Capítulo XI:
Ruinas y humo, eso era lo que se podía apreciar de lo que, antiguamente, fue conocida como Berlín, la Capital de Karsland, ahora era un montón de escombros, montañas hasta donde alcanzaba la vista y en donde la lucha por la supervivencia era la "moneda corriente" dentro de sus devastadas calles. Las Kanker se habían ensañado, al igual que en Romagna, Suomus y Orussia, de causar el mayor impacto en esas tierras natales de Erica, Sanya, Eila y Francesca. Ese era su objetivo, golpearlas desde el flanco emotivo, el corazón, dañarlas y de que perdieran la esperanza. Para la rubia de Karsland, al llegar y ver la devastación, desde el aire, le provocó una sensación de horror, sus manos estaban puestas sobre su boca, no podía articular ni una sola palabra. El olor combina a fuego, combustible y cuerpos era nauseabundo, impregnaba las fosas nasales de ella como las de Trudie y Minna, quienes estaban a su lado para darle apoyo emocional a la chica, quien descendió un poco.
- Espera, Hartmann.- Intentó la castaña oscura con detenerla pero sintió la mano derecha de Minna sobre sus hombros.
- No hables con ella: Conozco ese sentimiento.- Pidió, como consejo y le siguieron el paso.
Erica descendió, sus pies tocaron el pavimento de una de las avenidas principales de Berlín, alzó la vista y su corazón cayó contra el piso, produciendo un sonido que representaba el quiebre emocional en su ser. Dio unos pasos hacia adelante. Dios, cuánta miseria y dolor se podía percibir en el aire. Los primeros metros eran de incontables edificios, casas, negocios, los cuales estaban abandonados, saqueados e incendiados. Toda una vida tirada a la basura, hundida en un mar de desesperación y pérdidas. Aquellos que se habían quedado, bueno, no tuvieron ninguna suerte. Sus cuerpos colgaban, como monigotes, entre los escombros de sus hogares, incluso desde los balcones de los edificios más altos, podían apreciarse ese dantesco "escenario". La rubia se quedó helada al ver a una familia completa sin vida, abrazándose hasta que llegó el fin para ellos. No podía contener las lágrimas y más al pensar en todo lo que debieron de haber sufrido hasta que las Kanker les dieron muerte.
("The Drive Downtown", OST 04 de "World Trade Center")
Minna y Trudie oteaban el horizonte, ambas sentían rabia en su interior pero se contenían, no podían dejarse llevar por esa carga que dificultara, aún más, la operación. Karsland se podía salvar, existía una forma, pero ¿cómo se podía lograr un plan de esa manera cuando alguien estaba sufriendo?. Entre los escombros de un bloque de apartamentos, entre sus ruinas, Erica corrió y notó que había algo allí. Al llegar, se encontró con un osito de peluche abandonado y que pudo haberle pertenecido a algún niño o niña, por lo que cundió en pánico y comenzó a excavar, a quitar los escombros.
- Dios, ¡Hartmann!.- Corrió Trudie al verla hacer eso. Llegó justo a tiempo, agarrándola por los hombros, mientras que ella forcejaba.-
- ¡¿Qué haces?! ¡Déjame, Barkhorn, basta!.- Gritó con todas sus fuerzas, logrando zafarse del agarre y empujándola. La Teniente jamás había visto, en toda su vida, una reacción así de una de las Oficiales de las "Strike Witches". Sus ojos estaban humedecidos por las lágrimas, ya no podía contenerse. Resultaba imposible una cosa esa y más al ser esa su Patria.- ¡Tú no sabes lo que es ver a tu gente sufrir este destino!.- Gritó y apuntó con el dedo índice.
- Se lo que es la guerra, ¿acaso olvidaste lo que le pasó a mi hermana, Chris?.- Le hizo recordar esos momentos tan agrios de su vida.
