ , exclamó en voz alta; luego prosiguió: _Entonces...yo no estoy en mi tiempo... tampoco en mi país..y...no tengo idea de cómo fue que llegué aquí... _ .

No me esperaba una respuesta de ese tipo, sin duda; ¿acaso ella está intentando decirme que no pertenece a esta época? ¿Que ha viajado en el tiempo? Eso es imposible, no hay registro alguno de que alguien haya experimentado algo como eso. Supongo que en este momento mi rostro está mostrando lo sorprendido que estoy por sus palabras.

_No sé por qué estoy aquí, y mucho menos cómo hacer para regresar..., su voz sonaba un tanto angustiada, pero en el fondo, el sentimiento que albergaba era más parecido al asombro y a la sorpresa de haber aparecido como por arte de magia en este tiempo y lugar ajenos al suyo, en un sitio con tanta historia... Percibo ahora que la joven no siente temor alguno ni desconfianza hacia mí, y sabe que le he ofrecido mi ayuda desinteresadamente. Es una persona muy perceptiva, interesante...

Tras oír sus palabras, me acerqué a ella y puse una de mis manos en uno de sus hombros, a modo de brindarle mi apoyo en estos momentos de incertidumbre que le había tocado transcurrir:

_No se preocupe señorita Natalie, mis compañeros y yo la ayudaremos_ , le dije con determinación, mientras una sonrisa amable asomaba a mis labios de manera imperceptible al igual que la primera vez.

Debo poner en aviso de esta situación al Patriarca para que investigue si esta joven tiene algo que ver con la Guerra Santa que está próxima a comenzar...

_ Para poder ayudarla a regresar, debemos ir hasta el Santuario, donde se encuentra el Patriarca, un hombre sabio que sin duda podrá brindarle una solución... No tema..._ .

Tras terminar de pronunciar aquellas palabras, pude notar cómo poco a poco mi pulso se aceleraba; además, sentir la calidez de su piel al colocar mi mano sobre su hombro...eso ocasionó que se me erizara toda la piel del cuerpo... No entiendo por qué estoy reaccionando así; ¡ella es sólo una desconocida que acabo de encontrar en el camino! Haciendo caso omiso a esas manifestaciones tan extrañas para mí, continué hablando:

_Acompáñeme ahora al Santuario Natalie_ , dije con amabilidad, luego de lo cual ella comenzó a caminar junto a mí hacia el Santuario, donde esperaba que el Patriarca pudiera arrojar algo de luz sobre este asunto.

Durante los primeros minutos de nuestra caminata, el silencio predominó entre los dos, hasta que ella finalmente decidió romper el hielo.

Me relató acerca de la época de la cual provenía y también a qué se dedicaba: la joven transcurría sus días en el año 2020 y había estudiado medicina, así que su vida y su tiempo los pasaba cuidando de la salud de otros. Su relato me sorprendió gratamente, al saberla dedicada a tan loable tarea, y más aún al tomar conocimiento de lo diferentes que eran las cosas en ese tiempo del que ella provenía y que representaba el futuro. En el siglo XVIII, era impensado que una mujer se desempeñara como sanadora; la medicina al igual que las artes y la ciencia estaban destinadas a ser ejercidas por el hombre, relegando a las féminas a un mero papel hogareño, donde las jóvenes eran criadas únicamente para casarse y tener hijos. Algo dentro de mí se alegró de saber que esta joven no corrió con la misma suerte de las muchachas de este tiempo, que las cosas habían sido diferentes para ella.

Pero al mismo tiempo que ella relataba las cosas buenas de su profesión, pude percibir la tristeza que traía guardada en lo profundo de su alma, lo roto que estaba su corazón producto de varias decepciones de personas de su ámbito laboral y en las que ella había depositado su confianza, y que con su maltrato hicieron añicos las ilusiones y la autoestima de una joven que soñaba con hacer el bien a los demás. Traté de no inmiscuirme más en los pensamientos de la muchacha y cambié la conversación para que no tuviera que hablar de cosas tan dolorosas para ella con un hombre al que recién acababa de conocer; ya habría tiempo para que ella me contara su historia de sus propios labios, ya habría tiempo para sanar...

Continuamos nuestro camino hacia el Santuario, pasando por una zona donde predominaban los verdes olivares, los cuales bordeaban el sendero hacia aquel lugar tan sagrado, y rodeado por árboles frutales cuyo dulce aroma llegaba hacia nosotros, al igual que el maravilloso perfume de las rosas que Albafica se encargaba de cultivar con esmero. Noté que la joven que me acompañaba se alegró de observar aquel paisaje, sobre todo, de apreciar la vista donde esas hermosas flores rodeaban los alrededores, y supe que las rosas eran sus favoritas.

