Una disculpa si no quedó lo suficientemente gracioso :(.
¡Muchas gracias por comentar!
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●Thánatos odia a los pasajeros●
Thanatos se sentó junto a la ventanilla. La mala experiencia del día anterior aún continuaba fresca en su memoria, rezumando enojo y desazón y, para qué negarlo, resaca. Había sido menos vergonzoso el puñetazo del Caballero de Cáncer hace más de doscientos años que este remedo de viaje. Con un bufido, ojeó las páginas del libro que le había quitado a Pandora, y negó con la cabeza.
No estaba interesado en un romance paranormal entre un vampiro y una chica adolescente, menos si ese vampiro brillaba bajo el sol.
¿Y Pandora lee esto? Maldita mujer.
Para colmo, todavía tenía que llegar a Xibalbá y darle una disculpa al idiota de An Punch. Aparentemente, Hades no estaría satisfecho hasta que se hubiera arrastrado sobre suelos mayas. Pensó que las cosas no podían empeorar.
Ensimismado en sus cavilaciones, no le dio importancia a la fila de pasajeros que poco a poco tomaba lugar en diferentes sitios, hasta que un hombre se sentó a su lado y le bloqueó la salida: era un tipo gordo, fornido, de nariz larga y aguileña, que más parecía el cruce entre un pandillero y un leñador. El enorme piercing que colgaba de su nariz definitivamente no lo favorecía. Thánatos frunció el ceño con disgusto al sentir la cercanía del hombre. Era tan gordo que bien podría extenderse por las orillas y ocupar la mitad de su asiento.
Enfurruñándose, lo encaró.
—Oye, idiota, ¿acaso tu trasero necesita dos asientos para ganar espacio? —siseó.
El Menor de los Dioses Gemelos no era precisamente conocido por su gran sutileza, a diferencia de Hypnos.
—¿Disculpa? Si los asientos no fueran tan jodidamente pequeños, entonces no estaría metido en esta mierda —respondió el otro, su voz rasposa.
Un olor a tabaco azotó el rostro del dios.
—Siempre puedes irte a freír espárragos, cara de niña.
—Tengo una mejor idea —la expresión de Thánatos comenzó a oscurecerse por segundos, un brillo siniestro apareciendo en sus ojos grises—. ¿Por qué no te sientas en el área de equipajes?
—¡¿Por qué no te vas al demonio?! ¡Hijo de # $&! —el tipo se alzó de su asiento, probablemente para golpear al gemelo, que sólo atinó a levantar una ceja con desdén.
—Señores, me temo que tendré que expulsarlos si no se comportan. Están asustando a los otros pasajeros —interrumpió la azafata.
Era la misma mujer del día anterior, que observaba a Thánatos con palpable nerviosismo.
—Oh, bien... —ambos hombres se miraron con rencor y procedieron a ignorarse.
El Dios de la Muerte definitivamente no estaba de humor para los regaños de Hypnos, si acaso perdía la paciencia con este... hipopótamo.
Se cruzó de brazos y miró por la ventanilla.
Una hora después.
Thánatos se entretuvo ojeando la novela que anteriormente había rechazado ("Crepúsculo"), dado que no tenía con qué pasar el tiempo. La trama le parecía en exceso cursi y a veces le daban ganas de estrangular a la protagonista, Bella Swan, por ser tan malditamente ingrata. El hombre gordo, con el que había discutido hace una hora, estaba profundamente dormido.
No obstante, a medida que pasaban los minutos, Thánatos notó que Luigi (apodo que le había puesto al sujeto, por no saber su nombre), se reclinaba paulatinamente hacia él, un hilillo de baba goteando de su boca. Lo empujó de mala gana, evitando a toda costa el contacto físico.
Tuvo que repetir el proceso varias veces, pues no había forma de que se mantuviera erguido.
Finalmente, cuando creyó que el tipo se quedaría completamente quieto, Luigi soltó una maldición y se dio la vuelta, aplastando a Thánatos en un grueso abrazo de oso.
—¡Eso es todo, maldito hipopótamo! —gritó desde debajo del hombre, alzando su cosmos y haciendo estremecer cada recoveco del avión, acompañado por los gritos de los pasajeros.
Luigi desapareció en una milésima de segundo.
Afortunadamente (o desafortunadamente, dependiendo el punto de vista), se lo vio rasguñando la ventanilla, afuera del avión, mientras gritaba improperios y realizaba un sorprendente giro en el aire, como un barrilete, para luego desaparecer entre las nubes.
Ups.
El regocijo de Thánatos desapareció al momento que Hypnos se materealizó a su lado, regañándolo por asesinar sin razón aparente (Hades no quería problemas con Athena), y desobedecer el castigo impuesto por el Rey del Inframundo (cero cosmos).
Ahora tendría que borrar la memoria de los pasajeros, y seguramente revivir a Luigi.
Esa fue la segunda ofensa de Thánatos al viajar en avión.
-X-
Si les quedó la duda, Luigi fue revivido y está bien
