REALEZA EN FORKS
Los eventos de la noche anterior no tardan en golpear mi mente, una sonrisa se forma en mis labios cuando intento girar en mi lugar, los brazos de Edward me apresan por la cintura, me concentro en mi cuerpo, duele incluso en partes que desconocía tener. No fue un sueño, todo fue real.
Suspiro y beso su pecho, sus brazos nunca dejan de sostenerme, ni siquiera cuando deposita un beso sobre mi frente.
— ¿Cómo te sientes?
Un suspiro de satisfacción abandona mis labios, ¿cómo me siento?
Nunca me había sentido mejor en mi vida.
— Mejor que nunca —reconozco, mi voz es patosa al hablar, contengo mi risa que parece sonar más como una vieja tos de fumadora—. Nunca me había sentido tan completa…
Jadeo.
Un nuevo sentimiento crece en mi pecho, no lo reconozco.
Se expande por todo mi cuerpo hasta llenarme.
¿Orgullo quizás?
Giro, me apoyo en mis codos, él había dicho que sentiríamos nuestras emociones eventualmente.
— Creo que estoy sintiendo lo que tú sientes…
Un sentimiento de vergüenza me invade, solo que esta vez sé que me pertenece, ¿será acaso que me equivoco?
El rostro de Edward rompe en una hermosa risa, nunca creí que podría sentirme así, ahora la diversión me embarga.
— No te avergüences por preguntar, cariño. Ahora somos uno, y lo que sientes es parte de mí, así como lo que yo sienta o piense ahora te pertenece.
Me relajo, no creía que me encontraba loca.
— Edward…—le llamo—. ¿Por qué siento un nudo en la garganta y de repente estoy lo suficientemente nerviosa para que mi estómago se encuentre revuelto?
Edward se aparta un poco, sus ojos se han tornado de repente completamente serios.
— Quería hacerlo todo diferente, quería que fuera anoche...Soy de un tiempo diferente, vengo de una era dónde todo era más sencillo que ahora, pero si alguna vez he estado seguro de algo desde que cambie es de ti, y de cuánto tiempo te he esperado. Isabella Swan, ¿Me concederías el extraordinario honor de casarte conmigo?
Yo no lloro, era una regla que siempre cumplía nunca lo hacía, pero no puedo evitar el sollozo que abandona mis labios mientras asiento.
En cuestión de segundos Edward a puesto un anillo de tamaño ovular en mi mano izquierda, me abrazo a él y permito que nuestros labios se encuentren una vez más.
…._:::::::::::::::::::::::::::::::::_...
— Edward… —me quejo por tercera vez en la mañana—. El que Oscar cancelará todo y ahora allá decidido venir hasta aquí no significa que todo mejorase. Solo quiere decir que viene porque todo se complicó de alguna forma.
Edward entorna los ojos sosteniendo el puente de su nariz, no era una sorpresa que se encontrara molesto justo después de que Alice nos interrumpiera en el prado, ya que mi teléfono no había parado de sonar con los constantes mensajes del gran señor Goldman.
— Podrías estar en peligro.
Bufo.
Cruzo mis brazos y observo a mi alrededor buscando ayuda de alguno de los miembros de la familia, pero con todo lo que me encuentro es con seis vampiros completamente divertidos analizando la situación, Emmett pretende comer palomitas mientras Rose sonríe divertidamente, Jasper, estoy casi segura que se encuentra calmando mi molestia para hacerme ceder, Alice luce perdida, posiblemente está viendo mis decisiones y su consecuencia futura, Carlisle y Esme, simplemente me dan miradas compasivas.
— Solo iré a casa —me defendí—. No estoy tomando un avión al otro lado del pacifico de nuevo.
— Sería un buen momento para conocer al hombre que ha sido el padre de mi compañera.
Gruño.
Me rindo, era imposible lidiar con Edward posesivo Cullen.
— Bella…—me concentro en la voz de Alice—. Ellos llegaran en diez minutos.
Resoplo e ignoro a Edward saliendo de la gran mansión Cullen, porque a decir verdad eso no era una casa.
— ¿No piensas venir? —Gruño entre dientes— Puedo pedirle a Alice que me lleve, no llegaré ni de chiste aunque sea biónica.
Una sonrisa superior se forma en el rostro de Edward cuando en segundos me toma en brazos y comienza a correr.
Apenas llevaba tres horas comprometida y ya me había peleado con mi prometido, me quejo sin poderlo evitar, ¿cuándo llegaría la reconciliación?