No le respondió, ella tenía razón, por lo que regresó para buscar supervivientes de entre los escombros, removiendo los fragmentos que eran de mediano a gran peso. Minna corrió hasta ella, volviéndola a agarrar, llevando a que la otra lanzara patadas en el aire, hacia un objetivo invisible, en un intento por hacer algo por su gente, sin embargo, ya Berlín había caído.
- ¡¿Tú también, Minna?! ¡¿Acaso no lo entienden?! ¡Les fallé! ¡Fallé como "Witch" para ellos, para mi gente! ¡Muchos de ellos murieron en vano!.- Lanzó aquel grito y cayó de rodillas al piso, extenuada, presa de la Adrenalina que recorría todo su cuerpo y espíritu.
Cundió un silencio profundo, de Misa, igual al de una Iglesia o Catedral, donde solo las estatuas de los Santos y de Jesucristo eran "testigos". Erica no parecía moverse, estaba arrodillada y con la mirada clavada en el piso, respirando profundamente y con las lágrimas que caían de sus ojos, abrazada a aquel osito de peluche que había encontrado en ese edificio de apartamentos. Trudie fue hasta ella y se inclinó un poco, hasta quedar cara a cara con la rubia, quien no abría los ojos y de ahí tendió su mano para el rostro de la mencionada.
- En toda guerra, como bien sabes, ocurre este tipo de cosas. Nadie está preparado para abordar algo tan fuerte como esto, Erica.- Le habló a ella, mirándola de frente.- Comprendo tu dolor, sé lo que se siente ver tu hogar destruido, ya que yo también nací en este país, al igual que Minna, pero tienes que reconocer de que ellas, las Kanker, quieren verte así: Destruida, devastada, que sufras sin ningún tipo de paz contigo, solo están para ello. Y si tú sigues el "juego" de esas malditas, entonces tendremos graves problemas en nuestra fuerza de combate. No está mal de que llores por los caídos, por la destrucción pero, con el tiempo, verás que ellas van a caer, te lo prometo.- Le dio la castaña oscura su palabra, ayudándola con ponerse de pie. Tendió su mano y ella se la tomó, levantándose con dificultad del piso, mientras que llevaba consigo aquel oso de peluche.
- Ella tiene razón, Erica: Las Kanker, esta vez, además de los otros crímenes que han cometido, sumaron uno mucho más siniestro y horrible. Ahora no les tendremos piedad sobre sus "Colmenas". Cuando volvamos, ordenaré una reunión de forma urgente y en donde planificaremos nuestro operativo contra ellas. Ya lo verás.- Auguró Minna, mientras que la rubia se secaba las lágrimas, recuperándose de ese golpe y de ahí las miró a la cara.- Piensa en lo que te pasaría si intervenías sola, ¿qué crees que te hubieran hecho esas malditas?.- Le preguntó la pelirroja.
- No quisiera ni decirlo.- Respondió Erica, quien ya estaba agotada por haber sido testigo de todo ese desastre.- Solo quiero Justicia, nada más que eso.
- Y la obtendrás, todos vamos a conseguirla.- Prometió Minna.- Ahora volvamos a Romagna, hay mucho que hacer.- Pidió y se retiraron del lugar, dejando atrás las ruinas de Berlín.
No podían describir, tanto Eila como Sanya, lo que estaban viendo en esos momentos, las calles de Suomus y Orussia parecían ser sacadas de algún libro post-apocalíptico, era triste ver los restos de las Capitales, destruidas, arruinadas, cubiertas de escombros y humo, producto de los incendios. Desde un punto al otro, la devastación se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Para la peli plateada, cuando había vuelto a su hogar, lo halló en ese estado. Misma situación ocurrió con la albina, quien, por primera vez, rompió en llanto, siendo abrazada por su amiga con fuerza, intentando darle su apoyo para que pudieran salir adelante.
- Sanya.- Le llamó la chica de Suomus a la de Europa Oriental.
