Capítulo III:
Una pequeña ceremonia dentro de una silenciosa "Sala de Operaciones", reunidos varios integrantes de las "Strike Witches" y Doble D, quien miraba a los que se encontraban allí, entre ellos estaba Nazz con aquella katana enfundada y la posición en la que permanecían, de pie, firmes como Centinelas y con ello aguardaban la orden para proceder. En un momento dado, Minna tomó el objeto que parecía brillar ante la luz, lanzando pequeños destellos y que llamaba la atención del intelectual. Su mente le exhortaba a proceder, de que investigara aquel asunto pero no podía avanzar más allá de ese "cordón" que le cortaba el paso. De ahí procedió a ver cómo la pelirroja agarraba lo que yacía sobre la mesa y comenzó a caminar hasta él, quedando cara a cara, con los brazos en posición horizontal y extendiendo el objeto que llevaba consigo.
- Perdone mi intromisión, Comandante Wilcke, pero ¿a qué va todo esto?.- Preguntó Doble D con dudas y más al ver lo que yacía ante su persona. El brillo no paraba de centellar frente a sus ojos, el color plateado de una hoja y su funda aparecían allí, mientras que la joven permanecía allí, lista para hacer esa entrega.
- Doble D, en vista de tus acciones durante la "Guerra contra los Shadow Neuroi", el "Alto Mando" y yo hemos sido testigos de que tienes una gran capacidad a la hora de combatir y más cuando protegiste el frente durante la Batalla de Romagna junto a los demás, así que, por estos méritos, hago honor en entregar esta espada que usarás por el bien y la Justicia.- Habló la pelirroja con tono de mando, haciendo esa entrega para él, quien no salía del asombro y tras tomar el arma en sus manos, sintió su peso.
Se sentía como el Rey Arturo cuando sacó la Espada Excalibur de aquella piedra, un poder que recorría todo su cuerpo, avanzando a paso veloz, sin detenerse. Acto seguido, sostuvo aquella arma entre sus manos, la funda que acariciaba su piel, el contacto del cuero y el acero se fusionaban en uno solo. Miró a su alrededor, las chicas mostraban sus respetos, le hacían la venia militar y con ello pudo mirar a Minna a los ojos.
- A partir de este momento, usarás esta espada contra el enemigo. Consíderalo una "condecoración" por mi parte y del "Alto Mando". Sé que podrás hacerlo bien.- Depositó ella su confianza.
- Y lo haré. Puede confiar en mí, Comandante Wilcke.- Juró Doble D, mientras que se colocaba la funda con el arma alrededor de su cintura y respondía al saludo que éste le hacía.
Una serie de gotas rojas cayeron contra el piso, empapando al mismo, mientras que un equipo de médicos, pertenecientes a los "Shadow Neuroi" iban llevando a cabo una operación para cerrar las heridas que sufrieron aquellas hermanas durante el combate por Romagna. Lee había sido una de las tres en ser dada de alta, pero recibiendo una gran cantidad de golpes por parte del enfrentamiento, en especial las quemaduras en su piel que tardarían un tanto en desaparecer por completo. May y Marie estaban un tanto más lastimadas pero no en un grado tan elevado.
Pronto, al salir las otras de la "Enfermería", se dirigieron hacia la "Sala de Operaciones" para continuar con su labor.
- Ya fue suficiente descanso, tenemos que continuar con la ofensiva. No se puede detener la rueda del destino tras haber comenzado a girar.- Advirtió la pelirroja, mientras que las puertas se abrían y entraban en dicho lugar.
En su interior podía apreciarse el movimiento incesante de sus esbirros que iban de un lado para el otro, llevando informes y pasando datos de suma importancia sobre las próximas conquistas y movilizaciones de tropas. Sobre el Centro brillaba un importante holograma del Mundo y marcado con una "X" de color rojo que representaba las derrotas, posicionadas en Brittania, Galia, África, la Antártida y Romagna, que se sumaba a la lista. Aún así, en la Europa Central continuaban manteniendo una importante presencia.
