Capítulo III:

Muchos dicen que la calma en un frente de guerra es preludio a lo que podría suceder más adelante, pueda o no ocurrir, sin embargo, las "Witches" no bajaban la guardia en lo absoluto, ya que esperaban un nuevo ataque enemigo, el cual podía darse en cualquier parte del Mundo. Las Capitales de muchas Naciones como Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile eran ciudades fantasmas, su población había sido evacuada y distribuida a lo largo y ancho de sus territorios, evitando no llevarlos a otras grandes urbes en donde podrían caer en las garras enemigas. Asunción y La Paz seguían en calma, pero con la mitad de los civiles viviendo, mientras que otros, conformando enormes flujos de refugiados se iban para las Montañas, bien al Norte. Lima y Quito se habían convertido en auténticos baluartes de resistencia ante el invasor, mientras que Camberra, la Capital de Australia, tras los bombardeos sufridos, aunque no dejaron muchos daños ni tampoco bajas entre la población, habían optado por fortificarse y esperar a que el enemigo viniera, confiando en la seguridad que las "Witches" les estaban dando.

Y desde la caída de la "Tercera Colmena" ellas no habían parado de mantener bajo vigilancia los Cielos del Mundo; por lo que realizaban rondas nocturnas de patrullaje hasta bien entrado el Amanecer. Minna y Trudie eran las que estaban a cargo de esa labor, teniendo muy pocas horas de descanso y eso las estaba afectando demasiado. Una persona no puede pasarse la vida durmiendo un breve período de tiempo y bebiendo café para mantenerse despierto; pero aquellos antecedentes ocurridos en Londres y otras regiones de Europa habían sido más que suficiente en las chicas.

Un joven cadete del Ejército dejó sobre el escritorio de la Comandante un sobre de papel marrón, el cual tenía una serie de fotos junto a unos papeles redactados y con un sello oficial.

- ¿Y esto?.- Preguntó, mirando al chico, quien cerró los ojos y respiró hondo.

- Es el "Informe de las 5:00 AM" que solicitaron: Ninguna novedad entre el espacio aéreo de Europa hasta América del Sur.- Le respondió el muchacho y de ahí la miró de frente, haciendo tocar sus talones y en posición de firmes.- Mi Comandante, disculpe que me meta en esto, pero necesita dormir un rato. Puede confiar en nosotros. La "Sala de Operaciones" sigue activa y estamos monitoreando cada movimiento que hacen los "Shadow Neuroi".- Le aconsejó pero la chica no lo oyó. Dirigió su mirada y ésta se hallaba, con la cabeza apoyada sobre el escritorio y durmiendo tranquilamente, al igual que Trudie.

Fue entonces que éste salió y cerró la puerta silenciosamente.


Una vez que completó con su tarea, llamó a dos Centinelas para que vigilaran dicho sector para que nadie molestara a las dos Oficiales que estaban descansando, además de que, si pasaba algo, la "Sala de Operaciones" advertiría al instante.


Por su parte, en las afueras, Mio y Nazz continuaban practicando para que ella aprendiera aquella técnica que la nipona había empleado en el Pasado. Aún así, la rubia estaba concentrada en lo que iba a hacer, siguiendo los movimientos que la otra realizaba. Un paso a paso. Mio dio un avance y cargó contra la primera pero ésta se defendió, bloqueando el golpe con su espada de madera. Acto seguido, contra-atacó pero la Mayor se le adelantó, dándole un golpe en el costado derecho, llevando a que Nazz apretara los dientes por el dolor y cerrara los ojos un momento.

- ¡No te distraigas, Nazz!.- Oyó la voz de Kevin, quien estaba sentado en uno de los médanos que daban a las playas, prestando atención a lo que hacía la porrista.