Ésta no dijo nada, el dolor le inundaba por dentro y cualquier intento de hablar no tendría sentido, ya que estaba, completamente, surgida en ese "Mundo" que trajeron las Kanker, preguntándose si habría algún Futuro. La cabeza de la chica albina estaba hundida contra el pecho de su amiga, sintiendo el calor de las lágrimas que humedecían su ropa y de ahí las manos.
- Eila...- La joven de Orussia no pudo decir nada, solamente cundió el silencio, uno que nadie esperaba.-
- Ya, lo sé, lo sé.- Habló con un tono maternal, pasando sus manos por los cabellos de su amiga, intentando darse, mutuamente, el apoyo que necesitaban para esos momentos tan difíciles que tenían consigo.
- Tengo miedo, no solo por lo ocurrido aquí, sino por Doble D...¿qué le podría pasar si ellas le hacen algún daño grave?.- Dejó salir ese temor más profundo, junto a la destrucción de su hogar.-
No dijo nada, ella también estaba pasando por lo mismo y sufría por lo que sucediera a aquel chico intelectual. Necesitaba pensar en otra cosa pero fue en vano, se aferró con mayor fuerza a la chica y de ahí palmó su espalda.
- Oye, mírame: Pase lo que pase, yo estoy aquí y nos protegeremos mutuamente. Tampoco le va a pasar nada a Doble D. Esas idiotas de las Kanker van a pagar caro por lo que han hecho, pero no te desanimes: Pronto les llegará su caída y las llevaremos ante la Justicia. Ten Fe, de que lo lograremos.- Le prometió y mirándose mutuamente, Sanya asintió y Eila le siguió con aquel movimiento.- Bien, ahora, volvamos con las demás en Romagna.- Pidió y tras salir de allí, pusieron rumbo hacia aquel país.
La guerra en toda su extensión, una palabra que convertía los temores de la gente en realidad. Sus consecuencias, lo que los Ejércitos enemigos hacían, crímenes de lesa humanidad, ciudades arrasadas, parecidas a escenas de viejas películas de supervivencia tras algún cataclismo, donde las personas trataban de salir adelante, pero todo eso se convertía en una extensa y ardua lucha por ver quién era el más fuerte. Buen punto: La supervivencia del más apto era la que tomaba las riendas, contando con un un nuevo e importante papel dentro de esa "obra teatral". Las Kanker no tenían tiempo para celebrar sus victorias. La caída de esos países debían concluirse inmediatamente, pero la resistencia en el Norte de Italia, así como también en los sectores que dominaban las "Witch" en la Capital, Romagna, ponían en jaque su preciado botín, por lo que insistían en que se siguieran produciendo y entrenando a los nuevos "Shadow Neuroi" que llevarían a cabo su tarea al pie de la letra.
Lee era una de las tres hermanas que se había recuperado tras lo ocurrido en la mencionada urbe. Otra cicatriz más para su persona, una nueva "medalla" a la cual tenía consigo pero los deseos de venganza seguían en pie. Sin embargo, no iba a ceder ante esas pasiones, en primer lugar, sino de que cumpliría con la misión de dominar el Mundo junto a Marie y May. Su abuelo estaría orgulloso de ellas, desde donde estuviera, él las miraba con la frente en alto y disfrutaba el caos que habían desatado sobre aquellos países. Si se hallara en ese sitio, alzaría su copa con vino y brindaría por sus nietas, deseándoles éxito para las demás operaciones militares.
- Muy bien, tenemos nuevas Divisiones y Cuerpos para continuar con la ofensiva sobre Romagna, además de que la "Colmena" que está ubicada en esas tierras, nos será de gran ayuda.- Mostró Marie su informe a Lee y May.
- No.- Le detuvo la pelirroja, reflexionando y estirando su cuerpo en la silla.-
- ¿Perdón? ¿Qué haz dicho, Lee?.- Preguntó la peli azul oscura a su hermana, quien se giró, lentamente, hacia donde estaba la otra.
