Capítulo V:

En un abrir y cerrar de ojos, los chicos de Peach Creek y las "Witches" despegaron hacia los Cielos aquella mañana, poniendo hacia el Noroeste de España, la región de Galicia, rica en cultura e historia junto a su arquitectura, gastronomía y demás curiosidades que ésta poseía. Tierra de grandes guerreros, en especial de los Celtas y con algunos de los más antiguos sitios arqueológicos donde los Vikingos se habían establecido en los tiempos de la Alta Edad Media; pero que, ahora, se hallaba amenazado por las "Fuerzas Shadow Neuroi", quienes habían sido enviados hacia esa zona para arrasarla por completo.

Era un viaje algo corto y en pocos minutos arribaron al lugar, en donde solo hallaron calma y serenidad. Ed buscaba con la mirada cualquier punto en el horizonte, algo que podría ser un signo de advertencia pero nada. Silencio, el "Canal de La Mancha" allí abajo, sus aguas serenas y con algo de oleaje que llegaba hasta las playas gallegas pero ninguna nave enemiga.

- Oigan, ¿no creen que esto pudo ser un error?.- Preguntó Johnny con dudas.

- No lo creo, los radares mostraron un fuerza de avanzada enemiga que se dirigía hacia aquí.- Le corrigió Yoshika a su amigo, mientras que tenía su arma lista para ser disparada.

- Aún así, esto me da mala espina, pueden estar en cualquier...parte.- Aquella última palabra le quedó colgando a Johnny cuando vio que las naves enemigas habían aparecido frente a ellos, disparando a más no poder y con una hostilidad nunca antes vista.- Bueno...¡comienza la batalla!.- Exclamó y voló hacia arriba para, acto seguido, lanzar un hechizo que dañó la cubierta de una de las mencionadas, logrando destruirla y causando de que ésta cayera en las profundidades del "Canal de La Mancha".- ¡Chicos, parece que se dirigían a París, Londres o Madrid!.- Advirtió el joven y de ahí empezó la reacción contra los "Shadow Neuroi".

Con un rápido despliegue, los demás atacaron a las fuerzas enemigas con sus armas y "Magia". Aún así, sin que las Kanker estuvieran allí presentes, los mencionados atacaban con una hostilidad nunca antes vista, una que sorprendía a los presentes pero que terminaron perdiendo, nuevamente, dándoles la victoria a las "Witches" y los demás.


Desde su Cuartel General, Marie golpeó la mesa con sus puños al ver que habían perdido a la mitad de ese "Escuadrón" a manos del enemigo, mientras que Lee y May permanecían discutiendo, en voz baja, sobre sus próximos planes de asalto. La peli azul oscura sentía rabia al ver a su Doble D estar con Eila y Sanya, le hacía hervir la sangre, quería venganza y ver a esas dos chicas muertas bajo sus pies. Nuevamente produjo aquel golpe contra la mesa, por lo que la pelirroja se volteó para encararla.

- ¿Podrías calmarte, Marie?. Estamos trabajando.- Pidió ésta con seriedad.

- Me calmaré el día en el que Eila y Sanya estén enterradas en el fondo del mar.- Respondió con un tic en su ojo derecho.-

- Ya, eso se va a cumplir, por ahora hay que concentrarse en nuestro plan. Nada más que eso. Todo irá bien, te lo prometo.- Le dio Lee su palabra, llevando a que ésta se calmara.

Volvió para ayudarlas, hacía varios días que ellas permanecían en la "Sala de Operaciones" con lo que estaban diseñando y tras varios intentos fallidos, ésta parecía ser el verdadero resultado de lo que estaban buscando.

- Bueno.- Habló May, mientras que se estiraba un poco tras estar sentada un buen rato.- ¿Cuándo será?.

- ¿Esto?.- Señaló Lee, moviendo la cabeza en señal negativo.- Todavía no lo lanzaremos. No es el momento.