_Las rosas del sendero son muy hermosas, ¡me encantan!_ , exclamó Natalie con entusiasmo en su voz; parecía una niña que había contemplado un juguete nuevo, y eso, en cierto modo, hizo que la ternura brotara en mi corazón. Que alguien se alegrara con algo tan simple como la belleza de una flor, decía mucho sobre su alma... Y lo que estaba percibiendo de la de Natalie, me agradaba... No sentía hacia ella el mismo recelo o desconfianza que hacia el resto de las personas; era como si la conociera desde hace tiempo, a pesar de que mi mente racional sabía que acababa de conocerla... Jamás había sentido una cercanía así con una persona, puesto que siempre fui de hábitos solitarios, y eso me inquietaba, incluso me hacía desconocerme por momentos.

Tratando de hacer a un lado los pensamientos que estaban comenzando a formarse en mi mente, retomé la conversación:

_Ese es el camino de rosas demoníacas reales que cubren los alrededores del Santuario y las villas cercanas a modo de protección, y son cultivadas por el caballero dorado Albafica de Piscis. Son muy bellas, pero también son un arma letal _ , le respondí, dándole esa información para que tuviera cuidado y no se acercara a ellas, ya que de otra manera, su vida corría peligro, y eso alteraba mi alma como no me había ocurrido jamás.

Pero, ¿por qué estoy tan interesado en su bienestar? Supongo que debe ser por la misión que tenemos los caballeros al servicio de la diosa Athena, de proteger a todas las personas de los males que pudieran acecharlas.

Sí, eso debe ser.

Durante un largo rato, permanecimos en silencio, donde sólo podía oír el sonido de nuestros pasos y su respiración, hasta que esta vez, fui yo el que rompió el ambiente calmo que se había formado en nuestro caminar, puesto que pude notar la curiosidad que ella tenía por saber el motivo por el cual llevaba mis ojos cerrados; por supuesto, debido a su habilidad médica, Natalie sabía de mi ceguera.

_Te dará curiosidad saber porqué llevo mis ojos cerrados, ¿no es así? Al permanecer de esta forma, puedo acumular mi cosmos y así incrementarlo al máximo para ayudar a aquel que lo necesite y defender al Santuario y a la diosa Athena de las fuerzas del mal... y además... carezco del sentido de la vista desde que vine a este mundo... pero eso ya lo sabías, ¿no? _ .

La muchacha se estremeció al oír mis palabras; tal vez había sido demasiado directo al decírselo de esta manera, pero sentí la necesidad de que no hubiera secreto alguno entre nosotros... Quería que ella lo supiera todo sobre mí, más no sabía la razón de aquella necesidad inconsciente que se había despertado en mi interior.

Noté que la ternura se hacía presente en el corazón de Natalie, y que su pulso se aceleró imperceptiblemente, mientras me expresaba que la tarea que yo realizaba en mis condiciones era digna de admirarse, y si bien sabía que ella no estaba diciendo aquello con ninguna mala intención, cierta molestia se encendió dentro de mí, como cada vez que escuchaba a alguien referirse hacia mi carencia del sentido de la vista como una discapacidad, y no pude evitar replicarle:

_Yo no considero a mi ceguera como una limitación, sino como algo que me permite utilizar al máximo mis otros sentidos, tras lo cual percibí que la joven se sintió apenada por haberme ofendido con sus palabras y en ese instante, me sentí un desgraciado. No era mi intención causarle pesar con mi respuesta; debo tener cuidado con las palabras que utilizo con ella, ya que éstas pueden lastimar mucho más que un golpe físico.

Para intentar que la joven olvidara aquel incómodo momento, decidí relatarle un poco de la historia del Santuario, la diosa Athena y los caballeros a su servicio ,la misión que tenían éstos y las habilidades que poseían gracias al uso del cosmos; puedo notar que ella escucha maravillada mi relato, y lo sorprendida que está, pensando en cómo es posible que existan tantas cosas mágicas que ignoraba en su tiempo.

Y así fueron pasando los minutos, sin que ninguno de los dos lo notara, y el sol iba cambiando su posición en el cielo, marcando la llegada del atardecer, de lo cual me di cuenta al percibir el cambio en la calidez de los ratos solares en mi piel.