Las tres hermanas, al llegar, fueron recibidas por sus esbirros, quienes dejaron de trabajar por unos breves instantes para darles la bienvenida y una vez concluida esa "ceremonia", volvieron a sus puestos. Bajaron por una escalera y llegaron hasta donde se encontraba el holograma y se detuvieron a pocos metros de distancia. Marie acercó su mano derecha y lo tocó, mostrándose una extensión del mapa terráqueo y pasando a enfocarse en los países conquistados.
- Como pueden ver, Soldados, hemos perdido Romagna y hace poco nos llegaron informes de que las últimas fuerzas que se encontraban en el Norte de Italia han tenido que retirarse para volver hasta aquí y evitar su total destrucción.- Informó May a los presentes, mientras que Marie leía los últimos reportes.
Uno de sus Sirvientes se acercó para saber si esto afectaría la lucha en el Este y su posterior avance, cosa que no sería así, se continuaría con lo previsto y sin detenerse.
- Se que la caída de Romagna, al principio, fue benefactora pero las Fuerzas Militares y sobre todo las "Witch" nos han causado muchos problemas desde que partimos en esta guerra, pero descuiden, que continuaremos con la conquista del Mundo. Aún no nos han derrotado y es más...- En aquel momento la peli azul oscura desplegó el holograma, agrandado al mismo y mostrando la situación actual.- Aún conservamos y muy bien defendida toda Karsland, incluyendo su Capital, Berlín, así que no nos tenemos que preocupar. Allí hemos establecido al grueso de nuestros Ejércitos y lo mismo en Suomus y Orussia. Una vez que acabemos con estos asuntos pendientes, iniciaremos el avance hacia el Este de Europa, atravesaremos el Río Volga y llegaremos hasta los campos petroleros del Caucaso y las industrias que fueron llevadas hasta allí por el Gobierno Imperial de Orussia. No nos van a detener esas desgraciadas.- Agregó la chica, insuflando los ánimos y se giró hacia Lee.- Espero que las fortificaciones en Karsland resistan mientras que lanzamos la invasión hacia esa región, no podemos perder más tiempo.- Advirtió con seriedad.
- Tú tranquila, no volverá a pasar. Las "Witch" tendrán demasiados inconvenientes para avanzar sobre las tierras Germanas y sobre todo en Berlín. Además, recuerda de que tenemos otras "Colmenas" en Suomus, Orussia y Liberion, esta vez no podrán destruirlas.- Prometió, aunque la peli azul oscura tenía sus dudas.
- Eso espero.- Finalizó Marie y se retiró de allí.
- Aguarda.- Le detuvo Lee un momento y la oyente se dio la vuelta para ver qué quería.- Lleva esta orden para May, es importante.-
Aquello la tomó por sorpresa.
Para May Kanker, el haber perdido a Ed para siempre le quedó grabada a fuego en la cabeza. Se apoyó contra una de las paredes pero no sintió pena ni dolor, la ira le carcomía por dentro y cerró los puños, a la espera de que llegara su oportunidad para destruir a aquella chica rubia Germana que le había quitado al único hombre que amó durante toda su vida. Los pensamientos de una persona pueden volverse oscuros y sus deseos se convierten en veneno, uno del cual quieren emplear contra todo aquel que se interponga en su camino. Las uñas casi se enterraban en la pared, su respiración se hacía profunda y pasaba a cambiar su expresión por una fría cuando recordaba las palabras de Ed, quien no quería verla de nuevo por lo que le había hecho a Erica, de que casi la asesinaba durante ese encuentro.
En un momento dado, la joven sintió que una mano se apoyaba contra sus hombros, se volteó y casi atacó a la mensajera, a su hermana, quien se alejó unos metros y tomó una posición de defensa ante un posible embate.
- Oh, Marie, ¿qué pasa?.- Preguntó May y vio que ella le entregaba algo.