- Pero podemos hacerlo, solo tenemos que efectuarlo.- Intentó Marie en convencerla pero notó que su hermana pelirroja estaba con la decisión ya tomada.

Se alejó unos metros y fue hasta las pantallas en donde podían verse los festejos en las ciudades que estaban liberadas, mientras que en las que, todavía, seguían los "Shadow Neuroi", iba creciendo la esperanza de que serían rescatados de sus garras, llevó a que ésta se llevara las manos hasta su espalda y permaneciera allí, quieta, estática, silenciosa un buen rato y con una expresión seria en su rostro hasta que, en medio de todo ese mar de fuerzas renovadas, sonrió de una forma malvada, peligrosa, igual que un villano de las películas cuando tiene un truco bajo la manga, uno que puede cambiar el balance de la situación para siempre.

Las otras dos la miraron con ojos de sospechas. ¿Qué era todo ese "ambiente" que le rodeaba?. Pronto, la oyeron volver hasta la mesa de mapa y de ahí se quedó detenida en una de las puntas, la de la derecha y quedó con la vista en sus hermanas.

- Ya hemos sufrido, llorado y hasta pagado con muchas derrotas y baja en nuestras filas. Ahora es tiempo de inclinar la balanza a nuestro favor.- Habló ante las dos.- Ya no nos quedaremos de brazos cruzados, derramando lágrimas mientras que esperamos a que nuestros Príncipes nos rescaten. Esto no es un cuento de hadas donde habrá un "y vivieron felices por siempre", sino uno donde seremos nosotras quienes escribamos la historia. Nosotras, las Kanker, aplastaremos a las "Witches" pero si queremos hacerlo, en primer lugar, tenemos que atacarlas directamente. Un guerrero si quiere destruir a sus enemigos, entonces debe golpear el corazón mismo de éste, dar en el blanco.- Anunció, mientras que se podía ver, en las pantallas, el plan de las hermanas.

- Tienes razón. Ya es tiempo de tomar al toro por las astas y usarlo para embestir a las malditas que se nos burlaron en la cara. Aún tengo grabada en mi memoria el momento en el que esas dos me quitaron a Doble D.- Relató Marie, apoyando a la pelirroja.

- Lo mismo digo: Le tengo un profundo odio a esa maldita rubia llamada Erica. Mi Ed tomado de las manos de esa desgraciada, pero ahora seré yo quien lo recupere sin importar las consecuencias. Cuenten conmigo para esta misión.- Juró la última en unirse.

- Excelente, así me gusta, de que volvamos a operaciones y para ello vamos a llevar a cabo nuestra ofensiva dentro de poco. No se preocupen por ello, ya lo verán.- Prometió Lee, mientras que reanudaban con los preparativos y correcciones de posibles errores.


La derrota de los "Shadow Neuroi" en la Batalla de las Costas de Galicia llevó a que quedara otro sector protegido por las "Witches", llevando la calma y seguridad a la Nación de Europa del Sur junto a Italia y las demás. Con los restos del enfrentamiento entrando en una fase de enfriamiento, las mencionadas y los chicos volvieron a Brittania pero continuarían en un estado de vigilancia por si venían nuevos enemigos hacia ellos.

La vuelta a las actividades que estaban haciendo antes de ser llamados al frente se reanudaron y para cuando llegó la tarde, en donde algunas de las chicas estaban conversando entre ellas para hacer algo en esos momentos.

- Oigan, ¿qué les parece si vamos a Londres de compras?.- Sugirió Francesca.- Tanto estar aquí me aburre o podríamos ir a Romagna.-

- Mmm, me gustaría también que pasemos por Berlín, quisiera ver a mi familia.- Pidió Erica, quien estaba un poco pensativa.- ¿Vienes, Eila?.- Se dirigió a la finlandesa.

- Veré, ya que Sanya va a irse a dormir ahora y...- En ese momento, ella se detuvo cuando vio pasar a Doble D con la albina, quien estaba recostada en los hombros de éste, debido a su cansancio.-

- La llevo a la habitación. No te preocupes, Eila.- Le dijo el joven y de ahí se fueron internando en los pasillos.