- Lo que oíste: No vamos a poner en riesgo la "Colmena" de Romagna para una conquista sobre el terreno. Sería desperdiciar fuerzas y logística, además, la necesitaremos para que envía tropas de refuerzo a Karsland, Suomus y Orussia.- Respondió con tranquilidad y de ahí se levantaba del asiento.
- Entiendo tu postura pero ¿no crees que es algo exagerado?. Ya contamos con una buena cantidad de apoyo en esos países.- Insistió pero el brillo en los ojos de Lee, oculto bajo su cabello, le hizo temblar ante esa percepción.- De acuerdo, tienes razón.
- Muy bien. Siguiente.- Llamó Lee a May, quien se acercó, encendiendo unas pantallas con un botón y de ahí mostraba, dentro de los hologramas, los avances.
- Como pueden ver, nuestras fuerzas tienen cercado el Centro de Romagna, así como también los bastiones de resistencia en el Norte.- Contó la rubia, pasando una imagen a la vez.-
- Excelente, ¿cuánto crees que...?.- Preguntó la pelirroja, siendo interrumpida por su hermana.
- Lamento mucho detener tus "preguntas motivadoras", pero hay más.- Recalcó y continuó con la exposición. Se movió un poco desde su asiento hasta un extremo de la "Sala de Operaciones", girando sus manos, haciendo una serie de círculos en el aire, casi perfectos y de ahí volteaba para observarla.- Pero, si yo estuviera en tus zapatos, ¿no ves que hay otras cosas más por añadir?. Digo, porque, hasta aquí, Karsland ha caído fácilmente, pero Suomus, Orussia y Romagna nos están dando mucha pelea, aún cuando dominamos las Capitales, atacan a nuestros guerreros con tácticas de guerrilla, así que, en primer lugar, si queremos tener asegurados nuestros territorios, completamente, debemos destruir los focos de resistencia que quedan, sin importar las consecuencias.- Dejó ese aviso. Marie iba a decir algo más pero se contuvo, no valía la pena.
- Tienes razón en eso. De acuerdo, pero mi pregunta es ¿cuándo atacaremos?.- Lanzó esa interrogante.
- Pronto, muy pronto.- Auguró Lee, quien se retiraba del lugar y partía hacia los pasillos.
La peli azul oscura volvió a su deber, mientras que May se acercaba para hablarle.
- Demasiado fácil todo.- Apuntó la rubia.
- Sí, pero, como bien dijo Lee, no nos podemos confiar demasiado. Ya hemos perdido varias "Colmenas" y un ataque así nos podría destruir en cuestión de minutos.- Advirtió la chica, mientras que tomaba unos papeles y apagaba la proyección.- Vamos a tener que ir yendo un paso a la vez.
- Estoy de acuerdo.- Comprendió May y fue saliendo hacia afuera.- Estaré viendo a los nuevos "Shadow" y de ahí pasaremos inspección.- Concluyó y abrió la puerta.
Cada una de ellas tenía un motivo: Venganza. Las últimas derrotas habían marcado, dentro de las páginas de su historia, un antes y un después desde el inicio de la guerra, un profundo cambio emocional, algo que quebró su forma de ser, cambiando, trastocando la personalidad de ellas y convirtiéndose en personas con sed de venganza, ansías de destruir a sus enemigos hasta quebrar la fuerza de voluntad que tenían. Igual que un tornado que arrasa con todo a su paso, las Kanker habían dejado su "mensaje" a las "Witch" cuando atacaron los países de Francesca, Eila, Sanya y Erica, devastando con los edificios, destruyendo las vidas de incontables personas, causando bajas entre sus filas y un profundo daño emocional a las chicas. Las imágenes de sus espías sobre el terreno provocaron una dulce sensación de triunfo con respecto a aquellas chicas.
Lee se deleitaba con ver a Francesca sin muchas energías, Marie se reía cuando Eila y Sanya se abrazaban con fuerza al ver sus hogares destruidos y lo mismo se podía decir de May, quien brindó por más dolor para Erica cuando ésta llegó a Berlín. Esa era su venganza, ya no iban a volver por los viejos camiones que solían ir, ahora eran sanguinarias y no descansarían hasta cumplir con la última voluntad de su abuelo, ese sueño, aquel proyecto de tener al Mundo a sus pies.