- Tiene razón, no bajes la guardia.- Dijo Mio y de ahí trazó otro ataque, el cual fue detenido y volvió a dar el suyo, rozando el costado izquierdo de la peli negra, quien pudo esquivarlo, por un margen de pocos segundos.- ¡Vaya, qué gran golpe!.- Le felicitó pero la chica de Peach Creek no dijo nada. Eso acababa de empezar.-

Alejándose unos metros, calculando la distancia, Nazz vio que la Mayor Sakamoto permanecía quieta en su posición; llevando a que alzara una ceja y de ahí fue cuando ella apareció, repentinamente, frente a ella y quedaron cara a cara cuando sus espadas de madera colisionaron.


Kevin sentía que su corazón se le iba a salir de la caja torácica en aquel momento de máxima tensión. Su frente estaba perlada por el sudor frío que le corría igual que una avalancha de nieve en las Montañas. Esperaba de que esa práctica terminara en beneficio de la rubia, sin embargo, Mio no era una persona cualquiera, ya había conocido su historial, la lucha que tuvo contra los "Neuroi" en el Pasado y ahora su regreso al campo de batalla, a pesar de que tendría que haberse retirado debido a que su "Magia" se volvía débil pero no le importó a la joven nipona. Tenía un plan en mente y Nazz era el candidato ideal que había escogido.

En un momento dado, él vio como la peli negra golpeó a la rubia en el estómago, llevando a que rodara por el piso, soltando su espada de madera y dejando una cortina de polvo en el aire hasta que desapareció.

- ¡Nazz!.- Gritó el pelirrojo, mientras que iba a bajar para auxiliarla pero notó que la muchacha volvía a ponerse en pie.


- Aún no he escuchado la "Campana", Mio Sensei.- Habló la norteamericana con aquel tono de respeto hacia la Mayor Sakamoto, quien sonrió, de forma satisfactoria y de ahí vio que ésta tomaba su katana de madera.- Quiero aprender esa técnica, no me importa cómo, pero lo haré.- Se prometió así misma, mirando hacia Kevin y de ahí éste se sintió mejor de que estuviera en plenas condiciones para continuar.


Una vez que reanudaron sus prácticas, Kevin se sintió tranquilo. Por extraño que pareciera, él se mostraba muy apegado, desde los últimos días, con Nazz y verla entrenar con la amiga de Yoshika era algo que nunca antes había visto en ella. Se preguntaba qué clase de resultados le traería dichos ejercicios y en especial sobre la influencia con los "Shadow Neuroi".

Fue entonces que se recostó en los médanos y cerró los ojos un rato, confiado en que todo estaría bien, además de que no le hacía mal dormir un poco tras unas cuantas semanas, o hasta incluso meses, de enfrentamientos todos los días contra los invasores, su retirada y posteriormente estaban regresando al Cuartel General para, acto seguido, volver a combatir.


La rubia cargó, igual que un Caballero durante una "Justa" de la Edad Media, dirigiendo el golpe hacia Mio. Ésta era testigo de los avances que la chica americana estaba teniendo a la hora de atacar y defenderse. Fue así que se protegió de su ofensiva y de ahí fue superada por Nazz, llevando a que su espada de madera volara por los aires hasta golpear el piso a unos metros de donde estaban.

Se quedaron en silencio un buen rato, el viento movía los cabellos de Mio, alzó la cabeza y de ahí la miró de frente.

- Hábil, tenaz, resistente. Igual a mí.- Mostró la Mayor Sakamoto sus respetos hacia Nazz, mientras que le aplaudía a ella y le tendía su mano.- Esta es una de las mejores maniobras de defensa que he visto durante toda mi vida y tengo que felicitarte por ello.-

- Se lo agradezco muchísimo, Mi Mayor.- Respondió la rubia americana.- Aunque, tal vez, tenga que practicar un poco más, mi brazo izquierdo es distinto, con respeto al impacto que puede ocasionar.