El camino se hizo agradable con la compañía de Natalie, y en su presencia, ya no sentía esa sensación de soledad que me acompañaba siempre, aunque estuviera con otras personas, como la gente de Rodorio o mis compañeros de armas a mi alrededor.

Cuando finalmente llegamos al Santuario, la muchacha dejó escapar una exclamación de asombro ante la vista del lugar, y en su mente comenzaron a aparecer pensamientos que dejaban en claro la impresión que aquel sitio le causaba. Ella estaba maravillada con lo majestuoso e imponente de las edificaciones, todas ellas de estilo griego y decoradas con bajorrelieves griegos y también de las distintas constelaciones en cada uno de los templos; le llamó la atención la gran plaza con flores de diferentes colores y aromas que se extendía a los pocos metros de la entrada al recinto, pero lo que realmente la dejó sin palabras, fue la gran estatua de la diosa Athena y la villa dedicada a ella.

Sé que la joven estaba asombrada con la contemplación de aquellas edificaciones, ya que jamás había visto algo así, y pude saber que su sueño había sido viajar y conocer Grecia. Eso me alegró y no pude evitar esbozar una ligera e imperceptible sonrisa, pero fue entonces que sentí la presencia de uno de mis compañeros de armas, Shion de Aries, aproximándose a nosotros; aquello hizo que me pusiera un tanto nervioso.

No tengo razón para ello, pero no pude evitarlo.

Supongo que el Ariano debe de haber sentido el cosmos de Natalie acercarse al Santuario, y ha venido a curiosear. Lo más seguro es que se haya quedado boquiabierto al verme ingresar al recinto de camino de Rodorio, _puesto que pocas personas saben de mis salidas_ , y mucho más, en compañía de una mujer.

Shion se aproximó a nosotros y nos saludó amablemente mientras se presentaba ante la joven que me acompañaba como el caballero dorado de Aries. Luego de algunas palabras de cortesía a modo de saludo, le expliqué a Natalie que Shion poseía la capacidad de teletransportación de materia, por lo que él nos llevaría ante la presencia del Patriarca en cuestión de minutos para de esa manera evitar tener que pasar por cada una de las casas zodiacales, y que el anciano líder se encargaría de ayudarla; acto seguido el caballero de Aries utilizó su habilidad para llevarnos directo a la cámara del Patriarca.

Era la primera vez que viajaba a través del portal de teletransportación de Shion, y si bien no podía ver las características del mismo, me sentí arrastrado de repente por una fuerza invisible hacia un destino que era igual de intangible, y el vértigo tomó control de cada una de las células de mi cuerpo, mientras mi pulso, acelerado al comienzo del viaje, paulatinamente iba disminuyendo su frecuencia. Pude notar también que el cosmos de Natalie se alteró por la sorpresa que le produjo el saber que era posible la teletransportación, por lo que una variedad de sentimientos y sensaciones se mezclaban dentro de ella. En un momento, el temor la dominó y la muchacha se acercó a mí, tras lo cual sentí que unos delicados brazos se aferraban con fuerza a mi cintura, y el característico aroma a rosas que había llegado a embriagar mis sentidos en el instante en que la conocí, y supe que era ella. No pude evitar sonreír al imaginar la escena... Unos segundos después, la joven se apartó de mí rápidamente y se disculpó conmigo por su comportamiento; no estaba enfadado con ella por haberse atrevido a tocarme, a pesar de que siempre he rehuído del contacto humano, y no sé por qué... Su cercanía se sentía tan natural para mí...

Una vez que llegamos al Templo del Patriarca, éste nos recibió con su amabilidad cotidiana, y saludó cordialmente a la joven recién llegada. Yo me había adelantado a comentarle mediante la telepatía al anciano líder la manera en cómo había encontrado a la muchacha y lo que sentí al leer sus pensamientos; tras considerar que ella no era una amenaza para la seguridad del Santuario, Sage me concedió el permiso para traerla ante su presencia para que él mismo pudiera estudiar su caso.

El Patriarca hizo un gesto hacia Shion y hacia mí que tenía implícita la orden de dejarlo a solas con la joven para poder hablar con ella con más calma y así dilucidar la razón por la cual había llegado a este tiempo.