Volviendo a Romagna, estaba llegando el final de la tarde, el Sol comenzaba a ocultarse, dejando atrás a una devastada Capital, en donde podían oírse disparos y explosiones, intercambios entre los bandos en pugna que se disputaban por recuperar o conquistar los territorios perdidos, mientras que continuaban con las evacuaciones de los civiles. Por su parte, en el "Hospital Gemilli", mientras que comenzaba una nueva ronda de trabajo para el personal médico del lugar, Yoshika había conseguido pensarlo bien y permitió a Rolf y los demás de hacer esa pequeña fiesta en el enorme parque que contaba el complejo, pero sin emplear mucha iluminación por temor a que atrajeran la atención del enemigo.
Con la ayuda de Perrine y Charlotte, quienes estaban con Sarah, Jimmy y Johnny, ponían empeño en la decoración del exterior, colocando unas linternas Orientales, encendían unas pocas lámparas que iluminaban los alrededores y con ello también estaban Kevin, Nazz, Mio y Lynne a cargo de las mesas y sillas. El Director Giuliani había permitido que usaran esos muebles, ya que estaban guardados desde hacía tiempo en el armario de materiales y que se empleaban para fiestas de aniversarios para los médicos. Sumado a ello, la comida que se iba a preparar ya empezaba a despertar el apetito en los presentes, mientras que Rolf iba preparando una pequeña parrilla que se había traído desde Peach Creek y que tenía una gran historia familiar consigo.
- Chico Edd, ¿podrías darme una mano, por favor?.- Le llamó el extranjero a Doble D, el cual estaba asegurándose de que la iluminación estuviera bien sujeta. Éste caminó hasta donde se encontraba, aún pensando en Eila y Sanya y recordando el apoyo motivacional que Ed le había dado anteriormente.
- Dime, Rolf.- Dijo, mientras que intentaba mantener un tono de voz activo y no mostrar algún "quiebre".
- Necesito que me traigas unos leños del almacén, el que está allí. Iré contigo.- Le dio esa tarea, asintió y fueron juntos hasta allí.
Eddy los estaba observando, se hallaba en la mesa de bebidas, disfrutando de un vaso con gaseosa refrescante, llevándose el mismo hasta sus labios y disfrutando su sabor pero pensando en las últimas novedades vividas. Giró la vista, Francesca estaba conversando con Yoshika, Lynne y las demás, mientras que Sarah y Jimmy estaban ocupados con finalizar la decoración del lugar.
- Día duro, ¿no lo crees, Eddy?.- Preguntó Ed, quien dejó un par de bandejas redondas con frituras en su interior sobre la mesa.
- Sí.- Respondió y suspiró hondo.- Demasiado. No me siento como si este fuera el Mundo en el que nací, es como si fuera un extraño.- Apuntó y se apoyó contra aquel mueble.
- Lo sé.- Se le unió su amigo fan de los cómics y películas de Ciencia Ficción.- Créeme, a mí también me cuesta ser testigo de todo lo que estamos viviendo: Una guerra contra una raza más avanzada, tanto en tecnología como conocimiento, es raro y yo pensaba que esto sería igual que en "Día de la Independencia" de 1996.- Recordó y lanzó una risita al aire, tras rascarse la nuca.
- Y que lo digas: Nosotros tres estábamos pasando el Verano en Peach Creek, haciendo estafas, muchas nos salían mal pero nos divertíamos y ahora...míranos, estamos luchando en una guerra por la supervivencia y el Futuro del Mundo.- Aportó el chico y le sirvió un vaso a su amigo, ya que tenía sed por el trabajo que estaba haciendo.- Oye, por cierto, ¿hablaste con la Mayor Sakamoto? ¿Sabe algo de Erica?.- Preguntó pero el otro joven negó con la cabeza, estando ocupado en su bebida.- Ya veo. Yo tengo suerte de que Francesca se haya quedado aquí, ya que este es su hogar pero...me preocupa de que algo le llegue a pasar.-
Ed terminó su trago y se sirvió un poco más con una de las jarras que estaban allí.