- Tranquila, eso se puede corregir con una nivelación y manejo de ambas para cuando estés en combate. Yo te enseñaré a cómo debes dominarlo.- Prometió e iniciaron la retirada de las playas hasta donde se encontraba Kevin.


- Teniente Barkhorn, ¿quería verme?.- Preguntó Sarah, mientras que ingresaba en la habitación que compartían la castaña oscura con ella. En su interior se encontraba la chica de Karsland leyendo unos informes y siguiendo el rastro en los mapas que se hallaban desplegados sobre la mesa. Con una mano en su cabeza, la muchacha permaneció callada.

La pelirroja optó por no hablar, cualquier sonido que la distrajera la llevaría a entrar en un modo de frialdad pura, por lo que tomó asiento en una silla y esperó hasta que Trudie terminara con su labor.

- Desde España hasta Rusia tenemos un "Corredor de Seguridad" para que los civiles vayan a instalarse allí. Muchos están pensando en volver a sus países, tales como en Austria, Hungría, Eslovenia, Grecia y otros pero no, no se hará aún.- Murmuraba la peli castaña oscura por lo bajo, mientras que continuaba con su trabajo.- Veamos, hemos derrotado a las Crueles en las Costas del Mar del Norte, cerca de Brittania, en África y ahora en la Antártida. Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿En dónde estarán ahora?. Es como si las otras "Colmenas" hubieran desaparecido como por arte de magia...No lo entiendo, hasta hace poco teníamos sus coordenadas, ahora ya no aparecen en las mismas.- Advirtió y con ello se puso de pie, estirándose y fue hasta un termo que tenía allí, en donde se sirvió un poco de café caliente en una taza que tenía consigo. Alzó la vista y allí estaba la pelirroja, quien permanecía sentada en una silla, ubicada a pocos metros de donde se encontraban.- Aww, Sarah, discúlpame si te presté atención, pero es que estaba ocupada.-

- Ya veo, pero no hay problema, Mi Teniente.- Respondió la chica con un tono respetuoso, cosa que llevó a que Trudie le diera un sorbo a su café y de ahí se pusiera de pie, dejando la taza sobre una base para que el calor que ésta desprendía, no dañara la mesa en la que se encontraba trabajando.

- Veo que estás yendo por un buen camino, ya no te enojas tanto con tu hermano mayor.- Alegó, caminando hasta donde se encontraba y con esa penetrante mirada, la pelirroja temblaba del miedo pero se controlaba.- ¿No es así?.- Preguntó y ella asintió con la cabeza.- Sin mentiras.

- No, enserio, no he tenido esos problemas. Lo juro.- Dio su palabra, dejando a Trudie callada y de ahí movió la cabeza, lanzando un profundo suspiro.

- Perfecto, así me gusta. Que no te metas en problemas ni le hagas daño a tu hermano.- Le felicitó, colocando su mano en los hombros de ésta.- Ahora, Sarah, escúchame muy bien.

- Sí.- Acató ésta la llamada de atención. Acto seguido, la chica de Karsland volvió hasta su escritorio. El mismo se encontraba repleto de papeles, mapas, libros y demás fuentes que empleaba para seguir con los operativos contra el "Imperio Kanker". Sus pasos resonaron por la habitación y de ahí se quedó de pie frente a un gran mapa que estaba colgado en la pared, por lo que apuntó al mismo, justo en donde estaba un punto de color negro.

- Como puedes ver, hemos derrotado a las "Fuerzas Shadow Neuroi" de las Kanker en el Mar del Norte, África y ahora en la Antártida, ¿sí?.- Le habló con sumo cuidado para no confundirla. Ella asintió y la otra pudo proseguir.- Muy bien. Ahora, como puedes ver, aquí es donde está el problema.

- Las desgraciadas no aparecen.- Apuntó la pelirroja.

- En efecto, las Hermanas Kanker no están por ninguna parte, pero creemos que pueden estar entre las Costas del Este de Liberion y en Europa, aunque puede ser que esas malditas estén ocultando sus huellas con algún aparato de interferencias.- Resaltó como teoría.

