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Lucy in the sky with Diamonds.

Se colocó los lentes, y esa magia increíble se había perdido de un momento a otro. De la manera más rápida y fugaz.

En éste mismo instante, me encontraba odiando a ese par de fondos de botella que estaban obstaculizando el que pudiera ver directamente esos hermosos e hipnotizantes ojos color avellana. Porque desde ya, sabía que ellos se llevarían de toda mi atención, como lo estaban haciendo ahora. Benditos ojos los que se cargaba esta chica.

Lo mejor era que los mantuviera en su lugar o me sería inevitablemente no hincarme a sus pies o lanzarme de un rascacielos si así me lo pidiese.

A la larga, yo qué iba a saber que era lo que más amaría y adoraría de ella. Esa forma en que me miraba y me hacía sentir la chica más especial de entre todas las demás. Esa forma de entenderme y saber lo que me ocurría con sólo interpretar la incertidumbre de mi mirada. Esa forma en que sus ojos desprendían un brillo alucinante cada vez que sólo a ella le dedicaba una sonrisa; porque con ellos no necesita más para expresar todo y a la vez nada. Y finalmente, porque lo que la caracterizaba y era su sello personal, eran esos par de impresionantes orbes verdes que reconocería a millones de kilómetros de distancia. Lo demás para mí, salía sobrando.

Lucy Fabray no era la chica más horripilante del mundo, a lo mejor su físico se alejaba de ser una supermodelo, pero para mí no era lo más importante, o algo en lo que me fijase principalmente de ella. Bueno, quizás sí en un principio, pero cuando me demostró lo realmente importante que era para ella, eso cambió irremediablemente.

Así que hoy estaba como una idiota pensando en que se le verían mejor unas lentillas que esas gafas.

Cuando la vi colocárselas lentamente como un cordero avergonzado, me hizo sonreír. Sonreír con naturalidad, algo que no hacía desde hace bastante tiempo. Porque cuando tenía que hacerlo, mostraba esa misma sonrisa preparada y forzada, esa sonrisa que llevaba a todos lados, en especial, con mi familia. Porque Hiram y Shelby Berry no eran los papás estrellas que todos creían que eran, de hecho, estaban muy alejados a serlo. Para ellos, lo primordial era la monumental cantidad de dinero en sus cuentas bancarias o que todos nos vieran bajo nuestros hombros. Nunca pensaron por mí, sino por ellos.

Y todo empeoró cuando me fui de intercambio a Londres, y sí, lo pedí hasta allá para estar un tiempo lejos de ellos, lejos de sus acuéstate a tal hora, estudia duro porque de eso depende tu futuro, cumple a tiempo con tus tareas, asiste a la Universidad que yo te estoy pagando, qué van a decir nuestros amigos si eres una fracasada y no sigues nuestros pasos, vístete siempre con las mejores marcas, no hagas ruido en la mesa. Aprende a utilizar con elegancia las copas, los tenedores y cuchillos siempre van en una posición. Recuerda que las señoritas de tu altura deben casarse con los mejores chicos. Un sinfín de cosas más que me tenían cansada, estresada y desesperada la mayor parte del tiempo.

Y digo empeoró, porque pasó algo que ellos y mucho menos yo, estaba preparada a que así sucediera. Me enamoré de una chica, sí, la única hija de los Gran Berry estaba enamorada de una chica, y antes de que corriera el chisme entre sus allegados más cercanos, era mejor eliminarla, eliminar del camino a la inocente chica. De la cuál, mi padre no descansó hasta que se alejase de mí con chantajes y mentiras.

Esa es la primordial razón por la que hoy estaba comprometida con Brody, y no es que fuese tan malo o fuese lo peor en el mundo, él era mi mejor amigo, una de las pocas, muy pocas personas que me entendían, y si tenía que casarme con alguien que no amara lo suficiente, que mejor que fuera él. Brody prefería antes de que le saliera una arruga en su bello rostro, colocarse cremas e ir a un spa, y no, tampoco se equivoquen o comiencen a divagar, él no es gay. No estaba ni siquiera acercado a serlo, pero su profesión así se lo exigía, le exigía el cuidarse. Era uno de los más populares y aclamados modelos de las mejores marcas de ropa.