— Borra esa sonrisa de tu rostro —reprocho mientras entramos a casa, un camino de treinta minutos en auto había quedado reducido a cinco con su velocidad—. No sé que esperar.
— Leí la mente de Alice, son Steve, y tres hombres más.
Steve volvía.
Y no lo hacía solo.
Resoplo, maravilloso, existía la posibilidad de protección a testigos.
Ruedo los ojos.
— Andando vampiro, tenemos que cocinar el desayuno —Una sonrisa se forma en mis labios, mi prometido se quedaría a desayunar—. Corta algo de fruta.
Edward traga visiblemente, es como si hubiera leído mi mente.
Me muevo entre los gabinetes con total naturalidad mientras mezclo ingredientes suficientes de waffles para una porción de cinco humanos y un vampiro
Alice acertó con el tiempo, en menos de cinco minutos exactos se escuchan voces en el porche.
Sigo batiendo no queriendo llamar la atención de quien acompaña a Steve y Oscar.
—…"la casa se divide en dos plantas a simple vista. Sin embargo, hay un refugio subterráneo, sus habitaciones se encuentran en el segundo piso, y cada una tiene su propio baño…—Ruedo los ojos, el Steve anfitrión ha entrado al campo de juego—…"Mi habitación es la primera en la planta baja, ustedes compartirán piso con mi hermana"
—…"por cierto, ella es más gruñona de lo que fue Jaime…"
Gracias por el voto de confianza Oscar, golpeo el estómago de Edward tan pronto ríe, más tarde tendría que averiguar que estaba escuchando.
— ¡Ya estoy en casa, cariño!
Ruedo los ojos, Steve siempre sería un idiota.
— Steve Swan, nunca cambiaras.
Steve no necesita más, sabe que no estoy sola tan pronto escucha como le he llamado, sus labios se tuercen en una sonrisa una picara y sugestiva tan pronto reconoce a Edward. Le lanzo un paño mojado en el rostro que atrapa fácilmente.
Estúpidos reflejos biónicos.
— Edward, un gusto verte chico.
Edward se acerca a Steve y le da un ligero golpe en el hombro, lo que ellos llaman un saludo masculino.
— Entrena…
— Solo Steve chico, somos casi familia. Eres el novio de mi hermana.
— Es oficial Steve, solo es cuestión de tiempo antes de que decida que ese título no es suficiente.
Me ahogo.
Steve rompe a reír, a sus espaldas Oscar sigue observando el extraño intercambio, mientras que, a quienes reconozco como la realeza de Monte Carlo nos observan confundidos, comienzo a toser más fuerte, Edward llega a mí y da ligeros golpes en mi espalda, su rostro se muestra serio, pero yo sé la verdad, lo encuentra completamente cómico, sus emociones y sus ojos lo delatan.
— En lo que Bella termina de ahogarse, permítame presentarles —la voz de Steve rompe el incómodo silencio—. Oscar, él es Edward Cullen…
—…el novio y espero que futuro esposo de Bella.
Steve no termina, Edward lo hace.
Inhalo fuertemente, él no lo hizo.
Aguardo por la reacción de Oscar, un rostro rojo o morado, pero nunca llega. En su lugar él toma a Edward en lo que puedo llamar un paternal abrazo.
—… "no le hagas daño, tienes mi bendición"
Mis ojos se abren ante la sorpresa, cualquier padre normal se hubiera molestado y hubiera perseguido al novio a punta de rifle, cualquier hermano hubiera intentado algo parecido a "te pateare el culo si la dañas" pero después de todo, mi vida no era nada normal.
— Y ellos son Benjamín e Ismael Jacobson vienen de Las Vegas. Allen era amigo de nuestro padre.
Edward asiente cortésmente antes de estrechar la mano del adolescente, mi estómago se revuelve, una emoción que ya he clasificado como posesividad me embarga, ruedo lo ojos, Edward no cambiaría aunque pasará mil años con él.
Sus ojos se entornan con dirección al adolescente, antes de volver y pegarme a su cuerpo en un férreo abrazo.
— Bella…suena hermoso, al igual que tú desde la última vez que nos vimos. Sabías que Isabella signi…
—… ¿significa Bella en italiano?
Resoplo, ¿cuántas veces había escuchado la misma frase?
Edward ríe quedito, golpeo su pecho.
Una mueca se forma en el rostro del chico, era mejor detener sus intentos desde ahora.
— ¿Te quedas a desayunar, chico?