- Lee te envía esta "Orden": Te ha nombrado "Comandante de la Defensa de Berlín". Vas a ir allí y te harás cargo de que los Ejércitos estacionados allí cumplan con su cometido.- Le comunicó aquello a la chica, quien leyó el contenido de esos documentos y una vez que terminó, volvió la mirada hacia la peli azul oscura.
- ¿Y qué pasará con Suomus y Orussia?. Ya tendríamos que haber avanzado hacia el Este. No entiendo por qué Lee nos hace perder el tiempo con ese país de la Europa Nórdica.- Apostilló la rubia con seriedad pero Marie solo se encogió de hombros ante una falta de respuestas concretas.
- Tú ya sabes que lo que ordena Lee no se cuestiona y es verdad: Ahora hay que ponerse las pilas y parar con las derrotas. No volveremos a tener otra Romagna nunca más. Esta pérdida nos ha permitido abrir los ojos y saber muy bien qué hay que hacer al respecto.- Mencionó la chica y la otra suspiró hondo, cerrando los ojos.
- De acuerdo. Iré para allá, ¿para cuándo será mi viaje?.- Quiso saber la rubia.
- Partirás esta misma noche. Vete preparando.- Finalizó Marie.- Y otra cosa, May: Si va esa patética "Witch" llamada Erica Hartmann, no tengas piedad y destrúyela, quédate con tu Ed. Yo no pienso declinar mi posición ni tampoco Lee. Los recuperaremos, pero por la fuerza.- Sentenció con firmeza y frialdad en su corazón.
Las palabras se convierten en proyectiles y flechas cargadas con veneno, uno que destruye por dentro, corrompe y mata el cuerpo, el alma, vuelve a la gente hostil contra sí misma y aquellos a los que ama, una cadena de auto-destrucción sin precedentes. May confirmó que estaría allí, al mando de sus Ejércitos y que defendería Karsland y su Capital sin titubear. Se retiró y partió para su habitación, debía estar lista para el viaje que tendría hacia aquel bastión, siendo observada por Marie, quien permanecía un tanto callada y dudaba si el plan funcionaría. Pronto, ella sacudió su cabeza, se sacó esa tontería de encima y fue para hacerse cargo de sus deberes.
Una vez que la "ceremonia" hubiera terminado, Doble D salió de aquel lugar junto a Eila y Sanya, portando aquella espada con su funda, por lo que aprovecharía el día para entrenar con la misma. Ningún espadachín o Caballero dominó aquella arma de la noche a la mañana, sino de que fue sumamente un avance importante para ello.
Fue hasta los exteriores del Cuartel General en Brittania, desenfundó el arma y comenzó a practicar con ella. Dio un paso al frente, tensó los músculos, alzó la espada hasta alcanzar cierta altura y comenzó a ejecutar una serie de movimientos invisibles con la misma, dando por iniciado los entrenamientos.
Por su parte, en los Cielos de Romagna, volando hacia el Norte, para las fronteras naturales ítalo-germanas, Eddy y Francesca se encontraban en una ronda de patrullaje, atentos ante la posible incursión enemiga, aunque, al llegar hasta allí, no hubo resultado alguno, solo silencio, el viento gélido de las Montañas que se cernía sobre ellos y que llevó a que ambos se abrigaran y estuvieran juntos para darse calor mutuo. Aún así, los resultados fueron negativos y más cuando reportaban todo lo visto y oído al Cuartel General por radio.
- ¿Tú qué crees, Eddy?.- Preguntó la italiana a su novio, quien miraba hacia el Norte, atravesando las cadenas montañosas de los Alpes y los Apeninos.
- Esto me huele a que, tarde o temprano, estarán preparando algunas jugarretas las Kanker.- Advirtió el chico y señaló hacia esas posiciones.-
Francesca se quedó pensativa y observó el lugar al que apuntaba el joven de baja estatura. Allí no había ninguna presencia de formaciones enemigas pero, de algún modo, un paso así podía significar un excelente punto de entrada para los invasores.