A pesar del sueño, la muchacha de Orussia permanecía de pie, caminando al lado del intelectual y aferrada a su espalda para que no se cayera, colgándose del mismo y de ahí fueron arribando hasta llegar a la habitación en que dormían las dos amigas y Doble D. Éste fue hasta la cama, la abrió, corrió las cortinas para que no le molestara la luz del Sol y Sanya procedió a costarse en la misma.

- ¿Necesitas algo? ¿Agua? ¿Te cierro un poco más las cortinas?.- Le preguntó con tono de preocupación pero ella negó.

- No, está bien así. Gracias.- Se giró y agradeció al joven.- Eres una persona muy dulce. Nunca creí que conocería a alguien así.- Sostuvo con esas palabras tan tranquilas que salían de sus labios. Al oír eso, Doble D estaba acomodando las sábanas, ya que ella solía dormir destapada pero le detuvo, mientras que le tomaba de las manos. Ambos se quedaron mirando a los ojos un rato, uno que parecía ser una Eternidad. Parpadearon, no corría ni un solo ruido, solo el viento que soplaba calmado y fresco desde el Mar del Norte y sus propias respiraciones que llenaban el aire dentro de esa ubicación.


- ¿Ir de compras?.- Preguntó Eddy, quien nunca había hecho algo así en su vida. Se quedó pensativo, una de sus manos estaba puesta sobre el mentón, mientras que intentaba hallar una respuesta adecuada pero se encogió de hombros ante lo que iba a decir.- Sí, por supuesto, vamos, Francesca.

- ¡Yo también voy!.- Exclamó Ed.

- ¡Ese es el espíritu!.- Se alegró Erica, ya que el amante de la Ciencia Ficción iba a ir con ellos y le tomó de las manos, llevando a que éste quedara un tanto ruborizada, al igual que ella.-

- Solo nos queda Doble D. Iré a buscarlo.- Se ofreció Eila, mientras que iniciaba su camino hasta la habitación en la que los otros dormían.


Solo había un profundo y vasto silencio, uno que no podía ser destruido por ninguna fuente de sonido. Lo que había ocurrido allí entre Doble D y Sanya era para grabarlo, para siempre, en las páginas de la Historia. Aquel chico intelectual, quien nunca había conocido la oportunidad de tener una relación con alguna chica que no fuera Marie Kanker, exceptuando los intentos que tuvieron él y sus dos amigos con Nazz, los cuales fueron un rotundo fracaso, ahora lo tenía frente a sus ojos. Un gran momento que no podía olvidarse por completo.

Con un poco de timidez, sintió que sus manos hacían contacto con el rostro de Sanya. Ésta miró los ojos de aquel chico, esa "energía" que recorría su interior, una fuerza que había surgido durante esa guerra. Un corazón que late y que llamaba al otro, en donde ambos se sentían atraídos por ese "magnetismo". ¿Qué estaba pasando?. El silencio seguía allí pero se estaban moviendo por esa "fuerza" que los iba uniendo poco a poco, hasta que, de golpe, sus labios hicieron contacto, uniéndose en un beso que ninguno de los dos esperaba. Tal vez era cosa del destino o de ellos mismos.

Él pudo sentir los labios de la chica, suaves, contra los suyos y sus manos que se unían: Las de él rodeaban la cintura de Sanya y las de la albina iban a la nuca de Doble D, quedando "congelados" por un rato.


- ¿Doble D? ¿Estás ahí?.- Llamó Eila a la puerta. Tocó y al no haber sorpresa, ella ingresó en la habitación.


La entrada de la peli plateada, en ese momento, tomó por sorpresa a los dos, quienes se separaron por un rato y la otra quedó quieta en el umbral, hasta que caminó para donde se encontraban ambos. El chico temía por dentro, Sanya se puso de pie pero la finlandesa colocó sus manos sobre los hombros de ella, asintiendo con la cabeza, en señal de que todo estaba bien. Acto seguido, tomó asiento al lado de ambos.