- No podemos ver el Futuro ni tampoco sacar conclusiones de cómo será, Eddy, pero, si trabajamos juntos, continuamos en este camino, ya verás que saldremos victoriosos.- Auguró y eso le llamaba la atención en el chico de baja estatura, ya que Ed no mostraba ese grado de razonamiento, debido a su inocencia y las torpezas que se mandaba pero, en este momento, algo había cambiado en él.
- Te estás volviendo alguien como Doble D, en la "Voz de la Razón".- Le dijo con un tono tranquilo.-
- Se lo debo a Erica, ella me enseñó, desde que éramos amigos hasta ahora, que somos pareja, en cómo debo actuar en mis acciones y demás.- Le explicó Ed, mientras que brindaban juntos.
- Te apoyo en eso. A mí me falta, tal vez algo más que Doble D y tú, pero lo lograré.- Prometió Eddy tras chocar sus vasos, dando ese juramento.
En el pequeño almacén de madera, Rolf y Doble D estaban tomando unos cuantos leños para llevarlos hasta donde se iba a cocinar aquella carne asada. Luego de terminar con su tarea, el extranjero cerró la puerta con la llave que le dieron y de ahí fueron hasta el punto anterior.
- Amigo Doble D, dime una cosa, ¿te preocupa algo?. No puedes engañar a Rolf, reconozco la tristeza en el rostro de alguien como las arrugas en la cara de mi abuela.- Quiso saber el peli azul oscuro con preocupación, mientras que el otro no tenía en dónde esconder aquello.
- No te voy a mentir: Es verdad, temo mucho por Eila y Sanya. Hace dos semanas que se fueron para Suomus y Orussia, no hay novedades y tengo miedo de que les haya pasado algo.- Le contó ese temor y el hijo del Pastor asintió con la cabeza, caminando cerca suyo.
- Comprendo lo que se siente no saber el destino de alguien a quien amas. Es una sensación horrible, te quema por dentro, igual que un derrame de ácido y solo tienes que aguantar. Pero, oye, tranquilo, cuentas con Eddy y Ed, lo mismo con nosotros. No tienes por qué temer y si te pasa algo así, debes hablarlo con alguien. Sumado a ello, Eila y Sanya sabrán qué hacer, son "Witch", no unas cualquiera.- Le animó el peli azul oscuro, llevando que, tanto el apoyo que le dio Ed y ahora el de este, pudiera sonreír un poco.-
- Gracias por el consejo, Rolf. Estoy muy agradecido por ello.- Sostuvo.
- Así me gusta, no dejes que esta guerra te haga daño, ya verás que pronto esto terminará, volverá la paz y las Kanker estarán una buena temporada tras las rejas.- Auguró el extranjero.- Ahora, dejemos de lado el frente de batalla por un rato, disfrutemos de la noche que es joven y rodeados de las personas a las que amamos.- Añadió y una vez que llegaron hasta donde estaba aquella pequeña parrilla, depositaron los troncos cerca y empezó con el siguiente paso, encender el fuego.
Los primeros leños ya estaban sobre la superficie, mientras que Rolf tomaba unas piedras y las chocaba entre sí, provocando unas chispas que cayeron sobre la madera, encendiendo, poco a poco, aquel Elemento. Con un poco más de trabajo, el extranjero terminó con su labor, creando una fogata que iría creciendo gracias a la madera como "combustible natural".
- Ah, perfecto, así me gusta, justo como lo hacía mi tátara abuelo durante los duros Inviernos de la Europa Escandinava.- Se sintió orgulloso de su tarea y de ahí empezó a poner unas cuantas ramas secas, haciendo crecer más el fuego y de ahí fue a por algo de tomar, siendo acompañado por Doble D.