— Gracias, pero ya he quedado de conducir a mi madre a Seattle, pero ha sido un placer, y gracias por la invitación.
Enarco una ceja, ese no era el plan.
Eres un tramposo Cullen.
— Te llamaré más tarde, mia fidanzata.
Sonrío y le dejo ir no sin antes besarle, había jugado sucio. Me cruzo de brazos y giro enfrentando a los cuatro hombres en mi cocina, el show había terminado, me concentro en el exterior, Edward sigue cerca, suprimo una sonrisa.
— ¿Te llamo prometida? —Ignoro por completo al adolescente y me concentro en la misión y el problema que ahora tenemos.
— ¿Qué ha sido todo eso?
— ¿Edward? Es un buen chico…
Ruedo los ojos, es un buen vampiro. Es perfecto, pero ese no era el caso.
— ¿Qué está pasando?
— Vas al grano niña, me gustas, eres igual a Jaime. Soy Ali, y él es mi hijo…
—…"el príncipe Ishamel".
Sonrío.
No importa que cortara a su padre, conocía el porqué.
Una pena para él, no me importaba en lo absoluto.
Mi estómago se revuelve, sabía que Edward seguía aquí, lo escuchaba entre los árboles.
"¿qué pasa Edward?" siseo, sé que él me escuchara.
— Un gusto conocerle Ali, príncipe Ishmael —reconozco sin verle, el pobre chico ya tenía un traidor en sus filas, no necesitaba agregar un vampiro posesivo a su espalda—. Una disculpa por mi novio, ha sido una sorpresa total. ¿Qué hacen en Forks?
— Más seguridad, más seguridad Bella —me concentro en Oscar, luce terriblemente cansado—. Piensa en esto como protección de testigos. Ya conoces sus coartadas, Ali será profesor de economía en el instituto, Steve podrá vigilarle, y bueno, Ishmael y tú serán Seniors.
Trago, no era tan buena idea.
— ¿Qué pasa ahora con el caso Bella?
Niego y me concentro, ignoro al rey y su hijo y me enfoco en Oscar.
— La misión ha progresado, sé quién se encuentra detrás de todo y tengo la ubicación del siguiente ataque, traspase su sistema y ahora tengo todo lo que necesitamos para detenerlo. Ahora solo es cuestión de tiempo antes de que el responsable cometa un error y se deje ver.
Ishamel resopla.
— …"nadie puede estar seguro cuando ella solo se revuelca con su novio…"—susurra Ishmael.
Giro a Ishamel, había terminado con ignorarlo, y no era la única. El siseo molesto de Edward era una prueba más de su furia incontrolable.
"Su mente está llena de grotescos escenarios"
— Lo que haga o no con mi tiempo es mi problema. Aquí eres una persona más, y créeme que me respetaras.
— ¡Insolente! Mi hijo no ha dicho nada.
— Claro que lo ha hecho, le he escuchado lo suficientemente alto.
"Ali cree que eres una bruja igual que Jaime"—niego, tener por compañero un lector de mentes podía ayudar en varias situaciones.
Oscar y Steve me observan sorprendidos, no doy crédito a sus expresiones, saben que lo que digo es verdad, ellos saben por qué he escuchado.
Resoplo, — puede Ali que usted piense que soy alguna bruja pero ambos sabemos que no me equivoco al corregir a su hijo cuando usted no lo ha hecho, aquí son simples mortales más, nadie es mejor que nadie. Ténganlo claro.
— ¡Steve, señor Goldman! Esta mujer es un demonio —ruedo los ojos— ¡está leyendo mi mente!
Bufo.
— Tranquilo majestad, no leo mentes, y no soy un bruja le reafirmo —confieso con una sonrisa en labios—, pero he escuchado a Ishmael susurrar, y su expresión me ha dicho todo lo que pude necesitar para sacar conjeturas.
"Ahora, si hablamos de leer mentes, su hijo debería de avergonzarse por pensar de mí como lo hace, y más considerando que salgo con alguien".
Les doy la espalda antes de que puedan seguir intentado refutar mis palabras.
— Me niego a tratar temas de lo que nos trajo a Forks con ellos aquí, ahora si me disculpan estaré trabajando en el sótano.
Salgo sin mirar atrás, las apariencias de verdad que engañan.
Solo sabía algo con certeza, la realeza había llegado a Forks y no era una buena señal.
Lo sé, estoy avanzando muy, muy rápido.
Espero que nos veamos pronto.
Cada vez falta menos para llegar al fin de esta historia.