- Veo que has descubierto tus sentimientos por él, Sanya.- Señaló la peli plateada.- No te culpo.- Lo decía con sinceridad, mirando al piso hasta que Doble D colocó su mano izquierda sobre los hombros de la joven.

- Eila, yo...No, no te enojes con Sanya, ella no tiene la culpa.- Pidió pero ésta alzó la cabeza.

- ¿Enojarme?. Yo conocía sus sentimientos que tenía hacia ti, al igual que yo.- Resaltó y eso dejó al chico sin palabras.- No hay nada de qué preocuparse.- Llevó la calma, tomándole de las manos al joven y éste se sintió tranquilo.- Por cierto, te estaba buscando para que vengas con nosotras y tus amigos al Centro Comercial, iremos de compras, ¿vienes?.- Le invitó, mientras que se ponía de pie y con ello salía de la habitación.- Te espero afuera.-

- De acuerdo, allí voy.- Respondió el intelectual y cuando se fue a los pasillos, éste notó que Sanya ya estaba acostada en su cama y dormía profundamente.- Muchas gracias por todo.- Le agradeció con un tono dulce y le dio un beso en los labios, tapando a la chica para que no tuviera frío.- Que descanses, Sanya. Nos veremos más tarde.- Prometió y se fue para donde estaban Eila y los demás, poniendo rumbo hacia la ciudad que habían escogido para pasar el día.


Una vez que se juntaron y partieron hacia Londres para pasar el día, aprovechando ese momento de descanso antes de que volvieran a ser llamados al frente de guerra, las chicas junto a los Eds estuvieron en un Centro Comercial, mientras que otros se quedaron en el Cuartel General, sobre todo Nazz, quien siguió entrenándose con Mio.

Con un gran movimiento y agilidad, la rubia de Peach Creek estaba lista para terminar con esos entrenamientos, de los cuales habían ido avanzando día tras día, algunas veces con problemas, al principio y luego fue adaptándose. Su cuerpo seguía el ritmo de su Instructora del Imperio Fuso, además de trazar poderosos golpes con su espada de "Kendo" y con ello evitando los impactos más serios contra ella misma. Mio, por su parte, se sentía orgullosa de su "Aprendiz", una digna "Sucesora" en la línea de aquellos que manejaban dicha técnica de combate y que sería de gran utilidad para cuando llegara el momento de enfrentarse contra las Kanker.

- ¡Suficiente!.- Ordenó la peli negra, quien sujetó su espada y la punta se hundió en la arena, mientras que adquiría aquella postura seria ante la chica americana. Se quedó en silencio un rato hasta que comenzó a hablar.- Hábil, tienes una gran destreza, te mueves con una agilidad que es igual a la mía o incluso mucho mejor, sabes combatir, te manejas de un increíble modo con la espada y por eso, Nazz Van Bartonschmeer, eres digna de ser la portadora del "Reppumaru".- Le habló con aquel tono militar y cargado de orgullo hacia ella, mientras que hacía la venia militar.-

La americana permaneció en silencio, repitió aquel saludo y con ello hizo una reverencia ante su Maestra.

- Muchas gracias por sus entrenamientos, Mayor Sakamoto Mio.- Habló y de ahí alzó la mirada.- No le pienso fallar en la entrega de esta responsabilidad y de poder.- Juró y la peli negra le pidió que se pusiera de pie. Lo hizo y tras ello llegaron dos Soldados, quienes traían consigo un estuche de madera con bordes en dorado y con un retoque fino. Acto seguido, el compartimento se abrió y se reveló una katana que tenía grabado, en la lengua japonesa, el nombre de la rubia americana y que parecía brillar por la Luz del Sol que se reflejaba sobre el metal.