El chico perfecto que mi padre tenía preparado para mí y fuese su sucesor, pero hasta que eso sucediese, yo tenía que hacerme cargo de la empresa. Protegiéndola que cayera en manos equivocadas, así fuese de Santana López, a la que también consideraba su hija y la acobijaba como una más de nuestra familia.

Y sí, sé también que anteriormente había dicho que ya había estado tres veces a punto de llegar al altar y que Santana López había sido la encargada de que ello no sucediera así, tengo que aceptar mis culpas. Esas culpas del porqué no se llevaran acabo cada uno de esos bodisuicidios.

Era el poner una y otra vez miles de pretextos para alargar la fecha de la boda o para que me pidieran compromiso. Vivía huyendo constantemente. Era esa clase de novias que corrían miles de kilómetros despavoridas o escondían la cabeza en la tierra como una vil avestruz con tal de no afrontarlo. Esa era la razón del porqué le era más fácil a mi némesis que los chicos quisieran acostarse con ella. Yo era la culpable, y muy en el fondo, se lo agradecía, le agradecía el haberme salvado de cometer tanta estupidez por culpa de mi egoísta y obstinado padre. Pero eso Santana "Fucking perra" López no tendría que saberlo.

— ¿Rachel? ¿Rachel?

Kurt me sacó de mis pensamientos y recordé que los tenía esperando. Uno con una mirada de confusión, y otra, mordiéndose su labio por culpa del nerviosismo que la aquejaba.

Un peligroso y sensual tic, y no para ella, sino para mí. No sabía hasta que momento podría matenerme a raya, e ir y mordérselo yo misma.


¿Enserio estaba diciendo esto?

Vamos Rachel, si es la primera vez que la vez en toda tu vida o ¿Es que ya la habías visto antes?

No sé qué era lo más ridículo que había dicho a estas alturas, ya estaba divagando como una verdadera estúpida.

«¡Basta Berry deja de pensar de esa manera tan perversa! ¡Esa chica es tan tierna e inocente a tu lado!»

La pequeña versión del ángel dentro de mí, me reprendió. Y ésta vez tenía argumentos válidos para hacerlo.


—Lo siento ¿En qué estábamos?

Me disculpé, y allí estaba de nuevo la mirada de escepticismo por parte de mi amigo.

¿Acaso tenía monos en la cara o qué? O ¿Por qué demonios me analizaba cómo si estuviese viendo a cerdos voladores o a un ser venido de otra galaxia?

—En que tenemos esperando a Peggy... Upss lo siento.

Se cubrió la boca e hizo un aspaviento con su mano para no darle la suficiente importancia a lo que dijo. Pero fui consciente que lo hizo nuevamente y le fruncí furiosa el ceño. Kurt debería de dejar de decir esa clase de adjetivos o me tendrá de enemiga aunque sea mi mejor amigo gay.

Y bueno, la verdad es que no es que tenga muchos amigos, pero no permitiré que se le ofenda a nadie más. Estoy cansada de las humillaciones, ya tenemos a Santana López, para tener que agregarle a alguien más a la sufrida ecuación.

—Kurt, amigo, te pido de la manera más atenta que nos dejes a solas. Te advertí que si decías algo como esto, te irías de aquí.

Le ordené sarcásticamente, él golpeó el piso con su caro mocasín italiano y salió muy ofendido por la puerta sin decir palabra alguna. Sabe que si lo hace, le irá peor.

—Pues bien, cómo es que se llamaba esa chica de ojos bonitos .

Murmuré para mí, me dirijí al escritorio para recoger su currículum y lo tomé entre mis manos, que aún temblaban a consecuencia de las estúpidas mariposas que revoloteaban y vomitaban arcoíris en mi estómago, y le devolví la mirada, pero ella se mantuvo en el mismo sitio analizándome de esa forma tan extraña y dulce.