- ¿Está segura de ello, Mi Teniente?.- Preguntó Sarah pero Trudie no sabía cómo responderle, por lo que negó con la cabeza.

- Puede que esté equivocada o no, pero que las Kanker hayan desaparecido del frente bélico es una muy mala señal.- Advirtió la chica.- En el año 1918, cuando la Primera Guerra Mundial estaba en su etapa final, el General Erich Lundendorff del Imperio Alemán llevó a cabo una gran ofensiva, justo cuando se creía que las hostilidades terminarían en los primeros meses de ese año pero no fue así. La misma dio como resultado final la derrota de Alemania y el fin de la guerra, pero, eso sí, durante esta etapa, su ofensiva fue temible por el uso de Infantería, aviones, artillería, gases tóxicos y niebla artificial.- Le relató ese hecho histórico a la pelirroja.

- ¿Usted cree que las Kanker puedan lanzar un asalto repentino?.- Esa interrogante dejó a Trudie callada, mientras que caminaba hacia ella.

- Que pueda pasar, sí, va a suceder, aunque el tema saber cuándo y dónde. Sin embargo...temo de que esto puede ser superior a lo que ya luchamos.- Advirtió la castaña oscura.- Ahora escucha, a partir de este momento, cuando tenga lugar esto que ya hemos mencionado, deberán saber que habrá un antes y después, en donde tendrán que emplear todo lo que aprendieron durante los entrenamientos. No lo olvides, Sarah, que el Futuro está en nuestras manos.- Pidió de que no olvidara aquellas palabras y la otra asentía con la cabeza.- Muy bien, ahora puedes ir con los demás. Si necesitas algo, solo avísame.-

- Lo prometo y muchas gracias, Teniente Barkhorn.- Agradeció la hermana menor de Ed, quien salió de aquella habitación con rumbo a los pasillos.


A su vez, con Eddy y Francesca, éstos se encontraban relajándose en las orillas de un arroyo que corría tranquilamente por una de las zonas campestres y en donde tenían sus pies sumergidos en el agua fresca, dejándose llevar por el merecido descanso. La italiana, por su parte, se acurrucó contra el pecho de su novio, quedándose profundamente, mientras que él le acariciaba los cabellos, sintiendo la suavidad de su piel, el contacto de ambos y eso le llevaba a que sonriera después de búsquedas infructuosas por conseguir el amor de alguien.

- "Eres muy linda, no lo puedo negar y pensar que casi iba a terminar siendo el esposo de la chiflada de Lee. Ni en broma haría eso y más con una que está loca y que quiere dominar el Mundo. Puedo ser un estafador y todo, pero convertirme en una especie de "Rey a la fuerza" no me gusta en lo absoluto".- Pensó, mientras que recostaba su cuerpo sobre la hierba y cerraba los ojos.-


Algo le preocupaba a Trudie con respecto a los "Informes del Frente" que iban llegando uno por uno, tanto a ella como a Minna y Mio. Las tres se encontraban en la habitación de la mencionada, revisando el gran mapa que tenía sobre la pared y enmarcado para que no le hiciera daño ningún tipo de agente como la humedad o de que alguien tuviera un accidente y volcara algún líquido contra la superficie.

- No lo entiendo: Sus fuerzas siguen dando vueltas y atacando ciudades pero se dejan vencer por nosotras. Esto no me gusta para nada, chicas.- Dedujo Minna con seriedad.

- Es una "Paz Armada", igual que la que ocurrió desde 1871 hasta 1914. En algún momento aparecerán.- Advirtió Trudie.

- Deberíamos ir a buscarlas, aún quedan otros "Sectores" como las Costas de Galicia, en España o Islandia. Puede que estén allí.- Puso Mio su teoría sobre la mesa, pero ésta era, al igual que las otras, imposible de probar a base de la escasez de pruebas.