- Y lo haz hecho muy bien todo este tiempo y ahora, es tiempo de que recibas tu arma de combate, aquella que te seré de gran ayuda, unida a la "Magia" y contra los "Shadow Neuroi". De pie, Mi Aprendiz.- Pidió y tras obedecer, Mio tomó el arma y se lo entregó de un modo formal, casi tan parecido a las condecoraciones que uno recibía tras cumplir con éxito una misión. Depositó la katana en las manos de Nazz, protegida con una funda y tras tomarla, la americana cerró los ojos pero no pudo evitar que las lágrimas cayeran por sus mejillas hasta el suelo arenoso de las playas.

- Mayor...Mayor...Mayor Sakamoto.- Rompió ella en llanto por la emoción que le llenaba por dentro y de ahí sintió las manos de la nipona sobre sus hombros.

- Felicitaciones: Ya eres toda una digna "Portadora del Reppumaru". Está bien que sientes este "cúmulo" en tu ser, no hay problema. No te hace ver débil ni muchos menos una cobarde, sino, todo lo contrario, demuestra de que eres alguien con sentimientos, un Ser Humano, aquello que nos diferencia de las Kanker, quienes tienen ese egoísmo de creerse superiores, casi como Dioses, pero, tarde o temprano, ellas caerán por su propio que tanto han acumulado.- Le dejó esas palabras de apoyo y tras ello le dio un fuerte abrazo.- Hoy ya eres toda una Guerrera, mañana combatirás con honor en los frentes de batalla junto a mi lado.

- Y prometo dar todo lo mejor de mí por usted, mis amigos y por Kevin.- Juró, aunque eso último llevó a que Mio sonriera al saber que esa chica podía sentir algo hacia el pelirrojo.

- Sé que lo harás, cumplirás muy bien con este nuevo papel que vas a desempeñar.- Auguró Mio y con ello continuaron con la "ceremonia".


Mientras que continuaban con el recorrido por aquel Centro Comercial en Londres, Ed y Erica habían ido a comprar unas herramientas para la "Unidad Striker" de la rubia de Karsland, mientras que Eila permanecía en una tienda dedicada a la Magia para conseguir cartas y otros artículos que llevaba consigo a la hora de ver el Futuro de las personas. Por su parte, Doble D se encontraba admirando una espada que yacía en un negocio de reliquias históricas y militares, la cual llamó su atención.

- Doble D, Eila quiere que le ayudes con un asunto ese local de allí.- Le señaló Eddy, quien traía consigo unas bolsas en las que se había comprado algo de ropa italiana y le daba una mano a Francesca con las suyas.

- Sí, voy.- Respondió el joven de la gorra negra y fue para el sitio antes mencionado.


Fue hasta ella, quien ayudándola con unas bolsas y una vez que volvieron al Cuartel General, siendo el Atardecer, el joven de la gorra negra aprovechó para ir a ver a Sanya, quien dormía tranquilamente en su cama. Dentro de poco llegaría el momento de que se despertara para ir a una nueva ronda de patrullaje nocturno.

Él le acarició los cabellos a la joven albina y al levantarse de su asiento, éste notó que Eila había llegado hasta allí y sin darle tiempo a nada, lo rodeó con sus brazos y besó en los labios, mientras que llegaba la noche a Brittania, una tranquila pero en la que el destino de la Humanidad iba verse, nuevamente, ante un futuro acontecimiento, mientras que el amor iba surgiendo en medio de la guerra.


[Nuevo capítulo y aquí es donde se termina la calma. A partir del próximo empezará una nueva parte, en donde volveremos a ver a las hermanas Kanker y con ello el plan que tienen en mente.

¿Qué pasará? ¿Podrán hacerle frente?. Eso lo veremos más adelante.

Espero que les guste este capítulo, amigos. Mando saludos y agradecimientos para Matfix, Franco M. Romano y los demás seguidores de Fanfiction y Wattpad.

Cuídense, amigos y buen día Martes de mi parte.

Hasta el próximo capítulo, Camaradas.].