Éste se encontró con sus dos amigos, quienes estaban conversando y se los veía tranquilos, a pesar de toda la situación en la que estaban viviendo. Recordó las palabras de Ed y Rolf, de no dejarse lastimar ni culparse así mismo, debía continuar adelante y de que volvería a verlas. Solo tenía que ser paciente, así que comenzó a dejar atrás esos miedos y angustias para ir hasta donde se encontraban ambos chicos.
- Mira quién viene, pero si es el Rey de Roma.- Le saludó Eddy, dándole un vaso con gaseosa.- Qué alegría me da de verte de nuevo, Doble D.- Dijo éste.
- Sí, es verdad, ¿cómo estás, amigo?.- Preguntó Ed, mientras que se veía a Nazz poner un pequeño equipo de música y encenderlo.
- He estado bien.- Respondió y suspiró hondo.- Recordé lo que me dijiste y también con Rolf: Sé que Eila y Sanya estarán bien y volverán.- Prometió y sonrió ante ellos.
- Awwww, ven, todo estará bien.- Le prometió el fan de la Ciencia Ficción, teniendo un abrazo grupal, a pesar de que a Eddy no le gustaban, tuvo que hacerlo por Doble D. Una vez tranquilizada las aguas, los tres volvieron a como eran antes, aquellos tres amigos que se dedicaban a pasar su Verano en sus locas aventuras y haciendo estafas, riéndose, conversando animadamente, recuperando el tiempo perdido.
("No more Mr. Nice Guy", Alice Cooper)
- Oye, Nazz.- Le llamó Charlotte.- Muy buena elección.- Le felicitó por la canción escogida.- Había que poner un poco de alegría a esta fiesta. Ya parecía un funeral.- Río y de ahí fue hasta donde estaba ella.
- Gracias, amiga. Sí, nos vendría bien algo así.- Sostuvo la rubia americana y se giró para ver a los demás que se encontraban en sus actividades.
Uno de ellos eran Sarah, Jimmy, Johnny, Yoshika y Lynne, las cuales habían terminado con la decoración Oriental, sobre todo con los faroles, lámparas y guirnaldas, mientras que recorrían el lugar, reviviendo esos tiempos en los que jugaban juntos en Peach Creek antes de meterse en esa guerra. Kevin, por su parte, permanecía ocupado con las bebidas que estaba llevando consigo, siendo ayudado por Mio Sakamoto.
- Ufff, creo que son todas.- Miró el pelirrojo, secándose con el dorso de su mano derecha el sudor, hacia las botellas que había traído consigo.
- Ya está, Kevin, ve con tus amigos, hiciste mucho este día.- Le animó Mio.
- Pero, Mayor Sakamoto, ¿está segura? ¿No quiere que haga algo más?.- Preguntó pero ella negó con la cabeza.
- Tranquilo, como te dije, cumpliste con tu deber, ahora te mereces un descanso.- Sostuvo la peli negra con tranquilidad, mientras que éste le agradecía.-
- Gracias, lo voy a necesitar, lo mismo para los demás.- Apuntó el pelirrojo, sabiendo muy bien de que aquello era la calma previa a la tempestad que se iba a desatar en cualquier momento sobre Romagna.
La fiesta estaba por comenzar en esos momentos, la comida se hallaba en la parrilla y la música no paraba de sonar. Mientras que la Capital se sumía en una noche donde esperaba despertar y ver a los invasores derrotados, cinco chicas pertenecientes a las "Strike Witches" iban llegando al "Hospital Gemilli", hallándose con aquella bienvenida, una celebración en medio de tanta guerra.
[Nuevo capítulo y quedan dos más para ir terminando con este "Arco", luego vendrán los últimos. Mando saludos y agradecimientos para Matfix, Franco M. Romano y los demás seguidores de Fanfiction y Wattpad.
Cuídense, amigos y buen inicio de fin de semana de mi parte.].