- Aún así, si las buscamos, estoy segura de que volverán a escabullirse. Son muy listas y de seguro están empleando algún sistema de interferencias para cubrir sus huellas. Sumado a ello, tampoco sabemos si esos sitios en donde estén hayan sido evacuados.- Intervino Minna, mientras que tomaba asiento.- Tenemos que hallar su rastro ya mismo, de lo contrario, ¿quién sabe lo que harán para más adelante?.- Finalizó con un aire de seriedad en su voz.


Las palabras de aquellas chicas "retrataban" muy bien el contexto en el que se hallaba, ya que se respiraban momentos de paz por Europa y el resto del Mundo, a pesar de que las "Colmenas" restantes seguían en pie y operativas, las "Fuerzas Shadow Neuroi" no lanzaban ataques simultáneos, sino simples escaramuzas y bombardeos de poco tiempo. Pero, a pesar de todo, el miedo a que las Kanker tuvieran un plan mucho más peligroso y siniestro seguía a la orden del día.


Por su parte, Ed se encontraba con Erica, dándole una mano con uno de los aviones de combate que estaban allí sobre unos de los hangares, reparando una avería producida en el motor. El amante de la Ciencia Ficción y novio de la rubia de Karsland le entregaba las herramientas que ella solicitaba, siendo él quien cumplía con las órdenes y de ahí la veía salir de esa zona de reparación, quitándose el sudor y las manchas de aceite que tenía en su rostro.

- Ufff, vaya trabajo que me ha dado esta preciosura.- Suspiró la chica, mientras que bajaba por las escaleras desplegables y llegaba hasta el baño de Damas, en donde se dio una enjuagada con agua fresca y jabón en el rostro, limpiándolo de suciedad e impurezas.

- Eres muy buena con los aviones, ¿desde cuándo te fascinan?.- Preguntó Ed a la rubia, quien fue hasta una máquina de bebidas y le pasó una. Después de eso, ésta tomó asiento en una silla que había por allí.-

- Awww, sí, necesitaba relajarme un rato.- Suspiró, aliviada y cerrando los ojos. Llevó uno de sus finos dedos sobre la chapita que mantenía cerrada el contenido de la lata, ésta emitió un sonido producido por el gas de su interior que se escapaba y de ahí le daba un sorbo para refrescar su garganta tras una buena jornada laboral.- Adelante, siéntate a mi lado, Ed, no hay problema. Además, tú y yo somos pareja, ¿lo recuerdas?.- Le invitó con amabilidad y ternura, llevando a que éste sonriera y fuera hasta donde se encontraba, abriendo su lata de gaseosa.- Ah, sí, cierto, me había olvidado de aquella pregunta que me hiciste: Sí, así es, mi hermana, Ursula y mi madre fueron "Witch" y mi padre era médico.

- Ohh, debes sentirte orgullosa de esa herencia familiar.- Recalcó Ed, mientras que sostenía la lata entre sus dedos.- Y me imagino tus primeros días en la Academia.

- Jejejeje, mi primera salida...- Iba a relatar Erica pero no podía contener la risa. Sus mejillas se estaban volviendo carmesí por la acumulación de presión al no poder resistir la tentación de estallar a carcajadas y finalmente ocurrió.- ¡Jajajaja, tenías que haberme visto, perdí de vista a la "Sargento de Vuelo" RoBmann!.- Se río de aquello pero después volvió a una postura neutral.- Pero también empecé a tomar en serio esta posición, no es un juego ni nada por el estilo, tienes que estar siempre atenta a todo lo que pase en tu alrededor. No debes bajar ni un solo segundo la guardia o se te complicará.- Dio aquel consejo.

- Vaya, tu primera salida que fue un desastre y...tienes razón, por algo, cuando luchábamos contra las Kanker en la Antártida, al enfrentarme a May fue...no sé cómo decirlo...- Dedujo Ed con un poco de dudas en su voz.