- Los Espartanos utilizaron el "Paso de las Termópilas" y fue allí donde combatieron contra los Ejércitos del Rey Jerjes I del Imperio Persa/Aqueménida, lo mismo ocurrió durante las guerras que tuvo la República contra la Dinastía de los Seléucidas y sus Aliados pero, aún así, pudieron ganar. Lo que temo es que las Kanker puedan valerse de estos lugares como esos y así obtener una ventaja sobre nosotros. Incluso podrían emplear algún tipo de interferencias para que sus naves atraviesen los pasos montañosos sin ningún problema.- Hubo un momento de silencio, mientras que la italiana se debatía sobre qué podían hacer, por lo que tomó un mapa y marcó posiciones dentro del mismo con la ayuda de un lápiz negro.
Eddy la esperó y siguió observando las cadenas montañosas, aún tenía ese presentimiento por lo que, apuntó hacia uno de los puntos, señalándolo a su novia, quien guardó el mapa.
- Vamos a tener que hablar con Minna y Trudie acerca de esto. Además, vamos a tener que acompañar al grupo de Erica y Ed cuando viajen a Karsland.- Sostuvo la peli negra y sin más que decir, ambos dieron una última vuelta por los alrededores y de ahí volverían al Cuartel General.
Lo veían moverse con una elegancia, atacando al aire y desgarrando al mismo con una habilidad y agilidad que impresionaban. En un momento dado, el joven dio un paso hacia adelante pero tropezó. Volvió a ponerse de pie y pensó en el último movimiento que efectuó. Debía ser cuidadoso a la hora practicar y más si había gente cerca, cosa que, en esa ocasión no lo hubo.
- "Una espada no es un arma cualquiera. Muchos líderes políticos y militares del Pasado la emplearon, siendo un símbolo de liderazgo ante los momentos más oscuros de la Humanidad. Julio César, por ejemplo, él fue uno de esos exponentes más importantes, dejando de lado su acumulación de poder y el temor del Senado sobre una posible vuelta de la Monarquía".- Pensó y de ahí tomó la espada con ambas manos, sosteniéndola con fuerza y de ahí la movía de un lado para el otro.-
- Está aprendiendo a manejarla.- Observó Sanya al chico de gorro negro.
- Sí, nadie nace sabiendo o domina un arte aleatorio, sino de que debe recorrer un camino y gracias a esa experiencia podrá cumplir con eso.- Añadió Eila, mientras que ambas observaban a su novio, quien fue terminando, luego de un rato largo y fue hasta ellas.
Mientras que las dos chicas permanecían allí, ante la vista del intelectual, ambas pensaron en aquella misión que llevarían a cabo en sus respectivos países. Una lucha que estaba por empezar y marcaría un punto a su favor, poniendo fin a la presencia de los "Shadow Neuroi" en aquellas regiones del Mundo. Solo tenían que esperar.
- ¿Así que esta es Karsland?.- Preguntó Ed, asombrado, ya que estaba mirando unos libros que tenían allí las "Witch" y que, uno de estos, era del país donde venía Erica.
Ella asintió con la cabeza.
- Sí, es una belleza de país con una historia muy rica y que espero poder volverlo a ver, antes que las Kanker lo destruyan por completo.- Dijo la rubia alemana, mientras que sentía temor por lo que fueran a encontrarse allí.
- No te preocupes, Erica, ya verás de que lo lograremos. No hay que perder la Fe.- Le animó el chico a ella, dándole un abrazo, sabiendo que, dentro de poco, irían a ese nuevo frente de batalla.
[Y con este capítulo se termina el descanso para los personajes, sumado ahora que Doble D ha recibido una espada para pelear y que esto me lo había contado Matfix (idea original suya). Ahora se viene la vuelta a la guerra. ¿Qué pasará en Karsland? ¿Qué tan complicado será reconquistar ese bastión?. Eso lo veremos en los próximos capítulos.
Saludos para Matfix, Franco M. Romano y los demás.
Buen día Martes, Camaradas.].