— ¿Te sucede algo? ¿Te han comido los ratones la lengua? Espero que no, porque si no será un impedimento para poder contratarte, y sería muy triste. Me agrada señorita Fabray. Creo que eres realmente adorable y tiene un gran potencial que puede ser explotado si alguien te guía. Y si me lo permites, esa podría ser yo.

Solté mi acostumbrada verborrea, siempre sucedía cuando estaba así de nerviosa.

— ¡Claro que no! —contraatacó un poco apabullada por culpa de todas mis preguntas que salieron por segundo.

— ¿No te gustaría que yo sea tu mentora?—pregunté confundida.

—¡No quise decir eso! ¡Por supuesto que me encantaría conocer nuevas cosas!—reorganizó sus palabras— Realmente es por eso que estoy aquí, por usted.

Lo susurró tímidamente haciéndome quedar con la garganta seca ¿Ella estaba aquí? ¿Por mí? Nunca nadie me había dicho esto.

—Lo que pasa es que estoy… nerviosa.

Se le volvieron a tornar rojizas sus mejillas y torpemente se acomodó sus gafas con ayuda de su dedo índice.

— ¿Y por qué estás nerviosa? ¿Te he atormentado con mis palabras? ¿O te he regañado? Bueno, aun no según mi memoria, o ¿Es por qué Kurt te ha ofendido?

Apenas y sonrió al darse cuenta que no traté de molestarla, más bien, intenté que se relajara un poco.

— ¡Claro que no Doctora Berry! De hecho, ha sido muy amable conmigo… Muy amable podría decir—manifiestó rápidamente arrugando tiernamente su suéter de rombos verdes.

— ¿Entonces por lo mientras podemos aun mantener lejos mi apodo de Bruja Berry?

Alzó la mirada y levantó su ceja de manera amenazante. Otra acción seductora para agregarle a su curriculum.


Muy inteligente y preparada, apuntado. Ojos hermosos, apuntado. Sensual mordedura de labio, apuntado. Levantamiento de ceja muy sexy, apuntado. Terriblemente tierna y encantadora, apuntado.


— Creo que si queremos trabajar más relajadas, me gustaría que dejaras a un lado el Doctora Berry, simplemente llámame Rachel, o Rach... o en todo caso Rae.


«Pero qué demonios estás haciendo Berry. Ni siquiera los amigos de tus padres te dicen Rach, y mucho menos Rae, eso sólo era de nuestra Marie. ¿Dónde queda el respeto de CEO? Deja de comportarte como una estúpida hormonal

Me regañó mi subconsciente o ya se darán cuenta, tengo una pequeña vocecilla que funge como mi conciencia. Un tipo de Pepe el grillo.

Ella puede llamarme como se le dé la gana, así que cállense.


—Pero…Pero… ¿Eso significa que tengo el puesto Doctora Berry?

Balbuceó sorprendida y sus ojos resplandecieron aún más por el brillo de la ilusión que la inquietaba.

—Pues claro, ¿Acaso no había quedado claro ya desde el principio? Sería una tontería de mi parte, el dejarte ir si vienes con éste tremendo y respetable curriculum. No sólo yo soy la inteligente, y aunque tendré que compartir el calificativo, me alegra que sea con una persona como tú.

Le enseñé alegre las hojas, mientras me fue inevitable no admirar su euforia que está tratando de controlar dentro de su interior.

— Y esto, no deja de lado el que te pedí que me digas Rachel. Me hace sentir aún más mayor de lo que realmente soy.

—Preferiría seguirle llamando Doctora Berry, es por mera educación y respeto—inclinó de nuevo la cabeza, y jugó con sus dedos.— Espero no le moleste.

—De acuerdo lo aceptó. Aunque sólo un poco. Porque haré que cambie de parecer.

Me senté sobre el escritorio y llevé un dedo hasta mi barbilla. Estaba espectante de otra cosa que pudiese fascinarme de ella, pero se quedó en silencio analizado con detenimiento una pelusa invisible de su curioso suéter.