Tanto mi compañero de armas como yo esperamos en el recibidor previo a la entrada de la cámara del Patriarca en un silencio que se tornaba un tanto incómodo; mientras los minutos pasaban y la ansiedad al igual que la curiosidad comenzaban a crecer en mi interior. ¿De qué estarán hablando? ¿Será que Sage logrará descubrir el por qué de la presencia de esa muchacha en este lugar y tiempo? Los interrogantes se sucedían sin cesar dentro de mi mente, y no me dí cuenta en qué momento había comenzado a caminar de un lado a otro por el pasillo del recibidor, hasta que capté los pensamientos de Shion que, en silencio, se preguntaba qué demonios estaba haciendo al comportarme de esa manera tan impropia.

Me detuve en seco y me giré hacia donde percibí su presencia, entonces respondí a su pregunta no formulada:

_Sé que estás preguntándote de dónde saqué a esta muchacha y por qué la traje aquí; sólo intentaba poner en práctica una buena acción al brindar ayuda a una joven desamparada que se ha extraviado de su hogar, y la he traído ante el Patriarca para que él mismo oiga su relato y pueda ayudarla a encontrar la manera de regresarla a su hogar, eso es todo _ , le espeté tajantemente y sin un ápice de duda en la voz, no dejándole ningún espacio para cuestionar mis acciones ni para que su curiosidad comenzara a indagar en lo que no le correspondía.

_Claro, lo que tú digas_ , dijo Shion levantando las manos en señal de rendición, tras lo cual sólo se limitó a asentir, y salió del lugar para reanudar con sus tareas.

Sé que mi forma de actuar debe de haberle parecido más que extraña, ya que tanto él como el resto de mis compañeros de la orden dorada jamás me han visto abandonar mi Templo, y mucho menos cruzar palabra alguna con desconocidos. Pero por una razón que yo todavía desconocía, sentía que esa muchacha no era una completa extraña para mí... En el fondo, mi percepción extrasensorial captaba un aura que me hacía sentir cierta familiaridad con ella, no podía explicarlo, pero no sentía hacia la joven la misma desconfianza que me generaba el resto de las personas. Sin dudas, es extraño.

Tras unos largos minutos en los que me encontraba envuelto en las elucubraciones de mis propios pensamientos, la puerta de la cámara del Patriarca se abrió, y el anciano líder se acercó a mí; pude percibir que su cosmos se había cubierto con un aire de melancolía, seguramente debido a la conversación que había tenido con la muchacha.

_Ásmita, ya he conversado con Natalie; has tomado la decisión correcta al traerla a este Santuario_ , comenzó diciendo Sage. _ Es una joven buena y generosa, con un alma noble y pura y un cosmos que irradia bondad y una gran sensibilidad, y todas esas características la hacen muy valiosa para nosotros..._ ; hizo una pausa breve para luego continuar: _ ¿Sabes que es una sanadora? Bueno, en su tiempo es muy común ver una mujer médico, pero aquí es algo muy distinto... Con la Guerra Santa aproximándose, necesitaremos pronto de sus habilidades médicas; será de gran ayuda para el Anciano Sanador, cuya salud ya está siendo afectada por el paso del tiempo. Así que está decidido, Natalie se quedará con nosotros hasta que logre descubrir la razón por la cual ha llegado hasta este tiempo; mientras tanto, ¿por qué no la acompañas hasta la casa del sanador del Santuario? _ , dijo Sage al mismo tiempo que me daba una paternal palmada en el hombro, para luego alejarse de regreso a su cámara.

Tras oír las palabras del Patriarca, mi corazón comenzó nuevamente una acelerada carrera dentro de mi pecho, y no sabía la razón. Escuché unos pasos suaves acercarse por el pasillo, que reconocí al instante como los de la joven que ahora iba a compartir con todos nosotros este sitio tan sagrado al que con el transcurso de los años consideramos nuestro hogar. Pude percibir que ella ya se encontraba frente a mí mucho más rápido de lo que imaginé, pues su aroma fresco a rosas me rodeó y me sentí transportado hasta los jardines de rosas que cultiva Albafica. Noté a pesar de la armadura que no cubre totalmente mis manos, que mis palmas están levemente húmedas. ¿Qué significa esto? Intento tomar una bocanada de aire fresco antes de pronunciar palabra para serenar mi ritmo cardíaco.

_Imagino que el Patriarca ya le informó que permanecerá en el Santuario hasta que pueda encontrar la manera de ayudarla; mientras tanto, me ha encomendado la tarea de acompañarla hasta la casa del Anciano Sanador de este recinto, donde se alojará por el momento_ , dije en un tono cordial, mientras hacia un ademán con una de mis manos invitándola a que camináramos rumbo al hogar del anciano médico, que además funcionaba como un improvisado hospital cuando era necesario. _ ¿Vamos? _ .

CONTINUARÁ...