- ¿Raro?.- Preguntó Erica y él le dio la razón.

- Sí, esa es la palabra que buscaba: Se sintió raro, ya que ella...fue una de las tres que nos vivían acosando sin parar.- Apuntó y la rubia de Karsland cerró los ojos, asintiendo con la cabeza.

- Ed.- Ella puso sus manos en los hombros del chico.- No te sientas mal por lo que hiciste, fue una decisión sabia de que lucharas contra ella, además, recuerda de que tanto May como sus otras dos hermanas son responsables de esta guerra. Si tú no la enfrentabas, otros iban a tener que hacerlo.- Le dio su apoyo moral, mientras que éste miraba al piso.

- Tienes razón, Erica. Estás en lo correcto.- Miró a la rubia, quien sonrió con tranquilidad.- No había otra opción más que esa. Pero bueno, es cosa del Pasado, ahora, lo importante es terminar con esta guerra y estar contigo.- Prometió, alzando su lata de gaseosa al aire.

- Brindo por lo mismo, Ed.- Se unió la muchacha.-

- ¡Salud!.- Brindaron los dos, chocando las mismas y bebiendo su contenido.


- Es increíble cómo lo logró, dio una muy buena pelea.- Apuntó Sanya a Eila sobre lo ocurrido en la Antártida, mientras que Doble D ingresaba en la habitación de las dos chicas.

- Oh, perdón, si las interrumpí esperaré afuera y...- Ofreció sus disculpas, sin embargo, la albina de Orussia le hizo una seña para que entrara. Ninguna de las dos dijo algo, solo se quedaron a la espera de que el chico obedeciera el pedido de la albina y lo hizo. Tomó asiento en una de las sillas y quedó cara a cara con las presentes.

Hubo un profundo silencio, solo podía oírse el viento que soplaba fresco desde el Mar del Norte y nada más que eso, el resto era pura calma hasta que Sanya comenzó a articular sus palabras que tenía dirigidas hacia aquel chico de gorro negro.

- Lo que hiciste allí, tanto en el Mar del Norte, África y ahora en la Antártida ha sido un gran paso para ti, Doble D.- Comenzó la albina de Orussia en hablar con éste.- Demostraste, al igual que tus amigos, de que sus poderes que provienen de la "Magia", permitió darles la llave para que pudieran entrar en este "Nuevo Mundo".- Alegó y de ahí notó que Sanya se ponía de pie.

- Yo...Yo...Bueno, se lo agradezco muchísimo, pero...- Estaba cometiendo un error al hablar formalmente ante ella pero no pasó nada.-

- Descuida, no estoy enojada, sino todo lo contrario.- Dijo Sanya y luego miró a Eila.-

- Reconozco que estuve equivocado contigo cuando ella te eligió para que estés bajo su protección y ahora, después de estas batallas que han tenido lugar en varias partes del Mundo, me he dado cuenta de que tienes un corazón puro y dorado, Doble D.- Recalcó la peli plateada, mientras que eso le causaba un rubor en las mejillas al joven.- Haz demostrado ser un buen Soldado, alguien que lucha con coraje y determinación, además de proteger a tus amigos. Debes sentirte orgulloso de ello, Doble D.- Le respaldó Eila, mientras que le daba un fuerte abrazo junto a Sanya, quedando la habitación sumida en un nuevo y profundo silencio.


[Un nuevo capítulo para ustedes, amigos y con ello tenemos la calma previa a la tempestad. Los temores de las Oficiales sobre la desaparición de las Kanker y con ello sus nuevas maquinaciones que estarán llevando a cabo. ¿Qué pasará en el próximo capítulo?.

No se lo vayan a perder. Envío mis saludos y agradecimientos para Matfix, Franco M. Romano y los demás seguidores.

Cuídense y buen día Viernes de mi parte, Camaradas.].