« ¡Dios, ésta chica adorable es mucho más educada que tú! Deberías aprender un poco de ella. Creo que comienza a gustarme. No la trates mal, estúpida niña mimada.»—una vez más se hace presente mi ello.


— ¿Y sólo por eso estaba nerviosa Louis?

Con premeditación, le cambié el nombre, era mejor así. Era mejor no acostumbrarme a nombrarla acertadamente.

—Soy Lucy, no Louis.

Me corrigió por lo bajo.

Vaya, por primera vez parece ofendida. Hasta ofendida parece que no mata a una mosca ni por equivocación.

— ¿Cómo la canción de los Beatles? Me gustan los Beatles—confesé cambiando de tema, y ella asintió mordiéndose el labio— Imagínate sobre una barca en el río, con árboles de mandarina y cielos de mermelada… Alguien te llama y tú contestas suavemente: ella es mi chica con ojos caleidoscópicos… Buscas a la chica con el sol en sus ojos, pero se ha marchado… Lucy en el cielo con diamantes —canturré alegremente y a ella se le sonrojaron las mejillas.

¡Genial! Es mi chica con los ojos caleidoscópicos más hermosos del mundo.

—Mi mamá ama a Ringo Star—se encogió de hombros.— Supongo que por eso me puso Lucy.

Y no dijo más, parecía una tierna y asustada ovejilla. Otro apodo más, Littlelamb.

—Oh vaya, mira qué sorpresa, pero así cómo me has pedido llamarme Doctora Berry, yo te confieso que soy muy mala con eso de los nombres, así que no te sorprendas si te vuelvo a llamar por Louis—le sonreí y se le encendieron aún más sus mejillas— ¿Entonces por qué? Anda, cuéntame, qué te está perturbando.

Quise que tomase asiento en la silla que estaba enfrente de mí pero insistió en mantenerse en el mismo lugar y contemplarme con esa profunda mirada de ojos verdes.

—Bueno lo que pasa es que... Yo... No estoy nerviosa sólo por eso… Tengo que confesarle algo... antes de comenzar con esto... y pierda su... confianza.

Miró nuevamente sus dedos. Su voz nasal era como una caricia en mí, es tan sexy que mi cuerpo no tardó en sentir una enorme ráfaga de electricidad.

— No sé cómo decirlo... Pero prefiero que lo escuche por mí y no por esa persona —musitó seriamente.

Era alucinante el como había cambiado en escasos segundos. Ya no parecía Littlelamb, sino todo lo contrario.

Alzó la barbilla en lo más alto y caminó con decisión hasta mi posición. Y aunque suene descabellado, y a pesar de su gran peso, aun así parecía que levitaba por el suelo. Caminó con tanta elegancia y porte que me intimidó.


¡Santa Barbra, no debería hacerme sentir así! —Gruñí para mis adentros— ¡Yo soy Rachel Berry la que no siente nada! ¡Recuérdalo! ¡No sientes nada!


—Es algo muy pero muy vergonzoso… —se acercó hasta mí y me susurró, calentándome por completo.— La abogada López y yo ya nos conocíamos de antes, pero ella…

«¿Cariño? ¿Dónde estás?». Apenas y distinguí una voz a lo lejos. Interrumpiendo la confesión de la chica.

— ¿Rachel? ¿Pero qué está pasando aquí?

Joder, es Brody el que me preguntó desde el resquicio de la puerta. Alejé con angustia a la pobre Louis de mi cuerpo mientras sentí que mi cuerpo se enfrió en segundos. Estúpido de Brody y su interrupción.

De sentirme el Sol más ardiente, ahora me sentía como Plutón, tan congelada. Es como si estuviera desnuda en la mismísima Antártida.


Lo siento, enserio lo siento por apenas actualizar pero he estado muy ocupada últimamente, pero el domingo y lunes estoy libre y prometo actualizar uno nuevo. Por lo mientras... ¿Enserio Rachel? ¿Enserio la llamas Louis?

Espero sus lindos y adorables RW, Fav y Follow. Besitos.